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Estudios de cultura maya

Print version ISSN 0185-2574

Estud. cult. maya vol.49  Ciudad de México Mar. 2017

https://doi.org/10.19130/iifl.ecm.2017.49.770 

Artículo

El Arte de Lengua Cacchí para Bien comun y estudios diacrónicos de la gramática q’eqchi’1

The Arte de Lengua Cacchí para Bien comun and the Diachronic Studies of Q’eqchi’ Grammar

L’«Arte de Lengua Cacchí para Bien comun» et les etudes diachroniques de la grammaire q'eqchi’

Igor Vinogradov1 

1Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Antropológicas, Programa de Becas Postdoctorales, México


Resumen:

La gramática colonial titulada Arte de Lengua Cacchí para Bien comun es una de las fuentes principales para los estudios diacrónicos de la lengua q’eqchi’. El origen, autor y fecha de creación de la obra se desconocen. Una de las copias que fue hecha en 1875 por Hermann Berendt, un antropólogo alemán, también contiene sus observaciones sobre los ejemplos ofrecidos en el texto que recopiló con ayuda de un hablante nativo de q’eqchi’. Así pues, esta copia no sólo representa el estado de la lengua tal como se hablaba en los tiempos cuando fue creado el original sino que también proporciona datos de la lengua de la segunda mitad del siglo XIX. Considerando además los datos del habla contemporánea, se reconstruye etapa por etapa la evolución de algunos fragmentos de la gramática q’eqchi’ (pronombres, preposiciones, sistema verbal, procesos sintácticos) a lo largo de aproximadamente 400 años.

Palabras clave: q’eqchi’; lenguas mayas; gramáticas coloniales; descripción lingüística; lingüística histórica

Abstract:

The colonial grammar titled Arte de Lengua Cacchí para Bien comun is one of the main sources for diachronic studies on the Q’eqchi’ language. Its origin, author and date of creation are unknown. One of the copies was made in 1875 by Hermann Berendt, a German anthropologist, and also contains his observations on the examples provided in the text, which he made with the help of a native Q’eqchi’ speaker. Therefore, this copy not only represents the state of the language spoken in the times when the manuscript was created, but also supplies information about the language of the second half of the XIX century. Considering as well the modern language data, the evolution of some fragments of the Q’eqchi’ grammar (pronouns, prepositions, verbal system, syntactic processes) is reconstructed, stage by stage, during four hundred years approximately.

Keywords: Q’eqchi’; Mayan languages; colonial grammars; linguistic description; historical linguistics

Résumé:

La grammaire coloniale dénommée « Arte de Lengua Cacchi para Bien comun » est l'une des sources principales pour les études diachroniques de la langue q'eqchi'. L'origine, l'auteur et la date de création de cette œuvre sont inconnus. L´une des copies exécutées en 1875 par Hernann Berendt, un anthropologue allemand, contient également ses observations sur les exemples présents dans le texte qu´il compila avec l´aide d´un locuteur natif de q´eqchi´. Donc, cette copie non seulement représente l'état de la langue telle qu´elle se parlait au moment de la création de l´original, mais également fournit des informations sur la langue de la seconde moitié du XIX. En considérant en outre les données du parler contemporain, l’on reconstruit étape par étape l'évolution de certains fragments de la grammaire q'eqchi' (pronoms, prépositions, système verbal, processus syntaxiques) au cours de 400 ans environ.

Mots-clés: q'eqchi'; langues mayas; grammaires coloniales; description linguistique; linguistique historique

Introducción

Hay varios documentos de la época colonial escritos en lengua q’eqchi’.2 En su mayoría son textos religiosos, aunque también hay descripciones lingüísticas y algunos títulos que establecían derechos de propiedad sobre las tierras. A diferencia de los documentos en algunas otras lenguas mayas como k’iche’ o maya yucateco, los textos coloniales en q’eqchi’ no fueron objeto de mucha investigación científica. Entre los pocos estudios que hay en la actualidad se destacan dos trabajos. Bossú (1990) hace un estudio paleográfico de un manuscrito q’eqchi’ del siglo XVI, traduciendo y ubicándolo en el contexto histórico de la evangelización guatemalteca. Weeks (1997), con base en tres títulos, reconstruye patrones de subdivisión regional y la geografía política entre los q’eqchi’es de la época colonial. En cuanto a los estudios propiamente lingüísticos, Campbell (1973, 1977) considera solamente una peculiaridad fonética particular, mientras que Freeze (1975, 1980), al publicar documentos coloniales, añade algunas observaciones lingüísticas al respecto, pero muy breves.

Desde el punto de vista de la lingüística histórica, el q’eqchi’ es de interés particular no sólo como una lengua relativamente bien documentada a lo largo de los últimos casi 500 años. Su estudio diacrónico se beneficia y al mismo tiempo apoya a los estudios de la epigrafía maya. Kaufman (1976), Campbell (1984), MacLeod (1984) y otros investigadores están de acuerdo en que los textos jeroglíficos fueron escritos por gente que hablaba una lengua cholana. A pesar de que el q’eqchi’ pertenece genéticamente a la rama k’icheana,3 por mucho tiempo tuvo contacto directo con las lenguas cholanas, una muestra de ello, por ejemplo, es la gran cantidad de préstamos léxicos (véase Wichmann y Brown, 2003; Wichmann y Hull, 2009). El estudio diacrónico del q’eqchi’ es importante no sólo para entender las reglas generales del desarrollo de las lenguas humanas, sino también para revelar tendencias diacrónicas que podrían ser compartidas con otras lenguas de la familia maya y que probablemente podrían tener impacto en la lectura de las inscripciones mayas y en la reconstrucción del maya jeroglífico.

Los resultados de estudios lingüísticos diacrónicos del q’eqchi’ actualmente son muy pocos; debido a la tarea de la lingüística diacrónica de establecer parentesco genético entre diferentes lenguas, el mayor interés estuvo dedicado a los cambios fonéticos y léxicos. Entre los cambios diacrónicos del q’eqchi’, Campbell (1977: 41, 42, 124-125) menciona que la africada dental *tz del proto-k’icheano se desarrolla en la sibilante s, y que esto también se observa en poqomam y poqomchí, dos lenguas específicamente relacionadas con el q’eqchi’. Además, demuestra la pérdida de la última vocal corta en las raíces de la estructura CVCVC; por ejemplo *winaq > winq, ‘hombre’. Freeze (1980: 115-117) es el único autor que extiende estudios diacrónicos del q’eqchi’ al área de la gramática, comparando el texto de una petición del año 1619 con el habla contemporánea. No obstante, la brevedad del documento colonial que analiza sólo le permitió observar algunos pocos cambios aislados respecto a los artículos y el sistema verbal de tiempo/aspecto.

