Introducción
Este trabajo analiza el posible origen racional del apoyo al partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y al presidente. Principalmente se revisa si los estados con mejores indicadores económicos y de seguridad son también los que mostraron más apoyo a dichas figuras. Además, se indaga si las personas beneficiarias de programas sociales muestran mayor aprobación del presidente o su partido.
El texto comienza abordando la llegada de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a la Presidencia y el grado de personalización presente en su partido, Morena. Luego se repasan los estudios sobre qué caracteriza a los simpatizantes del presidente y su partido, destacando la relación entre el apoyo electoral a Morena (partido gobernante) y una positiva percepción de la situación del país. Esto podría significar un apoyo racional a dicho partido, pero también hay otras explicaciones posibles, las cuales están más enfocadas en sesgos partidistas y preferencias políticas más sociológicas. Ante estas explicaciones contradictorias, se propone indagar si la evidencia empírica es consistente con la idea de un apoyo racional al partido gobernante.
Más adelante abordamos la metodología, donde se menciona la lógica general del estudio y las fuentes de datos utilizadas. En la sección de resultados se revisa si hay relación entre datos objetivos de economía/seguridad a nivel Estado y el voto por Morena, o la aprobación presidencial en las entidades federativas. No se encontró mucha evidencia en ese sentido, por lo que después se indaga si los beneficiarios de programas sociales simpatizan significativamente más con el presidente, esto último también implicaría un mecanismo racional, aunque con distintas consecuencias para el país.
Al final se encuentran las conclusiones, donde se revisa hasta qué punto los datos de los resultados concuerdan con los mecanismos racionales propuestos y qué es lo que esto podría significar para el entendimiento del apoyo al presidente y su partido.
El posible apoyo racional a Morena
La elección 2018 fue interesante por muchas razones. Primero, porque durante las primeras décadas del siglo XXI el electorado nacional parecía funcionar de una manera muy partidista (Moreno, 2009). En contraste con ello, Morena compitió por primera vez por la presidencia en 2018 y logró vencer ampliamente a los partidos consolidados.
Si bien el partido era nuevo, el candidato no lo era, pues AMLO ya había sido candidato presidencial dos veces previas con otro partido. Todo esto parece evocar la despartidización (Moreno, 2018) de la política mexicana y un proceso de personalización que parece especialmente importante en Morena, partido que “no ha logrado contrapesar al presidente y así crear una identidad independiente” (Bruhn, 2021).
Tras casi 5 años de esa elección, Morena ya no es una promesa ni un plan, sino un gobierno que lleva casi un sexenio dirigiendo al país. Se destaca que en ese periodo el presidente ha logrado mantener una aprobación cercana al 60% de manera muy estable a lo largo de su mandato, un porcentaje mayor que el de los mandatarios anteriores. Además, en la elección intermedia de 2021, Morena obtuvo casi tan buenos resultados como en 2018.
Todo esto nos hace pensar que, independientemente de lo que haya determinado la elección 2018, existe ahora una base social más o menos consolidada que apoya a AMLO, a su partido y a la llamada “Cuarta Transformación” (4T). Dicho grupo no es pequeño y parece que va a determinar mucho del resultado de la próxima elección presidencial 2024. Además, su influencia no se limitará solo al 2024; esta base social probablemente siga siendo políticamente relevante por muchos años venideros. Esto hace que sea importante conocer cómo son estos ciudadanos: De la misma manera en que se ha analizado el perfil político de los que apoyan a otros partidos, es pertinente ahora saber cómo son quienes apoyan al presidente y su transformación: ¿cómo son los que apoyan a la 4T?, ¿qué está detrás de tal simpatía?
No hay muchos artículos sobre cómo son quienes apoyan a AMLO. Existen áreas de estudio cercanas sobre las que se escribe mucho, por ejemplo, el tema de la polarización durante este gobierno (Gómez y Ochoa, 2021; Muñíz, 2021; Olvera, 2021; Sarsfield, 2023), o hasta qué punto este gobierno es -o no- populista (Amezcua Yepiz, 2019; Covarrubias González y Gallegos Cruz, 2021; Dussauge Laguna y Aguilar Arévalo, 2021; Marini, 2018; Moreno y Salgado Meade, 2023). Sin embargo, estos análisis y discusiones se suelen concentrar más en la figura del presidente o sus acciones públicas, lo que no ayuda mucho en la comprensión del ciudadano promedio que apoya al presidente.
Entre los trabajos que sí han intentado entender el apoyo a AMLO después de la elección 2018, encontramos el de Gómez Vilchis (2022), quien indagó sobre el perfil del partidario de la Cuarta Transformación basado en una encuesta del 2019 y en otra encuesta de salida de la elección 2021. Influenciado por el recurrente tema del populismo, dicho trabajo se preocupa por saber si quienes apoyan al presidente tienen un perfil asociado a quien seguiría a un líder populista, pero en el camino se encuentran rasgos que parecen más asociados a un votante racional, quizá incluso sofisticado.
