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Estudios sociológicos

On-line version ISSN 2448-6442Print version ISSN 0185-4186

Estud. sociol vol.42  Ciudad de México  2024  Epub May 24, 2024

https://doi.org/10.24201/es.2024v42.e2348 

Artículos

Funcionamiento económico de los hogares; sus fuentes de bienserestar* y sus recursos

The Economic Functioning of Households, their Well-Being Sources and Resources

Julio Boltvinik1 

1Centro de Estudios Sociológicos, El Colegio de México, Ciudad de México, México, julio.boltvinik@gmail.com


Resumen:

En la sección 1 del presente artículo formulo una tipología de hogares y un esquema de reproducción (producción y circulación) para cada uno de cinco tipos de hogar identificados. Los esquemas de reproducción entrelazan los tres sectores institucionales más importantes: hogares, empresas y gobierno. Con base en estos esquemas, en la sección 2 se desarrolla la conceptualización de las fuentes de bienserestar (FBSE), su aplicación para la crítica de los métodos parciales de medición de la pobreza y se comparan las FBSE definidas con los esquemas de recursos de varios autores.

Palabras clave: esquemas de reproducción; pobreza; valores de uso; mercancías; fuentes de bienestar

Abstract:

In section one, I define a typology of households and a reproduction scheme for each of the five types of household identified. The reproduction schemes link the three main institutional sectors: households, firms, and government. In section two, these schemes are used to develop the conception of households’ well-being sources (HWBS) as well as their application in the critique of partial poverty measurement methods. Lastly, the HWBS scheme is compared with the resource schemes devised by various authors.

Keywords: reproduction schemes; poverty; use-values; commodities; wellbeing sources

Sin esta introducción, algunos lectores del presente artículo podrían pensar que todo lo dicho carece de antecedentes o de referencias a otros autores, particularmente a autores contemporáneos. El grueso del texto fue escrito en 2003-2005 como capítulo 12 de mi tesis doctoral (Boltvinik, 2005) que no ha sido publicada. Por ello, como capítulo, no contenía referencias recientes. Además, en el capítulo fui muy parco con el antecedente más directo, Boltvinik (1986a). En la presente introducción hago referencias más detalladas a dicho artículo y una revisión bibliográfica sucinta. En el capítulo de la tesis hago referencia, entre otros, al Libro Primero de El capital de Marx (1975), en cuyos primeros capítulos Marx introduce los esquemas de las formas del valor (Cap. 1), en el Cap. IV la fórmula del capital: Dinero-Mercancía-Dinero incrementado (D-M-D’) y la compara con la fórmula de la circulación simple de mercancías (Ma-D-Mb), y, en el Cap. VI define el concepto de plusvalía y la tasa de plusvalía. También me refiero a Sraffa (1960), Production of Commodities by Means of Commodities (Producción de mercancías por medio de mercancías) de 1960, cuyo título es una de las mejores definiciones del capitalismo y, sin duda, la más sucinta; también me referí a Gary Becker, autor que en 1965 renovó la teoría neoclásica al introducir el concepto de producción doméstica de bienes de consumo listos para usarse, dando el salto de concebir a los hogares no sólo como unidades de consumo sino también como unidades de producción. En Boltvinik (1986a) analicé las relaciones entre producción y consumo acudiendo a la Introducción a la Crítica de la Economía Política de 1857 (Introducción a los Grundrisse) de Marx, y a un trabajo de un grupo de marxistas franceses de los años de 1970’, Terrail et al. (1977) que, entre otras cosas, señala que el “enfoque materialista rechaza de entrada el idealismo subjetivista que remite la necesidad al ser del individuo como el atributo a la sustancia”. Al analizar la presencia de diversos modos de producción en la economía mexicana, hice una revisión de Martha Harnecker, Los Conceptos Elementales del Materialismo Histórico (1969) para ver qué aportaba a la conceptualización de los conceptos de modos de producción y formación social. En el artículo de 1986a desarrollé esquemas similares a los que presento ahora, pero para distintos modos de producción y no para una tipología de hogares. Así este artículo de 1986a, p. 209 es el antecedente más directo del presente artículo. En él acuñé el concepto de modo de producción estatal o del sector público y señalé:

Para adoptar este concepto he seguido el criterio de clasificación que A. V. Chayanov aplica en On the Theory of Non-Capitalist Economic Systems, añadido al principio en la edición en inglés de The Theory of Peasant Economy (1966) al definir un sistema económico familiar y después subdividirlo en mercantil y natural. Se trata de un criterio que clasifica al modo de producción por las características básicas de la unidad económica productora y, por lo tanto, por la finalidad de la actividad que en este caso es la unidad familiar, quedando en segundo término el carácter mercantil o no de los productos fabricados.

En Boltvinik (1986a), artículo muy largo, cito en extenso las explicaciones de Marx en el Libro Primero de El capital. Ahí acuñé la noción de Modo de Producción Doméstico, así como las expresiones que son paráfrasis del título de Sraffa citado, como producción de valores de uso por medio de valores de uso, aunque sin citar a Sraffa. Por último, dicho artículo también utiliza el concepto de Modo de Vida siguiendo a J.P. Terrail como “conjunto integrado de necesidades y prácticas de consumo de una clase social”. Presenta una tipología de formas de acceso por cada uno de los nueve grupos de necesidades que se identificaron en el sistema de necesidades en México. Estos grupos de necesidades también se analizan según una tipología de derechos. No logré, sin embargo, formular una tipología de Modos de Vida. Este artículo y Boltvinik (1986b), recogen la tradición derivada de los siete libros de COPLAMAR (seis de la serie Necesidades Esenciales en México, publicados por Siglo XXI Editores, y uno editado por Coplamar, véase Referencias). En Boltvinik (2012) analizo algunos aspectos de 30 años de estudio de la pobreza en México (1980-2010) desde la perspectiva de esta tradición de COPLAMAR. En Boltvinik (1986a) no cito el Libro Segundo de El capital, sobre todo el vol. 4 de la edición de Siglo XXI, aunque la forma en que presento los esquemas de reproducción de los hogares en la sección 1, se podría decir que se basan en la nomenclatura y parcialmente en los símbolos que Marx usa en todo este Libro Segundo. La parte más conocida son los capítulos XX y XXI en los que Marx lleva a cabo el análisis para la sociedad en su conjunto, lo que ahora se llama análisis macroeconómico, centrándose en los como esquemas conocidos de reproducción simple y ampliada. Esto lo lleva a cabo descomponiendo la producción social en dos grandes sectores: medios de producción y medios de consumo. Además, los esquemas se centran en la clasificación del capital en variable (v) y constante (c), invertidos en fuerza de trabajo (FT) y otras mercancías (M) respectivamente; el capital c se subdivide, con otro criterio, en capital fijo y circulante.

En Necesidades Esenciales y Estructura Productiva en México. Lineamientos de Programación para el Proyecto Nacional (Coplamar, 1982f) se presentó, por primera vez un análisis de las formas de acceso a las necesidades esenciales (NE) y el grado de su satisfacción para tres grupos sociales, así como una estrategia general de política global para la satisfacción de necesidades que comprendía cuatro dimensiones:

  1. desarrollar los derechos sociales convirtiendo en derecho universal de toda la población el acceso a los satisfactores esenciales (SE);

  2. desmercantilizar gradualmente los SE;

  3. buscar la cobertura universal de las transferencias públicas y ampliar las privadas, y

  4. tratar de asegurar a todos los hogares ingresos equivalentes al costo monetario (o línea de pobreza por persona).

En un escrito posterior (Boltvinik, 1984) retomé dichos análisis y los complementé con un análisis detallado de la desigualdad en la satisfacción de NE entre el campo y la ciudad, entre áreas geográficas y entre grupos sociales. Por último, profundicé en el planteamiento de política global para la satisfacción de necesidades.

Aunque, como se señala más adelante, el concepto de fuentes de bienserestar (FdeB) lo desarrollé desde Boltvinik (1990a), sólo en este artículo y en el capítulo inédito en que se basa, se pone en claro que los esquemas de reproducción por tipo de hogar son el fundamento del concepto de FdeB.

