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Nueva antropología

Print version ISSN 0185-0636

Nueva antropol vol.29 n.84 México Jan./Jun. 2016

 

Artículos

Discursos de identidad y nuevos escenarios de la religiosidad mazateca

María Teresa Rodríguez*   

* Doctora en Antropología, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social. México.


Resumen:

En este texto se presenta un acercamiento etnográfico referente a la población mazateca de Huautla de Jiménez, Oaxaca, caracterizada como un destino de turismo místico a partir de la década de los setenta del siglo XX. En este lugar tienen cabida distintas expresiones dirigidas a realzar y recrear los principales emblemas de la cultura local, así como a satisfacer la demanda de los visitantes que buscan experimentar el consumo de hongos sagrados. El texto muestra un panorama general de esta diversidad, enfatizando las prácticas y propuestas de determinados actores interesados en la reactivación de la etnicidad mazateca, mediante la recuperación de la memoria histórica y los rituales y ceremonias ancestrales.

Palabras clave: mazatecos; turismo místico; etnicidad; mercantilización tradiciones

Abstract:

In this text the author presents an ethnographic approach to the Mazateca population of Huautla de Jiménez (Oaxaca), a place which has been characterized as a mystic tourist destination since the seventies. Here we may find many different expressions directed at enhancing and recreating the emblematical principles of the local culture, as well as satisfying the demands of visitors who seek to experiment with the sacred mushrooms of the community. The text shows a general panorama of this diversity with emphasis on the practices and proposals of certain actors interested in reactivating Mazateca ethnicity by means of recovering the historic memory and ancestral rituals and ceremonies.

Keywords: mazatecos; mystic tourism; ethnicity; commodification; traditions

Introducción

Este artículo me propongo mostrar algunas modalidades de la reformulación de los elementos de la religiosidad e identidad mazatecas y su conexión con otros mundos. Más allá de las fronteras nacionales, se impone a nivel global una nueva cultura espiritual que toma prestados contenidos y prácticas religiosas de diversas tradiciones. Las poblaciones indígenas no se encuentran exentas de este proceso, sino que se adecuan a los nuevos movimientos espirituales vinculados con variadas orientaciones: prácticas de recuperación del pasado, formulación de nuevos discursos afirmativos, novedosas escenificaciones rituales, inserción en redes transnacionales o reconquista simbólica de su propio territorio (Argyriadis y De la Torre, 2012). La etnografía contemporánea ha mostrado de manera categórica la coexistencia de aspectos tradicionales de las culturas indígenas con la sociedad globalizada. Huautla no es la excepción, se trata de una sociedad inventiva y abierta al cambio desde su propio marco sociocultural. Desde fines de la década de los noventa se apuntaba la necesidad del ejercicio de una antropología que dejara a un lado el estudio de las culturas locales supuestamente estables y tradicionales. Es indiscutible que los cambios globalizadores han modificado la manera de concebir a las culturas. Los procesos globales implican la circulación más fluida de capitales, bienes, mensajes, personas e ideas; no es posible, por lo tanto, estudiar la alteridad sin una aproximación a las culturas "translocales" como objeto de investigación (García Canclini, 1999: 61-63).

Si partimos de una aproximación estrictamente secularista, asumiendo que los fenómenos religiosos tienen causas y funciones básicamente sociales resultantes del proceso de globalización, perdemos de vista el reencantamiento religioso que tiene lugar hoy en día en múltiples modalidades. Si bien es cierto que actualmente un gran número de personas construyen su techo religioso individual a partir de sus propias experiencias, y se liberan de dogmas y liturgias, ello no significa el fin de la religión sino la entrada en la religión secularizada (Beck, 2009). En este sentido, podemos decir que lo religioso no implica formar parte de un grupo u organización determinada, sino más bien indica una actitud respecto a cuestiones existenciales del ser humano (Ibidem). La secularización no significa la desaparición de la religión, sino un proceso de reorganización permanente del sistema de creencias: la manifestación de la modernidad en el ámbito religioso (Blancarte, 2000). Ejemplos de esta reorganización del papel de la religión en nuestros días, son precisamente las espiritualidades new age y la individualización de las prácticas. Estas tendencias pueden ser aprehendidas a través de una mirada complementaria entre la realidad cosmopolita y las situaciones etnográficas localizadas. Éste es el propósito de las siguientes líneas.

Huautla en la escena global

El municipio de Huautla de Jiménez se encuentra integrado por 30 004 habitantes, de los cuales 24 578 son hablantes de la lengua vernácula (INEGI, 2010); su cabecera municipal es el centro económico y político de la región mazateca y el lugar emblemático de la cultura regional. La región comprende una porción de la Sierra Madre Oriental, en la parte septentrional del estado de Oaxaca.1 Su topografía incluye desde llanos de bajos relieves hasta nudos montañosos de 2 500 metros de altura. Aunque existen también hablantes de lengua mazateca en el sur del estado de Veracruz y migrantes dispersos por otros puntos del país y de Estados Unidos, es la serranía oaxaqueña el área ancestral de asentamiento de los mazatecos. Hacia el siglo XV sus pobladores se encontraban agrupados en dos señoríos: Huautla era el centro del señorío del Poniente, mientras que Mazatlán era el punto central del señorío de Oriente (Villa Rojas, 1955).

