Introducción
En el mundo se mantienen millones de pequeños agricultores tradicionales o indígenas que llevan a cabo un tipo de agricultura que provee a los agroecosistemas la capacidad de ser resilientes a los cambios económicos y ambientales, a su vez, contribuyen con la seguridad alimentaria a nivel local, regional y nacional (Altieri y Nicholls, 2009). Producción de maíz (Zea mays L.) establece la principal fuente de alimentación de la sociedad mexicana, puede sembrase solo o en asociación con otras plantas integrando el sistema milpa: policultivo que se asemeja al ecosistema natural, se transforma de acuerdo a la diversidad ecológica y cultura del país siendo importante para la autosuficiencia alimentaria, además es un espacio de socialización y convivencia de la comunidad por su sistema integrado con los diversos usos y cultura en el lugar que se produce (Aguilar-Jiménez et al., 2011; González y Reyes, 2014; Morales y Guzmán, 2015; Badillo, 2015).
Sin embargo, los cambios en sistemas de producción con la introducción de cultivos comerciales genera un modelo productivo que introduce cambios tecnológicos en la agricultura: el monocultivo y uso de agroquímicos: fertilizantes y plaguicidas (Faiguenbaum, 2008; Madrid, 2009); entre los diversos cultivos está la floricultura; representa una oportunidad para los productores por la actividad económica con potencial nacional y estatal.
En México, el incremento en superficie (15%) se desarrolla a partir de 1994, Chiapas dentro de las 18 regiones que favorecen el desarrollo de la floricultura, principalmente en las regiones: V Altos Tsotsil Tseltal (90 localidades), municipio de Zinacantán con 22 localidades (INEGI, 2010a). La actividad, se práctica de forma rústica por falta de recursos económicos y técnicas incide en el escaso crecimiento tecnológico, aunada falta de infraestructura; la actividad es de baja productividad, pero constituyó una alternativa de sobrevivencia, fuente de ingresos, empleo intra y extra familiar para muchos campesinos pobres (plan rector-sistema producto ornamental de Chiapas 2005-2015). Actualmente es importante actividad con el uso de invernaderos, tecnología utilizada para mantener en mejores condiciones el cultivo pero con efectos negativos sobre los recursos naturales.
Con el avance de la modernización agrícola, la relación existente entre la agricultura y ecología se debilita por ignorar los principios ecológicos llevando a una crisis ambiental al incrementar las formas de artificialización de la naturaleza poco provechosa al establecer monocultivos que reduce la autorregulación, se vuelven vulnerables y dependientes de insumos químicos generados, principalmente en países en vías de desarrollo; en varias regiones la diversidad de cultivos por unidad de suelo arable decrece (Altieri y Nicholls, 2000; Pengue, 2005). Como es el caso de la producción en invernaderos; generan problemas, como: sobreexplotación y contaminación de acuíferos, extracción de áreas y suelos, ocupación de zonas de interés ambiental (García y Pérez, 2012).
Es una innovación tecnológica que transforma el proceso productivo porque necesita de más actividades para el manejo del cultivo, se incluye en el mercado, cambia la visión de autoconsumo a venta generando cambios en el aspecto productivo, social, medio ambiente (Altieri,1999; Gliessman, 2002), indican que el tipo de producción convencional implica la dependencia de agroquímicos, trabajar con monocultivos (una sola especie); los agroquímicos son utilizados para aumentar los rendimientos, entre ellos: fertilizantes, permiten la nutrición química con mejor y rápido aprovechamiento de nutrimentos para las plantas cuando son aplicados en dosis adecuadas; plaguicidas, logran un control inicial de insectos, ácaros, hongos, nematodos y virus que dañan a los insectos de interés (con el tiempo, generan una resistencia); y herbicidas para eliminar “malezas” (plantas no deseadas) que puedan afectar el desarrollo y rendimiento del cultivo.
Un estudio realizado por García y Pérez (2012) sobre el uso de invernaderos y sus implicaciones tanto ambientales, sociales como económicos, enfatiza la capacidad de reducir los costos, generación y tratamiento de residuos y falta de productividad son los principales problemas de la producción bajo cubierta; pero se obtiene alta productividad; además, las variables económicas pesan mucho más que las sociales y ambientales.
