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Salud Pública de México

Print version ISSN 0036-3634

Salud pública Méx vol.51 n.2 Cuernavaca Mar./Apr. 2009

 

NOTICIAS
NOTICIAS DE SALUD AMBIENTAL EHP-SPM

 

Señal intensa para los efectos de los teléfonos celulares*

 

 

Dado que hay 3 mil millones de usuarios de teléfonos celulares en todo el mundo, y más de 260 mi-llones únicamente en Estados Unidos -entre ellos 46% de los niños estadounidenses de 8 a 12 años de edad, según las cifras de la empresa Nielsen Mobile publicadas el 10 de septiembre de 2008-, la exposición humana a la radiación de baja energía dentro del rango de 800 a 2 000 megahertz está todo el tiempo a su máximo. El intento más reciente de estudiar de manera sistemática la evidencia epidemiológica del riesgo incrementado de tumores cerebrales relacionado con el uso de teléfonos celulares indica que las repercusiones de este experimento global están saliendo a la luz. En un meta-análisis publicado en el número de mayo de 2008 del International Journal of Oncology, investigadores suecos encontraron asociaciones importantes entre el uso prolongado del teléfono celular y el riesgo de tumores cerebrales.

"Encontramos que el uso de los teléfonos celulares está vinculado a los gliomas [tumores cerebrales malignos] y a los neuromas acústicos [tumores benignos del nervio auditivo del cerebro], y éstos se están manifestando después de tan sólo diez años", dice el autor principal Lennart Hardell, oncólogo y epidemiólogo del cáncer del Hospital de la Universidad de Örebro, Suecia. Específicamente, en los estudios que incluyeron un mínimo de 10 años de exposición, se duplicó el riesgo de gliomas para las exposiciones ipsilaterales (del mismo lado) pero no para las contralaterales (del lado opuesto) de la cabeza (en relación con cuál mano utilizaba comúnmente el sujeto para sostener su teléfono celular). Se observó un incremento de 2.4 veces en el riesgo de neuromas acústicos debidos a exposición ipsilateral, mientras que no hubo incremento del riesgo de meningiomas (tumores que se presentan en las membranas que cubren el cerebro y la médula espinal).

"Resulta claro que necesitamos más estudios sobre el uso prolongado del teléfono celular para evaluar mejor los riesgos de cáncer", dice el coautor Michael Carlberg. El uso generalizado de los teléfonos celulares data aproximadamente de hace una década, y sin embargo los tumores cerebrales inducidos por las radiaciones normalmente tardan unos 10 a 15 años en desarrollarse, según la Sociedad Americana del Cáncer.

Al equipo de investigadores de Hardell se deben varios de los estudios incluidos en el meta-análisis. En el número de octubre de 2006 del World Journal of Surgical Oncology, los investigadores reportaron un incremento del 70% en el riesgo de astrocitomas (tumores cerebrales altamente agresivos) del grado III-IV en los usuarios de teléfonos celulares análogos. Notablemente, no hubo incremento en el riesgo de cáncer testicular, de linfoma de las células B ni de tumores de las glándulas salivales, lo cual sugiere que los hallazgos no se debieron a un sesgo de observación o de memoria, puesto que se habría tenido este sesgo para todos los tipos de tumores.

Con el fin de evitar que los estudios anteriores sesgaran las conclusiones de su meta-análisis de 2008, el equipo omitió del análisis sus propios estudios, y aun así encontró un riesgo significativamente mayor de gliomas y un riesgo incrementado en grado no significativo para los neuromas acústicos (incrementos de 50% y 210%, respectivamente) para las exposiciones ipsilaterales. "Estamos viendo ahora un patrón consistente de riesgo incrementado de glioma y neuroma acústico", dice el coautor Kjell Hansson Mild, físico especialista en radiaciones de la Universidad de Umeå, Suecia. "No sólo nuestros propios estudios están demostrando esto, sino también otros estudios que han incluido por lo menos diez años como periodo de latencia."

Está surgiendo evidencia que sugiere que los niños pueden ser más vulnerables a los efectos carcinogénicos potenciales de los teléfonos celulares y de otras tecnologías emisoras de microondas. "Se han suscitado inquietudes sobre la vulnerabilidad potencial de los niños a los campos de radiofrecuencia (RF) debido a que sus sistemas nerviosos en desarrollo son potencialmente más susceptibles", dice Leeka Kheifets, profesora de epidemiología de la Universidad de California en Los Ángeles y anteriormente directora del programa de investigación sobre el Campo Electromagnético del Instituto de Investigación de la Energía Eléctrica. "Además, su tejido cerebral es más conductor, la penetración de la RF es mayor en relación con el tamaño de la cabeza y a lo largo de su vida tendrán una exposición más prolongada [si bien el grado del riesgo de cualquier carcinógeno se determina principalmente con base en el tiempo exacto y la magnitud precisa de la exposición]."

La importancia de tener un cráneo más delgado y de la diferencia en las propiedades dieléctricas se ve confirmada por un estudio publicado en el número de Physics in Medicine and Biology del 7 de junio de 2008, que demuestra que el cerebro de un niño absorbe hasta el doble de RF que un cerebro adulto. Los niños hoy en día experimentan un periodo de exposición más prolongado porque comienzan a utilizar los teléfonos celulares a una edad más temprana, según Hardell; esto podría ser importante, porque la dosis acumulada parece ejercer una fuerte influencia sobre el incremento del riesgo de tumores cerebrales. Sin embargo, Kheifets añade que "faltan datos sobre los efectos de la exposición sobre los tumores cerebrales en niños [y] también es necesario examinar otros efectos sobre la salud."

La industria de las comunicaciones inalámbricas mira con cautela esta investigación. "El peso de la evidencia científica y las conclusiones de un gran número de revisiones científicas de expertos muestran que los teléfonos inalámbricos no plantean ningún riesgo para la salud", dice Joseph Farren, vicepresidente adjunto de asuntos públicos de la Asociación Internacional para las Comunicaciones Inalámbricas (CTIA). "La industria apoya la investigación continua conforme sigue evolucionando la tecnología, pero desea hacer énfasis en el hecho de que existe un consenso entre las principales organizaciones de la salud sobre el hecho de que la investigación científica publicada no muestra ningún motivo de preocupación."

Hardell concede que es demasiado pronto para determinar un límite seguro para el uso del teléfono celular. "¿Podemos decir que una llamada de diez minutos es equivalente a diez llamadas de un minuto?", pregunta. "Mientras no podamos responder estas preguntas, no podemos establecer un nuevo límite, ni siquiera afirmar qué parámetros o unidades contribuyen a definir ese límite. No obstante, puesto que sí vemos un incremento del riesgo de tumores cerebrales, es necesario aplicar el principio precautorio en esta situación, en especial para las exposiciones prolongadas que tienen probabilidades de afectar a los niños en particular." En la práctica, esto podría implicar limitar el uso de los teléfonos celulares por los niños y emplear teléfonos con altoparlantes para minimizar la exposición directa de la cabeza.

 

M. Nathaniel Mead

 

* Publicado originalmente en Environmental Health Perspectives, Volumen 116, Número 10, octubre 2008, página A422.

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