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Intersticios sociales

versión On-line ISSN 2007-4964

Intersticios sociales  no.19 Zapopan mar. 2020  Epub 25-Feb-2020

 

Nota necrológica

Miguel León-Portilla (1926-2019) In memoriam

Angélica Peregrina1 

1 El Colegio de Jalisco


El pasado 1 de octubre de 2019 falleció el filósofo, historiador, lingüista y humanista Miguel León-Portilla, una gran pérdida para México, quien deja un importantísimo legado, cuyos afanes se encaminaron siempre a que los pueblos indígenas, sus lenguas y culturas fuesen valorados y reconocidos. Dedicó su vida a dar “voz a los vencidos”; él mismo aseguró que tuvo el privilegio de ser portavoz de la palabra, la imagen y pensamientos de los antiguos mexicanos.

Nacido en la ciudad de México el 26 de febrero de 1922, realizó sus primeros estudios en su tierra natal y en Guadalajara; luego estudió Artes en la Universidad Loyola, en los Ángeles, California, y filosofía en la UNAM, donde se doctoró en 1956 con la tesis La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes. Su pasión por la cultura náhuatl la desarrolló de su maestro el canónigo Ángel María Garibay Kintana y de su tío, el antropólogo Manuel Gamio. Su trabajo se centró en el estudio de la lengua, literatura y filosofía de los pueblos indígenas y prehispánicos, pero no se limitó solo a eso, también fue defensor de sus derechos.

Logró reconocimiento a través de la traducción, interpretación y publicación de varias recopilaciones de obras en náhuatl. Encabezó un movimiento para entender y revaluar la literatura dicha lengua, no solo de la era precolombina, sino también la actual, ya que el náhuatl sigue siendo la lengua materna de 1.5 millones de personas. Incluso su trabajo contribuyó a establecer la educación bilingüe rural en México.

Escribió más de un centenar y medio de artículos para diferentes instituciones, y más de cuarenta libros, entre sus obras más notables: La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes (1956), La visión de los vencidos (1959) -con un gran número de ediciones y traducida a más de 20 idiomas-; Los antiguos mexicanos a través de sus crónicas y cantares (1961), El reverso de la conquista. Relaciones aztecas, mayas e incas (1964), Tiempo y realidad en el pensamiento maya (1968), México-Tenochtitlan, su espacio y tiempos sagrados (1979), La multilingüe toponimia de México: sus estratos milenarios (1979), Hernán Cortés y la Mar del Sur (1985), Cartografía y crónicas de la Antigua California (1989), Quince poetas del mundo náhuatl (1993), Francisco Tenamaztle (1995), La flecha en el blanco (1996), Bernardino de Sahagún, pionero de la antropología (1999), Erótica náhuatl (2019).

Fue miembro de número de la Academia Mexicana de la Historia y de la Academia Mexicana de la Lengua. Electo integrante de El Colegio Nacional, al que ingresó en 1971 con el trabajo “La historia y los historiadores en el México antiguo”, que fue contestado por Agustín Yáñez.

En la Universidad Nacional Autónoma de México desarrolló una distinguida carrera docente en la Facultad de Filosofía y Letras, fue director del Instituto de Investigaciones Históricas, miembro de la Junta de Gobierno y desde 1988 investigador emérito. Aseguraba que daría clases hasta el último día de su vida, por lo que no se jubiló y siempre que podía expresaba su orgullo de pertenecer a la UNAM. También fue director del Instituto Indigenista Interamericano, así como representante permanente de México ante la UNESCO.

Aparte de su prolífica labor en el ámbito académico y bibliográfico, trabajó intensamente para hacer valer internacionalmente el concepto de “Encuentro de dos mundos”, en la conmemoración del quinto centenario del primer viaje de Colón a América, al presidir la comisión mexicana respectiva. Igualmente hizo estudios sobre la Baja California, que han contribuido sobremanera a la fortaleza nacionalista que aquellas tierras poseen en la actualidad, incluso donó una parte de su rica biblioteca al Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Autónoma de Baja California.

Fue galardonado con muy variadas distinciones: 17 doctorados honoris causa y como maestro emérito; recibió innumerables premios y reconocimientos, tales como el Premio Nacional de Ciencias Sociales, Historia y Filosofía (1981), el Premio Internacional Menéndez Pelayo (2001). En 1995 el Senado de la República le otorgó la Medalla Belisario Domínguez; la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos le otorgó, en diciembre de 2013, el Premio Leyenda Viva.

En variadas ocasiones impartió conferencias en El Colegio de Jalisco -gracias a la estrecha amistad con José Ma. Murià, entonces su presidente- y fue nombrado Maestro Emérito en septiembre de 2003. En esta institución compartió su sabiduría con investigadores y alumnos, además donó a su biblioteca un importante número de volúmenes sobre la historia mexicana del occidente, centro, sur y del noreste, dándole vida a un importante fondo de nuestro acervo bibliográfico que hoy lleva su nombre.

León Portilla fue un mexicano cabal, interesado por conocer tanto las profundidades como los extremos de nuestra tierra, muy preocupado e interesado por su defensa y dignidad.

En alguna de sus disertaciones en El Colegio de Jalisco aseveró que era una gran tragedia que se perdiera una lengua, incluso declamó su poema “Cuando muere una lengua”; y ahora emulando sus palabras consideramos que su muerte es una gran pérdida para México:

Cuando muere una lengua,

ya muchas han muerto

y muchas pueden morir.

Espejos para siempre quebrados,

sombra de voces

para siempre acalladas:

la humanidad se empobrece.

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