SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.9 issue3Guatemala: traditional culture and sustainabilityHistorical trajectory of peasant livestock territoriality in western Provincia de Córdoba, Argentina author indexsubject indexsearch form
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Agricultura, sociedad y desarrollo

Print version ISSN 1870-5472

agric. soc. desarro vol.9 n.3 Texcoco Jul./Sep. 2012

 

Una renegada, pero linda. Relaciones sociales en el proceso productivo. El vínculo entre productores y cosecheros del algodón de la Provincia del Chaco, Argentina

 

A curse, but in a good way. Social relationships in the productive process. The link between cotton producers and harvesters in Provincia del Chaco, Argentina

 

Manuelita Núñez*

 

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Av. Castelli 930. 3500. Resistencia, Chaco. (manuelitan@gmail.com). *Autor responsable.

 

Recibido: junio, 2012.
Aprobado: agosto, 2012.

 

Resumen

Aunque el algodón, en tanto cultivo tradicional de la Provincia del Chaco, es y ha sido objeto de estudios que han producido vasta bibliografía sobre el cultivo, los pequeños productores algodoneros, como sujetos rurales, no han sido objeto de análisis profundos respecto de sus características identitarias. En este trabajo se analizan algunas dimensiones económicas de las relaciones sociales presentes en el discurso de pequeños productores algodoneros, mediante marcas discursivas precisas para acercarnos a aquellas categorías con las que los pequeños productores se identifican. Se hace hincapié en la relación de los productores con los cosecheros del algodón, por tratarse de un vínculo que ha sido históricamente paradigmático, y porque en el análisis del mismo se destacan las diferencias que nos permiten dar identidad a uno u otro actor.

Palabras clave: identidad, relaciones sociales, trabajo.

 

Abstract

Although cotton, as a traditional crop in Provincia del Chaco, is and has been an object of studies that have produced vast literature about the crop, small cotton producers— as rural subjects —have not been the object of deep analysis on the matter of their identity characteristics. In this study, some economic dimensions of the social relationships present in small cotton producers' discourse are analyzed, through precise discourse marks that bring us closer to those categories with which small producers identify themselves. Emphasis is made on the relationships of cotton producers and harvesters, because it is a link that has been historically paradigmatic, and because through its analysis the differences that allow identifying one or the other actor are highlighted.

Key words: identity, social relations, work.

 

Introducción

Este estudio se enmarca en una trayectoria de investigación que se desarrolla en la provincia del Chaco, Argentina, desde el año 2005, referida a la problemática del pequeño productor algodonero chaqueño, en tanto sujeto rural vulnerable. Se enmarca en la zona del sudoeste chaqueño que se caracteriza por contener una gran variedad de situaciones productivas, muchas veces muy diversas entre sí. Además se encuentra en una zona fronteriza con las grandes extensiones de soya, que año con año gana terreno a través de fideicomisos de siembra que van desplazando a pequeños y medianos productores. El área de estudio comprende los departamentos Chacabuco y 12 de Octubre (Figura 1).

El cultivo del algodón en el Chaco se ha caracterizado a lo largo de su historia, entre otras cosas, por una gran inestabilidad en cuanto a su rentabilidad y por la discontinuidad de políticas reguladoras de esta actividad. A lo largo del siglo XX, y lo que va del XXI, se ha dilatado la posibilidad de hacer del cultivo algodonero un sostén económico-social fuerte para los productores, así como una actividad provechosa para la economía provincial.

Desde la implementación del algodón como cultivo principal en la provincia hasta nuestros días, se han creado organismos de todo tipo, a nivel nacional y provincial, para regular el cultivo y sostener su rentabilidad. Los repetidos intentos del Estado respecto de la política algodonera han terminado en fracasos o, en el mejor de los casos, en el incumplimiento de sus objetivos. Esta falta evidente de política de Estado ha llevado una y otra vez a vanos intentos de lograr un desarrollo de esta actividad que incluyera a toda la cadena de valor (Larramendi y Pellegrino 2005).

Otro factor determinante en la profundización de la crisis algodonera fue la inestabilidad económica del país, sobre todo en la segunda mitad del siglo XX, afectando al algodón por los vaivenes en cuanto al precio, el consumo, etcétera: "en la década de 1960 bajan los precios de la fibra, ello trae como consecuencia una reducción del área cultivada, dificultades para exportar, cierre de fábricas y desaliento generalizado de los productores" (Manoiloff, 2001).

Las características de la inestabilidad continúan hasta nuestros días. Aunque hubo algunos años con cosechas record (1957-1958), (Manoiloff, 2001), los indicadores nos muestran que la crisis no sólo se sostiene, sino que se profundiza. La situación del pequeño productor es agobiante a causa del incremento de las tasas de interés de sus deudas, lo que hizo imposible la cancelación al término de las mismas. Esto hizo que muchos agricultores perdieran sus campos y propiedades a causa de los remates durante la década de los 90. (Manoiloff, 2001). Al día de hoy sigue siendo materia pendiente alguna solución al estado de total inseguridad económica de los deudores.

