SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.60 número4Rusia: manifestaciones ciudadanas en una autocracia electoral. Las protestas de 2019 en MoscúLa guerra contra el narcotráfico en México, ¿un conflicto armado no internacional no reconocido? índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Foro internacional

versión impresa ISSN 0185-013X

Foro int vol.60 no.4 Ciudad de México oct./dic. 2020  Epub 12-Feb-2021

https://doi.org/10.24201/fi.v60i4.2678 

Artículos

Al-Qāʿida en la Península Arábiga (AQPA): génesis e influencia en la guerra en Yemen*

Al-Qaeda in the Arabian Peninsula (AQAP): genesis and influence on the war in Yemen

Al-Qaida dans la Péninsule Arabique (AQPA): genèse et influence sur le conflit Yéménite

Felipe Medina Gutiérrez1 

1Universidad Externado de Colombia, felipe.medina@uexternado.edu.co


Resumen:

La guerra en Yemen forma parte de los casos que más demandan atención y análisis en la actualidad. El texto propone un análisis de uno de los actores menos estudiados en este conflicto: al-Qāʿida en la Península Arábiga (AQPA). El presente artículo pretende demostrar cómo este grupo ha tenido una larga evolución influida por el contexto global, regional e interno yemení. A partir de la guerra en 2015, la organización supo reinventarse para presentarse como un polo de poder al margen de la contienda ḥūṯī y la coalición liderada por Arabia Saudí y Emiratos Árabes. Por ello, resulta trascendental su comprensión en la actual guerra y el futuro que le depara a Yemen.

Palabras clave: Yemen; guerra 2015; al-Qāʿida; al-Qāʿida en la Península Arábiga; hutíes

Abstract:

The war in Yemen is one of the conflicts that most requires attention and analysis today. This text offers an analysis of one of the least-studied actors in this conflict: al-Qaeda in the Arabian Peninsula (AQAP). The paper seeks to show how this group has evolved over a long period, in response to the global, regional, and domestic Yemeni context. With the outbreak of war in 2015, the organization reinvented itself as a pole of power standing apart from the conflict between the Houthis and the Saudi Arabia-UAE coalition. This makes it essential to understand their role in the current war and the future implications for Yemen.

Keywords: Yemen; 2015 war; al-Qaeda; al-Qaeda in the Arabian Peninsula; Houthis

Résumé:

À l’heure actuelle, le conflit yéménite fait partie de ceux qui requièrent la plus grande attention et les analyses les plus approfondies. Ce texte a pour but d’examiner l’un des acteurs les moins étudiés de cette guerre : Al-Qaida dans la péninsule arabique (AQPA). Il prétend démontrer dans quelle mesure la longue évolution que ce groupe a connue, a été influencée par le contexte à la fois mondial, régional et intérieur yéménite. À partir du moment où la guerre éclate en 2015, cette organisation a su se réinventer afin de se présenter comme un pôle de pouvoir, en marge de la rivalité opposant les Houthis à la coalition emmenée par l’Arabie Saoudite et les Émirats arabes unis. Bien comprendre cette organisation est donc un enjeu essentiel, tant au regard du conflit actuel que du futur du Yémen.

Mots clés: Yémen; guerre de 2015; Al-Qaida; Al-Qaida dans la péninsule arabique; les Houthis

Introducción

Apesar de su rica historia y cultura ancestral, Yemen es uno de los países de los que menos se conoce en la actualidad. Ubicado al sur de la península arábiga, en un territorio que combina zonas costeras, montañosas y desérticas, alguna vez fue el área más fértil de toda la península. Reinos importantes como el de Saba florecieron durante décadas, sumado a su importancia en la historia del desarrollo del islām.

A Yemen se le observa con recelo debido a la crisis y al grado de inestabilidad política y económica que sufre en los últimos años. A pesar de la unificación en los años noventa entre la República Árabe de Yemen (RAY) y la República Democrática Popular del Yemen (RDPY), el país no logró la integración deseada al presentar graves problemas de gobernabilidad, focos importantes de oposición, algunos de carácter secesionista en el sur como al-Ḥirāk, y en el norte y otras zonas, grupos armados con gran influencia en la sociedad, como el movimiento ḥūṯī (también conocido como Anṣār Allah), que ganó relevancia desde finales de 2010 y se consolidó a partir de 2014.

Sin embargo, otro grupo recibe la poca atención que los sucesos del país generan en el mundo. Se trata de la filial de al-Qāʿida en Yemen, denominada al-Qāʿida en la Península Arábiga (AQPA), una de las más fuertes y reconocidas fuera del “grupo central” que opera principalmente desde Pakistán. Algunos medios de comunicación y académicos centran su análisis bajo el lente de la seguridad y el contraterrorismo. Estos enfoques son superados, por citar algunos ejemplos en inglés, con los estudios históricos y evolutivos de al-Qāʿida de Burke y Gerges, mientras que aproximaciones detalladas en español, como las de Baltar Rodríguez sobre las relaciones entre Estados Unidos, Afganistán y Pakistán ofrecen un importante contexto político, económico y social. Para el caso específico de Yemen, la literatura en español no es abundante. Desde España se destacan los trabajos de Veiga, Gutiérrez de Terán y Hamad Zahonero quien, por ejemplo, en su tesis doctoral presentó un examen profundo de las tribus y el Estado yemení. Ambas aproximaciones incluyen referencias de AQPA hasta 2011-2014.1 En América Latina, la guerra en Yemen y la cuestión del papel desempeñado por al-Qāʿida no han sido tratadas con profundidad y por ello resulta pertinente un examen de su evolución, al igual que una discusión de su papel en la guerra desde 2015. El presente estudio se enfoca en esta última etapa.

El texto plantea que entender esta organización en el actual contexto exige un ejercicio más complejo e interdisciplinario que responda los siguientes cuestionamientos: ¿qué relación tiene AQPA con la historia de Yemen?, ¿qué papel desempeña esta organización en la guerra desde 2015?, ¿es un actor protagonista o su participación es marginal?, ¿cómo y bajo qué parámetros se relaciona con otros actores del conflicto?

Para responder a estas preguntas, el argumento central del presente documento parte de que AQPA es una organización con profundas raíces en la historia contemporánea del país y con una interesante evolución, que arranca con los cientos de voluntarios que viajaron a Afganistán a combatir a la Unión Soviética y regresaron a Yemen en la década de 1980 (de la mano de la expansión del wahabismo proveniente de Arabia Saudí y su consolidación en un sector de la sociedad yemení), para después establecer vínculos profundos y alianzas pragmáticas con el gobierno central, que “toleró” su actividad durante años. Ello dio pie a la aparición de distintas organizaciones militantes islámicas que operaban en diversas zonas del país en un contexto de dinámicas de violencia, autoritarismo, corrupción e inequidad. La actividad de AQPA también estuvo presente en escenarios importantes de cambio, como las revueltas de 2011 y la guerra en Yemen desde 2015.

Parte de la complejidad de este panorama estriba en el hecho de que, contrariamente a lo que se nos informa sobre esta guerra, como por ejemplo, ser un rígido “conflicto proxy entre los ḥūṯī y la coalición liderada por Arabia Saudí y Emiratos Árabes”, AQPA es, de hecho, un actor relevante en cuanto a la situación actual y las perspectivas futuras del conflicto. En este contexto, se ha fortalecido y ha tomado ventaja de la situación de caos e inestabilidad, ejerciendo influencia en algunas zonas del territorio. Su rivalidad con el movimiento ḥūṯī ha llegado al enfrentamiento militar directo en determinadas zonas, y su relación pragmática con algunos sectores dentro de la coalición muestra su importancia en el curso de la guerra. El presente documento no incluye un examen exhaustivo sobre la relación de AQPA con las tribus y el movimiento secesionista sureño, actores también importantes en el conflicto desde 2015, sin embargo, el análisis sí deja claro que no es una organización tribal, como usualmente suele catalogarse todo lo relacionado a Yemen. Esta organización estableció, en efecto, una serie de vínculos relevantes con algunas tribus, pero también es cierto que muchas se le oponen y la combaten. En su expansión hacia zonas del sur del país, AQPA se enfrenta a la popularidad del movimiento secesionista sureño, fortalecido en la etapa posterior a 2011. Entender la complejidad de AQPA es imprescindible para considerar cualquier solución a la guerra.

El artículo se divide en cinco partes. La primera presenta un debate introductorio acerca del uso del lenguaje cuando se hace referencia a este tipo de organizaciones. La segunda, plantea cómo el origen histórico y evolutivo de al-Qāʿida y distintos grupos en la península arábiga se enmarca en un contexto mayor del orden internacional, regional e interno. La tercera discute la multiplicidad de organizaciones armadas en Yemen y la realidad del país, donde se analiza cómo la filial de al-Qāʿida en Yemen convivió y se relacionó durante muchos años con las distintas esferas del poder y la sociedad, lo cual es trascendental para la comprensión. La cuarta mostrará que AQPA, si bien es un actor con presencia antes de las revueltas de 2011 y de la guerra de 2015, adquirió más relevancia y produjo un cambio estratégico en este nuevo contexto de conflicto y desestabilización, en el que rivaliza con nuevos poderes como los ḥūṯī. Además, evalúa y debate dos facetas importantes de la organización: la problemática de su relación con las tribus, por un lado, y con sectores secesionistas sureños, por otro. Finalmente, el texto plantea una reflexión respecto a la política de drones y la necesidad de un cambio de estrategia para encarar el fenómeno de AQPA, para abordar después las conclusiones. Es importante subrayar que el presente trabajo no representa un análisis exhaustivo de los puntos aquí evaluados, pero ello no significa que no aporte a la discusión del debate que genera AQPA en la guerra en Yemen desde 2015.

Lenguaje y “yihad”

En los últimos años, se estableció como “único criterio” que las organizaciones integristas o extremistas en el islam se denominaran “yihadistas” y que esbozaban la así llamada “ Yihad” como su método, lo que suele traducirse como “guerra santa”. Sin embargo, ésta es una traducción errónea del término masculino en árabe Yi ḥād, que significa esfuerzo. Lo que denota esta interpretación es que el concepto es manipulado por diferentes sectores, incluidos los musulmanes. En líneas generales, en la teoría islámica encontramos la referencia de yi ḥād fi sebil Allah (el esfuerzo en la causa de Alá) que, a pesar del contexto de una serie de batallas en la historia y evolución del islam, denota una invitación al creyente a esforzarse para convertirse en mejor ser humano. Ello recae, por ejemplo, en que una de las formas más comunes a lo largo de la comunidad de creyentes sea el yi ḥād an-Nafs (o el esfuerzo en contra del ego),2 promovido por el profeta Muḥammad y frecuente en la doctrina sufí (at-Taṣawwuf).

