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Revista Chapingo serie ciencias forestales y del ambiente
versão On-line ISSN 2007-4018versão impressa ISSN 2007-3828
Rev. Chapingo ser. cienc. for. ambient vol.25 no.2 Chapingo Mai./Ago. 2019 Epub 19-Fev-2021
https://doi.org/10.5154/r.rchscfa.2019.01.006
Artículo científico
Brotes históricos de descortezadores en México, Guatemala y Honduras (1895-2015) y su relación con las sequías
1Universidad Juárez del Estado de Durango, Facultad de Agricultura y Zootecnia, División de Estudios de Posgrado. Carretera Gómez Palacio-Tlahualilo km 32. C. P. 35000. Venecia, Durango, México.
2 Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias CENID-RASPA. km. 6.5 Margen Derecha del Canal Sacramento. C. P. 35140. Gómez Palacio, Durango. México.
3Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias Campo Experimental Pabellón. C. P. 20670. Pabellón de Arteaga, Aguascalientes, México.
4Universidad Autónoma de Querétaro, Facultad de Ciencias Naturales. C. P. 76230. Querétaro, México.
5Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, Departamento Forestal. C. P. 25315. Saltillo, Coahuila, México.
6Universidad Autónoma de Chihuahua, Facultad de Ciencias Agrícolas y Forestales. C. P. 33000. Delicias, Chihuahua, México.
Introducción:
En Estados Unidos de América, las plagas forestales se asocian a la variabilidad climática. Este tipo de estudios son escasos en México.
Objetivos:
Generar una base de datos de brotes históricos de descortezadores y analizar su relación con la sequía.
Materiales y métodos:
Se obtuvieron registros históricos de brotes de descortezadores de documentos oficiales en México, Guatemala, y Honduras. Como proxy del clima se emplearon índices dendroclimáticos. La relación entre los brotes de plagas y el clima se analizó con el programa Superpose Epoch Analysis (SEA).
Resultados y discusión:
Se generó una base de datos de brotes de descortezadores de 120 años (1895-2015), siendo las especies más frecuentes Dendroctonus mexicanus Hopkins, Dendroctonus frontalis Zimmermann y Dendroctonus adjunctus Blandford. Se documentaron 106 registros de brotes en 15 estados de la república en el periodo 1903-2015; 16 brotes en Guatemala durante el periodo 1895-2013, y 15 brotes en Honduras en el periodo 1962-2015. Históricamente, los brotes se registraron en años con precipitación por debajo de la media (550 mm) e incrementaron a partir de 1970. El SEA determinó que los brotes en México, Guatemala y Honduras se registraron durante años secos (P < 0.05) con valores positivos no significativos (P > 0.05) de NIÑO 3 y PDSI (Palmer Drought Severity Index) e índices negativos significativos (P < 0.01) de NIÑO 3 y PDSI en el año previo al brote, condiciones que implican intensa sequía.
Conclusión:
Para los últimos 120 años se determinó una relación significativa entre brotes de descortezadores y condiciones de sequía.
Palabras clave: Dendroctonus; coníferas; variabilidad climática; El Niño Southern Oscillation; Palmer Drought Severity Index
Introduction:
In the United States of America, forest pests are associated with climate variability. Such studies are scarce in Mexico.
Objectives:
To create a data base of historical outbreaks of bark beetles and analyze their relationship with drought.
Materials and methods:
Historical records of outbreaks of bark beetles were obtained from official documents in Mexico, Guatemala, and Honduras. Dendroclimatic indices were used as a climate proxy. The relationship between pest outbreaks and climate was analyzed with the Superpose Epoch Analysis (SEA).
Results and discussion:
A database of 120 years (1895-2015) of bark beetle outbreaks was created. The most frequent species were Dendroctonus mexicanus Hopkins, Dendroctonus frontalis Zimmermann and Dendroctonus adjunctus Blandford. A total of 106 records of outbreaks in 15 states of Mexico were recorded during the period 1903-2015; 16 outbreaks in Guatemala during the period 1895-2013, and 15 outbreaks in Honduras during the period 1962-2015. Historically, outbreaks were recorded in years with below-average precipitation (550 mm) and have increased since 1970. The SEA determined that bark beetle outbreaks in Mexico, Guatemala and Honduras were recorded during dry years (P < 0.05) with non-significant positive values (P > 0.05) of NIÑO 3 and PDSI (Palmer Drought Severity Index) and significant negative indices (P < 0.01) of NIÑO 3 and PDSI in the year prior to the outbreak, conditions involving intense drought.
Conclusion:
A significant relationship was determined between bark beetle outbreaks and drought conditions for the last 120 years.