A continuación se presentará una descripción general del Arte de Lengua Cacchí para Bien comun respecto a la composición de la obra, su ortografía, terminología, etcétera. Posteriormente, en parte esencial del artículo, nos dedicaremos al contenido lingüístico de dicha gramática, analizando los datos de la lengua colonial que nos ofrece. Se examinarán en su lugar la gramática nominal, los pronombres, las preposiciones, el desarrollo del sistema verbal y los procesos sintácticos. Finalmente, se presentarán las conclusiones.

Observaciones generales sobre el Arte de Lengua Cacchí

Entre los documentos coloniales escritos en la lengua q’eqchi’ se destacan dos “Artes” que presentan descripciones gramaticales. Uno de ellos es el Arte de la lengua Cacchí de Cobán escrito alrededor del año 1565 por Tomás de Cárdenas. Es una obra muy extensa, pero incompleta; lamentablemente sus dos primeros capítulos se encuentran extraviados. Es muy probable que los capítulos ausentes tuvieran información sobre los sustantivos y los verbos, tomando en cuenta que la parte presente no la provee.

La otra obra gramatical se titula Arte de Lengua Cacchí para Bien comun. Es una gramática de procedencia desconocida. Una de las últimas copias fue hecha en 1875 por Hermann Berendt, un alemán, médico de profesión, aficionado a la etnología, geografía y arqueología de Mesoamérica (Berendt, 1869: 3). Esta copia reproduce la transcripción precedente que Berendt encontró en el archivo de la parroquia de Cobán, Alta Verapaz, Guatemala. Es un manuscrito del año 1741 hecho por Juan de Morales, quien fue maestro fiscal de San Juan Chamelco, una localidad situada en la cercanía de Cobán. Allí el hilo histórico de esta obra se pierde, ya que la copia de Morales no lleva ninguna nota al respecto de las reproducciones antecedentes. Berendt (1875: III-IV) menciona solamente que “las palabras y frases de esta obra se califican por los conocedores de la lengua como idioma antiguo”.4

La copia de Berendt se encuentra actualmente en la biblioteca de la Universidad de Pennsylvania y forma parte de la “Colección lingüística Berendt-Brinton”. Gracias al proyecto de digitalización “Mesoamerican Language Texts Digitization Project”, que se realiza bajo el acuerdo entre la “Foundation for the Advancement of Mesoamerican Studies” (FAMSI) y las bibliotecas de la Universidad de Pennsylvania, la copia del Arte de Lengua Cacchí… se digitalizó y está disponible en internet.

Gracias a las notas que Berendt dejó en los márgenes, se puede decir que el Arte de Lengua Cacchí… es “gramática en gramática”. Con ayuda de un hablante q’eqchi’ de Cobán que se llamaba Pedro Torres, Berendt analizó casi cada ejemplo que aparece en el texto de Morales y apuntó sus comentarios: “Examinando el texto palabra por palabra con ayuda de un mestizo Cobanero, Pedro Torres, […] he añadido con tinta encarnada al margen las formas de palabras y diciones como se usan hoy en esta ciudad y tambien anotaciones mias [sic]” (página IV).5 Para cada punto esencial del Arte de Lengua Cacchí… tenemos una interpretación de Berendt basada en el dialecto de Cobán del año 1875. A continuación, me referiré al texto de Morales del Arte de Lengua Cacchí… escrito en 1741, aunque es evidente que Juan de Morales no es el autor sino sólo uno de los copistas y, por consiguiente, la lengua descrita en esta obra es anterior a la del siglo XVIII.

La estructura y el contenido

McQuown (1976: 108) señaló que el patrón general para las primeras obras gramaticales de la época colonial escritas en América Latina había sido establecido por dos gramáticas de Antonio de Nebrija llamadas Introductiones latinae (1481) y Gramática de la lengua castellana (1492). Los estudios más recientes (Zimmermann, 1997; Sachse, 2010) corroboraron esta observación. La estructura, terminología y contenido del Arte de Lengua Cacchí… hacen evidente que la gramática latina de Nebrija sirvió como su prototipo básico. Esto no es muy obvio para una gramática colonial mesoamericana; Monzón (1995) y Hernández de León-Portilla (2003) describen las desviaciones del prototipo latino de Nebrija (1481) en la gramática del náhuatl de Olmos (1547), mientras Sachse (2010) revela una mezcla de categorías descriptivas prestadas de ambas obras de Nebrija (1481 y 1492) en la gramática colonial de la lengua xinka (Maldonado de Matos, ~1770). Al respecto, el Arte de Lengua Cacchí… es aparentemente más conservador que algunas otras gramáticas coloniales de la región.

No se sabe para quién fue escrita esta gramática ni cuál fue la razón para escribirla. La copia de Morales no contiene ninguna nota introductoria dirigida al lector, empieza de inmediato con la “Declinación de los nombres”. A diferencia, por ejemplo, del Arte de lengua kiché(Anleo, 16??) o del Arte de la lengua maya (San Buenaventura, 1684), el autor del Arte de Lengua Cacchí… no describe sonidos de la lengua, ni la ortografía que utiliza para representarlos. No podemos saber si estas partes se perdieron o fueron omitidas a propósito en el transcurso de una copia tras otra de la obra en diversas ocasiones, o si esa fue la intención del autor.

El contenido del documento no se limita a la descripción gramatical en sentido propio; el autor agrega tres vocabularios temáticos en el apéndice: nombres de parentesco, partes del cuerpo y enumeración de los trabajos realizados por hombres. Curiosamente, las listas de palabras no están organizadas en orden alfabético, sino, al parecer, según la importancia del concepto: de “padre” y “madre” a “padrastro” y “madrastra”, de “cabeza” a “tripas” y “molleja”.

Ortografía

La ortografía que se utiliza en la obra es bastante simple. Se basa en el alfabeto latino con una excepción, el símbolo Ɛ (“tresillo”), que es parecido al número tres “3” invertido.6 Es uno de los “símbolos de De La Parra”, inventados por Francisco de la Parra para su Vocabulario Trilingüe Guatemalteco escrito entre 1544 y 1560, desgraciadamente perdido (Campbell, 1977: 121). El tresillo originalmente fue reservado para la consonante uvular glotalizada /q’/, pero en el Arte de Lengua Cacchí... no cumple con esta función. Es intercambiable con el símbolo “c”, y ambas letras se utilizan para indicar cuatro fonemas diferentes: velar simple /k/, velar glotalizada /k’/, uvular simple /q/ y uvular glotalizada /q’/. Cuando uno de estos precede las vocales /e/ o /i/, se utiliza la secuencia de letras “qu” y en pocas ocasiones “Ɛu”. Si la letra “c” precede /e/ o /i/, transmite el sonido /s/. El autor no utiliza apóstrofo ni cualquier otro símbolo para indicar consonantes glotalizadas y el cierre glotal.