Éste no es sólo un problema de algunos medios de comunicación o de los investigadores, recae también en diferentes individuos y grupos armados como los que aquí analizaremos. Al despojar de contexto y significado a los textos y fuentes islámicas, termina traduciéndose como “guerra santa” o “guerra por el sendero y causa de Allah” (cuando en árabe hay un concepto preciso para la guerra: ḥarb), con lo cual recrean luchas de la expansión del islām en sus orígenes históricos, pero también, de la época de las Cruzadas y Europa, planteando que hoy Estados Unidos, u otro polo de poder, es el verdadero “enemigo”. Este discurso encuentra símil en acciones como la de George W. Bush cuando habló de la “Gran Cruzada” durante la “Guerra contra el Terror”.3

Así las cosas, se difundió el concepto de “yihadistas” y en el léxico de algunos de estos grupos se encuentra la referencia de muyāhid (pl. muyāhidīn), quienes ejercen la acción del “Yihad”, un concepto que está muy presente en el desarrollo histórico posterior. En efecto, estos “yihadistas” han promovido una violencia indiscutible, que los medios y algunos sectores vinculados a los ámbitos de seguridad han caracterizado como “violencia yihadista” perpetuando tales categorías y contribuyendo directa o indirectamente a la tergiversación de los conceptos. De allí la necesidad de proponer un cambio del uso del lenguaje y entender estos fenómenos en un contexto histórico, político, económico y social en donde se mueven las acciones violentas, lo que influye en una aproximación más precisa a la problemática.

En el sentir de este texto resulta más acercado hablar de integristas en lugar de “yihadistas”, pues el problema yace en la interpretación literal de los textos fuente del islam y de su visión violenta, según la cual sólo la lucha armada es el camino para conseguir sus propósitos y agendas políticas de la mano de la manipulación del discurso religioso.

La usual etiqueta de “terroristas” que se usa para todos los grupos armados tampoco contribuye a precisar y entender más a fondo estas organizaciones, sobre todo a partir de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y las llamadas “Guerras del 9/11” (Afganistán e Iraq).4 Es interesante plantear que, si bien todas sus acciones resultan criminales, no deja de ser una buena oportunidad para debatir la estrategia de homogenizar a todos los movimientos y actores bajo la etiqueta “terrorista” y el beneficio que ello representa para los gobiernos ante la opinión pública.5

Como alternativa, resulta útil situar estos grupos armados en un contexto y entramado de interacción y equilibrio político, económico, social y de otras formas de violencia como la represión de los diferentes Estados, los bombardeos con drones por ejemplo en territorio yemení o sobre poblaciones cercanas con las cuales se identifican (palestinos, iraquíes, sirios entre otros), y vinculada por supuesto a temas de religión y el uso que ese discurso proporciona. También vale la pena preguntarse por el comportamiento de cada militante, miembro o simpatizante en el interior de cada organización, pues éste es dinámico y su participación y motivación fluctúan. El análisis que predomina “se niega a considerar el hecho de que los actores llamados yihadistas estén arraigados en una sociedad de interacciones complejas”.6

Lo anterior está estrechamente vinculado a la despolitización de la violencia, como mecanismo que “facilita” el análisis. Naturalmente, atribuirlo netamente a la esfera religiosa es más sencillo, pero oculta causas importantes que pueden ayudar a entender la profundidad de su origen. Por ejemplo, en el caso de Yemen, elementos como los encarcelamientos, los cierres de mezquitas, de asociaciones o de escuelas, pero también la represión contra las tribus, a veces se asimilan a la lucha contra al-Qāʿida por el poder, cuando deberían entenderse a la luz de un contexto más extenso. Las causas de una movilización armada no son en efecto las mismas en París y en Ṣan‘āʾ o en Bagdad, en las gobernaciones del sur de Yemen o en los altiplanos mayoritariamente zaydíes.7 Una vez establecida esta invitación y advirtiendo que es un debate que rebasa el objeto del presente escrito, conviene ahora evaluar algunas de las condiciones históricas internacionales, regionales y locales que dieron origen a al-Qāʿida para así comprender el desarrollo y actividad de su filial en la península arábiga en el marco de la guerra actual en Yemen.

Al-Qāʿida, bin Lādin y el contexto internacional

La madre de Usāma bin Lādin es de origen sirio y su padre, Muḥammad bin Awad bin Lādin, nació en Ḥaḍramūt, Yemen. Durante su adolescencia emigró, como muchos hadramíes, al puerto de Ŷidda, en Arabia Saudí. Allí decide fundar en 1930 su propia empresa de construcción y relacionarse con la familia real y el Estado saudí, convirtiéndose en el dueño de una de las compañías más grandes del país.8 Muḥammad Lādin tuvo 52 hijos, de entre los cuales Usāma bin Lādin fue el decimoséptimo; nació en 1957, en Riad. Su origen yemení por el lado de su padre, sumado a que su quinta esposa fue oriunda de la región de Ibb, si bien son importantes rasgos en la vida y actuar de Usāma, han sido sobredimensionados. Como lo sostiene Jaled al-Jaled, “el ‘origen yemení’ de bin Lādin e incluso el mito del país con 60 millones de armas, hacen que la violencia estructure una gran mayoría de los artículos o comunicados públicos sobre este país”.9

El comienzo de una militancia armada puede encontrarse en los cambios en el mundo islámico en la década de 1960 y 1970 y, sobre todo, en la lucha antisoviética y anticomunista en Afganistán en 1980. En ella, Estados Unidos y otros actores, apoyaron logística y financieramente a una serie de combatientes de diferentes rincones de la región influidos por el salafismo y el wahabismo10 para que hicieran frente a la Unión Soviética. Esto es crucial en la historia puesto que Estados Unidos apoyó y toleró durante muchos años sectores integristas en el mundo islámico. No fue el tiempo en que “el islam” era el “enemigo”.

El componente de yemeníes osciló, al ser difícilmente verificable, aproximadamente en torno a 3000 combatientes11 y a veces no se menciona que muchos fueron alentados por las estructuras gubernamentales del Estado yemení (desde 1978 liderado por ʿAli ʿAbdala Ṣāliḥ) y de otros países del Golfo, y que más tarde se usaron en campañas internas. Al final de esta intervención, periodo que coincide con el fin de la Guerra Fría, Usāma bin Lādin, en adelante bin Lādin, reclutó a diferentes militantes de distinta procedencia que creían en la lucha armada en un solo movimiento: al-Qāʿida, que se traduce como “la base”, hace más de 30 años en Pakistán.12

El impacto de la guerra del Golfo en la década de 1990 (y la de Bosnia) resulta crucial para entender por qué algunos de estos combatientes ven ahora en Estados Unidos un enemigo. En el contexto de la decisión de Saddam Hussein de invadir Kuwait (en un clima de reivindicaciones territoriales y acusaciones de exceso de cuotas en la producción petrolera) y de la intervención de la coalición liderada por Estados Unidos para frenar dicho avance, Arabia Saudí permitió el despliegue de tropas militares foráneas en su territorio, lugar de ciudades sagradas como La Meca y Medina, lo que ocasionó el rechazo de estos fervientes combatientes musulmanes y de bin Lādin, quien salió del país en 1991. Yemen, que recién iniciaba un proceso de reunificación, tuvo participación directa, pues ese año ocupó un lugar en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y, debido a que tenía buenas relaciones con Hussein, se abstuvo de votar la resolución que condenaba su incursión en Kuwait. Ello causó la deportación de alrededor de 800 000 migrantes yemeníes de países del Golfo, afectando la economía de remesas.

Sudán fue un paso importante en la trayectoria de bin Lādin (1991-1996). Allí recibió el apoyo del general ʿUmar al-Bašīr (hoy derrocado) y del líder religioso Ḥasan at-Turābī (muerto en 2016), donde estableció el centro de coordinación de AQ y sobrevivió a un intento de asesinato.13 El reportaje de Robert Fisk de su entrevista personal con bin Lādin en 1993, publicada en el diario The Independent, “Exguerrero antisoviético pone su ejército en el camino de la paz”, ilustra bien este periodo. Sin embargo, por presiones principalmente de Estados Unidos al gobierno sudanés, bin Lādin salió del país hacia Afganistán, donde inició un acuerdo pragmático y estratégico con el movimiento talibán. Washington se estaba convirtiendo en su principal objetivo, evidente años más tarde (1998) con los atentados a las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania.

El contexto del 9/11 y la “guerra contra el terror” provocaron un efecto en AQ que es importante considerar. En palabras de un evaluador anónimo del presente texto:

Al Qaeda fue forzada a cambiar de estrategia para soportar la presión de la lucha antiterrorista. Con su centro de mando sometido a un gran asedio militar en la frontera afgano-pakistaní, Al Qaeda experimentó una creciente descentralización operativa y comenzó a conciliar sus fines globales con causas particulares y recursos locales, lo que a la larga le permitió no sólo sobrevivir sino acrecentar su influencia a través de la conformación de células y franquicias locales y/o regionales, unidas por el vínculo doctrinal, pero con amplia autonomía operativa e integradas a dinámicas revolucionarias particulares. El cambio de estrategia modificó la estructura de AQ, convirtiendo a viejos y prexistentes grupos locales independientes en nuevas ramificaciones regionales. Dentro de esa lógica surgieron Al Qaeda en Iraq (AQI), en 2004; Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI), en 2006; Al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP), en 2009; y Al-Qaeda en el Subcontinente Indio (AQIS), en 2014.

Yemen sería importante para bin Lādin pues, como él mismo afirmó, “El grupo fue producto de una idea que germinó diez años atrás en la tierra de Yemen”.14 Su final llegó cuando aparentemente fue abatido por comandos estadounidenses el 2 de mayo de 2011 en una operación militar en Abbottabad, Pakistán.

La realidad yemení y la multiplicidad de grupos armados

El origen de la multiplicidad de grupos armados en Yemen con vínculos o influidos por AQ se remonta al periodo en la víspera de la retirada definitiva de la Unión Soviética de Afganistán en febrero de 1989, cuando muchos yemeníes decidieron regresar a su tierra. Algunos residían en Arabia Saudí y otros fueron voluntarios en la guerra, entrenados en su gran mayoría en Pakistán, como Tariq bin Nāsir bin ‘Abdullah al-Fadli oriundo de Abyan.15 La mayoría de estos combatientes regresaron a su lugar de origen, junto con otros luchadores llamados “árabes afganos” (o muyāhidīn), para encontrar un país dividido (entre la República Árabe de Yemen - RAY y la aparentemente socialista República Democrática Popular del Yemen - RDPY). Ello no impidió que se integraran sin problema y formaran parte de la sociedad y del juego político.16

El escenario inmediato fue el contexto de la guerra del Golfo, explicado con anterioridad, y la unificación de Yemen en la década de 1990, la cual, si bien permitió imaginar un nuevo gobierno conjunto y prosperidad para el territorio, no rindió los frutos esperados. El diseño inicial fue que la política exterior y los asuntos de seguridad representaran a todo el país, mientras que ambas entidades conservarían su independencia económica y administración interna. Sin embargo, contribuyeron al fracaso elementos como los que menciono a continuación: Ṣāliḥ terminó imponiendo sus términos y los de su partido, el Congreso General del Pueblo (CGP), a veces con amenaza del uso de la fuerza; algunos sectores se opusieron a la unificación; las leyes de la RAY empezaron a aplicarse en zonas del sur, afectando, por ejemplo, los derechos de las mujeres; la inflación y el deterioro en la calidad de la administración y, sobre todo, porque a pesar de una aparente libertad de expresión, entre 1990 y 1992 más de 150 miembros del Partido Socialista Yemení (PSY) y otros influyentes intelectuales de izquierda fueron asesinados, crímenes atribuidos al servicio de seguridad de Ṣāliḥ en los que precisamente contó con ayuda de integristas.17

La coyuntura del país llevó a estos combatientes de nuevo al campo de batalla. Fungieron como detractores del régimen socialista del sur de Yemen, que involucró a monárquicos, wahabíes, hombres de tribu y disidentes del sur.18 Según algunas informaciones, bin Lādin fue uno de estos combatientes y posteriormente desde Ŷidda proveyó ayuda financiera a los grupos que querían desestabilizar el régimen del sur.19

La guerra civil de 1994 y la toma de ʿAden el 4 de julio del mismo año por las fuerzas del norte puso fin a la ilusión de una justa unificación, contribuyendo a la consolidación de Ṣāliḥ y al fortalecimiento de grupos armados. Ya hacia 1992 se supo que al-Fadli comandó, junto con Yamāl an-Nahdi, un pequeño grupo de integristas musulmanes conocido como Yihād Islámica en Yemen, YIY (al-Yihād al-Islāmi fi al-Yemen, 1990-1994), que contó con ayuda de bin Lādin (quien por aquella época residía en Sudán) en algunos atentados como el de ‘Aden el mismo año. Estos combatientes, y su actuación militante y armada, fueron instrumentalizados por el gobierno yemení, que más allá de ofrecer asilo, los utilizó en 1994 bajo la bandera de “poner fin al socialismo”, vigente por aquellos años en el discurso de militantes integristas musulmanes, provocando más víctimas del PSY.20 Con esto Ṣāliḥ gobernó primero la RAY desde 1978 y posteriormente la República de Yemen desde su fundación hasta 2012.

