Introducción
México es una nación pluricultural y multilingüe que alberga 68 grupos étnicos distribuidos principalmente en la zona centro y sur del país (Serrano-Carreto 2006, Pérez-Moreno et al. 2020). Esta diversidad lingüística está categorizada en 11 familias, 68 agrupaciones lingüísticas y 364 variantes dialectales (INALI 2009). El mazateco pertenece a la familia lingüística olmeca oto-mangue, de la agrupación lingüística Popolocana-zapotecana y al subgrupo Popolocano; el cual se diversificó en el año 500 a. C. debido a su separación con respecto al chocho, el ixcateco y el popolocano (Swadesh 1960, INALI 2009, Carrera-García et al. 2012). En la actualidad, cuenta con 16 variantes dialectales (INALI 2009), y diferentes tipos de fonación (oral, nasal y laringizada) y al menos cuatro tonos básicos, además de un lenguaje silbado (Vielma 2017). La variante dialectal del lenguaje mazateco de Eloxochitlán de Flores Magón no se encuentra catalogada como una variante lingüística con riesgo inmediato de desaparición (INALI 2012).
El grupo mazateco se distribuye en el estado de Oaxaca y parte de los estados de Puebla y Veracruz, limitando al sur con el río Santo Domingo y al este con la Cuenca del Papaloapan (Incháustegui 2000, Penagos 2000). El área de distribución se divide en zona alta, media y baja (Luna 2007), cuenta con 237,212 hablantes (INEGI 2020) y diferentes autodenominaciones como: a) chjotaénna, “Los nuestros, la gente que habla nuestra lengua” (Boege 1988); b) ha shuta enima, “Los que trabajan en el monte, gente humilde o de costumbre” (Luna 2007); c) chjota nima, “Gente de corazón/ alma” (Demanget 2008) y d) “Los que habitan debajo de las nubes” (INAH 2017).
Este grupo étnico es cuna de la etnomicología a partir de las investigaciones realizadas de manera formal por los esposos Wasson, al describir el uso de hongos como enteógenos en eventos ceremoniales realizados por los mazatecos (Wasson y Wasson 1957, Wasson 1958). Sin embargo, es importante mencionar que existieron identificaciones previas erróneas de los hongos empleados en las ceremonias mazatecas por Schultes como Panaeolus campanulatus var. sphinctrinus (Fr.) Bres. utilizando tres paquetes de hongos adquiridos en Huautla de Jiménez (Schultes 1939, 1940). Posteriormente, Reko (1945) mencionó que Schultes, se atribuyó el mérito de sus investigaciones después de comunicarle los resultados de su investigación y de haberlo invitado a una excursión botánica a dicha comunidad, donde recibió muestras remitidas por Reko en 1937. En Huautla de Jiménez, Reko recibió del ingeniero R. Weitlaner en junio de 1937 las primeras muestras de un hongo atribuyéndole ser el teo-nanacatl mencionado por Sahagún, y las envío en 1937 al New York Botanical Garden y al Botanical Museum de Harvard, donde fueron identificadas como Paneolus acuminatus y como P. papilionaceus por Alexander H. Smith de la Universidad de Michigan, y por H. Linder de la Universidad de Harvard, respectivamente (Reko 1945, Garibay-Orijel 2009).
El primer registro de una ceremonia nocturna realizada con hongos enteógenos por parte de los mazatecos, es descrita por el antropólogo norteamericano Jean Bassett Johnson aunque él mismo no los consumió (Johnson 1939). Sin embargo, es en la década de los 1950´s, cuando el grupo mazateco se conoció mundialmente con los estudios realizados por Gordon Wasson y Valentina Pavlovna, quienes, acompañados por Weitlaner, conocieron a María Sabina. Dos años más tarde, Gordon Wasson participó en una ceremonia convirtiéndose así en la primera persona no oriunda de la comunidad mazateca en consumir hongos sagrados en un contexto ritual (Wasson y Wasson 1958, Wasson 1958, Wasson et al. 1974). En los años siguientes, el uso de hongos del género Psilocybe fue ampliamente documentado por numerosos autores (e.g. Guzmán 1959, 1983, 2014; Glockner 2012, Minero 2013, Rodríguez 2017). Sin embargo, estudios formales respecto de otras especies reconocidas por los mazatecos por su importancia biocultural, su nomenclatura y clasificación, sus usos y su papel en la cosmovisión de la cultura mazateca, han recibido escasa atención.
Cabe resaltar que los hongos silvestres como recurso forestal no maderable, son un importante medio de subsistencia en comunidades rurales, dada su importancia alimenticia, medicinal, ecológica y económica; además de formar parte del acervo cultural de diferentes grupos étnicos (Villareal y Pérez-Moreno 1989, Guzmán 2011, Moreno 2014, Pérez-Moreno et al. 2020). Adicionalmente, de una estrecha relación entre la lengua originaria con el conocimiento de los pueblos originarios y los hongos (Mariaca et al. 2008, Contreras et al. 2018), de forma que los recursos naturales que se nombran son aquellos que representan un beneficio o utilidad (Toledo 1991, Turner et al. 2000), dando origen a una variada nomenclatura tradicional asignada al recurso fúngico y las estructuras que lo conforman, lo que constituye una importante riqueza cultural en diversas culturas madre mesoamericanas (Moreno 2014, López et al. 2017, Montoya et al. 2019). Por el contrario, especies que no son útiles o son reconocidas como tóxicas o venenosas, en general se les conoce con el nombre de “hongos malos o locos” (Domínguez-Romero et al. 2015). Aunque, estudios más recientes han demostrado un conocimiento amplio y profundo de los hongos no comestibles como una contraparte cosmogónica (“gemelos”) de las especies comestibles, diferenciados por características claras y precisas, que se reflejaron en la nomenclatura que permiten su clasificación en etnotaxones (Ramírez-Terrazo et al. 2021).
En la actualidad, México enfrenta una pérdida de lenguas originarias de tal forma que es posible asegurar que las lenguas indígenas mexicanas se encuentran dentro de categorías de riesgo (INALI 2012). Este fenómeno está originado por diversos factores dentro de los cuales se podría mencionar la castellanización impuesta desde la época colonial, la discriminación y exclusión en las escuelas del uso de lenguas nativas, la muerte de los últimos hablantes y la pérdida de interés por parte de niños y jóvenes por aprender sus lenguas nativas y por revalorizar su cultura (INALI 2012, Canuto 2013, Herrán y Rodríguez 2017). Por esta razón el desarrollo de estrategias tendientes al rescate, y promoción de las lenguas originarias es necesaria.
En el presente estudio se registra un listado de vocablos relacionados al uso y manejo de especies fúngicas con importancia biocultural utilizados por el grupo étnico mazateco en el que se incluyen, nombres asignados a hongos y sus estructuras, asociaciones ecológicas y aspectos que involucran la cosmovisión mazateca en torno a los hongos, entre otros. Es importante mencionar que, en México, se han realizado investigaciones que han recompilado nombres comunes de los hongos en lengua indígena empleados por grupos étnicos, incluyendo la traducción clasificación y percepciones locales como en los grupos maya, nahua, matlatzinca, otomí, purépecha, rarámuri, mazateco, zapoteco, chinanteco, entre otros (Guzmán 1997, Ruan-Soto et al. 2007, Garibay-Orijel 2009, López et al. 2017).
Materiales y métodos
Área de estudio
El estudio se realizó en el municipio de Eloxochitlán de Flores Magón, y sus agencias de San José Buenavista y Agua Ancha, las cuales se localizan en el norte del estado de Oaxaca (Figura 1), en los paralelos 18° 09’ y 18° 15’ de latitud norte (LN); los meridianos 96° 50’ y 96° 55’ de longitud oeste (LO); a una altitud de 1,460 m s.n.m. y con una superficie de 35.93 km2, que representa 0.04 % del territorio del estado de Oaxaca (INEGI 2005).
