INTRODUCCIÓN
El cultivo de chile (C. annuum) pertenece a la familia solanáceas, y se produce en grandes áreas en el mundo (FAOSTAT 2016). Su importancia radica en su valor nutraceútico y su gran popularidad en la alimentación (Vera-Guzmán et al. 2011). Actualmente se reconoce su importancia debido a su contenido de vitamina C (Mateos et al. 2013). Además de sus propiedades terapéuticas como analgésico, anti-inflamatorio y antioxidante (González-Zamora et al. 2015). Su alto contenido de vitaminas, principalmente A y C, su sabor agradable y estimulante, hacen que esté presente en miles de recetas de la cocina de todos los países (Bortolotti 2013). Su popularidad y demanda es creciente a nivel mundial, por lo que actualmente es una de las especies vegetales más usadas en la cocina (Bosland 2010). El fruto de los chiles de la especie C. annuum tiene efectos medicinales contra el cáncer, estimulan el sistema inmunológico, previenen las enfermedades cardiovasculares y retrasan el proceso de envejecimiento, (González-Zamora et al. 2013).
El chile jalapeño es de los de mayor importancia económica, por su amplio consumo, alta rentabilidad y gran demanda de mano de obra (Macías-Duarte et al. 2012). Tomando en cuenta que la población mundial ha crecido a un ritmo muy acelerado, se estima que será de 2 400 millones de personas mas en el 2050. Por lo que es necesario optimizar los recursos para cumplir con los requerimientos alimenticios de la población (Delgado et al. 2011).
Se han desarrollado técnicas de diagnóstico nutrimental de las plantas cultivadas (García-Hernández et al. 2004). Entre las que se encuentran el valor crítico (VC) (Bates 1971), sistema integrado de diagnóstico y recomendación (SIDR) (Walworth y Sumner 1987) y diagnóstico de nutrimento compuesto (DNC) (Parent y Dafir 1992). En el caso de la técnica de VC, una concentración se define de forma arbitraria, por lo general se considera el 90 ó 95 % del rendimiento máximo y se supone que; excepto el nutrimento de estudio, los demás están en cantidades suficientes y no excesivas (Ware et al. 1982). En los casos de las técnicas SIDR y DNC la subpoblación de altos rendimientos se selecciona de manera diferente. Con respecto al SIDR, no se ha establecido un procedimiento matemático formal para dividir el total de observaciones en dos grupos, uno de alto y otro de bajo rendimiento, sino que se considera el rendimiento promedio regional del cultivo. Esa partición sí se logra con la técnica DNC al considerar la relación cúbica entre el rendimiento y cada una de las funciones de proporción de varianza acumulada (Parent y Dafir 1992). Al respecto Khiari et al. (2001) demostraron que los índices nutrimentales estimados con la técnica DNC se distribuyen de forma simétrica con respecto a un valor nulo de balance nutrimental y se correlacionan mejor con el rendimiento. La técnica DNC se ha utilizado en cultivos anuales (Arroyo-Vargas et al. 2013) y especies perennes (García-Hernández et al. 2006, 2009). Por lo anterior el objetivo fue estimar las normas nutrimentales mediante la técnica de diagnóstico de nutrimento compuesto para chile jalapeño y analizar las interacciones nutrimentales entre los elementos nutritivos y su relación con el rendimiento.
MATERIALES Y MÉTODOS
Establecimiento de cultivo y muestreo
Se estableció en campo en el Ejido Florencia, municipio de Francisco I. Madero, Coahuila, México, en el ciclo primavera-verano 2013. El ejido, se ubica en las coordenadas 25°50' 22.32' LN y 103° 18' 59.11” LO, a una altitud de 1 107 msnm. La temperatura media anual es de 22.1 °C, la precipitación pluvial de 258 mm y la evaporación anual media es 10 veces mayor. Los suelos son de aluvión, profundos y arcillosos (García-Hernández et al. 2009).
Antes de la siembra se obtuvieron 10 muestras de suelo, de la capa de 0-30 cm del sitio para determinar las características físicas y químicas. El suelo es migajón arenoso, alcalino con pH de 8.4, baja salinidad con CE de 1.46 dS m-1, el contenido de MO es de 1.1 %, 17 mg kg-1 de N, 14 mg kg-1 de P, 1.30 meq L-1 de K, 5.4 meq L-1 de Ca y 6.8 meq L-1 de Mg.
Se estableció el cultivar de chile jalapeño cv. Autlán, en un arreglo espacial en bordos de doble hilera, acolchado plástico negro de 1.2 m de ancho, calibre de 100 micras de grosor con riego por goteo. La distancia entre bordos fue de 1.80 m y entre planta de 30 cm, para obtener una densidad de 37 000 plantas ha-1. La nutrición se realizó con fertirriego, aplicando 120 y 60 kg ha-1 de N y P, respectivamente; usando como fuente de fertilización fosfato monoamónico y sulfato de amonio.
Las plagas y enfermedades que se presentaron fueron el picudo del chile (Anthonomus eugenii Cano) y cenicilla polvorienta (Oidiopsis taurica Salmon), las cuales se controlaron con los productos orgánicos Insecta Plus y PHC - Milstop Plus®, ambos productos certificados por OMRI (Organic Materials Review Institute) para uso en la producción orgánica. Del total de plantas establecidas, durante la etapa de floración se tomó una muestra de 100 unidades de dos plantas por unidad de muestreo para el cálculo de las normas. Se tomaron siete hojas del tercio medio de cada planta muestreada (García-Hernández et al. 2004), más otras siete de la planta contigua hacia el norte, para tener 14 hojas por unidad de muestreo. Cada muestra foliar compuesta de 14 hojas se limpió con agua destilada, para luego secarla hasta peso constante en una estufa Marca Shel-lab, modelo FX-5 a 65°C durante 24 h, para luego molerlas y guardarlas en bolsas de plástico para su uso en la determinación del porcentaje total de N, P, K, Ca y Mg. De las mismas plantas muestreadas se obtuvo el rendimiento total de fruto fresco de cada unidad de muestreo y se extrapoló a t ha-1. El rendimiento total se relacionó con las concentraciones de los nutrimentos para estimar las normas nutrimentales, el cual se obtuvo de la suma de los rendimientos parciales de cinco cortes, que se realizaron a los 131, 138, 145, 152 y 159 d después del trasplante. Los análisis químicos realizados a las muestras se llevaron a cabo en los laboratorios del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIBNOR) en La Paz, Baja California Sur. El N total se determinó por el método de Dummas. El fósforo por colorimetría con el complejo de azul de fosfo-molibdato (AOAC 2005), mientras que el K, Ca y Mg se estimaron por espectrofotometría de absorción atómica, después de la digestión con HNO3 (Hanton 1992).
Estimación de las normas preliminares
Las normas nutrimentales DNC se estimaron a partir del procedimiento teórico matemático
descrito por Khiari et al.
(2001), García-Hernández et
al. (2006), (2009) y Arroyo-Vargas et
al. (2013). Para lo cual las concentraciones de los
nutrimentos se transformaron a proporciones invariantes (centradas) al
dividirlas por la media geométrica. Posteriormente, se determinaron los
logaritmos de las proporciones centradas
VN,,
VP,VK,VCa,VMg,…,VRd..
Para luego calcular las proporciones de varianza entre grupos de observación asociados a altos y bajos rendimientos,
considerando el procedimiento de Cate-Nelson (Nelson y Anderson 1977). Las dos observaciones con mayor rendimiento
formaron el grupo de alto rendimiento y el resto de observaciones el grupo de
bajo rendimiento; en la siguiente repetición del proceso (iteración) el grupo de
alto rendimiento se formó por tres observaciones. Mientras que el de bajo
rendimiento por una observación menos que el grupo de bajo rendimiento asociado
a la iteración inicial; y así de forma sucesiva. Después, el valor de la función
de proporción de varianza acumulada
se estimó, para repetición o paso del
proceso, como la suma de
las proporciones de varianza. La función de proporción de varianza acumulada se
calculó al considerar la proporción entre la sumatoria de las proporciones de
varianza en cada iteración y la sumatoria de las proporciones de varianza de
todas las iteraciones (constante); donde resulta una función cúbica útil para
compararla fuerza discriminatoria de los logaritmos de las proporciones
centradas (Vx) entre los grupos de
alto y bajo rendimiento, sobre una escala común. Los puntos de inflexión para
diferenciar entre las subpoblaciones de altos y bajos rendimientos se
determinaron después de examinar las seis funciones cúbicas ajustadas al
considerar las relaciones entre cada función de varianza acumulada
y el
rendimiento.
