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Intervención (México DF)

versión impresa ISSN 2007-249X

Intervención (Méx. DF) vol.3 no.6 México jul./dic. 2012

 

Reflexión desde la formación

 

Estancia de perfeccionamiento en el Instituto Real de Patrimonio Artístico (KIK–IRPA) de Bélgica: apuntes y reflexiones

 

Internship in the Royal Institute for Cultural Heritage (KIK–IRPA) in Belgium: Notes and Reflections

 

Giovana Jaspersen

 

Resumen

Esta contribución presenta un panorama general de la estancia de perfeccionamiento realizada por la autora entre 2010 y 2011 en el taller de investigación, conservación y restauración de escultura en madera policromada del Instituto Real de Patrimonio Artístico (Koninklijk Instituut voor het Kunstpatrimonium/Institut Royal du Patrimoine Artistique, KIK–IRPA), Bruselas, Bélgica. Para ello se abordan de forma general: la conformación y evolución de dicha institución, así como la estructura de sus estancias de perfeccionamiento. Se reseñan las actividades realizadas durante la experiencia en cuestión, lo cual lleva a una serie de reflexiones finales dedicadas a un contraste situacional de la restauración en México y Bélgica.

Palabras clave: KIK–IRPA, estancias de perfeccionamiento, escultura en madera.

 

Abstract

This paper aims to provide a general overview of my internship from 2010–2011 at the Polychromed Wood Sculpture Workshop of the Royal Institute for Cultural Heritage in Brussels, Belgium (KIK–IRPA). It tackles, in a general way, the conformation and development of this institution and its internships, as well as the activities carried out during this time and the reflections that were generated from the internship as a result of the comparison between restoration in Mexico and Belgium.

Keywords: KIK–IRPA, internships, wood sculpture.

 

La presente contribución busca analizar la experiencia formativa profesional en el campo de la conservación–restauración de bienes muebles, tomando como caso de estudio el programa de estadías que ofrece una de las instituciones de mayor renombre mundial en la materia: el Instituto Real de Patrimonio Artístico (Koninklijk Instituut voor het Kunstpatrimonium/Institut Royal du Patrimoine Artistique, KIK–IRPA) (Figura 1). Además de informar al lector sobre las oportunidades que ofrece este esquema de perfeccionamiento profesional, esta reflexión lleva a plantear algunas interrogantes sobre las diferencias y concurrencias de la práctica de los conservadores mexicanos en relación a un sector de contraparte europeo, así como una serie de cuestionamientos sobre el estado actual y las necesidades de nuevos desarrollos en materia de formación profesional de la disciplina de la conservación–restauración en nuestro país.

 

 

Antecedentes y surgimiento del KIK–IRPA

En el siglo XX, probablemente más que nunca, la restauración estuvo marcada por cambios y deconstrucciones que buscaron, entre otras cosas, formalizar una disciplina profesional e independiente. Sin lugar a dudas, uno de los elementos que marcaron la evolución del campo durante dicha centuria fue el surgimiento de institutos especializados en el estudio, la conservación y la restauración del patrimonio cultural, de cuyo nacimiento y consolidación se puede hablar de forma extensa, aunque aquí conviene destacar sólo el cambio que entrañaron en cuanto a la comprensión y el estudio de los objetos restaurables, y a los espacios necesarios para su atención y salvaguardia. Así, los sitios que a finales del siglo XIX y aún a principios del XX se concibieron únicamente como laboratorios, fueron eventualmente transformados en instituciones que integran varios departamentos para abordar los diferentes aspectos que componen el patrimonio: áreas científicas encargadas del estudio e identificación físico–química de los materiales compositivos; fondos fotográficos y documentales que respaldan el registro y el estudio histórico–cultural; talleres de conservación–restauración especializados en diferentes materiales y equipados para el estudio y el reconocimiento, el tratamiento y la conservación futura de obras diversas, entre otras áreas que en conjunto persiguen el abordaje integral de los objetos.