En el área de estudio existen dos tipos de climas predominantes con base en la clasificación climática de Köppen modificada por García (2004): i) (A)C(m) que corresponde al tipo templado, semicálido húmedo con lluvias abundantes en verano, temperatura media anual mayor a 18 ºC y que abarca 55.41 % de la superficie del municipio; y ii) (A)C(fm) que corresponde al tipo de clima templado semicálido húmedo con lluvias todo el año, temperatura de -3 ºC en meses fríos y media anual mayor a 18 °C y que abarca 30.40 % de la superficie del municipio. Asimismo, los tipos de vegetación que predominan en el municipio son: i) bosque mesófilo de montaña, incluyendo Liquidambar styraciflua, Pinus teocote, Quercus spp. y presencia de especies de las familias Orquidaceae, Bromeliaceae, Cyatheaceae y Piperaceae; y ii) bosque tropical perennifolio, con especies de Brosimum alicastrum, Quercus spp., Licania platypus y Manilkara zapota (Rzedowski 2006).
Análisis biocultural y recolección de datos
Durante la temporada de lluvias de 2017 a 2021 se realizaron 291 entrevistas estructuradas y semiestructuradas. El número de entrevistas se estimó con base en el número de viviendas habitadas en la comunidad de estudio, con un nivel de confianza del 95 %, una desviación estándar de 0.5 y un margen de error de ±5 %. Este tamaño de muestra representa 30 % de las viviendas habitadas en la comunidad de estudio. Para cubrir el total de entrevistas se emplearon dos técnicas i) “bola de nieve” la cual consistió en identificar habitantes con conocimiento del tema en cuestión, a su vez, estos habitantes mencionaron a nuevos participantes entre sus conocidos, lo que permite que el tamaño de la muestra vaya creciendo a medida que los individuos seleccionados invitan a nuevos participantes (Sandoval 2002); y ii) de forma aleatoria dentro de la comunidad de estudio, tocando de puerta en puerta, partiendo del supuesto de que el conocimiento acerca del recurso micológico en la comunidad es general. Aunque estas dos técnicas involucran un muestreo no probabilístico y probabilístico, se optó por ambas para obtener un mejor panorama del conocimiento micológico que existe en la comunidad. En las entrevistas se obtuvo información acerca de los siguientes temas: i) sociodemográfica que incluyó edad, género, hablantes de la lengua mazateca y escolaridad; y ii) hongos silvestres conocidos, incluyendo el uso y manejo, nombre local, clasificación, aspectos ecológicos como tipo de vegetación donde fructifican, especies vegetales sobre las que crecen, entre otros y la morfología de los hongos. Los nombres tradicionales de las especies fúngicas mencionadas en las entrevistas fueron enlistados, siguiendo los métodos propuestos por Garibay-Orijel et al. (2006), Burrola-Aguilar et al. (2012) y Domínguez-Romero et al. (2015). Para que las personas entrevistadas pudieran identificar y nombrar las partes que componen al hongo, se utilizó una ilustración de Amanita muscaria, por ser una especie que presenta la mayoría de las estructuras morfoanatómicas de un hongo. Asimismo, para reconocer la identidad taxonómica de los hongos mencionados durante las entrevistas, se utilizaron álbumes con fotografías de hongos de la región tomadas durante el tiempo que duró la investigación, así mismo, se emplearon ejemplares frescos de hongos recolectados durante los recorridos para efectuar las entrevistas (Garibay-Orijel et al. 2006, Burrola-Aguilar et al. 2012). Para establecer un puntaje de importancia para los nombres de los hongos silvestres utilizados por los habitantes de la comunidad, se utilizó el índice de mención propuesto por Garibay-Orijel et al. (2007).
La recolección de esporomas de hongos silvestres en los distintos tipos de vegetación se realizó en compañía de habitantes locales o mediante su adquisición en el mercado del municipio. Posteriormente, se fotografiaron y describieron sus características macromorfológicas. La determinación taxonómica del material fúngico se realizó utilizando las técnicas propuestas por Anderson y Ullrich (1979) y se utilizó bibliografía especializada (e.g., Largent et al. 1980, Guzmán 1983, Torres-Torres et al. 2015, Fang et al. 2021, Herrera et al. 2018, Rodríguez-Gutiérrez et al. 2022). La nomenclatura correcta de los nombres científicos de los hongos se basó en el Index Fungorum (https://indexfungorum.org). Los especímenes deshidratados y etiquetados fueron depositados en la Colección Micológica del Área de Microbiología del Colegio de Postgraduados, Campus Montecillo, Estado de México.
La escritura, traducción e interpretación etimológica del significado de las palabras en mazateco de la variante lingüística de Eloxochitlán de Flores Magón se realizó con el apoyo de traductores locales y coautores de la presente contribución hablantes lectoescritores de la lengua mazateca (URG y FCV). Adicionalmente, se emplearon diccionarios de la lengua mazateca de la misma variante lingüística (Cházarez 2012, Avendaño y Agee 2013, Avendaño et al. 2013). Siguiendo una filosofía del respeto a las comunidades rurales y las personas con conocimiento de las lenguas indígenas, fundamental en los estudios etnomicológicos promovida con robustez por diversos investigadores principalmente Estrada-Martínez et al. (2020), se solicitaron permisos en el municipio a las autoridades en turno durante los trienios 2017-2019 y 2020-2022 para realizar la presente investigación con numero de oficio S/N/2020. Así mismo, se retribuyó a la comunidad con talleres de intercambio de saberes tradicionales locales y científicos.
Resultados
El análisis sociodemográfico mostró que, del total de entrevistados, la edad promedio para el género femenino fue de 48 años y para el género masculino de 50 años. Del total de entrevistados 55 % correspondió al género femenino y 45 % al masculino, el más joven de los entrevistados fue una persona de 15 años, mientras que la persona de mayor edad mencionó tener 92 años. De los entrevistados 100 % habla el idioma mazateco y de este total, 89 % es bilingüe hablando mazateco y español, y 11 % habla únicamente mazateco. En cuanto al nivel de escolaridad, 57 % no cursó la primaria o la abandonó, 25 % terminó la primaria, 13 % concluyó la secundaria y 5 % cursó algún grado mayor a la secundaria. Todos los entrevistados mencionaron consumir hongos comestibles y conocer al menos una especie en el idioma tradicional. Se registraron 116 vocablos en mazateco relacionados con el uso, manejo y conocimiento tradicional de las especies fúngicas con importancia biocultural para los habitantes del área de estudio. Todos los vocablos tuvieron una traducción o interpretación al español, 42 % se relaciona con hongos silvestres, 41 % con partes del hongo, 9 % con aspectos ecológicos, 5 % con la forma de recolecta y 2 % se relaciona con la forma de preparación de los hongos silvestres comestibles. Estos vocablos hacen referencia a la forma de crecimiento, color, morfología del hongo, apariencia, textura, cosmovisión mazateca y los vocablos ská (loco) y xkii (me̱ dicinal o medicamento), presentaron tres acepciones. Los vocablos se encuentran relacionados con 27 especies de hongos silvestres (Tabla 1), de las cuales 18 son comestibles, cinco tienen uso medicinal y cinco son utilizadas con fines lúdicos. Las especies fúngicas registradas son denominadas con 60 nombres en mazateco, 15 en español y dos en náhuatl.
