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Agricultura, sociedad y desarrollo

Print version ISSN 1870-5472

agric. soc. desarro vol.5 n.2 Texcoco Jul./Dec. 2008

 

El nopal forrajero en México: del siglo XVI al siglo XX

 

Fodder nopal in México: from the 16th to the 20th century

 

Marco A. Anaya-Pérez y Refugio Bautista-Zane

 

Programa Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades. Universidad Autónoma Chapingo. (marcoanaya_uach@yahoo.com) (rbzcuco@hotmail.com).

 

Resumen

Desde finales del siglo XX el nopal (Opuntia spp) ha sido una de las plantas forrajeras más estudiadas por diversas disciplinas; sin embargo, poco se ha documentado sobre el uso del nopal como forraje. Usando el método historiográfico, revisamos fuentes escritas por cronistas, viajeros y científicos, para analizar la importancia y el uso del nopal como forraje del siglo XVI al XX. Se establece que su utilización fue reflejo de la necesidad de alimentación del ganado en zonas áridas del país y en aquellas en donde los periodos de sequía son muy prolongados, constituyendo el Opuntia silvestre un excelente alimento para el ganado. Es también importante señalar que a pesar de la relevancia actual que tiene el nopal forrajero, la producción se mantiene estancada desde hace 10 años. Es posible que los 3 millones de hectáreas con nopales silvestres existentes en el país, sean el motivo por el cual a muchos de los ganaderos no les interesa producir o comprar nopal forrajero, pues lo tienen de manera silvestre. Por ello, no existe una cultura de producción del nopal forrajero.

Palabras clave: Cactaceae, ganado, nopal, Opuntia, tuna.

 

Abstract

Since the end of the 20th Century, nopal (Opuntia spp) has been one of the most studied fodder plants by different disciplines; however, little has been documented regarding the use of nopal as fodder. Using the historiographic method, we reviewed sources written by chroniclers, travelers and scientists, in order to analyze the importance and use of nopal as fodder from the 16th to the 20th Centuries. We suggest that its use was a reflection of the need for feeding livestock in arid areas of the country and in those where drought periods are very lengthy, making the wild Opuntia an excellent food for livestock. It is also important to point out that in spite of the current importance that fodder nopal has, production has been stagnant for the past 10 years. It is possible that the 3 million hectares with wild nopal there are in the country are the reason why many livestock producers are not interested in producing or buying fodder nopal, since they have it in the wild. Therefore, a culture of fodder nopal production does not exist.

Keywords: Cactaceae, livestock, nopal, Opuntia, prickly pear.

 

Introducción

El nopal es una planta propia del paisaje mexicano y uno de los símbolos más importantes de la nacionalidad. Se produce en 27 entidades federativas del país, destacando el Distrito Federal, y los estados de México, Morelos, San Luis Potosí, Jalisco, Aguascalientes, Hidalgo y Puebla, que aportan casi 95% de la producción nacional.1

Junto con el maíz (Zea mays, L.), el frijol (Phaseolus vulgaris, L.) y el maguey (Agave americana), fue alimento fundamental, y responsable en buena medida de asentamientos humanos y del desarrollo cultural de grupos chichimecas del centro y del norte del país. También trasciende su utilización como bebida, medicina, tinte, en prácticas mágico-religiosas y otros usos. De ello han dejado testimonio: tlacuilos, cronistas, viajeros, historiadores y científicos; sin embargo, la importancia económica del nopal forrajero no fue percibida durante la colonización española, ni durante el México independiente, aún cuando en numerosas regiones del centro y norte del país se explotaban las pencas del nopal para alimentar a animales y humanos.2

Los pocos registros que existen sobre la utilización del nopal como forraje durante la Colonia y el México independiente, nos dan elementos para afirmar que se utilizó para la alimentación del ganado, sobre todo en zonas áridas y semiáridas del norte del país. Seguramente su explotación se inició a finales del siglo XVI, cuando por la abundancia del ganado los pastos empezaron a escasear en el territorio de la Nueva España, situación que obligó a los ganaderos a cortar y chamuscar nopal para alimentar al ganado suelto en los potreros, sobre todo en épocas de sequía.

Es hasta la segunda mitad del siglo XX cuando el gobierno mexicano e instituciones educativas empezaron a dar importancia al cultivo del nopal y en particular al forrajero, sobre todo cuando el Colegio de Postgraduados (CP) empezó a liberar variedades. La información obtenida señala que esta política se llevó a cabo para contrarrestar la tala irracional de que eran objeto las nopaleras para usarse como alimento del ganado o como complemento en dietas alimenticias. Es importante señalar que también se promovió su plantación para industrializarlo y para reforestar amplias áreas sin vegetación, buscando con ello controlar la erosión de los suelos.

Finalmente, el presente trabajo es apenas un recuento histórico, que, aunque pionero, faltaba en el análisis integral de los estudios sobre el nopal forrajero.

 

Metodología

Siendo un primer acercamiento al tema, el objetivo del presente trabajo fue analizar el uso de Opuntia como forraje en México desde su origen hasta la actualidad, para rescatar la cultura del nopal y coadyuvar al aprovechamiento integral y sustentable que se ha ido perdiendo. Para ello, utilizamos el método historiográfico; que implica desarrollar un trabajo de localización y análisis de fuentes documentales primarias de cronistas, viajeros, historiadores y científicos que dejaron testimonios sobre la planta. Organizamos la discusión informando sobre su origen, su importancia, características y usos, para posteriormente organizar los resultados de acuerdo con los grandes periodos de la historia de México.