Justo éste es el caso del Instituto Real de Patrimonio Artístico, cuya evolución entraña de forma evidente estos cambios de percepción. Desde 19001 se creó el Taller de Fotografía de los Museos Reales de Arte e Historia (Atelier de Photographie des Musées Royaux d'Art et d'Histoire, MRAH) que 20 años más tarde se conformaría como el Servicio de Documentación Belga (Service de Documentation Belge): el antecesor directo de la actual fototeca que alberga el KIK–IRPA. Fue en 1934 cuando Jean Capart, jefe de conservación de los MRAH, nombró a Paul Coremans como responsable de la creación de un laboratorio de investigaciones físico–químicas. Después de la segunda guerra mundial, en 1948 se formalizó la creación de los Archivos Centrales Iconográficos de Arte Nacional y el Laboratorio Central de los Museos de Bélgica (Archives Centrales Iconographiques d'Art National et le Laboratoire Central des Musées de Belgique), llamados comúnmente ACL, como una institución independiente de los MRAH y consagrada completamente al inventario, al estudio científico y la conservación del patrimonio belga. Finalmente, en 1957 dicho organismo tomó el nombre de Instituto Real de Patrimonio Artístico (Koninklijk Instituut voor het Kunstpatrimonium/Institut Royal de Patrimoine Artistique, KIK–IRPA), reconocido como una de las 10 instituciones científicas federales en Bélgica, estado en el que permanece en la actualidad (Figura 2).

 

 

Estancias de perfeccionamiento: antecedentes y funcionamiento

Ahora bien, el KIK–IRPA tiene en común con otros institutos de su tipo, además del periodo de creación y desarrollo histórico, la particularidad de abrir anualmente sus puertas a especialistas en el estudio, la conservación y la restauración del patrimonio —tareas en las que se ha consolidado plenamente— para que realicen estancias de perfeccionamiento (llamadas stages en francés, o internships en inglés) en sus instalaciones. Cabe mencionar que su notable experiencia en dicha materia se remonta a 1949, justo un año después de la creación del instituto, llamado en aquel entonces ACL. En un inicio se trató de estancias formativas que pretendían capacitar personal en labores de conservación y restauración; poco a poco evolucionaron, a la par que el instituto, con lo que también sus objetivos se modificaron, para desembocar en lo que son ahora.

Actualmente el KIK–IRPA recibe cada año solicitudes de especialistas de todo el mundo que desean integrarse a la institución por un periodo de ocho meses, en cualquiera de sus tres departamentos: Conservación–Restauración (dentro de uno de los talleres disponibles, como puede ser escultura en madera policromada, pintura de caballete, pintura mural, vidrio y cerámica, metales, textiles, etc., o en el Departamento de Conservación Preventiva), Documentación (biblioteca y fototeca) o Área Científica (laboratorio, dendrocronología, etc.). Durante dichas estancias, los participantes se suman a las labores regulares del instituto, cumpliendo la jornada de trabajo habitual. Sin embargo, a diferencia de otras estancias de este tipo, las del KIK–IRPA ofrecen un programa de cursos y visitas simultáneo, que cada año se diseña en función de las nuevas investigaciones y proyectos en curso.

Este aspecto resulta muy atractivo, ya que el participante de la estadía se familiariza no sólo con las metodologías y resultados de las investigaciones y los proyectos de intervención que se desarrollan en el instituto, sino también con puntos de vista que sus profesionales tienen o han tenido en materia patrimonial. Además, con los cursos y las visitas a museos en compañía de especialistas en cada área, se logra un acercamiento sólido tanto a temas de historia del arte belga como a las realidades de los talleres de restauración, incluyendo sus formas de trabajo e instalaciones disponibles, todos ellos factores que permiten una verdadera inmersión tanto en el patrimonio belga como en su estudio y atención desde la disciplina de la conservación.

 

Estancia 2010–2011 en el taller de investigación, restauración y conservación de escultura en madera policromada

Probablemente la forma más sencilla de abrir una ventana a la realidad de una estancia de perfeccionamiento del KIK–IRPA sea hablar de las actividades que se desarrollan durante ella. En mi caso, la estancia original de ocho meses se extendió a once y cubrió diversas actividades asociadas a la labor del taller de investigación, restauración y conservación de escultura en madera policromada (Figura 3).