Recientemente ha surgido una corriente de pensamiento que se autodenomina Teoría de la Reproducción Social (TRS) que se asemeja mucho a lo que presento en este artículo. Surgió de la corriente académica (y movimiento) feminista. Aaron Jaffe (2020) ha intentado sustentar la TRS en la antropología filosófica de Marx, lo cual me acerca todavía más a esta corriente ya que en Boltvinik (2020), particularmente en el capítulo 2, expongo con detalle la antropología filosófica de Marx, basándome en György Márkus (1973/1985) -mismo autor que Jaffe dice seguir libremente en su capítulo 2- como una de las dos bases positivas de mi Enfoque de Pobreza y Florecimiento Humano. La TRS, en línea con lo aquí presentado, incorpora con fuerza en su análisis el tipo de trabajo que algunos análisis dejan fuera: el trabajo doméstico productor de valores de uso y factor central en la reproducción de la fuerza de trabajo. Dos autoras destacadas de la TRS son Sue Ferguson (2019) y Tithi Bhattacharya (2017). La segunda (pp. 1-2) empieza así su texto:

Modifiquemos ligeramente la pregunta ¿quién educa al educador? Y preguntemos esto al marxismo: Si el trabajo del trabajador produce toda la riqueza de la sociedad, ¿quién produce entonces al trabajador? O dicho de otro modo: ¿Qué tipos de procesos habilitan al trabajador para llegar a la puerta de su lugar de trabajo cada día para que pueda producir la riqueza de la sociedad? ¿Qué papel desempeña el desayuno en su preparación para el trabajo? ¿Y qué de una buena noche de sueño?… ¿La educación que recibió, produjo a la trabajadora, puesto que la hace empleable? ¿Y qué sobre el sistema de transporte público que le ayudó a llegar a la escuela, o los parques públicos y bibliotecas que le proveen recreación para que ella se regenere y vuelva al trabajo?

El propósito de la TRS es explorar y proveer respuestas a preguntas como éstas. Al hacerlo la TRS despliega una irreverencia analítica respecto a los “hechos observables” y en su lugar privilegia los “procesos”. Es un enfoque que no se contenta con aceptar lo que parece una entidad final terminada -en este caso, nuestro trabajador en la entrada de su lugar de trabajo- sino que interroga la compleja red de procesos y relaciones humanas que produce las condiciones de existencia de dicha entidad. Como en mucho de la teoría crítica, aquí también “construimos desde Marx”… ¨[especialmente] su método del espejo crítico con el que Marx estudia la mercancía”.

La percepción fundamental de la TRS es, dicho de modo simple, que el trabajo humano está en el corazón de la creación y reproducción de la sociedad en su conjunto. La noción de trabajo es aquí concebida en el sentido original de Karl Marx, como la “primera premisa de toda la historia humana” … El capitalismo, sin embargo, reconoce sólo el trabajo productivo para el mercado como la única forma legítima de ‘trabajo’, mientras el enorme monto de trabajo familiar y comunitario que permite el sustento y reproducción del trabajador, su fuerza de trabajo, se naturaliza como inexistente. Contra esto los teóricos de la reproducción social perciben la relación entre el trabajo dedicado a la producción de mercancías y el dedicado a la producción de personas como parte de la totalidad sistémica del capitalismo. Este marco de referencia busca, entonces, hacer visible el trabajo que es escondido por los economistas y políticamente negado por los políticos.

Aunque no estoy de acuerdo con todo lo que sostienen los autores de la TRS, el lector podrá comprobar que esta larga cita es totalmente consistente con mis dos primeras frases de la sección 1 (escritas en 2005) y con el conjunto de los esquemas de reproducción de los hogares.

Esquemas de reproducción de los hogares y articulación con empresas y gobierno

Como parte vital de la organización social en su conjunto, los hogares llevan a cabo las tareas de reproducción biológica y social. Mantener a los integrantes actuales vivos en condiciones de desempeñar adecuadamente sus roles sociales, así como engendrar y criar a las nuevas generaciones, son las funciones sociales esenciales de hogares/familias. Estas funciones complementan las de empresas (unidades especializadas en la producción y comercialización de bienes y servicios), y el aparato estatal cuyas funciones principales se pueden definir como arbitrar entre los demás agentes sociales, y proveer bienes públicos1 y servicios colectivos.

Aunque muchos hogares constituyen no sólo unidades de consumo sino también de producción, este hecho constituye una anomalía respecto al modelo ideal de capitalismo, en el cual toda la producción/comercialización se lleva a cabo en empresas y los hogares son el ámbito único del consumo. En este modelo las empresas establecen sólo dos tipos de relaciones con los miembros de los hogares: compran su fuerza de trabajo y les venden bienes y servicios de consumo final. En condiciones de pleno empleo, la realidad urbana en los países del centro se acercaba a este ideal a finales de los años setenta del siglo XX. Sin embargo, ha habido un fuerte movimiento de descentralización empresarial, por lo cual muchas tareas que antes desempeñaba personal asalariado de éstas, las llevan a cabo ahora personas independientes o pequeñas empresas, recobrando importancia el trabajo individual independiente y las empresas familiares en el medio urbano, mientras en el rural las empresas familiares nunca dejaron de ser importantes.

En los países de la periferia el ideal de la conversión de toda la población económicamente activa en población asalariada ha estado siempre muy lejos de alcanzarse, lo que se ha agudizado con el estancamiento económico y la crisis mundial de 2008. Una parte importante de la pobreza del mundo está asociada a formas no asalariadas de producción. Por tanto, para que sea de utilidad, un esquema global de la sociedad debe considerar a los hogares/familias no sólo como unidades de consumo sino también como unidades de producción. Aunque los hogares se involucren en la producción mercantil, su función social básica no se altera, pues producen mercancías como medio para su reproducción biológico-social.

En la primera parte del cuadro 1 se expresan los esquemas de reproducción de la tipología de hogares construida con cinco tipos de hogares. En primer lugar, los que corresponden al modelo ideal de hogares doméstico-naturales, aislados de toda relación mercantil. En segundo lugar, distingo hogares asalariados y hogares productores de mercancías, y abro ambos en dos subtipos, según la presencia/ausencia de producción doméstica (para consumo propio).

Cuadro 1 Esquemas de circulación y producción por sectores institucionales (primera parte: hogares) 

Sector institucional Esquema producción/circulación Observaciones
Hogares Doméstico Naturales VUP->VULC Con valores de uso para la producción, VUP (FT, tierra, herramientas, etc.), se producen valores de uso listos para consumirse (VULC). No hay articulación mercantil. Tampoco se ha separado la producción en doméstica y extradoméstica. Sólo un ciclo de producción. No hay división social del trabajo y, por tanto, no hay circu- lación. Modo de producción doméstico natural. Sentido: satisfacción de necesidades. Producción de valores de uso por medio de valores de uso.
Asalariados puros MFT-D-MLC Venta de la mercancía FT (MFT) a empresas, al Estado o a otros hogares para obtener D y comprar las mercancías listas para el consumo (MLC). Sólo un ciclo de circulación mercantil simple (M-D-M'). No hay producción en los hogares sólo en empresas. Sentido: satisfacción de necesidades.
Asalaria- dos con producción doméstica MFT-D- MC (+VUCD o MCD+VUFT) -VULC Con dinero (D) de la venta de FT (MFT) se adquieren las mercancías para el consumo (MC). La FT (VUFT) aplicada a estas MC y a los bienes de consumo durable preexistentes (VUCD o MCD) genera los valores de uso listos para consumirse (VULC). Dos ciclos, uno de circulación mercantil simple y uno de producción doméstica articulada mercantilmente. Éste es: Produc­ ción de valores de uso listos para consum­ irse mediante VU y M. Sentido: satisfacción de necesidades.
Productores puros (VUFT +VUE o ME+ VUIN o MIN)->MV-D- MLC La producción de MV se realiza con la FT propia (VUFT), equipo (E) e insumos (IN) comprados/autoproducidos. El dinero (D) de la venta de las MV se usa para comprar las mercancías listas para consumirse (MLC). Dos ciclos mercantiles simples: uno de producción y uno de circulación. Sentido: satisfacción de necesidades . Producción de mercancías por medio de valores de uso y mercancías.
Productores con producción doméstica [VUFT + (VUE o ME) + (VUIN o MIN)]->MV-D- MC (+VUCD o MCD+VUFT)->VULC. La producción de MV se realiza con la FT propia (VUFT) y equipo e insumos compra- dos/autoproducidos. El D de la venta de MV se usa para comprar las mercancías para el consumo (MC), que la VUFT con apoyo en CD (de carácter mercantil o no mercantil) trans- forma en VULC. Tres ciclos. Dos de producción (uno para la venta, mercantil simple, y otro para el consumo, doméstico con articulación mercan- til) y uno de circulación mercantil simple. Modo de producción y circulación mercantil simple. Sentido: satisfacción de necesidades. Producción de mercancías por medio de VU y M.

A los hogares sin vínculos mercantiles les llamo doméstico-naturales o “modo de producción doméstico”, MPD (Boltvinik, 1986a). Estos hogares producen todo lo que consumen, a partir de su fuerza de trabajo, de la tierra (o naturaleza) a la que tienen acceso, y de las herramientas e insumos autoproducidos en periodos anteriores. Todo lo que producen es para el consumo/uso propio. En el MPD se parte pues de valores de uso “productivos” (VUP), por ejemplo, fuerza de trabajo (FT), arado, maíz, para producir valores de uso listos para consumirse (VULC) (por ejemplo, enchiladas), aptos para la reproducción del grupo. Se produce para vivir, para reproducirse. Producción al servicio de las necesidades. Aquí no hay división social del trabajo, valores, ni mercancías, sólo valores de uso. También se puede decir, parafraseando a Piero Sraffa (1960) que se trata de producción de VU por medio de VU:

VUPVULC (1)

La flecha indica producción de lo que está a la derecha a partir de lo que está a la izquierda.

En esta situación, los requisitos de reproducción del grupo son el mantenimiento (y reposición) de la FT, así como de los demás VUP. La producción tiene que ser suficiente para reponer la energía de los individuos, proteger su salud y reparar o reponer los demás VUP. Este esquema podría ampliarse, con algunas modificaciones, a la comunidad en su conjunto identificando el mecanismo de reciprocidad entre miembros de diferentes hogares.

En la realidad del mundo actual, los hogares o comunidades aislados son una rara excepción, encontrándose casi todos articulados a la economía mercantil de empresas y a la “economía tributaria” de gobiernos. Esto significa que todos los hogares forman parte de la división social del trabajo. Considerando sólo la articulación mercantil, encontramos dos tipos de hogares:

  1. hogares asalariados (HA) que venden FT y compran mercancías (bienes y servicios) para su reproducción, y

  2. hogares productores (HP), que venden mercancías (bienes o servicios producidos en el hogar o comprados) y compran mercancías para su reproducción.

Hay hogares que son tanto asalariados como productores (hogares combinados), más comunes en el medio rural que en el urbano.

Los HA suelen concebirse sólo como unidades de consumo en las ciencias sociales, pero campesinistas, feministas y los escritos de Gary Becker han mostrado lo parcial de esta visión. Los HA comienzan el ciclo con FT y algunos bienes de consumo duradero (como la vivienda) adquiridos en ciclos anteriores (BCD0).2 La porción de la FT que se vende fuera del hogar es una mercancía (MFT), mientras que la que se utiliza en éste conserva su carácter de VU. En lo que llamaré HA puros (HAP), un tipo muy poco común, todo el ingreso monetario depende de la venta de la FT y todo el consumo de la compra de VULC. Estos hogares pueden vender toda su FT pues no tienen otro uso para ella. En ellos el tiempo disponible (descontado el requerido para sueño, aseo y alimentación) se divide solamente entre tiempo de trabajo extra doméstico (TTED) y tiempo libre (TL). En los hogares asalariados con producción doméstica (HAPrD), la venta de la FT será parcial, puesto que también se utilizará como VU en el hogar (para transformar los bienes comprados en VULC). Los BCD pueden tener o no un origen mercantil. Para no complicar la notación no haré esta distinción y escribiré siempre BCD0 y BCD1 para referirme a los bienes provenientes del ciclo anterior y a los producidos/comprados en el ciclo actual. El ciclo de reproducción de los HAPrD es:

MFT-D-MC+CD0+CD1+VUFTVULC (2)

Los guiones indican intercambio. El ciclo tiene dos componentes: uno de carácter mercantil (MFT -D-MC), que consiste en la venta (-) de parte de la FT del hogar (MFT) por una cantidad de dinero (D) con la cual compra (-) el vector de mercancías, MC, destinadas al consumo. El otro proceso es el uso directo de la FT no mercantil (VUFT) para, apoyándose en MC y en CD producir (®) los VULC. Incluso si contemplamos este proceso de producción doméstica de manera aislada, veremos que la producción doméstica de VU difiere de la observada en el MPD porque aquí se involucran mercancías. Por ejemplo, vendida parte de la FT, con el salario se adquieren alimentos crudos y combustible (mercancías de consumo, MC) que otra parte de la FT cocina y sirve, utilizando bienes durables preexistentes (CD0) o adquiridos (comprados o producidos) en el periodo (CD1, como estufa, ollas, platos, cubiertos, etc.), convirtiéndolos así en VULC en el hogar. Este componente de producción doméstica puede describirse como producción de VU mediante VU y M. He añadido el supuesto, otra vez para simplificar, que todo el vector de bienes y servicios (MC) es comprado, aunque como ocurre en la economía campesina, suele ser una mezcla de comprados, producidos o recibidos como transferencia.

En un extremo existe el HAP en el cual no hay trabajo de consumo ni la presencia de CD acumulados del periodo anterior: es el caso del habitante de Nueva York o Londres que vive en un departamento amueblado, realiza todas sus comidas fuera del hogar, y contrata los servicios de lavado/planchado de la ropa y aseo doméstico. Éste es un modelo, sin embargo, que tiene serios problemas para funcionar en hogares con crianza de menores, ya que en estos casos la intervención de la FT del hogar es (prácticamente) inevitable, aunque el empleo de servidores domésticos (o la crianza de los menores en establecimientos especializados) puede disminuir este requerimiento. En el HAP, el ciclo sólo incluye el componente de circulación. Si simbolizamos el primer elemento de este componente por su término genérico, el carácter de mercancía de la FT que vende, tenemos la versión del ciclo de reproducción del HAP:

M-D-M'=MFT-D-MLC (3)

Éste tiene una forma similar al ciclo que Marx llamó circulación simple de mercancías y que contrapuso con la circulación capitalista de mercancías. En (3) el hogar logra la transformación de una M no apta para el consumo humano (FT) en un vector de bienes y servicios que permiten su reproducción. Es vender para comprar en contraposición al comprar para vender de la circulación capitalista. M-D-M’ sólo tiene sentido si hay un cambio de calidad entre la M inicial y la final, en contraste con la circulación capitalista en la que el sentido lo otorga el cambio de cantidad entre D y D’. Nótese que en (3) no hay producción, sólo venta de FT y compra de mercancías listas para consumirse (LC) (por ejemplo comida cocinada y servida a la mesa). Si todos los hogares fuesen HAP, la división social del trabajo se llevaría al máximo y toda la producción tendría lugar en el seno de empresas (o del gobierno). Sin embargo, este modelo puro supondría que la crianza de los menores se realizase totalmente en establecimientos especializados o a cargo exclusivamente de personal asalariado doméstico. La introducción de servidores domésticos en ambos tipos de hogares asalariados se podría formalizar (pero no lo haré para no complicar innecesariamente las expresiones) introduciendo la compra de mercancía FT, que se usa en la producción de VULC. Esto vale también para los hogares productores de mercancías (HP).

Veamos ahora el ciclo de reproducción de los hogares articulados mercantilmente a través de la venta de bienes o servicios, a los que llamo hogares productores (HP). Partamos de un hogar sin producción doméstica: hogares productores puros (HPP). Los equipos (E) e insumos (In) utilizados en la producción pueden ser comprados o autoproducidos. Para simplificar, y dejar abierta la puerta a ambas opciones, utilizaré símbolos neutrales (In, E). El esquema de reproducción de los HPP incluye un ciclo de producción y uno de circulación:

VUFT+E+InMV-D-MLC (4)

La última parte del ciclo (M V - D - M LC) es similar al del HAP. Sólo que en este caso el primer elemento no es MFT sino otras mercancías destinadas a la venta por lo que la he denotado como MV, por ejemplo, servicios de contabilidad. Éste es el caso típico de la circulación mercantil simple de Marx. Un proceso de circulación que consiste en vender para comprar y satisfacer necesidades. El ciclo de producción (VU FT + E + In) ®M V , producción de M mediante VU (la FT propia) y (con frecuencia) M (equipo e insumos), se distingue de la producción capitalista de mercancías porque no incluye la compra de FT.