Otro estudio sobre la conversión en los sistemas de producción (tradicional y comercial) Márquez y Martínez (2007), mencionan que la agricultura moderna implica la simplificación de la estructura ambiental de áreas extensas, reemplazan la biodiversidad natural por un pequeño número de plantas cultivadas y animales domésticos, genera una tendencia al monocultivo; crean ecosistemas inestables, sujetos a enfermedades y plagas. Por los cambios generados con el inicio de la agricultura convencional sobre los recursos naturales e importancia económica, el objetivo de la investigación es analizar la sustentabilidad del sistema de producción de flores y su importancia para las familias campesinas de Zinacantán, Chiapas.
Materiales y métodos
La zona de estudio es la cabecera municipal de Zinacantán ubicada en la Región V Altos Tsotsil-Tseltal de Chiapas. Se localiza entre los paralelos 16° 46’ latitud norte y 92° 43’ longitud oeste, a una altitud de 2 140 m (INEGI, 2010b). El territorio municipal ocupa 0.27% de la superficie estatal con 199.61 km2; uso de suelo para agricultura es 16.64%, zona urbana 2.24%, bosque 71.37% y pastizal inducido 9.75% (INEGI, 2010b). La cabecera municipal de Zinacantán cuenta con una población de 3 876 habitantes (INEGI, 2010a).
En Zinacantán, la agricultura tradicional, con base en superficies de producción solo de maíz, asociación de plantas sembradas: frijol (Phaseolus vulgaris) y calabaza (Cucurbita ficifolia Bouché), integrándose con plantas de crecimiento natural, entre estas: hierba mora (Solanum americana), chicoria (Cichorium intybus), nabo (Brassica campestris), otras. Este sistema de producción, permite a las familias campesinas obtener una diversidad de cultivos para autoconsumo y alimentación de sus animales. Por las condiciones fisiográficas del lugar y desabasto de alimentos para los animales, no se usa la fuerza de tracción en campo (arado, surcado, aporque, otras).
Por otra parte, producción de flores destinada a la comercialización, importante por sus beneficios en la generación de ingresos para las familias campesinas. La floricultura es parte de la cultura zinacanteca desde los antepasados por las creencias religiosas (adorno de iglesias, panteones, bodas, bautizos y cumpleaños). El primer reporte sobre la floricultura para comercializar se tiene en 1950, pero comenzó a desarrollarse (1973) instalando tres invernaderos, el impulso de programas pasaron a ser 20 (1984) y 722 invernaderos con producción de flores en una extensión florícola de 20.86 ha-1 (1994). Después de once años (2005) llegan a abarcar una superficie de 254 554 m2 con el sistema de monocultivo (Díaz, 1995; Martínez, 2010). Actualmente, no se tienen un registro fiable de la cantidad de invernaderos ni superficie de producción de flores en la localidad.
La investigación se aborda con método mixto: cualitativo y cuantitativo (Hernández et al., 2014). Las herramientas cualitativas utilizadas son: método etnográfico para observar, conocer y describir distintos fenómenos sociales relevantes que ocurren en el entorno geográfico (Guber, 2001), específicamente el sistemas de producción florícola. La observación directa y participante, se lleva a cabo al momento de realizar recorridos en la comunidad; entrevistas no estructuradas con productores, funcionarios y autoridades locales. El cuantitativo, diseño de un cuestionario integrado por 76 preguntas, aplicado a 81 agricultores, su análisis con métodos estadísticos: descriptivos, distribución de frecuencias con el programa Statistic Package for Social Science (SPSS).
En el enfoque sustentabilidad y uso de recursos naturales en la producción de flores, se utiliza el marco para la evaluación de sistemas de manejo de recursos naturales incorporando indicadores de sustentabilidad (MESMIS), considera los atributos: productividad, estabilidad, confiabilidad, resiliencia, adaptabilidad, equidad y autogestión; y sus indicadores; permiten analizar la producción moderna para ayudar a mejorar los sistemas de manejo de recursos naturales, entender limitantes y posibilidades para la sustentabilidad de los sistemas (Torres et al., 2004; Masera et al., 2008).
El trabajo de campo se lleva a cabo en el ciclo agrícola: invierno-primavera-verano (2015-2016) en la cabecera municipal de Zinacantán. La selección de este lugar, porque aquí se inicia y desarrolla la floricultura (1973). La población de estudio: 500 personas, obtenida por la lista de habitantes (agricultores) de la comunidad que cooperan con una cuota asignada (agua y festividades) proporcionada por el Secretario de la Asamblea Comunal, cobro realizado por el patronato de agua de la agencia municipal. La muestra obtenida de forma aleatoria y probabilística (Infante y Zárate, 2005), sugiere aplicar 81 cuestionarios a productores de maíz y flores. La hipótesis planteada: el sistema de producción de flores en invernadero en la cabecera de Zinacantán, Chiapas, no es sustentable porque su manejo lleva al deterioro de los recursos naturales; y los productores no muestran interés en conservarlos por sus necesidades económicas.
