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Intervención (México DF)
versión impresa ISSN 2007-249X
Intervención (Méx. DF) vol.3 no.6 México jul./dic. 2012
Reporte
Estudio, conservación y montaje de dos tobilleras de cascabeles provenientes del sitio arqueológico Teteles de Santo Nombre, Puebla
Study, Conservation and Assembly of Two Copper Bell Anklets from the Archaelogical Site Teteles de Santo Nombre in Puebla
Fabiana González Portoni, Diana Medellín Martínez y Hilda Patricia Salgado Serafín
Resumen
El descubrimiento de unas tobilleras con cascabeles de cobre en el sitio arqueológico Teteles de Santo Nombre, en Puebla, México, no sólo ofreció la oportunidad de profundizar nuestro conocimiento sobre el uso de diversos materiales para la manufactura de objetos ornamentales en el Posclásico mesoamericano, sino que también representó un reto interesante para la conservación arqueológica. En este reporte se presentan los fundamentos y acciones mediante los cuales se realizó un registro detallado de cada uno de los estratos conformadores de las tobilleras en el depósito arqueológico, seguido de la exposición de los criterios e intervenciones dirigidos para su restauración, que condujeron, finalmente, a realizar una propuesta de exhibición integral que busca tanto preservar su materialidad como exponer su relevancia cultural.
Palabras clave: Tobilleras, cascabeles de cobre, Teteles de Santo Nombre, conservación arqueológica.
Abstract
The discovery of a couple of anklets made of copper bells in the archaeological site of Teteles de Santo Nombre, Puebla, Mexico, not only provided the opportunity to enhance our understanding regarding the diverse materials employed for making Post Classic Mesoamerican ornamental artefacts, but also became an interesting challenge for archaeological conservation. This article focuses on the principles and actions in which a detailed record of each of the strata conforming the anklets was made at the archaeological site. This was followed by an explanation of the criteria and interventions that were carried out for their conservation and restoration, an integral process that resulted in an exhibition that seeks both to preserve its materials and exhibit its cultural significance.
Keywords: Anklets, copper bells, Teteles de Santo Nombre, archaeological conservation.
Introducción
El presente reporte tiene como finalidad exponer los procesos de estudio, análisis, interpretación, conservación, restauración y montaje realizados a 69 cascabeles metálicos de origen prehispánico asociados con restos de materiales orgánicos diversos: fibras textiles, fibras duras, piel y papel, que conforman dos tobilleras pertenecientes a un complejo funerario descubierto en el sitio arqueológico Teteles de Santo Nombre, en Puebla, México. El equipo del proyecto arqueológico homónimo, de la Dirección de Estudios Arqueológicos (DEA) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), dirigido por el doctor Blas Román Castellón y complementado con la intervención de restauradoras de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) del INAH durante 2011, recibió, ante semejante hallazgo, una relevante experiencia en materia de interpretación y conservación arqueológicas desde una perspectiva de colaboración interdisciplinaria.
Antecedentes arqueológicos y relevancia de los artefactos
El sitio Teteles de Santo Nombre se ubica al suroeste de Tlacotepec de Benito Juárez, entre las poblaciones de Xochitlán Todos Santos y Santa María Alta, en el estado de Puebla, México. Sus coordenadas geográficas son 18° 37' 40" N y 97° 42' 59" W con altitud de 1 950 msnm (Figura 1).
Durante las exploraciones en el sitio, realizadas en temporadas de 2009 a 2011, se excavaron aproximadamente 62 ha de los ejidos de Santo Nombre y San Lucas Palmillas.
Las estructuras de la zona comprenden un periodo que va del Preclásico tardío al Clásico medio, entre 200 a.C. y 600 d.C. A la fecha, los espacios liberados mediante la excavación indican que los edificios se clausuraron intencionalmente entre 550 y 600 d.C. (Castellón Huerta 2009). El contexto funerario al que pertenecen las tobilleras corresponde a la fachada poniente de la estructura denominada Cascabeles, ubicada al oeste de la plaza central. Debe destacarse que la evidencia arqueológica señala, tentativamente, que el entierro se dispuso sobre la escalinata del edificio en el Posclásico, momento posterior al de su ocupación, cuando el uso de metales fue más común (Hosler 1997), lo que hace suponer que el sitio mantuvo una importancia simbólicoritual aún después de su abandono (Castellón Huerta 2009).
