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Revista de la educación superior

Print version ISSN 0185-2760

Rev. educ. sup vol.51 n.203 Ciudad de México Jul./Sep. 2022  Epub May 29, 2023

https://doi.org/10.36857/resu.2022.203.2217 

Artículos

La docencia: entre la valoración de los futuros docentes y el desprestigio social

Teaching: between the valuation of future educators and social discredit

Santiago Rosano* 

Gabriela Aguilar* 

Mariana Sánchez* 

Ana Cevallos-Neira* 

* Universidad de Cuenca, Ecuador. Correo electrónico: santiago.rosano@ucuenca.edu.ec


Resumen

La docencia presenta diversas representaciones sociales, ideas de los estudiantes al ingresar a carreras de formación docente. Temática no abordada en el contexto ecuatoriano: realidad con nuevas políticas educativas y cambios curriculares. Se pretendió comprender las representaciones sociales sobre docencia de estudiantes de primer año de formación docente. Se realizaron grupos focales, con 13 estudiantes del primer año. Se realizó análisis temático. La docencia tiene relación con ser consejero para los estudiantes, prevaleciendo el factor humano. Creatividad, innovación y tecnología son elementos asociados a la docencia. Pese al reconocimiento de la importancia de la docencia, los estudiantes consideran que la sociedad la minusvalora.

Palabras clave: Representaciones sociales; Docencia; Buen docente; Valoración docente

Abstract

Teaching has acquired various social representations, which are ideas that students have when they enter college to become educators. This topic has not been addressed in the Ecuadorian context: a reality with new education policies and curriculum changes. This research aimed to understand social representations about teaching students have, on their first-year of education. Focus groups were carried out with 13 first-year college students. A thematic analysis was performed. Teaching is associated with providing counseling for students, where the human factor prevails. Creativity, innovation and technology are elements associated with teaching. Despite acknowledging the importance of teaching, the students consider that society underestimates it.

Keywords: Social representations; Teaching; Good educator; Value of teaching

Introducción

Las representaciones sociales son un producto y un proceso de una actividad mental por la que un individuo o un grupo reconstruye la realidad que enfrenta y le atribuye una significación específica (Abric, 2001). Este proceso implica una construcción, y no una fiel copia de la realidad, ya que se trata de una relación con el mundo, en donde se intersecta lo social y lo psicológico (Jodelet, 1988). Por su parte, Moscovici afirma que las representaciones sociales son un sistema de valores, nociones y prácticas que proporcionan a los individuos los medios para orientarse en el contexto social, y que son un corpus organizado de conocimientos y una de las actividades psíquicas gracias a las cuales los seres humanos hacen inteligible la realidad física y social (González-Llontop & Otero-Gonzáles, 2019).

Así también, Moscovici y Hewstone señalan que la teoría de las representaciones sociales procura explicar la divergencia entre el pensamiento basado en la ciencia y sus procesos reflexivos, y el pensamiento de sentido común, cargado de teorías implícitas y creencias populares que actúan como una especie de prisma, que brinda una manera de ver los sucesos o conceptos, una forma de otorgarles significado y actuar en la vida cotidiana (González-Llontop & Otero-Gonzáles, 2019). De modo que, algunos estudios mencionan que las representaciones sociales originan los significados que la gente necesita para comprender, actuar y orientarse en su medio social, puesto que permiten describir, clasificar y explicar los fenómenos de las realidades cotidianas (Arias-Holguín & Moya-Espinoza, 2015). En este sentido, resulta importante conocer las representaciones sociales que configuran los sujetos ya que estas proveen criterios de evaluación del contexto social que permiten determinar, justificar o legitimar ciertas conductas (Rateau & Lo Monaco, 2013).

En consecuencia, la teoría de las representaciones sociales ha dado origen a varias líneas de investigación, siendo una de ellas la investigación en educación. Esta línea ha ido en aumento (Mazzitelli, Aguilar, & Guirao, 2009), sobre todo la referida a la docencia, debido a que, según estudios, las representaciones sociales sobre la docencia empiezan a formarse antes del ingreso mismo a la carrera de formación docente (González-Llontop & Otero-Gonzáles, 2019). Es así que la docencia se caracteriza por tener diversas representaciones, con visiones que van entre vocación, trabajo, profesión u oficio (Vezub, 2005). Así también, se afirma que las ideas o concepciones sobre la docencia dependen de la función social que en cada momento histórico se asigna al sistema educativo (Tedesco & Tenti, 2006). Esta variedad de perspectivas que pueden presentarse y el valor que se le otorga al docente al entenderlo como un factor clave dentro de la formación ha llevado a mirar a la docencia como objeto de estudio (Vezub, 2005), desde la teoría de las representaciones sociales.

Por su parte, Alliaud (2003) afirma que la formación docente no solo debe ser entendida como lo que sucede en la universidad, sino también la formación previa que los sujetos poseen sólo por el hecho de tener una trayectoria dentro del sistema educativo. Se supone entonces que el docente interioriza, a lo largo de su historia personal y escolar, conocimientos, competencias, creencias y valores, que estructuran su personalidad, sus relaciones con los demás y sus acciones en su práctica profesional. Al respecto, Tardif (2003) expone que los docentes se apoyan frecuentemente en sus valores morales o normas sociales en el momento de tomar una decisión, y que también recurren a juicios provenientes de tradiciones escolares, pedagógicas y profesionales que ellos mismos han interiorizado. De esta manera, “las experiencias formativas de maestros en formación y principiantes influyen en la forma en que piensan sobre la docencia y, posteriormente, en sus acciones en el aula” (Knowles, 2004, pág. 99).

