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Estudios de cultura náhuatl

Print version ISSN 0071-1675

Estud. cult. náhuatl vol.46  Ciudad de México Jul./Dec. 2013

 

Reseñas bibliográficas

 

Louis Cardaillac, Dos destinos trágicos en paralelo. Los moriscos de España y los indios de América

 

Miguel León-Portilla

 

México, El Colegio de Jalisco, 2012, 414 p.

 

Nos presenta Louis Cardaillac su libro Dos destinos trágicos en paralelo: los moriscos de España y los indios de América, publicado el año pasado con el sello editorial de El Colegio de Jalisco.

Este libro ofrece un gran caudal de información y otro tanto de reflexión y análisis. En cierto sentido es una especie de enciclopedia acerca de lo que ocurrió a los moriscos y a los amerindios una vez que quedaron sometidos al poder español. En su presentación hace ver que unos y otros son dos trágicos ejemplos de pueblos vencidos. Y tras enumerar aspectos de sus respectivas situaciones paralelas, acertadamente discute con cautela los que llama "límites del paralelismo".

Y no será impertinencia recordar aquí que la presencia de moriscos tuvo tan grande significación en España que Miguel de Cervantes, en El Quijote y otras de sus obras, aduce varios casos de encuentros con algunos de ellos. Al Quijote remito a quienes deseen ponderar lo que de ellos, con tan buen tino, adujo el gran Manco de Lepanto.

Cardaillac recuerda que los moriscos habían estado, antes de la toma de Granada, como mudéjares, bajo la soberanía de la Corona española, viviendo en territorios ya reconquistados por los cristianos. Otros moriscos hubo también, los que hasta la toma de Granada habían perdurado en un contexto abiertamente musulmán. Como lo hace ver, el caso de los amerindios fue muy distinto. Éstos no habían tenido contacto alguno con los españoles hasta el tiempo de la Conquista. Ellos no compartían rasgos culturales con los españoles, a diferencia de los moriscos que sí participaban ya de varias formas de la cultura de quienes los vencieron. Estos y otros elementos, presentados por Cardaillac, muestran que, no obstante semejanzas, hubo grandes diferencias entre los moriscos y los amerindios.

La obra se distribuye en cuatro partes y una sección de conclusiones, que se desarrollan no sólo en una secuencia temporal sino, sobre todo, en función de las instituciones y circunstancias en que coexistieron los moriscos y los amerindios con los españoles. Así, primeramente, atiende al proceso de la evangelización y conversión al cristianismo de los dos grupos étnicos. Valora allí las estrategias adoptadas por los eclesiásticos españoles y también por la Corona. Se fija en algunos comentarios que dejó escritos en su Historia eclesiástica indiana el franciscano fray Jerónimo de Mendieta. Según esto, la empresa cristianizante, aunque se inició con gran celo y entusiasmo, con el paso del tiempo fue decreciendo. Ello se debió, entre otras cosas, a un cansancio de los evangelizadores que, en contra de su tarea, tenían el mal ejemplo de muchos españoles que se interesaban sobre todo en enriquecerse, incluso a costa de los indios. Como lo nota, el imperialismo español se sobrepuso entonces al humanismo católico. Y quiero marcar aquí que el libro de Cardaillac no es una obra anti-hispánica. Me consta, y su trabajo lo confirma, que con una gran apertura de mente, busca siempre la objetividad.

Reconoce que, sobre todo los frailes y entre ellos particularmente los franciscanos, si bien actuaron con firmeza lo hicieron siempre con benevolencia. Ello se manifiesta, nos dice, en el campo de la educación, tal como trataron de implantarla entre moriscos e indios. En lo que toca a estos últimos toma él en cuenta lo que expresó Robert Richard en su libro La conquista espiritual de México. Pondera así lo que fue el esfuerzo de los frailes al elaborar catecismos y doctrinas cristianas en lenguas como el náhuatl, el zapoteco, el quechua del Perú y muchas más.

Adelante, en la segunda parte de su obra, relacionará esto con la preparación de diccionarios y gramáticas en lenguas indígenas, tarea que tiene él por extraordinaria.

