SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.39 número116Privilege at Play. Class, Race, Gender, and Golf in Mexico Hugo Cerón Anaya. New York: Oxford University Press, 2019, 232 pp.De Iguala a Ayotzinapa. La escena y el crimen Fernando Escalante Gonzalbo y Julián Canseco Ibarra (2019). México: El Colegio de México/Grano de Sal, 167 pp. índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Estudios sociológicos

versión On-line ISSN 2448-6442versión impresa ISSN 0185-4186

Estud. sociol vol.39 no.116 Ciudad de México may./ago. 2021  Epub 06-Sep-2021

https://doi.org/10.24201/es.2021v39n116.2148 

Reseñas

De Iguala a Ayotzinapa. La escena y el crimen Fernando Escalante Gonzalbo y Julián Canseco Ibarra (2019). México: El Colegio de México/Grano de Sal, 167 pp.

Marco Estrada Saavedra1 
http://orcid.org/0000-0003-4353-0514

1Centro de Estudios Sociológicos, El Colegio de México, Ciudad de México, México, msaavedra@colmex.mx

De Iguala a Ayotzinapa. La escena y el crimen. Escalante Gonzalbo, Fernando; Canseco Ibarra, Julián. 2019. México: El Colegio de México, Grano de Sal, 167p.


Sobre el crimen en Iguala, en septiembre de 2014, se ha escrito mucho en la prensa y en la academia. El texto aquí reseñado no aporta ningún dato nuevo a los ya conocidos por parte de las autoridades o los expertos independientes. Su objetivo -y aquí yace la gran originalidad del escrito- consiste en describir el proceso de transformación de los sucesos criminales en Iguala, en los que resultaron heridas y asesinadas varias personas, y desaparecidos 43 estudiantes de la normal Isidro Burgos en la población de Ayotzinapa, en un “acontecimiento”, como detallaré más adelante.

Debido a esta reelaboración semántica, cultural y emocional de las muertes y desapariciones en Iguala, ha resultado muy difícil entender qué sucedió concretamente en ese municipio guerrerense, cuál es la importancia del contexto político local, la producción y el tráfico de drogas, la historia de la escuela normal de Ayotzinapa, las ambiguas funciones de la organización estudiantil para el control político y la movilización contestataria del estudiantado, el involucramiento de ciertos actores de la normal con el crimen organizado, la connivencia de las autoridades locales, la policía municipal y el ejército con grupos delincuenciales, etcétera. En otras palabras, no sabemos mucho sobre el tema. Peor aún: esta ignorancia parece no preocupar a nadie -salvo, para nuestra fortuna, a los autores del libro.

En efecto, a pesar de que unos días después de los sucesos no se tenía información suficiente ni fidedigna sobre qué había sucedido realmente en Iguala, la operación de lo que los autores denominan una “cultura antagónica”, sobre la que más abajo apuntaré algunas ideas, permitió dotar de sentido y significado a los “hechos” de septiembre de 2014 y señaló al supuesto responsable con el lema “fue el Estado”. Acusación que, en el marco de dicha cultura, supone que el presidente de la república -jefe supremo de las fuerzas armadas y omnisciente controlador de todo el entramado del aparato estatal a lo largo y ancho del territorio mexicano-, ordenó el asesinato y desaparición de los normalistas de Ayotzinapa.

El anterior es, apretadamente, el argumento del libro.

A los autores de la obra no les interesa discutir la verdad o no de las afirmaciones sobre los sucesos de Iguala; tampoco ofrecen una interpretación nueva o alternativa sobre los mismos. Con base en las versiones de la Procuraduría General de la República, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Internacionales y la Comisión Nacional de Derechos Humanos, así como en notas periodísticas y editoriales de connotados intelectuales y académicos, Escalante Gonzalbo y Canseco Ibarra se interesan en la manera en que la masacre apareció en los medios de comunicación, en el modo en que se expresaron y construyeron interpretaciones y opiniones y cómo esa masacre fue identificada con la de Tlatelolco, a pesar de lo disímiles que son.