En este sentido, se afirma que gran parte de la actividad profesional del docente tiene raíces en su historia vital, llena de creencias, representaciones, hábitos y rutinas. Así, los saberes docentes, lejos de basarse únicamente en su trabajo de aula, están sustentados en preconcepciones de la enseñanza y aprendizajes heredados de su historia personal (Salazar, 2012). En tal razón, se puede decir que los estudiantes que ingresan a la universidad ya han formado una “idea” sobre lo que es ser docente, pues han tenido una trayectoria en un contexto social que los hace portadores de significados, creencias, experiencias y, por lo tanto, de representaciones sobre el mundo. De modo que, comprender los significados que posee el profesorado respecto a lo que implica ser docente es un factor relevante acerca de lo que ocurrirá en la enseñanza, debido a que el pensamiento del personal docente, y en concreto, sus teorías, ideas, creencias y modelos guiarán su labor y condicionarán, de manera significativa, los acontecimientos que ocurrirán en el aula (Aguilar-Correa, 2017).

A pesar de lo mencionado, estas representaciones que traen los estudiantes, futuros docentes, a la universidad (Davini, 2010), no han sido abordadas en el contexto educativo ecuatoriano, una realidad con características particulares debido a la implementación de políticas educativas y nuevas propuestas curriculares en las carreras de formación docente. En este sentido, referirse a la formación docente en el Ecuador requiere comprender el proceso de ingreso a las carreras en las universidades públicas, proceso que ha tenido varios cambios a partir del año 2012.

El gobierno ecuatoriano impulsó una política educativa, principalmente entre los años 2012 y 2017, que puso especial énfasis en acreditar las carreras de educación con un discurso que pretendía motivar al mejor talento humano para la docencia. De esta forma, las carreras de formación docente fueron declaradas de interés público y se implementaron becas para los estudiantes, futuros docentes. En este contexto, en 2012 se implementó el Sistema Nacional de Nivelación y Admisión (SNNA) que establece un proceso de admisión para el ingreso a las instituciones de educación superior públicas mediante el Examen Nacional de Educación Superior (ENES). Este examen es entendido como una prueba de aptitud académica que posibilita obtener información sobre las habilidades, destrezas y capacidades que poseen los estudiantes y que son necesarias para el desempeño en sus estudios académicos de pregrado (SENESCYT, 2020). En la búsqueda de ese “mejor talento humano” mencionado, para las carreras de formación docente se exigía un puntaje mínimo en el examen de ingreso a la universidad (8/10). No obstante, este sistema, en el que se rinde un examen, recibió críticas puesto que acrecentó la brecha entre los estudiantes (Luna-Tamayo, 2017), brecha de oportunidades debido a que las condiciones de partida para enfrentarse al examen que tienen los participantes varían, por ejemplo, en función de la formación que hayan recibido en el colegio.

Otro aspecto a tener en cuenta, para entender la formación docente en Ecuador, es el rediseño que se realizó en las carreras de educación de todo el país. Este rediseño se hizo en el año 2015, en función de la propuesta de un currículo genérico planteada por el Consejo de Educación Superior. El objetivo de este currículo fue establecer características y condiciones que permitan operar transformaciones en los elementos básicos de los proyectos de formación profesional de la educación superior (Consejo de Educación Superior, 2015).

De esta manera, frente a cambios generados en el campo de la formación docente ecuatoriana, es relevante conocer las representaciones sociales de los futuros docentes para así también conocer nuestra realidad educativa y, sobre todo, entender el punto de partida de los sujetos al ingresar a las carreras de educación. En tal razón, el objetivo de esta investigación fue comprender las representaciones sociales sobre la docencia que tienen los estudiantes de primer año de las carreras de formación docente de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación de la Universidad “X”.

Metodología

Debido a la naturaleza exploratoria del estudio, se empleó una estrategia de investigación cualitativa que permitió conocer y comprender las representaciones sociales sobre la docencia que tienen los estudiantes, futuros docentes. El alcance del estudio fue descriptivo, ya que buscó especificar las propiedades y características de un fenómeno (Hernández, Fernández, & Baptista, 2014). Los datos de esta investigación se levantaron durante el año 2019, a través del empleo de grupos focales.

Participantes. El grupo de participantes estuvo constituido por 13 estudiantes: 8 mujeres y 5 hombres, entre 18-19 años. Todos los participantes cursaban el primer año de diferentes carreras de formación docente. Cabe mencionar que, se seleccionaron estudiantes del primer año para así conocer las representaciones ya construidas al ingresar a la carrera, puesto que al avanzar con la formación hay más probabilidades de que las representaciones cambien (Abric, 2002; Hernández, Carro, & Atonal, 2015). Del total de participantes, 3 pertenecían a la carrera de educación básica (formación primaria), los 10 restantes a las carreras de pedagogía de: la actividad física y el deporte (1); la historia y las ciencias sociales (2); las ciencias experimentales (2); la lengua y la literatura (2); las artes y las humanidades (2); los idiomas nacionales y extranjeros (1).