Resultados y discusión
Agricultura moderna: floricultura
Zinacantán mantiene la producción de flores porque ha sido importante para la cultura, reflejo de sus tradiciones, usos y costumbres que representan los zinacantecos desde sus antepasados. Actualmente, mantiene el colorido cultural de este pueblo con sus adornos, principalmente en actos religiosos; además, esta actividad, constituye una de las principales fuentes de ingreso para las familias campesinas tsotsiles que comenzó a desarrollarse a partir de 1973 con apoyos de gobierno. La adopción de este cultivo fue un éxito por la adaptación de distintas variedades a las condiciones edafoclimáticas, beneficios económicos y disponibilidad de recursos naturales para la producción.
De acuerdo a los indicadores que se generaron a partir de los atributos (productividad; estabilidad, confiabilidad y resiliencia; adaptabilidad; equidad y autogestión) y criterios de diagnóstico para identificar debilidades y fortalezas del sistema de producción (floricultura) en Zinacantán, Chiapas, se obtienen resultados para analizar y medir cada indicador que se presentan a continuación.
Productividad
Rendimiento: Actualmente se tiene una producción de 78 028 manojos (docenas, decenas y manojos) en 422 invernaderos (100%), representan una superficie de 160 630 m2 (16.063 ha). El desarrollo y aumento de esta actividad se debe a beneficios económicos que obtienen por ser un cultivo generador de ingresos.
Relación beneficio/costo: se integra con los gastos promedio generados en la producción de flores (800 m2 por ciclo de cultivo (100 días)), principalmente: jornales ($9 100.00) e insumos químicos ($1 550.60) utilizados a diario. No se contemplan materiales (cubierta plástica, reglas y postes de madera, clavos, etc.) y equipos (bomba y manguera) porque en su mayoría son gastos generados al iniciar la producción y renovación de materiales cuando están deteriorados (3-5 años). Los costos que se generan en la producción de flores por ciclo ($10 650.60), integran el beneficio promedio (ingreso) obteniendo en la misma superficie y ciclo de producción ($6 949.19). Se incrementan costos por el uso de la mano de obra familiar en actividades agrícolas de la floricultura (no es remunerada pero se considera importante para obtener el indicador). Relación beneficio/costo es 0.65, indica que por cada peso invertido ganan 65 centavos (65%) al comercializar la producción.
Volumen de producción: se considera la producción máxima (11 017) y mínima (94) de manojos producidos por ciclo (100 días) para conocer la cantidad de producción promedio (1 804) en superficie con invernaderos: 1 983 m2 (en promedio). Representa 16.37% respecto a la producción máxima.
Estabilidad, confiabilidad y resiliencia
Superficie de producción: se toma como referencia el número de invernaderos que se instalaron en 21 años (1973-1994) en nueve localidades del municipio de Zinacantán. Se calcula el promedio de invernaderos instalados por localidad en esos años (80.2= 3.82 por año) para representar un porcentaje de instalación (100%) y comparar con la situación actual (408 invernaderos) con referencia: 1984 a 2016 (21 años). Al obtener los datos, se tienen: 19.42 (508.4%) invernaderos instalados por año en la cabecera municipal con 81 productores encuestados, representan más del 100% de instalación de invernaderos. Al contrastar resultados integrados, esta superficie de producción se considera como cien por ciento.
Número de especies vegetales en la parcela: los resultados obtenidos al preguntar si siembran otros cultivos en asociación (sembradas o crecimiento natural), 97.5% mencionó que no, porque no permiten un crecimiento y desarrollo adecuado a las flores; al respecto, Gliessman (2002) señala que el monocultivo es la siembra de un solo cultivo, producción natural de la agricultura con un enfoque industrial. Sin embargo, 100% resalta que si crecen plantas de manera natural para uso doméstico, pero 81.5% deja crecer las plantas para consumo; y 18.5% responde no, por las diversas actividad de “limpieza” de malezas; otros, porque están contaminadas con “mucho” químico y reconocen no es bueno para la salud. La cantidad promedio de plantas en asociación con flores (3.62) representa 18.14% respecto al número total de especies (20=100%). Las más sembradas son: hierba buena (Mentha sativa) y hierba mora (Solanum americana); de crecimiento natural, se encuentran: epazote (Chenopodium ambrosioides), verbena (Verbena officinalis), hierba mora, chicoria (Cichorium intybus), nabo (Brassica campestris), hierba buena, bledo (Amaranthus dubius) y malva (Malva sylvestris L).