 

Resultados y Discusión

El árbol sagrado, XVI-XVIII

Según Flannery (1985), entre el final del pleistoceno y principio del quinto milenio a.C., los indígenas prehistóricos de las cuencas y valles semiáridos de los estados de Hidalgo, México, Morelos, Guerrero, Puebla y Oaxaca, iniciaron el cultivo de una serie de plantas nativas que más tarde se convertirían en los alimentos básicos de la antigua civilización mesoamericana. Durante siglos estos indígenas habían vivido a campo abierto, aprendiendo, entre otras actividades, a recolectar y a consumir plantas, a asar el nopal y el maguey para hacerlos comestibles, a extraer miel de la vaina del mezquite (Prosopis juliflora), a incrementar sus alimentos mediante la recolección y el cultivo de plantas. El frijol, la calabaza (Cucurbita maxima), el hautli, el chile (Capsicum annuum), el miltomate (Physalis peruviana), el aguacate (Persea americana), y tal vez, señala Flannery (1985), el nopal, la tuna (Opuntia spp), el maguey y otros frutos semitropicales, empezaron a cultivarse entre 7 500 y 5 000 años a.C.

Desde la llegada del hombre a México hace unos 20 000 años y específicamente a las zonas desérticas y semidesérticas, las cactáceas (entre ellas el nopal) fueron fuente importante de alimento para los indígenas, bebida y medicina, mucho antes de que se conociera el manejo hortícola de los nopales, los antiguos mexicanos lo consumían en abundancia. Fray Bernardino de Sahagún, en su obra: Historia general de las cosas de la Nueva España, escrita durante la primera mitad del siglo XVI, expresa que los indígenas vivían muchos años y andaban "sanos y recios". Vitalidad que según él, era por el tipo de alimentación que llevaban que no era guisada con otras cosas, comían "hojas de tuna", tunas, raíces, mezquites, y flores de palmas que llaman czotl, miel y carne de: conejo, liebre, venado, culebras y aves (Sahagún, 1997).

De la utilización del nopal "árbol sagrado" como bebida para calmar la sed, Fray Toribio Motolinía decía: "...Estos indios que digo, por ser la tierra tan estéril que ha tiempo carece de agua, beben del zumo de estas hojas de nocpal..." (Motolinia, 1995). La fresca y aromática tuna también era utilizada para éste mismo fin, elaboraban el nochoctli o pulque de tuna. La palabra tuna es de origen haitiano introducida por los españoles durante la conquista.3

El Códice De la Cruz-Badiano, de 1552, señala cómo el nopal era usado para atender diferentes padecimientos del cuerpo humano; por ejemplo, para curar quemaduras: "La parte quemada de nuestro cuerpo se alivia con jugo de nopalli con los cuales debe untarse, frotando con miel y yema de huevo... " (Velázquez, 1998).

Procedente de México, el género Opuntia4 prácticamente se estableció en todo el continente Americano (de Alberta, Canadá, hasta la Patagonia, Argentina) y, después de la conquista española, al resto del mundo (Flores y Aguirre, 1979).5 En México se llama nopal a varias especies del género Opuntia de la familia Cactaceae, todas ellas endémicas en América. De sus 377 especies reconocidas, 104 se encuentran silvestres en México y de éstas 60 son endémicas (Velázquez, 1998).

La historia del nopal ha sido poco estudiada (a excepción de la grana cochinilla); algunos trabajos retoman múltiples fuentes que brevemente la mencionan, como los códices, las crónicas, y las relaciones geográficas. Una de ellas, elaborada por Gutierre Tibón, denominada: Historia del nombre y de la fundación de México, al describir el dibujo que pintó el tlacuilo de Fray Diego Duran, sobre la fundación de México Tenochtitlan, dice:

"...A la izquierda del cerro, un hermoso pájaro con las alas extendidas acaba de posarse sobre un nopal y canta, como lo indica su pico abierto. Una gruesa culebra con lengua bípeda sube en dirección de la planta... "

"...Así el tenochtli, nopal de tunas duras coloradas, era desde el principio el árbol de los corazones humanos. La serpiente que sale de las entrañas de la tierra es la noche; el pájaro que canta sobre el nopal es a la vez el mismo que el águila-sol... " (Gutiérrez Tibon, 1993).

En esta cita, Tibon señala que el nopal donde se posa el águila devorando una serpiente, que es el emblema nacional, es conocido con el nombre científico de: Opuntia streptacantha lemaire, de streptos, torcido y acantha, espina. La tuna lapidea, según el doctor Francisco Hernández, es parecida a la tuna en las flores y el fruto, pero con los brazos torcidos, largos y angostos (Granados y Castañeda, 1997).

Las fuentes consultadas para el periodo de la Colonia inducen a afirmar que el ganado que se extendió por todo el país tuvo que consumir nopal, sobre todo durante las sequías que azotaron la Nueva España.

La distribución geográfica en México del género Opuntia, según estudios recientes de especialistas, se puede establecer con base en la abundancia de nopal y su incidencia natural con algunas asociaciones donde éste se presenta; pero también se puede hacer tomando en cuenta las especies más importantes. De acuerdo con esta última propuesta, su ubicación geográfica es la siguiente:

-O. leucotricha o durasnillo: Guanajuato y Este de San Luis Potosí, con distribuciones irregulares y densidades variables entre Santa María del Río y San Luis Potosí, al suroeste de Villa de Arista. Con altas densidades por hectárea en Zacatecas, Fresnillo y Calera.