 

 

Una lista breve sobre las labores que comprendieron mi trabajo en el instituto sirve para mostrar la versatilidad de la experiencia:

• Realización, sobre una escultura del siglo XVI de san Remacle repolicromada en 14 ocasiones, de escaleras estratigráficas y liberación de la policromía del siglo XVIII llevada a cabo con la técnica de "la venturina".

• Tratamientos de conservación y restauración de un fragmento escultórico: cabeza de una probable representación de san Sebastián, en estado de deterioro extremo, encontrado enterrado en el segundo piso de la torre de la iglesia Sint–Pieter, en Langdorp.

• Anoxia, estudio estratigráfico y pruebas de fijado y limpieza en una escultura barroca de san Agustín proveniente de Enghien (trabajo en equipo).

• Reintegración cromática, a manera de colaboración, en el proyecto de restauración de las esculturas barrocas monumentales de los cuatro evangelistas, provenientes de la iglesia de la abadía de Saint–Hubert (trabajo en equipo).

• Pruebas de limpieza en un retablo italiano del siglo XVI, parte de la colección del Museo de Bellas Artes de Gante (Museum voor Schone Kunsten).

• Procesos de conservación y restauración de un soporte de estandarte del siglo XIX, parte de la colección del museo Grand Curtis, en Lieja.

• Protocolo de investigación para determinar el nivel de adhesión, brillo y penetración del consolidante mfk (Medium for Consolidation) de Lascaux® en estado tanto puro como mezclado con metilcelulosa, aplicado tanto en probetas como en fragmentos históricos descontextualizados (trabajo en equipo).

• Estudio material e investigación histórica previos a los tratamientos del tabernáculo de Dendermonde, del siglo XVI, que incluyó el estudio de la policromía cubierta por un redorado generalizado, la realización de ventanas de exploración, esquemas de reconstitución de la policromía original, estudios de imágenes radiográficas e investigación documental respecto de la historia material del objeto, su iconografía y posible origen (trabajo en equipo. La complejidad de este proceso determinó que la duración de la estancia se haya prolongado tres meses).

Además de estas actividades, la estancia se nutrió con una continua praxis en campo: por ejemplo, se visitó la iglesia Saint Christophe de Marbaix–La–Tour para hacer el diagnóstico de una escultura procesional, probablemente manufacturada en el siglo XIV. Asimismo, antes de la procesión del famoso Card'or2 de Mons, se acudió a evaluar el estado de conservación del carruaje y a realizar los tratamientos de emergencia requeridos. En la iglesia de Sainte Aldegonde, en Feluy, y el museo del Principado de Stavelot–Malmedy, se realizaron labores de diagnóstico y registro de deterioros de las colecciones escultóricas. Como complemento a la investigación, se visitó también Langdorp y Dendermonde, en busca de información de los objetos en curso de restauración. Asimismo, cabe mencionar que se asistió a varias actividades extracurriculares: coloquios, seminarios o cursos (Figura 4), tarea que el KlK–iRPA promueve con apoyos asignados a sus internos.

 

 

Como ha sido posible apreciar, el contenido de la estancia varía en cuanto a temáticas y acciones, por lo que las posibilidades de aprendizaje también destacan por su diversidad. Justamente, una de las ventajas de este programa es la autonomía, ya que finalmente la toma de decisiones, la administración del tiempo de trabajo, así como la participación en proyectos y actividades, dependen siempre del practicante y sus intereses. Si bien el personal del KlK–lRPA ofrece supervisión, acompañamiento y asistencia continua, siempre alienta un crecimiento personal independiente y escucha las inquietudes de los participantes. Además, el que éstos no se centren en un solo objeto, sino que colaboren en distintos proyectos y trabajen con colegas de procedencias diversas, enriquece mucho el aprendizaje, ya que se exploran distintos enfoques sobre problemáticas también variadas.