El entierro, de tipo primariodirecto, corresponde al de un individuojuvenil con un parámetro de 12 a 15 años de edad, a quien se sepultó en una posición sedente flexionada, con la cabeza y el cuerpo orientados al norte y al oeste, respectivamente. Sobre la palma de su mano izquierda se encontraron pequeños huesos de aves incompletos, de los cuales se identificaron dos especies: una codorniz arlequín: Cyrtonyx montezumae, y un gavilán pechiblanco: Accipiter chionogaster (Castellón Huerta 2011). A la altura del esternón se encontró una cuenta perforada de piedra verde, la cual sólo pudo haber llegado ahí a través de la cavidad bucal; es decir, el individuo tragó la cuenta, o bien le fue inducida. Sobre ambos tobillos se encontraron los cascabeles y materiales orgánicos en cuestión (Figura 2).
De acuerdo con Dora M. K. de Grinberg (1993: 17), "el estudio de la metalurgia nos ayuda a entender el desarrollo cultural de un grupo humano, ya que para producir objetos metálicos es necesario contar con los cimientos de otros conocimientos previos". Con base en esto es posible determinar la relevancia de los artefactos arqueológicos que aquí nos ocupan, ya que hablan del desarrollo de la producción, el uso y el significado del trabajo en metales en la América precolombina. Según Juan Méndez Vivar (2004: 11), la metalurgia mesoamericana tuvo un enfoque más bien ornamental a diferencia de aquel utilitario del Viejo Continente, particularmente en el periodo Posclásico, entre los años 600 a 800 D.C. (Hosler 1997). No fue sino hasta 1200 o 1300 D.C. cuando se empezaron a utilizar aleaciones de cobre para optimizar el diseño y la funcionalidad de objetos con significados rituales.
Los cascabeles (o coyolli, en voz náhuatl) son ejemplo de este tipo de objetos (Méndez Vivar 2004: 11) que es posible apreciar representados en varios códices precolombinos datados para el Posclásico y de adscripción nahua, entre ellos el Magliabechi, el Vaticano y el Ixtlilxochitl, en los que dioses, nobles y guerreros portan estos adornos en brazos, piernas y torso (Schulze 2008: 203). El uso de cascabeles se ha encontrado, además de en los atavíos, en contextos mortuorios (Schulze 2008: 204). Se conocen otros entierros de infantes asociados con cascabeles atados a las piernas, como es el caso de la ofrenda 111 del Templo Mayor (Schulze 2008: 22). Schulze (2008: 203) menciona que a pesar de que existe una gran cantidad de ejemplos de personajes portando cascabeles, se conservan muy pocos de éstos conectados a una tira de material textil o piel. Tomando en cuenta lo anterior, podemos determinar que las tobilleras en estudio son piezas únicas en el repertorio arqueológico de la región centrooriental de Mesoamérica, y que su sofisticación radica en que combinan cascabeles hechos de una aleación de cobre con diversos elementos orgánicos incluso textiles y piel, condición determinante en la complejidad de su estado material postexcavación (Figura 3).
Intervención
La intervención comprendió cinco fases: registro; identificación de materiales constitutivos; diagnóstico y propuesta; conservación, restauración y montaje, cuyas particularidades se detallan en seguida.
Registro
La realización de un registro detallado de todos los elementos presentes en la pieza fue un proceso fundamental, que se explica en la siguiente tabla (Figura 4), para recobrar su integridad en la medida de lo posible:
Identificación de materiales constitutivos
Con el fin de lograr una intervención de restauración fundamentada, previa a cualquier tratamiento, se identificaron los materiales constitutivos de la pieza (Figura 5).
Diagnóstico y propuesta
Gracias a las observaciones realizadas y a la consulta con especialistas, se estableció un diagnóstico general sobre el estado material de cada una de las piezas para, así, crear una propuesta de intervención adecuada.
En general, los materiales orgánicos, si bien las fibras vegetales se encontraban rígidas y con cierta resequedad, presentaban una estabilidad relativa: es un hecho que la capacidad bactericida del cobre promovió la conservación de estos materiales orgánicos, difícilmente encontrados en contextos arqueológicos. Los fragmentos de piel, por su parte, estaban rígidos y secos a causa de falta de agua, lo cual, evidentemente, hizo que este material se conservara: al desecarse se hace resistente al ataque de hongos, bacterias e hidrólisis (Kite y Thomson 2006:279).