Gran parte de la población del municipio está integrada por campesinos indígenas, dedicados a la agricultura de subsistencia en condiciones de marginalidad económica y social. Huautla, la cabecera municipal -habitada por 10 528 personas (INEGI, op cit.)- concentra los servicios, el comercio y los poderes civiles y religiosos a escala microrregional. Desde las últimas décadas del siglo XX, esta localidad se transformó en un espacio urbano cargado de contrastes, en el cual conviven diversos tipos de personas en términos étnicos, sociales y culturales: campesinos indígenas, comerciantes mestizos, maestros bilingües, burócratas del estado, funcionarios municipales, empresarios cafetaleros y turistas nacionales y extranjeros. Sobre esta base social plural, diferentes sectores de la población realizan una producción de la tradición, desde una perspectiva de reivindicación étnica y cultural. Determinadas élites indígenas reciclan y transfiguran antiguas tradiciones redimensionando su propia etnicidad (Demanget, 2006:18).

A partir de la fama de María Sabina, "la sabia de los hongos", durante la segunda mitad del siglo pasado, los rituales centrados en el consumo de hongos sagrados se adoptaron como aspectos emblemáticos de la cultura y la identidad mazateca por parte de distintos sectores de la población de Huautla. La afluencia del turismo místico, o buscadores espirituales que llegaron al poblado para participar en las veladas con enteógenos,2 suscitó una serie de acontecimientos y eventos conflictivos que no desarrollaré aquí por falta de espacio.3 En la región mazateca, los hongos sagrados son nombrados mediante diferentes metáforas: ndí santo ("santitos"), ndí xi tjoo ("pequeños que brotan"), ndí xtií ("niñitos") (Demanget, 2000: 15). Se considera que provienen de la sangre que Cristo derramó sobre la tierra y que renace en forma de hongos para ayudar a los seres humanos a reencontrar el origen del mundo, a conseguir alivio para los problemas del alma y del cuerpo. Deben ser consumidos con respeto y cuidado en el contexto ritual de la velada, ceremonia nocturna dirigida por un Chjota chjine o "persona de conocimiento" (Boege, 1988).

La llegada de turistas atraídos por la posibilidad de acercarse al mundo sagrado de los mazatecos mediante el consumo de los hongos sagrados, dio lugar a la emergencia y visibilidad de especialistas rituales o chamanes -con distintos grados de legitimidad social- dedicados a la organización de veladas para los visitantes. De este modo se fue constituyendo un campo fértil para la gestación de un proceso dinámico y complejo de reinvención de la tradición mazateca, del cual han sido partícipes diferentes individuos e instituciones de la localidad y de la región en su conjunto.

Sin la pretensión de abarcar todos los ángulos de este problemática, en este texto trato de mostrar algunas pistas etnográficas al respecto, a partir de observaciones y entrevistas que efectué en Huautla entre los años 2008 y 2012, cuando tuve oportunidad de conversar con diferentes hombres y mujeres con conocimientos al respecto, de participar en veladas y otros contextos rituales, y de asistir a eventos locales organizados en torno a la figura de María Sabina.

En seguida mostraré el contexto general en el cual se desarrolla la oferta de servicios chamánicos dirigidos a los visitantes que buscan la experiencia con los hongos sagrados. En 1957 apareció en la revista Life el artículo de Gordon Wasson titulado "Seeking the Magic Mushrooms", donde el investigador estadounidense narra el descubrimiento de la sabia mazateca María Sabina y el uso ritual de los hongos alucinógenos (Psylocybe caerulescens y Psilocybe mexicana) en la localidad de Huautla.4 La publicación de este texto daría lugar a la irrupción de numerosos visitantes a la sierra mazateca durante la década siguiente, influidos por el auge del movimiento hippie y el consumo de sustancias psicodélicas.5 Una amplia gama de personajes empezó a llegar a esta pequeña ciudad enclavada en las montañas: artistas, investigadores, periodistas e intelectuales interesados en conocer a María Sabina y los usos de los hongos sagrados, así como consumidores de psicotrópicos provenientes de distintas partes del mundo. Los mazatecos abrieron la puerta a los extranjeros, comercializaron los hongos y las ceremonias que hasta entonces se habían desarrollado en un contexto ritual oculto de las miradas de los extraños.

Aunque la llegada de viajeros a Huautla ha decrecido en comparación con lo que fue durante las últimas décadas del siglo XX, en la actualidad la vida del pueblo sigue siendo influida por la llegada de turistas, especialmente en el verano, cuando se cosechan los hongos. Proliferan las ofertas para realizar veladas en domicilios particulares, así como la posibilidad de adquirir hongos comercializados por habitantes del pueblo y sus alrededores.

Es evidente la competencia entre algunos chamanes de la localidad, por captar el interés de los visitantes. Mientras que otros, generalmente los que habitan en las rancherías o en las afueras del pueblo, se dedican a atender a los habitantes originarios, manteniendo la privacidad y discreción. A la fecha, el costo de una ceremonia para turistas -mexicanos y extranjeros- oscila entre los 400 y los 1 000 pesos por persona; estos precios, aceptados por muchos de los visitantes, confirman el valor de los conocimientos de los especialistas rituales. Ellos ofrecen un espacio y tiempo ceremonial a los visitantes, y buscan resguardar -con nuevas formas- la orientación mística de la velada y la dimensión sagrada de los hongos.