Todo lo anterior otorga a los participantes una experiencia práctica del desempeño profesional del IRPA, así como, en diferentes grados, de las condiciones de la restauración en el contexto del patrimonio belga (Figura 5).

 

 

Convergencias y divergencias: reflexiones finales

Una estancia de esta naturaleza siempre se presta a ejercicios de reflexión más críticos que los que sucita el medio en el que regularmente se está inmerso; las mejores perspectivas para analizar la propia realidad son el exterior y la visión de conjunto que se logra desde fuera. Entonces, aunque parezca relativamente paradójico, la mayor parte de las reflexiones provocadas por una estancia en el extranjero atañen al modo en que se hace localmente la restauración, en mi caso, en México.

Uno de los puntos cruciales lo constituyen, indudablemente, los cuestionamientos en cuanto a técnicas y materiales. No obstante, mucho más allá de la innovación o las diferencias en estos ámbitos, el análisis del proceso de toma de decisiones brinda un espacio para preguntarse seriamente asuntos que en la práctica diaria suelen pasarse por alto. Y es precisamente en la toma de decisiones contrastada cuando los restauradores nos enfrentamos a un continuo porqué: ¿Por qué utilizamos determinado disolvente y no este otro? ¿Por qué solucionamos esta problemática de tal forma y no de aquella? ¿Por qué nos suele importar tan poco la toxicidad frente a la eficacia?3 Así, las selecciones y propuestas de intervención permiten incorporar nuevos materiales a la práctica, pero también defender que se utilicen otros que no se emplean en el extranjero, pero cuyos resultados sean dignos de proponerse.

De esta forma parece racionalizarse la tradición: aquello que previamente se hacía por aprendizaje escolar, ahora se cuestiona a detalle. Para ello es fundamental mantener una visión abierta y crítica: dejar de lado los juicios de valor para pasar a la comprensión y a la evaluación al analizar las prácticas, tanto de lo propio como de lo ajeno, con conciencia que las decisiones responden a un engranaje de factores circunstanciales (aspectos teóricos, históricos e incluso económicos) y que aquéllas no pueden juzgarse aislándolas de éstos.

Esto nos lleva a una interesante temática: los escenarios de la restauración, ya que con toda seguridad el contexto en el cual se lleva a cabo la praxis es determinante para comprender las circunstancias en las que los restauradores atendemos al patrimonio en nuestras respectivas realidades nacionales. Con respecto a ello, mi opinión es que Bélgica y México ofrecen situaciones sumamente contrastantes entre sí. Baste como ejemplo mencionar un factor que interviene en las decisiones del proceso de restauración: la función de los objetos, que en gran parte depende de cómo es que éstos se conciben. En México la restauración del patrimonio escultórico policromado se enfoca mayoritariamente a obras que poseen un vigente y constante uso devocional, lo cual considero, ha sesgado su acercamiento y su tratamiento como artefactos con valores documentales o arqueológicos de mayor relevancia. Así, el "intervencionismo" latinoamericano del que se suele hablar en el escenario europeo podría alterativamente constituir una respuesta a necesidades y realidades particulares del contexto sacro, que se advierten al escuchar a la gente hablar de los santos como "vivos".

Por otra parte, es necesario también considerar las características propias del ámbito laboral en nuestro país: muchos de quienes nos dedicamos a la restauración en México nos quejamos de que nuestra labor se realiza frecuentemente de forma reactiva y emergente. A mi parecer, ello en parte se debe a las numerosas y complejas necesidades de atención que existen en un país de gran extensión como el nuestro, el cual cuenta con alrededor de 180 zonas arqueológicas abiertas al público, con gran cantidad de recintos religiosos con culto activo centrado en bienes patrimoniales en uso constante, con innumerables museos, colecciones privadas y demás exigencias. Esta demanda, por supuesto, corre a la par con limitaciones concretas, en términos del número de profesionales disponibles, presupuestos reducidos y, regularmente, con tiempos restringidos; este último un factor que tiene que jugar con otras variables: por ejemplo, la proximidad de una fiesta patronal, inminentes cambios de gobierno que requieren la entrega de la obra terminada, y deficiencias en la planeación. Por ello, aunque la urgencia no necesariamente limita la calidad de la intervención, sí crea escenarios en la toma de decisiones en materia de restauración.