Procedimiento. La investigación se realizó con estudiantes de la “Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación”, previa autorización del Decano. Las guías de los grupos focales fueron revisadas y aprobadas por dos expertos en la materia (en educación y pedagogía). Los participantes firmaron el consentimiento informado una vez que conocieron sobre los objetivos, procedimientos y propósitos del estudio. La participación fue voluntaria y se les aseguró la confidencialidad y el anonimato de la información brindada.

Recolección de datos. Para reclutar a los participantes los investigadores visitaron diversas aulas de las carreras antes mencionadas. En cada una se explicó la investigación a realizarse, a la vez que se invitó a los estudiantes a participar en el estudio. Así, quienes estuvieron de acuerdo en participar se contactaron con los investigadores. Los grupos focales fueron dirigidos por los investigadores y se desarrollaron en la universidad, una vez que se acordó la fecha y hora con los estudiantes. Los grupos focales tuvieron una duración de 90 minutos, aproximadamente. Cabe mencionar que, las conversaciones giraron en torno a tres grandes temas para así conocer las representaciones sociales de la docencia (Jodelet, 2008): características de un buen docente, qué es docencia y percepción sobre la valoración de la docencia en la sociedad.

Análisis de datos. El análisis de la información se realizó mediante Análisis Temático, siguiendo el proceso detallado a continuación (Braun & Clarke, 2006): 1) Familiarización con los datos: las transcripciones de las entrevistas se leyeron cuidadosamente, anotando ideas iniciales, para tener una visión general de la información dada por los participantes. 2) Generación de códigos iniciales: las entrevistas fueron leídas nuevamente, a la vez que se iban codificando sistemáticamente los datos, es decir, se recopilaba información relevante para cada código. 3) Establecimiento de los temas: una vez establecidos los códigos, estos se clasificaron y, de acuerdo a ello, se plantearon los posibles temas. 4) Revisión de temas: se verificó si los temas tenían coherencia con los extractos o citas codificadas, para luego crear los mapas temáticos de análisis.

Durante el proceso de análisis se emplearon estrategias que permitieron mejorar la fiabilidad de la codificación, es decir, se realizaron sesiones de discusión con el equipo con la intención de cuestionar la codificación y los temas que se habían construido. En este sentido, se realizó la triangulación de datos con el equipo, así como con los participantes.

Resultados

El análisis de la información obtenida, a través de los grupos focales, permitió identificar y examinar las representaciones que los participantes tienen sobre la docencia, en base a tres temas: 1) Un buen docente, 2) Entendimiento de la docencia, y 3) La docencia para la familia y la sociedad.

A continuación, se presentan los principales hallazgos en cada uno de los temas identificados previamente.

Un buen docente

Los grupos focales se iniciaron con la interrogante: ¿qué hace un buen docente?, puesto que se requería conocer lo que significa ser un buen docente, con base en las opiniones de los estudiantes que se están formando. En este caso, los participantes ligaron la idea de un buen docente a tres elementos específicos. El primero de ellos fue la noción de que un buen docente es aquel que es un amigo y consejero para sus estudiantes. Por otro lado, también era un buen docente quien sabía enseñar, es decir, aquel que empleaba diversas metodologías con la finalidad de que todos sus estudiantes aprendieran. Finalmente, los participantes reconocieron que un buen docente es aquel que tenía gusto por su labor, es decir, quien ama lo que hace.

Un buen docente es un amigo, consejero

Los participantes, a través de sus relatos, mencionaron que un buen docente fue quien, además, fue un amigo. En este sentido, el ser amigo significaba que el docente no solamente estaba involucrado con el aspecto académico sino también con las necesidades que cada estudiante podía tener, es decir, era quien apoyaba a los estudiantes en diversas situaciones o circunstancias:

Bernarda (Pedagogía de la historia y las ciencias sociales): hay un acercamiento, no solamente en el ámbito académico, yo les llegué a considerar como amigas [a las docentes] porque les podía contar cualquier cosa, aparte de eso eran buenas profesoras en su parte profesional, cumplían con el papel de ayudarnos cuando lo necesitábamos.

De modo que, para los participantes, un buen docente era quien, además de ocuparse del aspecto académico, estaba pendiente del componente humano. En otras palabras, eran aquellos docentes que no solamente desarrollaban sus clases, sino quienes establecían cierta cercanía con los estudiantes para así poder ayudarlos frente a cualquier problema, el cual, sin duda, repercutía en su desempeño académico:

David (Educación básica): yo me había identificado por tener calificaciones altas pero mi rendimiento bajó totalmente y ahí fue cuando el profesor se acercó y se familiarizó con mi situación, se solidarizó y me dijo que podía confiar en él y que yo no debía preocuparme demasiado.

Julieta (Pedagogía de la lengua y la literatura): un docente no solamente es la persona que brinda conocimiento académico, sino que también actúa como psicólogo, por así decirlo, porque se acercó a mi compañera, le preguntó qué pasaba y trató de solucionar el problema. Entonces un docente va más allá de compartir conocimientos académicos o científicos sino da la oportunidad de que un estudiante le tenga confianza para ayudarle a salir de algún problema que tenga con su familia.

De acuerdo a lo mencionado, resulta relevante señalar la importancia que atribuyen los participantes a la confianza brindada, como cualidad del buen docente:

Estefanía (Educación básica): los papás de mi amiga migraron de la noche a la mañana y le abandonaron y la maestra de matemáticas, de la que mejor recuerdo tengo, ella no solamente se involucró en el proceso para que mi compañera se nivelara en las clases, sino que fue mucho más allá. Le dio su confianza y llevó el caso al DECE [Departamento de Consejería Estudiantil] y en un trabajo conjunto lograron ayudarle mucho en el ámbito emocional. Entonces le guió mucho, se volvió como su consejera.

