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Cultura y representaciones sociales

On-line version ISSN 2007-8110

Cultura representaciones soc vol.16 n.32 Ciudad de México  2022  Epub Apr 21, 2023

 

Artículo (Casos)

Procesos de valorización del ambiente marino como recurso terapéutico. Una mirada histórica. Mar del Plata. Argentina

Valuation processes of the marine environment as a therapeutic resource. A historical look. Mar del plata. Argentina

María Cecilia Rigonat1 

1Departamento de Geografía, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina.


Resumen

El artículo pretende dar cuenta de las diversas miradas sobre el ambiente marino como recurso terapéutico que convergieron y convergen en Mar del Plata, ciudad argentina ubicada sobre el océano Atlántico. La metodología empleada apunta a la interpretación del discurso subyacente en textos provenientes de diversas fuentes (artículos científicos, publicidades) relacionándolos con el contexto nacional e internacional, y al mismo tiempo se da cuenta de algunos emprendimientos rotulados dentro de la talasoterapia que se materializaron en la mencionada ciudad. La valorización del mar y su ambiente como fuente de bienestar físico y emocional se inscribe dentro de un contexto más amplio que visualiza a la Naturaleza como proveedora de los recursos necesarios para mitigar las enfermedades. El análisis realizado permite vislumbrar un período que abarca desde fines del siglo diecinueve hasta las primeras décadas del siglo veinte en el cual se instala la idea del ambiente marino asociado como beneficioso para la salud. Hacia mediados del siglo veinte, con la consolidación del turismo masivo de “sol y playa” esa imagen queda relegada. Sin embargo, en la actualidad se aprecia una nueva resignificación del mar y su entorno asociándolo a la armonía espiritual, física y mental.

Palabras clave: Argentina; Mar del Plata; talasoterapia; valorización ambiente marino; naturaleza

Abstract

The article aims to account for the various views on the marine environment as a therapeutic resource that converged and converge in Mar del Plata, an Argentine city located on the Atlantic Ocean. The methodology used points to the interpretation of the underlying discourse in texts from various sources (scientific articles, advertisements) relating them to the national and international context, and at the same time it is aware of some undertakings labeled within thalassotherapy that materialized in the mentioned city. The appreciation of the sea and its environment as a source of physical and emotional well-being is part of a broader context that envisions Nature as a provider of the necessary resources to mitigate diseases. The analysis carried out allows us to glimpse a period that spans from the end of the nineteenth century to the first decades of the twentieth century in which the idea of the marine environment associated as beneficial to health was installed, towards the middle of the twentieth century, with the consolidation of mass tourism of “sun and beach” that image is relegated. However, with the turn of the century, a new resignification of the sea and its surroundings is appreciated, associating it with spiritual, physical and mental harmony.

Keywords: Argentina; Mar del Plata; thalassotherapy; marine environment valorization; nature

A modo de introducción

La ciudad de Mar del Plata (partido de General Pueyrredon, provincia de Buenos Aires) con más de medio millón de habitantes es el balneario más tradicional de la costa atlántica de Argentina (ver ubicación relativa en Figuras 1 y 2)

Fuente: Google Earth, Imagen Landsat, (consultado 2/5/2021).

Figura 1 Ubicación relativa. Partido General Pueyrredon 

Fuente: Google Earth. Imagen Landsat (consultado 25/02/2022).

Figura 2 Mar del Plata (partido de General Pueyrredon) 

Si bien en sus inicios, hacia fines del siglo XIX, se reconocen como actividades preponderantes el saladero, el puerto y la pesca, con el cambio de siglo se afianza la función turística.

El grupo social que frecuentaba esta localidad oceánica, en su mayoría procedente de la capital del país, pretendía pergeñar un balneario similar a los existentes en el continente europeo (Biarritz, San Sebastián, Cannes, Niza), a los cuales había concurrido o tomaba como referencia. La actividad central revestía un carácter social, plasmado en los paseos por las ramblas costeras y los eventos sociales que se organizaban en los distinguidos clubes de ese momento, aunque también se tomaban baños de mar -con los recaudos que las estrictas normas sociales determinaban- ya que eran considerados benéficos para la salud.