Keywords: Dendroctonus; conifers; climate variability; El Niño Southern Oscillation; Palmer Drought Severity Index
Introducción
Los bosques templados de la república mexicana constituyen un recurso forestal muy importante tanto por la extracción de madera como por la producción de servicios ambientales. Estos ecosistemas albergan gran diversidad biológica de flora y fauna, regulan el ciclo hidrológico, conservan el suelo y participan en la captura y almacenamiento de carbono, lo cual contribuye a regular el clima y mitigar el calentamiento de la atmósfera (Segura-Warnholtz, 2014). No obstante, estas comunidades se ven afectadas por la deforestación acelerada, la fragmentación del hábitat y la reducción en la densidad de los bosques; además, muchas áreas boscosas están siendo desplazadas por matorrales o se destinan a otro uso de suelo, ya sea agrícola o pecuario (Márquez-Linares, Jurado-Ybarra, & González-Elizondo, 2006).
En los últimos años, la actividad productiva se ha intensificado de manera global, lo que ha contribuido al aceleramiento del cambio climático; aumento de la temperatura; cambios en la intensidad, distribución espacial y temporal de la precipitación; así como al incremento de fenómenos hidrometeorológicos más extremos (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales [SEMARNAT], 2015). Las zonas con bosque templado se consideran las más sensibles a estos cambios (Villers-Ruiz & Trejo-Vázquez, 2004) y, de acuerdo con las proyecciones de cambio de vegetación con base en modelos climáticos (González-Elizondo, González-Elizondo, Tena-Flores, Ruacho-González, & López-Enríquez, 2012; Villers-Ruiz & Trejo-Vázquez, 2004), es el tipo de vegetación que más superficie perderá.
En las últimas décadas, la observación de las sequías en el territorio nacional ha cobrado relevancia a raíz del descubrimiento de la fuerte influencia del fenómeno climático El Niño Southern Oscillation (ENSO), el cual ocasiona cambios en los ciclos climáticos conocidos (Bitrán, 2001). La disminución de la precipitación e incremento de la temperatura son factores que debilitan los bosques haciéndolos susceptibles a plagas y enfermedades. Por otra parte, los brotes de plagas también se asocian al estrés al que están sometidos los árboles por factores como competencia, enfermedades, defoliación por insectos, edad e incendios (Fetting et al., 2007). En México, las plagas forestales se consideran una de las principales causas de disturbio en los bosques templados; actualmente se tiene registro de alrededor de 70 especies de insectos y patógenos que afectan el arbolado (SEMARNAT, 2015). El cambio climático está modificando el ciclo biológico y la distribución de las plagas forestales en los bosques de coníferas boreales y de regiones templadas, aumentando la vulnerabilidad de los árboles (Ayres & Lombardero, 2000).
En Estados Unidos de América y Canadá (Allen, 2007; Berg, Henry, Fastie, De Volder, & Matsuoka, 2006; Breshears et al., 2005) y en países de Europa (Kozlov, 2008; Rouault et al., 2006) se han realizado estudios sobre la relación indirecta de los efectos del clima en el incremento de las poblaciones de descortezadores. Este tipo de estudios son escasos en México, situación atribuible a la falta de información climática extensa y a la ausencia de registros históricos de brotes de plagas. Ante tales circunstancias, esta investigación plantea generar una base de datos de brotes históricos de descortezadores en México; analizar su relación histórica con las sequías; y determinar la influencia de ENSO y la condición del Palmer Drought Severity Index (PDSI) en la modulación de la condición climática, para la incidencia histórica de brotes de plagas.
Materiales y métodos
Brotes históricos de descortezadores
Se realizó una revisión bibliográfica que permitió recopilar información sobre los registros históricos de brotes de descortezadores en la región norte, centro y sur de México, y en Guatemala y Honduras (Figura 1). La información se obtuvo de artículos científicos y técnicos, folletos científicos y técnicos, notas científicas y técnicas, congresos y reportes técnicos. Se descartó la información de fuentes no oficiales.
Se creó una base de datos que contempló las siguientes variables: año y lugar del brote, género y especie de descortezador, especie de conífera afectada y referencia de quien registró el brote. Asimismo, se consultaron documentos históricos que reportan sequías importantes en México. Como proxy del clima se emplearon las siguientes variables:
1). Una reconstrucción de la precipitación para el suroeste del estado de Chihuahua (invierno-verano) con base en anillos de crecimiento de Pinus arizonica Engelm. que comprende el periodo 1850-2015.
2). Índices dendroclimáticos: para el norte, una cronología de P. arizonica que comprende el periodo 1647-2015; para el centro, una cronología de Pseudotsuga menziesii (Mirb.) Franco que comprende el periodo 1720-2013; y para el sur, una cronología de Pinus patula Schiede ex Schltdl. & Cham. que comprende el periodo 1786-2015.
3). El índice invernal (diciembre-febrero) NIÑO 3 Sea Surface Temperature (SST) (Cook, 2000).
4). Finalmente, el Palmer Drought Severity Index (PDSI) de los meses junio, julio y agosto (JJA) para todo México (Stahle et al., 2016).