Un buen docente sabe enseñar

Además, para los participantes, un buen docente era aquel que sabía enseñar, es decir, quien empleaba diversas metodologías y estrategias con la finalidad de que todos sus estudiantes adquirieran cierto conocimiento:

Blanca (Educación básica): ella buscaba las estrategias para que cada uno aprenda. Había estudiantes más teóricos, entonces veía los mecanismos para que nosotros aprendamos, había otros estudiantes que eran más visuales… ella siempre buscaba la mejor estrategia para cada uno de los estudiantes. Ella incluía a todos, buscaba juegos, estrategias, mecanismos para que todos aprendamos.

Miriam (Pedagogía de las ciencias experimentales): para mí, un docente tiene que saber enseñar, tiene que saber llegar [a los estudiantes], no puede llegar a todos, pero tiene que encontrar la forma de enseñar a todos.

De modo que, un buen docente es quien además de poseer conocimientos sabe cómo transmitirlos a todos sus estudiantes.

Un buen docente ama su profesión

Finalmente, los participantes reconocieron como un buen docente a quien, además, tiene gusto por desarrollar su labor, disfruta de ello, o, en otras palabras, ama lo que hace:

Boris (pedagogía de las ciencias experimentales): para mí, un buen docente es alguien que ama lo que hace. Entonces es el apoyo y la confianza que brinda a sus estudiantes y que se note que ama la docencia, porque mi profesora hasta el día de hoy sigue amando la docencia y sigue siendo profesora y feliz y, para mí, eso es lo mejor.

Entendimiento de la docencia

De acuerdo a las preguntas planteadas en los grupos focales, fueron tres los temas abordados concretamente. De modo que, en primer lugar, reconocieron la docencia como algo más que enseñar, en donde destaca el papel humanitario del docente. En un segundo momento se abordó la relación entre la docencia y la innovación y la creatividad. Finalmente se trató el vínculo de la docencia con la vocación o afinidad para desarrollar esta labor.

La docencia es más que enseñar

Respecto a este apartado, fue evidente que, para los participantes, la docencia iba más allá del mero hecho de enseñar, es decir, el ser docente no solamente estaba relacionado con brindar conocimientos sino también implicaba relacionarse con los estudiantes con el fin de conocer sus necesidades o problemas. Por ende, la docencia estaba referida, por un lado, al componente académico pero también, por otro, al humano, siendo este segundo aspecto más valorado por los participantes:

Miriam (Pedagogía de las ciencias experimentales): la parte humana debe primar. Yo he tenido docentes que ingresan al aula y dan su clase y se van, jamás les importa si entienden, peor les va a importar cómo se sienten los estudiantes. Por eso hay que centrarnos más en la comprensión porque al final del día somos humanos con sentimientos, con problemas, con todo lo que engloba la vida en sí, y que una persona no se preocupe por eso sino sólo en dar clases y enseñar… creo que hay que tener un equilibrio entre ambas cosas, aunque un poquito más la parte humana.

En este sentido, los participantes mencionaron que la docencia significaba también establecer un vínculo con los alumnos, pues de esta manera el docente era un guía o referente para sus alumnos:

Sergio (Pedagogía de las artes y las humanidades): yo no le veo tanto a la docencia como enseñar solamente, sino es liderar, transformar, modelar al ser humano, a la persona que está en el frente.

Jaime (Pedagogía de la historia y las ciencias sociales): yo no le considero a la docencia sólo como enseñar, sino es ser como un guía para los estudiantes, para los más jóvenes, para los que todavía no tienen una mente completamente formada. Entonces no es sólo enseñar, es incluso mejorar la vida de algunas personas.

En definitiva, para los participantes, la docencia implicaba también el apoyo que los docentes deben brindar a sus estudiantes. En otras palabras, ser docente no solamente es enseñar sino es brindar un soporte e inspiración a sus alumnos, sobre todo en momentos complicados:

Pamela (Pedagogía de la lengua y la literatura): El docente debe tener el rol de inspirar a los alumnos. A mi parecer, es una de las cosas esenciales que debe tener un docente, es decir, la capacidad de inspirar y ayudar a sus alumnos en el aspecto de su integridad, que no les deje echarse para atrás cuando ellos sientan que no pueden. Yo creo que esa es una de las cualidades básicas, es el inspirar, el no

La docencia entendida como innovación y creatividad

Otro aspecto tratado en cuanto a la docencia fue el referido a la innovación. A la vez, ésta era entendida como creatividad para emplear metodologías, estrategias o, incluso, tecnología durante las clases. De esta manera, la innovación y creatividad son consideradas formas de romper con lo tradicional:

Boris (Pedagogía de las ciencias experimentales): innovar es ser creativo, está ligado también a la tecnología, pero también es mediante estrategias didácticas, las formas de dar clases, o sea innovar, pero en estrategias para dar la clase.

Miriam (Pedagogía de las ciencias experimentales): la innovación es creatividad y salir de lo tradicional, obviamente respetando los distintos ritmos de aprendizaje de cada persona.