Dicha investigación encuentra que el apoyo a la Cuarta Transformación sí se relaciona con una menor sofisticación política, lo que el mismo texto asume relacionado con la ciudadanía que apoyaría un gobierno populista. Sin embargo, también se encuentra que “la percepción sobre un aumento de la economía del país y/o la del votante, robustece el apoyo hacia la 4T” (Gómez Vilchis, 2022). El autor concluye que podría haber un apoyo racional detrás de la buena valoración del presidente y su partido.
Por su parte, Moreno (2022) analizó el sufragio de 2021 y encontró que el apoyo al presidente parece el principal determinante de los resultados electorales. Esto nos recuerda la antes mencionada y ambigua compenetración entre la figura del presidente y su partido: AMLO no estaba en la boleta electoral en 2021, pero su aprobación parece determinar el voto por Morena, lo que hace complejo separar al hombre del partido.
Dicho trabajo se interesó en conocer hasta qué punto la elección 2021 se explica por la evaluación del desempeño del gobierno o por una cuestión más identitaria que conectaría al presidente con la ciudadanía. En ese estudio también se encontró que una mejor percepción de la actuación del gobierno se relaciona con mayor apoyo al presidente, pero el autor no concluye tan rápido que existe un apoyo racional hacia la 4T. Esto por un “cuestionamiento sobre la causalidad en todo esto [si la aprobación al presidente no es en realidad lo que mueve a las opiniones y posturas de desempeño e identidad] y hasta qué punto son relaciones endógenas y por ello altamente correlacionadas entre sí” (Moreno, 2022).
Entonces, ¿el apoyo a AMLO/Morena obedece a una mecánica racional en la que los electores juzgan el desempeño del gobierno? El artículo de Gómez Vilchis (2022) pareciera sugerir que la evaluación racional es al menos en parte responsable del apoyo a la 4T. El trabajo de Moreno (2022) asoma la posibilidad de que quizá (en una mecánica similar al sesgo partidista), las personas podrían aprobar al gobierno y su desempeño porque aceptan a AMLO.
De este modo, es necesario saber si la evaluación racional está detrás del apoyo a la 4T y esto no es un tema menor, pues como se dijo antes, los seguidores del actual presidente no son pocos y determinarán mucho de la vida política nacional futura. Si dicho grupo tiene un perfil racional, entonces podríamos entrar en un posible círculo virtuoso en el que el gobierno se verá incentivado a tener buen desempeño o será remplazado por otro que sí lo tenga. Sin embargo, hay razones para dudar de esta explicación.
Primero, se encuentra la ya mencionada contra-propuesta de Moreno (2022), según la cual el juicio al gobierno podría estar influido por la simpatía al presidente. Además, hay estudios más viejos que sugieren que la relación entre el desempeño gubernamental percibido y el apoyo al gobierno no implica un actor racional. En 2018, Gutiérrez Sánchez (2018) analizó qué determina la evaluación del gobierno mexicano, encontrando que “la evaluación del Gobierno sí se relaciona con la percepción sobre temas de seguridad y economía, pero no con resultados reales sobre economía y seguridad” (Gutiérrez, 2018). La explicación más racional asumiría que la evaluación del gobierno sería sensible al desempeño real del Estado y la situación objetiva del país. Por otro lado, explicaciones más sociológicas o psicológicas supondrían que la evaluación del gobierno solo se relacionaría con la percepción del estado del país; no con su realidad.
Esta diferencia entre la percepción de un tema y su realidad objetiva es muy importante, pues podría darnos una interpretación distinta de la relación entre el estado percibido del país y el apoyo a la 4T. Para entender mejor esto, se debe hacer un breve paréntesis teórico.
La extensión completa de este artículo no sería suficiente para hacer una descripción general del enfoque racional y menos aún para revisar pormenorizadamente la relación que asume con la realidad objetiva. Sin embargo, es necesario puntualizar algunos asuntos al respecto. En términos muy reducidos y generales, podríamos decir que el enfoque racional arranca con el trabajo de Downs (1957) y propone a un ciudadano egoísta y calculador sin mayores apegos identitarios o de largo aliento.
En nuestro caso, esto equivaldría a un ciudadano que apoya a Morena porque dicho partido está haciendo bien su trabajo o -en general-, le resulta conveniente. Esta lógica conllevaría una idea de premios y castigos en el que el electorado premia a los partidos que presentan buenos resultados dándoles apoyo electoral y castiga a los que tienen pobre desempeño votando por sus opositores.
El modelo se ha refinado con el tiempo. Por ejemplo, ahora se pone atención en cómo el actor racional quizá no busque tener toda la información posible para tomar su decisión (Lau, 2003). Igualmente, se le han incorporado elementos menos racionales, por ejemplo, Redlawsk (2002) analiza cómo los afectos del ciudadano pueden influir el procesamiento de la información. Acerca de esto último, conviene recordar que, si bien estos esfuerzos probablemente ayudan a explicar mejor a los actores políticos, incorporar elementos como los afectos ya implica cierto alejamiento del modelo racional más puro.