-O. lindheimeri o cacanapo: con densidad hasta de 1000 individuos por hectárea: Coahuila: Sabinas, Nueva Rosita. Nuevo León: General Terán, Salinas y otros. Tamaulipas: Guerrero e Hidalgo.

-O. streptacantha o cardón: San Luis Potosí: Zaragoza y al norte de la capital, al norte de Bocas, sureste de Moctezuma. San Martín y Villa de Arriaga. Se encuentran densidades de 200 a 600 individuos por hectárea. En Zacatecas: Noria de los Ángeles, Ojo Caliente, Troncoso y Guadalupe (Granados y Castañeda, 1997; Flores y Aguirre, 1979).6

Esta distribución ubica la región de Malpaso al suroeste de la ciudad de Zacatecas con una mayor diversidad de especies de nopal.

Las obras de cronistas e historiadores del periodo Colonial dan cuenta de la abundancia de nopal en el centro y norte del país. Así lo muestran las crónicas de viajeros o trabajos de científicos, quienes mencionan a los actuales estados de: Querétaro, Guanajuato, Jalisco, Nayarit, Coahuila y Texas:

Pedro de Rivera, en su viaje al septentrión de Nueva España a principios del siglo XVIII, señala que por el rumbo de San Juan del Río, Querétaro, encontró un monte espeso de mezquites, güizaches y nopaleras. Por el rumbo de Ojuelos, Jalisco, cerca de San Miguel el Grande, pasó por una tierra llana, con algún monte de encinos, mezquites y nopaleras. En la división de los reinos de Nueva Galicia y de Nayarit, pasó por una sierra áspera, con mucha piedra y monte espeso de mezquites, guamúchiles (Prosopis juliflora), güizaches (Acacia farnesiana) y nopaleras (Trabulse, 1992a).

Alejandro de Humboldt señala que la Villa de Saltillo, provincia de Coahuila, está ubicada en una llanura árida, que baja hacia Monclova, el Río del Norte (Bravo), y la provincia de Texas, en donde en vez de trigo de Europa, sólo se encuentran campos cubiertos de cactus (nopales) (Humboldt, 1984).

 

Nopal de Castilla

Las características del nopal y su aspecto físico causaron asombro a los europeos que nunca habían visto una planta semejante, lo que los llevó a describirlas como mejor las imaginaban. Pasada la sorpresa, científicos de la época iniciaron el estudio y registro del nopal, como el realizado por José Antonio Alzate sobre la grana cochinilla. El nopalli fue conocido por los españoles como nopal y al nochtli, su fruto, como tuna; aunque en el siglo XVI esta planta fue denominada: higuera de indias, higuera de pala, tunal de Castilla, nopal de Castilla, chumbos, tuna chumbera, tuna mansa, tunal (Rojas y Sanders, 1985).

Sobre la descripción del nopal, Fray Bernardino de Sahagún señala:

"Hay unos árboles en esta tierra que llaman nopalli, quiere decir tunal, o árbol que lleva tunas; es monstruoso este árbol, el tronco se compone de las hojas y las ramas se hacen de las mismas hojas; las hojas son anchas y gruesas, tienen mucho zumo y son viscosas; tienen espinas las mismas hojas...Las hojas de este árbol cómelas crudas y cocidas" (Sahagún, 1997).

En 1539 Fray Toribio Motolinía, al describir sus vivencias en Michoacán, señala que en esta provincia abundaban los tunales: "...que son unos árboles que tienen las hojas del grueso de dos dedos, unas más y otras menos, tan largas como un pie de un hombre, y tan ancho como un palmo... " (Motolinía, 1995).

A mediados del siglo XVI, Fray Bernardino de Sahagún decía que: "El árbol que se llama tuna tiene las hojas grandes y gruesas, y verdes y espinosas; este árbol echa flores en las mismas hojas [y] unas son blancas, otras bermejas, otras amarillas, y otras encarnadas; hácense en este árbol frutas que se llaman tunas [que] son muy buenas de comer y nacen en las mismas hojas..." (Trabulse, 1993).

Los nahuas identificaron varias especies nativas, cuyos nombres científicos y comunes y lugares donde se identifican, son:

-Nopalea cochenillifera (L.) Salm-Dyck (= Cactus cochenillifer L.; Opuntia cochinelífera Mill). Llamada también: nochez opalli (náhuatl); nopal de San Gabriel (Oaxaca); tuna mansa (Puerto Rico); tuna nopal (El Salvador). Esta planta junto con el nopal de Castilla (Opuntia ficus indica L.), son especies utilizadas para la explotación de la grana cochinilla (Dactylopious coccus costa). A este pequeño insecto los nahuas lo llamaron nocheztli y los españoles cochinilla. Esta especie tiene distintas variedades, la más conocida y empleada es el nopalnocheztli; es decir nopal de la cochinilla, que los españoles nombraron nopal de Castilla; otra especie es la conocida como el nopal de San Gabriel. La principal zona productora de grana cochinilla fue la Mixteca Alta, y con menor intensidad: Tuxtepec y Cuilapan en Oaxaca. Tlaxcala, Puebla: (Cholula, Calpan, Tepeaca, Huexotzinco, Tecamachalco); Michoacan y Yucatán (Rojas, 1990).

-Opuntia Mill. El nombre más usual para la planta es nopal, y tuna para la fruta.

Opuntia amyclaea Ten. (= O. ficus - indica f. amyclea (ten.) Schelle O. ficus - indica var. Amyclea (ten.) Berger.