Cabe recalcar que lo mencionado responde a que los participantes, futuros docentes, manifestaron que en la actualidad los niños “ya no son como los de antes”, debido a que ahora tienen acceso a un sinfín de información, por lo que resulta de vital importancia ser innovador a la hora de desarrollar las clases:

Estefanía (Educación básica): ¿por qué buscamos innovación?, porque los niños de ahora no se educan con el mismo contexto de hace 20 ó 30 años. Incluso, el tipo de información que recibimos nosotros posiblemente no funcione ahora. Estamos en una era tecnológica en la cual los niños tranquilamente nos dan cátedra a nosotros sobre tecnología.

La docencia por vocación

Al indagar sobre la vocación a la docencia, los participantes se refirieron al amor, a la pasión, a la entrega o esfuerzo que se tiene por la profesión:

Jaime (Pedagogía de la historia y las ciencias sociales): la vocación es el amor por algo. En el caso de la docencia es justamente un amor, pero un amor por ayudar, por mejorar el mundo incluso, aunque suene un poco utópico, porque serían justamente los profesores quienes están formando a las persones que luego tienen que tratar de… arreglar casi todo.

Es importante resaltar que al hablar de docencia los participantes se refirieron al amor por su profesión pero, sobre todo, al amor a servir o ayudar a través de la docencia.

Estefanía (Educación básica): …no me imagino ejerciendo la medicina, pero sí me veo en un aula de clases. Puede ser que yo sustituya a un mal docente y quién mejor que yo, que amo y me gusta hacer esto con pasión. Puede que yo transforme a esos niños y así permitir que la educación siga transfigurando de esa manera.

Así se advierte que ese amor y gusto hacia la profesión elegida, no solo posibilita transformar la educación, sino que es imprescindible.

La docencia para la familia y la sociedad

Los participantes, futuros docentes, reconocieron la importancia de la docencia, ya que identificaron el rol fundamental del docente en la formación de futuros profesionales:

Julián (Pedagogía de la actividad física y el deporte): es una carrera muy importante porque nosotros, como profesores, seríamos los encargados de formar a los futuros doctores, formar a los futuros ingenieros. Entonces esa es nuestra labor como profesores, que es formar a las futuras personas. Si no hubiera maestros prácticamente no habría nada, ni grandes profesionales, ni nada.

No obstante, se evidenció que sus familias o la sociedad en general no consideraban relevante formarse para ser docentes, debido a factores económicos o, incluso, al de la tradición familiar, por lo que, en un inicio, los participantes percibieron cierto rechazo por parte de sus familias al conocer su elección por la docencia.

Rechazo de la familia frente a la elección de la docencia

Los participantes, a pesar de reconocer la transcendencia de la formación docente, mencionaron que las reacciones de sus familias, al optar por esta carrera, no fueron las esperadas, debido a dos factores, básicamente. Por un lado, estaba el hecho de que los padres de los participantes esperaban que eligieran carreras vinculadas tradicionalmente a la familia:

Jaime (Pedagogía de la historia y las ciencias sociales): tenía un poco más decidido que quería seguir historia, pero mi otra opción era bastante diferente: ingeniería civil, pero era más por la presión de mi familia, principalmente porque en mi familia, desde mi abuelo hasta mi hermano son ingenieros, entonces era como la desgracia que yo no ingresara en ingeniería civil.

De modo que, cuando los participantes optaron por carreras docentes manifestaron que las reacciones de sus familias fueron de desacuerdo o decepción:

Julián (Pedagogía de la actividad física y el deporte): mi hermano es ingeniero en sistemas, mi hermana es neuróloga y yo soy estudiante de cultura física. ¿Mi familia cómo lo recibió?, no lo recibieron de una manera plausible porque me dijeron “¿profesor de cultura física?”, “¿estás seguro de que quieres eso?”, es que mi mamá también es ingeniera y mi papá es administrador de empresas. Entonces mi mami todavía no está de acuerdo con que yo haya seguido cultura física.

Por otro lado, aquellas reacciones negativas no solamente estaban relacionadas con la tradición familiar, ya que, a los padres, también les preocupaba el futuro de sus hijos respecto al ámbito económico:

Pamela (Pedagogía de la lengua y la literatura): mi mamá decía: “sigue odontología, te va a ir bien”. Mi papá es ingeniero y trabaja en los hospitales y me decía: “sigue medicina, con eso te va a ir bien”. Hasta que llegué a mi casa y dije: “me gusta el cine y lo audiovisual”, y mi papi me dijo: “¿qué?, debes elegir algo que te dé de comer”. Mi mami dijo “¿vas a seguir eso?, luego, ¿qué vas a hacer?”

De tal manera, es evidente la no aceptación de los padres respecto a la elección por la formación docente de sus hijos. Finalmente, vale mencionar que, estas reacciones lograban que los participantes, futuros docentes, dudaran de su elección profesional, debido a que se cuestionaban si en realidad era una buena opción elegir la docencia como carrera. No obstante, a pesar de las reacciones negativas, los participantes defendían sus elecciones:

Estefanía (educación básica): yo intenté ingresar en dos carreras: la de medicina y la educación básica. Cuando tuve que tomar la decisión, yo elegí tomar educación básica, lo cual contrastó mucho con las esperanzas de mi familia porque me visualizaban como una doctora y no como una maestra, sin embargo, defiendo mi decisión porque yo no me imagino haciendo otras cosas.

