Sr. Editor:
La pandemia del COVID - 19 ha traído consigo la implementación de la educación médica virtual en la mayoría de universidades del mundo. Esta situación supone ciertos desafíos, como la enseñanza del razonamiento clínico. La falta de interacción con pacientes implica una mayor necesidad de revisar casos clínicos para suplir la anterior. Sin embargo, llevar los casos a la virtualidad conlleva algunos problemas: muy pocos estudiantes participan y el resto por timidez o miedo a equivocarse, deciden abstenerse.
Frente a esta situación una forma de mejorar la interacción del docente con los estudiantes es dividirlos en pequeños grupos. Algunas plataformas de videollamada facilitan dicha labor (Zoom, Google Meet). Esto favorece la discusión, razonamiento y aprendizaje en torno al caso clínico planteado, tal como se observó en estudios realizados en el contexto de la pandemia1,2.
El uso de herramientas informáticas que permiten hacer preguntas anónimas a los estudiantes, mejora su participación, dado que pierden el miedo a ser criticados. Las preguntas resueltas no sólo son interiorizadas por los estudiantes que las plantearon, sino que sirven para dar mayores alcances a la clase3. También se debe tener en cuenta que emplear un tiempo extenso en el desarrollo de estos casos planteados puede llegar a producir fatiga lo que limitaría el aprendizaje, por falta de atención debido al cansancio.
La enseñanza virtual no llega a compararse con la experiencia presencial. La interacción en el ambiente hospitalario fomentaba un razonamiento con base en la experiencia y la observación directa, la virtualidad ayuda en asemejar casos, pero la falta de tacto es un limitante. Además, la educación virtual es una oportunidad que debe tener una mejora constante para la formación de los futuros médicos y al igual que con la enseñanza presencial en vivo, se deben anticipar las dificultades y considerar planes de contingencia1.