Dentro de otros rasgos ortográficos se destacan los siguientes: “ch” se utiliza para indicar la africada alveopalatal [ʧ] como en español, “x” señala la fricativa alveopalatal [ʃ], el dígrafo “tz” indica la africada alveolar [ʦ]. A veces se utilizan acentos que se colocan sobre algunas vocales como diacríticos. El más frecuente es el acento circunflejo (^), pero su significado no está claro. De acuerdo con las normas de la ortografía novohispana, los símbolos “y” e “i” expresan el mismo sonido /i/, al igual que las letras “u” y “v” expresan el fonema /w/. “V” y “y” tienden a utilizarse en la posición inicial de una palabra. No existe uniformidad sobre el registro escrito unido o separado de varias palabras o partes de palabras.

La ortografía de las anotaciones de Berendt en los márgenes no coincide con la del texto de Morales. Berendt (1875: IV) advierte que utiliza un sistema ortográfico que él mismo diseñó especialmente para las lenguas indígenas de América (véase Berendt, 1869). Éste es un alfabeto demasiado complejo porque fue planeado para describir diferentes lenguas no necesariamente relacionadas genéticamente entre ellas, y además porque de manera aparente tenía que servir no sólo para distinguir fonemas sino también para indicar diferentes realizaciones fonéticas de un mismo fonema. Aunque Berendt no ha inventado letras nuevas, como lo hizo De La Parra, y su sistema se basa en la escritura latina, su alfabeto incluye diferentes acentos diacríticos y modificaciones ligeras de las letras -pequeños círculos, puntos, rayas-, resultando en una gran variedad de símbolos. A continuación, al citar ejemplos proporcionados por Berendt, trataré de seguir su manera de escribir en q’eqchi’, simplificándola un poco sólo cuando sea inevitable. En cuanto a los ejemplos de la lengua moderna, los escribo de acuerdo con las reglas ortográficas elaboradas en la Academia de Lenguas Mayas de Guatemala.

Terminología

La terminología usada en el Arte de Lengua Cacchí… se basa en gran medida en la tradición de Nebrija y su Introductiones latinae (1481). Ello se manifiesta no sólo en el uso de palabras y expresiones latinas, sino además en algunos términos españoles. Por ejemplo, hablando de pronombres, el autor del Arte de Lengua Cacchí... sigue la terminología de Nebrija (1481) -véase también Martínez (2008)- y hace distinción entre “pronombres primitivos” (pronombres personales independientes) y “pronombres deribativos” (pronombres posesivos). También distingue entre los verbos activos, absolutos, pasivos y neutros, como lo hace Nebrija en su gramática latina del 1481, pero no en la de la lengua castellana de 1492 (véase la discusión relevante en Sachse, 2010: 80).

Algunos fenómenos lingüísticos que obtendrán sus propios términos unos siglos después ya están descritos en el Arte de Lengua Cacchí… de manera intuitiva. En la página tres se describe el fenómeno de supletismo con el ejemplo del sustantivo ‘casa’, que en el q’eqchi’ utiliza diferentes raíces según la presencia o ausencia del prefijo posesivo: kab’l, ‘casa’, vs. w-ochoch, ‘mi casa’. En la página 35 se trata de “personas agentes” y “personas pacientes”, que en la teoría lingüística se convertirán después en dos básicos papeles semánticos. En la página 37 encontramos un fragmento que dice “[…] las partículas posesivas que harán oficio de persona agente”, presagiando el futuro descubrimiento de la regla general para las lenguas mayas de la igualdad de marcas posesivas y ergativas. En la página 51 se trata de “los verbos que significan los modos de estar”, que en la tradición mayista se llamarán posicionales. En las páginas 55-56 se descubre la polisemia de los sustantivos verbales -particularmente, formados por el sufijo -leb’-, que denotan instrumento y también locación.

Variación dialectal

Stewart (1980: XIII) advierte justamente que el q’eqchi’ “contiene considerablemente menos variación dialectal” que algunas otras lenguas del tronco mayense. No obstante, hay algunas diferencias significativas en el nivel fonético, léxico, y también morfosintáctico; a este problema de manera exhaustiva se dedican los trabajos de DeChicchis (1989), Caz Cho (2007) y Romero (2012).

No se sabe cuál variante dialectal se describe en el Arte de Lengua Cacchí…. La copia de Morales fue escrita en San Juan Chamelco, pero esto no pone en claro de dónde proviene el original de la obra. En el texto no se menciona el lugar de su procedencia, y tampoco se trata de variación dialectal; la lengua casi siempre se presenta como dialectalmente indivisible. Sólo se encuentra un trozo corto en la página 25 en que el autor hace mención de la información dialectal. Hablando de construcciones con verbos de movimiento, el autor escribe: “Los de S[an] Ag[ustí]n [Lanquín] añaden a estos Gerundios ya dichos en el Presente y Pretérito un aƐ […] pero del modo dicho arriba es más usado y más elegante”. Se deduce entonces que la gramática no describe la variante de Lanquín.

Berendt en sus anotaciones provee de mucha más información dialectal. La mayoría de sus ejemplos pertenece al habla de Cobán, puesto que su colaborador, Pedro Torres, fue de allí según las notas de Berendt. Al parecer, Torres a veces le comentaba de las variantes de San Pedro Carchá o Cahabón, ya que en varias partes de la obra Berendt especifica la variante, si es de Cobán o de Carchá, sobre todo cuando hay variación significativa. No podemos saber que tan confiable es esta información porque no conocemos nada de Pedro Torres. Sin embargo, Romero (2008: 45) nota que “las diferencias dialectales funcionan como índices de pertenencia etnolingüística”, y “los q’eqchi’s son muy sensibles ante ellas y las usan para clasificar a otros parlantes según su procedencia” (véase también Romero, 2012). Parece, pues, que no hay razón suficiente para no confiar en la información dialectal que ofrecen las anotaciones de Berendt.

Errores y confusiones

Berendt (1875: III) menciona: “parece que [el texto] ha sido copiado repetidas veces, pues es lleno de inexactitudes de copiantes según lo advierte el mismo Morales”. Efectivamente, al finalizar su obra, Morales dice: “discurro que esta ieno de disparates porque de donde saque estaba también lleno” (ibid., 81). A diferencia de las observaciones de Berendt puestas en los márgenes, el nivel de confiabilidad del texto de Morales no es muy alto. Hay muchos errores y confusiones en el texto que se manifiestan principalmente en el hecho de que un ejemplo q’eqchi’ no corresponde con su traducción al español. Además, no se declina la posibilidad de encontrarse los errores en razonamientos, ciertas letras o palabras tanto en q’eqchi’ como en español.