-Opuntia ficus - indica (L.) Mill. ( = Cactus ficus-indica L.). Es también conocido como: nopal de Castilla, tuna de Castilla, nochtli, propia para el cultivo de la grana cochinilla.

-Opuntia imbricata (Haw.) D.C. (= Cereus imbricatus Haw.; Opuntia rosea D.C.; O. decipiens D.C.; O. exuviata D.C.; O. arboresces Engelm.; O. magna Griffiths; O. spinotecta Griffiths. xoconochtle, joconochtle (Jalisco); xoconochtli; joconostle (Zacatecas); cardeanche (Durango, Zacatecas); tasajo (Chihuahua); coyonostle (Nuevo León y Coahuila); coyonoxtle; coyonostli (Nuevo León); tuna joconoxtla (Jalisco); tuna huell; velas de coyote, entraña (Nuevo México). El xoconochtli es una cactácea de tallos cilíndricos con grandes espinas, de fruto blanco muy ácido.

-Opuntia megacantha Salm - Dyck (= O. castillae Griffiths; ¿Opuntia incarnadilla Griffiths?) nopal de Castilla.

-Opuntia streptacantha Lem. Llamada también: tecolonochtli o tecolonochnopalli, que es el nopal cardón o tuna cardona. El fruto es de color rojo intenso, aromático y muy refrescante, de gran importancia en las zonas semidesérticas y desérticas (Rojas, 1990).

Fray Toribio de Benavente (Motolinía) explica cómo se reproduce el nopal:

"... y de una hoja de éstas se planta y van procediendo de una hoja en otra, y a los lados también van echando hojas, y haciéndose de ellas árbol. Las hojas del pie engordan mucho, y fortalecerse tanto hasta que se hacen como pie o tronco de árbol... En esta Nueva España a el árbol llaman nucpai -nopalli-y a la fruta nuchtli... " (Motolinía, 1995).

"...Donde quiera que cae una hoja de ese árbol, forma en breve otro árbol semejante; y lo admirable es que a su tiempo aparece pegada en las hojas una goma que llamamos alquitira, de que se aprovechan muchos coníferos" (Cervantes, 1991).

 

Tunas taponas

Fray Francisco de Ajofrín, quién realizó en el siglo XVIII un viaje a la Nueva España, señaló que tunas había casi todo el año, unas blancas, otras amarillas y unas más, encarnadas (Trabulse, 1992a). Miguel Venegas señala en el siglo XVIII, que en California son poco frecuentes las tunas coloradas, que en la Nueva España llaman tunas taponas (Trabulse, 1992b). La marquesa Calderón de la Barca, quien visitó a principios del siglo XIX la Nueva España, al describir el nopal, señala que se parece a una serie de alfileteros planos, unidos unos a otros, y en los cuales están prendidas infinidad de diminutas agujas (Calderón de la Barca, 1970).

El protomédico Francisco Hernández, en su obra monumental Historia Natural de la Nueva España, encontró siete tipos distintos de tunas: iztacnochtli, esta era reconocida por los españoles como higuera de indias, según ellos por el parecido que tenía con la higuera, cuando ni la planta ni el fruto tienen ninguna semejanza con el higo y la higuera (Trabulse, 1992b), coznochtli, tlatonochtli, tlapalnochtli, tzaponochtli, zacanochtli (Rojas y Sanders, 1985), y el Nopalxochcuezaltic (Epiphyllum acker Haw) (Rojas y Sanders, 1985). Esta última planta fue clasificada por los nahuas en el grupo de las tunas, seguramente por el parecido que tienen las flores y frutos a los de los nopales, que botánicamente pertenecen a la misma familia. Es una planta de hojas carnosas largas y onduladas, y de hermosas flores rojas.

Bernardino de Sahagún realizó un interesante registro de especies del nopal y de diversidad de tunas, muy semejante al que hizo Francisco Hernández (Sahagún, 1997). También lo hizo Motolinía (1995).

 

Ganado y forraje, XVI-XVIII

El ganado traído de las islas Antillas por los españoles causó una revolución en la economía novohispana: inmensas extensiones no aprovechadas por los agricultores entraron en explotación (Cosío, 1987).7 La ganadería impulsó la actividad agrícola: su fuerza de tracción, su capacidad de carga y su abono lo hicieron posible; no menos importante fue su contribución al desarrollo de la minería: fue utilizado como fuerza motriz y de carga; finalmente, fue aprovechado como fuente básica de alimentación. Por sus cualidades y por los inmensos pastizales vírgenes existentes, el ganado se multiplicó y se extendió durante el siglo XVI del Altiplano Central al resto de la Nueva España, aunque a partir del siglo XVII decreció notablemente, fue tal su número que en muchas regiones se formaron numerosos rebaños salvajes o mostrencos.

La Mesta (asociación de ganaderos), también se trasladó a la Nueva España,8 donde estuvo conformada por propietarios de estancias de ganado (Chevalier, 1982); con ella se desarrolló la trashumancia del ganado menor; es decir, el paso de rebaños de lugares de pastos de verano a los de invierno, y viceversa, las rutas de migraciones cruzaban a la Nueva España en todas direcciones:

-Desde 1579 no menos de 200 000 ovejas de Querétaro recorrían cada año 300 ó 400 km en el mes de septiembre, para encontrar pastos frescos cercanos al lago de Chapala y el occidente de Michoacán, para posteriormente regresar a sus estancias en el mes de mayo.

-El ganado de Tepeaca, Puebla y otros de la Meseta Central invernaba en las praderas veracruzanas del Golfo de México.

-De la Huasteca, el ganado iba a los pastos de las riberas del Río Verde, en San Luis Potosí.

-En 1648 más de 300 000 ovejas y carneros procedentes de las sierras de la Nueva España se trasladaban a las extensas llanuras del Reino de Nuevo León, donde pastaban por seis meses. En 1685 se dice que llegaron a este reino 555 000 cabezas de ganado (Chevalier, 1982; Humboldt, 1984).9

-A fines del siglo XVI en la Mixteca Alta y Baja los indígenas llegaron a tener 250 000 cabezas de ovejas y principalmente chivos. En Tlaxcala y Puebla las comunidades tenían más de 400 000 cabezas de ganado menor; y las de Zimatlán, Oaxaca y Jilotepec, Edo. de México sumaban más de 350 000 (Rojas, 1990). Este ganado trashumante perjudicaba los cultivos de los indígenas. No obstante las ordenanzas de 1574, donde se disponía que los estancieros abrieran caminos reservados al ganado para ir de un lugar a otro, en su mayoría no las respetaron. Las zonas regadas y cultivadas de los pueblos eran las que interesaban a los ganaderos, mucho más que los llanos poblados de nopales o las sierras peladas que cruzaban.

La alimentación de la mayoría del ganado era proporcionada por los medios naturales que incluían a los nopales y su reproducción era espontánea, y en ocasiones ni los mismos propietarios sabían el número de cabezas que poseían. El ganado menor era objeto de pastoreo nómada; el mayor, sólo en pequeña escala se criaba en ranchos y en haciendas especializadas; a pesar de que el agotamiento biológico o la degeneración del ganado, los robos, las plagas, enfermedades, heladas y granizos diezmaban al ganado; una sequía severa los afectaba terriblemente, sobre todo porque gran cantidad del ganado se criaba en áreas más bien áridas del norte de la Nueva España.

La sequía generaba falta de agua y escasez de pastura, seguida por el hambre, la desnutrición, las enfermedades y, finalmente, la muerte de los más débiles; situación que obligaba a los propietarios a dejar a los animales libres para que buscaran forraje. Francois Chevalier señala que en años de sequía los animales morían por millares (Chevalier, 1982).

Las fuentes consultadas de los siglos XVI, XVII y XVIII informan que el ganado consumía pastos, rastrojo, maíz y nopal, entre otros alimentos. En 1585 Juan González de Mendoza señalaba que en todo el reino de la Nueva España se alimentaba al ganado con hierba verde y con maíz, que es el trigo de los indios (Trabulse, 1993). Chevalier, (1982) señala que a finales del siglo XVI los encomenderos engordaban animales con maíz que tenían en abundancia gracias a los tributos. La calidad de la carne estaba dada por la calidad del maíz o del pasto (Trabulse, 1993). De la utilidad del rastrojo en el siglo XVIII José Antonio Alzate, exponía:

"Por algunos años vi un sujeto que consiguió una mazorca de Meztitlan, la sembraba en un pequeño huerto: las cañas crecían hasta seis o siete varas y producían tres, cuatro o más espigas de grande tamaño. Esta excesiva vegetación no era el efecto de alguna preparación hecha a la semilla, ni de la fecundidad del terreno; porque si se sembraba otra especie de maíz, el producto era correspondiente a su naturaleza. Este experimento advierte las grandes utilidades que los dueños de fincas usufructuarían si sembrasen maíz de Meztitlan, A más del exceso en el fruto, se aumenta el tlazole o paja, tan necesaria para los ganados" (Trabulse, 1992b).

Del nopal forrajero, el periódico El Nacional, de la Ciudad de México, señala que en la Colonia había agricultores mestizos, que plantaban nopales para alimentar a los animales en la mitad de una parcela agrícola, y la otra mitad la sembraban con maíz y frijol:

"...y cuando consideraban que esta tierra estaba cansada, cortaban la mitad del nopal para forraje de los animales, en especial del ganado, y el resto lo sembraban en la tierra laborable, la que en el transcurso de los años volvía a ser utilizada en las siembras ordinarias, repitiéndose la misma operación de dejar descansar una tierra sembrándola de nopal,. Que por su asimilación de hidrógenos, mantiene en su alrededor la humedad y crecen a la vez magníficos pastos, evitando la erosión de las tierras y facilitando a los ganados pastos abundantes y húmedos o frescos en casi toda la época del año."10

 

Ganadería y nopal forrajero en el siglo XIX

Cuando México obtuvo su independencia, en 1821, la superficie nacional era de cuatro millones de kilómetros cuadrados, incluyendo los territorios de Texas, Nuevo México, Arizona y California. En estos territorios el nopal se usó como forraje desde 1857, mismo que se le proporcionaba picado o chamuscado al ganado (Flores y Aguirre, 1979), práctica que sin duda también se llevó a efecto en los estados mexicanos colindantes con los EE. UU. Así lo confirma el estudio realizado en México por Kaerger (1986), que tenía por objetivo ver en qué aspectos agropecuarios podían invertir los alemanes, sobre todo tomando en cuenta las facilidades que el gobierno de Porfirio Díaz daba a los extranjeros. Investigación que -entre otras cuestiones- permite conocer diferentes aspectos de la ganadería en México, y particularmente la utilización de las diferentes variedades del nopal que utilizaban los productores del norte del país para alimentar al ganado.

En el México independiente, la ganadería se desarrolló principalmente en el norte del país, se estableció en enormes ranchos; a tal grado llegó la concentración de la tierra que la familia Terrazas era dueña de casi todo el territorio del estado de Chihuahua.

La cría masiva de ganado ovino, a finales del siglo XIX, se llevaba a cabo en el noroeste del país, especialmente en los estados de Zacatecas, Tamaulipas y Chihuahua, donde había haciendas que tenían entre 70 000 y 80 000 cabezas cada una (Kaerger, 1986). Las cabras abundaban en Puebla, Zacatecas, Aguascalientes, Tamaulipas y San Luis Potosí. El ganado vacuno se criaba fundamentalmente en el norte de México y en la región costera de Veracruz, donde habían empezado a mejorar la raza nacional con la introducción de toros Durham y Herford. Dentro de los potreros de engorda destacaron los ubicados en la Huasteca, la zona costera del norte de Veracruz y la región sureña de la costa de Tamaulipas (la mayor parte del estado de Tamaulipas se dedicaba a la cría de ganado menor).

En el norte del país los vaqueros, además de recorrer diariamente a caballo una determinada superficie de la hacienda para cuidar al ganado de posibles robos, y para atender animales enfermos, tenían la tarea de conseguirles alimento durante la seca. Lo hacían tumbando el agave conocido como sotol y trozando sus hojas y sobre todo cortando pencas de nopal y quemando sus espinas para que el ganado pudiera fácilmente consumirlas, aún cuando en muchas ocasiones las comían cuando la planta estaba en pie. Las nopaleras se encontraban con más frecuencia en San Luis Potosí, Tamaulipas y Nuevo León, en donde los agricultores distinguían las siguientes variedades (Kaerger, 1986):

-Nopal rastrero: cactus que se desarrolla más hacia los lados y no hacia arriba. Es más consumido por las cabras que por el ganado vacuno.

-Nopal cuyo: cactus delgado con pocas espinas, muy preciado por el ganado vacuno.

-Nopal cardón (O. streptacantha): especie de tuna, con hojas anchas, cuyas frutas se utilizan para preparar, por fermentación, un tipo de vino mezclado con granos de maíz, manzanas y aguardiente de caña. El ganado vacuno sólo puede consumirlo durante las secas, ya que en las temporadas de lluvias se hincha demasiado (Bazant, 1980).

-Nopal segador: muy consumido por el ganado, aunque provoca ceguera en caso de que las espinas entren a sus ojos.

-Cardenche o cojonostle: tiene hojas grandes y cilíndricas (trozos de tronco), comidas con gusto por el ganado.

-Tasajillo: similar al anterior, aunque sus hojas son más pequeñas y de menor calidad. Las cabras comen mucho sus frutas (Kaerger, 1986).11

En un artículo periodístico de principios del siglo XX, se habla de las fabulosas cantidades de tunas de todas clases de San Luis Potosí. Se dice que se dan en los terrenos más pobres, entre las grietas de terrenos calizos y duros, donde no existe otro vestigio de vegetación, lejos de los manantiales, donde hay pendientes más que terrenos planos; pero, finalmente terrenos propios para estas plantas que tenían sustancias propias para su singular desarrollo, que dejaban al propietario espléndidas ganancias, pues estas plantas no exigían cuidados ni gastos ninguno.

"...Del nopal se utiliza: las pencas para alimento del ganado vacuno, cuando están frescas, y cuando están secas son un magnífico combustible, y las tunas, de las cuales se hace una riquísima bebida fermentada que se llama colonche; se hace también exquisita miel de tuna, se hacen melcochas y quesos, pudiéndose extraer también aguardiente de tuna..." (Márquez, 1986).

Las especies forrajeras más importantes según Flores y Aguirre (1979), son:

-Robusta (tapona, S.L.P.; Bartolona, Zac.): Aguascalientes, San Luis Potosí y Zacatecas.

-O. imbricata (nopal blanco): Aguascalientes. San Luis Potosí, Zacatecas, Durango, Coahuila y Nuevo León.

-O. lindheimeri (CACANAPO): Aguascalientes, Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila.

-O. rastrera (rastrero): Zacatecas San Luis Potosí, Nuevo León y Coahuila.

-O. cantabrigensis (cuijo): Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.

-O. streptacantha (cardón): Zacatecas y San Luis Potosí, Aguascalientes, Hidalgo y Estado de México.

-O. leucotricha (duraznillo): Aguascalientes, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí.

El ganado también come plantas cubiertas con espinas o aguijones, sin que hayan sido chamuscadas por los vaqueros. A este grupo de plantas pertenece el mezquite, la lechuguilla (Agave lechuguilla), el agave del noreste utilizado para preparar las fibras de ixtle y el huapile, una Bromeliacea que cubre grandes superficies. La lechuguilla es muy nutritiva, aunque tiene la desventaja de volver salvajes a los animales al no necesitar tomar agua por la gran jugosidad de sus hojas (Kaerger, 1986).

 

Nopal forrajero en el siglo XX

La importancia del nopal como forraje en el siglo XIX fue reflejo de la necesidad de alimentación del ganado en zonas áridas del país, y en aquellas donde los periodos de sequía son muy prolongados, constituyendo el nopal un excelente alimento para el ganado (Flores y Aguirre, 1979).

La preocupación del gobierno de Luis Echeverría Álvarez (1970-1976) por promover el desarrollo en las zonas áridas, que para entonces eran 40% del territorio nacional, lo llevó a crear, el 4 de diciembre de 1970, la Comisión Nacional de las Zonas Áridas (CONAZA); instancia que se propuso atender las zonas donde no era posible obtener cosechas costeables de cereales en ningún tiempo, a menos de que se dispusiera de riego; y aquellas que a causa de la escasa precipitación pluvial, las cosechas de cereales fuesen de muy bajo rendimiento y se perdiése 50% de los años de cultivo, en promedio.