Por su parte, existen enfoques no-racionales que parten de una idea distinta de la mente del ciudadano y la vinculan menos (o distinto) con la realidad objetiva. El esquema psicológico (Campbell et al., 1960) no es el único caso de ello, pero sí es un buen ejemplo. Ahí se propone que las personas tomarán decisiones electorales basadas en lo que saben y opinan de los asuntos públicos/políticos. Pero el conocimiento y la opinión no dependerán solo de hechos objetivos, sino que también importan los partidismos y pertenencias identitarias. De esta forma, la realidad objetiva sería interpretada a través de sesgos políticos que la combarán y ajustarán a otras narrativas. Esta visión se opone al enfoque racional, donde las personas sí conectarían más con la realidad objetiva y menos con una percepción sesgada.
Regresando al caso inmediato que aquí nos ocupa. La pregunta es hasta qué punto se apoya al presidente y su partido por los resultados objetivos de su gobierno; es decir, hasta qué punto podríamos decir que el apoyo a la 4T es producto de un ciudadano racional. Se da por sentado que sí hay una relación entre cuán bien o mal las personas perciben el estado del país y el apoyo a la 4T, pero hay que notar que se trata de percepciones (no datos objetivos). Debido a esto, no se puede asumir directamente que el apoyo al actual gobierno se deba a que éste esté haciendo un buen trabajo objetivamente. Es posible que las personas sí juzguen a la 4T por los resultados que ha rendido, pero también es posible que aprueben los resultados del gobierno en función de su simpatía con el presidente y su movimiento.
Metodología
En principio, la forma de responder la pregunta de investigación es simple: ahí donde la 4T esté haciendo bien su trabajo debería de ser bien vista y ahí donde no, debería tener malas evaluaciones. Como suele suceder, se buscaría fluctuación en la variable independiente para ver su posible covariación en la dependiente.
Esto llevó a la decisión de trabajar a nivel estado. Si bien la 4T es un fenómeno más bien federal, trabajar a nivel de país implicaría tener solo una observación, imposibilitando la variabilidad. Por otro lado, no se cuenta con mucha de la información necesaria a nivel municipal. Trabajar con estados implicó un tamaño de muestra de solo 32, por lo que no solo se revisarán las relaciones cuyo P sea menor que 0.05, también se pondrá atención a las que al menos tengan P menor a 0.1. Además, solo se usaron datos de fuentes federales, pues si bien este estudio es poco sensible a los sesgos sistemáticos, sí es vulnerable a los sesgos aleatorios. De ahí que sea importante que las formas de medición sean siempre las mismas en todos los estados.
Se reconoce que muchos de los datos de los estados dependen de condiciones particulares de cada entidad, lo que -efectivamente- complicará la detección de relaciones y podría reducir la estimación del efecto causal. Sin embargo, se espera que las particularidades de cada estado sean relativamente aleatorias y por ende susceptibles a algo similar al teorema del límite central, es decir, los efectos de los estados introducirán ruido en las relaciones que aquí se buscan, pero dada su condición aleatoria, se esperaría que -con suficientes casos- se cancelen entre sí y nos permitan ver las relaciones subyacentes.
De este modo, se realizó una base de datos a nivel estatal con datos objetivos del desempeño del gobierno y del apoyo a la 4T, después se revisó cómo se relacionan entre sí las variables. Sobre desempeño, se tomaron principalmente variables de economía y de seguridad. Esto porque los trabajos que han relacionado el apoyo a la 4T con el estado del país suelen comprender el último en términos de lo económico y la seguridad. Incluso el trabajo de Gutiérrez Sánchez (2018) consideró este tipo de variables, pues en general se asume que las dos principales funciones del estado son precisamente economía y seguridad.
Para ser exhaustivos, se consideran no solo los datos recientes de los indicadores de economía y seguridad, sino también se analiza el posible efecto del cambio desde el inicio del sexenio hasta aproximadamente el 2021. Esto porque quizá el ciudadano no juzgue al gobierno únicamente por el estado actual de las cosas, también por las posibles mejoras o perjuicios en lo que va del sexenio. Pensando en economía, es posible que no sean los estados más ricos los que apoyen a la 4T, pero sí aquellos cuyas economías han mejorado más; dicha mejora quizá no alcanza para ubicarlos entre los más prósperos, pero igualmente se podría estar juzgando en función de aquella mejora. Sobre las fechas específicas, no todos los datos están disponibles para todos los años, por lo que se tomó la fecha más próxima al 2018, cuando la 4T se volvió gobierno. Por otro lado, dado que se considerará el resultado de la elección 2021, los datos del post serán entre 2021 y 2022.