Análisis de datos
Un primer análisis consistió en relacionar, de manera gráfica, la base de datos histórica de brotes de descortezadores y la variabilidad climática anual que caracteriza al norte de México. Dado que los registros observados no son extensos, se empleó la reconstrucción de precipitación invierno-verano para el suroeste del estado de Chihuahua. Este análisis permitió observar una primera relación entre los brotes de descortezadores y las sequías.
En una segunda fase, la relación entre las fechas de brotes de descortezadores por región (norte, centro y sur del país, esta última región contempla los datos de Guatemala y Honduras) y la variabilidad climática que caracteriza a cada una de las regiones se analizó de manera estadística con la rutina SEA (Superpose Epoch Analysis) del programa FHX2 versión 3.2 (Grissino-Mayer, 2001). Cada una de las variables climáticas (índices dendroclimáticos, índice NIÑO 3 y PDSI) se analizaron por separado con los brotes de descortezadores, procedimiento que consistió en comparar las condiciones climáticas existentes durante el año del brote, cinco años previos y dos años posteriores al mismo. Para evaluar la significancia estadística del análisis SEA, los intervalos de confianza (95, 99 y 99.9 %) se calcularon utilizando la distribución “bootstrapped” de los datos climáticos con 1 000 repeticiones.
Finalmente, se generaron mapas de sequía (PDSI) con el fin de analizar las condiciones climáticas previas y durante el brote, para esto se empleó The Mexican Drought Atlas (MXDA) (Stahle et al., 2016).
Resultados y discusión
Registros históricos de brotes de descortezadores
Se logró copilar una base de datos de 106 registros de brotes de descortezadores en 15 estados de la república, distribuidos en el norte, centro y sur del país en el periodo 1903-2015 (Figura 1; Apéndice 1), siendo las especies más frecuentes Dendroctonus mexicanus Hopkins, Dendroctonus frontalis Zimmermann y Dendroctonus adjunctus Blandford. En Guatemala se registraron 16 eventos durante el periodo 1895-2013, sobresaliendo D. frontalis y D. adjunctus; y en Honduras, 15 brotes de D. frontalis en el periodo 1962-2015 (Figura 1; Apéndice 1).
La historia de brotes de descortezadores en México es de 113 años (1903-2015) (Figura 2b). La falta de información sobre infestaciones de descortezadores antes de 1900 y los registros escasos antes de la década de 1970, se atribuye a que, para estos periodos, aún no se precisaba la verdadera magnitud, ubicación y caracterización de la plaga.
Relación entre brotes de plagas y sequías
La Figura 2 muestra gráficamente la relación entre los brotes de descortezadores y las sequías en el área de estudio. Los brotes se han registrado históricamente en años con precipitaciones por debajo de la media (550 mm) (Figura 2a). Durante los últimos 40 años (1972-2012), el registro de brotes de descortezadores incrementó en todo México, lo cual se asocia a sequías muy severas. En la década de 1990, el número de brotes incrementó a partir de 1996, siendo 1999 el año con mayor afectación. En la primera década del siglo XXI, la presencia de brotes de descortezadores se agudizó en los años 2000, 2001, 2002, 2009, 2011 y 2012 (Figura 2b).
Cada uno de los periodos reportados con mayor incidencia de brotes, a partir de la década de 1970 y hasta la primera década del siglo XXI, sincronizan con sequías documentadas en reconstrucciones dendroclimáticas en el norte y centro de México (Cerano-Paredes et al., 2009; Cleaveland, Stahle, Therrell, Villanueva, & Burns, 2003; Therrell, Stahle, Cleaveland, & Villanueva-Díaz, 2002; Villanueva, Fulé, Cerano, Estrada, & Sánchez, 2009).
Uno de los periodos de intensa sequía en todo el país es el de mediados del siglo XX (Cerano-Paredes, Villanueva-Díaz, Valdez-Cepeda, Méndez-González, & Constante-García, 2011; Stahle et al., 2009). La década de 1950 se considera como sequía extrema que impactó a México y gran parte del suroeste de Estados Unidos de América (Florescano, 1980); sin embargo, para este periodo no se encontraron reportes que indiquen brotes de plagas en México (Figura 2). Esta falta de información se atribuye a que, en 1950, la importancia de las plagas forestales aún no era debidamente documentada, ya sea por falta de vigilancia, de conocimiento o simplemente por no existir todavía grandes masas forestales afectadas; las infestaciones por descortezadores empezaron a llamar la atención hacia la década de 1960 (Islas-Salas, 1980).