En este contexto, las posibilidades de los pequeños productores de buscar el progreso en la diversificación del cultivo se vieron limitadas por el escaso margen de crecimiento que la cantidad de hectáreas, su tecnología y conocimiento les permitieron. Esto, y la tradición que representa el cultivo del algodón, hicieron que la mayoría de ellos permanezca en el monocultivo. "El monocultivo también se reforzó en la tradición, en el temor a los riesgos inherentes a las innovaciones y en el escaso margen de error derivado de la urgencia de asegurar la subsistencia familiar" (Valenzuela, 2006).

El estado actual de la producción algodonera argentina se refleja claramente en el informe de este país en la 70a Reunión del Comité Consultivo Internacional del Algodón, en la que se destaca el hecho de que en el ciclo 2010/11 la superficie sembrada en la Argentina se incrementó 26 % respecto al ciclo anterior. La provincia del Chaco representa 65 % de esa superficie, seguida por la provincia de Santiago del Estero con 16 % de la siembra del algodón en el país (Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, 2011). Cabe aclarar que durante esta campaña, a nivel mundial se registró un alza extraordinaria en el índice A del Cotlook con un promedio muy superior respecto del promedio de precios de los últimos 25 años (Piedra, 2012), esto hizo que promediando la campaña, la baja 'natural' del precio, se sintiera con más intensidad. Este dato no pasa desapercibido en las palabras de los productores a quienes este fenómeno les representó pérdidas hacia el final del ciclo.

 

Metodología

El objetivo del presente trabajo fue analizar algunas dimensiones económicas de las relaciones sociales presentes en el discurso de pequeños productores algodoneros chaqueños mediante marcas discursivas precisas. Para ello se eligió como corpus algunas entrevistas realizadas en el año 2011 a productores de la zona del Sudoeste Chaqueño en el marco de un trabajo de investigación sobre procesos de adscripción identitaria de pequeños productores algodoneros chaqueños que se llevó al cabo desde el año 2005. Para realizar el análisis se tuvieron en cuenta algunas categorías presentes en Godelier (1974a) como por ejemplo: aquellas relaciones humanas que están implicadas en el proceso productivo1, cálculos económicos presentes en la representación de estas relaciones, racionalidad e irracionalidad en las elecciones y su relación con la búsqueda de los óptimos económico y social.

En este ensayo se pretende describir y analizar las relaciones entre productores algodoneros y cosecheros, tal como está representada en el discurso de los productores. Se quiere explicitar cuales son las representaciones que tiene el productor sobre esta relación íntimamente involucrada en el proceso productivo, para avanzar en la comprensión de su adscripción identitaria en tanto productor algodonero. Además, nos encontramos en un momento histórico en el que la figura del cosechero está mutando por distintos factores económicos, políticos y sociales. En función de ello se propone la hipótesis de que esto influye directamente en la construcción identitaria del productor, ya que algunas de sus características más plausibles se construyen mediante la oposición a la figura del cosechero.

La justificación de este corpus reside en el hecho de que en las entrevistas realizadas a los productores son muy relevantes —tanto en densidad como en recurrencia— las menciones a diferentes aspectos económicos de la vida de estas personas. Las marcas discursivas evidencian actitudes habituales en la cotidianeidad de los sujetos, por ejemplo las enunciadas por Bourdieu (2000): el cálculo de costos y beneficios, el préstamo con interés, el ahorro, el crédito, la reserva, la inversión y el trabajo. Dadas las características diversas de los productores de la zona, los casos tomados para el corpus no pueden ser analizados en vistas de conformar una 'muestra representativa' de alguna 'generalidad', sino que deben ser analizados como casos particulares.

Al tratarse de una investigación cualitativa, la postura metodológica que se adopta para la recopilación y análisis de los datos es el de la etnografía. Desde esta perspectiva, el propósito no es explicar conductas sino comprenderlas.

La perspectiva para realizar el análisis de los textos es la del Análisis Crítico del Discurso (ACD) cuya perspectiva considera al lenguaje como práctica social, y el contexto del uso del lenguaje como crucial para dar cuenta de las relaciones de lucha y conflicto. El ACD no sólo se ocupa del análisis de textos (escritos, orales e indiciales) sino también de los procesos históricos mediante los cuales los sujetos y los grupos le dan significación a los textos (Woodak, 2003).

Siguiendo a Magariños de Morentín (1996), las ciencias sociales estudian los modos de representación/interpretación social de cualquier tipo de fenómeno. En este sentido, se pretende explicitar cómo y por qué a determinado fenómeno se le representa/ interpreta de una cierta manera en determinado momento de cierta sociedad. Hay que destacar que los datos no están constituidos por los fenómenos mismos, sino por los discursos y manifestaciones sociales en los que se materializan las representaciones de tales fenómenos.

Las actividades operativas derivadas del método, tomadas como instrumento para el análisis de los textos (resultado de las entrevistas en profundidad), son las definidas por Magariños de Morentín (1996) y se dividen en: identificadoras, contrastativas y transformacionales. Estas operaciones son aplicadas a los textos pertenecientes a distintos discursos según los diversos actores sociales que conformarán el corpus. "Zas operaciones analíticas, en cuanto reglas de procedimiento, poseen el valor heurístico de interrogantes o preguntas acerca del modo de producción de tales representaciones/interpretaciones, a las que se encontrará respuesta (en caso de éxito) en el discurso social y según la modalidad de producción efectivamente ostentada por tal discurso; la función, por tanto, de las operaciones analíticas consiste en construir modelos (con validez restringida a la información analizada) y no en aplicarlos o verificarlos" (Magariños de Morentín, 1996).

La operación analítica identificadora

Su aplicación depende del supuesto en el que se afirma que ciertas marcas y no otras son las productoras de representaciones/interpretaciones con las cuales una sociedad le otorga significado a un determinado fenómeno en un momento dado. Se trata del componente sintáctico de la significación. Esto quiere decir que en los textos seleccionados pertenecientes a un determinado discurso, se identifican huellas de los modos de representación del fenómeno social estudiado.

Por ejemplo, la categorización (definición) de determinados conceptos clave, como puede serlo el de "pequeño productor". Aquí se presta atención a de qué manera se adjetiva, o cerca de cuales otros términos se ubica la expresión "pequeño productor". Algunas marcas identificatorias pueden relacionarse con diversas estrategias argumentativas, por ejemplo: la manera en que los productores adjetivan a los cosecheros forma parte de una estrategia discursiva que busca diferenciarse taxativamente del otro.

La operación analítica contrastativa

Se confrontan las marcas de un discurso (por ejemplo, el de los Pequeños Productores Algodoneros) con las marcas del discurso de otros actores sociales (por ejemplo, el de los Cosecheros, Desmotadores, etcétera).

Esta operación se realiza a los fines de detectar las diferencias que dan significado a las marcas de cada discurso2. Ella representa el componente semántico de la significación del fenómeno estudiado.

La operación analítica transformacional

Aquí se relacionan los pares de marcas confrontadas en dos (conjuntos de) discursos sociales diferentes (por ejemplo, la oposición Pequeños Productores /Dirigentes Rurales), pertenecientes a un momento de una determinada sociedad, con otros pares de marcas contrastadas en otros dos (conjuntos de) discursos sociales diferentes, pertenecientes a otro determinado momento. Se trata del componente pragmático de la significación del fenómeno, su modo de ser histórico. Cabe aclarar que en este trabajo no se refleja esta última operación, porque el momento de la investigación en curso no lo permite aún.

En esta investigación, el investigador ya no observa al sujeto como objeto desde un marco teórico-metodológico para interpretarlo dentro de un fenómeno social, sino que utiliza —para analizarlo— el conocimiento que el sujeto estudiado tiene de sí mismo, de sus necesidades, de sus deseos y de sus motivaciones para realizar las acciones que ejecuta.

El conocimiento producido por la interacción entre sujeto conocido y sujeto cognoscente será más sólido en tanto se respeten y no se tergiversen los sentimientos, los valores, las acciones, las motivaciones, los significados, las interpretaciones —la identidad— del sujeto estudiado. En este sentido cabe aclarar que no es la intención en este trabajo aplicar o corroborar teorías previas respecto del tema, ni analizar el fenómeno estudiado a la luz de teorías producidas en otros contextos.

Como se mencionó antes, para acercarse a la comprensión del fenómeno propuesto desde la antropología, se recurre a algunas herramientas conceptuales de Godelier, según el cual la antropología económica se ocupa del análisis y explicación del funcionamiento y lógica de un subsistema económico inserto en un sistema social. El autor entiende el sistema como una estructura organizada a partir de las relaciones entre sus objetos reguladas por normas (Godelier, 1974b). Desde esta perspectiva se asume que la actividad económica del hombre adquiere distintas formas sociales que la vuelven un fenómeno particular no analizable desde una sola teoría formal. La antropología económica intenta abocarse al tratamiento de formas económicas de aquellos grupos sociales que no son contemplados desde la economía política. En este análisis se torna central el concepto de 'racionalidad económica' en tanto aspecto de una racionalidad mayor, la necesaria para el funcionamiento de las relaciones sociales. (Godelier, 1974b)

Según Godelier (1974b), "Lo económico se presenta (...) como un campo específico de relaciones sociales a la vez exterior e interior respecto a los demás elementos de la vida social". Dentro de las relaciones sociales de los informantes, de aquellas implicadas más estrechamente en su actividad productiva, pueden observarse las del núcleo familiar y las que mantiene con miembros de otros eslabones de la cadena algodonera. Cada relación tiene su lógica y dinámica particulares, que responden al modo de producción particular del que se trata.

 

Resultados y Discusión

De las entrevistas surge que, respecto de otros actores rurales, los informantes tienen relación con los cosecheros, con acopiadores, con el personal de la desmotadora que le compra el algodón en bruto que produce y eventualmente con otros productores. Además, los productores explicitan las relaciones que existen con el Estado a través de agentes de extensión y de organismos de control impositivo.

Los productores de los casos analizados no pueden financiar su propia cosecha, sino que dependen de la asistencia que les da algún acopiador o algún desmotador. Ninguno de los productores presentes en este trabajo se relaciona con cooperativas. Se trata de personas que no tienen capacidad de contratar empleados para tareas que no sean la cosecha; son familias que —aunque se trate de una o más unidades económicas y familiares— trabajan de manera conjunta. Además se trata de productores que no han podido adquirir o renovar máquinas en los últimos 10 años.

Entre los cosecheros se advierte una relación de tensión. Por un lado, el colono se ve desde hace unos años obligado a gestionar los aportes jubilatorios de los cosecheros. Digo 'gestionar' porque antes el colono también aportaba para ese mismo fin, pero con otro mecanismo en el que simplemente se le descontaba de la paga que recibía por su producto en el lugar de acopio (cooperativas, desmotadoras, etcétera). En la actualidad, el productor debe inscribir y realizar aportes a cada persona que trabajaba en la finca. Por otro lado, el colono (la mayoría de las veces) se ve 'en las manos' de los cosecheros, porque los mismos tienen absoluta libertad de movilizarse de una finca a la otra y la situación de quedarse con algodón sin cosechar por falta de mano de obra no es inusual.

Héctor tenía 54 años y 150 ha sembradas de algodón al momento de realizar las entrevistas. Si bien los últimos años ha utilizado la estrategia de la diversificación, se declara 'algodonero' de toda la vida: 'es una cuestión de sentimiento'.

La siembra que realiza es directa de 57 cm y durante el ciclo 2010/11 —por primera vez en su vida— llevó a cabo una cosecha enteramente mecánica. Los motivos que aduce son de tipo fiscal. Las inspecciones realizadas en las fincas por el organismo de control fiscal (Administración Federal de Ingresos Públicos3) y por el sindicato de trabajadores rurales (Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores4) se han vuelto más asiduas y más estrictas. El productor debe dar de alta a los cosecheros para que estos estén dentro del sistema, 'en blanco'5, pero el mecanismo se vuelve complejo tratándose de una actividad que dura aproximadamente tres meses. La mayoría de los trabajadores temporales recibe asignaciones —que no constituyen retribuciones por trabajo— por parte del Estado y teme perderlas mientras duran los trámites de alta y baja del sistema. Por lo que, muchas veces, aunque el productor quiera 'blanquear'6 a los cosecheros, éstos oponen resistencia.

"H_: (...) Anteriormente la venía haciendo una parte mecánica y la otra manual, pero como este año se puso muy exigente con el tema de la UATRE, el sindicato de trabajadores rurales, y había que blanquear a todos y la gente no se quiere blanquear porque todo el mundo tiene los planes sociales7 y todo eso y no quieren perder, entonces para comerme una multa por tener gente, entonces. esta cosecha hice todo, cosecha mecánica nomás. Pero si no, siempre todos los años."

La relación es particularmente conflictiva económicamente hablando, es decir, a los productores les produce trastornos económicos respecto de los aportes que deberían hacer al fisco. No efectuarlos le traería graves problemas impositivos —por supuesto, económicos— si quedara al descubierto el trabajo en la finca de empleados "en negro"8.

Domingo tiene 56 años. Vive desde siempre en la misma finca con su mujer, su madre y sus dos hermanos con los que trabaja 40 ha cultivables de las 152 que poseen. Además alquilan 50 ha en las que también cultivan algodón. Se trata de 'una sola olla', es decir que la unidad productiva coincide con la unidad familiar.

Durante la primera parte de mi visita a su finca tuve una entrevista con la madre de Domingo y con su esposa. Respecto de la situación con los cosecheros afirmaron lo siguiente:

"Madre_: este año no rindió nada el algodón, era un clavo9, ibas y quedaba para los cosecheros [se dificulta la audición porque hablan juntas] y para el patrón no quedaba ni una moneda.

Esposa_: quedó el algodón en el campo [Se dificulta la audición]

M_: ¿la gente no quería cosechar?

Madre_/Esposa_: no, los cosecheros no querían trabajar, no querían trabajar la gente, no querían."

En este fragmento surge el problema de la rentabilidad del cultivo: durante la campaña anterior 'era un clavo'. Esto significa que, hacia el final de la campaña, si el productor seguía cosechando, tenía pérdidas. Apenas alcanzaba a pagar insumos y maquinarias o cosecheros, por lo cual le convenía perder lo invertido en el cultivo que dejaría en el campo. Puntualmente lo que observa la hablante es que lo poco que ganaran iría a parar a manos de aquellos que 'no quieren trabajar'.

Aquí hay que destacar también el uso de la palabra 'patrón' para autodenominarse. Esta palabra pertenece al ámbito de las relaciones 'no formales' de dominación del hombre por el hombre (en oposición a la relación de empleador/empleado).