No soslaya, sin embargo, recordar también que, si hubo algunos que llegaron a persuadir a las autoridades españolas de que las lenguas indígenas carecían de vocablos para expresar los grandes misterios de fe y la doctrina cristiana, hubo otros, como Francisco de Ávila, que en el Perú opinaron lo contrario. Y si eso fue el caso con los amerindios, respecto de los moriscos muestra cuáles fueron algunos de las grandes dificultades en el proceso de la evangelización.

Los seguidores del Islam, dice Cardaillac, se mantuvieron casi inmunes a la actuación de la Inquisición. La idea de que los moriscos no tenían limpieza de sangre como los cristianos viejos, siempre fue un obstáculo muy difícil de superar.

Particular atención concede Cardaillac a la actuación de varios obispos españoles como los de Valencia, Granada y otros en lo tocante a la forma como había que actuar para atraer a los moriscos. A su parecer, y apoyándose en el de otros contemporáneos, en la actitud de esos obispos pueden hallarse en gran medida las causas del fracaso de la cristianización de los moros.

La primera parte concluye con una paralela presentación de las actitudes de las órdenes mendicantes ante los amerindios. Es en ese contexto donde Cardaillac pondera las ideas y actitudes de quienes califica de dos frailes ejemplares. Son ellos Bartolomé de las Casas y Bernardino de Sahagún. Desde luego su apreciación es del todo correcta. Aquí me permito añadir que, tal vez para una futura edición de este libro, valdría la pena dar entrada a otros frailes que fueron también ejemplo, como Antón de Montesinos y el grupo de dominicos que, en la isla de Santo Domingo, condenaron abiertamente el proceder de los encomenderos. También pienso que cabría atender a frailes como Domingo de Santo Tomás, en el Perú, y Alonso de la Veracruz, en Michoacán y luego en la Universidad de México donde se puso en tela de juicio el derecho de Conquista. Es interesante que esta parte concluya con una descripción y valoración de lo que fue la obra jesuítica entre los amerindios y así mismo con lo que describe él como presencia de los mismos en la actual América Latina. Cardaillac alaba su proceder y sostiene que en su trabajo estos jesuitas "actúan en la línea de las grandes orientaciones de sus fundadores".

La segunda y tercera partes del libro guardan estrecha relación y por eso voy a comentarlas en forma interrelacionada. En la segunda parte el tema es el de la lengua, el árabe entre los moriscos y los numerosos idiomas hablados por los amerindios. Aunque hubo varias diferencias en la actitud de la Corona frente a este asunto en los dos contextos, el morisco y el amerindio, hay también algunas coincidencias. En el caso de los moriscos, según lo hacer ver bien el doctor Cardaillac, la tónica principal fue combatir el uso del árabe así como el empleo de libros impresos en dicha lengua. En el caso de los indígenas de América hubo ambivalencia y sobre todo una gran diferencia entre la postura adoptada por el gobierno de la casa de Austria y los borbones.

Para el nuevo Mundo la Corona ordenó muchas veces a los misioneros y sacerdotes seculares, por medio de los obispos, que aprendieran lenguas indígenas. Pero también, en varios momentos, sobre todo durante el último siglo de la dominación española, es decir el XVIII, se insistió en que los indios debían aprender español. En esto intervino no sólo la Corona sino la Iglesia. Aunque el doctor Cardaillac describe varios de los modos adoptados por la Iglesia, entre ellos la publicación de catecismos y doctrinas cristianas, concede menos atención a lo que podemos llamar labor lingüística espiritual de muchos eclesiásticos. Me atrevo a hacer aquí algunas consideraciones porque, reconociendo en el libro de Cardaillac un gran manantial de testimonios, creo que no será crítica a su obra formularle algunas preguntas. ¿Por qué concede relativamente poca atención a la elaboración de artes, gramáti-cas o vocabulario en muchas lenguas amerindias? ¿Con qué propósito piensa que se elaboraron? ¿Tiene sentido en la actualidad estudiar esas producciones haciendo abstracción con las formas con las que fueron elaboradas? Es interesante notar que entre los múltiples empeños de distinguidos lingüistas que hay en la actualidad, uno es el que se nombra "lingüística misionera". Es ella la que se refiere precisamente a las aportaciones gramaticales y léxicas de los frailes de las tres órdenes mendicantes y de los jesuitas.