Durante la década de 1970, los reportes de bosques afectados por descortezadores incrementaron; situación que motivó a que se atendiera el problema y se determinara proceder al estudio y combate de la plaga (Islas-Salas, 1980). Lo anterior se atribuye a que, de 1970 a inicio de la década de 1980, se documentaron intensas sequías para México en las que sobresalen las registradas en 1971, 1972, 1974, 1975, 1976 y 1977. Las sequías de 1974 y 1975 se registraron en todo el continente americano, mientras que la de 1977 está clasificada como sequía extremadamente severa (Florescano, 1980). Las reconstrucciones históricas de la variabilidad de la precipitación a lo largo del país han reportado estos mismos periodos con disminuciones significativas en la precipitación (Cardoza-Martínez et al., 2014; Cerano-Paredes et al., 2009, 2014; Cleaveland et al., 2003; Stahle et al., 2016; Villanueva et al., 2009).
Para la última década del siglo XX (1994 al 2000) y los años 2001 a 2003, 2006, 2009, 2011 y 2012 del siglo XXI, tanto los registros observados de estaciones climáticas (Instituto Mexicano de Tecnología del Agua [IMTA], 2009) como las reconstrucciones dendroclimáticas para el norte y centro de México (Cardoza-Martínez et al., 2014; Cerano-Paredes et al., 2009, 2014; Villanueva et al., 2009), detectaron sequías de alta intensidad. Lo anterior concuerda con los registros de brotes de descortezadores reportados en las últimas décadas en los bosques de coníferas de Norte y Centro América; las altas temperaturas combinadas con la sequía, aunado a factores como la tala y los incendios forestales, han contribuido a generar mayor incidencia de los brotes de descortezadores, cuyos daños han incrementado, particularmente a partir del año 2000 (Moore & Allard, 2009).
Brotes de plagas-variabilidad climática
El SEA entre los brotes de descortezadores y los índices climáticos indica que los brotes de plagas documentados en las regiones de México, Guatemala y Honduras, históricamente, se registraron durante años significativamente secos (P < 0.05) y con valores de índices por debajo de la media (secos) desde cinco, cuatro y dos años previos al brote, para el norte, centro, y sur del país, respectivamente (Figura 3).
Las condiciones climáticas por debajo de la media, durante los años previos, propician que los árboles se debiliten haciéndolos susceptibles al ataque. Los efectos directos de las temperaturas cálidas en la capacidad reproductiva de los descortezadores generan las condiciones idóneas para la proliferación de un brote (Bentz et al., 2010; Brunelle, Rehfeldt, Bentz, & Munson, 2008). Los resultados obtenidos coinciden con lo reportado por varios autores (Breshears et al., 2005; Islas-Salas, 1980; Negrón, McMillin, Anhold, & Coulson, 2009; Raffa, Aukema, Erbilgin, Klepzig, & Wallin, 2005; Williams et al., 2013), quienes señalan que los eventos de sequía son un factor importante para que exista un desequilibrio, en el caso particular de los descortezadores, la población incrementa bajo estas condiciones. También Mattson y Haack (1987) mencionan que las sequías propician los brotes de descortezadores al crear un ambiente térmico más favorable; las plantas estresadas por sequía son más atractivas y fisiológicamente susceptibles para estos insectos, al influir negativamente en los mecanismos de producción de resina en las coníferas, su principal medio de defensa. La probabilidad de un ataque exitoso aumenta en condiciones de sequía, debido también a que favorece la reducción de la asimilación de carbono y el transporte de agua, afectando la capacidad del árbol para producir hidratos de carbono no estructurales y movilizar metabolitos secundarios para la producción de defensas (Safranyik & Carroll, 2006).
Brotes de plagas-ENSO-PDSI
La Figura 4 muestra el SEA entre los brotes de descortezadores y los índices climáticos de ENSO y PDSI. Los brotes en México, Guatemala y Honduras se han registrado históricamente en años con índices positivos no significativos (P > 0.05) de NIÑO 3 y de PDSI, después de condiciones de sequía altamente significativa (P < 0.01) en el año previo y con índices negativos de NIÑO 3 y de PDSI.
México es altamente vulnerable a los fenómenos climáticos extremos, sobre todo en latitudes medias y zonas subtropicales (Martínez-Austria & Patiño-Gómez, 2012). El fenómeno climático conocido como ENSO es uno de los patrones atmosféricos circulatorios más importantes que afectan la variabilidad climática del país y se relaciona directamente con la ocurrencia de sequías (Magaña, Vásquez, Pérez, & Pérez, 2003). A partir del siglo XXI, los brotes de descortezadores han incrementado, aumentando en frecuencia, gravedad y extensión (Raffa et al., 2008). La variabilidad climática en las últimas décadas ha sido señalada como una de las causas del incremento reciente de los brotes de descortezadores en Estados Unidos y Canadá (Hicke, Logan, Powell, & Ojima, 2006; Thomson, 2009). En Honduras, el grado de agresividad e intensidad de los descortezadores en los últimos años se ha visto influenciado por la presencia de ENSO, que ha producido eventos prolongados de sequía (Comisionado Nacional de los Derechos Humanos [CONADEH], 2016).
Los brotes de muchas especies de descortezadores se están manifestando simultáneamente en todo el oeste de América del Norte. La variedad de factores implicados es diversa, sobresaliendo los cambios inducidos por la sequía en la susceptibilidad del huésped (Breshears et al., 2005), prácticas de manejo (Keane, 2001) y los efectos directos de las temperaturas cálidas sobre la capacidad reproductiva de los escarabajos (Berg et al., 2006).
Los cambios abruptos en las condiciones de clima tienen influencia directa en los brotes de descortezadores (Brunelle et al., 2008). Las condiciones de sequía durante uno o dos años consecutivos propician un estado de estrés fisiológico de los árboles, haciéndolos más susceptibles al ataque de descortezadores y originando brotes epidémicos en una escala geográfica amplia (Figuras 4 y 5). Un ejemplo documentado es El Niño de 1998 que representa uno de los años más secos de la década de 1990, en el cual se registró un gran número de incendios en los bosques de México. El reporte de incendios ocurridos en 1998 sobrepasó la previsión de las instituciones encargadas de la prevención y el combate de incendios en el territorio nacional (Bitrán, 2001). Ambas variables, sequía e incendios propiciaron estrés en las plantas, condición atractiva y fisiológicamente adecuada para los descortezadores (Mattson & Haack, 1987). Este disturbio favoreció el desarrollo de un gran número de brotes de descortezadores en 1999, desde el norte hasta el sur de México (Sánchez-Salas & Torres-Espinosa, 2007). Al igual que este evento, en los años 1895 y 1972 se determinó un comportamiento similar; es decir, condiciones extremas de sequía moduladas por ENSO (valores negativos de PDSI), previas a los brotes importantes de descortezadores (Figura 5).
En México se ha documentado que el crecimiento de las coníferas está regulado y limitado por la disponibilidad hídrica (Cardoza-Martínez et al., 2014; Cerano-Paredes et al., 2014; Chávez-Gándara et al., 2017; Villanueva et al., 2009); por lo tanto, al registrarse disminuciones importantes en las lluvias, los árboles se debilitan y son más susceptibles al ataque de insectos descortezadores. Considerando estos resultados y el reporte del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, 2014) que proyecta mayor sequía a consecuencia de la disminución en precipitación e incremento de la temperatura, se pueden inferir periodos de sequía y mayor riesgo para los bosques ante un incremento de brotes de descortezadores.
Conclusiones
El clima es un factor que modula el incremento de las poblaciones de insectos descortezadores. Ante los escenarios climáticos que proyectan condición de mayor sequía, es evidente que los brotes de plagas se pueden magnificar. Debido a ello, es necesario tomar las precauciones pertinentes en bosques que son susceptibles a la presión demográfica y aquellos que presentan condiciones muy densas, principalmente cuando existen uno a dos años consecutivos de sequías. Asimismo, es importante el monitoreo de los bosques, posterior a la ocurrencia de incendios, ya que existe una relación directa con la presencia de brotes de plagas después de un incendio atribuido al estrés fisiológico al que son sometidos los árboles. El entendimiento de la influencia de ENSO en la variabilidad interanual y multianual del clima y la determinación de índices de sequía pueden contribuir a establecer medidas preventivas para minimizar el impacto de los descortezadores en los bosques mexicanos.
Agradecimientos
Esta investigación fue posible gracias al financiamiento CONAFOR-CONACYT a través del proyecto “Variabilidad climática e interacción con otros factores que afectan la dinámica poblacional de descortezadores en bosques amenazados de México” con registro CONAFOR-2014, C01-234547. Agradecemos también a los revisores anónimos por sus comentarios y sugerencias que contribuyeron a mejorar el escrito.
REFERENCIAS
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Apéndice 1
Año | Descortezador | Lugar del brote | Especie afectada | Referencia |
---|---|---|---|---|
MÉXICO | ||||
1903 | Dendroctonus mexicanus Hopkins | Amecameca, Edo. de México | Pinus leiophylla Schiede ex Schltdl. & Cham., Pinus oocarpa Schiede ex Schltdl., Pinus teocote Schiede ex Schltdl. & Cham., Pinus michoacana Martínez, Pinus montezumae Lamb., Pinus herrerai Martínez, Pinus hartwegii Lindl., Pinus patula Schiede ex Schltdl. & Cham. y Pinus pinceana Gordon & Glend. | Perusquía-Ortiz (1979) |
1936 | D. mexicanus | Estado de México (Tlamanalco, Ozumba, San Rafael 1973-1974) | P. leiophylla, P. oocarpa, P. teocote, P. michoacana, P. montezumae, P. herrerai, P. hartwegii, P. patula y P. pinceana | Perusquía-Ortiz (1979); González (1979) |
1940 y 2011-2012 | D. mexicanus | Hidalgo (Zimapán, Valle del Mezquital) | P. leiophylla, P. oocarpa, P. teocote, P. michoacana, P. montezumae, P. herrerai, P. hartwegii, P. patula, P. pinceana y Pinus cembroides Zucc. | Perusquía-Ortiz (1979); SEMARNAT-UACh (2014) |
1955-1965 | Dendroctonus adjunctus Blandford | Varios estados | P. hartwegii, P. montezumae, Pinus rudis Lindl., Pinus ponderosa Douglas ex C. Lawson, Pinus chihuahuana Schiede ex Schltdl. & Cham., Pinus pseudostrobus Lindl., Pinus arizonica Engelm., Pinus ayacahuite Ehrenb. ex Schltdl., Pinus durangensis Martínez, P. michoacana y Pinus lawsonii Roezl ex Gordon. | Verduzco (1976), Rodríguez (1990) |
1958 | D. adjunctus | Nevado de Colima, Jalisco | P. hartwegii | Villa-Castillo (1985) |
1961 | D. mexicanus y D. adjunctus | Centro y sur del país (Jalisco, Puebla, Edo. de México, Michoacán, Oaxaca y Chiapas), Sierra Nevada y Sierra del Ajusco | P. leiophylla, P. oocarpa, P. teocote, P. michoacana, P. montezumae, P. herrerai, P. hartwegii, P. patula y P. pinceana | Perusquía-Ortiz (1979); Villa-Castillo (1985) |
1968, 1975-1979 | Dendroctonus frontalis Zimmermann | Tixtlancingo, Coyuca de Benítez, Guerrero | Pinus pringlei Shaw, P. herrerai y Pinus douglasiana Martínez | González (1979) |
1955,1961, 1978 y 1979 | D. frontalis | Sola de Vega, Oaxaca. | P. oocarpa, P. pringlei, P. herrerai | González (1979) |
1972-1973 | D. mexicanus | Michoacán, Ciudad de México y Estado de México (Zoquiapan, Parque Nacional Ixta-Popo) | Pinus spp. | Sánchez-Salas, Torres-Espinosa, Cano, y Martínez (2003) |
1977-1978 | D. mexicanus | Michoacán, Ciudad de México y Edo. de México (Zoquiapan, Ixta-Popo, Desierto de los Leones) | Pinus spp. | Sánchez-Salas et al. (2003) |
1975-1977 | Ips cribicollis y D. mexicanus | Jalisco (Los Pozos y Cd. Guzmán) | P. oocarpa, P. leiophylla P. teocote, P. pseudostrobus, P. ayacahuite y Pinus tenuifolia Benth. | Perusquía-Ortiz (1979) |
1976-1979 | D. frontalis | Chipinque y Cumbres de Monterrey, Nuevo León | P. montezumae, P. pringlei y P. teocote | Perusquía-Ortiz (1979); Martínez-González, (1979) |
1978-1979 | Lagunas de Montebello, Chiapas | Pinus spp. | Martínez-González (1979) | |
1981-1982 | D. adjuntus | Nevado de Colima, Jalisco | P. hartwegii | Villa-Castillo (1985) |
1980, 1995-1996 | Dendroctonus rhizophagus Thomas & Bright | Guachochi y Madera, Chihuahua. | Pinus engelmannii Carr. | Sánchez-Martínez (S/F) |
1992 y 1996 | - | Baja California | - | SEMARNAT (2005) |
1993 | D. adjunctus | Parque Nacional Nevado de Colima, Jalisco | P. hartwegii | Iñiguez (1999) |
1993 | D. frontalis | Oaxaca | P. oocarpa, P. pseudostrobus, P. teocote, Pinus oaxacana Mirov y Pinus maximinoi H. E. Moore | Iñiguez (1999) |
1993 | D. frontalis | Guerrero | P. oocarpa, P. pseudostrobus, P. teocote, P. oaxacana y P. maximinoi | Iñiguez (1999) |
1995-2004 | Dendroctonus spp. | Oaxaca | Pinus spp. | SEMARNAT-CONAFOR (2007) |
1997-2002 | D. mexicanus | Nuevo León | P. teocote, P. cembroides y P. pseudostrobus | Sánchez-Salas y Torres-Espinoza (2007) |
1998-2003 | Dendroctonus spp. | Baja California (Sierra Juárez y San pedro Mártir) | Pinus jeffreyi Balf., Pinus lambertiana Douglas, Pinus contorta Douglas, Pinus monophylla Torr. & Frém. y Abies concolor (Gordon) Lindley ex Hildebr. | Tapia-Landeros (2003) |
1999 | D. frontalis | Lagunas de Montebello y Motozintla, Chiapas. | P. oocarpa, P. maximinoii | Altúzar (2010) |
1999-2000 | Dendroctonus pseudotsugae Hopkins, D. adjuntus, D. mexicanus, Dendroctonus brevicomis LeConte, Dendroctonus. parallelocollis Chapuis, D. valens LeConte | Coahuila (La Roja, La Carbonera, Los Lirios, San Juan de los Dolores, Jamé, San Antonio de las Alazanas y Amargos) y Nuevo León (Galeana, Iturbide, Zaragoza, Aramberri, Santa Catarina y Santiago) | Pseudotsuga menziesii (Mirb.) Franco, Abies vejarii Martínez, P. rudis, P. teocote, P. pseudostrobus, P. arizonica y Cupressus arizonica Greene | Sánchez-Salas et al. (2003) |
1999-2002 | D. adjunctus | Sierra de Arteaga, Coahuila | P. rudis | Torres-Espinosa y Sánchez-Salas (2006) |
1999-2000 | D. mexicanus | Sierra Gorda de Guanajuato | P. cembroides | Alvarado (2013) |
2000-2005 | Dendroctonus spp. | Estado de México (Texcoco, Tejupilco, Coatepec de Harinas y Valle de Bravo) | Pinus sp. y Abies sp. | Rescala (2009) |
2000-2005, 2009 | Ips spp. y D. mexicanus | Chihuahua | Narváez, Guevara, García, y Silva (2012) | |
2001-2002 | D. mexicanus | Sierra Fría, Aguascalientes | P. leiophylla y P. teocote | Sánchez-Martínez (2004); Díaz-Nuñez, Sánchez Martínez, Gillette (2006); Sánchez-Martínez, Torres-Espinosa, Vázquez-Collazo, González-Gaona, y Narváez-Flores (2007); Moreno-Rico, Sánchez-Martínez, Marmolejo-Monsiváis, Pérez-Hernández, y Moreno-Manzano (2015) |
2001-2007 (2005 más intenso) | D. adjunctus | Sierra “La Raspadura”, Namiquima, Chihuahua | P. arizonica | Sánchez-Martínez y Silva (2008) |
2002 | Ips spp. y D. mexicanus | Chihuahua | P. arizonica, P. engelmannii, P. durangensis, P. leiophylla y P. cembroides | Narváez et al. (2012) |
2002-2003 | D. adjunctus | Pueblos mancomunados, Oaxaca | P. rudis | FAO (2007) |
2002-2006 | D. pseudotsugae | Guanaceví, Durango y Balleza, Ocampo, Guadalupe y Calvo, Chihuahua | P. menziesii | Sánchez-Martínez (S/F) |
2004-2011 (2006, 2007 y 2008 más intensos) | D. adjunctus, D. frontalis y D. mexicanus | Pueblos mancomunados (Lachatao, Amatlán y Yavesía), Oaxaca | P. rudis, P. patula, P. pseudostrobus, P. douglasiana, P. oaxacana y P. teocote | Castellanos-Bolaños, Ruiz-Martínez, Gómez-Cárdenas, y González-Cubas (2013) |
2005 y 2009 | D. adjunctus | Estado de México (APFF Nevado de Toluca Zinacantepec, Calimaya, Coatepec Harinas y Toluca) | P. hartwegii, P. pseudostrobus y P. montezumae | Agramont, Maass, Bernal, Hernández, y Fredericksen (2012); Guadarrama de Nova (2017) |
2005 | D. adjunctus | Estado de México (Nevado de Toluca) | P. hartwegii | Guadarrama de Nova (2017) |
2007 | Ips spp. y D. mexicanus | Área de Protección de Flora y Fauna Papigochic, Chihuahua | P. arizonica, P. engelmannii, P. durangensis y P. leiophylla | Narváez et al. (2012) |
2007 y 2012 | D. rhizophagus | San Juanito, Bocoyna, Chihuahua | P. arizonica, P. durangensis, P. engelmannii y P. leiophylla | Narváez et al. (2012) |
2008-2009 | Scolytus mundus Wood | Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca, Michoacán | Abies religiosa (Kunth) Schltdl. & Cham. | Manzo-Delgado, López-García, y Alcántara-Ayala (2014) |
2008-2012 | D. mexicanus | Aramberri, Nuevo León | P. cembroides y P. pseudostrobus | Cuéllar-Rodríguez et al. (2012) |
2009-2010 | D. frontalis y D. adjunctus | Chiapas (Acacoyahua) | P. oocarpa y P. oaxacana | Propietarios de Chiapas, A. C. (2010) |
2012 | D. frontalis y D. mexicanus | Reserva de la Biosfera Sierra Gorda de Querétaro | P. patula y Pinus greggii Engelm. & Parl. | López-Gómez, Torres-Huerta, Reséndiz-Martínez, Sánchez- Martínez, y Gijón- Hernández (2017) |
2012 | Ips lecontei Swaine y D. mexicanus | Balleza, Guachochi, Bocoyna, Chihuahua | P. arizonica, P. engelmannii, P. durangensis, P. leiophylla y P. cembroides | Benet (2014); CONAFOR (2014); Sánchez-Martínez et al. (2017) |
2012 y 2013 | I. lecontei y D. mexicanus | Durango (Ejido Estación de Otinapa, San Carlos, San Pedro de la Máquina, Rodríguez Puebla) y San Dimas (ejido Vencedores y anexos) | P. leiophylla y Pinus cooperi C. E. Blanco | Sánchez-Martínez, Reséndiz-Martínez, y Santana-Espinoza (2017) |
2013 | I. lecontei y D. mexicanus | Balleza, Guachochi, Bocoyna, Chihuahua | P. arizonica, P. durangensis, P. leiophylla, P. engelmannii y P. cembroides | Benet (2014); CONAFOR (2014); Sánchez-Martínez et al. (2017) |
2013, 2014 y 2015 | D. frontalis, D. mexicanus, D. adjunctus, Scolytus sp. Pseudohylesinus sp.e Ips sp. | Michoacán (Ario de Rosales, Madero, Salvador Escalante, Tancítaro, Tacámbaro, Uruapan, Ocampo, Tocumbo, Periban, Morelia, Los Reyes, Cotija, Zitácuaro y Pátzcuaro). | P. oocarpa, P. pringlei, P. lawsonii y P. leiophylla. | SEMARNAT-CONAFOR-COFOM (2015) |
2014 | I. lecontei y D. mexicanus | Balleza, Guachochi, Chihuahua | P. arizonica, P. engelmannii, P. durangensis y P. leiophylla | Sánchez-Martínez et al. (2017) |
GUATEMALA | ||||
1895 | Dendroctonus spp. | Alta Verapaz y Totonicapán | Pinus caribaea Morelet, P. oocarpa, P. maximinoii, P. pseudostrobus y P. montezumae | Castañeda (2001) |
1928 y 1936 | D. adjunctus | Totonicapán | P. hartwegii, P. maximinoi, P. montezumae, P. ayacahuite, P. pseudostrubus y P. oocarpa | Medina (1980); Castañeda (2002); Hernández (2003) |
1964 | Ips calligraphus (Germar) y D. frontalis | Petén | P. caribaea | Leyva (1980) |
1973-1977 | D. frontalis, D. adjunctus, D. valens y D. parallelocollis | Alta Verapaz, Petén, Huehuetenango, Quiché, San Marcos, Xela, Solola, Totonicapán | P. hartwegii. P. herrerai, P. rudis, P. michoacana, P. pinceana, P. moctezumae y P. oocarpa | Leyva (1980) |
1977 y 1980 | Dendroctonus spp., D. adjunctus | Quetzaltenango, Quiché, Huehuetenango, Totonicapán, Sololá y San Marcos | P. rudis, P. ayacahuite, P. hartwegii, P. maximinoi, P. montezumae, P. pseudostrubus, P. oocarpa | Pitoni (1980); Castañeda (2002); Hernández-Dávila (2003) |
1998 | D. frontalis | P. caribaea, P. maximinoi, P. montezumae y P. oocarpa | Revista Forestal Centroamericana (2001) | |
1997 y 2001 | D. frontalis | Petén | P. caribaea | Castañeda (2002); Hernández-Dávila (2003) |
2007-2013 (2008 más intenso) | D. adjunctus | Totonicapán, Quetzaltenango | P. rudis | |
HONDURAS | ||||
1962-1965 | D. frontalis | Departamentos de oriente y occidente | P. oocarpa y P. caribaea | CESPAD (2015) |
1982-1984 | D. frontalis | Región centro occidental y oriental (Departamentos Francisco Morazán, El Paraíso, y Olancho; Intibucá, Comayagua, La Paz) | P. oocarpa y P. caribaea | COHDEFOR (2002) |
1998-2003 | D. frontalis | Yoro, Comayagua, La Paz, Intibucá, Francisco Morazán, Santa Bárbara y El Paraíso | P. oocarpa y P. caribaea | Carias-Arias, Barrios, Espino, y Oquelí (2017) |
2001 | D. frontalis | Desde sur de México hasta norte de Nicaragua | P. oocarpa, P. caribaea, P. maximinoi, Pinus tecunumanii F. Schwerdtf. ex Eguiluz & J. P. Perry, P. ayacahuite y P. pseudostrobus | COHDEFOR (2002) |
2002-2003 | D. frontalis | Región centro Occidental y oriental (departamentos Francisco Morazán, El Paraíso, y Olancho; Intibucá, Comayagua, La Paz) | P. caribaea, P. oocarpa, P. maximinoi, P. tecumumanii y P. ayacahuite | COHDEFOR (2002) |
2012-2014 | D. frontalis | Olancho, Comayagua, El Paraíso, Francisco Morazán y Yoro | P. oocarpa y P. caribaea | CESPAD (2015) |
2015 | D. frontalis | Olancho, Comayagua, El Paraíso, Francisco Morazán y Yoro | Pinus spp. | CONADEH (2016) |
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Recibido: 15 de Enero de 2019; Aprobado: 19 de Marzo de 2019