Este caso, sin embargo, no es el más común. La mayor parte de los hogares que venden M (sobre todo en los países de la periferia) tienen también intensos procesos de producción doméstica (PD), son hogares productores con producción doméstica: HPPrD. Su ciclo puede escribirse como:

VUFT+E+InMC+CD0+CD1+VUFTVULC (5)

MV-|D

Una parte de VUFT se destina a la producción para la venta y otra en la producción para el consumo. Las dos porciones de la FT se apoyan en equipo (E) e insumos (In) [(que pueden ser mercancías (comprados) o valores de uso (autoproducidos)], para obtener la producción del vector de mercancías destinado a la venta (Mv) y una parte del vector MC (la otra parte es comprada). La venta del vector MV permite obtener D, que a su vez permite adquirir una parte del vector MC y durable (CD1). Con estas compras (otra vez suponemos que no hay bienes producidos por el propio hogar aquí), más los bienes de consumo durables provenientes del periodo anterior (CD0) y la porción de la FT doméstica destinada al uso propio, se producen los bienes y servicios listos para consumirse (VULC).

O de manera simplificada:

VU+MMv-D-M+CD+VUFTVULC (5’)

Donde la primera flecha simboliza la producción para el mercado y la segunda para el propio consumo. El primer guión simboliza la venta de las mercancías producidas y el segundo la compra de las mercancías destinadas al consumo. En la ecuación (5’) volvemos prácticamente al esquema de la circulación simple de mercancías M-D-M, excepto que aquí se hacen explícitos ambos procesos de producción. En este caso se han explicitado tres ciclos: uno de circulación y dos de producción (uno mercantil y el otro de autoconsumo).

En todos los tipos de hogares que hemos examinado el propósito del ciclo es, igual que en el MPD, la satisfacción de necesidades. En todos, sin embargo, hemos encontrado articulación mercantil de un doble carácter: la venta de algunas mercancías (no consumibles por lo general) para financiar la compra de otras que sí son consumibles. Lo que se vende es FT y/o MV.

En la segunda parte del cuadro 1 se analizan tres tipos de empresas: las productoras de bienes y servicios, las comercializadoras y las financieras. Las empresas funcionan en un esquema plenamente monetizado: comienzan con una cantidad de recursos monetarios, simbolizados como D (capital inicial). D permite la compra de equipo e instalaciones (ME), insumos diversos (MIn), y FT (MFT). En conjunto, estas compras constituyen el vector de mercancías para la producción (MP). El proceso de producción transforma este conjunto en otro, al que llamaremos MV o mercancías para la venta. La venta de MV permite el fin del ciclo y deja a la empresa con una cantidad de dinero D’. Las empresas comerciales venden las mismas mercancías que compran (MV), aunque le añaden utilidad de tiempo y lugar. En las empresas financieras la capacidad del dinero de multiplicarse a sí mismo se hace evidente. En los tres tipos de empresas, para que toda la operación tenga sentido y sea sustentable desde el punto de vista capitalista, D’ debe ser mayor que D (D’>D). Esta diferencia la llama Marx plusvalía y las cuentas nacionales superávit de operación. Así, el dinero se transforma en capital, al que Marx define en El capital (1975, Tomo I, Cap. IV), como dinero que tiene la virtud de generar más dinero.

Cuadro 1 Esquemas de circulación y producción por sectores institucionales (segunda parte: empresas privadas y estado) 

Sector institucional Esquema producción/circulación Observaciones
Empresas Privadas Productoras de B y S D– MP→MV –D'; MP= MFT+ME+MIn Con el dinero inicial (D), se coMPran (–) Mercancías para la producción (MP), incluyendo FT (MFT), equipo (ME) e insumos (MIn). Se transforman (→) en "Mercancías para la venta" (MV), y se venden (–) por una cantidad mayor de dinero (D';=D+ΔD). En el primer tipo de empresas hay un ciclo de producción (MP→MV) y uno de circulación (D–M–D';). En el 2° y 3° desaparece la producción; en el 3° desaparecen incluso las M. Modo de producción capitalista (producción y circulación). Sentido: obtener ganancias, lucro. Lo común a los tres casos es eemezar con D y terminar con D acrecentado. Comprar para vender ganando. En el primerr grupo:  Producción de M por medio de M.
Comerciales D–Mv–D'; No hay proceso de producción. Las M compradas son "las mismas" que se venden. También se adquiere FT y otras M para apoyar el servicio comercial.
Financieras D–D'; Dinero que se presta con intereses.
Gobierno No mercantil DI –MP→VUS MP= MFT+ME+MIn Partiendo del dinero (D) derivado de impuestos (I), el aparato estatal compra MErcancías (MP) y produce valores de uso sociales (VUS) que entrega a la población, sin quid pro quo. Un ciclo de producción (MP →VUS) y uno de circulación (DI–MP) que consiste sólo en comprar sin vender.  Modo de producción estatal en su vertiente no MErcantil. Sentido: satisfacción social de necesidades. Producción de valores de uso sociales VUS por medio de M.
Mercantil D–MP→MV– [D+ΔD-VT] MP= MFT + ME+ MIn El ciclo es formalmente igual al del modo de producción capitalista, excepto que la plusvalía generada (ΔD) puede ser transferida a clientes, proveedores o consumidores (VT), con lo cual el término entre corchetes puede ser menor, igual o mayor que D. Un ciclo de producción M→MV y uno de circulación D–M–[D+ΔD-VT].  Modo de producción estatal, vertiente mercantil. Esquemas for- malMEnte idénticos a los del modo de producción capital- ista, excepto que el sentido no es (necesariamente) la obtención de ganancias, el lucro, porque el aparato es- tatal tiene otras fuentes de ingresos (I). Producción de M por medio de M.

Fuente: Elaboración propia.

El ciclo de circulación/producción de la empresa productora de bienes y servicios, o ciclo de circulación capitalista es:

D-MpMv-D' (6)

La lectura del ciclo es “ganar dinero comprando y luego vendiendo (previa transformación en el caso de la empresa dedicada a la producción, y sin ella en el caso de la empresa comercial)”. En el primer tipo de empresas hay un ciclo de producción (MP ® MV) y uno de circulación (D-M-D’). En el segundo y tercero desaparece la producción; en el tercero desaparecen incluso las mercancías y sólo queda el dinero (D -D’).

Como en los extremos del ciclo está sólo el dinero que carece de calidad, de VU, el sentido de toda la operación es cuantitativo: acrecentar D. Da igual, por tanto, a través de qué mercancías (M y M’) se lleve a cabo esta acumulación. Importa sólo el valor, siendo los VU accidentales. Para usar la certera expresión de Sraffa, se trata de producción de mercancías por medio de mercancías. Habría que añadir: y la circulación de éstas por medio del dinero.

Es necesario introducir el gobierno en sentido amplio, incluyendo todos los niveles gubernamentales, los poderes legislativo y judicial, y las empresas públicas. Para comprender el funcionamiento gubernamental he acuñado el concepto de “modo de producción estatal”, MPE (Boltvinik, 1986a). Este modo de producción comprende tanto actividades que llevan a la producción de valores de uso sociales (VUS) (por ejemplo la prestación gratuita de servicios de educación y salud), vertiente no mercantil, como de actividades que producen mercancías (por ejemplo, gasolina o electricidad), vertiente mercantil.

La vertiente no mercantil del MPE arranca, al igual que las empresas, sólo de D, en este caso proveniente de los impuestos, contribuciones, derechos y aprovechamientos (de aquí en adelante impuestos, I). Con D compra un conjunto de mercancías (MP) que incluye FT, para producir una serie de bienes y servicios que, en la vertiente no mercantil, en lugar de vender como las empresas o los HP, entrega a la población en calidad de valores de uso sociales (VUS). Puede destinar una parte de D para entregar transferencias monetarias (T) a la población. Este ciclo es:

DI-MPVUS|T (7)

Dependiendo del tipo de política social, los VUS podrán beneficiar a toda la población o a parte de ella. En todo caso, será necesario reformular las ecuaciones de reproducción de los hogares, añadiendo estos VUS a las ecuaciones precedentes, así como el pago de impuestos y las transferencias monetarias (T), que en los HAPrD serán:

MFT-D-I+T-MC+CD1+CD0+VUFTVULC+VUS (2A)

En 2A se restan los I del D obtenido de la venta de FT, incluyendo contribuciones a la seguridad social, y se suman las transferencias, T; se añaden los VUS.