De Iguala a Ayotzinapa es el ejercicio inteligente de una sociología del conocimiento aplicado a la observación de la opinión pública mexicana. Los autores utilizan las ideas del antropólogo Marshall Sahlins1 sobre la construcción de “acontecimientos culturales” -procesos que suponen la descontextualización de sucesos y su abstracción histórica, mediante la selección y exageración de algunos de sus rasgos, para llegar a significar y simbolizar otra cosa diferente de lo que originalmente fueron- y el concepto de “cultura antagónica” -es decir, un sistema simbólico y valorativo que conforma el sentido común del espacio público con base en el cual se interpreta, sobre todo desde la “oposición”, la “realidad política” en el México posrevolucionario-. La distinción central con la que opera esta cultura es la distinción de la forma ilegitimidad del gobierno/legitimidad de la protesta.

En concreto, la metamorfosis de los sucesos de Iguala como “acontecimiento cultural” ha implicado su interpretación como una nueva escenificación de la masacre de Tlatelolco de 1968. De tal suerte, la masacre en la Plaza de las Tres Culturas ofrece la trama, los actores y la escenografía para equiparar a los estudiantes de ese año, que luchaban por la democratización del régimen priista, con los normalistas asesinados y/o desaparecidos. Ambos “acontecimientos” sintetizarían su significado simbólico y normativo en la lucha del “pueblo” democrático en contra del “Estado” autoritario.

Una de las virtudes del ensayo consiste en abordar un tema muy conocido, pero desde una perspectiva de análisis diferente que, siguiendo la jerga de la teoría de los sistemas sociales, se puede resumir en la pregunta sobre cómo observan los observadores. Escalante y Canseco van en contra del sentido común y las convenciones morales y políticas mayoritarias en el espacio público y en la academia activista. Justamente por esta razón, el libro será atacado, denunciado y desacreditado -suponiendo, quizá con ingenuidad, que realmente sea leído y discutido- al poner en evidencia la simpleza intelectual, la pobreza profesional y el oportunismo moral y político que imperan en el periodismo y en un sector importante de las instituciones universitarias nacionales e internacionales.

De Iguala a Ayotzinapa contribuye a nuestra percepción de cómo la cultura antagónica socava la autonomía de espacios, como los del periodismo y la ciencia, en los que, para su funcionamiento normal y en beneficio general de la sociedad, se requiere que imperen la información fidedigna, la libertad de pensamiento y el intercambio racional de argumentos bien fundamentados. Sin la salvaguarda de su autonomía, la misma democracia y la convivencia ciudadana se hallan amenazadas.

No quiero terminar esta reseña sin antes mencionar que el libro en cuestión es un valioso ejemplo de cómo contribuir con inteligencia a la conversación pública mediante la puesta entre paréntesis de la moralización como estrategia argumentativa y la apuesta en cambio por la exposición de argumentos complejos, que no dejan espacio a las simplificaciones ideológicas y maniqueas. Tras la lectura, uno no puede dejar de sentir una gran molestia y preocupación por la brecha entre los cambios radicales de México en las últimas décadas y la pobreza y el anacronismo de nuestros instrumentos intelectuales y las maneras de pensar nuestra realidad. Esto explica que sigamos hablando de la noche sin fin de Tlatelolco y celebremos nuestra ignorancia colectiva.

De Iguala a Ayotzinapa. La escena y el crimen es a fin de cuentas un ensayo elegantemente escrito, breve pero muy sustancioso, bien fundamentado empíricamente, polémico y original, que merece muchos lectores.

1Sahlins, Marshall, The Return of the Event, Again, en su libro Culture in Practice. Selected Essays, Nueva York: Zone Books, 2000.

Acerca de la autor de la reseña

Marco Estrada Saavedra es doctor en ciencias políticas (2000) por la Universidad de Hamburgo; obtuvo la licenciatura en sociología en la Universidad Iberoamericana (1993). A partir de septiembre de 2002 es profesor-investigador titular en el Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México. En la actualidad también es director de la revista Estudios Sociológicos.

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons