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Agricultura, sociedad y desarrollo

Print version ISSN 1870-5472

agric. soc. desarro vol.9 n.3 Texcoco Jul./Sep. 2012

 

Defensa y conservación del patrimonio cultural en la Ciudad de Cholula, México: el caso de ProCholula A.C.

 

Defense and conservation of cultural heritage in the City of Cholula, México: the case of ProCholula, A.C.

 

Isabel Muñiz-Montero*

 

Campus Puebla. Colegio de Postgraduados. Km.125.5 Carretera Federal, México-Puebla. 72760. (isabelmunizmontero@hotmail.com). *Autor responsable.

 

Recibido: febrero, 2012.
Aprobado: marzo, 2012.

 

Resumen

La Ciudad de San Pedro Cholula, en el estado mexicano de Puebla, es considerada la cuidad viva más antigua de América; cuenta con un importante patrimonio cultural prehispánico, colonial y moderno. El interés por atraer la inversión empresarial y convertir el patrimonio cultural en mercancía para atraer el turismo, afecta directamente al patrimonio y a la población. Por tal motivo, una serie de debates y discursos se han venido enfrentando. El objetivo de esta investigación fue analizar tres nociones sobre el patrimonio cultural presentes en la ciudad de San Pedro Cholula: la del Estado, la de la comunidad, y la de los grupos activistas. Para cumplir con el objetivo se analizó el caso de ProCholula A.C., una asociación civil que se considera "defensora del patrimonio cultural". Se concluye que los intereses económicos y el valor de uso que se da al espacio determinan la utilización que el Estado da al patrimonio, con las consecuentes afectaciones a los habitantes.

Palabras clave: ciudad, cultura, hegemonía, organizaciones no gubernamentales, Procholula.

 

Abstract

The city of San Pedfo Cholula, in the Mexican state of Puebla, is considered the most ancient city in the Americas still living; it has an important Pre-Hispanic, Colonial and Modern cultural heritage. Interest over attracting entrepreneurial investment and converting cultural heritage into merchandise to attract tourism directly affects the heritage and the population. Terefore, a series of debates and discourses have increasingly come face to face. The objective of this study was to analyze three notions about cultural heritage present in the city of San Pedro Cholula: that of the State, that of the community and that of activist groups. In order to do this, the case of ProCholula A.C. was analyzed, a civil association that considers itself "defender of cultural heritage". We conclude that economic interests and the value of use that the space is given determine the utilization the State gives to heritage, with the consequent impacts on inhabitants.

Key words: city, culture, hegemony, non-governmental organizations, ProCholula.

 

Introducción

Las organizaciones no gubernamentales (ONG) que adoptan diversos nombres: fundaciones, organizaciones de la sociedad civil, etcétera, han comenzado a ser estudiadas por la comunidad académica principalmente a partir de la década de los noventa, debido a que son consideradas actores fundamentales para el cambio social (Forni y Lucimeire, 2006) A cierto nivel, éstas han asumido tareas que anteriormente le correspondían al Estado, de tal forma que, éste asume una menor responsabilidad en procurar, promover y vigilar el bienestar de la población; por tanto, aquellas se han convertido también en intermediarias entre los sectores populares y el Estado (Arellano López y James Petras, 1994). Sin embargo, también se han transformado en instituciones que resisten las acciones del Estado. En el ámbito del patrimonio cultural, cuando éste retira su protección, o cuando justifica actos que afectan a la sociedad, como es el caso de la expropiación, utilizando para ello discursos como la "declaración de utilidad pública", se crean coyunturas históricas que pueden propiciar resistencia. El cambio del uso del suelo, los discursos y las luchas contrahegemónicas han sido analizados por Churchill (2008), quien ejemplifica -con el estudio de caso del cambio de uso de suelo en un barrio popular del estado de Puebla- en qué forma los discursos en torno al objetivo de convertir a la ciudad en "patrimonio de la Humanidad" según la UNESCO, justifican la expropiación de la propiedad. La autora muestra cómo se expropia "en nombre de todos, pero para beneficio de unos cuantos" (Churchill, 2008).

México se encuentra entre los siete países con mayor número de sitios que han sido declarados Patrimonio de la Humanidad (SECTUR, 2003). Los productos de Turismo Cultural son una opción para el aprovechamiento del patrimonio en forma sustentable. El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA, 2003), señala que el Turismo es un sector clave en el desarrollo económico del país, ya que constituye la tercera fuente de divisas después del petróleo y las remesas de los migrantes. El documento subraya la importancia de la sustentabilidad que las actividades turísticas deben mantener con los espacios, los recursos naturales y la población. El turismo como actualmente se manifiesta, es el resultado de un largo proceso de reestructuración, que llevó al cambio del modelo tradicional de turismo de "sol y playa", con la consecuente homogenización de la oferta cuyo objetivo era concentrar un gran número de gente en un pequeño espacio físico, a la segmentación producida por diferentes demandas de parte del público (Machado Chaviano y Hernández Aro, 2009). Para Guerra Chirinos (2003) el turismo cultural es "aquel segmento del mercado turístico que ofrece al visitante un conocimiento más profundo de otras culturas, costumbres y tradiciones, otras formas de vivir y de entender el mundo. Ofrece un contacto más cotidiano y cercano del comportamiento cultural de otras poblaciones". La misma autora menciona que existen diferentes modalidades de turismo cultural, como son: turismo gastronómico, patrimonial, étnico. Sin embargo, cuando las prácticas culturales son incorporadas como parte de la industria turística, son valoradas por su rentabilidad como espectáculo, sin que sea considerado su significado cultural y sentido social (Churchill, 2010).