La ecuación de los HPrPD es:

(VUFT+E+In)(MC+CD1)(+CD0+VUFT)VULC+VUs|MV-D-I+T (5A)

Donde a D por la venta de MV se le restan los I y se suman las T gubernamentales en efectivo; se añaden también los VUS recibidos.

Son esquemas de un único periodo, donde lo único que puede venir de un periodo anterior son los CD, los E y los In. Además, en ellos faltan otras formas de activos, ahorro líquido, y obtención de créditos que permiten a los hogares aumentar el D disponible para la adquisición de MC y CD1, pero imponen pagos por amortizaciones e intereses posteriores. Estos elementos hacen posible que el valor de las mercancías compradas difiera del ingreso corriente.

Para añadir ambas posibilidades en los esquemas simbolizamos el ahorro/desahorro con S (valores positivos o negativos) y el pago de intereses y amortizaciones con A. Empecemos con los HAPrD. Los ahorros, en valores o en bienes inmuebles, generan ingresos (dividendos, intereses, rentas) en múltiples periodos, expresados con R:

MFT{[(D+R)+T-I-A]}|[(Mc+CD1+(CD0+VUFT)]VULC+VUs+(S) (2B)

Ecuaciones similares pueden hacerse para los otros tipos de hogares. No he presentado ecuaciones para los hogares combinados (HC), que tienen tanto ingresos asalariados como ingresos por venta de mercancías producidas (o compradas) por el hogar, y tampoco he representado, salvo en hogares sin articulación mercantil, la producción de bienes para el propio consumo. En el caso más complejo incluyo ambas ausencias. La producción para autoconsumo la denoto como VUC. Además, añado el tiempo libre (TL) como un nuevo elemento del consumo final. Al leer, ver TV, escuchar música, ir a un espectáculo, dedico tiempo. La posesión de libros, de una TV o de equipo de música no constituyen consumo. Se requiere la dedicación de tiempo de la persona. El TL no sólo es necesario para consumir M, sino también para cultivar relaciones y participar cívica y políticamente.

αVUFT+E+In[VUC+MC+CD1+CD0+γVUFT+δTL](VULC+VUs)+S|(βMFT+Mv-D+R+T-I-A (8)

En (8) se aprecian varias cuestiones.

En primer lugar, los ingresos. Los HC venden Mv que producen o comercializan y MFT. En (8) se han incluido, además, la renta de la propiedad, R, y las T netas (recibidas menos otorgadas), que pueden provenir de otros hogares o del Estado. Para obtener el ingreso disponible en el periodo hay que restar los impuestos pagados (I) y las amortizaciones e intereses (A) sobre deudas vigentes, una parte de las cuales puede provenir de periodos anteriores. Para ciertos fines conviene, desde luego, desagregar las transferencias en públicas y privadas. Además, se ha incluido en (8) un vector de bienes de consumo autoproducidos (VUC) que constituyen un ingreso no monetario (en especie). El ingreso corriente total (monetario más no monetario) es la suma de los VUC valorados monetariamente y los ingresos monetarios [D+R+T-I]. Para obtener el concepto usual de ingreso corriente total, faltarían las T netas en especie (entre las cuales no se incluyen la educación, los servicios de salud, ni otros servicios del sector público, los VUS), el pago en especie a los asalariados y el valor imputado de los servicios prestados por la vivienda propia habitada por el hogar. Todos éstos deben añadirse en el esquema reproductivo para tener el ingreso corriente total.

En segundo lugar, el consumo del hogar. Los “insumos” (excluyendo los laborales y de tiempo de consumo final), están formados por cuatro tipos de bienes y servicios, en términos de su forma de acceso y periodo de adquisición:

  1. los VU producidos para el propio consumo (VUC);

  2. las M adquiridas en el periodo, no durables y durables (MC + CD1);

  3. los bienes durables preexistentes (CD0), y

  4. los bienes y servicios recibidos del Estado (VUS).

El hogar aplica fuerza de trabajo (VUFT), se apoya en los CD preexistentes y en los comprados en este periodo (CD0 + MCD), y usando la FT y el TL transforma los vectores VUC y MC en el vector VULC. Estos VULC son los que G. Becker (1965) llama “bienes de consumo fundamentales (comida cocinada y servida, ropa limpia y planchada…)”. El hogar consume también valores de uso sociales, VUS y, por último, genera un ahorro o un desahorro. La televisión es un bien de consumo durable, pero sólo la televisión observada por una o más personas es un VULC. Por eso, el TL figura en el término entre las flechas de producción del primer renglón, que incluye todo lo necesario para producir los VULC.

Las situaciones anotadas en los dos párrafos precedentes pueden ilustrarse con un hogar campesino que cultiva maíz y frijol para comer, café para vender, y algunos de sus miembros venden su FT. Sus ingresos monetarios pueden también estar formados por rentas (pueden arrendar parte de la parcela), más las T recibidas del gobierno federal o remesas familiares del exterior. I puede ser positivo o cero.

En tercer lugar, el ahorro y el endeudamiento. Una parte del ingreso puede estar comprometido por deudas, cuyos pagos A (amortización e intereses) deben restarse para obtener el ingreso disponible para gastos de consumo en el periodo [D+R+T-I-A]. Si este ingreso es menor que el gasto de consumo [MC+ MCD], habrá desahorro (S será negativo). Esto ilustra claramente cómo activos como el ahorro (o la capacidad de endeudamiento) pueden usarse para financiar el consumo.

En cuarto lugar, la distinción entre gastos de consumo y consumo efectivo. El gasto de consumo [MC+MCD] no es igual al consumo del periodo, incluso haciendo abstracción de momento de los demás elementos de la ecuación (8) (VUC y VUS y el trabajo doméstico añadido), ya que solamente una fracción (la depreciación) de los bienes durables comprados en el periodo se consumirán en él, lo que podríamos denotar como el producto *MC, donde * es un número fraccionario positivo que expresa la tasa de depreciación. Además, se consumirán en el periodo una fracción *1 de los bienes de consumo acumulados en periodos previos (*1CD0). Por tanto, el consumo C, en un periodo, podrá ser mayor, menor o igual que el gasto en consumo, GC, pero en general será diferente:

C=Mc+*MCD+*1CD0GC=MC+MCD (9)

Al recordar que la vivienda y su equipamiento está incluido en CD0, y puede estar incluido en MCD, aparece claro que (9) puede implicar grandes diferencias y que, por tanto, el nivel de vida de hoy no está determinado totalmente por los ingresos de hoy (incluso sin tomar en cuenta los VUS).

En quinto lugar, los factores determinantes del vector final de consumo, cuyo nivel total expresa el nivel de vida del hogar/persona (sin considerar las variaciones interpersonales en las necesidades) lo descomponemos en:

1) El nivel (monto, calidad y diversidad) de los VULC que depende, principalmente, de cuatro elementos:

  1. De los CD0 o patrimonio del hogar. Al valor de los “servicios proporcionados por estos bienes”, sobre todo la vivienda propia habitada, se le llama ingreso no monetario imputado. A pesar de la conveniencia para ciertos propósitos de valorar este componente en términos monetarios y sumarlo al ingreso corriente, otras razones aconsejan mantener este rubro por separado. Por una parte, porque es un componente que los factores coyunturales de la economía no afectan directamente, como sí ocurre con los ingresos por ventas de MV o FT, de tal manera que su comportamiento es mucho más estable a corto plazo. Por otra parte, porque al ser un ingreso en especie no puede usarse para adquirir otros bienes.

  2. De las compras del periodo, que a la larga están determinadas por el nivel de ingresos corrientes monetarios, aunque a la corta puedan diferir del mismo. Por tanto, los factores a identificar son los que determinan el nivel de las diferentes fuentes de ingresos monetarios.

  3. De los bienes y servicios en especie producidos y recibidos (netos) de otros hogares o como pago por el trabajo. La capacidad de producción para el propio consumo depende del tiempo de FT que se le asigne, del equipo, tierras e inmuebles de las que disponga el hogar, de la tecnología y habilidades que se apliquen, y del acceso a crédito y de los precios relativos vigentes.