Variedades de flores en el sistema: el indicador se mide con variedades que se conservan en producción, tiene como número máximo: ocho (100%) diferentes flores que se adaptan a las condiciones climáticas del lugar, el número de referencia para evaluar es el máximo de variedades de flores que los entrevistados indicaron del total: mantienen solo una variedad (55.55%), dos (19.75%), tres (13.53%), cuatro (6.17%), seis (2.46%); siete y ocho variedades en producción (1.23%). El promedio de plantas en invernaderos es de 1.93 (24.22%), esto indica que en su mayoría, solo prefieren una variedad de flores, la que más se encuentra entre los productores es el Aster morado o blanco (cristal) porque es el más económico.
Prácticas de conservación de recursos naturales: se seleccionaron las prácticas que influyen en la producción de flores (8). El total de entrevistados al menos realiza una práctica. Sobre salen: aplicación de abono natural (85%), entre los utilizados está la gallinaza, estiércol de borrego y tierra de bosque; construcción de ollas de agua, localmente conocidas como “tanques” (80.24%); reforestar en sus terrenos (74.07%); dejar restos de cosecha en el terreno para su descomposición y plantar árboles alrededor de pozos y manantiales (54.32%). En menor cantidad, uso de sistema de riego tecnificado (6.17%), establecer barreras vivas o muertas (7.4%), construcción de terrazas agrícolas (34.56%). El porcentaje promedio de encuestados que realiza prácticas de conservación de recursos, es bajo (49.53%) y los estadísticos descriptivos de acuerdo a la evaluación (1.17= muy poco) indica que hace falta realizar más prácticas del cuidado de recursos naturales para conservarlos en mejores condiciones y evitar problemas para las futuras generaciones. La agricultura moderna genera daños ambientales entre ellos, destaca la: explotación de recursos naturales (Altieri, 1999; Gliessman, 2014).
Ética en el manejo de recursos naturales: la opinión sobre los daños que puede causar la producción de flores sobre los recursos naturales es importante para conocer la conciencia ambiental que existe en la comunidad. Los datos demuestran que en promedio, la mayoría (98.76%) cuida y conocen (ética) los efectos negativos hacía los recursos naturales (93.8%); pero no son suficientes como indican los estadísticos descriptivos (2.88= poco). Debido al cambio productivo, poca planeación y falta de servicio, existe escasez y contaminación de recursos naturales en suelo, agua y deforestación acelerada; también con los conocimientos científicos de la agricultura moderna, se desvinculan, en su mayoría, aspectos sociales y culturales que se relacionan con la agricultura campesina y por lo tanto es la expresión de un modelo social y cultural hegemónico, excluye a otros sistemas culturales transformándose en una crisis ambiental amenazando la existencia de las civilizaciones (Martínez, 1995; Burguete, 2000).
Adaptabilidad
Disponibilidad a capacitación técnica: al preguntar a los encuestados si aceptarían el apoyo técnico para mantener en mejores condiciones y aprender nuevos trabajos en la producción de flores: 90.1% si los aceptaría porque necesitan nuevas técnicas de manejo, uso de agroquímicos, manejo de plagas y enfermedades, comentan que no han recibido capacitación (91.4%). Algunos agricultores si reciben por trabajar con personas que contratan técnicos, otros porque en la obtención de créditos les incluye el apoyo técnico para la floricultura (8.6%). Sin embargo, 9.9% indica que no aceptaría ningún apoyo técnico porque solo llegan a utilizar información en su propio beneficio.
Disponibilidad al cambio: el escaso conocimiento en el manejo de plagas y enfermedades, podas (algunos casos) o prácticas agrícolas innovadoras induce a que los floricultores necesiten del apoyo técnico y nuevos trabajos para mantener en mejores condiciones sus flores. Por ello, 90.1% si aceptaría trabajar con diferentes prácticas para incrementar rendimientos o mejoras en el cultivo. La agricultura moderna con fines financieros, sintetiza su dinámica cognoscitiva en el concepto de mínimo esfuerzo e inversión y máxima ganancia, de una mercancía; se utiliza no para los fines de subsistencia humana sino para el control económico y político (Martínez, 1995).