Núñez (2012) presenta en el discurso de los productores el tema del trabajo y en entrevistas realizadas en años anteriores el colono (por más pequeño que sea) suele destacar su característica positiva de ser 'trabajador' y resaltar como característica negativa del cosechero su poca afección por el trabajo: 'no quieren trabajar' es una frase que se repite en no pocas ocasiones, si bien hay excepciones. Además está presente el hecho de que los cosecheros, al ser trabajadores temporarios no poseen el interés que los productores sí tienen por su trabajo. Ellos eligen el campo al que irán a trabajar por la cantidad de kilos que pueden cosechar, pero apenas esa cantidad comienza a mermar pueden desplazarse a cualquier otro lugar y dejar al productor con pequeñas cantidades por cosechar. En definitiva, entre el cosechero y el algodón cosechado no hay una relación de continuidad de reglas técnicas, recursos, herramientas, hombres y producto (Godelier, 1974b).

Más adelante, durante la entrevista con Domingo, ante la pregunta de si prefiere cosechar de modo mecánico o manual, él declara:

D_: y con máquina nomás porque ahora está todo mal con los cosecheros, hay que blanquear, y —tenía problemas este año— le dije 'trae tres nomás que no tengan ningún beneficio'10, había sido que tenían un hijo, otro hijo [lo que sigue es inaudible, se queja de que tuvo que blanquear a tres personas y pagarles el salario] Le hemos tenido que dar nosotros el salario.

M_: claro, vos lo blanqueaste.

D_ si: y no se puede, no se puede con gente. Y la gente no quiere trabajar.

Aquí podemos observar un claro razonamiento de cálculo económico sobre lo que le conviene al productor al momento de elegir la "herramienta" para cosechar. Siguiendo a Godelier, debemos tener en cuenta que la producción es una combinación de 'ciertas reglas técnicas, recursos, herramientas y hombres para obtener un producto aprovechable socialmente' (Godelier, 1974b). El productor realiza una elección racional cuando decide respecto de cómo relacionar estos factores. Antes se mencionó que en las percepciones de los productores, el cosechero no tiene una relación estrecha con otros factores presentes en el circuito de la producción, por lo cual se instituye dentro del razonamiento del productor como 'herramienta'. La variante entre la cosecha mecánica y la manual se presenta como la adaptación al recurso que posee el productor: "Lo que define un factor de producción como objeto o medio de trabajo es de hecho su lugar, su función en el interior de dicha combinación." (Godelier, 1974a)

La complejidad de esta elección está dada por el hecho de que una de las variantes es humana, y aunque para el productor sea una opción que responde a una racionalidad de tipo económico, se trata en definitiva de una racionalidad mayor que responde a la optimización de las relaciones sociales.

Ésto se relaciona con la hipótesis de que la modificación de una relación social tan compleja como la que estamos tratando aquí, influye en las representaciones identitarias de los sujetos. Es el propio sujeto (el productor) el que le da entidad de 'otro' al cosechero al cual oponerse, ésto se observa en el hecho de que en términos de rentabilidad, al productor no le convenía cosechar el último algodón (ni manual ni mecánicamente) porque de cualquier manera eso redundaría en pérdidas; sin embargo hace énfasis en una característica negativa de otro sujeto al que 'no le gusta trabajar', y lo ubica en un lugar de cuasi responsable de la situación deficitaria.

Como también se dijo, la figura del cosechero está en una situación de cambio que hace reflexionar sobre su posible desaparición. Una de las marcas que nos hacen pensar en esa perspectiva se encuentra en el relato de los productores idealizando el pasado de esta relación.

José posee 64 ha con sus dos hermanos; las trabajan juntos y cada uno vive con su familia, es decir que se trata de una unidad económica pero de tres unidades familiares distintas. Cuando se le preguntó cómo es realizar la cosecha con gente, dice:

J_: son gente del pueblo, este año ha sido muy jodido.

M_: ¿por qué?

J_: y porque no quieren trabajar ya., porque tienen pensión, que tienen el salario11. Vienen dos tres días, te cosechan, se van. Primero no, venían las familias, se quedaban acá, cosechaban toda la semana y los fines de semana. Y ahora no, ahora todos tienen su moto. Nadie queda.

(...)

M_: usted me dijo que antes venía la familia entera y se quedaba, ¿eso en qué época pasaba?

H_: y bueno, unos años atrás nomás sí, se venían, ahora el año este es el primer año que no ha habido cosecheros.

M_: o sea, ¿usted hasta el año pasado (2010) ha tenido gente que se instalaba acá?

J_: quedaban acá. pero ahora todos tienen moto, a esta horita (17:30 horas aproximadamente) ya se iban ya. Nadie te trabaja, todo moto nueva (sic). Nosotros que trabajamos esto, no podemos comprar una moto.