Las políticas neoliberales influyen en la forma en que la vida social se vive y reproduce. En 1994 el informe de la comisión Mundial de Cultura y Desarrollo de la UNESCO (Pérez de Cuellar, 1997) mostraba que en algunas regiones y comunidades había un creciente interés por revivir y regresar a las formas culturales tradicionales; se trataba de una serie de manifestaciones de defensa ante la enajenación propiciada por el neoliberalismo y los procesos de la vida moderna. Tras este interés por el retorno a la tradición, se argumenta un temor a perder la identidad y la unión comunitaria, lo que ha convertido al patrimonio cultural en un tema vigente.

El Estado cuenta con instituciones y leyes que gestionan, protegen y promueven el patrimonio. El artículo 42 de la Ley Federal de Monumentos y Zonas Arqueológicas determina que "las autoridades competentes deberán regular con el fin de proteger una zona de monumentos (la cual resultaría ser el ámbito espacial más amplio que la ley protege)" (Becerril Miro, 2003), sin embargo, la Ley Mexicana de Monumentos carece de una visión de "riqueza del patrimonio cultural", es decir "de valor cultural"; en otras palabras, la ley no regula todos los aspectos relacionados con el patrimonio y el valor que tiene para la sociedad. Así, la Ley Federal de Monumentos y Zonas Arqueológicas no protege otras categorías de patrimonio involucradas con: lugares sagrados, lugares conmemorativos, lugares históricos, lugares familiares, etcétera.

 

Marco teórico

Los siguientes conceptos clave: cultura, patrimonio cultural, sentido común, vida cotidiana, permiten comprender el escenario social en el cual se desenvuelven los hechos que se analizan en este trabajo. La base teórica de la investigación permitirá vislumbrar el fenómeno como parte de un proceso hegemónico.

Antonio Gramsci (1999), abordó las nociones de subalternidad y hegemonía; su obra permite entender las desigualdades sociales en el establecimiento de las manifestaciones culturales, desde su origen, sus características y la forma en que el proceso hegemónico se encarga de crear, legitimar y sostener las desigualdades. El autor explica que los grupos sociales se encuentran inmersos en un eterno estado de disputa, donde los grupos se constituyen en dominantes y dominados. Los dominantes son aquellos que pertenecen a las clases dirigentes y se caracterizan por estar unificados en el Estado. Los subalternos no están organizados y, por tanto, no pueden unificarse mientras no se conviertan en Estado, son la sociedad civil. Las clases subalternas, se corresponden con los grupos populares. En el cuaderno 25 escrito por Gramsci (1999) se explica que el mundo de los subalternos está envuelto en una confusa aglomeración de fragmentos de todas las concepciones del mundo: creencias, mitos, religiones y rituales componen la desorganizada forma de entender el mundo de los subalternos. Continuamente los grupos subalternos buscan unificarse, pero los hegemónicos se encargan de impedirlo; si los grupos subalternos logran organizarse pueden unificarse, y luego de una victoria constante y permanente pueden dejar de ser subalternos para convertirse en Estado. Debido a que los grupos subalternos no tienen autonomía política, no cuentan con el apoyo de las leyes de iniciativa de grupos dominantes, por lo que sus luchas no son "legitimas"1. Por su parte, los subalternos conocen su posición subalterna, y reconocen a aquellos que les dominan y la forma en que lo hacen. Debido a esto buscan la forma de tolerar o de escapar de la dominación (Roseberry, 1994).

Los grupos hegemónicos tienen concepciones coherentes y oficiales de la realidad, mientras que los subalternos tienen el folklore. Para Crehan (2002) el folklore es una cultura opuesta a la oficial, se trata de una serie de nociones que constituyen una manera desorganizada de interpretar la realidad, de tal forma que se opone a los conceptos oficiales implicando una relación contraria entre dominantes y dominados y no entre lo tradicional y lo moderno, el folklore es una característica más del mundo subalterno. Otro concepto básico para realizar el análisis cultural es la noción de "sentido común, el cual "ocupa alguna parte entre el folklore y el conocimiento producido por los especialistas", cada estrato social desarrolla un tipo de "sentido común" y de "buen sentido". El sentido común se transforma y adapta a los procesos históricos, es además un juicio no oficial del mundo que es apropiado por los diferentes ambientes culturales. Como concepción del mundo no toma solo una forma, si no varias formas, sin embargo, es una noción del mundo fragmentaria, generalmente inconsecuente, incoherente. El sentido común se opone a los sistemas conceptuales y al conocimiento oficial de las clases hegemónicas.

La concepción del mundo de los intelectuales representantes de la cultura hegemónica esta casi totalmente fuera del alcance de las masas. Los subalternos no comprenden el discurso hegemónico de la misma manera que lo hacen sus productores, pero asimilan parte de sus discursos; de tal forma que las nociones de la realidad que los grupos subalternos toman de los hegemónicos son rediseñadas para conformar el sentido común. Ambas concepciones del mundo, la de los hegemónicos y la del sentido común de los subalternos son opuestas en intereses. Las iniciativas contra hegemónicas de los grupos subalternos deberán estar basadas en una concepción más coherente que el simple sentido común. Para Crehan (2002) el sentido común mantiene una relación muy íntima con la religión, ya que es la religión quien propicia los elementos básicos del sentido común. A su vez, la religión es subdividida según el sector al cual va dirigida en una "religión oficial" y una interpretada por las masas, cercana al sentido común. El sentido común, al cambiar de acuerdo a las circunstancias históricas, va transformando la tradición según el contexto social e histórico. Respecto a la hegemonía, al ser un proceso debe ser renovada, recreada, defendida y modificada por los hegemónicos; y es resistida, alterada, desafiada por los subalternos a través de la contrahegemonía y la hegemonía alternativa (Williams, 1977: 134). La hegemonía se conforma en el poder, sin embargo, el poder del Estado no está determinado solo por el consenso que los hegemónicos establecen con los dominados, si no en la coerción, a través del establecimiento de órganos normativos y punitivos, la hegemonía se establece a través del consenso, como, por ejemplo, cuando el poder se legitima a través de leyes, versiones de la historia oficial, rituales, héroes, mitos, etcétera. Por tanto la hegemonía, más que "una formación ideológica acabada y monolítica", es "un proceso político de dominación y lucha problemático y debatido" (Roseberry, 1994).