Tabla 1 Diversidad de hongos silvestres con importancia biocultural en la comunidad mazateca de Eloxochitlán de Flores Magón, Oaxaca, nombres en mazateco y su significado en español y usos
Nombre científico | Nombre en mazateco | Traducción al español | Otros nombres | Uso |
Armillaria mellea (Vahl) P. Kumm. | Tjii̱n tsjín, tjii̱n tíndsó, tjii̱n perito, tjii̱n ndse̱je̱n, tjii̱n nindó, tjii̱n nlivee, tjii̱n andojo, tjii̱n xó andojo, tjii̱n nó xi̱tse̱ | Hongo de leche, hongo de chivo (Capra aegagrus hircus L.), hongo de cabrito (Capra aegagrus hircus L.), hongo baboso, hongo de cerro, hongo gelatinoso, hongo de jabón, hongo de espuma de jabón, hongo de año nuevo | sr | C |
Auricularia angiospermarum Y.C. Dai, F. Wu & D.W. Li 2015 | Tjii̱n chíká, tjii̱n líka̱ | Hongo de oreja, hongo encuerado | sr | C |
Auricularia tremellosa (Fr.) Pat. (1888). | ||||
Auricularia nigricans (Sw.) Birkebak, Looney et Sánchez-García | Tjii̱n chíká nañá, tjii̱n líka̱ nañá | Hongo de oreja de perro (Canis familiaris L.), hongo pelón de perro (Canis familiaris L.) | sr | C, L |
Calvatia cyathiformis (Bosc) Morgan | Tjiin chijo, tjiin tsa̱nga̱ | Hongo de polvo, hongo de esponja | sr | L |
Cantharellus aff. Confluens Bandala, Montoya et Ramos | Tjii̱n ítá sinè | Hongo amarillo de encino (Quercus spp.) | sr | C |
Cantharellus cibarius s.l. Fr. | Tjii̱n inì, tjii̱n xoko | Hongo rojo, hongo de vagina | sr | C |
Cantharellus aff. violaceovinosus Herrera, Bandala et Montoya | Tjii̱n chji̱ꞌndi̱ | Hongo morado (azul) | sr | C |
Clavulinopsis fusiformis (Sowerby) Corner | Jno̱ tsálá, jno̱ nisen | Milpa de lagartija (Lacertidae), milpa de ratón (Mus spp.) | sr | L |
Daldinia sp. | Toꞌnchí, tjii̱n índꞌdé | Bola jugosa y carnosa, hongo de elite (Alnus acuminata Kunth) | Llorón, chillón, berrinche, nariz de perro (Canis fami- liaris L.), nariz de venado (Mazama temama Kerr.) | C |
Ganoderma zonatum Murrill | Tjii̱n tája, tjii̱n yá | Hongo duro, hongo de árbol | Cola de guajolote (Melea- gris gallopavo gallopavo L.) | L |
Geastrum lageniforme Vittad. | Tjii̱n chijo, tjii̱n káxtí | Hongo de polvo, hongo de gallo (Gallus gallus domesticus L.) | sr | L |
Hydnopolyporus fimbriatus (Cooke) D.A. Reid | Tjii̱n chroba tája, tjii̱n tája, tjii̱n xi̱, tjii̱n chroba naxó, tjii̱n sopa̱, tjii̱n ntso̱ko xa̱ꞌnda̱ | Hongo blanco duro, hongo duro, hongo desmenuzado, hongo blan- co de flor, hongo de sopa, hongo pata de gallina (Gallus gallus domesticus L.) | Cresta de pollo (Gallus gallus domesticus L.) | C |
Laetiporus sulphureus (Bull.) Murrill | Tjii̱n akoo̱n, tjii̱n ímáko̱, tjii̱n ꞌnchán, tjii̱n ímá | Hongo de corazón duro (duramen), hongo de chinene (Persea schie- deana Nees), hongo frío, hongo de aguacate (Persea spp.) | Hongo de encino (Quercus spp.), hongo grueso | C |
Lentinus crinitus (L.) Fr. | Tjii̱n xa̱xín, tjii̱n tája | Hongo fibroso, hongo duro | sr | C |
Panaeolus cyanescens Sacc. | Chji̱ngo̱ tíndsó, tjiin ni̱se | Pastor, hongo de pájaro | sr | M |
Pleurotus albidus (Berk.) Pegler | Tjiin chroba ntso̱ko | Hongo blanco de pata | sr | C |
P. djamor (Rumph. ex Fr.) Boedijn | Tjii̱n chroba | Hongo blanco | Hongo seta silvestre | C |
P. opuntiae (Durieu & Lév.) Sacc. | ||||
Pleurotus sp. | ||||
Psilocybe caerulescens (Murrill) | Tjii̱n ki̱xó, ndíki̱xó | Hongo de derrumbe, de rrumbito | sr | M |
P. cubensis (Earle) Singer | Tjii̱n nanguii̱, tsojmi nanguii̱, tjii̱n nchra̱ja̱, xkii̱ nanguii̱, tjii̱n ská nanguii̱, tjii̱n xkii̱, tjii̱n ská, tjii̱n na̱ꞌinná | Hongo de tierra, cosita de tierra, hongo de toro (familia de los Bóvidos), medicina de tierra, hongo loco de tierra, hongo medicinal, hongo loco, hongo de nuestro señor | San Pedro, San José, San Isi dro, michoacano, alucinante | M |
P. mexicana R. Heim | Tjii̱n ni̱se, ndíni̱se, xkii̱ ni̱se | Hongo de pájaro, pajarito, medicina de pájaro | sr | M |
P. yungensis Singer & A.H. Sm. | Tjii̱n ni̱se | Hongo de pájaro | sr | M |
Schizophyllum commune Fr. | Tjii̱n ni̱se, tjii̱n ndi̱jyii̱ | Hongo de pájaro, hongo de caña (Saccharum officinarum L.). | sr | C |
Schizophyllum radiatum Fr. | ||||
Ustilago maydis (DC.) Corda | Tohíjé | Bola de jilote | Huitlacoche, tlacuache (Didelphimorphia) | C |
La nomenclatura está basada en el Index Fungorum. Otros nombres: se incluyen nombres en español y náhuatl. C: comestible. L: lúdico. M: medicinal. sr: sin registro. Los nombres tradicionales en mazateco están ordenados jerárquicamente con base en el número de menciones en las entrevistas.
El vocablo en mazateco para referirse a los hongos en la variante lingüística de Eloxochitlán de Flores Magón, es “tjiin” y se traduce al español como “grueso”; este ̱ vocablo no es exclusivo para los hongos ya que puede hacer referencia a objetos gruesos, por lo cual, el contexto de la conversación se utiliza para distinguir su significado. Cabe destacar que los entrevistados, reconocen por medio del lenguaje a los hongos como un reino distinto al de plantas (xka)̱ y animales (cho)̱ , denominándolos tjiin, aunque, al preguntar ̱ ¿Qué es un hongo? se detectó que existe una fuerte asociación principalmente con plantas y alimento.
Adicionalmente, los hongos silvestres son clasificados con base en su uso en: i) tjii̱n ra ma chine, que se traduce como “hongos que se pueden comer” para las especies comestibles; ii) tjii̱n ra sískájinná, que significa “hongos que te vuelven loco” para los que no tienen algún uso en la comunidad o que no se conocen; y iii) tjii̱n ra ma xkii̱, que significa “hongos que sirven para medicina” que se atribuye a especies con alguna cualidad curativa. Los vocablos asignados a los hongos en la comunidad de estudio se enlistan a partir de la página 8.
Nota tipográfica: en las palabras escritas en lenguaje mazateco, cuando aparece un guión debajo de vocales este debe ir colocado exactamente debajo de la vocal que le antecede, para que pueda ser leído de manera correcta.