  4. De la disponibilidad y aplicación de FT en tareas domésticas para producir los VULC. Se podría decir que al asignar su tiempo entre venta de FT (trabajo extradoméstico), trabajo doméstico y TL, los hogares deciden una buena parte del nivel y estructura de su consumo. No todas las personas están disponibles para el trabajo doméstico y extradoméstico, aunque todas están en principio disponibles para el TL. De la FT deben ser descontadas (total o parcialmente), las personas que, por edad, incapacidad o enfermedad, o por estudiar, no están disponibles para trabajar (doméstica ni extra domésti­camente). Para las personas disponibles, una vez descontadas las horas de sueño, de aseo y de ingesta de alimentos, quedarían alrededor de 14 horas diarias disponibles en promedio. Por tanto, MFT+ VUFT +TL =14. Esta restricción obliga al hogar a disminuir el tiempo de uno o dos componentes si quiere aumentar el de otro. Para un hogar que vive de los ingresos derivados de la venta de FT, la asignación de tiempos a éste tiene un piso determinado por los ingresos monetarios necesarios para satisfacer las necesidades. Si al hacer esta asignación, sin embargo, no queda tiempo suficiente para los otros dos usos, es más probable que el TL se sacrifique cuando el ingreso sea inferior, igual o ligeramente superior a los requerimientos mínimos (línea de pobreza). Si los ingresos son más altos es posible recortar el trabajo doméstico, aumentando el consumo de alimentos fuera del hogar y contratando algunos servicios domésticos. En algunos casos también podría disminuirse el trabajo extradoméstico, disminuyendo los ingresos y aumentando el tiempo de trabajo doméstico y el TL.

2. El nivel, monto y diversidad de los VUS para el hogar promedio de un país depende de la legislación social y de la política social vigente. Para un hogar particular, este nivel dependerá, si la legislación establece programas diferenciados por estrato o clase social, de su situación al respecto.

En sexto lugar, los conocimientos y las habilidades. En (8) se han introducido cuatro parámetros adicionales (denotados con letras griegas minúsculas) que multiplican los 3 términos de FT (porción vendida, usada para generar el vector VUC, y usada para obtener VULC) y una última en el TL. Estos parámetros se refieren a los conocimientos y habilidades que las personas ponen en juego cuando trabajan y consumen. Los resultados de sus actividades serán mejores mientras más profundos y pertinentes sean esos conocimientos. Independientemente de su impacto en los ingresos, el nivel y diversidad de habilidades y conocimientos desplegados en el trabajo están asociados a una mayor probabilidad de satisfacción en el trabajo. En las unidades económicas con división técnica del trabajo, en general las personas con mayores conocimientos ocupan posiciones en las que el trabajo tiende a ser más gratificante (menos aburrido y monótono) como son las labores de dirección y diseño. Las labores parciales en la línea de producción se dejan en manos de quienes tienen menores niveles de conocimientos/habilidades. En el trabajo doméstico hay menos posibilidades de división técnica del trabajo. En otro sentido, hay habilidades o capacidades de consumo que se requieren para consumir ciertos bienes y servicios. Como dice Marx, se necesita un oído entrenado para apreciar la buena música. En suma, tanto desde el punto de vista de la calidad humana del trabajo (en la escala de la alienación total a la realización autoactiva de las potencialidades) como de la calidad del consumo, el nivel de conocimientos/habilidades es un factor potenciador. Por estas razones se han introducido los parámetros al respecto en la ecuación (8).

2. Las fuentes de bienserestar 3y los recursos

El bienserestar (BSE) que interesa medir para fines del estudio del nivel de vida es el que está relacionado con la satisfacción de necesidades que depende parcial o totalmente de recursos econó­micos. En los esquemas (o ecuaciones) de reproducción de la sección precedente expreso de otro modo una tesis que he venido sosteniendo desde hace muchos años (por ejemplo, Boltvinik, 1990a), en el sentido que el BSE de individuos y hogares depende de las siguientes fuentes de BSE (FBSE) directas:

  1. el ingreso corriente;

  2. el patrimonio familiar, entendido como el conjunto de activos y bienes durables que proporcionan servicios básicos a los hogares;

  3. activos no básicos y la capacidad de endeudamiento del hogar;

  4. el acceso a bienes y servicios gratuitos que ofrece el gobierno;

  5. el tiempo libre o disponible para el descanso, el trabajo doméstico, la educación y la recreación, y

  6. los conocimientos y habilidades de las personas, entendidos no como medios para la obtención de ingresos, sino como satisfactores directos de la necesidad humana de entendimiento.

En el cuadro 2 se establecen las “equivalencias” entre estas seis FBSE y los conceptos utilizados en los esquemas de reproducción, particularmente en la ecuación (8).

Cuadro 2 Equivalencias entre fuentes de bienserestar (FBSE) y los conceptos utilizados en esquemas de reproducción 

Fuentes de bienserestar (FBSE) Conceptos incluidos en esquemas de reproducción
1. Ingreso corriente/ingreso corriente disponible Ingreso corriente: VUC; VULC; D+R+ (T-I) Ingreso corriente disponible: D+R+(T-I)-A
2. Activos no básicos Una parte de CD= y CD1, ahorros financieros y capacidad de endeu- damiento. Pueden ser usados para financiar consumo mayor al ingreso.
3. Activos básicos La otra parte de (CD0 y CD1); bienes de consumo durables básicos, inclu- yendo la vivienda propia.
4. Acceso a bienes y servicios gratuitos del sector público Valores de uso sociales, VUS
5. Conocimientos y habilidades Parámetros de VUFT, MFT y TL, que indican el nivel de conocimientos y habilidades movilizados en las actividades de trabajo (doméstico y extra- doméstico) y en "el consumo".
6. Tiempo disponible/libre VUFT, TL

Fuente: Elaboración propia.

Las tres primeras fuentes de BSE representan recursos económicos privados, sea bajo la forma de flujos o de acervos; la cuarta categoría representa el flujo de recursos económicos públicos (el salario social). En conjunto, estas cuatro primeras categorías representan los recursos económicos que es posible expresar en términos monetarios. La quinta y sexta categorías tienen sus propias unidades de medida, que no se pueden reducir a valores mone­tarios. En suma, los recursos económicos, el TL y los conocimientos/habilidades son las tres dimensiones irreductibles de las FBSE.

Estas seis FBSE se pueden caracterizar por su grado de sustituibilidad y su especificidad. El desahorro de activos no básicos o el endeudamiento pueden sustituir un ingreso corriente bajo sin afectar la satisfacción presente de ninguna necesidad, pero es una práctica insostenible a la larga. La venta/empeño de los activos básicos no es una vía adecuada para compensar un ingreso corriente insuficiente ni siquiera a corto plazo, porque afecta la satisfacción de alguna necesidad. Si un individuo reduce sus ahorros bancarios (activo no básico), puede sostener el consumo privado corriente. Pero si empeña su televisor o refrigerador, el aumento en liquidez conlleva la pérdida de los servicios básicos que estos activos proporcionan. Un mayor ingreso corriente puede sustituir la falta de acceso a servicios gratuitos (por ejemplo, pagar por educación y atención a la salud privadas) y también la falta de un patrimonio familiar (rentar un departamento amueblado). Sin embargo, esta sustituibilidad tiene límites. Un ingreso mayor no puede compensar ni la falta de TL, ni la ignorancia.

El hecho de que no exista sustituibilidad total entre las FBSE tiene que ver con su especificidad. Las FBSE no son genéricas y no satisfacen todas las necesidades. Sin embargo, tienen diversos grados de especificidad. El ingreso monetario y los activos no básicos monetarios permiten la satisfacción de una gama amplia de necesidades (en principio, todas las que se puedan satisfacer a través del consumo de bienes y servicios disponibles en el mercado), otras FBSE son más específicas. El ingreso corriente no monetario y el patrimonio básico asumen la forma de bienes específicos que proporcionan servicios particulares (por ejemplo, maíz, una casa, una mesa) que sólo pueden satisfacer necesidades específicas. La política social generalmente proporciona bienes y servicios en especie (educación, atención a la salud, alimentos) relacionados con una necesidad específica.

Pueden ser necesarias una o varias FBSE para satisfacer cada necesidad. Por ejemplo para que un(a) niño(a) aumente sus conocimientos es necesario que asista a la escuela, lo que conlleva dedicar TL. El gobierno proporciona servicios escolares gratuitos, pero el(la) niño(a) requerirá útiles escolares, ropa adecuada y transporte, que suelen adquirirse mercantilmente. Alimentar a los miembros de la familia requiere (excepto en los hogares puros) tanto ingresos como trabajo doméstico, que involucra uso de TL.

