Respetado Editor:
El mito de Sísifo es un ensayo escrito por Albert Camus en 1942; en él, cuenta la historia de un hombre tramposo que ofende a los dioses y es castigado a subir una roca hasta la cima de una montaña, con la infortuna de que esta caerá por el poder de su peso y deberá subirla una y otra vez tras cada caída. El suceso más lamentable para Sísifo es ver caer la roca y hacerse consciente de lo absurdo de su proceso. No obstante, lo vuelve a repetir1.
Específicamente para la educación médica, la consciencia y utilidad del proceso de aprendizaje están reforzadas por interactuar con los pacientes, retroalimentarse en rondas médicas y participar activamente de la atención en salud. Al pasar abruptamente a la educación remota, con contenidos carentes de práctica, muchos estudiantes han caído en el fenómeno de Sísifo: inconscientes de la trascendencia y sentido de su aprendizaje, estudian para ganar exámenes y aprobar asignaturas. Cuando se estudia únicamente para un examen, se fija inadecuadamente el conocimiento y se entra en una peligrosa relajación, que lleva a olvidar lo “aprendido”; luego, en el próximo examen se estudia nuevamente para aprobar y se olvidan los nuevos conocimientos, así de forma cíclica.
Nuestra realidad ha cambiado para siempre y, aunque algunas facultades vuelvan progresivamente a la presencialidad, ciertas asignaturas serán definitivamente virtuales. En este sentido y entendiendo la relación entre el mito de Sísifo y la nueva realidad de la educación médica, es oportuno responder el interrogante que titula esta carta -¿Cómo evitar que el mito de Sísifo se replique en la educación médica actual? -. Pues bien, la respuesta es: Evaluación formativa.
La evaluación formativa, al no estar ligada a una calificación y ser un instrumento para la retroalimentación docente-estudiante2, refuerza la consciencia de la importancia de aprender correctamente, aumenta la motivación, promueve la autoevaluación y la corrección de esquemas mal aprendidos y, lo más importante, permite desarrollar habilidades de por vida.
Es imperativo que los estudiantes de medicina sean conscientes del alcance de sus conocimientos (salvar o dejar morir personas), que reevalúen el por qué están aprendiendo y cómo puede impactar su conocimiento a la humanidad. Está en nuestras manos guiar ese proceso durante esta coyuntura y nueva realidad. ¡Seamos artífices de un proceso de aprendizaje continuo y con propósito!