El objetivo de este trabajo propone analizar la valorización del agua de mar como recurso terapéutico a lo largo del tiempo, en Mar del Plata, producto de la visualización social de una Naturaleza “proveedora de recursos”, que permiten contribuir a la sanación espiritual y física de las personas. Estas miradas, fluctuantes a lo largo del tiempo, denotan la influencia del contexto internacional y nacional, y transitan, desde una perspectiva más enfocada en la medicina hasta las recientes incorporaciones del ocio y la recreación.

La metodología utilizada se basa principalmente en la interpretación del discurso subyacente en textos provenientes de diversas fuentes (artículos científicos, publicidades, en soporte material y digital, posteos publicitarios en redes sociales pertenecientes al municipio y empresas) relacionándolos con el contexto nacional e internacional. El análisis del discurso apuntó a relevar el tipo de información suministrada (técnica o general), el vocabulario utilizado, alusión a los diferentes elementos del medio marino, con la finalidad de identificar las imágenes subyacentes a los que refieren los diferentes textos.

Al mismo tiempo se caracterizan algunos emprendimientos rotulados dentro de las prácticas de talasoterapia materializados en la ciudad en las últimas décadas y que resultan del emergente de determinadas creencias y valores compartidos por una parte de la sociedad sobre las propiedades benéficas del medio marino. Las mismas, aunque puntuales y acotadas, ponen de manifiesto la existencia de un conjunto de creencias compartidas (enraizadas en las representaciones sociales) acerca de la contribución, en mayor o menor medida, del ambiente marino (clima, playa, agua, aire) a una mejora en la salud de las personas.

La coexistencia de diversas perspectivas, dinámicas y cambiantes, se conectan con las representaciones sociales y los imaginarios. Las primeras son definidas por Moscovici (1979), como una modalidad particular del conocimiento, cuya función es la elaboración de los comportamientos y la comunicación entre los individuos. Asimismo, recorta y simboliza actos y situaciones constituyendo un corpus organizado de conocimientos que tornan inteligible la realidad física y social, produciendo comportamientos y relaciones con el medio en el cual desarrollan su vida las personas. En contrapartida, los imaginarios sociales se vinculan con los instrumentos necesarios para acceder a aquello que se considera la realidad, en unas coordenadas espacio-tiempo específicas y se enraízan con las visiones del mundo individuales y colectivas, conformando metarrelatos que no son puestos en tela de juicio, ya que desde los mismos se interpreta la realidad (Pintos, 1995). Asimismo se establecen como una matriz interconectada compuesta por diferentes elementos de la experiencia colectiva en la cual se relacionan ideas, sentimientos y creencias, insertas en un contexto sociocultural determinado (Gamero Aliaga, 2007)

Ciertamente los imaginarios sociales acerca de la “Naturaleza como sanadora” han ido cambiando a lo largo del tiempo, influenciados por los valores y simbolizaciones del ambiente natural, que es reinterpretado desde distintas plataformas ideológicas.

El agua: gran recurso terapéutico en la primera mitad del siglo XX

La Cura Balnearia (crenoterapia o balneoterapia), es definida por Maraver Eyzaguirre (2008) como la utilización de las aguas mineromedicinales con fines terapéuticos o preventivos. Se consideran aguas mineromedicinales a aquellas soluciones difícilmente reproducibles de manera artificial, dotadas de peculiaridades propias que producen efectos curativos sobre el organismo humano.

Las aguas mineromedicinales pueden ser administradas por las más diversas formas, se destacan las técnicas de crenoterapias internas, orientadas a la ingesta o inhalación del agua y las técnicas de crenoterapias externas o tópicas, consistentes en la aplicación de vapores, baños, duchas.

El recurso hídrico puede provenir de ambientes continentales (surgentes, manantiales, lagunas y productos asociados, tales como peloides, géiseres, aguas termales) y el ambiente marino (éste comprende un determinado clima, el agua de mar y productos derivados como algas y sales).