Una medición adecuada de la pobreza (y del nivel de vida) deberá tomar en cuenta simultáneamente las seis FBSE y sus interrelaciones. Unos ejemplos ilustrarán las consecuencias de no hacerlo. Como resultado de la incorporación creciente de la mujer al trabajo remunerado, el ingreso monetario de los hogares aumenta. Las cuentas económicas nacionales registrarán un aumento tanto del PIB como del ingreso neto de los hogares. El método de medición de línea de pobreza (LP) registrará una disminución de la pobreza. Sin embargo, una parte del crecimiento del PIB y de la disminución de la pobreza será espuria. Se habrá ampliado el mercado (el mundo de los valores mercantiles) pero en términos de BSE, de satisfacción de necesidades, la mejoría puede ser mucho menor o incluso nula. Aumentó el ingreso corriente, pero disminuyó el TL de la mujer que se incorporó al mercado de trabajo. Es probable que sea necesario contratar una persona, los servicios de una guardería o duplicar la jornada de trabajo de la mujer. Además, será necesario realizar gastos de transporte, comidas fuera del hogar y otros g­asto­s. Como consecuencia, el hogar tendrá ingresos monetarios más altos, pero también requerimientos de gasto monetario más altos para el mismo nivel de BSE. El balance final puede ser positivo, neutro o negativo en el BSE familiar. Igualmente, entre dos familias de tamaño y estructura de edades y sexos iguales, y con ingresos corrientes iguales, si sus posiciones en otras FBSE son diferentes, tendrán diferentes niveles de vida. Por ejemplo, si una tiene derechos de acceso a servicios médicos y educación gratuitos y la otra no; o si una tiene niveles de educativos más altos.

Las tendencias del BSE social son resultado de los cambios en el nivel y la distribución entre hogares y personas de las FBSE. El nivel y distribución de cada fuente tiene determinantes específicos. El ingreso promedio real de los hogares en un año lo determinan las condiciones que rigen la economía y la política macroeconómica. El acceso a los VUS, tanto en términos de nivel como de distribución, depende casi por completo de la legislación y la política social. El TL depende de las costumbres relativas a la duración de la jornada de trabajo, de los periodos semanales y anuales de descanso e, inversamente, del ingreso del hogar (los hogares con menor ingreso se sentirán presionados para prolongar la jornada de trabajo) y de las preferencias individuales. Aunque los determinantes difieren entre fuentes, no son totalmente independientes entre sí. El TL y la política social, por ejemplo, pueden verse afectados por lo que sucede en la economía. Por otra parte, el BSE de la población es, a su vez, determinante fundamental de las tasas de mortalidad, como lo demuestran las relaciones empíricas entre niveles de vida y esperanza de vida al nacer entre países.

Los elementos involucrados en esta discusión de las FBSE se enfocan en la corriente dominante del pensamiento económico, que reconoce la insuficiencia del ingreso corriente como un indicador del control o disposición de recursos, a través de “indicadores compuestos del estatus económico de los hogares”. Aldi Hagenaars (1986, pp. 9-10) describe las adiciones sucesivas de rubros a estos indicadores compuestos. Poniéndolos juntos, la disposición sobre recursos sería igual a la suma del ingreso corriente, más el valor de la producción doméstica, el valor del ocio, el flujo anual derivado de los acervos netos de capital, y el valor de las transferencias no monetarias (públicas y privadas). Irwin Garfinkel y Robert Haveman (1977), partiendo de Gary Becker (1965), han desarrollado el concepto de la capacidad para obtener ingresos (earning capacity), “diseñado para medir la habilidad de una unidad doméstica para generar una corriente de ingresos si usara todo su capital humano y físico a capacidad” (p. 50). Aunque el punto de partida de estos enfoques y el mío son similares (la visión integral del hogar), destacan tres diferencias:

  1. todos los elementos constitutivos son vistos como medios en el enfoque de estatus económico, mientras yo concibo que tiempo y conocimientos son, al menos parcialmente, fines en sí mismos;

  2. un claro contraste se establece entre mi postura sobre el carácter irreductible del tiempo y los conocimientos, y la reducción a términos monetarios de todos los elementos en el enfoque del estatus económico;

  3. la ausencia en mi enfoque de supuestos de conducta maximizadora de los hogares, presentes en Becker y en Garfinkel y Haveman;

  4. mientras mi enfoque lo aplico cotidianamente en la práctica de medición, el del estatus económico no se aplica cotidianamente, hasta donde estoy enterado.

En resumen, he identificado seis FBSE de hogares/individuos, que pueden evolucionar de manera diversa, incluso contrapuesta, debido a que están sujetas a distintos factores determinantes.4 Por tanto, al estudiar las tendencias de BSE de una sociedad determinada deben tomarse en cuenta tanto las diferentes FBSE como sus determinantes.

Las seis FBSE pueden también analizarse como recursos, aunque a costa de perder algo de la amplitud del concepto, ya que los conocimientos y habilidades, tal como se señaló atrás, no están concebidos como medios para la obtención de ingresos, como mercancía vendible o capital humano, sino como satisfactores directos de la necesidad de entendimiento y de otras necesidades humanas, como capacidades sustantivas que reflejan el florecimiento humano.

La limitación principal de los métodos parciales de medición de la pobreza (llamo así a los métodos que sólo toman en cuenta parcialmente las FBSE), entre los cuales se encuentran el de línea de pobreza (o pobreza de ingresos) y el de necesidades básicas insatisfechas (NBI), consiste en que proceden como si la satisfacción de necesidades básicas dependiera solamente de algunas FBSE. El de LP procede como si la única FBSE fuese el ingreso corriente, aunque en las aplicaciones que comparan el consumo corriente con la LP se toma también implícitamente en cuenta los activos no básicos (y la capacidad de endeudamiento de los hogares). El de NBI en sus variantes restringidas utilizadas en América Latina, elige indicadores de satisfacción de necesidades que básicamente dependen de la propiedad de activos de consumo (vivienda) o de los derechos de acceso a servicios gubernamentales (agua, eliminación de excretas y educación primaria), por lo cual implícitamente deja de tomar en cuenta las demás FBSE.

Es decir, el método de LP no toma en cuenta las FBSE 2 a 6 cuando se compara la línea de pobreza con el ingreso del hogar, o las 2, y 4 a 6, cuando se compara con el gasto de consumo. Por su parte, el método de NBI restringido en su variante original deja de considerar las FBSE 1 y 2 (el ingreso corriente y los activos no básicos) y la fuente 6, el tiempo libre. Es decir, ambos tienen una visión parcial de la pobreza. La medición de la pobreza obtenida estará sesgada. A principios de los años de 19905 llegué a la conclusión que ambos métodos más que alternativos son complementarios, porque toman en cuenta FBSE distintas. Así nació el MMIP.6 Los caminos para una medición adecuada hay que buscarlos entre los métodos que toman en cuenta, implícita o explícitamente, todas las FBSE.

Peter Townsend (1979), en las conclusiones de un capítulo que discute diferentes teorías sobre la pobreza, señala que “otros sistemas de recursos distintos al sistema salarial, y otras instituciones distintas que el mercado de trabajo, incluyendo las instituciones políticas y de BSE del estado, deben incorporarse a una teoría general [de la pobreza]-incluso si resultan ser de importancia menor o apéndices directos del mercado de trabajo” (p. 87). Dicho autor, probablemente el más importante investigador sobre la pobreza del siglo XX, relaciona de esta manera los recursos con su definición de pobreza:

La pobreza… es la carencia de recursos necesarios para permitir la participación en las actividades, costumbres y dietas comúnmente aprobadas por la sociedad. Diferentes tipos de recursos, y no sólo los ingresos por trabajo, o incluso los ingresos monetarios, deben ser examinados. El alcance, mecanismos y principios de distribución de cada sistema que controla la distribución y redistribución de recursos debe ser estudiada… La pobreza es en parte el resultado de la operación de estos sistemas hacia la población. Algunos, como los sistemas salariales y de seguridad social, afectan a grandes proporciones de la población y representan, en el agregado, una gran proporción del total de recursos distribuidos. Otros juegan un papel relativamente menor. Ellos se han desarrollado en conjunción con la estructura de clases y ayudan tanto a reproducirla como a modificarla… la distribución de recursos entre sistemas puede ser tan importante como la distribución dentro de cualquier sistema individual (pp. 88-90).