La minusvaloración de la docencia en la sociedad

Del mismo modo, en primera instancia, se reconoció la importancia de la docencia, sin embargo, los participantes mencionaron que, a nivel de la sociedad, está minusvalorada debido a que se cree que es una carrera fácil y, sobre todo, que no es bien remunerada:

Pamela (Pedagogía de la lengua y la literatura): me doy cuenta que la mala fama de la educación es porque nunca he escuchado que un docente diga “quiero ser docente porque se gana bien”. Es algo complicado porque no se gana bien, se trabaja mucho, mucho más que en otras carreras. Además, no se tiene el respeto, así como “¡wow!, es docente de lengua y literatura”.

Karina (Pedagogía de las artes y las humanidades): incluso se tiene la percepción de que es una de las carreras más fáciles, por ejemplo, se cree que para qué vas a aprender eso sí sólo tienes que coger un libro y les tienes que poner a leer, o sea para qué estudias si es fácil. No es como ingeniería que estudias todas las noches mientras que en pedagogía lees y ya.

Además, cabe mencionar que en los relatos de los participantes fue recurrente el que mencionaran que estas posturas e ideas provenían de sus propios docentes:

David (Educación básica): a mí me pasó con profesores del colegio cuando fui a retirar unos papeles. Les comenté de lo que iba a seguir [Educación básica] y me dijeron “¿por qué te desperdicias?, ¿por qué no escogiste otra carrera?”

En definitiva, se estableció, claramente, que la docencia tiene menos prestigio en comparación con otras carreras, según los relatos de los participantes:

Karina (Pedagogía de las artes y las humanidades): creo que es una construcción social porque se cree que las mejores carreras son medicina, odontología, psicología porque medicina te va a dar más dinero, en arquitectura vas a tener un mejor status.

Discusión

Los hallazgos de este estudio sugieren que un buen docente es aquel que, además de preocuparse del ámbito académico, presta atención a los intereses y necesidades personales de sus estudiantes, es decir, es quien tiene un mayor involucramiento en la vida personal de estos, volviéndose, a través de la confianza brindada, un amigo o consejero para los estudiantes. En este sentido, la docencia es entendida como algo más que “solamente” enseñar, puesto que ella requiere vocación, demanda amar la profesión para lograr transmitir saberes, como para apoyar y guiar la vida de los estudiantes. Así mismo, la docencia hace referencia a poder emplear diversos recursos -innovación y creatividad- para lograr enseñar hoy en día. De esta forma, un buen docente será quien sepa trasmitir conocimientos a sus estudiantes. Finalmente, a pesar del reconocimiento de la importancia de la docencia, esta investigación evidencia que es minusvalorada, en la sociedad en general, debido a que está asociada a bajos niveles de esfuerzo, poca remuneración o escaso prestigio, por lo que genera preocupación y malestar en las familias donde algún miembro elige esta profesión.

Con base en lo planteado, se desarrollan los siguientes temas: la docencia es más que enseñar: la importancia del componente humano, la relevancia de la vocación para la docencia, la innovación y creatividad como estrategias para enseñar y la desvalorización de la docencia por parte de la familia y la sociedad.

La docencia es más que enseñar: la importancia del componente humano

Los resultados de este estudio muestran que para los futuros docentes ser un buen docente está asociado, principalmente, con el componente humano, es decir, para los participantes, la docencia no solamente involucra enseñar, sino que también implica preocuparse por las necesidades y problemas de sus estudiantes y, de esa forma, convertirse en un apoyo para ellos. Así, estos hallazgos coinciden con investigaciones previas que señalan que la eficacia de los docentes radica en la calidad de las relaciones con sus alumnos (Heinz, 2015), ya que el buen docente es aquel que entabla una relación educativa que se asemeja a una relación terapéutica, en tanto que el docente se implica en la vida del estudiante, en sus circunstancias escolares y sobre todo personales (Esteban-Bara & Mellén-Vinagre, 2016).

En definitiva, un buen docente es aquel que es cercano al alumno, pues así los estudiantes a más de lograr un aprendizaje de mayor calidad, sienten seguridad, tranquilidad y confianza (Jiménez & Navaridas, 2012). En este sentido, es de vital importancia el vínculo y cercanía que se llega a establecer con los estudiantes, ya que esto genera la característica de un “buen” docente. Esto coincide con investigaciones previas que afirman que más que la eficacia de la clase, los buenos docentes son quienes establecen relaciones cercanas y afectivas con sus estudiantes, por lo que la característica fundamental del buen docente es la calidad del vínculo que construye con el alumnado (Caballero-Montañez & Sime-Poma, 2016).

Así también, los resultados muestran que los participantes consideran que un buen docente es quien se convierte en una guía o referente para sus estudiantes. De hecho, estudios manifiestan que un buen docente es quien tiene una actitud motivadora hacia aspectos académicos pero, sobre todo, hacia la vida (Caballero-Montañez & Sime-Poma, 2016). De la misma forma, Esteban-Bara y Mellén-Vinagre (2016) mencionan que los buenos docentes son quienes ayudan a los niños, son los que dejan una huella en ellos al ser los docentes una guía de vida, un referente personal. Entonces, se afirma que los estudiantes privilegian las conductas docentes vinculadas a atributos afectivos y características personales, por lo que el significado de un buen docente es ser una guía, un modelo a seguir (Hickman, Alarcón, Cepeda, Cabrera, & Torres, 2016).

