Al seguir la historia de las publicaciones con el término COVID en PubMed, de 2019 al día de esta consulta se obtienen 325,878 resultados, en los que ya aparecen 1,834 con fecha de 2023, cuando en 2019 solo aparecían 306¹, por lo que no sorprende que se nos haya apartado de una vida que se consideraba “normal”. El SARS-CoV-2 no solo modificó nuestra manera de socializar, también influyó sobre qué y cómo se publica.

Los efectos en la sociedad son evidentes y no solo se han transformado algunas prácticas sociales, sino se ha reformulado lo que sabemos sobre la enfermedad y, en ese sentido, hay aprendizajes valiosos. Iniciamos con patología respiratoria, ya que las primeras variantes afectaban a las células que cubren el epitelio alveolar, en las que se observó la gran mortalidad por falla respiratoria.

Conforme la pandemia ha evolucionado, más y más órganos y sistemas se reportan afectados con cambios asociados con este virus que no se pensó pudiesen ocurrir. En este número que inaugura el 2023, los doctores Escobar Pérez, Del Río Quiñones y Vaca reportan con base en un caso de una patología poco frecuente, mielitis transversa aguda como síndrome postinfección por SARS-CoV-2, y explican los posibles mecanismos que se han propuesto como explicación de los efectos del SARS-CoV-2 en el sistema nervioso².

En algún momento quisimos creer que el SARS-CoV-2 y la pandemia que este originó a finales de 2019 se terminarían; estamos iniciando 2023 y esa historia no solo no ha llegado a su fin, sino que el aumento de casos ha desembocado en mutaciones y el surgimiento de nuevas variantes. Además, la desconfianza, las supuestas teorías de conspiración, la sospecha de altas ganancias de las compañías y otras razones, han limitado la ejecución de medidas preventivas. Nos enfrentamos a cambios en la política de salud en China con un alarmante aumento de casos que se considera es consecuencia de la severa restricción de su política “cero COVID”, con la que se aplicaron extensos confinamientos y continuas pruebas de diagnóstico en la población, y que ante el descontento social fue necesario modificar sus políticas de movilidad. Algunos creen que el enfoque de China para controlar al virus ha ido demasiado lejos, pero los líderes del país asiático insisten en mantenerlo³. Sí, se limitó la infección y la mortalidad, pero no se eliminó la enfermedad y los casos han seguido en aumento. La carga económica y el descontento en la vida cotidiana han provocado un debate sobre si es el mejor camino para reducir los riesgos planteados por la pandemia, pues el confinamiento ha traído escasez generalizada de alimentos y artículos básicos, y los reclamos de los habitantes en los campamentos de cuarentena señalan que no ha sido la mejor estrategia.

Foto: NIAD

China, por sus propias razones, no aprobó la aplicación de vacunas occidentales producidas con técnicas como con las que cuentan las vacunas de Pfizer y Moderna, y decidió desarrollar las propias, pero al parecer las de ellos no han sido tan eficaces. Ahora que flexibilicen sus políticas, también tendrán que enfrentar los desafíos por el aumento en los casos de infección que saturarán el sistema de salud, además de la fuerte desaceleración económica y malestar público. Quizá no se ha dimensionado lo que representa el que un país como China enferme, y su repercusión en todo el mundo. Hay que tomar en cuenta que las cadenas de suministro se ven afectadas y, a consecuencia de ello, estamos viviendo la escasez o ausencia de diferentes artículos o materias primas que se importan desde ese país.

La nueva decisión implica otros riesgos, por ejemplo, ellos no se han enfrentado a las nuevas variantes, como la ómicron, y se desconoce cómo los afectará⁴.

¿Estarán dispuestos a aceptar las vacunas que han demostrado por mucho mayor efectividad y a aplicarlas a la población?, o ¿insistirán en esa posición de orgullo nacional para seguir por el camino de las políticas del antiguo régimen, como cuando Mao prefirió exportar su producción de granos y dejó que su población muriera de hambre?⁵

“Dicen que la historia se repite, lo cierto es que sus lecciones no se aprovechan”, Camille Sée⁶, autor de esta cita, nos conduce a reflexionar sobre la sexta ola con su gran número de contagios y casos graves. ¿No era de esperarse? ¿Se repetirá lo que se hizo en las olas anteriores?, o ¿aprendimos de nuestros errores y las estrategias que no funcionaron se modificarán? A casi tres años del inicio de la pandemia, nos encontramos con que se han reducido o casi extinguido las medidas para contener la transmisión masiva de la enfermedad. Los medios de comunicación y las redes sociales han promovido el debate de partidarios y contrarios, lo que genera confusión, desconcierto e incertidumbre, y si agregamos el silencio de las autoridades sanitarias (que no ofrecen explicación de la situación, previsiones o racionalidad de las medidas que se deben o no adoptar), se complican las decisiones que la población debería tomar⁷.

Pero, afortunadamente, ha quedado aprendizaje de las lecciones. Ya conocemos varios de los factores que favorecen la infección por el virus. Factores geográficos como: la temperatura, la humedad, los rayos UV, la velocidad del viento favorecen o limitan la diseminación del virus.

Aquellas personas con patología preexistente tienen mayor probabilidad de enfermar y morir; la disparidad en el acceso a los servicios de salud reveló la realidad de varios países en relación con sus sistemas de salud y las posibilidades de atender a la población que enfermaba; las ciudades con niveles altos de contaminación y altamente pobladas favorecen el aumento de casos de COVID-19^8,9.

También comprobamos que la vacunación y que el empleo de medidas tan sencillas como el uso del cubrebocas y el lavado de manos frecuente salvan vidas.

Esta pandemia no será la última y debemos prepararnos para las que vienen. Es imprescindible un sistema de vigilancia y monitorización desde la atención primaria. Mejorar los sistemas de salud con refuerzo a las campañas preventivas, realizar acciones para mejorar la calidad del ambiente, invertir en seguridad, en ciencia, acciones todas que resultarán en la mejora de la calidad de vida de la población¹⁰. Sí, entendemos que esto es más fácil de decir que de hacer. No olvidemos lo dicho por Camille Sée y aprendamos de las lecciones que nos deja la historia; sí, la que ahora nos toca vivir en un año que inicia y que deja atrás a un 2022 de triste recuerdo por los diversos acontecimientos mundiales que transcurrieron durante esos doce meses.

¡Seas bienvenido 2023!

Por mi raza hablará el espíritu