Para economía, se trabajó en primer lugar la pobreza y se tomaron las mediciones del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social [CONEVAL] (CONEVAL, s/f). Se consideró también el dato del desempleo; otro de los indicadores económicos que se presumen más sensibles a la población. El desempleo se tomó del Instituto Nacional de Estadística y Geografía [INEGI] (INEGI, a)1 y se consideró el primer trimestre del 2019 como punto inicial (apenas unos meses después de que AMLO tomó posesión) y el primer trimestre del 2021. Se eligieron esas fechas para controlar los elementos estacionarios del desempleo. Se revisó también el PIB de cada estado, mismo que fue obtenido del INEGI para 2018 (INEGI, 2018) y 2021 (INEGI, 2022). Cabe señalar que el INEGI solo reporta el porcentaje aportado por cada estado y el total federal, se hicieron los cálculos necesarios para tener un PIB controlando la población de cada estado.
En temas de seguridad, se consideraron dos indicadores: 1) la tasa de homicidio y 2) la incidencia delictiva, ambos provinieron del INEGI(b). En el caso de los homicidios, el dato se estandarizó por el número de habitantes de cada estado. La tasa de incidencia delictiva ya se encontraba sobre cien mil habitantes, por lo que se le tomó directamente.
Por su parte, para el apoyo a la 4T también se consideró más de una variable. Como se mencionó antes, en el caso específico de Morena se tiene una importante compenetración entre la figura personal del presidente y la imagen de Morena que sigue sin consolidarse como partido más allá de AMLO. Debido a ello, cuesta separar el apoyo al partido y a la persona, y por ende, se consideró tanto la aprobación presidencial como el apoyo electoral a Morena. El dato electoral fue el porcentaje de votos por Morena (solo o en coalición) en la elección de diputados 2021. Dicha información fue conseguida en la página oficial del Instituto Nacional Electoral (INE, s/f). Por otro lado, la aprobación presidencial se tomó de Mitofksy (s/f), eligiendo el dato viable más cercano a la elección 2021.
Cabe señalar que si bien hay polémica sobre la medición de la aprobación presidencial, este estudio únicamente se interesa en relaciones entre variables, por lo que no es muy sensible a ese tipo de sesgos. Es decir, quizá la medición elegida es favorable o desfavorable para AMLO, pero eso importa poco dado que la metodología es la misma para todos los estados y aquí no se busca saber el dato puntual de la aprobación, sino conocer en particular si los estados que más o menos apoyan al presidente, tienen mejores o peores situaciones de economía y seguridad.
Como se verá en la sección de resultados, se incluyeron también datos sobre ser beneficiario de programas sociales. Esa información a nivel estado se obtuvo de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del primer trimestre del 2019 y del 2021. Tal encuesta tiene representatividad estatal e incluye la pregunta de si en los últimos tres meses la persona ha recibido del gobierno alguna beca, apoyo o ayuda de programa social.
Cuando se trabaja a nivel persona, se utilizan datos de la Encuesta Nacional de Cultura Cívica [ENCUCI], misma que se realizó de agosto a septiembre 2020, cuenta con representatividad nacional y una muestra de 21,519 casos. Con esto se indagó si las personas que reciben programas sociales apoyan más a Morena o al presidente, lo que, si bien puede entenderse como un mecanismo racional, no es el mismo que asumen los análisis a nivel estado.
Los análisis estatales suponen una evaluación basada en el desempeño del gobierno con relación al bienestar general de la sociedad. Sin embargo, el actor racional podría no estar interesado en el bien colectivo, sino también en el propio más inmediato; de ahí que podría dar su apoyo a un gobierno que le traiga beneficios más personales en la forma de programas sociales. Claro que estos dos mecanismos tienen consecuencias distintas para el destino del país, pero eso se discutirá en la sección de conclusiones.
Resultados
La sección de resultados comenzará con lo económico, luego se revisa el tema de seguridad y se termina con el asunto de los programas sociales. Los análisis de economía se presentan en la siguiente tabla:
Tabla 1 Indicadores económicos y apoyo a la 4T con datos del CONEVAL INEGI, INE y Mitofsky
Indicador económico | Voto por Morena | Aprobación AMLO |
---|---|---|
Pobreza general (2020) | 0.256/0.158 | 0.289/0.109 |
Pobreza moderada (2020) | 0.199/0.276 | 0.152/0.405 |
Pobreza extrema (2020) | 0.285/0.114 | 0.412/0.019* |
Desempleo (2021) | 0.013/0.945 | -0.134/0.465 |
PIB (2021) | -0.029/0.875 | -0.124/0.497 |
Fuente: elaboración propia a partir de CONEVAL (s/f), INEGI (a, b, 2018, 2022), INE (s/f) y Mitofsky (s/f).
La Tabla uno contiene las correlaciones y valores P de las variables económicas y de apoyo a la 4T a nivel estado. Cada celda contiene el coeficiente de correlación y su respectivo valor P. Por ejemplo, el coeficiente de correlación de Pearsons tiene un valor de 0.256 para las variables de pobreza general y voto por Morena; nótese que es un valor positivo, por lo que, a mayor pobreza en el estado, más se votó por el partido del presidente. Sin embargo, el valor P fue de 0.158, por lo que la relación no podría considerarse significativa. Es decir, con los 32 casos de las entidades federales, no hay evidencia de que las variables se relacionen. Siguiendo las costumbres de presentación para este tipo de pruebas, se marcaron con un asterisco las relaciones significativas cuyo valor P sea menor a 0.05.
Podemos ver que solo hay una relación relevante en la Tabla uno y es que los estados con más pobreza extrema muestran también una mayor aprobación presidencial. Sin embargo, se trata de una relación positiva, es decir, los estados con más pobreza extrema aprueban más al presidente. Se discutirá con detalle las implicaciones teóricas de los hallazgos en la sección de conclusiones, pero conviene notar desde ahora que esto pareciera hablar más de un apoyo sociológico o de clase que de uno racional.
Esto porque la lógica racional sugeriría que las personas más favorecidas en lo económico serían las que más buscarían el mantenimiento del régimen bajo el cual están prosperando. Contrario a ello, aquí vemos que las entidades menos favorecidas son las que más apoyan al actual gobierno. Este escenario no parece responder al modelo racional, sino más bien se acerca a una explicación sociológica donde grupos con rasgos particulares (como una baja condición socioeconómica) tienen preferencias políticas que les son propias.
Conviene agregar que se revisó la relación entre las dos variables de apoyo a la 4T (Voto por Morena y Aprobación AMLO) y se obtuvo un coeficiente de correlación de 0.733 (el más alto en todo este estudio) y un P de 0.000. Esto nos dice que el apoyo al presidente y el voto por su partido están muy vinculados, lo que refuerza la necesidad de investigar ambos indicadores, pues no es clara la diferencia entre apoyar al presidente y a Morena.
Otra aclaración que conviene hacer es que, pese a que solo hubo una relación significativa, todas las correlaciones entre pobreza y apoyo a la 4T tienen el mismo signo; a mayor apoyo al gobierno, mayor pobreza. Por su parte, el desempleo muestra relaciones muy bajas y de signos dispares y el PIB muestra una relación negativa; mayor riqueza conlleva menor apoyo a la 4T. Pareciera que ahí donde la economía es mejor, hubiera menos apoyo a la 4T. Como se mencionó en la metodología, se revisó no solo el dato puntual, sino también el cambio en el tiempo de los indicadores. Esto último se presenta en la Tabla dos:
Tabla 2 Cambios económicos y apoyo a la 4T con datos del CONEVAL INEGI, INE y Mitofsky
Indicador económico | Voto por Morena | Aprobación AMLO |
---|---|---|
Cambio en Pobreza general (2020-2018) | -0.164/0.369 | -0.069/0.707 |
Cambio en pobreza moderada (2020-2018) | -0.162/0.375 | -0.014/0.938 |
Cambio en pobreza extrema (2020-2018) | -0.112/0.543 | -0.127/0.488 |
Cambio en desempleo (2021-2019) | -0.313/0.081 | -0.279/0.122 |
Cambio en PIB (2021-2018) | -0.090/0.624 | -0.154/0.399 |
Fuente: elaboración propia a partir de (s/f), INEGI (a, b, 2018, 2022), INE (s/f) y Mitofsky (s/f).
En la Tabla dos nuevamente no encontramos ninguna relación significativa con P menor a 0.05, por lo que la respuesta general es que el cambio en la situación económica no parece tener relaciones importantes con el apoyo a la 4T. Para ser más precisos; no parece que los estados que hayan mejorado su economía sean los que más apoyen a AMLO o a su partido.
Aunque los valores P de la Tabla dos suelen ser aún mayores que los de la Tabla uno y por ende no se pueden declarar relaciones significativas, sí es notorio que todos los indicadores de pobreza tienen signo negativo. Es decir, ahí donde la pobreza descendió, el apoyo al gobierno sería mayor. Sin embargo, la misma tendencia se vio en el PIB; donde la riqueza de los estados descendió, aumentaría el apoyo al presidente. Se trata siempre de relaciones no-significativas, pero es interesante la aparente consistencia en el signo.
Como se menciona en la metodología, estas correlaciones se hacen con solo 32 casos, por lo que toda relación con P menor a .1 merece ser revisada. El cambio en desempleo tiene una relación de -0.313 y P de 0.081 con el voto por Morena en 2021. Esto significa que los estados donde el desempleo descendió apoyan más a la 4T y donde aumentó la apoyan menos. La relación es ligera, pero merece ser señalada, pues en toda esta investigación, es la que más se acercó a mostrar un apoyo racional en lo económico.
Pasemos ahora a revisar si hay relación entre cifras de seguridad y el apoyo a la 4T. Siguiendo la misma mecánica de la sección pasada, se presentan primero las posibles relaciones con datos de un solo momento en el tiempo y luego con datos del cambio.