Este grupo armado se disolvió pues ambos líderes del movimiento, en el periodo posterior a la guerra civil, se integraron a las redes de patronazgo y cooptación del gobierno de Ṣāliḥ y el CGP, y fueron incluidos en cargos públicos, como fue el caso de al-Fadli. Los líderes y miembros restantes disidentes se escondieron en algunas gobernaciones al este de Ṣan‘āʾ pero principalmente en Abyan, donde crearían un nuevo grupo llamado el Ejército de ʿAden Abyan EAA (Yayš ʿAden Abyan al-Islāmi, 1994-1998).

El líder de este grupo, que no debe confundirse con otro que surgió en 2011 de igual nombre, fue Zain al-ʿĀbidīn Abū Bakr al-Mihdār, otro veterano de la guerra de Afganistán, junto con Abū Ḥamza al-Maṣrī, un egipcio radicado en Londres. En 1998, el grupo estableció campos de entrenamiento en las montañas del Huttat y fue responsable de secuestros a turistas extranjeros en el mismo año en Abyan, hecho que afectó el “pacto” con el gobierno yemení y que ayudaría a que se tomara la decisión de romper relaciones con algunos de estos grupos.21 Dos elementos en particular de este movimiento son también válidos para el caso de AQPA. Si bien hay uso del discurso religioso, por ejemplo, la mención a una serie de aḥādīṯ (sing. ḥadīṯ, narraciones y dichos del profeta Muḥammad) que exigen “la expulsión del politeísmo de la península arábiga y presagian el surgimiento de un ejército de 12 000 soldados del islām en Abyan”,22 ello contrasta con que sus miembros fueron una mezcla de partidarios de extrema derecha, aristócratas depuestos, muyāhidīn y religiosos, y también, en cierta medida, parte de un eco de frustraciones económicas de los yemeníes de ʿAden, Abyan y otros lugares del antiguo sur, que incluyó liberales, socialistas así como conservadores.23 El uso del discurso religioso contrasta con la naturaleza diversa de sus miembros. Esta organización se desmanteló en 1998 y el contexto del nuevo milenio y los atentados criminales del 9/11 afectaron profundamente a estos grupos.

El impacto del 9/11 y el desarrollo de al-Qāʿida en Yemen-AQY (1998-2003)

El efecto de esta nueva coyuntura se mencionó en el análisis de la primera parte, sin embargo, interesa evaluar el impacto en el contexto interno yemení. Aunque Ṣāliḥ se unió formalmente a “la guerra contra el terror”, no rompió relaciones con todos los sectores militantes, pues no vio en ellos una amenaza de gran importancia al mismo grado que las autoridades estadounidenses, y es muy factible que haya visto la conveniencia de mantener vivos estos vínculos pues la ayuda que recibía fruto de ser un aliado “contra el terror”, principalmente económica, lo beneficiaba para abastecer sus propias redes y sistema de patronazgo en Yemen. Eran tan sencillo como que si no había amenaza no había dinero para el “contraterrorismo”.

La falta de congruencia en la política de Ṣāliḥ se reflejó en las siguientes cuestiones. Primero, Estados Unidos ejerció fuerte presión a su gobierno para que tomase medidas contra la militancia armada, dando lugar a arrestos (algunos arbitrarios) y a la masificación de la práctica de la tortura. Segundo, a pesar de estas medidas, centros como la Universidad al-Imān y el Centro Dār al-Ḥadiṯ, ambos de corte salafí y profundamente wahabíes, continuaron difundiendo mensajes violentos y sectarios24 ante los ojos del gobierno y de Estados Unidos. Tercero, y vale la pena destacarlo, en 2002 Ṣāliḥ dio inicio a un proceso de “desradicalización” y resocialización de muchos de estos integristas, que operaba mediante la visita de imames para reeducar y promover una práctica pacífica del islam. Entre 360 y 500 sujetos salieron de prisión bajo este esquema que, sin embargo, se detuvo en 2005.25 A pesar de ello, nada impidió que remanentes de EAA y otras organizaciones dieran surgimiento a al-Qāʿida en Yemen-AQY (1998-2003).

Su líder fue Sinān al-Ḥārīṯī, conocido con el alias (kunya) de Abū Ahmad al-Ḥiyazī, y fue responsable de ataques de gran impacto. Hacia el año 2000 ocurrió el atentado al USS Cole, un destructor de la marina estadounidense situado en ‘Aden, que dejó como resultado 17 muertos y 39 heridos. Dos años más tarde, un nuevo ataque a la petrolera francesa Limburg, en el puerto de al-Mukalā, fue reivindicado por bin Lādin. A partir de 2003, el profundo impacto que en la región dejaron sucesos como la invasión estadounidense a Afganistán y a Iraq (2001-2003) y las violaciones a los derechos humanos en las prisiones de Abū Graib y Guantánamo,26 permitió potenciar el discurso de esta organización, ocasionando gran impacto entre la población y que muchos voluntarios yemeníes fuesen a combatir, no necesariamente por influencia de la religión.

El periodo de 2003 a 2005 parece presentar un vacío, que posiblemente se explique a partir de los hechos de 2006, protagonista del escape de un grupo de 23 personas de una prisión en Ṣan‘āʾ, dentro de la cual había importantes líderes vinculados a AQ y más tarde a AQPA, como Qāsim ar-Raymī, conocido con el kunya de Abū Harīra aṣ-Ṣan‘āʾnī, y Nāṣir ‘Abd al-Karīm al-Wuḥayšī,27 quien sería el nuevo líder (emir) en 2007 de un nuevo grupo llamado al-Qāʿida en la Tierra de Yemen (AQTY) que más tarde evolucionaría para formar AQPA.

La consolidación de al-Qāʿida en la Península Arábiga - AQPA

El escape de prisioneros en 2006 daría lugar a una serie de organizaciones que, a pesar del cambio de denominación, con el tiempo mantenía una misma línea y mando operacional: al-Qāʿida en la Tierra de Yemen-AQTY (2006-2007); al-Qāʿida en la Península Arábiga-Soldados de la Brigada de Yemen-AQPA-SBY (2006-2008);28 al-Qāʿida en la Península Arábiga-Tierra de Yemen- AQPA-TY (2008); al-Qāʿida en el Sur de la Península Arábiga- AQSPA (2008); y finalmente, al-Qāʿida en la Península Arábiga- AQPA (2009 al presente) producto de la fusión con la sede de AQ en Arabia Saudí.29

Esta organización reivindicó ataques previos y afirmó que su debut internacional fue el atentado al USS Cole y otras acciones, como el ataque en Māʾrib a turistas españoles (2007) y a la embajada estadounidense en Ṣan‘āʾ (2008). Sin embargo, muchos de éstos se sobredimensionaron. Aquí se ve un claro efecto de la etapa posterior a 9/11 pues en ese momento esbozaron ya no sólo una táctica dirigida a Estados Unidos y otros sectores de “Occidente”, sino también a elementos del gobierno y al aparato de seguridad yemení.

Aun así, uno de los hechos que más publicidad dio a esta organización ocurrió en 2009, con el atentado fallido en Estados Unidos del nigeriano de 23 años, ʿUmar Fārūq ‘Abd al-Muṭalab, quien intentó inmolarse a bordo de un avión que cubría el vuelo Ámsterdam-Detroit. Los diferentes servicios de seguridad apuntaron a que el clérigo Anwar al-ʿAwlaqī (1971-2011) estuvo detrás de esta operación, pues se dijo que el joven inició contacto cuando tomó cursos de lengua árabe en Ṣan‘āʾ, a principios de 2009. Este religioso también tuvo incidencia sobre los hermanos Kouachi, protagonistas de los ataques a la sede de Charlie Hebdo en París (2015), reivindicado expresamente por Nāsir al-Ānsī de AQPA.30

Sin duda la aparición del liderazgo de al-ʿAwlaqī cambia la noción de la naturaleza de este grupo. Aunque oriundo de Šabwa (sur de Yemen), nació en Nuevo México, Estados Unidos. Ya en edad adulta trabajó en las mezquitas de California y Washington, viajó a Londres en 2002 y regresó a Yemen en 2004, donde impartió clases en la Universidad al-Imān. Hablar inglés y utilizar con mayor profundidad las ventajas de internet (YouTube), revistas electrónicas como Inspire y Ṣadā al-Malāḥim (El eco de las batallas), lo diferenciaron de bin Ladin y ello le permitió lograr una mayor audiencia.

Resaltó de forma constante que los atentados nunca fueron cometidos por AQPA, sino por Estados Unidos mismo: “Nidal Hasan no fue reclutado por al-Qāʿida, Nidal Hasan fue reclutado por los crímenes americanos (Estados Unidos), y esto es lo que América (Estados Unidos) se niega a admitir”.31 Rápidamente se convirtió en un objetivo para Washington, que en 2011 lo asesinó junto con su hijo ‘Abd ar-Raḥman, de 16 años. En 2017 su hija, Nuwar al-ʿAwlaqī, de 8 años, fue la primera víctima de la presidencia de Donald Trump. AQPA ahora se prepararía para encarar la guerra en Yemen desde 2015.