La balneoterapia con fines terapéuticos en Europa se practica ya en los siglos XVI, pero cobra relevancia a partir del siglo xviii, cuando los médicos británicos recomiendan el consumo de agua marina y el baño de mar, exaltando sus múltiples beneficios para la salud. Un siglo más tarde otros países como Francia, Alemania incorporan estas ideas fomentando el establecimiento de las primeras estaciones balnearias marítimas, como complemento a la cura de ciertas enfermedades. Hacia principios del siglo xx la talasoterapia se expande en casi toda Europa, creándose la Sociedad Internacional de Talasoterapia. Con respecto al grupo social que concurría a estos establecimientos, en un principio sólo tenía acceso una reducida élite pero a medida que avanza el siglo, con la masificación del turismo, se impulsa una mayor diversificación y por consiguiente se incrementa la afluencia de público (Desse, 1999; Brodie, 2015; Morer; 2016)

En correlación con lo anterior, en Argentina, hacia fines del siglo xix, cobran fuerza las ideas del higienismo, que crearán el contexto propicio para la promoción de la balneoterapia. Las continuas epidemias de cólera y fiebre amarilla (entre otras) ponen en jaque a las autoridades de los grandes centros urbanos de fines del siglo XIX, especialmente Buenos Aires, Córdoba y Rosario. La salud pública ocupa cada vez mayor preponderancia, difundiéndose actividades vinculadas con la desinfección y limpieza e, incluso, recomendando el aislamiento de personas contagiadas.

Posteriormente, en el siglo XX se pone el énfasis en el ámbito físico, especialmente cobra relevancia la vivienda y el trabajo. El aire es considerado un elemento o medio en el cual se forman miasmas y por ende, propicia el contagio de ciertas enfermedades. Todas estas situaciones se verificaban en las grandes ciudades que comienzan a ser consideradas insalubres (Khol, 2006).

En contrapartida, se exaltan las bondades del aire puro del campo, el aire seco de la montaña y el ambiente marino, dando inicio a un proceso de resignificación de la Naturaleza como una aliada en las terapias curativas. La misma es visualizada como proveedora de recursos vitales que pueden ser de gran ayuda en la cura de enfermedades, especialmente el clima ya que provee de ciertas características ambientales como temperatura, amplitud térmica, brisas, humedad relativa, que según los casos, son aconsejados para determinados tipo de dolencias (por ejemplo el clima seco de montaña para enfermedades respiratorias, el clima marino para la tuberculosis, anemias y problemas de circulación). También el agua es considerada un recurso terapéutico, de esta forma se la valoriza para la ingesta (mineromedicinal de surgente o manantial) aconsejada especialmente para problemas digestivos y la balneoterapia, tanto de agua termal continental como marina, indicada para la mitigación de diversas dolencias, según su composición en sales y minerales.

La preocupación por las propiedades curativas del agua estuvo presente en varios artículos y textos científicos de principios del siglo XX, incluso se creó la Comisión Nacional de Climatología y Aguas Minerales (ley 11.6221), encargada de realizar una minuciosa recopilación de la información disponible a nivel nacional, en cuanto a recursos hídricos y posibilidades de aprovechamiento terapéutico y cuyo primer volumen se publicó en 1936. Sin embargo en esta dilatada obra (14 volúmenes) no se aborda el caso del ambiente marítimo. Los escasos antecedentes científicos deben rastrearse en Belou y Herrero Ducloux (1918), Jorge (1932), Jorge y Dietsch (1934), quienes desde diversas ópticas profundizan el análisis sobre el ambiente marino de la costa argentina y sus beneficios para la salud, dando cuenta de un primer sesgo: se privilegia el recurso hídrico termal en desmedro del marítimo, a diferencia del caso europeo, en el que los balnearios y sanatorios marítimos se encontraban en un período de auge.

Mar del Plata: Agua de mar y ambiente marino

Mar del Plata se sitúa sobre el mar Argentino, presenta una costa signada por las últimas estribaciones de las Sierras de Tandilia, que dan lugar a puntas y bahías que albergan extensas playas. El clima es del tipo templado con influencia oceánica, con temperaturas medias mensuales para el mes más cálido de 20 °C y de 8 °C, para el mes más frío, gran variabilidad de vientos en superficie y precipitaciones anuales de 940 mm (García, 2013). Las aguas marinas frente a Mar del Plata, presentan una temperatura media estival que varía entre los 20 °C y 22 °C, con una salinidad promedio del 33 ‰ (Siragusa, 1984; Baldoni, 2015).