La relevancia de la vocación para la docencia

Los resultados de este estudio evidencian que para los participantes, la vocación hacia la docencia es un factor importante a considerar, pues, entendida ésta como el amor, la entrega o pasión hacia la práctica docente, permite un mejor desempeño por parte de los docentes no sólo en el ámbito académico, sino que permite servir o ayudar a sus estudiantes, para, de ser posible, lograr cambiar o mejorar el mundo. Así, estos hallazgos concuerdan con estudios que señalan que la razón principal para elegir la docencia es la vocación por el servicio (Mizala, Hernández, & Makovec, 2011), y que la figura del docente advierte amor, compromiso y pasión por su labor, en donde destaca su vocación y su interés por educar y generar un cambio social (Gómez & Castillo, 2019).

De la misma forma, otras investigaciones coinciden con los presentes hallazgos pues manifiestan que los futuros docentes eligieron la docencia ya que a través de ella se puede transformar la sociedad (Mórtola & Lavalletto, 2018). Así también, la investigación de Heinz (2015), menciona que, en varios contextos, la razón principal para elegir la docencia es porque se ve a esta como un trabajo social valioso e importante y porque mediante esta se quiere contribuir a la sociedad y trabajar/ayudar a niños y adolescentes. En otras palabras, la docencia es vista como un servicio a la sociedad, como un compromiso social, en donde los docentes juegan un papel importante como transformadores sociales, ya que ayudan a los demás y, sobre todo, realizan algo útil y socialmente importante (Davini, 2010; Esteban-Bara & Mellén-Vinagre, 2016; Gómez & Castillo, 2019).

En efecto, esta y varias investigaciones afirman que la docencia está relacionada con la vocación por el servicio, vinculada al compromiso social y a la vocación por enseñar (Gómez & Castillo, 2019). No obstante, también existen estudios que afirman que la elección por la docencia no está para nada relacionada con la vocación, pues, en este caso, los estudiantes pretenden ser docentes por placer, por goce y por una realización personal de tipo narcisista (Mórtola & Lavalletto, 2018). En esta misma línea, otras investigaciones señalan que entre las motivaciones para ser docentes están factores como el disfrute de la enseñanza, la satisfacción laboral, la creatividad y el interés en la enseñanza (Heinz, 2015).

La innovación y creatividad como estrategias para enseñar

Los resultados del presente estudio muestran que para los participantes un buen docente es quien sabe enseñar, es decir, quién sabe transmitir sus conocimientos. Aquellos hallazgos concuerdan con estudios que mencionan que un buen docente es aquel que nutre y engrandece sus lecciones con contenidos que están relacionados con lo que trata de explicar, además de que no lo transmite de un modo cualquiera, sino de una manera que cala e inquieta la mente y el alma del estudiante, no solo durante un instante, sino durante toda su vida. Entonces el buen docente es quien domina el cómo, los métodos y las técnicas que fomentan el aprendizaje, en otras palabras, es aquel que convierte su aula, sus clases y asignaturas en espacios óptimos, motivadores y agradables para que el alumno aprenda más y mejor (Esteban-Bara & Mellén-Vinagre, 2016).

Así también, los participantes del estudio mencionaron que un buen docente es quien emplea diversas metodologías y estrategias para brindar conocimientos, es decir, quien, en este contexto de transformaciones tecnológicas, sobre todo utiliza su creatividad y poder de innovación para romper con lo tradicional y así generar mayores conocimientos. Estos resultados concuerdan con Esteban-Bara y Mellén-Vinagre (2016) pues manifiestan que, los nuevos retos que se presentan en el mundo de la educación provocan que la enseñanza esté en constante movimiento, por lo que un buen docente necesita disponer de un cómo y de un procedimiento adecuado que conduzca a la construcción de auténticos escenarios de aprendizaje.

En este mismo sentido, investigaciones manifiestan que, hoy en día, nos encontramos en un panorama educativo compuesto por estudiantes que han estado inmersos en un contexto tecnológico por lo que el empleo de las tecnologías de la información y la comunicación (TICs) es una necesidad que deber ser atendida por la comunidad docente (Moreno-Guerrero, Rodríguez-Jiménez, Gómez-García, & Navajas-Parejo, 2020), lo que sin duda, concuerda con lo mencionado por los participantes de este estudio, pues consideran que para ser un buen docente se deben emplear diversas estrategias de aprendizaje, como el uso de la tecnología. No obstante, algunos estudios mencionan que para los futuros docentes es importante que sus estudiantes desarrollen interés por el aprendizaje, por ejemplo a través del juego, para lo que algunos métodos tradicionales pueden ser muy útiles para determinados estudiantes (Cheng, Tang, & Cheng, 2016).

La desvalorización de la docencia por parte de la familia y la sociedad

Los resultados de este estudio muestran que, a pesar del reconocimiento de la importancia de la docencia y de los esfuerzos del gobierno ecuatoriano por acreditarla, esta carrera está desprestigiada y desvalorizada tanto por las familias de los participantes como por parte de la sociedad en general, debido a que ubican a carreras como la medicina, la arquitectura, la ingeniería, entre otras, como notables, distinguidas o más prestigiosas. Es así que, el escaso estatus de la profesión docente comparada con otras carreras universitarias da lugar, en algunos casos, a que los candidatos a ser docentes sean disuadidos por la presión social y por sus familiares a favor de otras alternativas con mejor prestigio social (Said-Hung, Gratacós, & Valencia, 2017).