La Tabla tres muestra solo coeficientes negativos, lo que podría significar que ahí donde hay más crimen hay menos apoyo a la 4T. Sin embargo, hay que notar cómo tres de cuatro valores P están arriba de .2 e incluso hay uno de .8: No hay pues mucha evidencia de relación entre los indicadores de seguridad y el apoyo al actual gobierno. Sin embargo, al igual que con los datos de economía, quizá sea necesario revisar cambios en las variables, más que los valores en un momento particular, para ello se presenta la Tabla cuatro:
Tabla 3 Indicadores de seguridad y apoyo a la 4T con datos del INEGI, Mitofsky e INE
Indicador de seguridad | Voto por Morena | Aprobación AMLO |
---|---|---|
Tasa de homicidios 2021 | -.046/.801 | -.151/.411 |
Tasa de delincuencia 2021 | -.087/.637 | -.249/.169 |
Fuente: elaboración propia a partir de CONEVAL (s/f), INEGI (a, b, 2018, 2022), INE (s/f) y Mitofsky (s/f).
Tabla 4 Cambios en indicadores de seguridad y apoyo a la 4T con datos del INEGI, Mitofsky e INE
Indicador de seguridad | Voto por Morena | Aprobación AMLO |
---|---|---|
Cambio en tasa de homicidios 2021-2018 | -.193/.290 | -.417/.018* |
Cambio en asa de delincuencia 2021-2018 | -.239/.187 | -.095/.605 |
Fuente: elaboración propia a partir de CONEVAL (s/f), INEGI (a, b, 2018, 2022), INE (s/f) y Mitofsky (s/f).
La Tabla cuatro contiene tres relaciones no-significativas (aunque de signo negativo) y una significativa, misma que -de hecho- tiene un P menor que 0.05, por lo que claramente merece revisarse:
La Gráfica uno tiene algunos estados de interés marcados y gracias a ello vemos cómo Guerrero presenta mucha aprobación del presidente y al mismo tiempo tiene un valor negativo sobre tasa de homicidio, pues ésta fue de 1.8 en 2019 y de 1.6 en 2021. Es decir, los homicidios descendieron y aprueban mucho al presidente. Por otro lado, Nuevo León presenta una tasa de homicidio de 3.4 en 2018 y de 4.8 en 2021; su situación de seguridad empeoró y no tiene una buena opinión de AMLO. Estos casos muestran cierta tendencia en la que los estados donde la seguridad empeoró aprueban menos al presidente y al revés.

Fuente: elaboración propia a partir de CONEVAL (s/f), INEGI (a, b, 2018, 2022), INE (s/f) y Mitofsky (s/f).
Gráfica 1 Cambio en tasa de homicidio y aprobación presidencial con datos de Mitofsky e INEGI
Sin embargo, es importante considerar al estado de Zacatecas, mismo que es un dato anómalo al tener un cambio muy fuerte en su tasa de homicidio y al mismo tiempo estar muy bajo en su apoyo al presidente. Si se repiten los análisis excluyendo únicamente al estado de Zacatecas, encontramos que la correlación pasa de -0.417 a -0.274 y el valor P iría de 0.018 a 0.136. Es decir, si se omite a Zacatecas, no parece haber relación entre el cambio en los homicidios y el apoyo a la 4T, esta relación depende de un valor extremo.
Tras revisar con detenimiento, no hubo muchas relaciones significativas que apoyen la hipótesis de un juicio racional. Además, las relaciones que sí fueron significativas mostraron un sentido opuesto al esperado, tenían un P mayor que 0.05 o dependían mucho de un solo dato extremo. De esta forma, no parece haber una clara relación entre el desempeño objetivo del gobierno y el apoyo que recibe. Esto no concuerda con la idea de un apoyo racional a la 4T y evoca más la posibilidad de que el apoyo al gobierno se deba a una simpatía con el presidente. Sin embargo, el actor racional podría no estar considerando el bienestar económico o de seguridad colectivo; quizá está enfocado en beneficios más inmediatos y personales que obtiene del gobierno.
Se presenta a continuación una tabla con un único indicador que también nos habla de racionalidad, aún si es de una más inmediata y quizá menos beneficiosa para el país. Hasta ahora se ha hablado de beneficios económicos o de seguridad a un nivel colectivo, es decir, se revisa si los estados completos tuvieron un cambio en su economía o seguridad. Pero un actor racional podría no estar únicamente interesado en beneficios a través de una mejora general, también podría ser sensible a incentivos más inmediatos a él, como por ejemplo, recibir un beneficio del gobierno a través de un programa social. Esta situación se revisa con la Tabla cinco que tiene un formato similar al de las tablas anteriores, salvo que por tratarse de una sola variable (porcentaje de personas con apoyo de gobierno), se presentan juntos su valor 2021 su cambio 2021-2019.
Tabla 5 Apoyos de gobierno y apoyo a la 4T.
Voto por Morena | Aprobación AMLO | |
---|---|---|
Porcentaje de personas con apoyo de gobierno 2021 | .436/.014* | .367/.042* |
Cambio en porcentaje de personas con apoyo de gobierno (2021-2019) | .002/.992 | -.335/.061 |
Fuente: Elaboración propia con datos de INEGI, Mitofsky e INE
Como podemos ver en la Tabla cinco, los estados donde hay más personas beneficiarias de programas sociales tienen también mayor apoyo a la 4T; tanto en relación a votar por Morena, como en aprobar al presidente. No debemos omitir que la relación es más fuerte con la variable del voto que con la de la aprobación presidencial, lo que es una interesante coincidencia dado que el sufragio podría tener un efecto más directo sobre la administración de los programas sociales que la aprobación del primer mandatario.
Conviene contrastar estas relaciones con lo visto hasta ahora: la relación del voto y el cambio en desempleo tuvo un P de .081 y la de aprobación presidencial y cambio en homicidio depende mucho de un único valor extremo. Con eso como antecedente, la relación entre recibir programas sociales y el apoyo a la 4T parece mucho más clara; ni depende de valores extremos, ni tiene valores P mayores a 0.05, además de ser perceptible en ambas variables dependientes (voto y aprobación).
Pero antes de concluir que hay una relación entre recibir programas sociales y el apoyo al gobierno, conviene recordar que la popularidad del presidente era mayor donde hay más pobreza extrema. Eso no ayuda a concluir que hay un apoyo racional a la 4T, pero sí podría significar que la relación con los programas sociales es espuria. Es decir, quizá recibir programas sociales no se relaciona realmente con el apoyo al gobierno: la pobreza se relaciona con el apoyo a la 4T y dado que los programas sociales suelen apoyar más a los pobres; habría una relación aparente entre programas sociales y apoyo al gobierno.
Esto también parece relacionarse con la curiosa relación en la celda inferior derecha de la Tabla cinco: pareciera que donde la cobertura de los programas sociales disminuyó hay más apoyo a la 4T y esto tendría el sentido opuesto a las relaciones encontradas en el resto de la tabla. Sin embargo, como se ve en la Gráfica dos, esto podría estar relacionado con la ya mencionada relación entre riqueza y apoyo al gobierno, pues es notorio que en un extremo de los casos se encuentran entidades prósperas como Querétaro, Nuevo León o la Ciudad de México y en el otro están estados menos favorecidos como Oaxaca, Guerrero o Chiapas.

Fuente: elaboración propia a partir de Mitofsky e INEGI.
Gráfica 2 Cambio en los apoyos de gobierno y aprobación presidencial con datos de Mitofsky e INEGI
Para controlar la variable de riqueza se debe hacer una regresión que nos muestre el efecto de los programas independientemente de la pobreza o la economía. Se ensayaron regresiones con los datos ya presentados sobre los 32 estados y de concluirse algo, sería que la relación no-espuria es la de programas sociales y apoyo a la 4T. Sin embargo, esos análisis fueron defectuosos, pues el número de casos imposibilita el correcto uso de la regresión. Debido a esto, se buscó una base con más observaciones, aún si ello implicó dejar de trabajar con estados y hacer análisis a nivel persona.
La ENCUCI -contrario a otras encuestas políticas- tiene la pregunta de si la persona recibe programas sociales. Dicha encuesta también incluye un reactivo sobre el nivel de confianza en la presidencia, variable que es la más cercana a la aprobación presidencial. Estas variables mostraron una fuerte relación: el grupo que muestra “mucha” confianza en el presidente tiene un alto porcentaje de beneficiarios, 37.3%. Porcentaje que va decreciendo conforme baja la confianza hasta ser de solo 19.6% entre quienes no muestran “nada” de confianza en AMLO. Esta es una relación estadísticamente significativa con una prueba chi² de valor P de 0.000.
Cabe señalar que la ENCUCI contiene también la variable de con qué partido político simpatiza más la persona. Cuando se separa a los que simpatizan con Morena y a los que simpatizan con otros partidos, se encuentra que los primeros tienen una proporción significativamente mayor de beneficiarios de programas sociales (P de 0.031 en prueba de chi2). Incluso en regresiones que controlaban nivel socioeconómico, los programas sociales destacaron en su relación con la simpatía con Morena. Sin embargo, hubo muchos encuestados que no se identificaban con ningún partido, lo que complicó extraer conclusiones útiles de esta variable sobre partidos. Debido a ello, se prefirió tomar como variable dependiente la confianza en el presidente.