Ahora bien, si consideramos que el mundo está conformado por dos bandos: hegemónicos y subalternos, muchos fenómenos sociales son imposibles de explicar; Thompson (1984), expone una metáfora con la que muestra la forma en que los grupos populares se establecen en relación con los grupos dominantes, y trata de explicar que de un lado de las fuerzas sociales se aglomeran la aristocracia y la burguesía y del otro los plebeyos, y orientada en torno a los burgueses se encuentran los comerciantes y los intelectuales, pero a veces se orientan hacia el otro lado. Esta metáfora nos muestra una sociedad bipolar. Sin embargo, los fenómenos sociales no son bipolares, el campo de fuerza es multidimensional, de tal forma que en el sistema social existen leyes, instituciones, organizaciones políticas, y reglas que se enfrentan unas con otras. En estas relaciones existen tensiones entre los diversos grupos dirigentes, y entre grupos dirigentes y subalternos debido a intereses económicos. Es importante señalar que no existe un solo campo de fuerza; cada región contiene su propio campo de fuerza y la simple oposición entre el Estado y el elemento popular no ilustra la realidad social. Para entender estos procesos es adecuado realizar un análisis del discurso en los momentos de ruptura o coyunturas históricas (donde no hay un marco discursivo común), lo que permite iniciar el análisis de "un proceso de dominación que da forma al "Estado" y a "la cultura popular" (Roseberry, 1994).

El concepto de cultura está vinculado al de hegemonía, ya que es el proceso hegemónico el que construye la cultura. Para poder entender el término "patrimonio cultural" es necesario primero conocer el término "cultura". Para Crehan (2002), cultura no es solo "algo que persiste a través del tiempo, pasando de una generación a otra", sino que está limitada por las relaciones económicas básicas; es un lugar donde se enfrentan las diferencias y las luchas sociales. Cultura es la forma en que la gente vive la clase a la que pertenece. Para Williams (1977) la cultura es la combinación de la vida privada con la social; la presencia personal en el ámbito social y su adhesión a este ámbito; para Williams la cultura es un "proceso social total" en el que los hombres definen y configuran sus vidas". Cultura es un espacio de enfrentamiento social, pero también de dominación y consenso. La cultura reproduce estructuras de dominación. Es un proceso que se crea mediante la legitimación o mitificación del poder económico y político, pero también es una forma simbólica por medio de la cual los seres humanos ordenamos y construimos nuestra comprensión del mundo. La cultura promueve una fundamentación lógica del orden social. Para Bourdieu (1979), el capital cultural es la apropiación que de la cultura han hecho las personas o diversos grupos, y que no es la misma en los diferentes estratos de la sociedad, y es utilizado como una herramienta en los procesos de dominación; explica el autor: "El capital cultural es un tener transmutado en ser, una propiedad hecha cuerpo, convertida en parte integrante de la persona, un habitus" (Bourdieu, 1979: 4). Por tanto, si consideramos que cultura es un espacio de lucha, podremos entender que también la noción de patrimonio cultural involucra las luchas sociales.

La cultura se vive y reproduce en los procesos hegemónicos de la vida cotidiana, la cual es el área donde las personas se desenvuelven día con día. Para Lefebvre (1984), la vida cotidiana es rutinaria, homogenizada y arbitraria. En la vida cotidiana nace y se hace la cultura. Es en este espacio donde la historia se construye, pero son solo las coyunturas históricas las que se registran como historia formal. La vida cotidiana es un espacio que ha sido totalmente colonizado por el capitalismo que es una fuerza homogenízante que limita completamente la capacidad de elección. La vida cotidiana conformada en el capitalismo produce miedo en las personas debido a que sus actividades están dirigidas a tratar de hacerse de un lugar en la sociedad. Para Heller (1994), las actividades de la vida cotidiana se caracterizan por ser continuas, rutinarias, poco sujetas a cambios y aun dichos cambios están sujetos a la rutina y a la continuidad. Estas actividades cotidianas conforman "el modo de vida". Heller hace hincapié en el trabajo enajenado como un elemento realmente importante en sus planteamientos. La vida cotidiana es el ámbito de reproducción de las desigualdades conformadas en la hegemonía, es un espacio de reproducción y mantenimiento del poder. Los momentos de ruptura o coyuntura rompen con la cotidianidad de la vida, las acciones contrahegemónicas son vividas como elementos que rompen con la vida cotidiana.