El autor presenta un cuadro en el que asocia diversos tipos de recursos con los sistemas de los cuales derivan. Aparte del sistema salarial y el de seguridad social, incluye el sistema de ingreso del autoempleo; el sistema fiscal; el sistema de ingresos de la propiedad (rentas, intereses, dividendos), la asistencia social, la familia, los pagos de manutención ordenados por la corte, el sistema de bienestar industrial, sistemas públicos central y locales de bienestar. Townsend no logró una taxonomía adecuada. Desde la cita inicial se aprecia que sistemas e instituciones quedaron mezclados. La idea de los sistemas de distribución es muy sugerente y ayuda a entender la multi-determinación del nivel de vida y la pobreza.

En cuanto a los recursos, nuestro autor distingue cinco tipos, que he reordenado para compararlos con lo presentado antes:

  1. ingreso monetario (que divide en ingreso ganado o del trabajo, no ganado o de la propiedad, y derivado de la seguridad social);

  2. valor de las prestaciones laborales en especie;

  3. ingreso privado en especie (incluye la producción doméstica, los regalos y el valor de servicios personales de la familia o comunidad);

  4. activos de capital (vivienda ocupada por la familia, otros);

  5. valor de los servicios públicos sociales (incluye subsidios y servicios como educación y salud).

En el cuadro 3 se compara esta tipología de recursos de Townsend con las FBSE, con la que propone W. K. Bryant (1990) y con los elementos que incluyen Haveman y Garfinkel en el estatus económico de los hogares. Haciendo la debida agregación del ingreso monetario con los regalos y prestaciones laborales en especie, se equiparan (aproximadamente) estos rubros de Townsend con el ingreso corriente (monetario y no monetario) que se incluye tanto en las FBSE como en el estatus económico de los hogares. Bryant no maneja, en esta parte de su texto (p. 6) el concepto explícito de ingreso. Los recursos financieros no coinciden, desde luego con el ingreso, por lo cual he repetido el concepto en activos. Respecto a los activos hay una coincidencia casi total entre los autores del cuadro, excepto que Garfinkel y Haveman los convierten en flujos equivalentes de ingreso. Algo similar propone hacer Townsend en el Capítulo 5 de su libro. Bryant no maneja explícitamente los bienes y servicios recibidos del sector público de manera gratuita o altamente subsidiada. El rubro equivalente de Garfinkel y Haveman es el de transferencias en especie, que incluyen transferencias privadas, que en Townsend se llaman regalos y que he ubicado como parte del ingreso corriente. En mi concepto de ingreso corriente están incluidas las T privadas en dinero o en especie, aunque para fines de agregación es necesario arribar a un concepto neto, en el cual el rubro de cada hogar es “transferencias recibidas menos transferencias otorgadas”, de otra manera no se puede obtener el ingreso corriente de todos los hogares como suma de los individuales. Townsend incluye un rubro que no figura en ninguno de los otros autores: el de los servicios familiares y comunitarios (no gubernamentales, pues éstos están en lo que PT llama servicios públicos). Es similar al concepto de producción doméstica (último renglón de Townsend y de G y H), pero tiene carácter de transferencia (lo produce un hogar para beneficio de otro).

Cuadro 3 Recursos considerados por varios autores 

Fuentes de BSE Boltvinik Townsend Bryant Garfinkel y Haveman
1. Ingreso corriente Ingreso monetario Prestac. laborales (especie) Regalos en especie Recursos financieros Ingreso corriente
2. Activos básicos Activos Recursos financieros Bienes físicos Flujo neto de activos
3. Activos no básicos
4. Acceso a ByS gratuitos Servicios públicos Servicios fam. y com. Transf., en especie
5. Conocimientos y habili- dades. Habilidades y energía
6. Tiempo disponible Tiempo Valor del ocio
Producción doméstica Producción doméstica

Fuente: Elaboración propia.

Hasta aquí hay una amplia coincidencia, en general, entre los autores. Las diferencias más fuertes se presentan, en cambio, en los últimos rubros del cuadro, que son recursos menos convencionales. Townsend no considera los conocimientos y habilidades como recursos, ni el tiempo disponible. Sin embargo, incluye la producción doméstica, resultado de las actividades de los miembros del hogar, en los que éstos usan su tiempo y sus habilidades y conocimientos. G y H coinciden con Townsend en incluir la producción doméstica, pero ellos añaden el valor del ocio. Bryant coincide conmigo al incluir explícitamente el tiempo como recurso, al igual que los conocimientos y las habilidades.

Buena parte de las diferencias dependen de dos factores:

  1. el momento del ciclo de uso de los recursos en los que cada autor se coloca implícitamente, y

  2. si desea o no transformar a términos monetarios todos los recursos para poderlos sumar.

Si uno empieza antes de la venta de la FT, los hogares cuyo ingreso depende al 100% de esta venta, tendrán sólo sus capacidades y su tiempo, y algunos activos provenientes de periodos anteriores. Cuando uno incluye el ingreso corriente entre los recursos o las FBSE, ya supuso la venta de la FT (o el elemento equivalente en hogares no asalariados). Lo mismo pasa con la producción doméstica. Uno puede partir, como lo hago, tomando como dados los elementos a partir de los cuales se da la producción doméstica: el ingreso monetario que permite comprar los insumos, las habilidades y el tiempo disponible de los miembros del hogar.

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1En economía se entienden por bienes públicos aquellos en los cuales no es posible excluir a nadie de su disfrute (como defensa nacional y seguridad pública). Por tanto, no se pueden cobrar y sólo el gobierno puede producirlos, financiándolos con impuestos.

2Pueden iniciarlo también con un inventario de bienes de consumo no duraderos, pero para fines de los esquemas a desarrollar no es necesario considerar este hecho, por lo que supongo que tales bienes se consumen totalmente en cada ciclo de reproducción.

3Desde hace algunos años reemplazo el término bienestar por el de bienserestar para expresar la fuerza de la distinción en el idioma español entre ser y estar, que explicita la dualidad que el término well-being deja implícita.

4Más allá de la posibilidad lógica, así ha ocurrido en México en décadas recientes. Para un análisis de la evolución radicalmente distinta de las FBSE en México y, por tanto, de la incidencia de la privación humana en diferentes componentes, véase Julio Boltvinik (2003). Entre otras cosas, en este escrito muestro que mientras la incidencia de la pobreza por ingresos tuvo un comportamiento mixto en los diversos subperiodos (decreció entre 1968 y 1981 para luego aumentar de manera ininterrumpida hasta 1996 y descender entre este año y el 2000), terminando el milenio por arriba del nivel de 1977 y 1981, las incidencias de las pobrezas de educación, vivienda, servicios de la vivienda y acceso a servicios de salud descienden a todo lo largo del periodo, quedando sus niveles en el 2000 a menos de la mitad del nivel de 1970. Estas tendencias contrastantes muestran que las FBSE específicas de los diferentes componentes se movieron en direcciones opuestas.

6Véase Boltvinik (1992).

* Desde hace varios años remplacé bienestar con bienserestar que hace explícita la fuerza del idioma español al separar los significados de ser y de estar que, en otros idiomas, como el inglés, cuentan sólo con una palabra; en este caso being.

Recibido: 03 de Mayo de 2022; Aprobado: 01 de Junio de 2023; Publicado: 24 de Agosto de 2023

Acerca del autor

Julio Boltvinik es doctor en ciencias sociales por el CIESAS-Occidente. Profesor-investigador de El Colegio de México. Investigador nacional emérito del SNI. Consejero Ciudadano del Evalúa DF (2008-2012). Coordinador técnico/director del Proyecto Regional para la Superación de la Pobreza en América Latina, del PNUD (1988-1991). Director de Necesidades Esenciales, en Coplamar (1980-1982). Ha dedicado 40 años a estudiar y a combatir la pobreza. Ha publicado numerosos libros, artículos y capítulos de libro. Sus cuatro libros más recientes son:

1. Pobreza y florecimiento humano. Una pers­pectiva radical. Ítaca-UAZ (2020);

2. Pobreza y Persistencia Campesina en el S­ig­lo XXI (co-coordinador, Siglo XXI editores, 2020);

3. Con Araceli Damián, Medición de la pobreza de México: análisis crítico comparativo de los diferentes métodos aplicados (Cepal, 2019), y

4. From poverty to Human Flourishing. Volume 1. Integrated Conceptualisation and Measurement of Poverty (en prensa), Universidad de Bristol, Gran Bretaña. Desde 1995 publica semanalmente en La Jornada la columna Economía Moral.

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