Aquí se explicitan dos características importantes de esta relación: por un lado, la ya mencionada concepción que tienen los productores sobre el trabajo del cosechero. Este fragmento finaliza con una oposición clara entre quienes trabajan y quienes no trabajan, esta oposición está implícita en la frase del productor que dice "nosotros que trabajamos esto... " No se considera el trabajo del cosechero como tal, frases como 'ellos vienen a hacer numerito nomás mientras yo trabajo 'también han aparecido en las entrevistas. Esta oposición es clave en la adscripción identitaria del productor cuando se considera un trabajador.

En este enunciado vuelve a aparecer además el argumento de que los beneficios sociales son el motivo causal de la falta de deseo de trabajar de las personas, pero aquí aparece, además, un pasado que era mejor, cuando las personas permanecían en los campos para trabajar. En varios relatos se recuerda esta situación como algo idílico y deseable. Para el productor la situación ha cambiado y ha cambiado para mal. La permanencia de los cosecheros en los campos implicaba la seguridad de una cosecha completa. Las vías de comunicación y los medios de transporte han hecho que los trabajadores temporales tengan la capacidad de movilizarse en el día, y de poder volver a sus hogares. Representada en 'la motito, la posibilidad de trasladarse autónomamente por parte de los cosecheros es un desvalor y un privilegio no merecido en palabras de este productor.

En la estructura de la producción, la movilidad de los trabajadores temporarios le quita al productor el control sobre su herramienta. En cambio, en tiempos pasados, el productor podía tener ese control ya que los trabajadores, viviendo en los campos de algodón, dependían del productor y del trabajo mismo. El dueño del campo les proveía de un lugar para vivir, de los alimentos y de cualquier otra cosa que pudieran necesitar para vivir allí hasta finalizar el trabajo, dada su dependencia respecto del transporte.

Héctor relata sobre su niñez que:

"Cuando éramos chicos veníamos de la escuela y nos poníamos a cosechar el algodón que teníamos sembrado. Y él [su padre] siempre tenía algunos cosecheros que venían de la zona de Santiago12, y quedaban todo el año ahí. Me acuerdo que había un mudo de apellido Ibáñez. Un mudito, un mudo, un hombre mudo, y se murió de viejo ahí.

(...)

Después había otro de apellido Osorio que también vino de Santiago y quedó ahí, como era gente que no tenía familia, no sé cómo habrá sido su vida en esa época, te imaginas... y murieron ahí de viejo, así, cosechaban, cuando terminaba la cosecha hacían otras cosas, otras labores en el campo. con mis viejos."

La construcción que el informante realiza sobre el pasado es parte de la historia del algodón: "Una vez contratados, los cosecheros se desplazaban hacia el campo del "patrón", donde residirían con sus familias por el tiempo que durara la cosecha. En la explotación los cosecheros adquirían los alimentos que eran despachados por el productor y su familia. La "provista" o despacho de alimentos es uno de los recuerdos más vívidos de los productores que convivían con los cosecheros durante el período de recolección." (Valenzuela, 2006).

Si se la compara con la situación actual de 'libre movilidad' de los pocos que quedan —o con su total ausencia—, se añora la época en la que los cosecheros vivían en el campo de otros, bajo la tutela de los dueños, hasta morir allí. En la actualidad, así como el trabajador golondrina no crea un vínculo de continuidad con el producto, tampoco entabla una relación estrecha con el productor. Es por ello que esta relación se vuelve conflictiva, más allá del aspecto económico impositivo.

Y esta situación problemática se opone en el discurso de los productores a un pasar idílico que se relaciona —a primera vista— sentimentalmente con el pasado, en el que toda la familia unida era la encargada de cosechar conformando un equipo de trabajo. La pregunta es si realmente se trata de una cuestión nostálgica afectiva o lo que seduce del pasado es la ausencia del problema relacional y económico en el que la relación de dominación era más naturalizada y asumida por los actores sociales.

Cuando Héctor habla de cómo es trabajar con 'la gente' en la actualidad dice lo siguiente:

H_: (...) hasta el año pasado, por ejemplo, tuve hasta 100 cosecheros en el campo... y era una cosa- una renegada! pero lindo parece, a uno le gusta renegar con la gente así.

M_: ¿y por qué cosas tiene que renegar? [Risas]

H_: no se: es una cosa social —porque uno— yo digo 'y bueno, la gente si quiere trabajar, hay que darle trabajo' este y si quiere trabajar es porque necesita, y bueno yo le estoy dando la posibilidad de que trabaje y se gane (...) una renegada pero linda viste? porque tenés que renegar, que te coseche un poco mejor, que no te deje un pedazo de surco, que tenés que estar todo el día con ellos, en la pesada13, que por ahí se pierden bolsas, con uno, entre ellos ahí, se roban las bolsas... es un drama ese [risas] ya quisieras estar vos en ese momento de que se trae el algodón en el galpón y en bolsas y se empieza a pesar— la pesada, viste vos, que es con pilón, como con una cosa, se traen dos acoplados juntos, uno trae el otro, viste, con un tractor una— que se yo, 3 ó 4 mil kilos de algodón en bolsas, equivale qué se yo— equivale a 300 bolsas más o menos.