A continuación, presento algunos ejemplos con discrepancias en el texto de Morales. En la página tres dice que el prefijo posesivo prevocálico de la segunda persona del plural es ex-, pero en el ejemplo aparece el prefijo er-. En la página seis la palabra nanloƐon se traduce como “amamos”; no obstante, existe la confusión en número gramatical, y la traducción debería decir “amo”, en singular. En la página 10 aparece un párrafo que describe la formación de numerales, aunque está bajo el encabezado “Modos de hablar an y ani, con sus respuestas relativas”, que no tiene que ver con los números. En la página 74, al describir la construcción compleja con el verbo auxiliar ul, ‘venir’, se menciona que “El imperativo usan con una diccion pospuesta al ul”, pero dicho sufijo nunca aparece en los ejemplos.

Algunas discrepancias fueron notadas por Berendt, quien las reflejó en los márgenes o entre renglones y las trató de corregir proponiendo las traducciones que le parecieron correctas. En la página 70, por ejemplo, la oración ta colah camƐ se traduce como “acabemos de morir”, y Berendt sugiere para su equivalente del año 1875 una traducción distinta: “todos hemos de morir”. Otro ejemplo se puede encontrar en la página 75, en donde las formas verbales con el prefijo k-, que se analiza como la marca del pretérito unas cuantas páginas antes (véase adelante para más detalle), vienen con la traducción en el tiempo presente. Berendt, prestando atención a esta diferencia, propone en los márgenes sus variantes en el tiempo pasado.

Parece que uno o varios copistas no sabían q’eqchi’, ya que algunos errores en el texto lo revelan muy claramente; por ejemplo, la confusión entre personas gramaticales en (1):7

(1) 

La traducción de (1) propuesta en el texto es “Tú eres mi hijo”, lo que la hace errónea debido a que el prefijo posesivo se refiere a la segunda persona. La oración (1) suena muy inadecuada para el sentido común y es poco probable que haya sido dicha por un hablante nativo o, al menos, por una persona que sabía bien la gramática de la lengua.

Está claro que la copia del Arte de Lengua Cacchí... de la que disponemos contiene varias incongruencias, y al analizar su contenido lingüístico hay que tener mucho cuidado con todo tipo de información que puede resultar equivocada o erróneamente interpretada. No obstante, esto no significa que esta gramática no pueda ser de utilidad o deba ser desechada. En la siguiente sección, basándome en los datos de esta obra, haré algunas observaciones sobre el desarrollo diacrónico de algunos fragmentos de la morfosintaxis q’eqchi’.

Los datos lingüísticos en el Arte de Lengua Cacchí

En esta sección presentaré algunos datos sobre diferentes dominios de la gramática del q’eqchi’ colonial que el Arte de Lengua Cacchí... pone a nuestra disposición. Como algunos pasajes de la gramática no son muy entendibles y los datos en general no son de mucha confianza, trataré de comprobarlos tanto como sea posible con los ejemplos de otros textos coloniales escritos en q’eqchi’. Además, compararé los datos coloniales con los de la lengua moderna, la mayoría de los cuales fueron obtenidos mediante el trabajo de campo en el área de Cobán.8 Sin fijarme en algún dominio particular, discutiré varios problemas (preposiciones, posesión, pronombres, morfosintaxis, complejo verbal, etc.) para demostrar toda la variedad de información que contiene el Arte de Lengua Cacchí....

Pérdida de consonantes finales

Para empezar esta sección consideraré un proceso fonético que consiste en la reducción de secuencias consonánticas en la posición final de palabra. Aunque un arte gramatical no es fuente muy conveniente para estudios fonéticos, en el Arte de Lengua Cacchí... se encuentra información relevante.

Campbell (1977: 41) nota que en el q’eqchi’ las raíces de estructura CVCVC con la última vocal corta perdieron esta vocal, resultando en la estructura CVCC. En el Arte de Lengua Cacchí... se observa claramente la siguiente etapa del dicho proceso: algunas raíces CVCC se convertían en CVC, perdiendo la última consonante. En el texto de Morales, dichas raíces siempre aparecen con la estructura completa CVCC: uƐm, ‘mano’;9 xaml, ‘fuego’; xicn, ‘oreja’; ixc, ‘espalda’; cuxb, ‘garganta’.10 Berendt en sus anotaciones ya da ejemplos sin la última consonante, al igual que en la lengua moderna: uq’, ‘mano’; xam, ‘fuego’; xik, ‘oreja’; ix, ‘espalda’; kux, ‘garganta’. Caz Cho (2007: 149-150) señala que las formas completas se mantienen todavía en algunas localidades: por ejemplo, la forma xaml, ‘fuego’, existe hoy en día en Lanquín, Fray Bartolomé de Las Casas y Chamelco.

La regla de la pérdida de la consonante final no es universal, porque no todas las raíces de la estructura CVCC se someten a la reducción. Por ejemplo, kab’l, ‘casa’; kenq’, ‘riñón’, y winq, ‘hombre’, mantienen la consonante en la lengua moderna. Es probable que la pérdida o conservación dependa de los rasgos de la misma consonante final (o de la consonante anterior también), pero, debido a la escasa cantidad de ejemplos, no puedo proponer alguna regla más precisa.

El proceso de la pérdida de la consonante final probablemente es el más difundido y afecta no sólo las raíces de la estructura CVCC. El Arte de Lengua Cacchí... documenta la palabra uch, ‘ojo’, que en la lengua moderna corresponde a u.11 Freeze (1980: 115) también observa la pérdida de la consonante /k/ cuando está en la posición final en una raíz CVC.

Preposiciones

Los sustantivos en q’eqchi’ no tienen categoría de caso, y por eso no se declinan; tampoco tienen categoría de género. A pesar de ello, siendo guiado por la gramática de Nebrija (1481), el autor del Arte de Lengua Cacchí... pone encabezados sobre la declinación y el género. Hablando de este último, el autor dice explícitamente: “No ay diferencia alguna para masculino, feminino ò neutro” (página 2). Hablando de declinaciones incluye, entre otras cosas, la información sobre preposiciones para expresar el significado del caso ablativo.

El q’eqchi’, como muchas otras lenguas mayas, carece de gran variedad de preposiciones; se destacan sólo dos, chi y sa’. Según Caz Cho (2007: 104), su distribución en la lengua moderna depende del papel semántico que juega el sustantivo: la preposición sa’ “generalmente sirve para indicar al locativo, mi’entras que chi puede utilizarse para introducir al instrumento o al locativo”. En la lengua colonial, según el texto de Morales (página 1), la distribución era diferente; la preposición chi “sirve para cosas inanimadas”, mientras que se “sirve para nombres animados”. Aparte, acerca de la última preposición, Berendt anotó que la variante era usada en San Pedro Carchá, un dialecto más conservador, y sa se usaba en Cobán.

Cabe notar que, en cuanto al uso de las preposiciones, el otro arte q’eqchi’ colonial (de Cárdenas, ~1565) ofrece información más detallada que el Arte de Lengua Cacchí.... Allí el autor nota que “muchas veces se usa la una y la otra indiferentemente con los mismos nombres” (página 21), y pone varios ejemplos, incluso ha’, ‘agua’, y kab’l, ‘casa’. Se proporcionan también las listas de sustantivos que utilizan ya sea la preposición se o la preposición chi. Dentro del último grupo se encuentran, por ejemplo, las partes del cuerpo.

Posesión de sustantivos

La persona y el número del poseedor se expresan en las lenguas mayas por prefijos que acompañan al objeto poseído. Aparte de los prefijos, la base sustantival puede sufrir algunos cambios morfológicos cuando está poseída o no. En lo que concierne a los prefijos posesivos, lo más interesante es el desarrollo diacrónico de la marca de la tercera persona singular. En el q’eqchi’ colonial el prefijo posesivo preconsonántico de la tercera persona singular fue i-, lo que se corrobora también en el vocabulario colonial publicado por Freeze (1975). En los tiempos de Berendt este prefijo ya era ix-, aunque es difícil proponer algún mecanismo fonético o morfológico para este cambio. En la lengua moderna el prefijo de la tercera persona singular perdió la vocal inicial y se cambió a x-. Sólo el dialecto de Cahabón mantiene hasta ahora la forma ix- (Caz Cho, 2007: 44).12

En la página 61 se describe un fenómeno que no existe en la lengua moderna. Los sustantivos derivados de los verbos por medio del sufijo -om/-em antes en la forma no poseída recibían un sufijo adicional -h, que desaparecía cuando se colocaba un prefijo posesivo: tih-om-h, ‘discípulo’, vs. in-tih-om, ‘mi discípulo’; il-om-h, ‘cosa vista’, vs. v-il-om, ‘mi cosa vista’; banuh-em-h, ‘obras’, vs. in-banuh-em, ‘mi obra’. Berendt ya propone un equivalente sin sufijo: tij-om.

Hasta el momento, en los textos no se encuentran ejemplos con este sufijo, y, en general, la combinación de consonantes m-h fonológicamente se ve poco probable. Se puede suponer que el sufijo -h perdió una vocal y su forma original era -Vh. Otra opción es que el autor de la gramática representó con una secuencia m-h un sonido específico, posiblemente m sorda,13 que en la forma posesiva se cambiaba a m simple.

Pronombres personales independientes

En la lengua colonial los pronombres personales independientes de la primera y segunda persona se formaban de la base ha añadiendo sufijos absolutivos de número/persona (página 4). Después la base pronominal se cambió a laa’: (2).

(2) 

Evidentemente, esta base viene del pronombre demonstrativo ha’, ‘este’ (página 5), que Kaufman y Justeson (2003: 1534) reconstruyen como *ha’ en el proto-maya. Los títulos del siglo XVI también documentan las formas pronominales con ha. Un ejemplo del Testamento Chicojl del año 1539 se presenta en (3).

(3) 

Parece que los nuevos pronombres vienen de la contracción de la forma antigua con el artículo determinado li. La h al inicio de la forma antigua se perdió, estimulando la contracción de li y a’ que finalmente resultó en laa’. Un ejemplo de la oración “Padre nuestro”, que no lleva fecha, soporta esta hipótesis (4).

(4) 

Cabe notar que para la tercera persona no hay sufijo absolutivo, y el pronombre personal documentado en el Arte de Lengua Cacchí... es hale. La misma base pronominal en vez de un sufijo personal recibe un demonstrativo (véase la sección 3.3), resultando diacrónicamente en la combinación de dos diferentes raíces demonstrativas.

El sistema de tiempo/aspecto

El Arte de Lengua Cacchí... hace manifiesto que el sistema de tiempo/aspecto en la lengua colonial no es igual al de la lengua moderna, y esto concierne a la morfología de las marcas tanto como a su semántica. Hay evidencias de que el sistema de tiempo/aspecto en el q’eqchi’ fue reformado considerablemente durante los últimos cuatro o cinco siglos.

En la literatura no hay uniformidad en el análisis semántico del sistema gramatical de tiempo/aspecto en el q’eqchi’ moderno. Al definir los significados de las marcas, algunos autores prefieren partir de la primacía del ámbito temporal (Stewart, 1979: 188-189), y otros ponen en primer lugar el ámbito aspectual (Caz Cho, 2007: 62-73). Además, DeChicchis (1996) analiza el sistema del q’eqchi’ como un sistema modal, y, según él, las interpretaciones temporales o aspectuales de algunas marcas se desarrollaron como efecto secundario. En el marco del presente trabajo no entraré en detalles semánticos, sólo mostraré las diferencias más significativas que se dan entre la lengua colonial y la lengua moderna en cuanto a las marcas de tiempo/aspecto.

El prefijo ta- en la lengua moderna se llama “potencial cercano” (Caz Cho, op. cit.) o “futuro definido” (Stewart, 1979). En q’eqchi’ moderno tiene alomorfo t- y en q’eqchi’ colonial tenía alomorfo tak-. La distribución de alomorfos normalmente depende del siguiente sonido, si es una vocal se utiliza el alomorfo que se termina en una consonante, y si es una consonante, se emplea el que termina en una vocal. En la lengua moderna este prefijo se usa comúnmente para dar referencia al tiempo futuro (5a) o para denotar eventos imaginarios que posiblemente pueden suceder; por ejemplo, en oraciones subordinadas de propósito (5b). En relación al tiempo presente, los usos de este prefijo son aparentemente restringidos a los contextos explícitamente modales (5c).

(5a) 

(5b) 

(5c) 

El significado del prefijo ta- en los tiempos coloniales era diferente; denotaba presente “de actualidad” (página 15) y no necesariamente tenía referencia futura o lectura optativa.14 Esto se corrobora en los títulos coloniales: (6).