En estas ceremonias -a diferencia de las que se llevan a cabo entre la población local- el chamán no conoce los problemas específicos o búsquedas personales de los participantes, aunque les pregunta su nombre y lugar de procedencia para rogar por cada uno durante las plegarias. En el curso de la ceremonia se mantiene atento a la alquimia, a las reacciones individuales de los asistentes; pregunta esporádicamente cómo se sienten y si "están trabajando bien los niñitos". Es usual que en las veladas de este tipo coincidan personas de diferentes lugares de procedencia, quienes aun sin conocerse comparten este espacio y tiempo ritual, o puede tratarse de grupos que han acordado previamente la realización de una velada especial con un Chjota chjine recomendado por algún conocido. La velada también puede llevarse a cabo para una sola persona, aunque resulta menos redituable para el chamán.

Cada especialista ritual añade detalles y fórmulas personales a la ceremonia: llevar flores y veladoras para colocarlas en el altar, usar ropa blanca, guardar dieta alimentaria y sexual. Cada velada tiene sus particularidades, pero se sigue un patrón más o menos establecido: una limpia con copal a cada asistente al empezar la ceremonia, después la repartición de los hongos sentados todos frente al altar, en seguida rezos, alabanzas, oraciones y cantos religiosos en mazateco y en castellano con intervalos de silencio hasta terminar la ceremonia, que en promedio se prolonga por unas tres o cuatro horas.6 La velada constituye el espacio ceremonial que pone de manifiesto uno de los principios de la religiosidad mazateca: el consumo de los "niñitos santos" posibilita el contacto con dios y en consecuencia conlleva un proceso de curación y de sanación espiritual; también ayudan en el camino de la vida, en la solución de problemas y enigmas.

Algunos de estos chamanes especializados en las veladas para turistas han logrado adquirir legitimidad tanto entre la población huauteca como en esferas nacionales e internacionales, obteniendo con ello mayor popularidad a partir de sus contactos con personas de diferentes partes del mundo. Tal es el caso de una distinguida mujer de conocimiento de Huautla, quien ha viajado por el mundo y se desenvuelve en el plano internacional mediante su inserción en una organización estadounidense denominada Las Trece Abuelas del Mundo.7 Su itinerario transnacional, a partir de su participación como miembro de este organismo, la provee de narrativas y prácticas en las que se manejan determinados tropos como ejes comunicativos: respeto a la naturaleza y a la madre tierra, veneración a los ancestros, enaltecimiento de las tradiciones indígenas, valores éticos y espirituales asociados a las culturas originarias, y búsqueda de la sanación personal.

Las veladas dirigidas por esta sabia mazateca son una muestra de las modernas propuestas interpretativas indígenas, utilizando y reelaborando símbolos y representaciones de la religiosidad indígena (Lupo, 2012: 225). La facultad de adaptación a los más diversos buscadores espirituales -en términos de orígenes, lenguas y estratos sociales- evidencia la idoneidad de estos escenarios rituales como espacio de comunión mediante un lenguaje metapragmático. De cara a los turistas, los sabios mazatecos resignifican la tradición y el espacio ceremonial en sus altares domésticos, y se insertan en la red global new age (Argyriadis y De la Torre, 2008) utilizando estrategias acomodativas de instrumentalización y adaptación (Frigerio, 1999). Imágenes y símbolos locales se articulan con elementos de la nueva era, estableciendo puentes cognitivos entre la tradición mazateca y el lenguaje y expectativas de los buscadores espirituales.

Las veladas son el marco cultural que la población de Huautla ha considerado apropiado para el consumo de hongos por parte de los turistas, y es una fuente legítima de adquisición de recursos económicos para los chamanes y sus familias.8

Discursos y rituales de afirmación étnica

Cada una de las tres subregiones que integran la región mazateca, cuenta con un cerro emblemático o montaña de mantenimientos: el Cerro Rabón en la Subregión Baja, el Cerro San Martín en la Subregión Media, y el Cerro de la Adoración en la Subregión Alta. Estas cumbres sagradas constituyen el eje de una línea en cuyo extremo occidental se encuentra el Volcán de los Tuxtlas, o el Volcán San Martín, ubicado en la región de Los Tuxtlas, al sureste del Estado de Veracruz. Algunas versiones señalan que en esta montaña reside el Dios del Trueno, y que cuando resuena en el interior de su cráter, le responden las cumbres mazatecas (Barabas, 2004)

El simbolismo mesoamericano vincula a las cuevas y los cerros como unidad conceptual y como los sitios más emblemáticos del paisaje (Broda, 2001), en el marco de una concepción anímica del espacio marcado por relaciones de intercambio entre los hombres y los dueños míticos de lugares. Algunas de las principales deidades de este complejo tienen su refugio o morada en las entrañas de la tierra, o bien en un gran cerro, en cuyo interior se atesoran formidables riquezas vegetales, incontables animales silvestres y domésticos, y prolíficas corrientes y nacimientos de agua. Al mismo tiempo que cumplen la función de guardianes de dichos caudales y tesoros, estas deidades infringen castigos cuando no se realizan con el debido fervor los rituales propiciatorios prescritos. Su dimensión ambivalente se expresa en el intercambio simbólico que precisan realizar con los seres humanos, a cambio de beneficios materiales o poderes extraordinarios. Es necesario para ello la intervención de un mediador, un especialista en la unión de los dos mundos y en la gestión del infortunio que eventualmente causan aquellos seres a sus desafortunadas víctimas (Perrin, 1995).