Para promover el desarrollo en las zonas áridas, específicamente para alimentar ganado, CONAZA desarrolló un programa de cultivo y aprovechamiento de plantas silvestres como nopal, candelilla (Euphorbia antisiphylitica), lechuguilla, palma ixtlera (Yucca filifera y carnerosana) y mezquite. Según un estudio preliminar del censo de 1970, poco más de 50% del ganado vacuno y lanar, y casi 80% del caprino del total existente en el país se encontraba en zonas áridas. Por ello en estas zonas el nopal se convirtió en un alimento vital porque reunía las condiciones necesarias para dar un poco de alimento y mucha agua a los animales, que en temperaturas elevadas requieren un gasto elevado de líquidos (Villarreal, 1958).

Aunque durante la primera mitad del siglo XX abundaban numerosas especies de nopal silvestre, que es de donde proviene la mayor parte del nopal forrajero, éstas empezaron a desaparecer, debido a las recolectas exhaustivas que realizaban los comerciantes de nopal para surtir mercados extranjeros. Por ello, se dictaron leyes donde se prohibía su exportación. En la actualidad continúa el comercio de nopal de diferentes formas, con la consecuente desaparición de especies (Granados y Castañeda, 1997).

Las poblaciones del norte de México son las que desde hace décadas han utilizado el nopal como forraje. Actualmente la industria pecuaria de las zonas áridas del norte del país tiene al nopal como un recurso forrajero de primer orden. En 1966 se utilizaban 600 toneladas diarias de nopal en la alimentación de ganado lechero estabulado de Monterrey, Nuevo León y 100 toneladas en Saltillo, Coahuila (Granados y Castañeda, 1997); mientras que el ganado bovino, y sobre todo el caprino y ovino en pastoreo, consumían nopal casi todo el año, ya que el pastor quemaba las espinas de las pencas que él seleccionaba, aunque a veces se chamuscaba en pie (Flores y Aguirre, 1979).

 

Investigación

El gran despoblamiento de las zonas nopaleras obligó a la Secretaría de Agricultura, a partir de 1961, a establecer un Programa de Mejoramiento Genético del Nopal. En éste Programa, el CP, entonces de la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo participó con el propósito de aumentar la producción nacional de tuna y mejorar la alimentación del ganado bovino de las zonas semiáridas del país, que dependían en gran parte de estas plantas en época de sequía. Como objetivos se propusieron: obtener variedades mejoradas y crear plantas que, además de ser productoras de tunas de calidad, sus pencas carecieran de espinas, para utilizarlas en la alimentación del ganado.12

A partir de 1975, genetistas mexicanos empezaron a liberar variedades satisfactorias, entre ellas: Tlaco-nopal, CPF1, CPF3, Copena CE-II, Liso forrajero, Pabellón, F1, F2, F5, F10. Otras investigaciones han sido orientadas a mejorar sus propiedades alimenticias. En el caso del nopal forrajero, el uso de nopal enriquecido como sustituto del forraje para abatir los costos por kilo de engorda de ganado, se encuentra en fase de consolidación: "usamos principalmente la variedad Milpa Alta, que molemos y metemos a un biorreactor donde se cultivan hongos, bacterias y levaduras, adicionados con un fertilizante. Dejamos esta mezcla por 24 horas, durante las cuales crece la población de estos microorganismos."13

Con este proceso se obtiene una mezcla cuyo contenido de proteína es siete veces superior en comparación con el nopal solo: "Llevamos cinco engordas de borregos, y este año planeamos hacerlo con novillos. El alimento enriquecido, que abarata los costos de engorda del ganado hasta 25%, tiene un gran potencial para las zonas áridas."14

 

Industrialización

La Secretaría de Agricultura y otras instancias que impulsan la plantación de nopal forrajero, suspendieron la explotación e industrialización del nopal en los estados de Coahuila, Chihuahua, Nuevo León y Tamaulipas, e impidieron que se chamuscaran y cortaran las nopaleras para su industrialización.15 El gobierno de Zacatecas inició una campaña tendiente a lograr la industrialización del nopal, en especial del tipo cardona, que existía en abundancia en la entidad, actividad que se iniciaría en los municipios de Ojo Caliente y La Blanca, paralelamente hizo un llamado a los campesinos para que no permitieran a los ganaderos y estableros talar irracionalmente las nopaleras.16

 

Comportamiento de la producción de nopal forrajero

La Secretaría de Agricultura no consideraba al nopal como forraje. En los Anuarios Estadísticos de Producción Agrícola se empezaron a reportar datos hasta 1984; en ese año sólo se registró al Estado de Oaxaca, con una superficie sembrada de 22 ha (SARH, 1984) y de 30 ha en 1985 (SARH, 1985), y una producción de 750 toneladas para ambos años. De 1989 a 1997, con altibajos en la producción, se registró la cifra más alta: 10 278 toneladas, obtenidas en: Aguascalientes, Chihuahua y Coahuila, de una superficie cosechada de 422 ha.