Dos hechos muy diferentes se desarrollaron frente al empeño lingüístico del Estado y la Iglesia española. En el caso de la lengua árabe, estuvo su perduración entre los moriscos hasta los tiempos de su expulsión, de tal manera que fue relativamente poco lo que obtuvo la Corona con sus prohibiciones. En el caso de las lenguas amerindias, que tanto interesan a Cardaillac, pues en su estudio considera lo que ha ocurrido hasta la época actual, es innegable que de estos idiomas muchos han desaparecido y otros se encuentran en grave riesgo de extinción. Y, como lo hace ver, no fue sólo España la que se mostró adversa, a las lenguas originarias sino también fue el caso de muchos gobiernos de países latinoamericanos una vez consumada su independencia.

Hoy existe una nueva conciencia ante el valor, a mi juicio inapreciable, de estas lenguas. En el caso de México existe una ley sobre los idiomas nativos, un Instituto de Lenguas Indígenas y algunos proyectos en apoyo de las mismas. Todo esto no es suficiente y es innegable que, a partir del Encuentro de Dos Mundos, se inició un proceso adverso al desarrollo pleno de estos idiomas. Añadiré que hay lingüistas que auguran, teniendo en mente no solo a los idiomas amerindios, que en dos o tres siglos el número de lenguas habladas en el mundo se habrán reducido en forma verdaderamente alarmante.

Se ocupa también Cardaillac de las reacciones de los moriscos y los indios frente a las imposiciones de la Iglesia y la Corona española. Ciertamente hubo, y bien las documenta Cardaillac, reacciones violentas entre moriscos e indígenas. En el caso de los moriscos cabe recordar la Guerra de la Alpujarra. En el caso de los indios, cita Cardaillac, el gran levantamiento que hacia 1540 ocurrió en el norte de Jalisco y en las zonas colindantes de Zacatecas. Fue la llamada "Guerra del Mistón", encabezada por Francisco Tenamaztle, la que puso en jaque seriamente al virreinato. Así lo muestra el hecho de que el virrey Antonio de Mendoza organizara un numeroso ejército para sofocarla.

Diré aquí que, de esta gran rebelión, me he ocupado y he publicado un libro que copatrocinó El Colegio de Jalisco. Otra actitud asumida sobre todo por los indios fue la disimulación. De ella da varios ejemplos Cardaillac, y algunos muy elocuentes.

En el caso del Perú cita a los indios tehuarochiri, entre los que el párroco Francisco de Ávila descubrió el oculto sentido que daban a las ceremonias de determinadas fiestas religiosas. Una consecuencia de esa oculta simulación fue el hecho de que el arzobispo de Lima llegó a informar al Consejo de las Indias acerca de la forma que había de reacciones contra esos ocultos idólatras. Admite al final de esta parte el autor que, si hubo casos de simulación del cristianismo, hubo también entre los indígenas quienes, al parecer, se convirtieron sinceramente a él.

La cuarta y última parte continúa de algún modo el tema anterior. Trata de procesos de aculturación y convivencia que se produjeron entre moriscos y españoles y entre éstos y los grupos amerindios. El tema lo enfoca mostrando cómo se comportaron en muchos casos moriscos e indios en su forzada existencia entre dos culturas, la suya propia y la que trataban de imponerles los españoles. Muestra de ello lo ofrece, entre los moriscos, la que se ha llamado literatura aljamiado-morisca. Y entre los indios algunos códices producidos también en diversos momentos a lo largo del periodo colonial.

En tales manuscritos indígenas, como subraya Cardaillac, abundan las denuncias de atropellos que en muchos casos recibieron los indios de sus encomenderos y otras autoridades españolas.

Sin embargo para nuestro autor no todo fueron enfrentamientos, disimulo y reproches. A su parecer hubo acercamientos, por ejemplo, en el campo del arte. Para ello se fija en el mudéjar y el tequitqui. El primero es el que surgió a lo largo de siglos, con la participación de artistas árabes que vivían sometidos en territorios dominados por los cristianos. El arte mudéjar ha sido objeto de estudios como una creación digna de aprecio. En cuanto al arte tequitqui, llamado así por el investigador de la historia del arte José Moreno Villa, se torna patente en la arquitectura de los grandes conventos y otras edificaciones en el periodo colonial. Es la mano del indio que no sólo cargó piedras y otros materiales para la construcción, sino que también dio salida a su inspiración estética proveniente de tiempos prehispánicos. De todo esto proviene un mestizaje cultural que nuestro autor cree necesario poner de relieve.

Otro campo que también atiende es el del sincretismo religioso que se produjo en el contexto de los pueblos sometidos. Y citaré aquí el parecer del jesuita Eugenio Maurer, quien ha trabajado entre grupos indígenas de Chiapas, ha estudiado numerosos antiguos testimonios y sostiene que en vez de sincretismo podría hablarse de diversas formas de síntesis. Sincretismo significaría una mezcla un tanto desordenada, en tanto que el concepto de síntesis implica la construcción de una cierta estructura entre dos contextos religiosos diferentes. En el caso de los moriscos, nuestro amigo aduce el llamado "Evangelio de Bernabé" que aparece como un intento de acercar las creencias cristianas y musulmanas presentando a un Jesús cuyo evangelio guarda relación con el Islam. Esto último, poco conocido, constituye otra muestra de la amplitud de conocimientos que, acerca de los moriscos, nos ofrece aquí Cardaillac.

Un último ejemplo de acercamiento lo ofrece un personaje que mucho ha estudiado Cardaillac: el apóstol Santiago. Siendo verdad que éste aparece en no pocas ocasiones como matamoros y también como mataindios, su figura también llegó a ser asimilada por moriscos y amerindios. Estos últimos al tener conciencia de no poder vencerlo, optaron por hacerlo suyo incorporándolo al conjunto de los seres que mayor adoración les merecían.

Las conclusiones a que llega Cardaillac, de varias formas están ya prenunciadas a lo largo de su libro. Por ello creo que no es necesario reiterar su elenco. Al menos diré que los casos de la expulsión de los moriscos y del sometimiento de los indios, sí fueron golpes muy duros en lo más hondo de su ser, mas fueron al fin superados, como lo muestran varios aspectos de sus respectivas identidades actuales. Es cierto que los descendientes de los amerindios llevan la peor parte en el contexto de la vida económica y cultural de sus respectivos países en Latinoamérica. Pero también es verdad que, como lo nota en su conclusión Louis Cardaillac, si la conquista supuso violencias y destrucciones, también hubo acercamientos y comprensiones. Las voces de fray Bartolomé de las Casas, Francisco de Vitoria, Vasco de Quiroga, fray Bernardino de Sahagún y otros, manifiestan su interés en los pueblos indígenas.

Y respecto de nuestro siglo XXI afirma que hay voces de personalidades y organismos que abogan por el reconocimiento de las culturas indígenas y de sus lenguas, proclamando el respeto y la defensa de los pueblos indios, dejan entrever un porvenir esperanzador.

Por mi parte añadiré que, si se dice como un lugar común que la historia la escriben siempre los vencedores, tanto entre los moriscos como en los indios de América hubo también vencidos que narraron lo que vieron y sintieron en sus enfrentamientos con el poder español. Me atreveré a decir algo que puede sonar vanidoso. Al publicar el libro que intitulé Visión de los vencidos y luego otro, El reverso de la conquista no hice sino servir a los pueblos indígenas de portavoz de lo que ellos mismos habían expresado, como fue el caso de los mexicas en los Anales de Tlatelolco y los testimonios que trasmitieron a fray Bernardino de Sahagún y los sacerdotes Chilam Balam que, asimismo, nos hicieron llegar sus testimonios.

El libro de Louis Cardaillac es obra de tema histórico pero de tema que mantiene resonancia en la actualidad. Sinceramente lo felicito por haberlo escrito y al Colegio de Jalisco por haberlo publicado.

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