Para los habitantes de Huautla, el Cerro de la Adoración contiene el espíritu de Chikon Tokosho, quien es el jefe máximo de los señores o dueños del monte, y vive en el interior de los cerros. Lo invocan en rituales de aflicción, de petición de lluvias y de fertilidad (Boege, op. cit.: 190). El complejo cerro con sus referentes naturales -manantiales, cuevas y árboles sagrados- y simbólicos -como símbolo condensador de los ancestros tutelares- ocupa un lugar clave en la representación del espacio en el pensamiento mazateco. Dichas concepciones se sitúan en el contexto de la tradición religiosa mesoamericana (López Austin, 1994).

El 3 de mayo, dedicado a la celebración de la Santa Cruz, los habitantes de la cabecera municipal y sus congregaciones y rancherías, vistan el Cerro de la Adoración, llevando como ofrenda semillas de cacao, velas y veladoras, copal y flores. De esta forma agradecen los beneficios recibidos durante el año anterior, y ruegan para obtener salud en el devenir, así como buenas cosechas. En la cima del cerro aguardan varios curanderos que realizan "limpias" a los peregrinos, frotando sobre su cuerpo ramas de un arbusto especial recogidas en el entorno del sitio sagrado, mientras sahúman con copal y emiten oraciones y ruegos. Ahí en la cumbre se hallan una imagen de la virgen de Guadalupe y de Jesucristo, símbolos cristianos visibles que coexisten con el espíritu invisible de Chikon Nindo, también conocido como el Güero. Con algo de suerte, dicen los lugareños, es posible verlo fugazmente merodeando el lugar; va vestido de blanco y sus cabellos son largos y albinos.

El festival anual que conmemora en Huautla el natalicio de María Sabina es el contexto propicio para resaltar el lugar primordial de Chikon Nindo en el pensamiento religioso de los mazatecos, y para escenificar nuevas representaciones de su vitalidad cultural en los lugares sagrados. En el marco de este festival en el año 2011 (como en años sucesivos), los organizadores del mismo llevaron a efecto una peregrinación al Cerro de la Adoración. La participación en este evento constituyó una oportunidad para observar la producción exegética, elaborada desde una perspectiva de reivindicación cultural, por parte de determinadas élites locales.

El Festival de María Sabina, organizado por el ayuntamiento municipal, la Casa de Cultura María Sabina y el Grupo Cultural Pequeños que Brotan, celebra el nacimiento de la sacerdotisa, acaecido el 22 de julio de 1894. Dicho festival está orientado al impulso del turismo en Huautla mediante un proceso de patrimonialización de la figura de la mujer sabia, así como de los hongos sagrados y de otros componentes del acervo cultural de los mazatecos (Demanget, op. cit.). En este marco de celebración, que se prolonga por varios días, se llevan a efecto diferentes actividades artísticas, culturales y deportivas: exposiciones de pintura, torneos deportivos, presentaciones de música y danza tradicional, venta de artesanías, ceremonias religiosas, peregrinaciones a la tumba de María Sabina y al Cerro de la Adoración, conferencias y presentaciones de libros, además de la presencia de los médicos tradicionales adscritos al Consejo Estatal de Médicos Indígenas Tradicionales de Oaxaca (CEMITO).

Pequeños que Brotan es el nombre de un grupo de gestión y animación cultural, integrado por artistas e intelectuales huautecos desde 1996.9 Sus integrantes han participado activamente en el desarrollo de este festival a lo largo de varios años. De acuerdo con Santiago Cortez, uno de sus miembros fundadores, esta agrupación forma parte de un movimiento cultural más amplio que se está gestando en la sierra mazateca y en el cual participan otras organizaciones. Por ejemplo, en San Antonio Eloxochitlán, localidad colindante, se localiza el grupo Gente de Alegría Florida; mientras que Caracol Mazateco es una agrupación integrada por jóvenes indígenas de la región que radican en la ciudad de Puebla (Santiago Cortez, comunicación personal, febrero de 2012).

Durante el Festival de María Sabina, celebrado en el verano de 2011, Pequeños que Brotan convocó a visitantes y pueblo en general a realizar una peregrinación al Cerro de la Adoración para participar en un "ritual de purificación". Tuve la fortuna de participar en este evento el 21 de julio de dicho año. Nos dimos cita frente a la parroquia de Huautla un grupo variado de personas: miembros del grupo convocante, integrantes de la Asociación de Curanderos de Huautla, algunos funcionarios de la Dirección General de Educación Indígena (Dgei) y de otras instituciones gubernamentales, turistas y algunos antropólogos. Nos encaminamos cuesta arriba dirigidos por los miembros más visibles del grupo Pequeños que Brotan, nombre alusivo a los hongos sagrados. Todos ellos vestían el atuendo indígena de manta y portaban caracoles y collares de inspiración prehispánica. Pablo portaba también un sahumerio, velas, flores y cacao.