(6) 

El prefijo ch- (o chi- ante una consonante) tenía amplia semántica futura y optativa que mayormente se expresa en el q’eqchi’ moderno con el prefijo t-/ta- discutido arriba. El prefijo ch- iba acompañado por el sufijo de irrealis -q/-aq (7):15

7a 

7b 

En cuanto al tiempo pasado o “aspecto completivo”, en los términos de Caz Cho (op. cit.), había tres “pretéritos” que se distinguían según distancia temporal. El autor del Arte de Lengua Cacchí... nota en la página 16 que “el primero denota que ha mucho tiempo que pasó ó se hizo la cosa”, y se forma por medio del prefijo o- que fusiona y desaparece con algunos prefijos personales. El segundo pretérito, que “denota que ha pocos días que se hizo la cosa”, se forma por medio del prefijo k-/qui-. En fin, la tercera forma “nota que haber poco rato que se hizo la cosa, y este se hace con las mismas partículas del segundo, anteponiéndoles una x”, resultando en la combinación de prefijos: x-k-/x-qui-. Este último prefijo compuesto ya no existe en la lengua moderna y tampoco existía en la segunda mitad del siglo XIX; en su lugar está el nuevo prefijo x-. Para el pretérito en k-/qui-, Berendt da dos alternativas en todas las personas y números: k- o x-, y al analizar las formas en xk-/xqui- dice: “Según parece están confundiendo los dos ahora en Cobán” (id.). Cabe notar que en el texto de Morales, siempre y cuando se trata de ejemplos de oraciones en el tiempo pasado, se usa el primer o el segundo pretérito, así que, al parecer, la tercera forma en xk-/xqui- ya no era muy común en los tiempos de creación del Arte de Lengua Cacchí... No obstante, está documentada en los textos: (8).

(8) 

El prefijo moderno x- viene del prefijo colonial xk-/xqui-. El autor del Arte de Lengua Cacchí... describe el inicio de este proceso de cambio en la página 29: “muchas veces sincopan el xqui y solo anteponen el verbo a la x”.

El prefijo o- existe en la lengua moderna de forma marginal. Según Caz Cho (2007: 63-64), se encuentra solamente en cuatro de las 13 localidades en donde se habla el q’eqchi’: Lanquín, Chisec, Senahú y Cahabón. Las anotaciones de Berendt evidencian que el proceso de pérdida del prefijo o- ya empezó en la segunda mitad del siglo XIX. Berendt dice que en Cobán no usan el pretérito en o-, pero en San Pedro Carchá sí, al menos en la primera persona singular y plural, ya que menciona sólo dos ejemplos para estas dos ocasiones. Sin embargo, al igual que el prefijo xk-/xqui-, esta marca se encuentra en los textos coloniales: (9).

(9) 

Sufijos de categoría

Aparte del paradigma prefijal, el sistema q’eqchi’ de tiempo/aspecto se completa por dos sufijos: -k/-Vk y -q/-aq, que ya fueron ilustrados en (9) y (7). Estos sufijos se suelen llamar en la tradición mayista “sufijos de estatus” o “sufijos de categoría”, como en (Caz Cho, op. cit.); Stewart (1979) los nombra “no futuro” y “futuro”, respectivamente. A continuación, prefiero los términos de “realis” e “irrealis”. Aunque el estudio de estos sufijos en el Arte de Lengua Cacchí... se complica por la confusión que se da en la escritura entre /k/ y /q/, se pueden hacer algunas observaciones sobre este tema.

Parece que el sufijo de realis -k/-Vk en la lengua moderna tanto como en la lengua colonial no lleva funciones semánticas, sino que indica, posiblemente, los límites de entidades sintácticas o fonológicas; nótense las observaciones respectivas en Kaufman (1990: 72), Trechsel (1993: 39) y, en particular, Henderson (2012) acerca del k’iche’. Este sufijo no se utiliza cuando la forma verbal no está en la posición final en una cláusula. En el Arte de Lengua Cacchí... se encuentran ejemplos con y sin este sufijo en contextos muy similares semánticamente.

El otro sufijo, -q/-aq “irrealis”, al contrario, es sensible a la semántica de la forma verbal. Caz Cho (2007: 73) advierte que en la lengua moderna este sufijo necesariamente acompaña las formas verbales intransitivas en el tiempo/aspecto potencial (t-/ta-) y todas las formas, intransitivas y transitivas, en el tiempo/aspecto optativo (ch-/chi-). Aunque en los tiempos coloniales la semántica de estos prefijos era diferente (véase el apartado anterior), las reglas de combinación con el sufijo de irrealis eran casi iguales, sólo que este sufijo también se podía agregar a las formas transitivas con el prefijo ta-: “Notese que […] al presente de actualidad se le añade un ” (página 28). Ello se comprueba en (10).

(10) 

Además, el sufijo de irrealis complicaba el sistema prefijal de tiempo/aspecto. Según lo que se dice en la página 24, el prefijo o- que normalmente se usaba con referencia a eventos pasados, en el q’eqchi’ colonial también podía denotar el tiempo futuro, siempre y cuando estuviera junto con el sufijo de irrealis: (11).

(11) 

En la misma página 24 se describe otra manera de formar el tiempo futuro, muy parecida a la presentada arriba. Se usa la partícula prepositiva ô en vez del prefijo o-: (12).

(12) 

Parece acertada la hipótesis de que la partícula ô fue el origen para el prefijo o- que posteriormente se fusionó con algunos prefijos personales. No sabemos a qué se refirió el autor de la gramática al poner el acento circunflejo sobre esta partícula. Tal vez no se pronunciaba [o], sino de cualquier otra manera. Es notable que en las anotaciones de Berendt le corresponde el símbolo ō, que se pronuncia como la letra “o” en la palabra inglés stone (Berendt, 1869: 3), es decir [ou].

Hasta el momento no está absolutamente claro si este prefijo o-, que se usa al formar el futuro, es el mismo prefijo utilizado para el pasado remoto. Si es el mismo morfema, no debería de expresar semántica propiamente temporal, sino la distancia temporal, ya que, como fue notado anteriormente, indicaba tiempo remoto. Entonces, la dirección para contar la distancia temporal debería ser marcada por el sufijo de categoría: el pasado por el realis -k/-Vk que se omitía cuando la forma verbal no estaba en la posición final, y el futuro por el irrealis -q/-aq.

Estatus morfológico de morfemas verbales

La forma finita del verbo en el q’eqchi’ moderno se constituye por la base -es decir, la raíz verbal a la cual pueden ser añadidos uno o más sufijos de derivación-, y los afijos de categorías de flexión según la transitividad del verbo. Estos afijos son: un sufijo de categoría cuando no se omite (véase el apartado anterior), un prefijo absolutivo de persona/número, un prefijo de tiempo/aspecto y, en el caso de verbos transitivos, también un prefijo ergativo. Esta estructura se resume en el Esquema 1.

Esquema 1 Estructura de palabra verbal en el q’eqchi’ moderno 

El Arte de Lengua Cacchí... muestra claramente que en la lengua colonial el estatus de los morfemas verbales no era como el del q’eqchi’ moderno; algunos afijos eran clíticos, y algunos clíticos eran palabras independientes. En el texto de Morales aparecen algunos ejemplos que demuestran que ciertos morfemas podían ser colocados dentro de la palabra verbal, separando las marcas de tiempo/aspecto y persona/número de la base verbal, compárese (13a) y (13b).