En este fragmento podemos ver claramente que el productor es absolutamente consciente del fenómeno en el que está inserto. Sus palabras textuales sobre que es 'algo social' nos hablan de la complejidad que tiene para él la situación que vive en relación con los cosecheros. Este algo social tiene dos sentidos: uno referido al hecho de que puede hacer un bien 'social', tener una relación de solidaridad, dándole trabajo a la gente, y otro referido a que se trata de un fenómeno complejo. Él asume el compromiso de darle trabajo a la gente sólo porque el otro lo necesita, aunque este año los controles fiscales han sido determinantes en su decisión respecto de la cosecha.

Desde la epistemología del sujeto conocido, este fragmento además representa de qué manera el otro —con quien nos encontramos en el trabajo de campo-está plenamente capacitado para construir conocimiento sobre el fenómeno en el que está involucrado. Cuando Héctor me dice "ya quisieras estar vos en ese momento" me está indicando que ese momento puede resultar clave para la dilucidación del problema y la resolución de preguntas que nos estamos planteando juntos, en un proceso en el que dos personas de iguales capacidades cognitivas se comunican y cooperan en la construcción del conocimiento.

Luego se explaya sobre lo enmarañada que se vuelve la situación de relacionarse con los cosecheros. Este es el nudo de un fenómeno que en lo social contiene la interacción de muchos aspectos: el productivo, el relacional, el afectivo y el económico. El mantenimiento de estas relaciones supera ampliamente la búsqueda del óptimo económico como se dijo: "(...) el óptimo económico se presenta (...) como el resultado de una actividad intencional de organización de la actividad económica (...) orientada al mejor funcionamiento de todas las estructuras sociales, parentesco, política, religión, etc. y este resultado no tiene sentido sin referencia al funcionamiento de estas estructuras." (Godelier, 1974 b)

Sólo desde el reconocimiento de que el contexto (las relaciones entre distintos actores rurales) en el que está inserto este vínculo es sumamente complejo, puede entenderse la lógica de esta ligazón.14

 

Conclusiones

Este análisis intenta acercar una posible comprensión de la manera en la que un sujeto vivencia y construye algunas dimensiones económicas de su 'mundo de la vida'. Esto nos puede aproximar a conocer el significado de sus relaciones sociales y de su accionar respecto de su modo de producción.

A lo largo de las entrevistas se puede observar que a las categorizaciones positivas que los informantes construyen sobre su núcleo familiar se les oponen las realizadas sobre los cosecheros que los productores necesitan en algunos casos. Aquí se evidencia una relación sumamente conflictiva, ya que no tienen una relación laboral formal, por lo que ambos dependen mutuamente de la buena voluntad del otro. En el discurso de los productores, el cosechero está en un lugar de inferioridad respecto de ellos —no sólo porque el productor es el dueño de la tierra—, sino porque su actividad no está considerada de la misma manera de la del productor en tanto trabajo, sino como mera herramienta. Pero al mismo tiempo, el productor depende del cosechero para terminar de cosechar su producto, ya que muchas veces abandonan las fincas cuando queda muy poco algodón por recoger. El interés de los cosecheros está en conseguir fincas con mucho algodón y no en el producto.

En este caso, los cálculos rondan mayoritariamente sobre cuestiones impositivas, sobre lo referido a los aportes de los trabajadores y, sobre todo, el modo de realizar los aportes que resulta muy complicado para los productores.

En definitiva, la relación entre productores y cosecheros es un claro ejemplo de cómo las fuerzas y relaciones de producción se corresponden con las condiciones de reproducción del modo de producción del que se trata. La relación es asimétrica pero de mutua necesidad, por lo que también aparecen cálculos respecto de la permanencia en la finca15.

Las decisiones respecto de su producción y las determinaciones relacionales, ésto es, la manera en la que los informantes se relacionan con aquellas personas involucradas en el proceso productivo, responden a la búsqueda de un beneficio (incluso el no relacionarse con otros, como en el caso de otros productores y dirigentes). Además, estas decisiones están reglamentadas por las normas inherentes al modo de producción y presentes en el modo de vida de los productores

La racionalidad o irracionalidad de estas decisiones debe considerarse desde el punto de vista de que "(...) sólo se busca la mejor combinación de los factores de producción para maximizar la utilidad personal de su propietario". (Godelier, 1974b). Y ésto sólo puede ser comprendido abordándolo como parte de un sistema social y, por ende, complejo.

 

Literatura citada

Bourdieu, P. 2000. Las estructuras sociales de la economía. Ed. Manantial. Buenos Aires.         [ Links ]

Godelier, M. 1974a. Economía, fetichismo y religión en las sociedades primitivas. Madrid. Siglo XXI.         [ Links ]

Godelier, M. 1974b. Racionalidad e Irracionalidad en Economía. Editorial Siglo XXI. México.         [ Links ]

Larramendi y Pellegrino. 2005. El algodón ¿una oportunidad perdida?. La Plata, Ediciones al margen.         [ Links ]

Magariños de Morentín J. A. 1996. Fundamentos lógicos de la semiótica. Buenos Aires. EDICIAL.         [ Links ]

Manoiloff, R. 2001. El cultivo del algodón en el Chaco entre 1950 y nuestros días. Resistencia. Meana Impresiones.         [ Links ]

Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. 2011. Informe Argentina. Sobre la situación actual y perspectivas de la producción algodonera. Buenos Aires.         [ Links ]

Molina, J. L., y H. Valenzuela. 2006. Invitación a la Antropología Económica. Barcelona. Ed. Bellaterra.         [ Links ]

Núñez, M. 2012. Relaciones y procesos productivos. Dimensión económica de las relaciones sociales. In: Foschiatti, Ana María (comp) Escenarios vulnerables del Nordeste Argentino. Resistencia. UNNE.         [ Links ]

Piedra, D. 2012. Situación Nacional e Internacional del Algodón Campaña 2011-2012. Resistencia. INTA.         [ Links ]

Valenzuela, C. 2006. Transformaciones agrarias y desarrollo regional en el Nordeste argentino. Ed. La Colmena. Buenos Aires.         [ Links ]

Woodak, R. 2003. De qué trata el análisis crítico del discurso. Resumen de su historia, sus conceptos fundamentales y sus desarrollos. In: R. Woodak, and M. Meyer (comp), Métodos de análisis crítico del discurso. Barcelona: Gedisa. pp: 17-19.         [ Links ]

 

Notas

1 "(...) a un modo de producción determinado corresponden unas estructuras sociales determinadas y un modo de articulación específica de esas diversas relaciones sociales, de manera que el todo permita que se reproduzca el modo de producción." (Godelier, 1974a).

2 Las marcas sólo adquieren significado a través de la confrontación.

3 La AFIP es el organismo encargado de aplicar, cobrar e inspeccionar los tributos (ingresos públicos) en Argentina y de controlar el tráfico internacional de mercaderías.

4 La UATRE es el gremio que aglutina a los trabajadores rurales y es el encargado de dar marco legal a las condiciones de trabajo y a los salarios, pactados mediante convenios y acuerdos, dependiendo del alcance regional de cada actividad. Tiene ingerencia en todos los ámbitos de tareas rurales.

5 Se le llama 'estar en blanco' a estar inserto formalmente en el mercado de trabajo.

6 Blanquear se le llama coloquialmente al hecho de inscribir al trabajador en los organismos correspondientes, lo que le permite tener obra social, jubilación y una asignación por cada hijo y por esposa, entre otras cosas.

7 El informante se refiere a las asignaciones universales para aquellos que no tienen empleo formal.

8 Le llamamos coloquialmente 'trabajo en negro' al empleo informal.

9 Esta expresión significa que —en términos económicos— la actividad resultó deficitaria.

10 Esto significa que no tengan familia o hijos por los que haya que pagar salario.

11 El salario es una asignación no remunerativa que el Estado otorga a las personas por cada hijo y por el cónyuge. Esta asignación es universal, es decir que la reciben todos los trabajadores independientemente de que se encuentren en situación de desempleo o no. Cuando el sujeto tiene un empleo formal, el salario forma parte del monto que cobra como sueldo.

12 La provincia de Santiago del Estero limita al sur con la provincia del Chaco.

13 "La pesada" es el momento en el que los cosecheros pesan lo que han recogido a final de la jornada, en algunas ocasiones se paga en ese mismo momento cada día. En otros casos se paga todo el trabajo de una semana a final de la misma.

14 Molina y Valenzuela (2006) desagregan algunos componentes de este complejo: "gran diversidad de situaciones económicas: agricultura de subsistencia en tierras comunales, cultivos comerciales como propietarios o aparceros, actividades artesanales con diferentes grados de dedicación, trabajo temporal como jornaleros o trabajadores asalariados a tiempo completo en lugares lejanos durante largos" Invitación a la Antropología Económica, pp: 83.

15 "(...)El espíritu del cálculo, que no interviene en absoluto en la capacidad —sin duda universal- de someter los comportamientos a la razón calculadora, se impone poco a poco, en todos los ámbitos de la práctica, contra la lógica de la economía doméstica, (...) Debido a que la lógica 'económica' del interés y el cálculo es indisociable de la constitución del cosmos económico en que se genera, el cálculo estrictamente utilitarista no puede dar completa razón de prácticas que permanecen sumergidas en lo no-económico; y no puede explicar, en particular, lo que hace posible el objeto del cálculo, es decir, la formación del valor con referencia al cual hay motivo para calcular o- lo que es igual- la producción de lo que llamo la illusio, la creencia fundamental en el valor de las apuestas y del juego mismo.." (Bourdieu, 2000).

Creative Commons License All the contents of this journal, except where otherwise noted, is licensed under a Creative Commons Attribution License