La ENCUCI no contiene propiamente la variable del ingreso de la persona encuestada. Sin embargo, tiene una serie de preguntas sobre electrodomésticos y bienes con los que cuenta el hogar, misma que puede convertirse en un índice que sirve de proxy al ingreso. Además, cuenta con la escolaridad y la edad del informante, lo que también se puede aprovechar para tener aún más controles y con ello más certeza. En una regresión múltiple, se encontró que ser beneficiario de programas sociales tiene un valor P de 0.000 y razón de momios de 1.49, la variable proxy de ingreso tuvo 0.000 y 1.194, la edad 0.000 y 1.12, mientras que la escolaridad no fue significativa con P de 0.139 y razón de momios de 1.048. Es decir, la ENCUCI nos muestra que recibir programas sociales se relaciona con la confianza en el presidente independientemente de la condición socioeconómica; incluso es la variable de mayor peso estadístico en el modelo realizado.
Conclusiones
Este trabajo parte de asumir que hay una relación entre la aprobación de la 4T y la percepción del estado del país. Sin embargo, se tiene la duda de si esa relación implica actores racionales que calculan beneficios para la nación o si la simpatía por el presidente o su movimiento podrían influir el juicio del estado del país. Para investigar esto, se revisó si había relación entre los indicadores objetivos de los estados y el apoyo a la 4T en éstos: esencialmente no se encontró dicha relación.
Había una relación entre pobreza y apoyo al gobierno, pero ésta era inversa a lo pensado; los estados más pobres apoyan más al presidente. Se encontró también una relación sobre desempleo, pero con un P de .08. Finalmente, apareció una relación sobre homicidios, pero dicho vínculo era dependiente de un valor extremo. La escasez de estas relaciones no nos permitiría concluir que el desempeño real del gobierno determine mucho del apoyo a la 4T.
Los hallazgos no parecen apoyar la idea de que la ciudadanía aprueba a la 4T en función de datos objetivos sobre su desempeño gubernamental en economía o seguridad. En contraste, no contravienen la otra posible explicación. Recordemos que con base en el trabajo de Moreno (2022), se consideró también la posibilidad de un actor menos racional que debido a sus sesgos ideológicos o identitarios ve bien al país por su simpatía con el actual presidente. Esta segunda posibilidad implicaría que hay una relación entre la percepción del país y la simpatía por la 4T, pero no entre el estado objetivo de las cosas y el apoyo al gobierno: la primera relación ya se ha encontrado previamente y la segunda no apareció en lo aquí revisado. De esta manera, los datos empíricos parecen coincidir más con la idea de un actor que ve bien al país influido por su apoyo a la 4T y no parecen apoyar la idea de un actor racional que juzga basado en datos objetivos.
Donde modelo racional sí presentó evidencias sólidas, fue al considerar el tema de los programas sociales. Fue muy claro que ahí donde hay más programas sociales, hay más apoyo al actual gobierno. Esto podría haber sido una relación espuria debido a que las entidades más pobres apoyan más al primer mandatario y se esperaría que también recibieran más programas sociales. Pero gracias a las regresiones y a la ENCUCI, se descubrió que la relación entre recibir apoyos y evaluar bien al presidente es independiente de la condición socioeconómica; incluso es independiente de la educación y la edad (dos variables frecuentemente asociadas al apoyo al presidente).
Esto sugiere que si el modelo racional genera -de algún modo- apoyo a la 4T, es por medio de la búsqueda de beneficios más directos como programas sociales y no por el deseo de una mejora real colectiva. Esto es un hallazgo interesante, pero no debemos olvidar que también tiene implicaciones negativas para el país. Cuando los actores racionales premian a los gobiernos que dan buenos resultados y castigan a los que no, generan incentivos para que los funcionarios hagan bien su trabajo y se tenga así una mejora social generalizada. Por otro lado, cuando el incentivo no es colectivo, sino individual e inmediato, podrían no presentarse los incentivos adecuados a la clase política. En el segundo escenario, los funcionarios se verían incentivados a maximizar los programas sociales, lo que no necesariamente implica una mejora en la situación general del país. Infortunadamente dar apoyos a las personas y el bienestar general del país no necesariamente son metas equivalentes.
Eventualmente, todo esto nos llevaría al tema del uso electoral de los programas sociales, así como a los posibles impactos -planeados o no- de la política pública, lo que es un nicho específico de estudio. Dichos tópicos tienen sus propios antecedentes y abordajes teóricos que no se vieron aquí, pues están más allá del interés de esta investigación. El presente trabajo se interesó más en un posible mecanismo racional que incentiva a los gobiernos a presentar buenos resultados a la sociedad general, no tanto en incentivos más individuales. De este modo, el posible efecto electoral de los programas sociales deberá ser un tema para futuras investigaciones.
En conclusión, hay poca evidencia de una lógica racional en la que el estado real de las cosas produzca apoyo al presidente o su partido; pareciera más bien que el apoyo a la 4T solo se relaciona con la percepción subjetiva del país, misma que podría estar sesgada por preferencias políticas o pertenencias ideológicas. De haber una lógica racional detrás del apoyo a la 4T, sería más bien por los programas sociales, pues los beneficiarios de tales programas parecen tener mejor impresión de AMLO y Morena aún controlando otros factores como el nivel socioeconómico.