(13a) 

(13b) 

Entre los morfemas que podían separar la palabra verbal sólo se mencionan ta ‘optativo’ (13) y raj ‘contrafactual’; pero lo mismo era posible con algunas otras partículas. Freeze (1980: 116) documenta la posibilidad de separar palabra verbal con la conjuncción ut, ‘y’, en la gramática de Cardenas (~1565: 92) aparece un ejemplo con la partícula le ‘citativo’. Ambas secuencias de morfemas, (13a) y (13b), eran posibles en los tiempos coloniales y, según las notas de Berendt, también en la segunda mitad del siglo XIX. En la lengua moderna el inserto (13a) es agramatical. Para poder explicar la posibilidad de insertar ciertas palabras entre marcas absolutivas y ergativas en la lengua colonial, hay que suponer que las marcas de tiempo/aspecto funcionaban como palabras independientes, y las marcas absolutivas morfológicamente no eran afijos como en el q’eqchi’ moderno, sino clíticos que se unían a los auxiliares de tiempo/aspecto. Esta observación corrobora la hipótesis de que los índices absolutivos en la etapa del proto-maya eran palabras autónomas con tendencia a enclitizarse (véase Lehmann, 2015).

La partícula ta se trata en el Arte de Lengua Cacchí… como el medio para formar “modo optativo”, pero en la lengua moderna aparentemente cambió su significado. Ahora se usa más comúnmente junto con la partícula negativa moko, por lo tanto, Kockelman (2006) lo llama “clítico no factual”, aunque algunos usos independientes de la negación son posibles también. Cabe mencionar que en las anotaciones de Berendt siempre aparece acentuado, y Burkitt (1902) también escribe con acento. Es muy probable, pues, que este morfema era acentualmente independiente, por ello lo trato aquí como partícula.

Otro elemento que puede afectar el orden de morfemas en un complejo verbal es un verbo de movimiento que, al igual que la partícula ta, se introduce entre las marcas personales (14):

(14) 

Las construcciones de este tipo existen también en el q’eqchi’ moderno (15).

(15) 

La posición de la raíz del verbo de movimiento en la lengua moderna es diferente: en (15) se encuentra entre el prefijo aspectual/temporal y la marca absolutiva. Berendt también documenta esta posibilidad en 1875 en el dialecto de Cobán (16).

(16) 

Cabe notar que (16) ilustra que el uso del sufijo -aq ‘irrealis’ (consúltese la sección previa) puede depender del orden de los morfemas. Este sufijo aparece en los ejemplos del q’eqchi’ colonial y del dialecto de San Pedro Carchá del q’eqchi del siglo XIX, en donde la marca absolutiva precede al verbo incorporado, y se omite en el dialecto de Cobán del siglo XIX y en la lengua moderna, en donde el verbo se coloca entre la marca de tiempo/aspecto y la marca personal absolutiva.19 A este respecto el dialecto de Cobán es evidentemente más innovador que el de Carchá, porque la reubicación de la raíz del verbo de movimiento a la izquierda no podía ser posible antes de que el enclítico absolutivo haya sido reanalizado como prefijo.

Algunas peculiaridades sintácticas

El Arte de Lengua Cacchí... nos ofrece también algunos datos sobre el comportamiento sintáctico de varias palabras y construcciones. Una construcción muy interesante está descrita en la página 38: “Nota que en algunas oraciones no toman partículas de los pasivos por personas pacientes, sino los mismos pronombres primitivos y es cuando presenten algunos adverbios”. Aparentemente, se trata de la focalización de adverbios: (17).

(17a) 

(17b) 

Los adverbios en (17) ocupan la primera posición en la oración y, al parecer, sirven como predicados no verbales, tomando de sujeto al objeto paciente. En este respecto se parecen a las marcas de tiempo/aspecto descritas anteriormente. El verbo, aunque es transitivo, ya no lleva marcas absolutivas de persona/número. Con un adverbio de tiempo (17a) la estructura sintáctica de la variante de Berendt es completamente diferente, pero en (17b), donde aparece un adverbio de manera, las variantes de Berendt y de Morales son sintácticamente iguales. Según Caz Cho (2007: 215-216), las construcciones de este tipo en el q’eqchi’ moderno siguen el patrón del ejemplo (17a) de Berendt; es decir, consisten solamente en la anteposición del adverbio y no requieren cambios adicionales (18).

(18) 

Aparte de los adverbios, en el texto de Morales aparece un ejemplo con la conjunción naq, ‘cuando’, que demuestra el mismo comportamiento sintáctico (19).

(19) 

Otro rasgo sintáctico interesante que se da en el q’eqchi’ colonial concierne al orden de palabras que puede determinar la elección del sufijo de categoría (20).

(20a) 

(20b) 

Cuando la cláusula principal precede a la cláusula dependiente, el sufijo de irrealis no se usa (20a). En el caso contrario, cuando la cláusula principal está pospuesta, el verbo de la cláusula subordinada lleva el sufijo de irrealis (20b). Santos Nicolás y Benito Pérez (1998: 433-436) reportan un fenómeno parecido en el poqomam, otra lengua del subgrupo k’icheano. El verbo reej, ‘desear’, puede tomar una cláusula de complemento que puede ubicarse en una posición anterior o posterior. Cuando el complemento precede al verbo principal, necesariamente lleva la flexión de modo optativo, mientras que, cuando el orden de constituyentes es al revés, el verbo dependiente no está restringido a una categoría particular de tiempo/aspecto/modo.

Conclusiones

El Arte de Lengua Cacchí… ofrece información un poco fragmentaria y a veces no al cien por ciento confiable. Sin embargo, la sección donde analizamos los datos lingüísticos muestra que una parte significativa de la gramática del q’eqchi’ colonial puede ser reconstruida con exactitud, ya que en muchas ocasiones los datos de la gramática se comprueban por los textos -oraciones, testamentos, títulos- escritos en q’eqchi’.

Así pues, el Arte de Lengua Cacchí… y la gramática misionera Arte de la lengua Cacchí de Cobán (de Cárdenas, ~1565) resultan ser dos fuentes principales para los estudios diacrónicos del q’eqchi’ que hoy en día están en una etapa rudimentaria. Respecto a algunos temas gramaticales, estos dos textos se completan; por ejemplo, el Arte de Lengua Cacchí…, aunque es mucho más corta que la obra de Cárdenas, dedica mucho espacio a la formación y derivación de palabras, mientras que aquélla describe varios tipos de expresiones con numerales, adverbios y diferentes preposiciones, incluso sustantivos relacionales. El Arte de Lengua Cacchí… es la única fuente en lo que concierne a los sustantivos y verbos, dado que la obra de Cárdenas está incompleta, y los capítulos correspondientes están perdidos. Lo que destaca favorablemente de la obra en cuestión, o mejor dicho, justamente la copia hecha por Hermann Berendt, son las anotaciones en los márgenes que verifican la reconstrucción de procesos diacrónicos.