Respecto al concepto de "patrimonio cultural", para García Canclini (1993) es un espacio de unión entre quienes comparten una misma visión del mundo, donde los individuos satisfacen su necesidad de reconocimiento y de pertenencia, es también un espacio que reproduce las diferencias económicas y de clase; la apropiación del patrimonio cultural se rige a partir de esas diferencias de clase. Los diferentes grupos sociales aceptan algunas manifestaciones culturales y rechazan otras. El patrimonio cultural se convierte entonces en un espacio donde la hegemonía se reproduce para ser sufrida, resistida o debatida. El patrimonio también está relacionado con las políticas de conservación que consideran que estos bienes están vinculados con las necesidades de la mayoría. Sin embargo el patrimonio suele estar al servicio de las clases dominantes, para su uso y explotación, y son las clases subalternas quienes quedan restringidas de la oportunidad de beneficiarios del patrimonio, aun cuando ellos lo han reproducido e incluso pueden sufrir su despojo. Para justificar dicho despojo se suelen utilizar discursos como "modernidad", "progreso", "beneficio público", "desarrollo", cuando se refiere a las "necesidades contemporáneas de la mayoría"; todos estos discursos legitiman las acciones de las clases dominantes en torno a beneficios particulares, comúnmente de índole económica. La producción de patrimonio en las clases subalternas clarifica la existencia de diferencias de clase y desigualdades sociales, ya que su producción creativa obedece a ciertos cánones y estilos subalternos, que se constituyen como procesos hegemónicos. Tradiciones, ritos, rituales, todos ellos son formas de patrimonio cultural, pero también son procesos hegemónicos que reproducen las diferencias de clase. El patrimonio cultural es un espacio de lucha simbólica entre las clases, y de lucha política y económica. No es posible que una misma forma de patrimonio represente a toda la sociedad o a un país. Las clases dominantes deciden qué elementos del patrimonio son representativos de su dominación, y qué tipo de patrimonio pertenece a las masas.

 

Metodología

El trabajo de campo se realizó principalmente en el verano de 2005, pero se dio un seguimiento al mismo hasta 2007. Este trabajo es una investigación empírica de corte etnográfico dentro de la línea de investigación de la sociología cultural. Las técnicas para obtener información son de tipo cualitativo: observación, observación participante y entrevistas a profundidad. Se aplicaron treinta entrevistas formales, siete a miembros de ProCholula A.C., cinco a personal del ayuntamiento, dos a periodistas, y el resto a personas de la comunidad. Las preguntas se centran en torno a las nociones sobre el patrimonio cultural que tienen los siguientes actores sociales: el Estado, la población y los activistas. Dichas preguntas fueron: ¿cómo entienden, construyen, protegen, y viven el patrimonio cultural los actores involucrados (Estado, población y activistas)?, ¿qué es lo que se protege cuando se habla de defender el patrimonio cultural?, ¿quién determina qué se debe conservar y qué no?, ¿quién determina qué es y qué no es patrimonio cultural? La investigación se centró en ProCholula A.C., una asociación civil cuyo objetivo es preservar, proteger y defender el patrimonio cultural y natural de la ciudad de San Pedro Cholula y sus acciones para tratar de detener la transformación (dizque modernización) de una avenida localizada en san Pedro Cholula, por tanto las preguntas de investigación se centraron también en las acciones de esta asociación: ¿por qué y para qué defender el patrimonio ecológico y cultural de la ciudad?, y ¿por qué evitar los cambios que llevarían a transformar el paisaje actual en otro más cercano a las nociones de modernidad?

La principal contribución de este trabajo es la discusión sobre las diferentes nociones de patrimonio que se viven en una misma ciudad, pero en diferentes estratos sociales. El planteamiento hipotético que guió este trabajo es: cada sector de la sociedad y cada clase social perciben, interpretan y valoran el patrimonio de diferente forma. Así, las ruinas prehispánicas, valiosas para los intelectuales, pueden no serlo para los hijos de barrio, quienes valoran la vida tradicional y los espacios donde habitan, por estar vinculados a la religión y al sistema de cargos, y no por su pasado prehispánico. Por otro lado, la categoría de patrimonio cultural es utilizada para justificar acciones del estado en beneficio de intereses particulares (generalmente de índole económica) que legitiman la expropiación y la sobreexplotación del patrimonio.

Con el presente trabajo se pretendió aportar argumentos que puedan sustentar la existencia de una forma intangible, y no siempre reconocida por el estado, de patrimonio, la cual se vincula con los espacios y la forma en que la población vive al interior de la ciudad, y que se reproduce en la vida cotidiana. El estado no reconoce a la vida cotidiana como una forma de patrimonio cultural, pues esto implicaría respetar los espacios que son arrebatados a la población, para así cumplir con los intereses de algunos sectores empresariales.

 

La ciudad de San Pedro Cholula

Cholula es la ciudad habitada más antigua en América, su origen se remonta a más de 4000 años, por lo que cuenta con un importante acervo de patrimonio cultural. Debido a que en la época prehispánica la región fue un gran centro ceremonial, existe en ella una de las más importantes zonas arqueológicas de México. Muestra de ello es el llamado Tlachihualtepetl, una enorme pirámide que a simple vista parece un cerro coronado por un templo. Actualmente la antigua ciudad de Cholula se divide en tres comunidades: San Pedro Cholula, San Andrés Cholula y Santa Isabel Cholula. En el caso especifico de San Pedro Cholula, además del patrimonio de origen prehispánico, tiene como atractivo su arquitectura colonial de los siglos XVII, XVIII y XIX, como es el caso de sus 38 iglesias y varias capillas (Bonfil Batalla, 1988). La ciudad cuenta con el museo "Casa del Caballero Águila" donde se exhibe una importante colección de piezas prehispánicas y arte sacro de la zona. En la ciudad existen también construcciones modernas junto con construcciones coloniales. Una característica particular de San Pedro Cholula es la existencia de diez barrios que rodean su centro. Son estos barrios, y la vida cotidiana de sus habitantes, lo que para Bonfil Batalla constituye el elemento especial y excepcional de la ciudad. Bonfil Batalla (1988) explicaba que Cholula es un caso único, una situación extrema debido a que las actividades religiosas tradicionales absorben con tal intensidad el tiempo, esfuerzos y recursos de la población, que son el aspecto focal de la vida de la población originaria local. La vida ceremonial constituye una forma de patrimonio cultural en la ciudad. Cholula es también atractivo a los turistas por sus fiestas y eventos culturales como la Feria Regional que se lleva a cabo del 6 al 16 de septiembre, el carnaval de febrero, las festividades de semana santa, las fiestas de santos de los barrios (se dice que en Cholula hay tantas fiestas como días del año), las fiestas de pobres y labradores, y los eventos recientemente incorporados, como el Concierto de Campanas y Equinoccio de Primavera entre muchos otros como ferias, exposiciones, ciclos de conferencias, etcétera. Por todo lo anterior San Pedro Cholula es una ciudad que ha llamado la atención a turistas y estudiosos de los fenómenos culturales, pero donde también diversos intereses se contraponen, tal es el caso de la venta masiva de terrenos, y el hecho de que un gran número de personas de diversos orígenes han construido sus casas en la ciudad, lo cual causó el crecimiento urbano y la transformación de los espacios.