Estos resultados coinciden con otras investigaciones que señalan que ser docente conlleva representaciones sociales desvalorizadas y contradictorias (Gómez & Castillo, 2019) y que los docentes pertenecen a la escala más baja de los profesionales (González-Llontop & Otero-Gonzáles, 2019), puesto que la docencia es una profesión con un nivel medio de estimación social, debido a que en un nivel alto aparece la medicina, la ingeniería, la abogacía y las empresariales. Por consiguiente, la reacción de las familias frente a la elección de la docencia por parte sus hijos es de pesimismo, debido a la fuerte carga social de inferioridad de la profesión docente (Gómez & Castillo, 2019).

De este modo, a pesar de que existe una idea generalizada sobre la relevancia de la docencia, esta es una profesión desprestigiada, puesto que las representaciones en torno al docente se han modificado: la visión pasada habla de una figura de sabio o sabia a quien se le respetaba por sobre todas las cosas, sin embargo, esa imagen -en la actualidad- se desdibuja, dando paso a una figura con baja estima social (Gómez & Castillo, 2019). A esto se suma, la idea de que, en el mercado laboral, el personal docente aparece como profesionales con sueldo de técnicos, por lo que la pérdida de estatus de la profesión docente se incrementa (Gómez & Castillo, 2019).

En efecto, hay estudios que, además, muestran la preocupación, tanto de los propios estudiantes como de sus familias, por la baja remuneración de los docentes. Es así que, Gómez y Castillo (2019) afirman que existe una constante preocupación por los bajos sueldos que reciben los docentes, pues hay reiteradas expresiones de insatisfacción, por parte de los docentes, respecto a la retribución económica recibida por su desempeño (Gaete, Castro, Pino, & Mansilla, 2017). De esta forma, estos hallazgos coinciden con los resultados del presente estudio pues aquí se evidencia la preocupación, más aún de las familias, por la remuneración que recibe un docente. No obstante, Mórtola y Lavalletto (2018) manifiestan que, a pesar de la preocupación por el factor económico, las familias apoyan la elección de sus hijos por la carrera de formación docente.

Los estudiantes, futuros docentes, defienden su elección pues prevalece su vocación y deseo de servir a la comunidad. Lo que coincide con lo planteado por del Pino y Fernández (2019), pues señalan que las reacciones familiares y de otros frente a la elección docente influyen, pero que finalmente pesa más la vocación del estudiante.

Conclusiones

Los resultados de este estudio muestran que para los participantes la docencia, o concretamente ser un buen docente, tiene una estrecha relación con el ser un amigo o consejero. En este sentido, la investigación evidencia que los futuros docentes, si bien reconocen la importancia del factor académico, dan mucha más significancia al factor humano, debido a que asumen al docente como una guía o referente para los estudiantes, de manera que el entorno de confianza que se construye entre docentes y estudiantes es de vital importancia. No obstante, en las carreras de formación docente se consideran escasamente los aprendizajes de formación humana, no así aquellos referidos al ámbito profesional: saber qué enseñar y cómo enseñarlo. Por lo tanto, la formación humana, que es la más valorada, dependería de cualidades particulares y no de aspectos académicos desarrollados en el currículo de formación docente. De esta manera, el currículo no tiene en cuenta este punto de partida, esta representación imprescindible para generar aprendizajes significativos.

El estudio revela la importancia de considerar la innovación y la creatividad como elementos claves de la docencia, debido a que los participantes piensan que los buenos docentes emplean diversas estrategias y metodologías para que sus estudiantes aprendan de mejor manera. Sobre todo, recalcan el uso de la tecnología, elemento que, en esta época, consideran es imprescindible. En este sentido, las carreras de formación docente tienen el reto de avanzar en el uso de la tecnología sin que ésta sea considerada un fin, sino siempre un medio para alcanzar los mejores aprendizajes, a los que se refieren los participantes.

Finalmente, debido a que la docencia es minusvalorada por ser considerada como una carrera fácil o por estar asociada a una mala remuneración, los familiares de los futuros docentes y la sociedad, en general, consideran que la docencia no es una buena opción como carrera universitaria, pues atribuyen mayor prestigio a carreras como la medicina, la ingeniería, la arquitectura, entre otras. No obstante, la investigación evidencia que los participantes, a pesar de sentir el desprestigio social, asumen la docencia como una labor fundamental debido a que a través de ella no solo se educa a niños y adolescentes, sino que se pueden lograr transformaciones sociales.

Esta aproximación que se ha hecho a las representaciones sociales de quienes ingresan a las carreras de formación docente muestra conocimientos previos acerca de la profesión elegida. De esta forma, queda pendiente profundizar en el estudio del desbalance entre lo que pretende la formación docente y las representaciones de los estudiantes, sobre todo en lo relacionado al componente humano como esencia de un buen docente.

Agradecimientos

A la Dirección de Investigación de la Universidad “X” quien ha permitido la creación del proyecto. A los y las estudiantes que formaron parte de esta investigación.

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Financiación

El proyecto ¿Qué es la docencia?: un acercamiento a través de las representaciones sociales de los estudiantes de las carreras de educación de la Universidad “X”, del cual surge este artículo, se realizó con el auspicio de la Dirección de Investigación de la Universidad “X”.

Recibido: 19 de Diciembre de 2020; Aprobado: 10 de Agosto de 2022

Conflicto de Intereses

Los autores declaran que no existen conflictos de intereses.

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