Los estados productores de nopal forrajero (Cuadro 1) no sólo son del norte del país; también están Baja California Sur, Colima, Michoacán, Aguascalientes, Morelos, Puebla y Oaxaca. Otro dato interesante es que -según datos oficiales- la superficie sembrada con nopal forrajero prácticamente no ha variado desde 1997: Félix Martínez Romero, Coordinador de la Cadena Nopal-Tuna en el Estado de Puebla, señala que en 2004 se reportaron 72 399.8 ha cultivadas con nopal y más de 3 millones de hectáreas de nopaleras silvestres; de esa superficie, le corresponden a la tuna 52 143.91 ha, al nopal verdura 10 207.89 ha y al nopal forrajero 10 048 ha; es decir, 130 ha menos que las reportadas en 1997 (Martínez, 2007). En el caso de los estados productores, se mantienen Coahuila (8 152 ha), Aguascalientes (1 214 ha) y Chihuahua (25 ha), pero incluye a Zacatecas (597 ha) y Jalisco (54 ha). El rendimiento promedio nacional es de 23.48 t ha-1 (Martínez, 2007).

 

Conclusiones

Fray Bernardino de Sahagún y Fray Toribio Motolinía expresan el asombro que causó a los conquistadores el aspecto que presenta el nopal, informaron del uso y la importancia de esta planta para los indígenas. Con la conquista también llegó el ganado, que se reprodujo de manera importante gracias a la abundancia de pastos vírgenes. Aunque las fuentes consultadas para el periodo de la Colonia hablan poco de la utilización del nopal o "árbol de los corazones humanos" como forraje; dan elementos para considerar que el ganado que se extendió por todo el país consumió nopal para subsistir las sequías que azotaron la Nueva España, sobre todo en la parte norte.

Durante el siglo XIX, en el centro y norte del país se utiliza el nopal como forraje. Los testimonios refieren que en San Luis Potosí, Tamaulipas y Nuevo León, los vaqueros, alimentaban al ganado durante la seca, tumbando el agave conocido como sotol y cortando pencas de nopal, quemando sus espinas para que el ganado pudiera consumirlas fácilmente. Las variedades forrajeras que distinguieron son: rastrero, cuyo, cardón, segador, cardenche o cojonostle y tasajillo.

A pesar del esfuerzo que han realizado el gobierno y las instituciones por promover la explotación del nopal forrajero, la superficie sembrada no se ha incrementado desde 1997, cuando se sembraron 10 207.89 ha. Es posible que los tres millones de hectáreas de nopales silvestres existentes en el país sean el motivo por el cual a muchos de los ganaderos no les interesa producir o comprar nopal forrajero, pues lo tienen de manera silvestre. Por ello, no existe una cultura de producción.17

 

Literatura citada

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Fuentes Hemerográficas

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Notas

1 Gaceta Parlamentaria, Cámara de Diputados, número 2215-I, marzo 16, 2007.

2 Existe un gran acervo bibliográfico y hemerográfico sobre temas diversos del nopal; pero no localizamos trabajo alguno sobre la historia del uso de Opuntia como forraje en México.

3 Novedades, junio 23,1968.

4 En el año de 1700 Tournefort llamó a los nopales Opuntia, por su semejanza con una planta espinosa que crecía en el poblado de Opus, Grecia, (Velázquez, 1998).

5 Para ver la localización geográfica del nopal forrajero; el sistema de manejo; las formas de utilización, producción y producción obtenidas en África del Norte, Argelia, Túnez, España, Italia, India, Argentina, Brasil, Guatemala, Estados Unidos y México, revisar: Flores y Aguirre (1979).

6 A esta distribución le faltaría incluir -entre otras- las zonas de Milpa Alta en el Distrito Federal y San Martín de las Pirámides, Estado de México, lugares que en los últimos 40 años han cobrado importancia por su volumen de producción y calidad de nopal cultivado.

7 El ganado traído por los españoles a la Nueva España vino de Cuba, Santo Domingo y San Juan, Puerto Rico. Con Hernán Cortés llegaron los equinos (11 caballos y 5 yeguas), y el ganado vacuno fue traído por Gregorio Villalobos de la isla de Santo Domingo. (Cosío, 1987).

8 El Cabildo de la Ciudad de México estableció el 31 de julio de 1537 la primera Mesta en la Nueva España; luego le siguieron: Puebla (1541), Oaxaca (1543) y Michoacán (1563). (Chevalier, 1982).

9 Humboldt señala que en las costas orientales de la Nueva España hay una gran abundancia de ganado astado, principalmente en la desembocadura de los ríos Alvarado y Pánuco y en el norte Durango.

10 El Nacional, 10 de febrero de 1962.

11 Jean Bazant, en su obra sobre haciendas en San Luis Potosí, señala la importancia de la tuna cardón en la región (Bazant, 1980).

12 Excelsior, septiembre 22, 1963.

13 Universia, 2006. http://www.universia.net.mx/index.php/news_user/content/view/full/35226/.

14 Ibidem.

15 Excelsior, julio 7, 1961.

16 El Nacional, febrero 10, 1963.

17 Es posible que en varios estados de la República mexicana no exista la cultura de sembrar nopal forrajero, así parece confirmarlo Roberto Villafaña Vargas, edil del municipio de Zacazonapan, Estado de México, quién al firmar un convenio con representantes de Villanueva, Zac., afirmó que es la primera ocasión en la historia del Estado de México que se sembrará nopal forrajero. Adquirió 30 mil plantas de nopal forrajero a un precio aproximado de 50 mil pesos. "Venden nopal forrajero a mexiquenses. Treinta mil plantas convenidas". Imagen, Estado, Municipios, agosto 14, 1999. http://201.120.149.127/1999/08/14/Municipios5.htm.

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