Akoon: corazón duro; vocablo que hace referencia al ̱ duramen de las especies forestales o especies con fustes duros como Quercus spp., cedro (Cedrela odorata L.), entre otros. Este vocablo se emplea como sufijo para nombrar a Laetiporus sulphureus, debido a que la formación de sus esporomas se asocia a especies arbóreas con fustes duros, mencionando que brotan desde el corazón (duramen) de estos.
Andojo: jabón, vocablo empleado para designar a la especie Armillaria mellea debido a la textura víscida en la superficie del píleo, la cual es relacionada con la consistencia del jabón (Figura 2 c).
Chijo: polvo, sufijo utilizado para nombrar a la especie de Geastrum lageniforme debido a que, al presionar con las yemas de los dedos el esporoma maduro de esta especie, se pueden observar las esporas, las cuales semejan una especie de polvo. || Sufijo utilizado para nombrar a Calvatia cyathiformis por la cantidad de esporas que presenta en estadios muy maduros.
Chíká: oreja, sufijo utilizado para nombrar hongos que presentan similitud a la forma y consistencia cartilaginosa de la oreja, como las especies Auricularia tremellosa y Auricularia angiospermarum.
Chjingo̱ tíndsó: pastor, conjunto de vocablos para refe̱ rirse a la persona que se dedica a la cría y cuidado del ganado, aunque, al ser empleada para nombrar a Panaeolus cyanescens hace referencia a la persona que se le ha conferido autoridad dentro de una iglesia para dirigir y cuidar una congregación de creyentes.
Chji̱ꞌndi:̱ azul o morado, sufijo atribuido al color que posee la especie Cantharellus aff. violaceovinosus (Figura 2 f).
Chroba: blanco, sufijo utilizado para designar especies de hongos de este color como el género Pleurotus (Figura 2 b) e Hydnopolyporus fimbriatus. Este nombre incluye a Pleurotus djamor a pesar de su coloración rosa.
Fate: rayo, descarga electrostática disruptiva de gran intensidad que ocurre en la atmósfera, el cual, está asociado a la fructificación de hongos del género Pleurotus y Psilocybe. Dentro de la cosmovisión mazateca, los entrevistados mencionaron reconocer una mayor producción de estas especies después de una noche con existencia de rayos.
Íjnchroo:̱chitate, canasta tradicional de Eloxochitlán de Flores Magón utilizada para transportar diferentes frutos o materiales, entre ellos, la recolecta de hongos con importancia biocultural (Figura 2 e).
íkafè: cafetal, sistema agroforestal en el que se presentan sustratos para la fructificación de especies como Pleurotus spp., Auricularia spp., H. fimbriatus, entre otros.
Ímá: aguacate (fruto del árbol del género Persea), sufijo empleado para designar a Laetiporus sulphureus, debido a que crece en el fuste de esta especie arbórea.
Ímáko: aguacate duro (Chinene), fruto del árbol Persea schiedeana Nees, sufijo empleado para designar a Laetiporus sulphureus, debido a que crece en el fuste de esta especie arbórea.
Índꞌdé: elite, nombre asignado al árbol Alnus acuminata Kunth, donde fructifican especies como Daldinia sp. y Schizophyllum spp. || Sufijo utilizado para nombrar la especie Daldinia sp. que crece asociada al fuste calcinado de dicho árbol.
Inì: rojo o colorado, sufijo atribuido al color que posee la especie Cantharellus cibarius s.l.
Ioó: almendra (Prunus dulcis Mill), semilla utilizada como forma de pago, colocándolas sobre la tierra al recolectar especies fúngicas (recomendado por algunos habitantes al momento de realizar la recolecta de especies fúngicas para el estudio en la comunidad).
Ítá: encino; etnotaxa y sufijo utilizado para nombrar especies de hongos que crecen asociados a árboles del género Quercus, como Cantharellus aff. confluens; Cantharellus cibarius s.l. y Cantharellus aff. violaceovinosus.
Ítjoba̱ :̱jonote (Heliocarpus appendiculatus Turcz.), especie arbórea mencionada como sustrato sobre el que crecen hongos como Pleurotus spp. y Auricularia spp.
Jno:̱ milpa (agroecosistema mesoamericano cuyos principales componentes productivos son maíz, frijol y calabaza), este vocablo se usa como raíz para nombrar a la especie Clavulinopsis fusiformis. || Vocablo relacionado al agroecosistema milpa donde
se recolectan especies como Schizophyllum spp., Ustilago maydis y Daldinia sp. en ramas y troncos no mayores a 25 cm de diámetro, los cuales son residuos de la roza-tumba y quema, empleados como tutores para enredaderas.
Jto: podrido, vocablo empleado para referirse a la materia orgánica en proceso de descomposición donde fructifican algunas especies fúngicas.
Kàndose: caldo espeso (Tesmole o amarillo), nombre ̱ del platillo tradicional elaborado a base de jitomate (Solanum lycopersicum L.), semillas de achiote (Bixa orellana L.), ajo (Allium sativum L.), cebolla (Allium cepa L.) y maíz nixtamalizado, en el cual se preparan la mayoría de los hongos silvestres comestibles de la región.
Káxtí: gallo (Gallus gallus domesticus L.), sufijo empleado para denominar al hongo Geastrum lageniforme, debido a la semejanza que presenta la estructura del hongo con la cresta de estas aves.
Kixó: derrumbe, sufijo utilizado para designar a la es̱ pecie Psilocybe caerulescens, debido a que los mazatecos mencionan que la especie crece en derrumbes o lugares donde el agua acumula tierra.
Líka:̱encuerado o desnudo, sufijo empleado para designar a las especies Auricularia angiospermarum y Auricularia tremellosa.
Nanguii:̱tierra, parte superficial de la corteza terrestre que constituye el suelo. Sufijo utilizado para nombrar a la especie Psilocybe cubensis (Figura 2 a).
Nañá: perro (Canis familiaris L.), sufijo de tercer orden utilizada para distinguir la especie Auricularia angiospermarum y A. tremellosa de la especie A. nigricans.
Naxó: flor, sufijo de tercer orden empleado para nombrar a la especie Hydnopolyporus fimbriatus señalando la semejanza que tiene con la estructura reproductiva de plantas angiospermas.
Na̱ꞌínná: nuestro señor (en la religión católica atribuido a Jesucristo), sufijo utilizado para nombrar a Psilocybe cubensis debido al respeto que tienen los habitantes a la especie, al considerarla sagrada.
Nchraja̱ :̱ toro (familia de los Bóvidos), sufijo utilizado para denominar a la especie Psilocybe cubensis debido a que crecen sobre el estiércol de los bovinos.
Ndí: diminutivo que denota afecto, cariño, sentimiento de aprecio o de respeto. Este vocablo se antepone al sustantivo para modificarlo, como en el caso de Psilocybe caerulescens conocido como ndí kixó ̱ (derrumbito) o Psilocybe mexicana, denominado ndí nise (pajarito).
Ndijyi̱ :̱ pastizal, vocablo utilizado para referirse al ecosistema donde fructifican especies como Psilocybe cubensis.
Ndijyii̱: ̱caña (Saccharum officinarum L.), vocablo utilizado como sufijo para denominar a la especie Schizophyllum commune y Schizophyllum radiatum que crecen sobre el bagazo de la caña de azúcar.
Nindó: cerro, sufijo empleado para designar a la especie Armillaria sp. (Figura 2 c).
Nise: pájaro, sufijo utilizado para denominar a ̱ Schizophyllum commune y Schizophyllum radiatum por su semejanza con las alas de aves. || Sufijo empleado para denominar a Psilocybe mexicana.
Nisen: ratón (Mus spp.), sufijo utilizado en la especie de Clavulinopsis fusiformis, debido a que, la fructificación de este hongo se relaciona con los ratones como se menciona en una fábula.
Niso: jícara, recipiente elaborado a partir del fruto del jícaro (Crescentia cujete L.). Medida antropométrica para realizar la venta de hongos comestibles como Cantharellus spp., Pleurotus spp., Schizophyllum spp., entre otros.
Nlivee: gelatinoso, sufijo empleado para designar a la especie Armillaria mellea debido a que la textura víscida se relaciona con la textura de la gelatina casera (Figura 2 c).
Nó xitse̱ :̱ año nuevo, conjunto de vocablos empleados para designar a la especie Armillaria mellea debido a que fructifica en los tres últimos meses del año (Figura 2 c).
Ndseje̱ n: baboso, sufijo empleado para designar a la ̱ especie Armillaria mellea debido a la textura víscida al tocarlo cuando la superficie del píleo está muy húmeda (Figura 2 c).
Ntsoko: pie o pata, vocablo de segundo orden para ̱ referirse a Hydnopolyporus fimbriatus. || Vocablo de tercer orden para referirse a Pleurotus albidus debido a que su estípite resalta de las demás especies de Pleurotus.
Perito: cabrito (Capra aegagrus hircus L.) en periodo de lactancia, sufijo empleado para designar a la especie Armillaria mellea Este nombre puede estar relacionado con la leche que ingiere este animal y el denso color blanco producto de la esporulación de estos hongos que llega a recubrir el píleo de otros esporomas al tener un crecimiento gregario (Figura 2 c).
Sá: luna, vocablo relacionado con la fructificación de hongos del género Pleurotus, basándose en las fases lunares, la cual determina una mayor disponibilidad de esporomas en el campo.
Satína tjiin: vender hongos, actividad realizada en el ̱ mercado o de puerta en puerta, por algunos habitantes de la comunidad cuando existe abundancia de hongos en campo.
Siijchanjtꞌa nitjaan: asar en el comal, forma de cocinar ̱ algunas especies de hongos como Daldinia sp., Schizophyllum spp., y Pleurotus spp.
Sinè: amarillo, sufijo atribuido al color que posee la especie Cantharellus aff. confluens.
Sískájinná: “nos vuelve locos” o “nos intoxica”. Vocablo empleado para describir el efecto producido al consumir hongos en mal estado o especies no comestibles, cuyos síntomas o efectos son diarrea, dolor de estómago, locura o la muerte.
Ská: loco, sufijo empleado para designar a las especies fúngicas que no representan algún interés o uso dentro de la comunidad. || Vocablo utilizado para referirse al efecto producido por la psilocibina. || Sufijo empleado para nombrar a la especie Psilocybe cubensis.
Sopa: sopa o fideo (extranjerismo en la lengua mazateca), vocablo introducido que se emplea como sufijo para nombrar a Hydnopolyporus fimbriatus debido a la forma que adquiere el esporoma en el plato al momento de servirlo.
Tája: fuerte, duro; sufijo utilizado para nombrar a Hydnopolyporus fimbriatus y Lentinus crinitus, debido a su consistencia correosa (difícil de masticar). || Sufijo asignado a hongos con consistencia dura como Ganoderma zonatum.
Ti tjiin: cortar hongos, forma de extraer los hongos de ̱ su hábitat durante la recolección.
Tíndsó: chivo (Capra aegagrus hircus L.) sufijo empleado para designar a la especie Armillaria mellea Este nombre puede estar relacionado con la similitud de la leche que se obtiene de este animal y el denso color blanco producto de la esporulación de estos hongos que llega a recubrir el píleo de otros esporomas al tener un crecimiento gregario (Figura 2 c).
Tjiin ra ma chine: hongos que se pueden comer. Coṉ junto de vocablos empleados para clasificar a las especies fúngicas comestibles dentro del área de estudio.
Tjiin ra ma xkii̱ :̱ hongos que sirve para medicina, Conjunto de vocablos empleados para clasificar a especies fúngicas con alguna cualidad curativa o medicinal.
Tjiin ra sískájinná: hongos que te vuelven loco. Conjuṉ to de vocablos empleados para clasificar a especies fúngicas que no presentan algún interés o que no se conocen dentro del área de estudio.
Tjiiṉ: grueso, vocablo empleado para referirse a los hongos, el cual se utiliza como raíz para nombrar a las especies de hongos. Sin embargo, se hacen omisiones en las especies Clavulinopsis fusiformis, Daldinia sp., Ustilago maydis y, en algunas ocasiones, para referirse a especies del género Psilocybe.
To: bola; vocablo que se antepone para nombrar a especies fúngicas de forma esférica como Ustilago maydis y Daldinia sp.
Tohíjé: bola de jilote (nombre dado al fruto tierno del maíz cuando comienza a desarrollar sus estigmas, que son las flores femeninas); vocablo empleado para denominar a la especie Ustilago maydis.
Toꞌnchí: to / bola, nchí / hace referencia a la consistencia jugosa y carnosa de algunos alimentos, por lo que puede traducirse como bola jugosa y carnosa. Esta palabra es utilizada para designar a la especie Daldinia sp.
Tsálá: lagartija (Lacertidae), sufijo utilizado para referirse a la especie de Clavulinopsis fusiformis, debido a que la fructificación de este hongo se relaciona con las lagartijas en una fábula.
Tsanga̱ :̱ esponja o algodón, sufijo empleado para designar a Calvatia cyathiformis por la apariencia que tiene al ser cortado y su consistencia en estadios maduros.
Tsjín: leche, sufijo empleado para designar a la especie Armillaria mellea debido al color blanco producto de la esporulación de los esporomas que llega a recubrir el píleo de los demás cuerpos fructíferos al tener un crecimiento gregario (Figura 2 c).
Tsojmi: cosa, cosas, cosita, objeto en diminutivo. Raíz utilizada para denominar de forma afectuosa a Psilocybe cubensis al considerarse una especie sagrada entre los mazatecos.
Xaxín: hebra o fibroso, sufijo empleado para nombrar ̱ a Lentinus crinitus debido a la consistencia dura y fibrosa del hongo al momento de ser consumida (Figura 2 g).
Xa̱ꞌnda:̱gallina (Gallus gallus domesticus L.), vocablo de tercer orden empleado para denominar a Hydnopolyporus fimbriatus, debido a la forma del píleo que, para algunos habitantes, tiene semejanza con las patas de las gallinas.
Xi: desmenuzado, sufijo empleado para designar a Hydnopolyporus fimbriatus debido a la apariencia de estar fragmentado en trozos pequeños.
Xka_jto: hojas podridas. Ṯ érmino utilizado para nombrar el sustrato donde crecen especies de hongos como Cantharellus spp.
Xka_tee̱ :̱ hoja ancha; utilizada para transportar hongos recolectados cuando las personas no llevan recipientes para tal fin.
Xkii: medicinal o medicamento; vocablo empleado como raíz para nombrar a las especies Psilocybe cubensis y Psilocybe mexicana. || Sufijo empleado para nombrar a la especie Psilocybe cubensis. || Vocablo empleado para clasificar a los hongos con propiedades medicinales.
Xó: espuma, vocablo de segundo orden para referirse a la especie Armillaria mellea debido a su textura víscida en la superficie del píleo (Figura 2 c). Este vocablo se complementa con el vocablo andojo (jabón).
Xoko: vagina, sufijo poco empleado para designar a la especie Cantharellus cibarius s.l. por la semejanza del píleo con el aparato genital femenino.
Xóꞌná: hierba santa (Piper auritum K.), hoja empleada para envolver hongos y cocinarlos a las brasas, como en el caso de Pleurotus spp., Auricularia spp., Hydnopolyporus fimbriatus y Cantharellus spp.