 

La Población

Según cifras del INEGI la población de San Pedro Cholula en 2010 era de aproximadamente 120 459 habitantes. Actualmente la población local se divide entre las familias cuyo origen se remonta a tiempos prehispánicos o coloniales, y habitantes que recientemente han llegado a la ciudad buscando un lugar tranquilo donde vivir. Las familias arraigadas en los 10 barrios que componen la ciudad, cuyos apellidos de origen náhuatl son testimonio de su antigüedad como herederos de los habitantes prehispánicos, y las familias que habitan el centro de la ciudad, cuyos apellidos son de origen español, viven su cotidianidad ligada al calendario religioso. En Cholula el paisaje urbano se vincula directamente con las prácticas tradicionales; fiestas, procesiones, rituales, etcétera, donde los pobladores de los barrios son constructores del patrimonio de la ciudad. El sistema de cargos es fundamental en la vida cotidiana local. Bonfil Batalla (1988) ubica el nacimiento de la mayordomía en la época colonial, como una estrategia de evangelización de los indígenas en la que se les ocupaba con actividades continuas que aseguraban la entrega de tributo a las iglesias y autoridades coloniales. La gente de los barrios, además de las actividades religiosas, dedica parte de su tiempo a otras tareas, trabajando, estudiando o dedicándose a sus familias. Debido a la cercanía, la población de Cholula trabaja o va de compras a la ciudad de Puebla. Amén de estas actividades cotidianas, para la población oriunda de San Pedro Cholula, la vida religiosa constituye una forma de organizar las actividades sociales. La vida religiosa de los barrios permite mantener estable una jerarquía donde "los hijos de barrio"2 centran su vida en ser "servidores del barrio y de la iglesia" y de esa forma mantienen estable su mundo social, limitando su tiempo y sus energías para conocer lo que sucede fuera del barrio, que es "su mundo", un mundo seguro, con reglas y jerarquías bien establecidas. Las nuevas generaciones viven la vida al interior de los barrios de manera diferente a las generaciones pasadas, los cambios en la estructura del sentir permiten vivir la experiencia social como un proceso emergente. La estructura del sentir es una experiencia social en solución (Williams, 1977), que permite adaptar la tradición al momento histórico actual. El comportamiento y los valores de la gente de los barrios no es el resultado de un proceso —que de manera natural— se ha conformado a lo largo de los años, es el resultado de los procesos históricos, económicos y sociales que se han vivido en la región (Churchill, 2001a). Bonfil Batalla (1988) explica que la gente que habita los barrios de Cholula continúa practicando una serie de rituales de origen colonial relacionados con la religión católica gracias a la relación histórica entre las prácticas económicas y las religiosas. Por todo lo anterior, en San Pedro Cholula el sistema de cargos se constituye como un procesó hegemónico exitoso. Ante las amenazas del robo de arte sacro, los vecinos se organizan para vigilar los templos, también existe una compleja organización local para restaurar y mantener en buen estado los templos y los objetos de arte sacro. La comunidad da una importancia vital a la participación y reproducción de tradiciones; por tanto, protege las formas de patrimonio que les son importantes para el sostenimiento de la vida ritual ligada al sistema de cargos.

 

Pro Cholula A.C. y la noción de patrimonio para las ONG

ProCholula A.C. es una organización civil que promueve la conservación y protección del patrimonio cultural cholulteca. En un primer momento esta asociación civil estuvo compuesta por empresarios poderosos e intelectuales renombrados. El grupo se dedicaba a vincular a la población cholulteca con la Universidad de las Américas3. Con la administración municipal priísta (2002-2005), comienza una nueva etapa en la historia del grupo. Los empresarios e intelectuales renombrados dejan de participar activamente en la asociación, y se comienzan a incorporar profesionistas conformando un equipo multidisciplinario, pero sin contar con el prestigio y poder adquisitivo de los primeros miembros. Ante las acciones del gobierno municipal, carentes de estudios referentes al impacto de algunas obras que afectaban el patrimonio, ProCholula A.C. enfrentó al gobierno municipal con manifestaciones públicas, discursos y desplegados en diversos periódicos de circulación estatal y nacional. Un ejemplo de estas acciones se presentó cuando un sector del zócalo de la ciudad de San Pedro Cholula fue convertido en estacionamiento, ProCholula A.C. se movilizó, por lo que dicha sección pasó de ser un estacionamiento, a ser un área de juegos infantiles y esparcimiento para la población. García Canclini hace un especial énfasis en la necesidad de analizar a los usuarios del patrimonio (García Canclini 1993). Sin embargo, los usuarios del patrimonio pertenecen a diversas clases sociales, por lo que la recepción y uso del patrimonio nunca es la misma para todos, pero si se ignora la forma en que una comunidad se apropia de los espacios y de su patrimonio, y la forma en que esos espacios son vividos, se puede afectar la vida cotidiana y la producción cultural de un lugar. Para Low (2000) la plaza es un espacio vivo a diferencia de las pirámides y las ruinas consideradas también patrimonio cultural. Las pirámides y las ruinas representan al pasado, lo que ya ha muerto, mientras que las plazas son lugares donde la vida social se crea día a día; el parque del zócalo de Cholula es un espacio vivo donde la población construye su vida cotidiana y cultura, y la plaza también es marco para muchas tradiciones, de ahí la gran importancia que ProCholula A.C. dio al rescate del espacio recreativo.