La composición del agua de mar (rica en cloruros, sulfatos, carbonatos, yodo y bromo) permite que el organismo humano incorpore sales y minerales beneficiosos para el cuerpo, a través del baño de mar y la exposición al oleaje (baño de ola). Estas técnicas posibilitan la activación del sistema nervioso y el sistema nutricional, actuando sobre las funciones digestivas, hígado, páncreas, etc. y además al estimular la absorción de oxígeno en la inspiración estimula también el sistema linfático. Asimismo, la terapia completa consiste en la exposición al ambiente marino, que a través del aire y las condiciones climáticas actúan, en combinación con el baño de mar para lograr un mejor efecto, ya que “los resultados terapéuticos que se obtienen en los balnearios, múltiples y complejos, no solamente dependen de la acción terapéutica del baño de mar, si no de la acción climática de la costa”. (Belou y Herrero Ducloux, 1918: 19)

Los atributos del clima marplatense más relevantes desde el punto de vista terapéutico, según la mirada de los autores mencionados son: temperaturas variables con veranos frescos e inviernos fríos, la diferencia de temperatura entre el día y la noche, brisa marina constante y vientos provenientes del mar, aire puro y rico en oxígeno y en ozono, saturado de sales minerales. Nótese que el foco está puesto en las diferencias de temperaturas y en las condiciones del aire, que eran vitales desde la mirada higienista reinante en el país a principios del siglo XX, en contraste con los ambientes cerrados y escasamente ventilados de los centros urbanos.

En Mar del Plata se registraron algunas acciones orientadas a captar los beneficios del ambiente marino para el tratamiento de algunas enfermedades.

En 1983 comienza a funcionar el Hospital y Asilo Marítimo, en las dependencias de un antiguo hotel, ubicado en una zona poco poblada, a unos 5 kilómetros al norte de la Bahía Bristol (donde se desarrollaba el grueso de las actividades turísticas). Este sanatorio estaba orientado a la atención de niños de bajos recursos económicos que acudían desde diferentes puntos del país para aliviar diversas enfermedades crónicas (especialmente tuberculosis) y permanecían en la institución hasta su recuperación. El tratamiento consistía en tomar baños de sol (helioterapia) y de mar en época estival. A pocos metros del hospital se encontraba otro establecimiento orientado a la formación de niñas de bajos recursos: el Hogar Saturnino Unzué (construido entre los años 1911 y 1912). Si bien su objetivo principal no era la sanación de enfermedades, la intencionalidad en la captación de los beneficios del ambiente marino estaba presente, ya que contaba con algunas casillas de madera en la zona de playa La Perla, con la finalidad de facilitar los baños de sol y mar. Cabe agregar que este solárium también fue aprovechado por los niños alojados en el Hospital y Asilo Marítimo hasta que en 1918 se termina de construir el Solárium propio (Paris Benito, 2012; Alvarez, 2010).

Con el avance del siglo estos establecimientos cierran y se refuncionalizan; a partir de 1971 el Sanatorio Marítimo se transformó en el Instituto Nacional de Epidemiología (INE), y el Asilo Unzué terminó su función como Hogar de Tránsito hacia la década de los noventa.

Este es el primer antecedente de valorización médica del ambiente marino de la ciudad aunque quedó circunscripto a un grupo de la población muy específico, y no se extendió ni a otros grupos ni a otros emprendimientos similares. En palabras de Belou y Herrero Ducloux (op.cit.: 35), quienes a principios del siglo XX afirmaban : “Mar del Plata cuenta con el único sanatorio marítimo para niños débiles que hasta la fecha tengamos, representa una mínima parte de lo que cabe esperar de la explotación de nuestra importante ribera oceánica” y más adelante agregan “llegará el día en que la costa oceánica …estará sembrada de balnearios y sanatorios marítimos, en donde la masa pobladora, bajo el sol brillante, con el aire purísimo saturado de sales y de emanaciones todavía incompletamente conocidas, al margen del inmenso océano, pueda olvidar las fatigas y sus miserias”.