Es importante mencionar que la formación de restauradores en México y Bélgica no tiene diferencias extremas, más allá de la especificidad de materiales por tratar (escultura, pintura, vidrio, etc.). Asimismo, en la práctica profesional no se advierten extremas divergencias en materia de intervención. Sin embargo, los restauradores mexicanos y belgas se enfrentan, respectivamente, tanto a realidades como a posibilidades de desempeño profesional diferentes entre sí.

A manera de ejemplo, en relación con las potencialidades, y el caso de México en específico, me parece importante reflexionar respecto a la generación de información desde nuestra propia disciplina y preguntarnos: ¿cuántos restauradores están dedicados a la investigación? ¿Qué tanto se reconoce la investigación como parte medular de nuestras labores? Éstos son significativos puntos de quiebre entre las experiencias en Bélgica y en México, que no parecen adjudicables a los principios teóricos adoptados por una comunidad, o bien a factores derivados de su formación profesional. El KIK–IRPA ofrece una plataforma para la investigación y la generación de conocimiento de la restauración, un esquema que vale tomar en cuenta si consideramos la inminente consolidación de esta disciplina en nuestro país. Asimismo, parece menester plantear el desarrollo de estancias de especialización en instituciones mexicanas dedicadas a la conservación–restauración del patrimonio en las que se cuente con espacios de discusión con especialistas de distintos países. Considero que una iniciativa de este tipo indudablemente enriquecería nuestra práctica, ya que el acceso a nuevas visiones permite consolidar las propias, redireccionar el rumbo, y crear una apertura hacia nuevos caminos en nuestra la disciplina.

 

Agradecimientos

Mi estancia de perfeccionamiento en el KIK–IRPA no hubiera sido posible sin el apoyo de gran cantidad de personas e instituciones. Debo, primeramente, agradecer al Programa de Becas para Estudios en el Extranjero del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología que financiaron mi estancia. Asimismo, debo gratitud a todo el personal del KIK–IRPA, especialmente al Departamento de Escultura en Madera Policromada, que siempre estuvo en la mejor disposición de apoyarme y me brindó además su amistad; y a los stagiaires. Finalmente, extiendo mi reconocimiento al personal de la embajada de México en Bélgica por su acompañamiento y ayuda, y a la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente (ECRO), por su confianza y respaldo durante todo el proceso. Intervención agradece el apoyo y colaboración del KIK–IRPA y muy especialmente del Sr. Simon Laevers (Valorisatie & Communicatie) por permitirnos la publicación de las imágenes que ilustran este artículo.

 

Notas

1 Toda la información con respecto a la evolución histórica del IRPA fue tomada del sitio de internet del propio instituto.

2 Cabe mencionar que se trata de los pocos objetos en Bélgica con un culto activo importante y con una fuerte carga simbólica y devocional.

3 Por ejemplo, la utilización habitual y casi tradicional de xileno para la disolución de resinas, preparación de barnices y aplicación de pinturas, en lugar de alcoholes u otros disolventes menos agresivos para los propios restauradores.

 

Información sobre la autora

Giovana E. Jaspersen. Licenciada en Restauración de Bienes Muebles (ECRO, México), con la tesis "La restauración como una intervención sociocultural: herramientas y consideraciones metodológicas"; licenciada en Gestión Cultural (UDEG, México). Ha trabajado en diferentes proyectos de restauración orientados especialmente a esculturas policromadas y retablos. Cuenta con experiencias de asesoría y participación en diferentes proyectos de investigación y difusión del patrimonio cultural en México. Entre 2010 y 2011 realizó una estancia de perfeccionamiento en el taller de conservación, restauración e investigación de escultura en madera policromada del KIK–IRPA, Bélgica. Desde marzo de 2012 es restauradora de base adscrita al Centro INAH Yucatán (México).

Centro INAH Yucatán, México. giovanajaspersen@gmail.com

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