AQPA, las revueltas de 2011 y la guerra en Yemen a partir de 2014

Ya en 2009, diferentes analistas advertían que la creciente crisis en el Estado la explotaban afiliados de AQ para construir una presencia significativa en Yemen y en la península arábiga.32 Las revueltas de 2011 no harían más que desestabilizar la situación del país.33

Ṣāliḥ no fue derrocado por la movilización popular sino por la intervención del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), que le garantizó inmunidad y permitió la vigencia del CGP, a cambio de ceder el poder al entonces vicepresidente ʿAbd Rabbuh Manṣūr Hādī, electo presidente interino en 2012. Los problemas no tardarían en aparecer y es que, al tiempo del presente escrito, su situación como presidente interino continúa, lo que ocasiona un intenso debate dentro y fuera del país acerca de su “legitimidad”. Casualmente, un influyente think tank estadounidense describe de manera acertada la situación: “La iniciativa del CCG fue una forma para que las elites yemeníes apaciguasen a los manifestantes y rápidamente establecieran una fachada de estabilidad en Yemen. Ello no resolvió los asuntos que arrojaron a las masas a las calles”.34

Intentos subsecuentes bajo el denominado “Diálogo Nacional” fracasaron debido, entre otras razones, a la propuesta de transformar y dividir al país en Estado federal, a la cual se opusieron al-Ḥirāk en el sur y el movimiento ḥūṯī en el norte, pues este plan dividía sus tierras donde ejercían influencia.35 Meses después, la toma de los ḥūṯī de la capital (septiembre de 2014),36 con aparente ayuda de Ṣāliḥ y sus aliados,37 obligó a renunciar a Hādī (aunque después se retractó) y Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos decidieron formar una coalición en 201538 para poner fin al levantamiento ḥūṯī. El balance tras los primeros cinco años de operaciones militares (Tormenta Decisiva, Restaurar la Esperanza, Flecha Dorada, entre otras) es un fracaso contundente. La afectación a la infraestructura vital del país y la agudización de la crisis humanitaria convirtió a Yemen en el caso más grave en el mundo. Así lo aceptan algunos think tanks:

Tensiones entre Estados Unidos y el Reino (Arabia Saudí) debido a las negociaciones del acuerdo nuclear con Irán también pusieron gran presión en la Casa Blanca para demostrar su apoyo a los esfuerzos saudíes. Aún más desafortunado fue el hecho de que la campaña saudí fue pobremente diseñada e inicialmente empeoró las cosas en vez de mejorarlas. De hecho, han destruido infraestructura crítica y exacerbado la creciente crisis humanitaria”.39

Una guerra “Ḥūṯī-Arabia Saudí”: ¿y AQPA?

Es curioso que la coalición realizara ataques feroces a los ḥūṯī y sus aliados y no se reportara el mismo nivel de agresividad frente a organizaciones como AQPA, que aprovechaba la de sestabilización y la guerra para expandir su influencia. Ello encuentra parcialmente respuesta en la atención internacional que obtienen, producto de la lectura poco profunda del conflicto, de algunos medios de comunicación, gobiernos y académicos. De acuerdo con ésta, la guerra se reduce a que los ḥūṯī son un proxy (guerra por terceros) de Irán y se enmarca en el contexto regional de la “eterna lucha sunní-chií”40. Por formar parte de un debate que excede el presente escrito, conviene plantear algunos elementos donde la actividad de AQPA contribuye a su discusión.41

Es cierto que mucho de la guerra en Yemen se centra en el intenso enfrentamiento entre el movimiento ḥūṯī y la coalición liderada por AS y EAU. Sin embargo, es un conflicto que involucra a una multiplicidad de actores: la intervención del movimiento sureño, la actividad variada y pragmática de sectores del ejército y las tribus y, sobre todo, AQPA es prueba de ello. Las operaciones de la coalición se concentran en áreas donde están presentes los ḥūṯī y sus aliados, en lugar de AQPA,42 permitiéndole avanzar e intentar tomar control de las ciudades o pueblos recientemente liberados a lo largo del sur del Yemen43 (véase figura 1).

Fuente:Zimmerman, “AQAP Expanding behind Yemen’s frontline”, Critical threats, 2016.

Figura 1 Expansión de AQPA en la guerra en Yemen 

En este contexto, AQPA reformuló su estrategia como ocurrió con el 9/11. La lucha transnacional integra la batalla contra el Estado yemení, los ḥūṯī y otros grupos que se le oponen. Junto a otros sectores, se vio favorecido por la fractura del ejército nacional, lo que le permitió expandirse territorialmente ante la mirada del gobierno de Hādī que no ejerce autoridad alguna (y se limita a aplaudir la campaña de drones estadounidenses en el país). No es secreto que la coalición ha sido asistida por integristas de vieja data que se unieron en su lucha contra la alianza ḥūṯī-Ṣāliḥ.44

De otro lado, situar la guerra en Yemen en el marco de la “eterna guerra sunní-chií” tiene complicaciones. Si bien es correcto plantear que ambos difieren desde el punto de vista historiográfico y ciertos elementos religiosos, lo erróneo es creer que Irán es el representante de todos los chiíes y Arabia Saudí el de todos los sunníes, cuando hay miembros críticos en estas comunidades, con sus proyectos respectivos. Cualquiera que visite la región sabe lo inoportuno de preguntar a alguien qué tendencia del islam profesa. Como plantea M. Cuadro: “Este tipo de lecturas aíslan del análisis fracturas de especial relevancia para la dinámica regional como las que se dan entre las monarquías sunnitas wahabitas del Golfo que, al implicar a Turquía y a Qatar, por un lado, y a Arabia Saudí y a Emiratos Árabes Unidos, por otro, cuestionan la existencia de un ‘eje sunní’ homogéneo”. Resalta la autora que “ello pone en evidencia que estas lecturas imponen identidades religiosas incluso a individuos y gobiernos cuya política no estuvo particularmente signada por cuestiones de este tipo”.45

Así, subrayar el carácter chií de los ḥūṯī supone que es un grupo homogéneo, donde todos sus militantes o simpatizantes son chiíes que actúan de acuerdo con el discurso religioso, cuando se trata de un grupo híbrido, que excede la órbita de la familia ḥūṯī y reúne a sectores de distintos orígenes y de diversa filiación política y religiosa (incluidos sunníes). Más aun, muchos zaydíes no apoyan a los ḥūṯī, y muchos sunníes no apoyan al gobierno de Hādī ni a AS y EAU.46

En este contexto, lo mismo sucede cuando AQPA se presenta con un discurso de ser el legítimo representante de los “intereses sunníes”. Además de que no los comparte con AS, son muchos los seguidores de esta corriente que se disocian de esta postura. El discurso de AQPA denota más bien elementos de nacionalismo, de mostrarse como la única fuerza que puede defender los intereses y la integridad de los yemeníes por medio de lo que ellos consideran yihād, en pugna con otras fuerzas de orden nacional, como por ejemplo, el movimiento secesionista del sur o los mismos ḥūṯī, para ganar el favor del pueblo. Además, se diferencia de grupos con similar ideología (algunos salafíes) como el partido Iṣlāḥ, que entró en el juego político e incluso en alianzas expresas con el gobierno de turno. Como vimos anteriormente, a lo largo de su historia no todos los que formaron parte de estas organizaciones estuvieron motivados por la religión, sino por otro tipo de elementos y circunstancias.47

Con más detalle, la guerra en Yemen tiene elementos de tinte sectario pero no se debe a una tradición de odio histórico entre los grupos religiosos del país, pues en líneas generales se puede hablar de una convivencia pacífica entre las distintas comunidades (el zaydismo, por ejemplo, se considera la rama más cercana al sunnismo). Lo anterior no impide que, fuera del tema religioso, las esferas de poder e intereses políticos y económicos puedan llevar a estas comunidades al enfrentamiento.

En su lugar, el discurso sectario se vio fortalecido a partir de 2014 y con la rivalidad AQPA/ḥūṯī. El avance y expansión hacia zonas del sur del país, como al-Ŷawf y Māʾrib, no hizo sino reforzar la lógica de la pugna “sunní-chií”, y que se hicieran más frecuentes calificativos violentos como los de takfir y kuffār (la acción de declarar kāfir o incrédulo a otro). En esta pugna participa otro actor, el Estado Islámico (EI), organización totalmente ajena a la tradición del pueblo yemení,48 que también se beneficia de este contexto de guerra pero que en 2020 se encuentra gravemente afectada.

El surgimiento de la filial del ei en Yemen se remonta a noviembre de 201449 y, contrario a lo que se cree, rechaza la legitimidad de AQPA y le critica su indulgencia con los chiíes, especialmente frente a los ḥūṯī, lo mismo que no cumplir con el mandato de aplicar las leyes del islam en Yemen.50 Su mensaje no ha recalado en la sociedad yemení pues sus ataques denotan un enfoque de clasificación sectario (los ḥūṯī y generalmente la comunidad chií), no distingue entre civiles y combatientes, usa el terror para combatir al “enemigo”, lo que dificulta su aceptación, haciéndolo ver como una entidad foránea y porque este nivel de violencia no es socialmente aceptado en el país. Este grupo no controla territorio alguno, tiene pocos miembros y no ha establecido un vínculo exitoso con las tribus locales y otros sectores (por ej., militares y el gobierno). De su liderazgo se sabe muy poco, de 2015 a 2017 lo lideró Abū Bilāl al-Harbī y el 25 de junio 2020, Arabia Saudí anunció la captura de Abū Usāma al-Muhāyyir.51

Finalmente, AQPA tiene vínculos con otras organizaciones. A nivel externo, con aš-Šabāb, en Somalia desde 2010 (más allá de la retórica por el intercambio de combatientes a través de Bāb al-Mandab), y a nivel interno con Anṣār aš-Šarīʿa (los partidarios de la ley islámica), una suma de integristas que tomaron partes de Abyan y Zinŷibār de mayo de 2011 a junio de 2012 (declarándolos emiratos), aprovechando la ventaja del retiro de tropas ordenado por Ṣāliḥ para proteger su régimen en contra de las manifestaciones masivas en otras partes del país.52 Su relación con AQPA es ambigua, pues no se tiene certeza de si es una organización paralela o una fachada con otro nombre, en todo caso, muy seguramente es un grupo afiliado. En sus operaciones hace énfasis en la agenda local, pues se le acusa de secuestrar niños y niñas, decapitar líderes sociales e impartir justicia al estilo del talibán, lo que no fortalece la integridad de la “marca” AQPA.53

En este contexto de guerra también tienen participación las relaciones de AQPA con las tribus y las manifestaciones secesionistas del sur del Yemen. Veamos a continuación los principales puntos de debate.

AQPA, las tribus y el sur del Yemen: una relación inestable

Yemen es un país donde el componente tribal desempeña un papel importante y numerosos estudios centran su atención en este aspecto.54 Suele establecerse que AQPA es una organización tribal y que encuentra refugio seguro en las tribus para su actuar delictivo. Sin embargo, no todo lo que ocurre en Yemen se explica a partir de las tribus y su interacción con AQPA resulta más compleja.55

La tradición tribal en Yemen reposa en la solidaridad entre las tribus (ʿaṣabiya) y en diversas situaciones es costumbre dar refugio o asilo político (ḥaqq al-rabāʿ) a foráneos (no en el sentido de nacionalidad). En ciertas circunstancias, también opera la integración permanente del asilado a la tribu que lo hospeda (ṣaḥb). Si bien AQPA y otras organizaciones se han beneficiado de este tipo de protección, los mecanismos son válidos para un amplio rango de personas externas, desde organismos de ayuda a aquellos que escapan de temas de venganza o de órdenes de arresto de los servicios de seguridad. Es importante anotar que, en estos procesos, estos militantes se subordinan a la política de la tribu y no viceversa.56

Por ello, es crucial anotar que AQPA no es una organización tribal y el hecho de que un individuo proveniente de una tribu se sume a un grupo armado no significa que la tribu, con todo lo que representa, apoye estas actividades.57 Resulta más prudente hablar de alianzas de AQPA con tribus o sectores de éstas y la ayuda o asistencia que ofrece un miembro de una tribu, generalmente un líder tribal o šeij (plr. šuyuj), a uno o varios combatientes de esta organización, donde median diferentes motivaciones políticas, económicas y personales.