En mayo de 2005 el grupo de activistas se movilizó contra la ampliación de la carretera Federal a Huejotzingo. Se trataba del inicio de un plan de remodelar la Avenida 12 Oriente-Poniente de San Pedro Cholula, para crear una vía de acceso de Huejotzingo a Puebla que favorecía a los automovilistas, y especialmente al transporte de mercancías. Los activistas exigieron al gobierno del Estado y al gobierno municipal no derribar los árboles de la avenida y respetar el subsuelo que albergaba restos prehispánicos y ruinas. El grupo activista dio a conocer la posible expropiación de veinte metros a ambos lados de la avenida. Su ampliación afectaría a la Iglesia de San Miguelito y también los usos y costumbres del Barrio de Santiago Mixquitla, ambos colindantes con la avenida. ProCholula exigió la construcción de un libramiento vial, para así impedir que una carretera de seis carriles atravesara la ciudad a cuatro calles del centro. El libramiento vial que proponía ProCholula A.C. conectaría a Huejotzingo con la avenida Forjadores sin afectar los barrios de la ciudad. La sociedad debatió acerca de los argumentos de defensa de la 12 Oriente-Poniente. Discursos sobre la "modernidad y el progreso" comenzaron a surgir en las diferentes capas de la población, incitados por las autoridades del ayuntamiento. El gobierno municipal legitimó la obra como una forma de "progreso" a favor de la comunidad. Para dicho gobierno, "progreso y modernidad" justificaban las obras que supuestamente resolverían una serie de problemas: se arreglaría el asfalto, el asfaltado sería reforzado para evitar que el rodamiento vial dañara la estructura de monumentos y casas, también se colocaría drenaje nuevo y cableado subterráneo para el alumbrado. "Modernidad" implicaba pavimentar la vialidad. La gente, por su parte, seguía viendo en ProCholula a un grupo de elite con intereses políticos, que no tenían relación con los intereses de la población4. Con el análisis de los discursos, se pudo observar discordancia entre las forma en que el Estado entiende las palabras "modernidad" y "patrimonio" la forma en que ProCholula A.C. interpreta las mismas palabras, tal como señala Roseberry (1994), el marco discursivo que permite un diálogo entre el estado y la sociedad representa relaciones de poder social, económico y político, el estado impone ciertas palabras para justificar sus acciones, a su favor. Los días 16 y 17 de agosto de 2005 se inició el derrumbe de los árboles de la 12 Oriente-Poniente. ProCholula A.C., pidió el apoyo de los vecinos de la avenida para impedir el derribo de los árboles; aproximadamente cien personas salieron de sus casa para apoyarlos. Mientras apenas doce personas de la agrupación impedían la tala de los árboles, un grupo más numeroso de reporteros los seguían. Durante toda la jornada los activistas trataron de comunicarse con funcionarios del los gobiernos estatal y municipal, pero no obtuvieron respuesta. Durante la mañana, los activistas se plantaron frente a la presidencia municipal. Hasta medio día, el grupo permaneció en la puerta de la presidencia para tratar de dialogar con algún funcionario o con el alcalde, pero nadie habló con ellos. Después de mucho investigar a través de llamadas vía teléfono celular, se supo que existía un permiso que el Instituto Nacional de Ecología había otorgado para la realización de las obras. Durante la tarde, el gobernador de Puebla, en ese momento Mario Marín, dio a conocer a través de un noticiero, que apoyaba las obras, por lo que Pro Cholula abandonó la lucha. Los integrantes de Pro Cholula se dieron a la tarea de tratar de detener las obras; pero en su lucha se enfrentaron a los argumentos legales, pero contradictorios, del Estado, que por un lado promovían la defensa del patrimonio pero también proporcionaban argumentos que permitían la destrucción del mismo; esto queda claro al analizar la Ley Federal Sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos (1986), y la Ley Sobre Protección y Conservación de Poblaciones Típicas y Bellezas Naturales del Estado de Puebla (1994). Las leyes no favorecieron a los activistas. Mientras Pro Cholula luchaba para proteger su noción del patrimonio ecológico y cultural, la comunidad apenas se enteraba de dicha lucha. Finalmente la batalla fue ganada por el Estado en beneficio de los empresarios.