Ciertamente, como se verá, los procesos sociales que darán forma a la ciudad turística discurrirán por otros senderos.

Si bien no se instalaron otras residencias de rigor médico que aprovecharan los atributos del ambiente marino, la idea de asociar el mar con la salud perduró en el tiempo.

Hasta mediados del siglo XX, se continúa con esta idea fuerza en las publicidades de la ciudad, según consta en frases publicitarias efectivizadas en medios gráficos y folletos de la Acción Colectiva Turismo Mar del Plata.

“El Clima sedante de Mar del Plata tonifica física y espiritualmente” (Publicidad de la Asociación de Propaganda y Fomento de Mar del Plata, Guía Telefónica de la Unión Telefónica, Mar del Plata, Edición 1938

“Las fatigas de la ciudad pronto se olvidan a orillas del mar” ; “Las ventajas de veranear en Mar del Plata, las conocen quienes concurren anualmente a gozar de las delicias de sus playas bañadas por las límpidas aguas del Atlántico” (Publicidad de Acción Colectiva, Turismo Mar del Plata, revista Caras y Caretas, 20-01-1934)

En análisis discursivo de las mismas permite inferir algunas asociaciones:

  • Persiste a contraposición ciudad-aire viciado con balneario-aire puro, de principios del siglo xx;

  • Se hace alusión al clima y a la posibilidad de tomar sol como actividades beneficiosas para la salud

  • Se destaca la limpieza de las aguas del mar

Otros usos de agua de mar se asocian con la recreación. Resultó un insumo básico para los natatorios ubicados en la zona costera. El primer antecedente, estuvo a cargo del ingeniero italiano Lavorante, quien era poseedor de una barraca en el antiguo puerto, y al construirse uno nuevo hacia el sur, migran los pescadores y la actividad portuaria, entonces decide aprovechar las instalaciones, diseñando una piscina que se alimentaba con agua de mar (en proximidades de Punta Iglesia), la misma tenía una longitud de casi 100 metros, contaba con vestuarios, confitería y muelle para actividades deportivas. Posteriormente estas instalaciones son abatidas por sucesivos temporales, el Municipio adquiere las instalaciones y construye un complejo de piletas públicas, con agua dulce, de mar y templada, una de ellas apta para certámenes internacionales (Lagrange, A; 1993:53). La falta de mantenimiento de estas edificaciones llevó a períodos de actividad y de decadencia de este complejo de piletas hasta que en 1993 son rellenadas y sobre las mismas se instala una plazoleta.

Por otra parte, hasta la década de los setenta, algunos hoteles, ubicados próximos a la costa, ofrecían dentro de sus locales piscinas con agua de mar, tal como lo muestran algunas publicidades (Royal Hotel, Hotel Provincial) que destacaban entre sus servicios el hecho de contar con cañerías con agua salada y piscinas con agua de mar templada. Finalmente la falta de mantenimiento terminó con la vida útil de las instalaciones.

Recapitulando, en el período que va desde fines del siglo XIX hasta casi mediados del siglo XX, se evidencia un marcado interés por el aprovechamiento del ambiente marino (clima, mar y playa) con fines terapéuticos concretos. A medida que pasan los años permanece la idea de asociar al ambiente marino como “un ambiente saludable” y se explora la cualidad del agua de mar con fines recreativos (natatorios), complementarios al creciente turismo de sol y playa. En este período resulta notorio como el discurso científico-técnico que ponía de relieve las cualidades terapéuticas del mar - del ambiente natural asociado-, expuesto en publicaciones especializadas quedó plasmado en algunos sanatorios marítimos y perduró por varias décadas, aún en un contexto cambiante que promueve un modelo de turismo masivo. Estas representaciones sociales arraigadas y reforzadas por el discurso científico promueven imaginarios colectivos que refuerzan esta idea del “mar como sanador”, constituyendo, con el paso del tiempo una idea arraigada en los visitantes que concurren a Mar del Plata y también se encuentra presente en la difusión de los atributos de la ciudad turística.

Hacia mediados de siglo XX eclosiona un cambio de paradigma turístico, la ciudad se perfila como un centro de turismo masivo, captando un creciente número de población joven que prioriza la oferta recreativa y los servicios, en los que la playa y el mar constituyen cada vez más un escenario de las actividades sociales. Cabe destacar que entre las décadas de los años cincuenta y los setenta, se demuele el 70 % de las antiguas residencias turísticas (identificadas con el turismo selecto de principios de siglo) para construir edificios en altura, cambiando por completo la fisonomía urbana y dando lugar a un boom en las construcciones, orientadas a los departamentos turísticos (Pastoriza, 2011), al mismo tiempo, el número de visitantes se disparan superando el medio millón de arribos.

Este nuevo tipo de turismo ya no valoriza las propiedades curativas del mar ni su ambiente sano, por el contrario prioriza las posibilidades de diversión y encuentros sociales, convirtiendo a la ciudad en el centro balneario al que la mayoría de los argentinos aspiran concurrir. En el imaginario social Mar del Plata se asocia más a un centro de diversión que a un ambiente natural que contribuye a la salud de las personas.

El agua de mar en el contexto actual: un giro hacia la recreación y el ocio

En la segunda mitad del siglo XX, especialmente a partir de la década del sesenta, en Europa, se asiste a una renovado interés por el uso terapéutico del agua de mar, sustentado por la comunidad de médicos hidrólogos, de tal manera que la Sociedad Francesa de Talasoterapia redefine esta práctica como la utilización combinada de los recursos marinos (agua de mar, clima, lodos, algas, arenas) bajo supervisión médica (Morer; 2016). De este modo se asiste a una proliferación de documentos científicos tanto sobre las características del recurso (composición del agua, el tipo de arena, las algas que contiene, etc.) como sobre los efectos que producen en el organismo y la capacidad de mitigar diversas dolencias (cardiopatías, enfermedades de articulaciones, rehabilitación, etc.)

En este contexto se asiste a la instalación y renovación de Centros de Talasoterapia por toda Europa, bajo dirección médica que se esforzarán por diferenciarse cada vez más de la “Cultura del Spa y del Relax”, de gran difusión a partir de la década de los noventa. Se favorece una valoración social de la Naturaleza contraponiéndola a la estresante vida de las ciudades, propiciando la recuperación física y mental.

En Argentina, el correlato estuvo dado por la puesta en valor y construcción de estaciones termales, ubicadas en áreas continentales, especialmente en el corredor fluvial del río Uruguay, con un sesgo que varía entre lo recreativo y lo terapéutico, según los casos.

El mar, una vez más, es visualizado como escenario o como balneario recreativo. Sin embargo, es posible detectar algunas visiones capaces de reivindicar los recursos allí contenidos.

A nivel político-institucional, resulta de interés un Proyecto de Comunicación presentado ante el Senado de la Nación, por parte del senador Pedro Salvatori, en el año 2003 (S-1872/03). En el mismo, solicita al Poder Ejecutivo Nacional que “fomente y promueva el aprovechamiento del agua de mar como recurso terapéutico natural”. En los fundamentos del mismo, se establece la posibilidad de utilizar este recurso como terapia para las discapacidades motrices y cerebrales, las cardiopatías y otras enfermedades. Asimismo se hace referencia a ciertos atributos del agua de mar y sus efectos sobre el organismo en pos de tratar ciertas enfermedades. Los bicarbonatos al igual que los sulfatos, contenidos en el agua permiten tratar problemas digestivos, los cloruros alivian las afecciones de la piel y son antiinflamatorios, los sulfuros calman enfermedades de las vías respiratorias, reumatoideas y del aparato locomotor y las aguas ferruginosas se recomiendan para las anemias y enfermedades de la piel.

Si bien este proyecto fue aprobado, no tuvo la repercusión esperada en otros organismos del Estado.

En Mar del Plata, en la década de los noventa, se registra un emprendimiento privado basado en la utilización del agua de mar con fines terapéuticos, aunque en la actualidad se evidencia una orientación más enfocada al ocio y la recreación que a la medicina.

