Señor editor: La conexión por videollamada entre los familiares y pacientes durante la pandemia de Covid-19 ha puesto en uso las nuevas tecnologías en el servicio de Infectología del Hospital General de México Dr. Eduardo Liceaga. Esto ha favorecido la personalización orientada a humanizar la atención hacia los pacientes, de la cual surge también la estrategia del personal médico de portar una foto propia que pende sobre su tórax al momento de brindar la asistencia y revisión de los pacientes en las áreas de internamiento de enfermos con Covid-19.
La emergencia mundial de esta enfermedad ocasionó una brecha en la comunicación de la tríada en la atención paciente-médico-familiar, debido a las medidas de protección y aislamiento requeridas para evitar la infección del personal de salud y la comunidad en general. Está descrito el uso de las nuevas tecnologías como una medida en el monitoreo de pacientes a distancia y para su revisión física, y su empleo en situaciones de emergencia.1,2,3,4
Esta situación motivó al equipo de residentes a realizar dos estrategias para personalizar y humanizar la atención médica en el Servicio de Infectología del Hospital General de México Dr. Eduardo Liceaga, bajo un marco que pretende salvaguardar la ética y la responsabilidad médica.
Primera estrategia: enlace del paciente con su respectivo familiar a través de videollamada. Para ello, se identifica si el paciente se encuentra dentro de alguno de los dos grupos prioritarios. En el primer grupo se encuentran los enfermos graves y aquéllos que están al final de la vida, así como los pacientes a los que se les realizará algún procedimiento de alto riesgo; en este grupo se brinda comunicación inmediata, disponible las 24 horas. El segundo grupo está conformado por pacientes con estancia prolongada y pacientes con trastorno psicológico asociado con el padecimiento y hospitalización; a ellos se les brindan enlaces programados con el familiar dentro de un horario establecido.
Segunda estrategia: colocación de la fotografía del rostro del médico sobre su propio tórax, con lo que se pretende humanizar y personalizar la atención que se le da al paciente. Portar la imagen sobre el equipo de protección personal representa una figura de semejanza sin distinción.
La videollamada se coordina e implementa bajo un flujograma, de acuerdo con las necesidades observadas en el servicio y en el grupo prioritario. La sanitización del equipo de enlace se realiza después de cada uso. Para ello, se busca un espacio cómodo para los familiares y se da un informe breve o amplio del estado de salud del paciente.
Los resultados observados de estas medidas consisten en una mayor empatía con el paciente y disminución del estrés y sintomatología de trastornos psicológicos que la hospitalización genera,5 así como el fortalecimiento en la relación médico-paciente-familiar para aminorar el estigma que existe hacia la enfermedad de parte de quien la padece y del mismo personal de atención.
Por lo tanto, se presenta una propuesta para la realización de estos enlaces a través de videollamadas entre los pacientes y familiares, con los ajustes y adecuaciones que pueden requerirse según las necesidades del momento (figura 1).