Yá jto: árbol podrido, tronco podrido. Vocablo empleado para indicar el sustrato en el que crecen ciertas especies de hongos como Pleurotus spp., Auricularia spp., Laetiporus sulphureus, entre otros.
Yá: árbol, palo, tronco. Vocablo empleado como raíz para referirse a especies arbóreas asociadas a especies fúngicas dentro del área de estudio. || Vocablo utilizado como sufijo para nombrar a Ganoderma zonatum que crecen en los troncos en proceso de descomposición.
Ye: víbora (Suborden de las serpientes), con base a los entrevistados, este reptil suele aparecer cuando se realiza exclusivamente la búsqueda de hongos silvestres comestibles.
ꞌNchán: frio, sufijo empleado para designar a Laetiporus sulphureus. La fructificación de esta especie está relacionada con bajas temperaturas y funciona como bioindicador de temporadas frías.
ꞌNcháꞌnde: frio en la tierra (humedad). Término utilizado para nombrar sitios con alta humedad edáfica en donde los habitantes mencionan que es favorable para la fructificación de hongos.

Figura 2 Ejemplos de hongos con importancia biocultural. a) Psilocybe cubensis (Tjiin nanguii̱ )̱ utilizado en la medicina tradicional mazateca. b) Pleurotus sp., (Tjiin chroba) especie muy valorada como comestible por los habitantes. c) Armillaria mellea (Tjiin tsin), especie con ̱ mayor número de nombres tradicionales. d) Honguera mazateca sosteniendo un chitate (canasto) con Cantharellus spp. (Tjiin ítá). e) ̱ Chitate (canasto) de tamaño pequeño con Auricularia angiospermarum y Auricularia tremellosa (Tjiin chíká). f) ̱ Cantharellus aff. violaceovinosus (Tjiin ̱ chji̱ꞌndi)̱ . g) Lentinus crinitus (Tjiin xa̱ xín).̱
Las estructuras morfológicas de especies fúngicas reciben una gran variedad de nombres en mazateco (Figura 3). De forma que, el píleo es conocido de 11 formas diferentes, el estípite 5, el anillo 16, el himenio 10, las escamas 6, la volva 3, el micelio 3 y las esporas con 2 nombres. Algunos de los entrevistados reconocieron todas las estructuras del esporoma, asignado un nombre para cada una de ellas. Sin embargo, se registra que no todos los entrevistados identifican estas estructuras, por lo cual, se presentaron casos en el que los entrevistados mencionaron no conocer ninguna de estas y casos donde solo realizaron una mención. De tal manera que: del total de respuestas obtenidas, las escamas y esporas son las partes del hongo menos reconocidas de 291 entrevistados, 59.1 % no asignaron algún nombre a estas estructuras en ambos casos; 55.5 % entrevistados no dieron nombre al himenio, 36.9 % entrevistados desconocen al anillo, 24.5 % de personas desconocen al micelio, 24 % de entrevistados no nombraron la volva, 13.5 % participantes no dieron un nombre para el píleo y 10.7 % entrevistados no asignaron nombre al estípite. Los vocablos registrados para cada una de las partes del esporoma son las siguientes: Los vocablos empleados para denominar al píleo de los esporomas son: tsí’nguíe “sombrero” (48.8 %); skó “su cabeza” (18.9 %); xombe “sombrero” (1.4 %), el cual es un vocablo de la variante lingüística de Huautla de Jiménez, sin embargo, fue mencionado por algunos habitantes de Eloxochitlán de Flores Magón; tjiin ̱ “hongo” (13.1 %); tjeṉ ꞌngién “puesta de sombra” (1.4 %); Ijoo “carne” (1 %); ̱ íntsién “espalda” (0.7 %); niso “jícara” (0.3 %); nitjaan “comal” (0.3 %) que es un uteṉ silio de cocina tradicional elaborado con barro y utilizado como plancha para cocción de alimentos; sá “luna” (0.3 %) y tjáxa “abrir, florecer” (0.3 %). Estos vocablos ̱ representan 86.5 % de las 291 entrevistas.

Figura 3 Nomenclatura tradicional asignada a las estructuras macromorfológicas de los hongos por el grupo mazateco de Eloxochitlán de Flores Magón, Oaxaca.
Para denominar al estípite de las especies fúngicas los vocablos empleados son: yá ntsoko̱ “palo de su pie” ̱ (66.7 %); ntsokó “su pie” (21 %); ̱ ꞌchoo “base” (1 %); ̱ chrja̱ꞌmí “pierna” (0.3 %) e isién “cuello” (0.3 %). Estos vocablos representan 89.3 % de las 291 entrevistas.
Los vocablos empleados para nombrar al anillo o resto del velo parcial presente en algunas especies fúngicas son: j’chó “vestido” (18.6 %); paìto “pañuelo” (12 %); ̱ lixto “listón” (5.8 %); ndáyá “cintura” (5.1 %); jto̱ jngo ̱ “anillo” (4.5 %); xká “pantalón” (3.4 %); tjé “basura” (3.1 %); isién “cuello” (2.4 %); tjéa yá “palo sucio” (1.7 %); jtsó “huipil” (1.4 %), que es una prenda de algodón con bordados tradicionales; tóxki ̱ “medalla o collar” (1.4 %); xkó “rodilla” (1.4 %); bitjo tjoꞌtsin “sale de la base” (1 %); masenkjá “su mitad” (0.7 %); matjìn “se engruesa” (0.3 %) y nikje “ropa” (0.3 %). Estos vocablos representan 63.1 % de las 291 entrevistas. Los vocablos empleados para nombrar al himenio de los hongos son: ngui tsíꞌnguía “debajo de su sombrero” (12 %); ndiyá “camino, vereda o raya” (11.3 %); inḏ si̱ꞌbé “panza o estómago” (9.3 %); isién “cuello” (3.8 %); ngayá “adentro” (3.1 %); Ijoo̱ “carne” (2.7 %); naxá ̱ tjiin “vena del hongo” (1.4 %); nga̱ yá iníma̱ “adentro ̱ del corazón” (0.3 %); xó “esponja” (0.3 %) y xo̱ꞌba “co̱ ladera” (0.3 %). Estos vocablos representan 44.5 % de las 291 entrevistas.
Los vocablos empleados para nombrar a los restos de volva en forma de escamas, ubicadas en el píleo son: nindo “grano” (33 %); to “bola” (3.1 %); ̱ Ìndó “pinto o pintado” (2.4 %); xkén “ojo” (1.4 %); to chroba “bolas blancas” (0.7 %) y skie “rasposo” (0.3 %). Estos vocablos representan 40.9 % de las 291 entrevistas. La volva de las especies fúngicas es conocida como: ntsokó “pie” (42.6 %); kjo̱ ma̱ “raíz” (14.8 %) y tjo̱ ꞌtsin “base” (18.6 %), que representan 76% de las 291 entrevistas. Los términos empleados para designar al micelio basal o cordones miceliales de las especies fúngicas fueron: Kjoma̱ “raíz” (74.9 %); naxá tjii̱ n “vena del ̱ hongo” (0.3 %) y ndiyá “camino, vereda o raya” (0.3 ̱ %) representando 75.5 % de las 291 entrevistas. Por último, las esporas de las especies fúngicas se mencionaron: chijo “polvo” (39.2 %) y Tjachó “semilla” (1.7 %), representan 40.9 % de las 291 entrevistas.
Algunos vocablos mencionados hacen referencia a dos o más estructuras diferentes, como ocurre con los términos isién (cuello), que se utiliza para nombrar al himenio laminar, anillo y estípite; de forma similar, el termino ntsokó (pie), se emplea para nombrar la volva ̱ y estípite de los hongos.