Por su lado, los cascabeles, pese a que sí presentaban una corrosión activa muestra de esto son los productos de corrosión presentes en superficie, como la cuprita, la malaquita, la cerusita, entre otros, contaban con suficiente núcleo metálico sano como para calificar de bueno su estado material, y aún considerar someterlos a una limpieza mecánica y química para retirar los productos de corrosión.
Aunque es innegable que se ha perdido una parte significativa de los objetos, el material que se conservó alcanza a dar cuenta de aspectos trascendentes, tales como la recreación de la técnica de manufactura, su uso y, relacionando al objeto con las observaciones realizadas en el proceso de registro y con los datos contextuales, la hipótesis sobre su significado cultural y ritual.
Para intervenir fundadamente una pieza arqueológica tan peculiar como la mencionada en este reporte fue necesario tomar en cuenta tres conceptos: integridad, unicidad y autenticidad, cuyo contraste con la información adquirida en la investigación nos ayudaría a establecer criterios de intervención a seguir.
En lo que respecta al primer concepto, el proceso de registro ofreció datos que permitían interpretar el artefacto y recrearlo como un todo, pese a que estaba fragmentado. Por ello la intervención se dirigió a restablecer la posibilidad de que un espectador "imaginara" el artefacto íntegro antes de su incorporación al ajuar funerario. Al potenciar la comprensión de su significado, se cumplió con un requerimiento teórico que desde los inicios de la disciplina de la restauración se ha considerado de primordial importancia (Brandi 1977: 2328).
Por su parte, el concepto de unicidad, que se refiere a la característica que confiere al patrimonio cultural su calidad de bien único e irrepetible, estableció otra norma que rigió la intervención de las tobilleras: respetar al máximo sus características, valga la redundancia, únicas e irrepetibles, que le otorgan un valor como pieza excepcional en el acervo arqueológico mesoamericano, principalmente en cuanto a diversidad de materiales incorporados en su compleja manufactura.
Las reflexiones anteriores nos llevaron a planear la intervención como un proceso que enfrentaría dos retos. El primero, preservar, y aún optimizar, esa relativa estabilidad que habían mantenido tanto los cascabeles como el material orgánico. Luego, presentar la pieza de modo que fuera posible observar e interpretar el objeto en su carácter unitario e íntegro (ya que mostrar los materiales de manera separada no era una solución viable, pues no se entendería la función original del artefacto).
De ahí que desde un inicio se planteara estabilizar los diversos materiales de manera individual para, posteriormente, colocarlos en un montaje con materiales estables que permitieran la lectura de las tobilleras como un todo. Para esto fue necesario remontarse al tercer concepto, de autenticidad, que, en el caso de las tobilleras, se conservó durante su intervención manteniendo tanto al artefacto individual como a su contexto, determinado por la organización y la interacción de sus diversos materiales esta última, condición que hacía al hallazgo tan peculiar lo más cercano posible a la manera en que se encontraron en el entierro.
Conservación y restauración
En la tabla de la Figura 6 se sintetizan los tratamientos de conservación y restauración realizados a cada uno de los cuatro grupos de materiales.
Montaje
Los datos arqueológicos indicaban que se había colocado una banda en cada uno de los tobillos de un individuo de entre 12 y 15 años. La medida promedio del grosor del tobillo de un joven de esa edad es de 19 cm. Además, al disponer los 69 cascabeles en hileras paralelas, se obtenía un largo aproximado de 40 cm, lo que concuerda con la idea de tener dos tobilleras de 20 cm cada una. Con base en esta línea se decidió hacer un montaje que recreara dos bandas (Figura 7).
En la construcción original de las tobilleras, los cascabeles estaban montados sobre una banda de tela recubierta por papel, atados uno a uno por medio de una tira de cuero. Por motivos de conservación y para mantener la estabilidad de los diferentes materiales, se decidió montarlos de manera separada, lo cual, sin embargo, significaría perder la unidad del objeto y poner en riesgo la comprensión de su uso y función, factores que en las primeras etapas de la intervención se detectaron como trascendentes y dignos de conservar. Por lo anterior se decidió recurrir a una herramienta muy socorrida en el dibujo, la arquitectura y el diseño: "los objetos en vista explotada".1 La diseñadora industrial Lorena Ahuactzin (CNCPCINAH) ideó dos soportes de acrílico (uno para cada tobillo) con tres niveles, en los que colocó, respectivamente, la primera y la segunda tiras de cascabeles, y el textil y el papel, y unió todos estos elementos por medio de costura. El observador tiene ante sí, por la transparencia del acrílico, las tobilleras en vista cenital, y las aprecia como un todo. Si uno se coloca frente al montaje, entonces entiende cabalmente la manufactura en capas de la tobillera y, a la vez, reconoce cada elemento individualmente.
Por último, los dos soportes se colocaron dentro de una vitrina, también de acrílico, en la cual se creó un espacio oculto para albergar una charola que contiene Silicagel®2 (Figura 8).
Conclusiones
Como mencionan Alonso y García (2002:39), "la conservación debe ser una herramienta para la interpretación arqueológica y debe contribuir a preservar al conjunto de los bienes arqueológicos de manera íntegra...". Durante la restauración y la conservación de estas tobilleras, se realizó el análisis con el consecuente entendimiento de los diferentes materiales para, de esta forma, lograr tanto la estabilización del objeto como su interpretación.
Las tobilleras llegaron a la CNCPCINAH como un conjunto de materiales imbricados; sin embargo, debido a su contexto: objetos provenientes de un entierro, no era clara esta relación. Gracias al registro, la intervención y la información obtenida de los diversos estudios y análisis, fue posible hacer una interpretación que recreara la técnica de manufactura del objeto y, con eso, formular una hipótesis sobre su uso, función e, incluso, significado, factores que se observan y materializan en la restauración, la conservación y el sistema de montaje elegidos.
Por su naturaleza arqueológica, se decidió dar más peso si bien no se descartó su estética y funcionalidad, que también tuvieron un papel importante durante la toma de decisiones a la instancia histórica y discursiva de la pieza. Es innegable que la capacidad del objeto para ser leído como evidencia arqueológica fue lo que orientó la mayoría de las decisiones durante su restauración. Las tobilleras son un claro ejemplo de una serie de manifestaciones artísticas que vinculan a las personas con su pasado y, como mencionan Mason y Avrami (2000: 16), "brindan un contacto físico con estas épocas previas". Es justamente este "contacto" el que se persiguió a lo largo de esta intervención y montaje.
Referencias
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1 Técnica que presenta un objeto separado de todas sus partes pero guardando una relación espacial por capas, por lo que permite, a la vez que se brinda la idea de un todo, entender cada uno de los elementos por separado.
2 Material que permitirá mantener una humedad relativa baja dentro de la vitrina.
Información sobre los autores
Fabiana González Portoni. Licenciada en Restauración (ENCRyMINAH, México). Ha participado en proyectos de conservación y restauración en México, incluyendo la Zona Arqueológica del Templo Mayor, el Museo Textil de Oaxaca, el Museo Frida Kahlo, La Casa Azul y el Museo Bello. Desde el verano de 2011 trabaja como restauradora en el Departamento de Conservación del Patrimonio Arqueológico de la CNCPCINAH (México).
CNCPCINAH, México. fagoporuvi@hotmail.com
Diana Medellín Martínez. Licenciada en Restauración (ENCRyMINAH, México). Se ha especializado en conservación de bienes arqueológicos in situ y en museos. De 2007 a 2009 trabajó como restauradora de la colección del Peabody Museum of Archaeology and Ethnology (HU, EUA). Ha colaborado en proyectos de restauración en Magdalena del Cao Viejo y San José de Moro (Perú) y Copán (Honduras). Desde 2010 es jefa del Departamento de Conservación del Patrimonio Arqueológico de la (CNCPCINAH, México).
CNCPCINAH, México. dianamede@yahoo.com.mx
Hilda Patricia Salgado Serafín. Pasante de la licenciatura en Arqueología (ENAHINAH, México). Ha colaborado en proyectos arqueológicos en varias partes de México: Dzibanché (Quintana Roo), Tizayuca (Hidalgo), y en el Proyecto Integral de Conservación e Investigación del Complejo Funerario del Salitre (Hidalgo), inicialmente ejecutado por la CNCPCINAH, y en la actualidad coordinado desde la ENCRyMINAH, México. Desde 2009 trabaja en el proyecto arqueológico de Teteles de Santo Nombre de la DEAINAH (México).
DEAINAH, México. hsera38@yahoo.com