Interacciones nutrimentales
Para la identificación de las interacciones entre los nutrimentos analizados en el tejido vegetal y su relación con el rendimiento del cultivo, se estimaron coeficientes de correlación de Pearson (Naiman et al. 1987). Estos coeficientes varían de -1 a +1, por lo que valores positivos significativos sugieren relaciones sinérgicas, mientras que valores negativos significativos implican relaciones inversas o antagonismos; cuando se analiza la relación entre pares de nutrimentos. Mientras que cuando se relaciona algún nutrimento con el rendimiento, es posible evidenciar dependencia de éste con respecto al nutrimento del caso (Blanco-Macías et al. 2006). Para la generación de las normas preliminares se utilizó el programa Microsoft Excel 2010, mientras que para el cálculo de los coeficientes de Pearson se usó el programa Statistica versión 9.1.
RESULTADOS
Normas de diagnóstico de nutrimento
La media aritmética del contenido de N, P, K, Ca y Mg, en porcentaje, fueron de 4.57, 0.18, 6.78, 2.46 y 0.66 %, respectivamente; mientras que la media de rendimiento fue 40.5 t ha-1 de fruto fresco de chile. El mayor coeficiente de variación lo tuvo el rendimiento de fruto (31 %), mientras que el coeficiente de las concentraciones nutrimentales fue menor de 20 %. El orden decreciente de extracción de nutrimentos al momento de la floración fue K> N> Ca > Mg > P.
Los seis modelos experimentales entre cada función de proporción de varianza acumulada:
el rendimiento (Figura 1), se ajustaron a un modelo cúbico (Tabla 1), mediante el coeficiente de determinación (R2> 0.99). Los valores de rendimiento asociados a los puntos de inflexión fueron 31.33, 32.21, 34.67, 52.09, 42.42 y 37.5 t ha-1 para N, P, K, Ca, Mg y R, respectivamente (Tabla 1).

Figura 1. Relación entre el rendimiento de chile jalapeño Autlán y la función de varianza acumulada para estimar el punto de inflexión.
Tabla 1. Rendimiento de chile jalapeño cv. Autlán en los puntos de inflexión de las funciónes de varianza acumulada de la proporción de logaritmos centrados en la población estudiada (n=100).

El valor crítico que se tomó como rendimiento de referencia fue 52.09 t ha-1, asociado al
punto de inflexión del modelo cúbico ajustado al Ca. En la Tabla 2 se muestran las normas preliminares
de DNC como medias y desviaciones estándar () y DE
respectivamente para el cultivar de chile jalapeño Autlán.
También se muestran los rangos de concentración óptima correspondientes a cada
nutrimento. Los índices nutrimentales de DNC IN,
IP, IK, ICa,
IMg, y IRd y de desbalance (DNC,
r2) se obtuvieron de las normas preliminares de DNC y los valores
de (DNC r2) tuvieron una distribución de
X2 con valores (R2> 0.999, p <
0.001) (Figura 2).
Tabla 2. Normas preliminares de DNC para d = 5 elementos y rangos de concentración óptimos en chile jalapeño con rendimiento de referencia de 52.09 t ha-1.

Correlaciones entre nutrimentos y rendimiento
Al calcular la matriz de correlaciones de la población completa se obtiene una idea general del grado en que el rendimiento depende de los nutrimentos (Tabla 4). Esta matriz muestra correlaciones significativas (p≤0.05) entre los nutrimentos, se observa que el rendimiento no depende de ninguno de los nutrimentos. Mientras que las correlaciones nutrimentales significativas entre N y P (r = 0.468), N y K (r = 0.361), P y K (r = 0.218) y, Ca y Mg (r = 0.417) fueron positivas, lo que significa que cuando uno aumenta, el otro también incrementa.
Ninguno de los nutrimentos presentó correlación significativa con el rendimiento. Este resultado no es común en este tipo de estudios, por lo cual se realizaron dos matrices más de coeficientes de correlación de Pearson, entre el rendimiento y los nutrimentos; una al considerar la subpoblación de altos rendimientos y otra la de bajos rendimientos. La matriz de correlaciones de la subpoblación de altos rendimientos mostró que el rendimiento depende de forma significativa (p≤0.05) del P (r = 0.494), con correlación positiva entre Ca y Mg (r = 0.483). Mientras que, para la subpoblación de bajos rendimientos se presentó correlación positiva (p<0.05) entre N y P (r = 0.505), N y K (r = 0.355), P y K (r = 0.222) y, Ca y Mg (r = 0.416). Al analizar las tres matrices de correlaciones, se dedujo que en las matrices de la base de datos completa y en la de bajos rendimientos, ninguno de los elementos nutritivos se correlacionó de forma significativa con el rendimiento. Mientras que en la matriz de altos rendimientos, se observa una correlación positiva y significativa entre el P y el rendimiento.
Tabla 3. Concentraciones nutrimentales óptimas para Capsicum, sábila (A. vera) y nopal (O. ficus-indica).

Hochmuth (1997), *García-Hernández et al. (2004), ¥Arroyo-Vargas et al. (2013), £García-Hernández et al. (2006), €Magallanes-Quintanar et al. (2004). Valores promedio de concentración ± 0.5 de la DE.
DISCUSIÓN
Normas de diagnóstico de nutrimento compuesto
La teoría del método de DNC indica que es recomendable considerar el rendimiento mayor como referencia, para separar las observaciones en dos subpoblaciones, una de alto y otra de bajo rendimiento (Parent y Dafir 1992). Al tomar como referencia el valor crítico de rendimiento de 52.09 t·ha-1, se divide la población completa en dos subpoblaciones; una subpoblación de alto rendimiento, que corresponde al 20 % de las observaciones y la subpoblación de bajo rendimiento que constituye el 80 % de las observaciones. Aunque se presenta una subpoblación de alto rendimiento menor del 32.5 % reportada por Khiari et al. (2001), es posible que sea más confiable, ya que el presente estudio se basa en una población total mayor en un 250 %. La tendencia observada coincide con las encontradas por Valdez-Cepeda et al. (2013), ya que al aumentar el número de observaciones en la población total se tiende a disminuir el porcentaje de observaciones de la subpoblación de alto rendimiento.
Los valores encontrados para las normas nutrimentales y las concentraciones óptimas de nutrimentos, sugieren diferencias entre el cultivar de chile jalapeño Autlán (Tabla 2) y otros cultivares del género Capsicum que han sido estudiados por García-Hernández et al. (2004 y 2006); pero también se observan similitudes en el orden decreciente de la extracción de nutrimentos al momento de la floración de K> N> Ca > Mg > P para cultivares de chile. Lo más evidente son las diferencias en las concentraciones y la composición (Tabla 3), con lo encontrado en otros tipos de plantas en los que se han calculado estas normas, como sábila (A. vera) (García- Hernández et al. 2006) y nopal (O. ficus-indica) (Magallanes-Quintanar et al. 2004). En C. annuum, se reportan concentraciones óptimas de N (4.0 - 5.0 %), P (0.3 - 0.5 %), K (2.5 - 5.0 %), Ca (0.9 - 1.5 %) y Mg (0.3 -0.6 %) (Hochmuth 1997). En el presente trabajo, el P presentó menor concentración promedio con 0.18 %; posiblemente se deba a que los contenidos de Ca en el suelo son altos (5.4 meq L-1) y el pH alcalino (8.4), por lo que la disponibilidad de P para los cultivos está limitada por la baja solubilidad del mineral en este pH del suelo (Johnson et al. 2003). Los nutrimentos K, Ca y Mg (Tabla 2) tuvieron concentraciones mayores, siendo el N el único que estuvo dentro de los rangos reportados por Hochmuth (1997). Por otro lado, García-Hernández et al. (2004) en chile güero, determinaron concentraciones promedio óptimas de 4.52, 0.32, 4.20, 2.71 y 0.67 % de N, P, K, Ca y Mg, respectivamente. Dichas concentraciones son similares a las encontradas, lo que permite destacar que las plantas de chile jalapeño, tienden a extraer mayores cantidades de Ca y Mg que las óptimas.
En el género Capsicum, planta C3, el orden decreciente de las concentraciones óptimas es K> N> Ca > Mg > P (Tabla 2), lo que coincide con lo encontrado por Azofeifa y Moreira (2008) en tejido y planta completa de chile jalapeño. La misma tendencia fue obtenida por Arroyo-Vargas et al. (2013) en hojas de chile pimiento morrón (Tabla 3). Se ha reportado que el Ca controla la función de las acuaporinas, las cuales a su vez regulan la entrada de agua a través de las membranas biológicas y controlan la apertura estomática (Allen et al. 2001). El 80 % de la función de distribución de varianza acumulada de DNC r2 se asoció a un valor crítico de 3.1 (Figura 2), fue seleccionado para calificar a un grupo de plantas como la subpoblación de bajo rendimiento. Dicho valor crítico debe ser considerado en la validación de las normas de DNC, ya que cada base de datos independiente debe estar caracterizada por un valor similar (Khiari et al. 2001).
Correlaciones entre nutrimentos y rendimiento
Las interacciones positivas o sinergismos del P con K, y Ca con Mg fueron consistentes, estas interacciones se han reportado en sábila (García-Hernández et al. 2006) y para cultivos de chile correlaciones positivas entre N y P (García-Hernández et al. 2004). Se sabe que cada uno de los elementos tiene una función esencial en los procesos bioquímicos de la planta y por lo tanto con la productividad. Al respecto, Córdova-Sánchez et al. (2013) indican que el N es uno de los nutrientes más importantes para las plantas, ya que forma parte fundamental de las proteínas, aminoácidos y clorofila, por lo que es de los que más influyen en la obtención de altos rendimientos. La asociación positiva entre el N y P es la tendencia más sorprendente y consistente de forma estadística al considerar la diversidad de grupos taxonómicos y especies. Al analizar las tres matrices de correlaciones se determinó que el fósforo fue el nutrimento que más favoreció el rendimiento en el cultivar de chile Autlán. Al respecto Arroyo-Vargas et al. (2013) reportaron en chile pimiento morrón correlaciones significativas entre el rendimiento y P, y entre el rendimiento y el N en sentido negativo; lo que evidencia la importancia de estos dos macro nutrimentos en el cultivo de chile.
La única interacción positiva en las tres matrices de correlaciones fue entre el Ca y Mg, lo cual sugiere el sinergismo entre estos dos nutrimentos para el chile jalapeño y refuerza lo encontrado en chile güero y sábila (García-Hernández et al. 2004, 2006). Dentro de las interacciones negativas, la que se presentó en todos los casos fue la interacción R con la mayoría de los nutrimentos, lo cual es lógico y sigue la misma tendencia que lo encontrado por Arroyo-Vargas et al. (2013), ya que al aumentar las concentraciones de los nutrimentos, disminuye la concentración de los nutrientes no analizados denominados por R en el caso de DNC.
CONCLUSIONES
Las normas preliminares del diagnóstico de nutrientes, tomando como referencia un rendimiento mayor a 52.09 t ha-1, se asocian al siguiente porcentaje de composición foliar óptima de N (4.57 ± 0.25), P (0.18 ± 0.03), K (6.80 ±1.04), Ca (2.46 ± 0.17) y Mg (0.64 ± 0.07). El orden decreciente de extracción de nutrientes en la floración fue K > N> Ca > Mg > P, patrón similar al de otros cultivares de chile. Con respecto a las correlaciones de los nutrimentos, el fósforo fue el nutriente que más favoreció la obtención de altos rendimientos, lo que coincide con la significancia encontrada entre el P y N con el rendimiento. La única interacción positiva en las tres matrices de correlaciones fue entre el Ca y Mg, lo cual sugiere el sinergismo entre estos dos nutrimentos para el cultivo chile. Es necesario continuar con estudios que validen las interacciones de nutrimentos en el cultivo de chile, para conocer los sinergismos y antagonismos al momento de aplicar una dosis de fertilización.