En 1996, el complejo hotelero complejo hotelero Torres de Manantiales Apart Hotel (grupo de empresas IANUA S. A.) instala un Spa de Mar en un predio correspondiente a la zona de playa privada, denominada Manantiales Club de Mar, donde en un solar de 8 has, además del servicio de playa ofrece terapias vinculadas con el agua de mar orientadas a sus huéspedes. El mismo está ubicado a unos 20 km del complejo hotelero, en la zona sur del Municipio.

El Centro de Talasoterapia ofrece la posibilidad de realizar baños en aguas alimentadas con el agua de mar, la cual se extrae a través de un conducto ubicado a unos 200 metros de la costa y posteriormente es calentada a una temperatura de 36 grados centígrados. Asimismo se ofrecen otros servicios complementarios tales como: Hidromasaje de Mar, Pileta Climatizada de agua dulce, Salas de Relax, Sauna Húmedo y Seco, Gimnasio, Solárium y Tratamientos Estéticos (fangoterapia, mesoterapia, aromaterapia).

La publicidad de la empresa hace alusión a los atributos y beneficios del agua de mar:

“Es la más rica de todas las aguas minerales y la variedad de elementos químicos, orgánicos e inorgánicos que allí se encuentran, hacen de ella el elemento ideal por sus propiedades curativas” (http://manantiales.com.ar/spa, consultada 20-04-2021).

Sin embargo, no se especifican los atributos ni cuáles son las propiedades curativas de las mismas.

Otras frases publicitarias, tienden a forjar la idea de un ambiente más sano vinculado con el carácter marino, rescatando la tranquilidad y pureza del lugar. La naturaleza no sólo es sanadora si no que permite “un cambio de vida”, una renovación en el plano físico, psíquico y espiritual:

el mar te cambia la vida”, (http://chapadmalal.org.ar, fecha de consulta 2004-21)

“visitar en Mar del Plata, Manantiales Spa de Mar es hacer una pausa reparadora que nos desintoxique el cuerpo y el espíritu y nos brinde una nueva energía”; “no importa cómo llegue; importa cómo salga» (http://manantiales.com.ar/spa, consultada 20-04-2021)

“Manantiales Club de Mar, un encuentro con la naturaleza para disfrutar y relajarse”, (http://manantiales.com.ar/spa, consultada 20-04-2021)

“un lugar de privilegio para huéspedes y visitantes”(http://clubdemar.com.ar; consultada 30-03-21)

Puede notarse que, si bien se hace referencia al carácter terapéutico, no se especifica qué enfermedades pueden tratarse o mejorarse (de hecho no cuenta con personal médico especializado).

De la misma forma en la publicidad planteada desde el municipio, en los últimos años, se resaltan las bondades del mar y del ambiente marino, destacando su contribución a la salud física y mental:

“Estar cerca del mar te da toda la calma que necesitás” (Instagram, Turismo Mar del Plata, 26-04-21)

“Playas del sur: paisajes increíbles y naturaleza a pleno” (Instagram, Turismo Mar del Plata, 9-10-20)

Estas frases son acompañadas por imágenes del mar y la playa sin turistas, alimentando la creencia de una naturaleza pura, escasamente intervenida y cuyo simple contacto induce al bienestar.

Por último, cabe mencionar otro emprendimiento que tiende a valorar las cualidades del agua en relación a la salud, aunque el agua es artificialmente enriquecida con sales minerales para recrear los atributos de la naturaleza. En 2017 se inaugura el flotario “Atlantis, Float Spa”, que consta de tanques de flotación con agua calentada a 37.5 °C y sales de Magnesio. Según la información de la empresa esta terapia proporciona múltiples beneficios para el organismo (mejora la circulación y la distribución de oxígeno; disminuye la tensión muscular y los dolores crónicos como migrañas, asma y artritis; proporciona un espacio de exploración interna y de meditación; refuerza el sistema inmunológico, entre otros). Sin embargo, el servicio no cuenta con personal médico, con lo cual no puede ser considerado como un centro terapéutico sino como un servicio tipo Spa.