Ahora bien, no siempre esta interacción ha sido positiva y pacífica. Si bien AQPA, a diferencia de otras filiales de AQ y movimientos asociados, no ha usado con frecuencia la violencia coercitiva como primera herramienta de acercamiento tribal, muchas tribus que habitan zonas como Māʾrib, al-Yawf, ʿAbīda, Ṣan‘āʾ, Ḥaḍramūt o Ḥudaida, rechazan su presencia.58 También se han reportado enfrentamientos en al-Bayḍāʾ (principalmente en Radāʿ, donde además AQPA tiene vínculos con šuyuj salafíes) y en Taʿiz, tercera ciudad más grande y camino principal entre Ṣan‘āʾ y ʿAden, donde cuentan con el apoyo de la coalición.59

Los casos en Somalia e Iraq, aunque diferentes al yemení, ilustran las dificultades de este tipo de organizaciones a la hora de “aterrizar” y conseguir adeptos a su mensaje y actividad política, a veces por no entender bien el contexto y otras por ser inflexibles en la aplicación de determinadas políticas. De hecho, AQPA ni siquiera ha podido posicionarse como un árbitro o mediador en conflictos tribales, más allá de escasas referencias en 2012, a diferencia de grupos como aš-Šabāb o los ḥūṯī, quienes sí cuentan con más aceptación entre las tribus.

Lo que sucede en ocasiones es que las tribus fungieron como mediadores entre las fuerzas gubernamentales y AQPA (o grupos cercanos) para asegurar la seguridad de sus comunidades, tal como ocurrió cuando Anṣār aš-Šarīʿa tomó, en abril de 2015, al-Mukalā, el tercer puerto y quinta ciudad más importante del país, donde chocó con tribus de Ḥaḍramūt.60

Como vemos, la relación entre AQPA y las tribus es compleja y dinámica y desafortunadamente, como lo plantean Phillips y Shanahan,

mientras el gobierno ha mantenido relaciones con esta vieja generación de afiliados de al-Qāʿida, para la generación más joven que ha alcanzado la mayoría de edad en la época del petróleo yemení, el “yihadismo” militante se ha vuelto parte de la resistencia discursiva a la autoridad del gobierno.61

Finalmente, al margen de las tribus, cuando AQPA se expande al sur del país se encuentra también con las manifestaciones secesionistas.62 El sur de Yemen representa una sexta parte de la población total y ha sido protagonista de importantes sucesos históricos, como la expulsión de los británicos de ʿAden y los protectorados del sur de Arabia a finales de 1967, a manos de revolucionarios marxistas, y la creación tiempo después de la RDPY, compuesta por las provincias de ʿAden, Laḥī, Abyan, Šabwa y Ḥaḍramūt (véase figura 2).

Fuente: M. Horton, “Fighting the Long War: The Evolution of al-Qaʿida in the Arabian Peninsula”, CTC Sentinel, vol. 10, núm. 1, 2017.

Figura 2 Principales ciudades y regiones de Yemen 

Esta zona geográfica adquiere relevancia en los últimos años por las movilizaciones secesionistas que tienen antecedentes en la historia del país. El contexto de la unificación y de la guerra civil de 1994, explicado en detalle anteriormente, ocasionó que muchos yemeníes cuestionasen la “unidad” del país y plantearan proyectos alternativos. Nace así el movimiento al-Ḥirāk en 2007, izando las banderas de la causa del sur (al-Qaḍiyya al-Ŷanubiyya) y protestando contra la marginación ejercida por el poder central. Debido a que es una iniciativa amplia, es lógico que integre distintas tendencias como la de aquellos que buscan autonomía, otros secesionismos e independencia de los territorios que antiguamente formaban la RDPY, y ciertos sectores que sólo quieren una mejor redistribución de la riqueza y participación en el gobierno nacional.

Al-Ḥirāk y AQPA no son aliados y es importante entender que tienen profundas diferencias. En líneas generales, es un movimiento de resistencia pacífico que busca favorecer a los pobres, poner de relieve la lucha por los derechos y la situación de la mujer (elementos comunes en ideologías de izquierda que tanto repudia AQ), rechazar el federalismo (propuesto después de las revueltas de 2011) y el multipartidismo.63 También el concepto de colonialismo (istiʿmār) está presente al referirse al gobierno del norte.

Es poco probable que el secesionismo del sur se alíe con AQPA y mucho menos que esta organización favorezca una independencia del sur pues en su discurso, como vimos, hay elementos nacionalistas en los que Yemen pareciera una unidad y parte la umma (comunidad de creyentes). Sin embargo, ante realidades tan cambiantes como las que presenta la región, es posible que en un futuro AQPA pueda favorecer la independencia o bien la autonomía regional del territorio del sur y tratar de obtener influencia en un nuevo Estado.

Con las protestas de 2011 y la expansión ḥūṯī desde 2014, el poder central desapareció y con mayor apoyo popular e impacto que AQPA, el clamor secesionista sureño encontró un nuevo posicionamiento.64 Hoy es un actor presente en las luchas por la demarcación de zonas de influencia contra las fuerzas de seguridad leales a Hādī y diversos grupos militantes como AQPA, activo en el sur y donde ejerce control por intermedio de pequeños grupos cercanos.

Además, muchos en el sur ven con recelo las constantes operaciones militares de la coalición liderada por AS y EAU, en especial su interés en esta zona, donde han denunciado la actividad de prisiones secretas, hechos atroces de tortura y de ocupación en la isla de Suquṭra.65 También hay fuerte tensión por los acontecimientos de 2018 en el puerto de al-Ḥudaida, el segundo más importante después de ʿAden.

Finalmente, como telón de fondo, se encuentra la política estadounidense de ataques con drones a diversas zonas del país donde AQPA ocupa un lugar especial en dicha estrategia.

Estados Unidos, drones y AQPA: la necesidad de un replanteamiento de estrategia

Yemen y el uso de drones (aviones no tripulados que realizan ataques quirúrgicos) hacen parte de los escenarios más importantes de “la guerra contra el terror”. Son parte de una guerra psicológica global de la estrategia antiterrorista de Estados Unidos usada de manera más recurrente en Somalia, Afganistán y Pakistán,66 en Yemen ha tenido efectos importantes.

Si bien logró dar de baja a importantes líderes de AQPA, como al-Hārīṯī (2002); al-ʿAwlaqī (2011); otros supuestos líderes durante el ataque a un matrimonio en la gobernación de al-Bayḍāʾ (2013); al-Wuḥayšī; al-Ānsī e Ibrāhīm ar-Rubayš, líder espiritual (2015) y recientemente ar-Raymī (2020, reem plazado por Jālid Bāṭarfī), importantes think tanks estadounidenses reconocen que se trata de una estrategia errónea que no ha derrotado a AQPA.67 De hecho, la comunidad yemení, la principal afectada, rechaza ampliamente esta estrategia que es netamente militar y no ataca el problema de fondo, como la ideología y las circunstancias materiales que alimentan este tipo de organizaciones.

Esto se corrobora por el sentimiento generalizado entre la población acerca de estos ataques, que las más de las veces generan graves daños a las comunidades (homicidios y destrucción de infraestructura), llamado “daño colateral”, término que suelen usar los sectores que defienden este tipo de medidas y evaden la responsabilidad jurídica. De hecho, ni el gobierno yemení ni el estadounidense ofrecen justificación de cada uno de los ataques, de modo que hechos de esta índole quedan en completa impunidad. Paradójicamente, lo único que ha generado esto es un creciente apoyo a AQPA.68

Las cifras demuestran que no es una estrategia “quirúrgica y precisa”. De acuerdo con un importante centro de investigación basado en Londres, de enero de 2002 a junio de 2020 se confirmaron 336 ataques aéreos estadounidenses (drones), cuyo saldo dejó un rango de 1020 a 1389 muertos, de ellos 50 niños y niñas.69 Por su parte, The New American Foundation calcula que, de 2002 a 2014, los drones estadounidenses y naves de guerra dispararon 116 misiles a territorio yemení ocasionando la muerte de al menos 811 personas, 81 de ellos con estatus de no combatientes.70 Otras fuentes71 refieren que desde 2002 Estados Unidos realizó un total de 118 ataques a individuos o grupos en Yemen.

La campaña de drones no impide la expansión de esta organización desde 2014. No hay duda de que mientras haya más ataques y la población civil sea la más afectada, ello causará mayor recelo entre la población y servirá de “caldo de cultivo” para el reclutamiento de esta organización. Paradójicamente se ha beneficiado de alguna forma de los ataques con drones estadounidenses, pues lo usual es que cada vez que hay una víctima surge el concepto tribal de Ṯaʾr o la necesidad de venganza cuando un familiar o un miembro de la tribu ha sido injustamente asesinado (al margen de lo apuntado acerca de las relaciones tribales).72 Como bien resume Carapico, esta estrategia consiste en “primero disparar y luego preguntar”.73

La imagen, credibilidad y legitimidad de los Estados Unidos en el país empeora y su estrategia militar contra AQPA ha fracasado. Por un lado, la guerra de 2014 colapsó la alianza con el gobierno central y su influencia en los asuntos públicos y, por el otro, el pueblo yemení no ve con buenos ojos el apoyo incondicional a la intervención militar de Arabia Saudí. El problema de fondo es que la preocupación de Estados Unidos por Yemen es la seguridad y no el desarrollo y progreso en todas sus formas. Washington actúa sin hacer frente a ninguno de los grandes problemas que contribuyen a crear el entorno propicio para la presencia de AQPA o aquellos que desde entonces han conducido al colapso del Estado yemení.74 Estados Unidos cayó en la trampa de AQPA: provocar la intervención militar directa en tierras de mayoría musulmana.

Conclusiones

Al-Qāʿida en la Península Arábiga ha presenciado un resurgimiento en la escena internacional en Yemen y no hay duda de que está en una mejor posición que en 2011 y años anteriores. El análisis presentado líneas arriba arrojó cuatro conclusiones importantes.

En primer lugar, el texto mostró cómo el origen histórico y la evolución de al-Qāʿida y filiales como AQPA, se enmarca en un contexto dinámico a nivel internacional, regional, y local. En ese sentido es crucial tener en consideración el desarrollo que tuvo desde el periodo del fin de la intervención soviética en Afganistán, la guerra del Golfo, el retorno de muchos combatientes a Yemen, su adaptación desde el 9/11 y el impacto de la lucha antiterrorista, hasta el contexto de la guerra en Yemen desde 2015. En este sentido, fue crucial discutir la manera en que el grupo, consolidado finalmente en Yemen, se relacionó con las distintas esferas del poder y de la sociedad y su actividad se “toleró” durante años.

En segundo lugar, estudiar la actuación de AQPA en el contexto de la guerra en Yemen a partir de 2015 contribuye a una comprensión más precisa de este conflicto, ignorado en la agenda internacional y especialmente de América Latina. El hecho de incluir la actividad de AQPA irrumpe la frecuente clasificación de un estricto escenario de guerra proxy entre los ḥūṯī (“enviados por Irán”) y la coalición liderada por Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos. Ello invita al lector a que, en un ejercicio de “mapeo de actores”, considere que AQPA se enfrenta a una multiplicidad de rivales. Para el caso específico del gobierno yemení (que hoy encabeza Hādī), ya no es aquel que alguna vez ejercía poder e influencia mediante redes de patronazgo y cooptación a diferentes sectores de la sociedad, incluyendo relaciones con militantes de AQ. Hoy es totalmente débil e incapaz de realizar sus funciones. AQPA tiene también como rival a los partidarios del movimiento ḥūṯī y los secesionistas del sur, que no quieren su apoyo en su causa, y, sobre todo, a la sociedad yemení. Si bien la coalición (especialmente Emiratos Árabes) afirma que AQPA hace parte de sus objetivos militares, no deja de llamar la atención el hecho de que por un lado bombardee ferozmente a los ḥūṯī y sus aliados y, por el otro, guarde silencio o incluso tenga vínculos con AQPA. En esta guerra, esta organización se adaptó y reformuló su estrategia, desde aquel “enemigo lejano” (Estados Unidos) a (por lo que evidencia su actuación de los últimos años), un “enemigo cercano” (el gobierno yemení y demás actores), presentándose como una fuerza alternativa en la lucha por la influencia en la sociedad yemení.