Transmisión de conocimientos: se observó en campo diversas actividades en que usan mano de obra, los saberes son transmitidos a familiares y conocidos (70.4%), entre ellos: se extiende a hijos (56.8%), otras personas (49.3%) incluyendo: esposa, sobrinos, nueras, yernos, amigos, compañeros y trabajadores. En algunos casos, enseñan a sus hermanos (4.9%) y nietos (1.2%). Otros productores, no enseñan a nadie (29.6%) porque no tiene hijos, la esposa sabe trabajar o bien, no se dedica a la actividad y nadie les pide “ayuda” para producir flores.
Es importante resaltar que en su mayoría, los conocimientos se transmiten del jefe de familia a los hijos, importante para mantener la producción en el tiempo. La enseñanza sobre la agricultura es intergeneracional, se transmite de padres a hijos y abuelos a nietos (Massieu y Miranda, 2013).
Equidad
Distribución del agua: toma en cuenta la opinión de los encuestados sobre la distribución y uso de diferentes fuentes de agua (manantiales: mucho; pozo: poco; y río: poco), disponibles en la comunidad para la actividad florícola. De las opiniones obtenidas, se aprecia que el recurso hídrico más utilizado para el riego de flores es el proveniente de ojos de agua, se transporta hasta su terreno por medio de mangueras plásticas negras. Los pozos, únicamente se pueden encontrar en zonas bajas o al pie de montañas (cerros) porque ahí se concentra toda el agua existente de manera subterránea. El uso de agua de río, se presenta con los agricultores que tienen terrenos cercanos a esta fuente. Al integrar los datos, se toma el total: cuatro fuentes de agua (100%); para representar la sustentabilidad del uso de estas fuentes se tiene como referencia lo siguiente:
Uso de tres fuentes de agua= 0% sustentable; uso de dos fuentes de agua= 33.33% sustentable; uso de una fuente de agua= 66.66% sustentable; uso de cero fuentes de agua (se incluye la de lluvia)= 100% sustentable.
En este contexto, la floricultura tiene una sustentabilidad del recurso hídrico de 0%, porque utilizan cuatro diferentes fuentes de agua con una distribución desigual. Los ojos de agua son comunales, se han adueñado de ellos grupos de productores, reduciendo el uso común que debería de existir en el lugar. En el municipio, los agricultores que no producen flores enfatizan que la floricultura causa escasez y posible contaminación del agua; también, se adueñaron de los manantiales y comenzaron a captar directo de ojos de agua, la consecuencia es que los arroyos se secan o con muy poca corriente (Seidl et al., 2011). Gliessman (2002), reporta que la agricultura con riego consume grandes cantidades de agua.
Participación familiar: los resultados indicaron que 44.4% trabaja con mano de obra familiar para reducir gastos en el pago de jornaleros y 42% trabaja tanto con mano de obra familiar como el contrato de jornaleros “porque el trabajo es pesado”. En algunos casos, solo contratan jornaleros (8.6%). Por su parte, 4.9% indicó que no recibe ayuda de nadie, todas las labores las realiza el padre de familia. En la integración de resultados, se representará este indicador con el porcentaje de encuestados que utilizan la mano de obra familiar y reportado por ambos: 86.4%.
Intermediarios: este indicador permite conocer si existe la intermediarización en la floricultura que puedan afectar a la economía de los campesinos; 91.4% indico que no existe ningún tipo de intermediarios para la compra de este producto porque los mismos agricultores van a vender sus producción en los mercados locales (Zinacantán), regionales (San Cristóbal de las Casas y Tuxtla Gutiérrez). Por otra parte, 8.6% indica que tienen un comprador que es de la misma localidad, compra la producción porque tiene entregas en diferentes estados y necesita de más producción para mantener su mercado. Los encuestados mencionan: “es bueno que nos compren nuestras flores porque así vendemos toda nuestra producción al precio del mercado y no perdemos nada”.