Algunos hongos silvestres con importancia biocultural son reconocidos con varios nombres en mazateco por los habitantes de la comunidad de estudio. Las especies con mayor número de nombres, de acuerdo a su índice de mención (IM) corresponden a: i) Armillaria mellea, la cual es reconocida con nueve nombres diferentes, tjiin tsjín (IM=1.48), tjii̱ n tíndsó (IM=1.03), tji̱ in perito (IM=0.93), tjii̱ n ndse̱ je̱ n (IM=0.45), tjii̱ n nindó ̱ (IM=0.38), tjiin nlivee (IM=0.17), tjii̱ n andojo (IM=0.14), ̱ tjiin xo andojo (IM=0.07) y tjii̱ n nó xi̱ tse̱ (IM=0.07); ii) ̱ Psilocybe cubensis reconocido con ocho nombres que son: tjiin nanguii̱ (IM=5.53), tsojmi nanguii̱ (IM=5.53), ̱ tjiin nchra̱ ja̱ (IM=0.89), xkii̱ nanguii̱ (IM=0,82), tjii̱ n ská ̱ nanguii (IM=0.41), tjii̱ n xkii̱ (IM=0.27), tjii̱ n ská (IM=0.17) ̱ y tjiin na̱ ̱ꞌinná (IM=0.03); iii) Hydnopolyporus fimbriatus con seis nombres tjiin chroba naxó (IM=0.69), tjii̱ n chro̱ ba tája (IM=0.41), tjiin xi̱ (IM=0.34), tjii̱ n tája (IM=0.24), ̱ tjiin ntso̱ k xa̱ ̱ꞌnda (IM=0,07) y tjii̱ n sopa̱ (IM=0.03); iv) ̱ Laetiporus sulphureus con cuatro nombres, tjiin akoo̱ n ̱ (IM=4.12), tjiin ̱ ꞌnchán (IM=0.38), tjiin ímáko̱ (IM=0.62) y ̱ tjiin ímá (IM=0.10); y especies identificadas con un solo ̱ nombre corresponden a Cantharellus aff. confluens conocido como tjiin ítá sinè (IM=0.62), ̱ Cantharellus aff. violaceovinosus nombrado tjiin chji̱ ̱ꞌndi (IM=1.20), ̱ Psilocybe yungensis denominado tjiin ni̱ se (IM=0.03), ̱ Ustilago maydis distinguido como tohíjé (IM=7.49), Pleurotus albidus conocido como tjiin chroba ntso̱ kó ̱ (IM=0.65) y Pleurotus spp. a los cuales se les conoce como tjiin chroba (IM=9.73).̱
Anotaciones sobre la gramática y pronunciación del mazateco
La variante lingüística del mazateco de Eloxochitlán de Flores Magón tiene cuatro niveles tonales. El tono alto se indica mediante un acento en la vocal; el tono medio se escribe sin acentos en la vocal; el tono bajo se indica por medio de una raya debajo de la vocal y el tono medio agudo se indica por medio del acento (acento grave). Modificar el tono al momento de pronunciar una palabra, puede dar origen a una palabra con un significado completamente diferente. Aunque en ocasiones, con el contexto de la plática o el tema de conversación se pueden llegar a entender.
Chíká = oreja, Chroba = blanco, Nindo = grano, Inì = ̱ rojo.
Ejemplo de coincidencia de palabras:
Xkón = peligro, Xkon = tacaño, Xkon = su ojo.̱
La chr representa un sonido semejante a la ch, pero con la punta de la lengua doblada hacia arriba: Chroba = blanco, Íjnchroo = chitate.̱
La ts representa un sonido similar a la palabra cátsup: Ntsokó = pie, Tsálá = Lagartija (Lacertidae), Tsí’nguíe = ̱ sombrero, Tsjén = dulce.
La x representa un sonido semejante al que se produce para calmar o arrullar a los niños, combinando las letras sr. Puede encontrarse al inicio de una palabra o antes de la t o la k:
Xombe = sombrero, Lixto = listón, Xka̱ = hoja.̱
El saltillo ꞌ representa un pequeño corte de voz: ꞌChon = Trueno, Ínḏ ꞌdé = elite, Na̱ꞌínná = nuestro señor.
Cuando el saltillo ꞌ se presenta antes de las letras m, n, b, nd, nch y nchr se aplica una pequeña pausa y se produce una dicción más fuerte a la próxima consonante: Chrja̱ꞌmí = pierna, Tsí’nguíe = sombrero, Indsi̱ ̱ꞌbé = panza o estomago, Chji´ndi̱ = azul, ̱ ꞌNchán = frio, Íxiꞌnchraa = liquidámbar.̱
Si el saltillo ꞌ se presenta antes de las siguientes consonantes t y ch se indica una glotalización de la sílaba: Najno̱ fi̱ ꞌtá = cigarro molido, J’chó = vestido.
La h, no representa ningún sonido y es utilizada para separar dos sílabas: Tohíjé = bola de jilote.
La b representa un sonido suave como el de la palabra labio:
Bitjo = sale, Chroba = blanco.
La letra n al final de la palabra no representa una consonante, indica que una parte del aire sale por la nariz modificando la vocal anterior:
Tjiin = hongo, Ísién = cuello, Akoo̱ n = corazón duro.̱
La letra j se pronuncia de manera similar al español cuando se encuentra antes de una vocal, principio de la palabra o entre dos vocales: Chijo = polvo, Ijoo = carne.̱
Cuando se usa la letra j antes o después de algunas consonantes y grupos de consonantes representa un pequeño soplo de aire antes o después de la consonante: Tjé = basura, Tjachó = semilla, Tsojmi = cosita.
Discusión
Los nombres tradicionales y vocablos relacionados con los hongos silvestres en lenguas indígenas se han documentado ampliamente en trabajos etnomicológicos en México. Garibay-Orijel (2009) enlistó 210 términos relacionados con los hongos usados por los zapotecos; en el grupo chinanteco, se han registrado 70 vocablos relacionados con los hongos de importancia cultural (López et al. 2017). En la obra “Los nombres de los hongos y lo relacionado con ellos en América Latina” se enlistaron 5,500 nombres correspondientes a alrededor de 1,750 especies (Guzmán 1997). La presente investigación, registra 116 vocablos relacionados al recurso micológico con importancia biocultural en el grupo étnico mazateco.
Derivado de las entrevistas se constató que los habitantes de la comunidad reconocen a los hongos como un reino distinto al de plantas y animales por medio del lenguaje denominándolos tjiin. Otros grupos étnicos ̱ del estado de Oaxaca que tienen un prefijo para las especies fúngicas son el zapoteco, denominándolos baya, bella, beshia, be’ea, be’ya, bia y bi’a en la Sierra Norte y para la Sierra Sur mbey y mey (Garibay-Orijel et al. 2006, 2009); xi’i para el grupo mixteco, cuyo término significa literalmente “muerto o moribundo” (Hernández-Santiago et al. 2016); níẗ para el grupo chinanteco (López et al. 2017). El grupo otomí del estado de Tlaxcala utiliza el vocablo jo para hongo en singular y yu jo para hongos en plural (Montoya et al. 2019). Sin embargo, en función de las entrevistas efectuadas es posible afirmar que en el caso del grupo mazateco, objeto de estudio de la presente investigación, las concepciones que tienen los entrevistados en relación con los hongos silvestres, están asociadas fuertemente a las plantas y alimento. Algo similar ocurre en el grupo otomí, donde las concepciones que tienen en relación con los hongos silvestres utilitarios están dentro de dos categorías: alimento con 68 % y plantas con 32 % (Lara-Vázquez et al. 2013).
En la comunidad de estudio, al ser bilingües, en ocasiones después de realizar el listado de nombres tradicionales en mazateco, algunas personas complementaron la información con nombres en español para algunos hongos, registrando un total de 15 nombres tradicionales en español. Por otra parte, al traducir del mazateco al español el nombre tradicional de la especie Ustilago maydis (DC.) Corda, algunos entrevistados utilizaron vocablos de origen náhuatl, denominándolo como huitlacoche, proveniente de cuitlatl (excremento, suciedad, excrecencia) y cochi (dormir) traducido como “suciedad dormida”, indicando que una parte de la planta no se desarrolló correctamente; y tlacuache (Didelphimorphia), proveniente de tla (fuego), cua (mordisquear, comer), tzin, (chico, reverencial), traducido como “el pequeño que come fuego”. Quizás este último vocablo puede hacer referencia al color negro de Ustilago maydis que es el mismo color de los tlacuaches que abundan en la localidad de estudio. A pesar que se mencionaron nombres en español, estos no sustituyen a los nombres tradicionales y se consideraron como información complementaría. Por lo general, los habitantes de la comunidad de estudio hablantes del mazateco, emplean el idioma español solo ocasionalmente, dando preferencia a la lengua mazateca en la vida cotidiana. Otros grupos étnicos como el mixteco y chinanteco conservan el uso de nombres locales debido a condiciones geográficas y el bajo proceso de transculturación (Hernández-Santiago et al. 2016, López et al. 2017).
Sin embargo, en algunos estudios etnomicológicos se ha registrado la erosión del idioma tradicional debido a la sustitución de nombres de hongos en el idioma originario por el español (Ruan-Soto et al. 2004, 2009), como ocurre en el grupo otomí, de la comunidad de Ixtenco, Tlaxcala, donde 79.45 % de nombres utilizados son en idioma español y solo 20.55 % en ñuhmu (Montoya et al. 2019).
Con base en López et al. (2017) se considera que el número de vocablos asignado a los hongos son de dos tipos: i) binomiales, compuestos de dos vocablos, donde el primero hace referencia al hongo, y el segundo a una característica o forma que presenta el hongo. Por ejemplo, Pleurotus spp. recibe el nombre de tjiin chroba (tjiin: hongo; chroba: blanco); y ii) trinomiales, el cual se asigna a una característica particular parecida a un objeto o animal, que permite diferenciarlo de otros hongos que son parecidos, como es el caso de Auricularia nigricans, conocido como tjiin chíká nañá (tjiin: hongo; chíká: oreja; nañá: perro) e Hydnopolyporus fimbriatus conocido como tjiin chroba naxó (tjiin: hongo; chroba: blanco; naxó: flor).
Dentro del vocablo que designa a los hongos se presentan excepciones que omiten la raíz tjiin, debido a que estas especies no son consideradas hongos por los entrevistados como ocurre en los casos de Ustilago maydis, Daldinia sp., y Clavulinopsis fusiformis. De igual forma, algunos nombres tradicionales de hongos enteógenos mencionados por los entrevistados omiten esta raíz, debido a que dichos hongos son considerados seres sagrados, así como por el cariño y respeto que se les tiene por parte de los entrevistados al ser nombrados; sin dejar de considerarlos como hongos. Estas especies corresponden a, Panaeolus cyanescens, Psilocybe cubensis, Psilocybe caerulescens y Psilocybe mexicana. Otros grupos étnicos también separan a especies fúngicas en su clasificación, como el grupo mixteco que considera a Ustilago maydis como chapulín malo, que es el término que aplican al insecto de la especie Sphenarium purpurascens debido a su color obscuro, evitando el prefijo que hace referencia al hongo (Hernández-Santiago et al., 2016).
En cuanto a las estructuras morfológicas que constituyen a los hongos, se presentan similitudes al traducir la lengua indígena de otros grupos étnicos al idioma español. Por ejemplo, con el grupo chinanteco hay cinco similitudes que corresponden al píleo conocido como sombrero (loguí), el estípite es conocido como pie (tii), el himenio como carne (ngüü), las esporas como semillas (mic jü) y el micelio como raíz (jmïö) (López-García et al. 2017); tres coincidencias con el grupo mixteco para las partes del píleo o sombrero del hongo (mpelu xi´i), estípite o pie del hongo (sa´a xi´i) y raíz para el micelio (yo´o xi´i) (Hernández-Santiago et al. 2016). Asimismo, en el grupo otomí las coincidencias presentes fueron en el píleo conocido como sombrero (phui), el ̱ himenio como carne (ngo)̱ y el estípite como tronco o pata del hongo (dänza o wajo) (Montoya et al. 2019). La cantidad de nombres asignados a las especies fúngicas por parte de los entrevistados infiere que este recurso es de gran importancia para la cultura mazateca. Turner et al. (2000) señalaron que los recursos naturales a los que se asignan nombres representan un beneficio o utilidad para un grupo humano y la cantidad de nombres puede estar dado por factores como la frecuencia de uso.
En la obra “The genus Psilocybe” se registraron 38 nombres tradicionales asignados a los hongos neurotrópicos utilizados por el grupo mazateco (Guzmán, 1983). Sin embargo, al realizarse un análisis acerca del significado y escritura de estos vocablos, se determinó que en realidad estos corresponden a: 14 nombres de hongos en mazateco; 6 a nombres de hongos en español, 2 nombres no se relacionan con los hongos y hacen referencia a Ipomoea violacea o Salvia divinorum, registrados como to nasa (bola de nuestra virgen) y to ska (bola loca); y 2 vocablos hacen referencia a la fructificación de hongos que es xi tjo (brotar) y nraja (toro) que hace referencia al sustrato donde crece Psilocybe cubensis. Al no existir anteriormente una base formal para la escritura del mazateco y que la escritura no fue realizada por lecto escritores del mazateco, los 14 nombres restantes son interpretaciones del mazateco que presentan similitud al realizar la traducción. Por ejemplo, di chi te ki sho y nti si tho kiso corresponden a nti si tho kiso traducido como pequeños que brotan del derrumbe. Cabe destacar que los vocablos Ndíkixó, Ndíni̱ se̱ y San Isidro coinciden con los nombres reportados en la presente investigación.
Conclusiones
Por primera ocasión se describe mediante un estudio formal el uso y manejo de hongos silvestres utilizados por el grupo étnico mazateco en el que se incluyen hongos silvestres comestibles, hongos con uso medicinal y hongos con uso lúdico, ampliando el conocimiento relacionado con la importancia del uso de otras especies fúngicas en dicha cultura mexicana. Adicionalmente, el presente estudio documenta el vocabulario relacionado con los hongos silvestres con importancia biocultural utilizados por el grupo mazateco que presenta una enorme riqueza lingüística. La riqueza lingüística relacionada al recurso micológico pone de manifiesto que el conocimiento de los hongos por los mazatecos, es de alta precisión logrando distinguir y nombrar las partes de los hongos, agrupar etnotaxones y asignar uno o más nombres comunes a hongos con importancia biocultural, lo que denota que este recurso es utilizado frecuentemente por sus beneficios en temporadas durante las cuales se encuentran disponibles. A pesar de los fuertes procesos de transculturación que se viven en la comunidad de estudio, dicho conocimiento pervive en la actualidad. Sin embargo, este conocimiento podría llegar a perderse basado en la categoría de riesgo en que se encuentra esta lengua o por el remplazo de nombres en mazateco por nombres en el idioma español o la lengua náhuatl. La recopilación de los vocablos y nomenclatura presentada en la presente investigación, relacionadas al recurso fúngico, es un aporte al conocimiento de la cultura mazateca y puede ser la base para futuras investigaciones en la región, para comprender la naturaleza y variación del conocimiento micológico entre el pueblo mazateco y otras culturas mexicanas.