En tercer lugar, el texto aportó al doble debate de la relación entre AQPA, las diferentes tribus y el secesionismo del sur. Como se explicó, el elemento tribal está relacionado con la actividad de AQPA, sin embargo, ésta no es una organización tribal. No todo lo relacionado a este grupo ni a Yemen se explica a partir de las tribus. A ello hay que sumar al análisis el uso del discurso religioso, el origen diverso de sus diferentes miembros y, sobre todo, el contexto político y económico de décadas de mal gobierno en Yemen. Además, su presencia territorial también se ve contrastada especialmente en las zonas del sur del país, de la cual proceden muchos de sus miembros, con el arraigado movimiento secesionista. Como vimos, AQPA y el secesionismo encontraron en el periodo posterior a las revueltas de 2011 una oportunidad para expandir su influencia. Sin embargo, hay varios puntos que los diferencian. La cuestión sureña es popular y heterogénea (como apuntamos, algunos buscan la completa separación de los territorios que antiguamente formaban la RDPY, otros sólo quieren una mejor redistribución de la riqueza y participación en el gobierno nacional), mientras que AQPA no goza de amplia popularidad y tampoco simpatiza con una separación de la nación yemení. A raíz de su cambio de estrategia, se presenta como un “salvador del país” (tintes de nacionalismo).

En cuarto lugar, parte del gran problema para comprender la complejidad de AQPA, especialmente desde sectores de inteligencia, seguridad y antiterrorismo, es creer que la vía militar es el camino para derrotar a esta organización. El análisis demostró cómo la estrategia de la coalición y la campaña de drones no implica el retroceso de AQPA, lo que se refleja en la expansión de esta organización desde 2014 y su supervivencia después de cinco años de guerra. No hay duda de que mientras haya más ataques y la población civil sea la más afectada, ello causará mayor recelo entre la población y servirá de “caldo de cultivo” para el reclutamiento de esta organización. La vía militar es importante, pero una reconfiguración de la estrategia para identificar y tratar la ideología y sectores que alimentan este tipo de organizaciones es necesaria y resulta crucial. Un buen punto de partida es reactivar los procesos de resocialización clausurados por el gobierno yemení desde 2005.

La guerra en Yemen sigue siendo uno de los episodios más nefastos en la historia de la humanidad. A veces pasada por alto por puro desconocimiento, en ocasiones también de manera intencional, presenta en la actualidad la tragedia humanitaria más grave en todo el mundo. Más allá de si se llega a un alto al fuego definitivo entre los ḥūṯī y la coalición, y se alcance un posible acuerdo entre los diferentes sectores del país, en la agenda de la guerra permanece cómo lidiar con AQPA y otras organizaciones integristas y cuál es el mejor camino, distinto al exclusivamente militar, para llegar a un acuerdo de paz estable y duradero.

Referencias bibliográficas

Al-Yamhi, Said, Al-Qaʿida fil Yaman, Cairo, Maktaba al-hadara, 2008. [ Links ]

Baltar Rodríguez, Enrique, “Estados Unidos y Pakistán en la guerra contra el terrorismo: disimetría y conflicto de intereses geopolíticos”, Estudios de Asia y África, 53, núm. 3, 2018. [ Links ]

Bin Laden, Osama, “The Banishment of Communism from the Arabian Peninsula: The Episode and the Proof”, The Comittee for Advice and Reform, 11 de julio, 9-10 (CTC-Harmony Database), document #: AFGP-2002-003345, 1994. [ Links ]

Bigo, Didier, L’impossible cartographie du terrorisme, Cultures et Conflicts, febrero de 2005, https://journals.openedition.org/conflits/1149?lang=esLinks ]

Bonnefoy, Laurent, Le Yémen: De L’arabie hereuse à la guerre, París, Fayard/CERI, 2017. [ Links ]

Brandt, Marieke, “The global and the local: al-Qaeda and Yemen tribes”, en Virginie Collombier y Oliver Roy (eds.), Tribes and Global Jihadism, Oxford, University Press, 2018. [ Links ]

Bureau of Investigative Journalism, “Strikes in Yemen”, https://www.thebureauinvestigates.com/ (consulta del 18 de junio de 2020). [ Links ]

Burke, Jason, The 9/11 Wars (1ra ed.), Penguin/Allen Lane, 2011. [ Links ]

Burke, Jason, Al-Qaeda: The True Story of Radical Islam (3ra ed.), Penguin Books, 2007. [ Links ]

Carapico, Sheila, “Ansar al-Shari‘a”, en S. Carapico (ed.), Arabia Incognita: Dispatches from Yemen and the Gulf, EEUU, Just World Books, 2016. [ Links ]

Carapico, Sheila, “Yemen and the Aden-Abyan Islamic Army”, en S. Carapico (ed.), Arabia Incognita: Dispatches from Yemen and the Gulf, EEUU, Just World Books, 2016. [ Links ]

Chomsky, Noam y Gilbert Achcar, Estados peligrosos. Diálogos sobre terrorismo, democracia, guerra y justicia, España, Paidós, 2016. [ Links ]

Clark, Victoria, Yemen: Dancing in the head of snakes, Londres, Yale University Press, 2010. [ Links ]

Clausen, M. L, “Islamic State in Yemen - A rival to al-Qaeda?”, Connections Q J,16, núm. 1, 2017, pp. 50-62. [ Links ]

Combating Terrorism Center (CTC), “A False Foundation? AQAP, Tribes and Ungoverned Spaces in Yemen”, West Point, septiembre de 2011. [ Links ]

Cortés, Julio, Diccionario de árabe culto moderno, Madrid, Gredos, 1996. [ Links ]

Cuadro, Mariela, “Relaciones internacionales y orientalismo periférico: lecturas sectarias desde América Latina”, Revista CIDOB d’Afers Internacionals, núm. 122, pp. 213-233, doi.org/10.24241/rcai.2019.122.2.213 [ Links ]

Estado Islámico, “Remaining and expanding”, Dabiq, núm. 5, pp. 20-33, 1436, Muharram. [ Links ]

Dalghren, Susane, “A Poor People’s Revolution: The Southern Movement Heads Toward Independence from Yemen”, en S. Carapico (ed.), Arabia Incognita: Dispatches from Yemen and the Gulf, EEUU, Just World Books, 2016. [ Links ]

Dalghren, Susane, “The Snake with a Thousand Heads: The Southern Cause in Yemen”, Middle East Report 256, 2010. [ Links ]

Dresch, Paul, Tribes, Government and History in Yemen, Oxford, Clarendon Press, 1989. [ Links ]

Elbagir, N., S. Abdelaziz y R. A. Browne, “Bomb that killed 40 children in Yemen was supplied by the US”, CNN, 17 de agosto de 2018, https://www.cnn.com/2018/08/17/middleeast/us-saudi-yemen-bus-strike-intl/index.htmlLinks ]

El Fadli, K. A., “Islam and the Theology of Power: Wahhabism and Salafism”, Middle East Report, núm. 221, vol. 31, invierno de 2001. [ Links ]

Gerges, Fawaz A., The Rise and Fall of Al-Qaeda, Oxford, University Press, 2011. [ Links ]

Gerges, Fawaz A., The Far Enemy: Why Yihad Went Global (2da ed.), Cambridge, University Press, 2009. [ Links ]

Halliday, Fred, Revolution and Foreign Policy: The case of South Yemen 1967-1987, Cambridge University Press, 1990. [ Links ]

Horton, M., “Fighting the Long War: The Evolution of al-Qaʿida in the Arabian Peninsula”, en CTC Sentinel, vol. 10, núm. 1, 2017, https://ctc.usma.edu/app/uploads/2017/01/CTC-Sentinel_Vol9Iss1120.pdf. [ Links ]

Horton, M., “Drone Warfare in Yemen: A Catalyst for the Growth and Evolution of AQAP”, The James Town Foundation, 11 de septiembre de 2017, https://jamestown.org/program/drone-war fare-in-yemen-a-catalyst-for-the-growth-and -evolution-of-aqap/Links ]

Lackner, Helen, Yemen in crisis: the road to war, Londres y Nueva York, Verso, 2019. [ Links ]

Madlena, Ch., H. Patchett, y A. Shamsan, “We dream about drones, said 13-year-old Yemeni before his death in a CIA strike”, The Guardian, 10 de febrero de 2015, https://www.theguardian.com/world/video/2015/feb/10/father-martyred-drone-yemeni-teenager-records-life-similar-fate-ciaLinks ]

Medina Gutiérrez, F., “¿Una guerra proxy? Debatiendo la actualidad de la guerra en Yemen”, memorias del IX Congreso y del I Congreso del Caribe, Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia y África - ALADAA , octubre de 2019, Cúcuta, Universidad Libre, 2020. [ Links ]

Medina Gutiérrez, F., “El movimiento huti (Ansar Allah) y la guerra en Yemen”, Estudios de Asia y África, 171, 2020, núm. 1, El Colegio de México. [ Links ]

Medina Gutiérrez, F., “Algunos conceptos clave en la historia y el presente del islam” (pp. 141-176), en F. Medina Gutiérrez, D. Cure Hazzi y P. García (eds.), Los rostros del otro. Colonialismo y construcción social en Medio Oriente y Norte de África, Colombia, Universidad Externado de Colombia, 2019. [ Links ]

Mohammed, A. y A. Hashem, “The Brutalization of Terrorism in Yemen: The fragile war against al-Qaida”, Abaad Studies & Research Center, 2017. [ Links ]

Phillips, Sara, Yemen and the politics of permanent crisis, Londres, IISS, Routledge, 2011. [ Links ]

Phillips, Sara, “What Comes Next in Yemen? Al-Qaeda, the Tribes, and State-Building”, Carnegie Endowment for International Peace, Middle East Program, núm. 107, marzo de 2010. [ Links ]

Phillips, Sara y Robert Shanahan, “Al-Qaʿida, Tribes and Instability in Yemen”, Lowy Institute, noviembre de 2009. [ Links ]

Salisbury Peter, “Federalism, conflict and fragmentation in Yemen”, Saferworld, octubre de 2015. [ Links ]

Salisbury Peter, “Yemen’s Economy: Oil, Imports and Elites”, Chatham House, octubre de 2011. [ Links ]

SITE Intelligence Group, “IS Fighters in Yemen Explain AQ’s ‘Deviation’ Following Arab Spring in Video Documentary” (archivo de video), 30 de abril de 2020, https://news.siteintelgroup.com/Jihadist-News/is-fighters-in-yemen-explain-aqs-deviation-following-arab-spring-in-video-documentary.htmlLinks ]