Autogestión
Dependencia de insumos externos: se consideran diferentes recursos que puedan influir en la dependencia de insumos externos, que se explican a continuación: no han recibido ningún tipo de apoyo directo (97.5%) como incentivo a la producción. En contraste, 2.5% si ha recibido apoyos de créditos; programas gubernamentales que hacen uso para la floricultura como: PROCAMPO (8.3%), 60 y + (3.7%); y 4.9% obtiene ingresos de negocios familiares (tienda de abarrotes o textileria). En cuanto al uso de agroquímicos, los utilizan (100%) desde la desinfección del suelo hasta la apertura de botones florales. Por los cuidados en la agricultura moderna, se reduce el trabajo manual y aumenta el uso de insumos con fuerte base tecnológica, asimismo la eficiencia y productividad, para obtener altos rendimientos se incluyen numerosos gastos como insumos no renovables: combustible fósiles ( Altieri, 1999; Gliessman, 2002). Por otra parte, en esta producción 50.6% de los agricultores necesita de mano de obra externa en la producción de flores. Resultados indican que 100% tienen dependencia de insumos externos, principalmente por la compra de agroquímicos y contrato de jornales para mantener la producción en buenas condiciones.
Organizaciones locales: se evalúa considerando si actualmente existen organización para actividades de obtención de apoyos gubernamentales, créditos, comercializar flores, entre otros; el total indicó que no pertenecen a ninguna organización; y 1.2% mencionó que si existen grupos u organizaciones de productores para gestionar insumos (agroquímicos), invernaderos y comercialización de flores.
Porcentaje de ingresos que aporta el cultivo en la venta: la floricultura es la actividad más importante en la generación de ingresos (93.3%) comparando únicamente la actividad tradicional de maíz en una superficie promedio de 3005.16 m2 ($1 686.88 anuales) con la de flores en una superficie promedio de: 800 m2 ($23 512.02 anuales). Mencionan los entrevistados: “con la producción de flores se obtienen hasta tres cosechas al año dependiendo de la flor, se gana más dinero, más si sacamos la cosecha en temporada alta o en días festivos; y con la producción de maíz solo una cosecha pero no se vende porque es alimento para la familiar”. Similar a lo reportado por Seidl et al. (2011), comentario de los participantes (productores de flores) en su investigación: “con los invernaderos allí se producen cantidades, y a poco tiempo… en el invernadero pones y en tres meses ya estamos cosechando. Y hay más entrada de dinero. Por lo mismo estamos cambiando a veces el maíz por flores”.
Presentación e integración de resultados
Se crea una matriz con datos obtenidos, con la finalidad de presentar un análisis más claro (Cuadro 1). La intención es dar una visión de conjunto sobre el desempeño de los sistemas de manejo en cada indicador (Galván et al., 2008). Por último, la representación gráfica de integración de resultados con datos cuantificables complementándo con cualitativos (Figura 1).
Los resultados obtenidos en la investigación considerando a cada porcentaje que representan los indicadores se tienen lo siguiente (Figura 1).
Conclusiones
La floricultura es la actividad generadora de ingresos para solventar los gastos de las familias, porque se obtiene mayor producción en periodos cortos (tres ciclos anuales) en superficies pequeñas de producción. El sistema de producción comercial presenta, indicadores (11) con un índice mayor al 50% que fortalecen el sistema florícola: rendimiento, relación beneficio/costo, superficie de producción, ética en manejo de recursos naturales, disponibilidad a capacitación técnica, disponibilidad al cambio, transmisión de conocimientos, participación familiar, dependencia de insumos externos y porcentaje de ingresos que aporta a la familia en la venta del cultivo. La intermediarización, mantiene un porcentaje bajo (8.6%), se considera un indicador que fortalece al sistema.
Indicadores que debilitan al sistema en sustentabilidad son: volumen de producción, número de especies vegetales en la parcela, variedades de flores en el sistema, distribución del agua, existencia de intermediarios, organizaciones locales y prácticas de conservación de recursos naturales. El sistema de producción de flores bajo invernadero no es sustentable porque deteriora el bosque al deforestar para establecer áreas florícolas e instalar invernaderos, utilizan la materia prima (postes de madera) para su estructura.
Contamina a la salud humana, suelo, agua y aire al aplicar agroquímicos desde el acondicionamiento del suelo hasta la apertura de botones florales; y por la basura (plástica) y desechos generados en la producción. Los agricultores conocen los problemas que se ocasionan con la producción de flores hacía los recursos naturales; sin embargo, son pocas las actividades que realizan para su cuidado y conservación. La producción de flores es una a producción no sustentable pero de importancia económica para las familias campesinas.