Señor editor: En México, durante marzo de 2020, el Consejo General de Salud declaró emergencia sanitaria nacional por la epidemia de Covid-19 y pidió a la población permanecer en casa, situación que en otros países ha impactado en el estilo de vida y ha modificado hábitos diarios como alimentación, actividad física, tabaquismo y consumo de alcohol,^1,2,3,4,5 aspectos que anteriormente no habían sido evaluados en población mexicana. Por ello, en mayo de 2020, a través de una encuesta difundida en redes sociales, se identificó que en 1 074 personas mayores de edad, más de 45% aumentó la frecuencia y cantidad de alimentos ingeridos, 32.2% fumó más, 17.6% ingirió más alcohol y la actividad física disminuyó en 36%. Estos cambios están asociados con el sexo, estado civil, estado de ánimo, escolaridad y nivel de aislamiento. Asimismo, las mujeres y quienes se encuentran sometidos a más restricciones de confinamiento tienen mayor riesgo de aumentar la cantidad y frecuencia de la ingesta de alimentos. En contraste, los solteros -con mayor escolaridad- y quienes han mantenido su estado de ánimo tienen menor riesgo de ingerir más alimentos. De manera similar, las personas solteras y aquellas sin cambios en su estado de ánimo tienen menor probabilidad de consumir más alcohol. Finalmente, las mujeres tienen menor riesgo de disminuir la actividad física. Estamos ante un evento histórico y, hasta donde sabemos, este estudio es de los primeros en investigar el impacto inmediato del encierro por Covid-19 en diversos hábitos y estilos de vida entre los mexicanos. Estos cambios requieren ser evaluados y monitoreados, ya que muchos de ellos están relacionados con condiciones que pueden agravar el curso de la enfermedad por Covid-19, por lo que los servicios de salud y las medidas de promoción deben enfocarse no sólo en la prevención de aquellos factores relacionados con el contagio, sino también en los que puedan complicar su curso, retomando el modelo de factores de riesgo comunes con una perspectiva integral.