Poitras, Laura (dir.), The Oath (película), Zeitgeist Films, 22 de enero de 2010. [ Links ]

Toensing, Ch., “Obama’s Firing Range in Arabia”, en S. Carapico (ed.), Arabia Incognita: Dispatches from Yemen and the Gulf, EEUU, Just World Books, 2014. [ Links ]

Trew, B., “Former al-Qaeda footsoldiers have been allowed into Yemen forces, admits UAE military”, The Independent, 16 de agosto de 2018, https://www.independent.co.uk/news/world/midd le-east/yemen-civil-war-al-qaeda-soldiers-uae-military-emirati-a8494481.htmlLinks ]

Weir, Shelagh, A Tribal Order: Politics and Law in the Mountains of Yemen, Texas, University of Texas Press, 2007. [ Links ]

Zahonero, L. H., “La relación del Estado y las tribus del Yemén: entre la cooperación y la confrontación”, tesis doctoral, Madrid, Universidad Autónoma de Madrid, 2011. [ Links ]

Zimmerman, K. L., “AQAP Expanding behind Yemen’s frontline”, Critical threats, 2016, https://www.criticalthreats.org/analysis/aqap-expanding-behind-yemens-frontlinesLinks ]

Zimmerman, K. L., “A New Model for Defeating al Qaeda in Yemen”, American Enterprise Institute for Public Policy Research, septiembre de 2015. [ Links ]

Zomosa Signoret, A. Ch., “El concepto de jihad en la tradición de la guerra justa”, Estudios de Asia y África, 120, 2003, vol. XXXVIII, núm. 1, pp. 59-82. [ Links ]

1F. Veiga, L. Hamad Zahonero e I. Gutiérrez de Teherán, Yemen. La clave olvidada del mundo árabe, Madrid, Alianza, 2014 y L. Hamad Zahonero, La relación del estado y las tribus del Yemén: entre la cooperación y la confrontación, tesis doctoral, Madrid, Universidad Autónoma de Madrid, 2011.

2O el esfuerzo que media en todo lo que implica el ayuno realizado en el mes de Ramadán.

3Para una interesante discusión en torno a este concepto, véase A. CH. Zomosa Signoret, “El concepto de jihad en la tradición de la guerra justa”, Estudios de Asia y África, 120 (2003), vol. XXXVIII, núm. 1, pp. 59-82.

4Véase J. Burke, The 9/11 Wars, Londres, Allen Lane/Penguin, 2011.

5Contrario a lo que se cree y argumenta, el problema no es la falta de consenso de la “comunidad internacional”. Jurídicamente hay definiciones concretas de qué es terrorismo y cómo se configura en los ordenamientos locales y globales. Los intereses políticos y económicos de algunos Estados les permite definir “esto es y esto no es terrorismo”, lo que se deriva en la problemática de usar esta categoría. Para más sobre esto véanse N. Chomsky y G. Achcar, Estados peligrosos. Diálogos sobre terrorismo, democracia, guerra y justicia, España, Paidós, 2016 y D. Bigo, “L’impossible cartographie du terrorisme”, Cultures et Conflicts, febrero de 2005, https://journals.openedition.org/conflits/1149?lang=es

6 L. Bonnefoy, Le Yémen: De L’arabie hereuse à la guerre, París, Fayard/CERI, 2017, p. 143.

7Ibid.

8Ibid., op. cit., p. 136.

9Citado en Bonnefoy, op. cit., p. 137.

10Salafismo y wahabismo son conceptos diferentes en su origen. En términos generales, se trata de orientaciones teológicas y no de escuelas (corrientes) estructuradas de pensamiento. K.A. El Fadli, “Islam and the Theology of Power: Wahhabism and Salafism”, Middle East Report, núm. 221, vol. 31 (invierno de 2001), (paréntesis mío). El primero hace referencia al movimiento de reforma específico del siglo XIX impulsado por autores como Muḥammad ‘Abdu, Ŷamāl ad-Dīn al-Afgānī y Muḥammad Rašid Riḍā, que apelaba por dar un seguimiento estricto de la vida y costumbre del profeta Muḥammad y de sus compañeros (as-Salaf aṣ-Ṣāliḥ), de ahí llamados salafíes. El segundo, se refiere al movimiento de corte sectario e intolerante impulsado por Muḥammad bin ‘Abd al-Wahhab en la península arábiga en el siglo XVIII, que años más tarde se convertiría en la ideología fundacional del Reino de Arabia Saudí y que en el periodo posterior a 1967 se expandiría por la región del Medio Oriente y Norte de África. Como bien apunta El Fadli, “la era liberal del salafismo terminó en la década de 1960, y después de 1975 el wahabismo cooptó al salafismo hasta que los dos prácticamente son indistinguibles en la actualidad”.

11Bonnefoy, op. cit., p. 153.

12Para una historia más detallada del surgimiento de al-Qāʿida véase J. Burke, Al-Qaeda: The True Story of Radical Islam (3ra ed.), Londres, Penguin, 2007, y las obras de F. A. Gerges, The Far Enemy: Why Yihad Went Global (2da ed.), 2009 y The Rise and Fall of Al-Qaeda, Oxford, University Press, 2011.

13“Esa proximidad geográfica ejerció una fuerte influencia sobre los islamistas del entorno durante los años 1990, tanto en la península arábiga como en África (Argelia, Somalia)” [Agradezco a un evaluador anónimo por llamar la atención sobre este punto y sus ideas al respecto]. Además, es importante anotar que ni bin Lādin ni su proyecto armado se pudieron establecer en Yemen, entre otras razones, debido a la protesta de clérigos sufíes y algunos salafíes (que no creían en la vía armada). Véanse Bonnefoy, op. cit., p. 155 y S. al-Yamhi, Al-Qaʿida fil Yaman, Cairo Maktaba al-hadara, 2008, p. 235.

14Burke, op. cit., p. 128.

15 V. Clark, Yemen: Dancing in the head of snakes, Londres, Yale University Press, 2010, p. 154.

16Ya en el contexto interno, otros actores como el šeyj ʿAbd al-Maŷīd az-Zindānī, un salafí formado en Arabia Saudí y con fuerte influencia wahabí, cercano a bin Lādin, regresó al país en 1992 para unirse al partido Iṣlāḥ fundado en 1990 y así ocupar un asiento en el Consejo Presidencial y fundar la Universidad Islámica al-Imān. Bonnefoy, op. cit., p. 157. Hoy es una figura influyente dentro del partido.

17 H. Lackner, Yemen in crisis: the road to war, Londres y Nueva York, Verso, 2019, pp. 117-119.

18Véase Combating Terrorism Center (CTC), “A False Foundation? AQAP, Tribes and Ungoverned Spaces in Yemen”, West Point, septiembre de 2011.

19Bin Lādin tenía grandes diferencias con la idea de la presencia de ideas comunistas en la península arábiga. Véase, por ejemplo, O. bin Laden, “The Banishment of Communism from the Arabian Peninsula: The Episode and the Proof ”, The Comittee for Advice and Reform, 11 de julio, 9-10, CTC- Harmony Database, 1994.

20Este pacto tácito de no agresión y, por ende, la instrumentalización y tolerancia a sus actividades se vio afectado en ocasión de la adhesión del presidente Ṣāliḥ a la “guerra contra el terror” a partir de 2001, que lo obligó a no hacer tan público su apoyo a estos sectores y tomar una serie de medidas.

21Bonnefoy, op. cit., p. 161.

22CTC, art. cit., p. 19.

23Sh. Carapico, “Yemen and the Aden-Abyan Islamic Army”, p. 120, en Sheila Carapico, (ed.), Arabia Incognita: Dispatches from Yemen and the Gulf, EEUU, Just World Books, 2016.

24Entendido aquí como aquel discurso que promueve odio e intolerancia dentro y fuera del islam.

25Lackner, op. cit., p. 139. Uno de los casos más conocidos fue el de Sālim Ḥamdān y Nāsir al-Bahrī (alias Abū Ŷandal), exescolta y conductor de bin Lādin. Véase documental dirigido por L. Poitras, The Oath (documental), EEUU, 2010. Para al-Bahrī, a diferencia de su tiempo en el que había algo de ideología en la organización, “las nuevas generaciones están preparadas para matar”.

26El aberrante caso de estas prisiones muestra cómo mucha gente inocente fue encerrada, torturada e incluso asesinada, y en la mayoría de los casos se obtuvieron “confesiones” forzadas de muchos reclusos. Según estimaciones, 115 de los 770 “reclusos” eran yemeníes. Lackner, op. cit., p. 88.

27Originario de Mukayrās (gobernación de Abyan), fue cercano a bin Lādin en Afganistán. Después de la operación estadounidense en Tora Bora en diciembre de 2001, huyó a Irán donde fue arrestado y posteriormente deportado a Yemen para ser encarcelado hasta 2006.

28Liderado por Ḥamza Sālim ʿUmar al-Kuwaytī, originario de Ḥaḍra- mūt, quien también escapó de prisión en 2006. Se trató de una célula que perpetró diversos ataques pero que en ocasión de la muerte de su líder (2008) y de diversas operaciones de contraterrorismo, declinó hasta el punto de desaparecer.

29En 2009 se reportó el atentado contra el entonces viceministro de Arabia Saudí, Muḥammad bin Nāyaf, suceso en el cual sólo resultó herido, pero que mostró las ambiciones de AQPA y los rezagos del impacto de la guerra del Golfo.

30Autores franceses plantean que es exagerado leer el atentado en París como una proyección de la violencia armada en Yemen: “Debe interpretarse a la luz del contexto francés y el curso de la vida caótica de los atacantes, desde orfanatos hasta cárceles”. Bonnefoy, op. cit., p. 179.

31A. al-ʿAwlaqī, “Message to the American People”, Global Islamic Media Front, 19 de julio de 2010, 6:55, (paréntesis míos), citado en Combating Terrorism Center (CTC), “A False Foundation? AQAP, Tribes and Ungoverned Spaces in Yemen”, West Point, septiembre de 2011, p. 44. Nidal Hasan fue un soldado estadounidense que en noviembre de 2009 asesinó a 13 colegas en la base de Fort Hood en Texas.

32Véase por ejemplo a S. Phillips & R. Shanahan, “Al-Qaʿida, Tribes and Instability in Yemen”, Lowy Institute, noviembre de 2009.

33Por ejemplo, en el tema económico, si bien Yemen no es enteramente dependiente del petróleo y no tiene reservas comparadas con las de sus vecinos, la producción alcanzó un punto máximo en 2011. Después de este año la baja de los precios del petróleo empeoraría la economía yemení. Véase P. Salisbury, “Yemen’s Economy: Oil, Imports and Elites”, Chatham House, octubre 2011 y S. Phillips, Yemen and the politics of permanent crisis, IISS, Routledge, 2011.

34 K. Zimmerman, “A New Model for Defeating al Qaeda in Yemen”, American Enterprise Institute for Public Policy Research, septiembre de 2015, p. 5.

35El movimiento ḥūṯī es un actor importante en la historia contemporánea del país. Compuesto mayoritariamente por zaydíes, también cuenta con militantes y simpatizantes de diversas tribus y grupos políticos, étnicos y religiosos. Su origen se remonta a la década de 1990, pero se catapultó en el escenario nacional a partir del conflicto con el Estado yemení, de 2004 a 2010, hechos que se conocen como “las Guerras de Ṣaʿda” y con la toma de la capital en 2014. Para un análisis más detallado véase F. Medina Gutiérrez, “El movimiento Ḥūṯī (Ansar Allah) y la guerra en Yemen”, Estudios de Asia y África, 171, 2020, núm. 1. Para la propuesta federalista, véase P. Salisbury, “Federalism, conflict and fragmentation in Yemen”, Saferworld, octubre de 2015.