Antes de llegar a la cima del cerro, después de casi una hora de caminata, los peregrinos nos detuvimos en un prado que precede a la cumbre. Pablo, uno de los promotores del evento, danzante y conocedor de la tradición mazateca, nos comunicó: "Estamos ya muy cerca del sitio sagrado de los mazatecos, y antes de encumbrar es preciso encender el sahumerio. Debemos llegar a la cima acompañados por el humo de copal, símbolo del fuego". Precedido por toques de caracol, Pablo declaró frente a todos los presentes:

El fuego siempre permaneció vivo para los mazatecos a pesar de la conquista. Ningún curandero puede trabajar sin sahumador, ninguna ceremonia o rezo puede prescindir de él. El fuego permaneció vivo a pesar de la violencia con que trataron de arrebatarnos nuestra cultura. Ya que está encendido el sahumador vamos a trabajar [...]. Lo que estamos haciendo es una tradición ancestral. Al llegar al cerro vamos a limpiar con copal el lugar, después vamos a pedir a los cuatro puntos cardinales para abrir la energía, y por último vamos a realizar limpias de purificación a todos los asistentes.

Continuamos la marcha aventajados por Valeriano, quien va sonando el caracol mientras asciende sosegadamente. Una vez en la cima del cerro se realizó una ceremonia de purificación, con humo de copal y rezos en mazateco mirando al cielo e invocando a María Sabina. Todos giramos hacia los cuatro puntos cardinales, mientras nuestros convocantes oraban a la madre tierra, a Jesucristo y a la virgen de Guadalupe. Cada cambio de dirección era acompañado por el sonido del caracol. Posteriormente, Santiago y Arturo colocaron 52 velas frente a la Santa Cruz del adoratorio, mientras Pablo cantaba en mazateco y Filogonio rezaba también en esa lengua. Después, miembros de la Asociación de Curanderos de Huautla intervinieron emitiendo discursos y oraciones. Una mujer mazateca fue la segunda en pronunciarse:

Hagamos un compromiso con nuestra madre tierra, con nuestra madre naturaleza. Al inicio sólo existía nuestra tradición, había mucha riqueza espiritual. Ahora estamos aquí los seguidores de María Sabina, mujer sabia y humilde. Recibamos esa energía. Dios nos trajo aquí. Madre tierra danos el privilegio de volver a ser guerreros valientes de nuestra tradición.

Pablo imploró también a la madre tierra para que intercediera por todos los que llegamos ahí para realizar alguna tarea o encomienda laboral: "Ayúdales para que vean primero por los más pequeños; primero el pueblo y después el tlatoani".10 Otro joven indígena exteriorizó también sus pensamientos y deseos de recuperar y mantener la tradición de los mazatecos:

Con el corazón en la mano pedimos las bendiciones para superar estos caminos y recuperar la tradición, la luz del conocimiento que nos han dejado nuestros abuelos para que nos apoyemos en esta lucha. Esta luz que en estas montañas nos vuelve a iluminar para seguir recordando el conocimiento, para seguir nuestro camino. Muchos han olvidado que hay que seguir el legado de nuestros ancestros; la cultura tiene que nacer del corazón, la humildad tiene que trascender... el punto es seguir este camino hacia ese maravilloso entendimiento de las cosas. Pedimos a las montañas fuerza para seguir a María Sabina, madre de todos los mazatecos, la sacerdotisa que nos da la fuerza para realizar nuestro trabajo.

Después de varios discursos más y algunos rezos, los curanderos que acompañaron al grupo realizaron una "limpia" con hierbas y copal a todos los asistentes, quienes antes de retirase dejaban semillas de cacao en el adoratorio, la ofrenda indicada para Chikon Tokoxo. Antes de iniciar el descenso, Pablo tocó de nuevo el caracol "cerrando a los cuatro vientos" y agradeciendo a Jesucristo, a la virgen de Guadalupe y a la madre tierra el "habernos permitido trabajar".

Con este breve relato trato de argumentar que la peregrinación al Cerro de la Adoración durante el festival de María Sabina, forma parte de un proceso de reinvención de la tradición y de afirmación de las fronteras étnicas en Huautla. En este evento ritual se combinan la adoración a Chikon Tokoxo11 con una ideología nativista y con elementos del catolicismo sincrético. El desarrollo de este evento se acompaña de un discurso de afirmación étnica frente a la presencia de visitantes y turistas que acudieron al festival. En este sentido, es posible interpretarlo como ritual dirigido a la construcción de un diálogo interétnico con diferentes agentes de alteridad: turistas, funcionarios gubernamentales, antropólogos, gestores de la cultura, profesores, etcétera.

Como señala Liffmann en referencia a los huicholes, los intermediarios indígenas invocan a menudo esencialismos estratégicos para avanzar en sus reivindicaciones culturales (2102: 39-47). Santiago Cortez, uno de los líderes del grupo Pequeños que Brotan, lo expresa de la siguiente manera:

Tenemos que reconocer que los grupos, las raíces antiguas están bien firmes, no logaron trozarlo o borrarlo del todo... hay muchos pueblos que están perdidos, no conocen su historia y cuesta trabajo que el pueblo entienda y acepte su propio origen, no lo conocen. Entonces es parte de lo que nosotros aportamos aquí en Huautla y en otros municipios en colectivo con los curanderos que son gente de conocimiento. En otros municipios tenemos gente que está trabajando, y así, poco a poquito, educando a la gente conforme a los procesos históricos de nuestro país y conforme a los principios filosóficos de la mexicanidad. Queremos que surjan más grupos, a lo mejor un día vamos a mirar el resultado de lo que sembramos, no tanto que alguien nos diga pues tienes tu reconocimiento, tu diploma, lo que queremos es que se retomen las tradiciones, que lo hagan, que lo vivan. Ahorita ya hay mucha gente que está acudiendo a los curanderos, van al cerro [de la Adoración], hablan la lengua. Pero es un trabajo que se tiene que hacer con humildad... Han sido veinte años de trabajo muy duro, para fortalecer más la organización. Tenemos gente en otros municipios (Santiago Cortez, 1 de febrero de 2013).

Santiago viste camisa y pantalón de manta al estilo tradicional, atuendo que prácticamente ha caído en desuso entre la población de la cabecera municipal (aunque es aún utilizado por hombres mayores que residen en la periferia y en las rancherías). Para Santiago, esta indumentaria es la muestra de su compromiso con el proceso de recuperación de la cultura mazateca; lo porta con orgullo a pesar de las críticas que tuvo que enfrentar durante los dos primeros años después de haberlo adoptado, pero al paso del tiempo se ha ganado el respeto de sus paisanos. Ahora, dice, la gente se sorprende cuando lo ven usando otro tipo de prendas. Por su parte, Pablo afirma también que está profundamente comprometido en la dignificación de la mexicanidad y la cultura mazateca:

Llevar una tradición no es fácil, el primer obstáculo es tu familia, y el segundo la misma sociedad a la que intentas servir, y luego lo económico. Yo he visto tradicionalistas orales que mueren ahí olvidados dentro de su casa, mueren en su soledad o en la pobreza, y muchas veces la gente que viene a investigar no se da cuenta de eso. En estos lugares hay gente que sostiene en verdad lo que es la mexicanidad, lo que es la raíz ancestral de México, somos gente que estamos sosteniendo una ideología propia, una ideología del mexicano. Para sostener una tradición hay veces que tienes que renunciar a todo, hay un precio personal. Pero el precio de darle continuidad a las culturas [...]. Tenemos gente que viene resistiendo también y promoviendo la cultura, lo han hecho en su propia comunidad y en toda la sierra mazateca, también han llevado la voz mazateca al exterior. Tenemos que pelear porque la palabra vuelva a recobrar su fuerza en las comunidades indígenas, las comunidades originales. Tenemos que hacer ver a los políticos que algún día no deben ser necesarios los papeles firmados, sino que las palabras tengan fuerza. Debemos caminar como debe de ser, no como digan los empleados de las dependencias, sino lo que diga la gente. Ellos a veces tratan de utilizarnos para justificar su trabajo, para seguir cobrando su quincena (Pablo Morales, 2 de febrero de 2013).

Si bien las acciones de este grupo tienen un alcance local, se vinculan a escala regional y nacional con otros grupos de intelectuales indígenas y con integrantes del movimiento de la mexicanidad. Entre sus intereses más destacados, según sus propias palabras, se cuentan la revaloración cultural de los hombres y mujeres de conocimiento, de la religiosidad indígena y de la lengua de los antepasados para transmitirla a las nuevas generaciones. Asimismo, reivindican el papel de los artistas e intelectuales indígenas como voceros de los valores de una nueva indianidad.

Como se señaló páginas atrás, la afluencia del turismo generó en Huautla la proliferación de hombres y mujeres mazatecos que -según algunas opiniones- pretenden ser auténticos chamanes y promueven entre los visitantes la realización de veladas para el consumo de hongos, pero sin contar con la experiencia y conocimientos necesarios. De igual modo, durante la temporada de lluvias, cuando proliferan los hongos en los parajes serranos, algunos recolectores los ofrecen a los turistas, quienes de esta forma pueden consumirlos por cuenta propia y a menor precio. Estas circunstancias han generado preocupación por parte de algunos sectores de la sociedad huauteca, como las autoridades municipales, sacerdotes, intelectuales y curanderos. Han tratado de evitar que se cometan excesos por parte de las personas que decidan consumir los hongos fuera del contexto ceremonial, o bien, dirigidas por un supuesto chamán no acreditado. Con este objetivo se conformó la Asociación de Curanderos de Huautla, adscrita al Consejo Estatal de Médicos Indígenas Tradicionales de Oaxaca (CEMITO). Esta asociación avala el desempeño de determinados curanderos, reconocidos como tales por su propia comunidad, quienes participan en las actividades promovidas por el ayuntamiento, la Casa de la Cultura y otras instancias gubernamentales, como la Secretaría de Asuntos Indígenas del Gobierno del estado de Oaxaca y la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.

Algunos sabios mazatecos encuentran ciertas ventajas por estar adscritos a esta asociación, por ejemplo su participación en el Festival de María Sabina, organizado anualmente desde 1997. Este espacio les permite ofrecer sus servicios a los visitantes (limpias, veladas, sesiones de curación y de adivinación, etc.). Alguno de los integrantes de esta organización viven en la periferia del pueblo o en rancherías alejadas, por lo que tienen escasas posibilidades de atender a los turistas fuera de este espacio. En el folletín promocional del Festival de María Sabina realizado en julio de 2011 se introdujo la siguiente frase, en alusión al consumo de los hongos: "¡No se deje sorprender! ¡Comuníquese con personas confiables!" Se recomendaba explícitamente a los visitantes acudir a los curanderos reconocidos por la Asociación de Curanderos de Huautla, organización que persigue también la dignificación de su trabajo, en respuesta a la mercantilización de que han sido objeto los hongos y el propio quehacer chamánico. En palabras de una de sus integrantes:

Los curanderos deben alejarse de las cosas materiales, no ser ostentosos sino humildes. Los hongos son sagrados, son una disciplina, son un conocimiento. La gente de aquí no tiene miedo de probar los hongos, no se comparan con nada, son algo que Dios nos dio para ser felices; la gente de nuestro pueblo lucha porque se recupere el carácter sagrado de los hongos, para estar cerca de Dios, ver el pasado, el presente y el futuro y ver el camino que se debe seguir (curandera mazateca, junio de 2012).

Arturo Ortiz, presidente de la Asociación de Curanderos de Huautla, practica la herbolaria y es quiropráctico, pero no lleva a efecto ceremonias con hongos. Manifiesta su interés en la promoción de Huautla como un centro de atracción para el turismo místico. Para él, como para otros especialistas tradicionales, ésta ha sido en otros tiempos una fuente de ingresos que ha venido a menos en los últimos años.

Pablo Morales, además de ser integrante del grupo Pequeños que Brotan, es jefe de una mesa conchera; explica su pensamiento y motivaciones ligadas al origen prehispánico, que lo hermana con otros pueblos originarios mediante el movimiento de la mexicanidad:

Cuando ingresé a la tradición mexica mi compromiso es mayor, es de por vida. No puedes practicar como un teatro lo que son las creencias, la forma de vivir, los principios que practicamos en nuestra vida. En el movimiento de la mexicanidad todos los pueblos tenemos una esencia y unas raíces. Existen fuentes donde dicen que los mazatecos eran más inteligentes que los mismos nahuas, que los mismos aztecas... Los mazatecos son gente inteligente, gente espiritual somos gente que manejamos la energía... Entonces los sacerdotes mazatecos tributaban como asesores a los aztecas... nuestros pueblos antiguos estudiaron la naturaleza y su uso para tener la esencia del pensamiento, conciencia, el estado despierto, saber a qué viniste, qué tienes que hacer... Y en el pasado prehispánico existían escuelas muy especializadas, enfocadas a estas ramas de conocimiento que hemos perdido. Ahora, en la sierra mazateca está regresando la gente otra vez a concientizarse, a trabajar la entidad de la tierra, a trabajar la madre tierra... Entonces se trata de llegar a ese nivel de conciencia por medio de tu cultura, de la filosofía, haciendo trabajo colectivo para despertar la conciencia (Huautla, 1 de febrero de 2013).

Explica que recuperar la espiritualidad y principios filosóficos ancestrales debe ser un método de lucha. Para ello es necesario proveer de información histórica y espiritual a la base, a los hermanos indígenas.

Este grupo de intelectuales y promotores indígenas realizan de formas diversas una producción exegética de la etnicidad, subrayando en determinadas ocasiones la dimensión política de este proceso. Dicha reflexividad implica a la vez un proceso de esencialización de la cultura. Destacan entre sus principales logros, por ejemplo, la recuperación de danzas tradicionales como la "Flor de naranjo" y la "Danza de los huehuentones", la revitalización de la lengua mazateca en el habla cotidiana, el rescate de formas de organización tradicional en las bodas y en otros rituales relacionados con el ciclo de vida.

Si bien en sus planteamientos se destaca la autoctonía y el valor de la cultura mazateca fincada en un pasado prehispánico glorioso, ello no implica deslegitimar la religiosidad indígena de nuestros días, conformada por un profundo y prolongado sincretismo. Aunque mantienen una postura crítica respecto a la Iglesia católica como institución, ponen acento en la orientación colectiva de las fiestas tradicionales, como las mayordomías, los ritos de paso (bautizos, bodas y funerales), en los que predominan las relaciones de intercambio y reciprocidad, así como el tequio o trabajo colectivo organizado para el bienestar común. En este sentido, las demandas políticas, la gestión cultural y la práctica de la religiosidad no se encuentran desvinculadas, en tanto forman parte del ejercicio de la communitas.

Pequeños que Brotan realizan un ejercicio de autoetnografía (Pratt, cit. en Liffmann, 2012: 49) y de construcción de una subalternidad alternativa (Coronel, 2012: 92) como forma de resistencia. Dicha praxis entiende lo mazateco en el marco de una identidad panindia, en empatía con la lucha y demandas políticas de otros pueblos hermanos y de los grupos de la mexicanidad, encaminados a la recuperación de la filosofía y ritos ancestrales de origen preshispánico. Se trata de un ejercicio de deconstrucción continua de la dicotomía entre ellos y los otros (Neurath, 2012: 30), privilegiando la diferencia cultural como un valor (Liffmann, op. cit.: 50).

Conclusiones

Hemos visto que en Huautla la espiritualidad es un campo fértil para relacionarse con la otredad y para afirmar las fronteras étnicas. Elementos de la religiosidad indígena cohabitan con otras matrices de sentido, y se insertan en circuitos con trayectorias de alcance regional, nacional e internacional. Sin embargo, estos ejemplos son apenas una muestra de la diversidad de diálogos y entrecruces entre mundos distintos que tienen lugar en la vida de esta localidad mazateca. Esta localidad, emblemática de la identidad mazateca, es un lugar nodo (Argyridais y De la Torre, op. cit.: 34.), donde se entrecruzan distintos actores que tienen en común su creatividad y agentividad, y concurren en un proceso de recuperación y reinvención de la tradición. El turismo se ha insertado en la redefinición de las fronteras étnicas, sin embargo algunos de los actores que hemos caracterizado brevemente privilegian la agencia histórica en la reivindicación étnica (Pitarch-Orobitg, 2012: 14). Dichos intelectuales indígenas escogen el arcaísmo (Ariel de Vidas, 2012: 188) como una vía para hacer explícita su propuesta descolonizante.

Como han mostrado otros autores, el uso de las plantas maestras desempeña un papel central en el proceso de transnacionalización del chamanismo. Los chamanes huautecos han reaccionado de forma creativa frente al reto cognitivo de insertarse en una lógica transcultural; prodigan el culto por la diversidad y la copresencia de lenguajes aparentemente incompatibles. Las veladas para los turistas responden a la inserción de los especialistas rituales en redes flexibles y abiertas; ellos reinventan los espacios sagrados en los ámbitos privados de sus esferas domésticas, donde congregan a los visitantes para ofrecerles parte de sus conocimientos preservados. Mediante la mercantilización de estas experiencias místicas, el otro es domesticado y hasta cierto punto incorporado (Neurath, op. cit.: 33). La velada como contexto ritual adaptado a las necesidades de los visitantes es resultado de un proceso de codificación en torno a nuevos conceptos (como energía y sanación), y subjetividades (como la búsqueda de paz interior y autoconocimiento). En estas ceremonias se enfatiza la dimensión individual de la experiencia; su carácter colectivo es transitorio y efímero.

El ingreso a la esfera global no conlleva un menoscabo de los procesos de afirmación cultural, sino al contrario, los huautecos participan en sus propios términos y con un alto grado de reflexividad sobre su tradición y las formas de gestionarla (Flores Martos, 2012: 32). La recreación de la identidad mazateca se realiza a partir de la agencia de distintos actores, a través de prácticas discursivas y rituales en las que se introducen nociones antropológicas (Neurath, op. cit: 22). En eventos y rituales públicos, como los realizados en el marco del Festival de María Sabina, enaltecen y recrean determinados puntos de la geografía sagrada ante la presencia de los visitantes, efectuando una apropiación activa del territorio.

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1Véanse las investigaciones de Boege (1988) y Demanget (2006) para mayor información sobre Huautla y la región étnica en su conjunto.

2Se conoce como enteógenos a las especies botánicas psicoactivas que se consideran sagradas y que se usan con fines rituales y terapéuticos en diferentes culturas.

3Para mayor detalle sobre este punto ver los trabajos de Marín (2010) y Demanget (2006).

4Véanse los trabajos de Witold Jacorsynski y de Mónica Marín (en prensa) para conocer más información sobre este autor y su estancia en Huautla.

5Hacia finales de los sesenta las visitas de hippies se volvieron incontrolables, consumían los hongos sin respetar las prescripciones rituales y de forma inmoderada. El ejército intervino a partir del verano de 1969 para expulsarlos de la región (Marín, 2010).

6Estas observaciones se basan en mi participación en cuatro veladas dirigidas por diferentes mujeres de conocimiento, originarias de Huautla, así como a partir de lo relatado por otros investigadores, como Marín (2010), Jacorsynski (en prensa) y Minero (en prensa).

8Otros sectores de la población huauteca también se ven beneficiados por la llegada de fuereños, aunque en distintas medidas, por ejemplo, los dueños de hoteles, posadas, restaurantes y vendedores de artesanías.

9Agradezco a las integrantes del grupo Pequeños que Brotan su disposición para conversar conmigo, así como su autorización para que aparezcan sus nombres en los documentos en donde aparecen los resultados de mi investigación realizada en Huautla de Jiménez.

10El título de tlatoani, "el que gobierna", cuyo plural es tlatoque, era el máximo cargo en la jerarquía política de la sociedad mexica durante el periodo previo a la conquista española. Sólo tenían derecho a este cargo los descendientes del primer tlatoani, Acamapichtli. Además de la pertenencia a este linaje, eran condiciones para aspirar al trono poseer las cualidades necesarias para ejercer con prudencia y eficacia el poder (www.arqueomex.com).

11La geografía sagrada de la región mazateca está conformada por determinados puntos de contacto con seres sobrenaturales, los chikon, dueños de lugares específicos del territorio y la naturaleza. Chikon Tokoxo es considerado como dueño del cerro Tokoxo, ubicado en las inmediaciones de la localidad de Huautla de Jiménez, cabecera del municipio de Huautla.

Principales líneas de investigación: Antropología de la religión, Dinámicas interétnicas, Movilidad transnacional, Procesos culturales y relaciones de poder.

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