Vestigios de miles de años de historia se perdieron cuando las maquinas destruyeron el subsuelo prehispánico y parte de la pirámide que se encuentra bajo el Templo de San Miguelito. Finalmente, en los terrenos en los que se podría haber construido el libramiento vial que resguardarían del daño a la ciudad, fue construido un centro comercial. La Plaza comercial San Diego fue inaugurada en el 20 de mayo de 2007, por el gobernador y el presidente municipal. Dicha plaza cuenta con 90 locales comerciales y espacio en el estacionamiento para mil autos. Los responsables del proyecto son tres grupos empresariales encabezados por Manuel Espinosa Maurer, nieto del desaparecido banquero poblano Manuel Espinosa Iglesias, fundador del Banco Nacional de Comercio, antecedente directo de Bancomer. Por tanto, antes que se manifestara Pro Cholula A.C. en contra de la remodelación de la carretera, existían planes de construir la plaza comercial a favor de un grupo empresarial, para quienes modernidad es sinónimo de crecimiento económico para una minoría. Los empresarios no tomaron en consideración el impacto a la vida comunitaria, jamás se interesaron realmente por el impacto ecológico -antes de la tala de árboles, miles de aves, entre ellas halcones y gavilanes, que se cobijaban en los árboles se quedaron sin hogar- ni tampoco estaban interesados en conservar los vestigios de la ciudad. La urbanización de la ciudad se vio entonces condicionada por la expansión capitalista, la cual influirá en su vida cotidiana. Por su parte, los miembros del ayuntamiento también recibieron una ganancia monetaria tras el proyecto. Las obras públicas son, en realidad, formas de justificar gastos que esconden el enriquecimiento ilícito de funcionarios, y las operaciones fiscales que benefician a ciertos partidos en el poder (De la Peña, 2000). Mientras todo esto ocurría, la comunidad no parecía interesarse en el daño al patrimonio cultural o ecológico, mas bien parecía que les daba lo mismo si la avenida se remodelaba o si se quedaba igual. Las asociaciones civiles y los grupos activistas tratan de detener proyectos cuando ya han sido negociados, planeados, organizados y aprobados. No son las acciones de los pobladores y pequeños comerciantes quienes ponen en peligro el patrimonio, son los proyectos económicos millonarios favorecidos por el Estado, los principales destructores del patrimonio. Si proteger el patrimonio implica la necesidad de tener conocimientos técnicos sobre la conservación y restauración de los bienes patrimoniales, esto justifica que sea el Estado y sus profesionistas quienes se encarguen de decidir el destino del patrimonio, lo cual deja fuera de estas decisiones a la comunidad y a las capas populares, quienes suelen ser los productores de dicho patrimonio. Es importante recordar que la conservación del patrimonio no es un asunto que interese a toda la sociedad de la misma forma, y que las categorías de patrimonio cultural y la protección ocultan diferencias de clase. De la misma forma que en la metáfora de Roseberry sobre el campo de fuerza, en las luchas de ProCholula se observan diferentes fuerzas sociales manifestándose en relación con múltiples intereses grupales sobre un mismo territorio.

El espacio urbano es en sí mismo una forma de patrimonio necesaria y determinante para construir formas de vivir en la ciudad. La forma de vivir el espacio urbano es una forma más de patrimonio. De la misma manera que Churchill (2001b) expone las diferencias y liga los conceptos de espacio y lugar -entendiéndose espacio como la parte física, y lugar como la noción subjetiva que los pobladores hacen del espacio-, es necesario, al considerar un lugar patrimonial, aceptar que en su interior la vida cotidiana es una forma de patrimonio intangible que requiere del patrimonio edificado para existir. El espacio público y la manera en que la gente lo vive, debe ser entendido y aceptado como unidad patrimonial que suma el espacio con sus formas de vida al interior. Son las personas, los habitantes de un lugar, quienes dotan a un espacio de poder patrimonial.

 

La opinión de la población: cómo perciben los pobladores la defensa del patrimonio cultural

Durante el mes de septiembre se entrevistó a los vecinos de la 12 Oriente - Poniente para conocer su opinión sobre las acciones de ProCholula y la forma en que actuaron ante la tala de árboles del 16 y 17 de agosto. En aquel momento las máquinas habían removido el subsuelo, por lo que algunos vestigios arqueológicos quedaron al descubierto. Un vecino de la avenida 12 Poniente comentó que unos días antes de que se iniciara la tala de árboles un grupo de personas había ido a repartir volantes para informar de la tala y de la ampliación de la avenida, así como de una posible expropiación. El grupo de personas que se hacían llamar ProCholula citaron a los vecinos a una junta que se realizó en la misma avenida, para solicitar su apoyo. El entrevistado asistió a dicha junta junto con otros veinte vecinos. Cuando se le preguntó si conocía a las personas que dirigieron la junta dijo:

Es gente que no es de aquí; a mi parecer tienen algún interés de tipo político. Esto de la ampliación de la carretera ya tiene algunos años que se viene mencionando. Yo creo que estas personas están sacando provecho de esa situación para así conseguir un puesto político. Yo no los conozco, esas personas no son de aquí, son gente de fueras. (Entrevista realizadas con un vecino de Santiago Mixquitla , el día 19 de septiembre de 2005).

Otro vecino del Barrio de Santiago, de la calle 3 Norte y 16 Poniente comentó que él se enteró de la reunión a la que había convocado ProCholula A.C., pero no asistió porque no le pareció importante, y cuando se le preguntó si conocía a los activistas explicó:

Sé que es gente de dinero y de poder. No son de aquí de los barrios, ni de Cholula. Es gente de fuera, gente pudiente. (Entrevista con un vecino de la calle 3 Norte, el 20 de septiembre de 2005).

Los vecinos de la 12 Oriente-Poniente entrevistados comentaron que tenían temor de que sus propiedades fueran expropiadas, pero que de ser así aceptarían que se les pagara el valor de sus casas y se irían sin oponerse:

A mí que me paguen lo justo y me voy, pero que no me quieran dar cualquier bicoca por mi casa. Imagínate, quieren quitarnos 20 metros de la casa, ¡eso es toda mi casa! No vamos a poder impedirlo, con el gobierno no se juega, y ya ves, los del grupito ese no pudieron impedir que tiraran los árboles, menos van a poder impedir que nos quiten las casas. (Vecino de la 12 Oriente. Entrevista realizada el 19 de septiembre de 2005).

Se preguntó a los vecinos si estaban de acuerdo con las modificaciones hechas a la avenida y si consideraban que esto afectaba al patrimonio cultural, la mayoría de ellos no estaba de acuerdo con el derribo de los árboles, ya que consideraban que al quitarlos se había cambiado la imagen de la avenida, y consideraban que los árboles eran pulmones para la ciudad:

No estoy de acuerdo con que hayan tumbado los arbolitos, a mi me gustaban y está bien peligroso para la pasada de los niños y para ir al mercado. Y no sé si había patrimonio cultural en el suelo (Entrevista con una vecina de Santiago Mixquitla, 22 de septiembre de 2005).

No estoy de acuerdo con que tumben los arbolitos, bueno, ya los tiraron, pero yo si apoyo al grupo este de ProCholula, porque ya estamos hartos de que el gobierno haga de las suyas y no nos tome en cuenta. Yo creo que la pirámide y el subsuelo si son patrimonio (vecino de una privada en la 12 Oriente-Poniente. 23 de septiembre de 2005). Nunca nos avisaron que iban a tirar los árboles. El gobierno viene y hace de las suyas y no nos toma en cuenta para nada. Yo creo que debemos unirnos. Yo no conozco a la gente de ese grupo que estaban impidiendo que tiraran los árboles, pero a mí nadie me preguntó si quería que los tiraran. Según que una persona del ayuntamiento vino a avisar, pero a nosotros no nos avisaron. (vecina de la 12 oriente-poniente, 22 de septiembre de 2005).

En el mes de febrero de 2006 se terminaron las remodelaciones a la carretera. Se entrevistó a los vecinos nuevamente para conocer sus opiniones; el descontento se había empezado a olvidar:

Pues al parecer no van a expropiar, qué bueno porque la cosa se habría puesto fea. La avenida quedó bien, pero sigo pensando que sería mejor haber hecho un libramiento vial. Y mientras no nos dañen las iglesias, no hay tanto problema (Entrevista con un vecino de la avenida 12 Poniente, 27 de marzo de 2006).

ProCholula y la gente de los barrios tienen opiniones diferentes acerca del patrimonio y la forma de defenderlo. Estas nociones del patrimonio se enfrentan. Los hijos de los pobladores no reconocen la existencia de los integrantes de ProCholula A.C. como defensores de su patrimonio cultural, pues en ese mundo de prácticas religiosas es importante cuidar y proteger los templos y su arte, las pirámides no son relevantes. Los hijos de barrio continuaran rigiendo su vida cotidiana a través del calendario religioso, y serán ellos quienes continúen promoviendo su cultura, entre sus hijos y descendientes. Los verdaderos promotores de la cultura local son quienes viven y construyen su lugar en el proceso hegemónico, y quienes crean y recrean día a día, en su vida cotidiana, la cultura local. Pro Cholula libró una "lucha cultural" en donde nociones sobre lo que debe ser entendido como patrimonio se fundamentan en contra y en relación a las nociones del Estado y la comunidad.

 

Conclusiones

En San Pedro Cholula, ante la especulación y la posibilidad de generar capital, el patrimonio edificado se enfrenta al peligro de desaparecer. Así mismo, las formas de patrimonio más sutiles, como son tradición, formas de vida, rituales, creencias, etcétera, corren el mismo peligro, ya que se vinculan directamente con el patrimonio edificado del lugar. El patrimonio cultural que la gente de los barrios de Cholula desea preservar es el que se relaciona con el sistema de cargos. Mientras tanto, los intereses económicos determinan la utilización que el Estado da al patrimonio con las consecuentes afectaciones a los habitantes locales. Ante estas acciones, las organizaciones no gubernamentales y la comunidad tienen pocas posibilidades de lograr defender el patrimonio. Vincular a la población y hacerla tomar conciencia de la importancia de preservar el patrimonio -en este caso, evitar el derrumbe de los árboles y la excavación que afectó el subsuelo prehispánico- no es tarea fácil. Recordemos que los grupos sociales se relacionan de manera diferente con el patrimonio, y que el acceso diferente se origina en las diferencias económicas y de clase social. De esta forma, el patrimonio se convierte en un espacio de lucha material y simbólica entre las clases y los grupos; donde entre los grupos subalternos (activistas y población) no hay un discurso homogéneo, y por tanto no pueden organizarse. Cuando el espacio patrimonial se depreda, ya sea transformándolo a través de la destrucción y la reconstrucción (a través de discursos como los de "modernidad" o "utilidad pública"), o explotándolo con justificaciones como las del "turismo cultural" y la "reactivación económica", poco importa la calidad de vida de los habitantes de la zona. Posiciones como las de conservación por nostalgia del pasado, por conocimiento de la historia local, o por estética del lugar, no son suficientes para justificar la protección del patrimonio; es la calidad de vida de los habitantes de un lugar el argumento más aceptable. Por otro lado en la forma en que el Estado utiliza la categoría de Patrimonio Cultural, se justifica la expropiación de espacios con la finalidad de darles la forma de mercancía, para luego explotarlos a través de categorías como las de "turismo cultural".

 

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Notas

1 Entendemos legítimo como "legal" es decir, aquello que es implantado y aceptado por los grupos dominantes como legal e impuesto a los subalternos.

2 Por "hijo de barrio" se entiende al vecino de alguno de los diez barrios, que participa activamente en la vida tradicional ligada a la Iglesia.

3 La Universidad de las Américas, Campus Puebla (UDLAP), figura entre las más prestigiosas universidades particulares de México.

4 Durante los meses de julio y agosto de 2005, fue posible realizar varias entrevistas con vecinos de la 12 Oriente-Poniente en las cuales se pudo constatar que los miembros del grupo eran casi desconocidos por los pobladores.

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