36Recordemos que Arabia Saudí decidió cortar el financiamiento y ayuda a Yemen en diciembre de 2014.

37A raíz de la muerte de Ṣāliḥ el 4 de diciembre de 2017 a manos de los ḥūṯī, esta alianza entró en crisis y se debilitó su poderío en operaciones militares en el sur contra AQPA. El CGP enfrentó una etapa de cambio y reconfiguración de su estrategia.

38En algún momento incluyó a Qatar, aunque fue expulsado tras la crisis diplomática con Riad desde 2017.

39Zimmerman, op. cit., p. 9. Es importante anotar que Estados Unidos no respondió al deterioro de la situación interna de Yemen y en su lugar decidió dar vía libre a Arabia Saudí para manejar la situación con total libertad e impunidad.

40Para un estudio de diferentes elementos en el islam véase F. Medina Gutiérrez, “Algunos conceptos clave en la historia y el presente del islam” (pp. 141-176), en Medina Gutiérrez, Cure Hazzi y García (eds.), Los rostros del otro. Colonialismo y construcción social en Medio Oriente y Norte de África, Colombia, Universidad Externado de Colombia, 2019.

41Se encuentran posturas dentro de los think tank estadounidenses que sostienen que los ḥūṯī no son un proxy de Irán, a pesar de alguna clara influencia iraní dentro del movimiento. Zimmerman, op. cit., p. 9. Procuro debatir con más profundidad este tema en otro texto: F. Medina Gutiérrez, “¿Una guerra proxy? Debatiendo la actualidad de la guerra en Yemen”, memorias IX Congreso Nacional y I Congreso del Caribe, ALADAA, 31 de octubre y 1 de noviembre 2019, Universidad Libre Cúcuta, 2020.

42Los pocos reportes de ataques de EAU esconden en realidad que iban detrás de intereses personales en las provincias del sur con el objetivo de tomar el control de yacimientos de petróleo y gas. Al respecto, véase A. Mohammed y A. Hashem, “The Brutalization of Terrorism in Yemen: The fragile war against al-Qaida”, Abaad Studies & Research Center, 2017. No es accidental que recientemente fuerzas de EAU hayan incursionado en la isla de Suquṭra, lo que advierte de su posible presencia incluso después que se llegase a lidiar con los ḥūṯī.

43Zimmerman, op. cit., p. 27.

44El diario The Independent reveló, tras entrevista con un alto comandante emiratí, que EAU llegó a reclutar antiguos miembros de AQPA con el objetivo de “rehabilitarlos” de un día a otro, lo que “olvida” toda la complejidad que esta organización representa. B. Trew, “Former al-Qaeda footsoldiers have been allowed into Yemen forces, admits UAE military”, The Independent, 16 de agosto de 2018.

45“Relaciones internacionales y orientalismo periférico: lecturas sectarias desde América Latina”, Revista CIDOB d’Afers Internacionals, núm. 122, 2019, pp. 226-229.

46Medina Gutiérrez, Memorias 2020, p. 8.

47El acuerdo de normalización de relaciones diplomáticas entre Emiratos Árabes Unidos e Israel no fue ajeno a la crítica de AQPA. El 2 de septiembre de 2020 publicó un comunicado condenando dicho acto, criticando a la familia real emiratí y en el que denuncia el acuerdo porque implica establecer bases de espionaje en la isla yemení de Suquṭra. Esto contribuye a debatir el aparente bloque sunní “homogéneo” en la región.

48Si bien algunos de los miembros del EI son de origen yemení, principalmente desertores de AQPA y otras organizaciones, no se descarta la presencia de excombatientes iraquíes, sirios y saudíes que hubieran entrado al país.

49En aquel entonces, Abū Bakr al-Bagdādī (muerto en 2019) aceptó un juramento de lealtad (bay‘a) de un grupo de simpatizantes del EI en Yemen, convirtiéndose en provincia (wilaya) y creando subwilayas en Ḥaḍramūt y en Ṣan‘āʾ. M. L. Clausen, “Islamic State in Yemen - A rival to al-Qaeda?”, Connections Q J, 16, núm. 1, p. 51, y Estado Islámico, “Remaining and expanding”, Dabiq, núm. 5, pp.20-33, 1436, Muharram.

50Véase Mohammed & Hashem, art. cit., p. 20 e “IS Fighters in Yemen Explain AQ’s ‘Deviation’ Following Arab Spring in Video Documentary”, SITE Intelligence Group, 30 de abril de 2020.

51Clausen, art. cit., p. 58, realiza un recuento de algunos de los ataques más importantes del EI en Yemen.

52Carapico, op. cit., p. 195.

53CTC, art. cit., p. 59.

54Si bien el término “tribu” siempre ha sido un problema en los debates académicos, autores como Weir y Dresch aceptan con limitación usar esta categoría en el contexto yemení. En este escrito entiendo “tribu” como una entidad política diversa y me apoyo en la postura de Dresch, quien traduce tribu como qabīlah, y a sus miembros como qabīlī (pl. qabāʾil). Véase P. Dresch, Tribes, Government and History in Yemen, Oxford, Clarendon Press, 1989, y Sh. Weir, A Tribal Order: Politics and Law in the Mountains of Yemen, Estados Unidos, University of Texas Press, 2007.

55Para un análisis detallado véase M. Brandt, “The global and the local: al-Qaeda and Yemen tribes”, en Virginie Collombier y Oliver Roy (eds.), Tribes and Global Jihadism, Oxford, University Press, 2018 y Hamad Zahonero, art. cit.

56Brandt, op. cit., p. 112.

57Lackner, art. cit., p. 143.

58Para su relación con lideres tribales y el sistema de cooptación de las tribus véase S. Phillips, “What Comes Next in Yemen”? Al-Qaeda, the Tribes, and State-Building”, Carnegie Endowment for International Peace, Middle East Program, núm. 107, marzo de 2010.

59Zimmerman, op. cit., pp. 12-13.

60AQPA tuvo control de al-Mukalā hasta mayo de 2016, cuando tropas de EAU incursionaron y “recuperaron” la ciudad. Sin embargo, hay relatos fidedignos, corroborados por autores como Salisbury y Horton, que indican que no hubo ningún enfrentamiento, y que más bien AQPA se retiró unilateralmente sin oponer resistencia como resultado de negociaciones con líderes locales. Véase Clausen, art.cit., p. 50-62.

61Phillips y Shanahan, art. cit., p.7 (comillas mías).

62Para un análisis detallado véase F. Halliday, Revolution and Foreign Policy: The case of South Yemen 1967-1987, Cambridge, University Press, 1990 y S. Dalghren, “The Snake with a Thousand Heads”, Middle East Report, 256, 2010.

63 S. Dalghren, “A Poor People´s Revolution: The Southern Movement Heads toward Independence from Yemen”, p. 257, en S. Carapico (ed.), Arabia Incognita: Dispatches from Yemen and the Gulf, EEUU, Just World Books, 2016.

64Al-Fadli, quien proviene de familia de sultanes de Abyan y de grandes terratenientes despojados de sus tierras que fueron al exilio en Arabia Saudí, Inglaterra y en otros lugares, también hizo parte de la resistencia del sur posterior a 2011 contra el gobierno de Ṣāliḥ, sosteniendo que su llamado para el establecimiento de un Estado Islámico en Yemen era parte del pasado. Dalghren, “The Snake with a Thousand Heads…”, s/p, y Carapico, “Yemen and the Aden-Abyan Islamic Army”, p. 118.

65El 16 de junio de 2020, Naciones Unidas retiró de su “lista negra o de la vergüenza” a la coalición que lidera Arabia Saudí y Emiratos Árabes, provocando el repudio de organizaciones humanitarias como Human Rights Watch. Según la ONU, solamente en 2019 los bombardeos mataron o mutilaron a 220 niños y niñas. Cabe recordar que uno de los peores ataques fue el del 9 de agosto de 2018 a un autobús escolar, que provocó 50 muertos (de ellos 29 niños y niñas, menores de 15 años) y 70 heridos (de ellos, 30 menores). Las bombas fueron suministradas por Estados Unidos. Véase N. Elbagir et. al., “Bomb that killed 40 children in Yemen was supplied by the US”, CNN, 17 de agosto de 2018.

66Cada una de estas campañas tienen justificaciones y proceder diferente, inclusive bajo cada administración presidencial en Estados Unidos. Por ejemplo, “La administración Obama justificó la expansión por la necesidad de neutralizar los santuarios de la insurgencia en Pakistán para conseguir rápidos resultados en Afganistán. A su juicio, los drones habían mostrado gran efectividad en la lucha contra Al-Qaeda y el talibán, a la vez que servían como medio de presión para obtener mayor colaboración del gobierno de Islamabad. Sin embargo, el mito de la efectividad empezó a quedar en entredicho a medida que se ampliaron los criterios para la determinación de los blancos potenciales”. E. Baltar Rodríguez, “Estados Unidos y Pakistán en la guerra contra el terrorismo: disimetría y conflicto de intereses geopolíticos”, Estudios de Asia y África, 53, núm. 3 (2018), p. 517-518.

67Véase Zimmerman, (2015), op. cit. De hecho, continúan con sus ataques a nivel internacional, como sucedió con el atentado a la base naval estadounidense de Pensacola, Florida, el 6 de diciembre de 2019, reivindicado por AQPA.

68Para escuchar la opinión de algunas de estas comunidades véase, por ejemplo, Ch. Madlena et. al., “We dream about drones, said 13-year-old Yemeni before his death in a CIA strike”, The Guardian, 2015.

69 Bureau of Investigative Journalism, “Strikes in Yemen”, 2020.

70 C. Toensing, “Obama’s Firing Range in Arabia”, p. 237, en Sheila Carapico (ed.), Arabia Incognita: Dispatches from Yemen and the Gulf, EEUU, Just World Books, 2016.

71 M. Horton, “Drone Warfare in Yemen: A Catalyst for the Growth and Evolution of AQAP”. The James Town Foundation, 11 de septiembre de 2017, p. 5.

72Ibid.

73“Ansar al-Shariʿa” (p. 196), en Carapico (ed.), Arabia Incognita: Dispatches from Yemen and the Gulf, EEUU, Just World Books, 2016.

74Horton (2017), art. cit., p. 5. Para un análisis más detallado de la relación entre Estados Unidos y Yemen, véase Lackner, art. cit.

77* El presente texto utiliza la transliteración del árabe al español de J. Cortés, Diccionario de árabe culto moderno, Madrid, Gredos, 1996, a excepción de los nombres de países y de la palabra chiíes para facilitar la lectura. Además, con el objetivo de representar lo más fielmente posible la lectura de los sonidos árabes, se opta por transliterar el artículo árabe “al” siguiendo las reglas de asimilación que se aplican a éste, según las cuales, cuando va precedido de ciertas consonantes, la letra “l” se transforma, en la pronunciación, en tales consonantes.

Traducción de Gonzalo Celorio Morayta (inglés)

Traducción de Ariel Elbaz (francés)

Recibido: 01 de Agosto de 2019; Aprobado: 01 de Junio de 2020

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons