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Crítica (México, D.F.)

Print version ISSN 0011-1503

Crítica (Méx., D.F.) vol.42 n.126 Ciudad de México Dec. 2010  Epub May 12, 2020

https://doi.org/10.22201/iifs.18704905e.2010.866 

Notas bibliográficas

Álvaro Peláez Cedrés, Breve introducción al pensamiento de Carnap

Thomas Mormann1 

1Departamento de Lógica y Filosofía de la Ciencia Universidad del País Vasco UPV/EHU ylxmomot@sf.ehu.es

Peláez Cedrés, Álvaro. Breve introducción al pensamiento de Carnap. Universidad Autónoma Metropolitana, México: 2008. 235p.


Alguna vez fue una tarea fácil evaluar la significación de la filosofía de Carnap: Carnap tuvo una sólida reputación como figura líder del empirismo lógico, y el empirismo lógico se consideró una corriente filosófica tan muerta como pudiera estarlo. Popper se jactó de haber “asesinado” al positivismo lógico -“involuntariamente”- ya en 1934; otros culparon a Quine de haber perpetrado dicho crimen en “Dos dogmas del empirismo” (1951); o más tarde, también se sostuvo que Kuhn lo había hecho en La estructura de las revoluciones científicas (1962). Esos tiempos han cambiado. En los últimos veinte años, un creciente número de estudiosos se han ocupado en la tarea de minar esta imagen. En su opinión, hay mucho en la filosofía de Carnap que puede ser relevante hoy en día. Carnap se ha vuelto un clásico de la filosofía del siglo XX y entender su obra y su posición en el paisaje del pensamiento de dicho siglo se ha vuelto un tópico central en la agenda de la filosofía contemporánea. Sin embargo, al tiempo que existe una riqueza de publicaciones sobre diversos aspectos especializados de la filosofía de Carnap, los tratados introductorios que podrían ayudar al iniciado a encontrar su camino en esta área todavía son raros, en particular en español. En mi conocimiento, Breve introducción al pensamiento de Carnap de Álvaro Peláez es el primer libro de esta clase en lengua española.1

La organización del libro refleja más o menos el desarrollo histórico del pensamiento de Carnap, aunque los ocho capítulos son de peso y magnitud desiguales (los capítulos II y III comprenden más de la mitad del libro). No obstante, a fin de cuentas, Breve introducción de Peláez cubre razonablemente bien el “Carnap esencial” en la medida en que esto es posible para un libro introductorio de este alcance y de estas dimensiones. Quizás haya cierta tendencia hacia temas kantianos, como se evidencia en el índice: “Kant” aparece no menos de cincuenta veces, mientras que “logicismo” se menciona sólo tres. Asimismo, algunos pueden opinar que la filosofía posterior de Carnap se encuentra poco representada. No debemos olvidar que, después de todo, Carnap dedicó los últimos veinticinco años de su obra principalmente a los temas de la lógica inductiva -un hecho del que hasta ahora los estudiosos de Carnap difícilmente han tomado nota-.

Después de un breve capítulo introductorio sobre la vida de Carnap (capítulo I), Peláez se dedica a presentar el pensamiento de Carnap en seis capítulos y cierra con una evaluación del papel que Carnap podría tener para la filosofía de nuestros tiempos. Breve introducción se complementa con un apéndice sobre los axiomas geométricos que Carnap discute en su tesis doctoral Der Raum (1921), un pequeño índice analítico y una bibliografía anotada.

En esta reseña me concentraré en las cuestiones a las que Peláez presta mayor atención, a saber, la filosofía temprana de Carnap (capítulo II), el Aufbau (capítulo III), y la Sintaxis lógica (capítulo IV). Esos capítulos constituyen la mayor parte de Breve introducción, y puede decirse con justicia que tratan sobre las contribuciones más importantes de Carnap a la filosofía.

Durante largo tiempo, los filósofos y los historiadores de la filosofía prestaron escasa atención a los comienzos filosóficos de Carnap. Se lo consideraba un empirista lógico desde el comienzo, y esto era todo lo que había que decir acerca de él. En las últimas dos décadas, esto ha cambiado gradualmente, y se volvió claro que Carnap no podía ser caracterizado como un empirista sin más. Antes bien, fue un filósofo sofisticado influido en su juventud por una gran variedad de corrientes filosóficas, entre ellas el neokantianismo, el convencionalismo, la fenomenología de Husserl, y otras. Entre los temas tradicionalmente olvidados de la formación carnapiana se encuentra su tesis doctoral, Der Raum. Ein Beitrag zur Wissenschaftslehre (1921) [El espacio. Una contribución a la teoría de la ciencia], escrita bajo la dirección del neokantiano Bruno Bauch. Breve introducción de Peláez es uno de los pocos tratados que discute este trabajo de una manera detallada y profunda. En el Apéndice incluso se ofrece al lector una lista exhaustiva de los axiomas en los cuales Carnap basa su discusión de las relaciones entre geometría del espacio local y global.

Puede decirse que Der Raum fijó la agenda del trabajo filosófico de Carnap en los años veinte, y que incluso los orígenes de algunas de las ideas del Aufbau pueden rastrearse hasta este trabajo, que muestra la influencia de diversas corrientes filosóficas: el (neo)kantianismo, la fenomenología de Husserl, el convencionalismo de Poincaré, y el constructivismo lógico de Russell, para mencionar sólo unos pocos. Aunque no comparto la interpretación de Peláez por completo, estoy seguro que su presentación posibilitará al lector seguir las cuestiones más específicas de la discusión contemporánea en esta área. Esto no significa negar que la discusión de Peláez de Der Raum será de difícil acceso para algunos lectores, pero esto no se ha de considerar exclusivamente responsabilidad suya. Al menos en cierta medida, puede culparse al mismo Carnap de algunas obscuridades en dicha obra. Como se explicará en la próxima edición anotada bilingüe (alemán-inglés) de Der Raum, Carnap cometió algunos errores matemáticos que a menudo hacen difícil seguir su argumentación.

El tercer capítulo, titulado “El primer gran proyecto filosófico: la teoría de la constitución de mundos en el Aufbau”, puede ser considerado el centro del libro de Peláez. Contiene su interpretación del opus magnum de Carnap, Der logische Aufbau der Welt (La construcción lógica del mundo, 1928 [1988]). El Aufbau es una obra compleja que da lugar a diversas interpretaciones. Tradicionalmente, se ha leído como una obra más o menos empirista; más recientemente, varias interpretaciones enfatizan la herencia kantiana o neokantiana de esta obra. Peláez sigue dicha línea de interpretación proponiendo una lectura decididamente kantiana del Aufbau.

En primer lugar, Peláez explica lo que Carnap entendió por “constitución” y lo que resulta del proceso de constitución. Luego trata la compleja relación entre estructura y objetividad. Su tercera tarea en este capítulo es elucidar el misterioso pero fundamental método básico de la teoría de la constitución de Carnap, a saber, el cuasianálisis. Finalmente, siguiendo el hilo del Aufbau como una aplicación de la teoría de la constitución, presenta las propuestas de Carnap para enfrentarse a los problemas del realismo y el idealismo, así como a los problemas de los presuntos límites del conocimiento científico.

Breve introducción hace un esfuerzo considerable para familiarizar al lector con la innovación formal más importante del Aufbau, a saber, el método del cuasianálisis. Aunque ya Nelson Goodman y un tanto después Joëlle Proust apuntaran que el verdadero interés del Aufbau no radica en el ejemplo de sistema de constitución que ofrece, sino en el conjunto de procedimientos formales que el ejemplo se propone ilustrar, el tema del cuasianálisis ha sido tratado pocas veces en detalle -aun en las interpretaciones revisionistas modernas del Aufbau propuestas por Coffa, Friedman o Richardson-. Peláez es una excepción loable. Un rasgo especialmente valioso de su Breve introducción es que dedica no menos de veinte páginas a este importante ingrediente de la teoría de la constitución de Carnap. Después de todo, ¿qué sería una teoría de la constitución sin un método de constitución? Una razón para rechazar el estudio de los aspectos formales del Aufbau parece ser la concesión implícita hecha por la mayoría de los autores de que la bien conocida crítica de Goodman contra el método cuasianalítico es suficiente para descartarlo. Me parece que no hay razón para hacer esta concesión. El método del cuasianálisis de Carnap puede considerarse como un método operativo para la constitución de una variedad de importantes estructuras en epistemología y filosofía de la ciencia. Peláez ofrece una útil introducción a esta área.

Después de un breve capítulo sobre la contribución de Carnap al así llamado “Protokollsatzdebatte” [Debate en torno a los enunciados protocolares] del Círculo de Viena que ocurrió entre Neurath, Schlick y Carnap como protagonistas, y Popper, Hempel y otros como participantes secundarios, en el capítulo V, Peláez se concentra en el segundo gran proyecto de Carnap: la teoría de la constitución de lenguajes en Der (sic) Logische Syntax. Indiscutiblemente, La sintaxis lógica del lenguaje es uno de los grandes monumentos en la historia de la filosofía analítica, y aún puede ser considerada como un paradigma de filosofía científica. Tipificando altos estándares de claridad y precisión, introdujo un audaz proyecto filosófico basado en los resultados más recientes de la lógica, en particular, los teoremas de incompletitud de Gödel.

La discusión fundacional en matemáticas entre logicismo, formalismo e intuicionismo en los años veinte se puede considerar como una importante motivación histórica para el proyecto filosófico de la Syntax. Mientras que en su manifiesto los empiristas lógicos del Círculo de Viena esperaban todavía vagamente que este conflicto quedara superado mediante alguna clase de reconciliación, en el proyecto de la Syntax Carnap optó por una solución muy diferente. De acuerdo con su “principio de tolerancia” propuesto en la Syntax no habría hecho alguno que hiciera correcta la aritmética clásica o la intuicionista. Antes bien, se trata de una cuestión de preferencia de lenguaje: “En lógica no hay moralidad. Todo el mundo está en libertad para construir su propia lógica, i.e., su propia lógica como la desee…” Lo que es más, la tarea de la filosofía fue redefinida como si realizara propuestas de diseño de nuevos lenguajes útiles para una variedad de propósitos científicos. La filosofía, como la teoría del lenguaje científico, se vuelve irreduciblemente pluralista. Este pluralismo lingüístico se convierte en la marca típica del pensamiento filosófico de Carnap por el resto de su vida. Breve introducción ofrece un útil reporte de los conceptos básicos del pluralismo lingüístico de Carnap en la Syntax, tales como “sintaxis general”, “sintaxis especial”, “L-reglas”, “P-reglas”, y “L-analiticidad”. Además, da una introducción breve e informal a los conceptos de “Lenguaje I” y “Lenguaje II”, como se desarrollan en la Syntax. En suma, este capítulo contiene el mínimo que todo filósofo interesado en Carnap debe saber de los aspectos más relevantes de la Syntax. El lector debe estar consciente, sin embargo, de que Breve introducción sólo toca la superficie. Si desea estar al corriente del “estado de la cuestión” sobre la Syntax puede consultar el volumen Carnap’s Logical Syntax of Language (2009) editado por Pierre Wagner. Breve introducción puede servir como una útil preparación para esta empresa. Ahí, el lector encontrará información de primera mano acerca de aspectos como el así llamado “giro semántico” de Carnap después de 1935 y su relación con el proyecto de la sintaxis, o la más reciente reevaluación de la enormemente influyente crítica de Quine a la Syntax propuesta en “Two Dogmas of Empiricism” (1951). En consonancia con alguna de esas interpretaciones modernas, Peláez apunta que la crítica de Quine puede ser menos convincente de lo que se ha creído durante mucho tiempo.

En un sucinto capítulo final sobre la relevancia de la filosofía de Carnap en nuestros días, Peláez ensaya los principales puntos de su interpretación argumentando que Carnap no sólo debe ser considerado un pensador que hizo contribuciones esenciales a la filosofía del siglo XX, sino también una figura relevante para la filosofía contemporánea. En esta vena, Peláez, guiado aparentemente por sus propias preferencias filosóficas, propone interpretar a Carnap como un filósofo kantiano cuyo principal objetivo a lo largo de su carrera fue la formulación de una teoría kantiana modernizada de lo a priori, que distinguía entre ciertas proposiciones definitorias del marco o “constitutivas” por un lado, y otras que obtenían su significado sólo bajo la asunción de esas aserciones constitutivas, sin sucumbir a la tentación de afirmar validez apodíctica para esos principios constitutivos. En otras palabras, Peláez propone ubicar a Carnap como partidario de una concepción “relativizada” o “dinámica de lo a priori kantiano”, en la misma línea que Michael Friedman lo hizo en su influyente Dynamics of Reason (2001). En esta lectura, dice Peláez, una aproximación carnapiana podría combinar intuiciones de Kuhn acerca del carácter histórico del conocimiento científico y los logros esenciales de la epistemología kantiana al enfatizar el papel singular de los principios constitutivos del conocimiento empírico. No estoy seguro de que una combinación carnapiana de Kuhn y Kant operaría tan fácilmente como Friedman y Peláez quieren hacernos creer, pero sin duda su propuesta tiene cierto atractivo.

Errores y críticas: Breve introducción contiene algunos errores históricos que podrían confundir a los lectores no iniciados. En la primera nota al pie, en la página 25, se dice que Kurt Gödel fue miembro del grupo de Berlín, congregado por Hans Reichenbach. Esto no es cierto. Probablemente Peláez está confundiendo aquí a Kurt Gödel con Kurt Grelling.

Su afirmación de que “Schlick unificó el Círculo de Viena y el grupo de Berlín” me parece exagerada. Es cierto, Schlick y Reichenbach tuvieron un vívido intercambio sobre problemas filosóficos concernientes a la teoría de la relatividad y a la viabilidad de una interpretación kantiana de las teorías de Einstein, y Schlick tuvo éxito al persuadir a Reichenbach de abandonar algunas de sus convicciones kantianas y neokantianas. Pero esto está muy lejos de la presunta “unificación”.

En la página 28, Bruno Bauch es caracterizado como “un miembro bien conocido de la escuela de Marburgo de neokantianismo”. Esto tampoco es verdad. Bauch fue estudiante de Heinrich Rickert, el líder de la escuela neokantiana de Baden o del suroeste. Dedicó su opus magnum, Wahrheit, Wert, und Wirklichkeit (1923) a Heinrich Rickert. En contraste con la mayoría de los miembros de la escuela de Baden, Bauch se interesó principalmente en la filosofía de las ciencias empíricas y no en la teoría de las Geistenwissenschaften. Pero esto no lo convierte en un miembro de la escuela de Marburgo. Estas críticas puntuales son menores, y no deberían conducir al lector a ignorar el hecho de que, con Breve introducción, Peláez presenta un fino texto introductorio que será útil a los lectores de habla hispana que desean familiarizarse con uno de los filósofos analíticos más importantes del siglo XX, quien, sin lugar a dudas, influirá también en el pensamiento filosófico de nuestro siglo.

Como observación final, me gustaría llamar la atención del lector al hecho de que inmediatamente después de que Breve introducción apareciera, se publicaron importantes obras sobre Carnap, entre ellas, The Cambridge Companion to Carnap, compilada por Richard Creath y Michael Friedman, Carnap and Twentieth Century Philosophy, de Andrew Carus, y Carnap’s Logical Syntax, compilada por Pierre Wagner. Estas obras pueden recomendarse como lecturas ulteriores sobre cuestiones carnapianas una vez que el lector haya asimilado la Breve introducción de Peláez.

1 Habría que anotar que Carnap tuvo una estrecha relación personal y profesional con México. Su primera esposa era la hija de un adinerado hacendado germano-mexicano de Guadalajara. Cuando vivió en California, estuvo en contacto personal y profesional con varios filósofos mexicanos, Rafael Ruiz Harrell, Nicolás Molina Flores y Eli de Gortari. En enero de 1970 los visitó en la cárcel de Lecumberri, donde permanecían arrestados bajo la acusación de estar implicados en “actividades comunistas”. El último artículo que Carnap escribió unas pocas semanas antes de morir (“Report on Mexican Philosophers”), fue en nombre de esos estudiosos y apareció en The Journal of Philosophy, vol. 67, no. 24, pp. 1026-1029.

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