En síntesis, si bien a nivel internacional se asiste a un florecimiento de los Centros de Talasoterapia que, bajo supervisión médica, apuntan a curar o mitigar diversas dolencias, en Argentina, el mar y su entorno, son valorados en su dimensión recreativa y de descanso. Se promueve el contacto con el ambiente marino asociándolo a una naturaleza escasamente intervenida en contraposición a la agitada vida de las grandes ciudades, hipotetizando que con su simple contacto el individuo alcanza la paz mental y armonía, que ciertamente redundará en un mayor bienestar físico.

La Naturaleza es visualizada como fuente de salud por sí misma, y se apunta más al entorno natural y a una cura de carácter global, vinculándolo al descanso, la recreación y al privilegio de pertenecer a un grupo social que accede al disfrute de una naturaleza incontaminada, que posibilita la desintoxicación y energiza a quienes entran en contacto con ella. Este discurso actúa como retroalimentación a los imaginarios sociales que se cimentan sobre una componente concreta dada por los beneficios sobre el organismo del ambiente marino, pero que es potenciada por la publicidad, nutriendo la red de imágenes y sentimientos compartidos por los visitantes a la ciudad de Mar del Plata.

A modo de conclusión

En referencia a la talasoterapia como valorizadora de los recursos marinos, es posible reconocer al menos dos perspectivas:

Por un lado la asociación del recurso agua a cuestiones más vinculadas con la medicina, en este caso el énfasis está puesto en las propiedades y contenidos en sales y minerales del agua en cuestión y las dolencias que pueden ser aliviadas o curadas.

En Argentina estas acciones se encuadraron en la corriente higienista vigente especialmente en el período que abarca desde fines del siglo xix hasta principios del siglo xx, resaltando los atributos del recurso hídrico en función de su capacidad de combatir o mitigar ciertas enfermedades que acechan los centros urbanos en ese momento. Andando el siglo xx la provisión de servicios sanitarios en las principales ciudades fue desdibujando esta preocupación

Por otra parte, un enfoque más reciente los considera como un recurso dentro del turismo de salud, en el cual los efectos curativos se diluyen dentro de una amplia gama de productos que van desde los spa y técnicas de relajación hasta la hotelería, gastronomía y recreación.

Actualmente, en el contexto de una sociedad que busca el bienestar físico y mental la mirada se ha vuelto a los ambientes naturales con nula o escasa intervención, de modo tal que los ambientes marinos vuelven a cobrar vigencia (especialmente aquellos espacios mínimamente modificados).

Como consecuencia de lo anterior, en Argentina, se asiste a una resignificación de algunos ambientes marinos, destacándose los atributos de exclusividad y tranquilidad.

Mar del Plata, considerada el balneario por excelencia de Argentina, ha sido el principal exponente de la valorización del ambiente marino.

Las ideas propulsadas desde el ámbito científico, hacia principios del siglo XX, que concebían al mar, en sentido amplio, como un recurso para aliviar diferentes dolencias y contribuir a la salud física en general, forjaron imaginarios sociales que perduraron en forma subyacente por varias décadas. Sobre esta base se construye el ideario mar-salud, presente en publicidades y textos que promocionan la ciudad de Mar del Plata.

Durante la etapa del turismo masivo (cuyo auge podría situarse entre las décadas de 1960 a 1980) la concepción del mar como parte de una naturaleza sanadora es relegada en pos de mostrar al balneario como el centro de la juventud y la diversión.

Sin embargo, en la actualidad se retoma la idea de asociar el ambiente marino como un ámbito natural (se destaca el sonido del mar, el aire puro, el agua, el paisaje) que contribuye a la salud física y espiritual (se privilegia la paz, la armonía, el relax, que inspira este ambiente). Si bien los emprendimientos asociados a la talasoterapia se inscriben más en las facetas de la estética y de la recreación, cabe preguntarse si será el inicio de una nueva valorización del mar como ambiente saludable. Las ideas-fuerza resaltadas por la publicidades tanto del ámbito privado como público parecen direccionarse en este sentido. Esto lleva a repensar la construcción de nuevos imaginarios sociales cimentados en las experiencias de los visitantes y en un nuevo modelo de turismo que busca ámbitos naturales con escasa intervención antrópica, en contraposición al ambiente altamente artificializado de las grandes ciudades.

Bibliografía

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