A pesar de que el Arte de Lengua Cacchí… no lleva fecha ni nombre del autor, podemos suponer que fue escrita originalmente por un misionero cuya lengua materna no era el q’eqchi’, ya que algunos pasajes tratan de su experiencia durante el aprendizaje; por ejemplo, “Es necesario saber este notable […] para estar pronto en la lengua” (página 10). La información sobre la variación dialectal del q’eqchi’ colonial que tenemos en este momento es muy escasa, por eso no resulta factible reconstruir el lugar donde fue hecha la gramática. También se puede suponer que dicha obra fue escrita antes de finales del siglo XVII. No nos queda más que esperar que futuros estudios históricos del q’eqchi’ arrojen luz sobre la procedencia del Arte de Lengua Cacchí… y acerca del lugar de esta obra en la historia de la lingüística maya.

Abreviaturas

ABS

- absolutivo

ABSTR

- sustantivo abstracto

COORD

- partícula de coordinación

DEF

- artículo definido

DEM

- pronombre demostrativo

ERG

- ergativo

FUT

- futuro/potencial

IRR

- irrealis

NEG

- negación

NMLZ

- nominalización

OPT

- optativo

PAST

- pasado/completivo

PL

- plural

POSS

- posesivo

PREP

- preposición

PRES

- presente/incompletivo

PRON

- pronombre

REAL

- realis

SG

- singular

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1Expreso mi reconocimiento al Programa de Becas Posdoctorales en la UNAM. Le agradezco a Albert Davletshin por sus comentarios acerca de la versión preliminar de este escrito.

2Al escribir los nombres de las lenguas no utilizo mayúsculas como lo sugiere la tradición guatemalteca. No obstante, conservo la letra q para indicar la consonante oclusiva uvular y el apóstrofo para indicar glotalización de una consonante o el cierre glotal.

3El q’eqchi’ moderno es hablado por alrededor de 800 mil personas (Lewis, Simons y Fennig, 2015), en su mayoría en el Departamento de Alta Verapaz en Guatemala.

4El texto de Berendt, a su vez, fue copiado al principio del siglo XX por Adela Breton, pero sin añadir información significativa adicional. La copia de Breton contiene el texto de Morales, así como las anotaciones de Berendt y se encuentra en la biblioteca de la Universidad Brigham Young.

5Presento citas textuales tal como aparecen en la fuente original sin adaptarlas ortográficamente a las reglas actuales del español. Cuando cito el Arte de Lengua Cacchí..., sólo indico los números de páginas.

6Esto parece ser una tendencia general de la escritura colonial q’eqchi’, nótese el uso del mismo símbolo en Cárdenas (~1565) y en el Cajabón Manuscript (s/f).

7Presento los ejemplos tal como aparecen en la obra, y en el siguiente renglón en la ortografía “moderna” con división en morfemas. Utilizo abreviaciones “Mor.” para referirme al texto de Morales de 1741, “Ber.” para las anotaciones de Berendt hechas en 1875 y “mod.” para el q’eqchi’ moderno. Al glosar los ejemplos, me apoyo en el diccionario de Cu Cab y Cu Cab (1998).

8Expreso mi reconocimiento a la Fundación de Investigaciones Lingüísticas Fundamentales por haber apoyado mi proyecto de investigación de campo en diciembre del 2014. Además, dirijo mis sinceros agradecimientos a mis informantes, Guillermo Saquil y Alejandro Quib.

9Las raíces en q’eqchi’ nunca empiezan con una vocal, sino con un cierre glotal que no se refleja en la escritutra.

10 Kaufman y Justeson (2003) reconstruyen estas palabras en el proto-maya de la siguiente manera: *q’ab’, *xamal (sólo maya oriental), *xikin, *’i’inh (maya oriental), *qul (maya oriental, sin considerar el q’eqchi’).

11 Kaufman y Justeson (2003: 324) reconstruyen la palabra ‘ojo’ como *Haty en el nivel del proto-maya.

12 Burkitt (1905: 286) asegura que en el dialecto contemporáneo de Cahabón se mantenía todavía el prefijo i- para el poseedor en la tercera persona singular.

13En chol, por ejemplo, una m sorda representa el fonema /m/ en la posición final de palabra (Vázquez Álvarez, 2011: 39). Santos Nicolás y Benito Pérez (1998: 37) también reportan el proceso de ensordecimiento de algunas consonantes al final de palabra en poqomam.

14Freeze (1980: 115) hace la misma observación.

15Este sufijo se discute en la siguiente sección.

16 Berendt no utiliza la letra “q” sino “k” con un pequeño círculo debajo. Para indicar glotalización se usa una pequeña raya que cruza el fuste que sobresale encima del renglón

17No obstante, en (6) el sufijo de irrealis no aparece en la forma intransitiva ni transitiva

18 La traducción incluye el verbo ‘ir’ que no aparece como tal en la glosa; véase también el ejemplo (12). Agradezco al dictaminador anónimo que comentó que las construcciones de este tipo existen hoy en día en San Pedro Carchá, y al parecer también implican movimiento.

19Es interesante comparar estos datos con los del k’iche’, tanto colonial (Dürr, 1987) como moderno (López Ixcoy, 1997). En k’iche’ el verbo de movimiento se introduce entre las marcas personales y la palabra verbal lleva el sufijo “irrealis”, al igual que en el q’eqchi’ colonial y a diferencia del q’eqchi’ moderno.

Recibido: 13 de Noviembre de 2015; Aprobado: 16 de Abril de 2016

Igor Vinogradov. Ruso. Doctor en Lingüística por la Universidad Estatal de Moscú. Actualmente se encuentra adscrito al Programa de Becas Posdoctorales de la Universidad Nacional Autónoma de México en el Instituto de Investigaciones Antropológicas. Su especialidad es la tipología lingüística. Su proyecto de investigación en curso se titula “Periferia gramatical del verbo en las lenguas mayas cholanas”. Entre sus publicaciones más recientes se encuentran “From Enclitic to Prefix: Diachrony of Personal Absolutive Markers in Q’eqchi’”, “Acerca de la semántica del completivo/incompletivo en las lenguas mayas” y “Aspect Switching in Tzotzil (Mayan) narratives”. happyjojik@yandex.ruv

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