Es común que se confunda la divulgación y la difusión o que se usen de manera indiferente, pero en realidad existe una gran diferencia que vale la pena aclarar. La difusión es dispersar o esparcir la información. Mientras que la divulgación científica consiste hacer llegar el conocimiento de una manera sencilla y concisa a la población en general. De manera que la divulgación lleva implícita la difusión, pero la difusión no siempre es divulgada, porque se puede difundir información en lenguaje muy técnico que la gente no especializada en el tema no siempre va a entender, como ejemplo son los artículos científicos que contiene esta revista.

La divulgación de la ciencia es una actividad relativamente nueva, en el país su mayor auge comenzó en la década de los 80s. En 1986 se crea la Sociedad Mexicana para la Divulgación la Ciencia y la Técnica, A. C. (Somedicyt) y comienzan a abrir más y nuevos espacios. Se tienen diferentes maneras de divulgar. La manera oral fue la original debido a que el conocimiento se fue transmitiendo de boca en boca, así la gente puede aprender a hacer ciertas cosas, como puede ser una receta sencilla o a germinar una semilla. Otros modos de divulgación oral son por medio de programas de radio o televisión, conferencias, pláticas o entrevistas a una audiencia no especializada. Hoy en día los videos publicados en diversas plataformas de internet o redes sociales han incrementado la divulgación. Los museos son el mejor ejemplo de divulgación científica, en ellos los visitantes aprenden sobre temas diversos y muy complejos, pero al brindar los contenidos de manera sencilla, toda la gente que acude puede aprender algo. Los medios que más influyen y ayudan a tener una mayor difusión son los escritos, originalmente como impresos (boletines, libros, periódicos, revistas, trípticos, entre otros) y en la actualidad digitales (blogs, infografías, libros digitales y revistas).

La explosión de los medios digitales se ha incrementado en la actualidad, lo que ha provocado que exista una gran cantidad de información científica disponible sobre diversos temas, pero no siempre tienen un contenido fundamentado o científico. Los contenidos se pueden difundir masivamente, lo que provoca que la gente pueda tener mayor cantidad de información, pero muchas veces puede ser errónea. Los niños y jóvenes, consultan con frecuencia el internet para hacer sus tareas, incluso durante las clases presenciales y con la posibilidad de poder ir a una biblioteca, prefieren hacer sus consultas por internet, debido a la rapidez, facilidad de búsqueda y gran cantidad de contenido. El problema, es que no buscan las fuentes originales o fuentes fidedignas (revisadas por expertos), entonces asumen como verdad toda la información que encuentran.

Otro problema, es que en ocasiones los que desarrollan los contenidos, no son expertos en el tema, debido a que a los científicos en ocasiones les resulta complicado comunicar los resultados y descubrimientos de sus investigaciones o explicar en lenguaje sencillo y no técnico sus conocimientos, para que estén al “alcance” de la población en general. Adicionalmente, esta actividad es poco valorada, no siempre es evaluada en los sistemas institucionales y en consecuencia siempre hay un déficit presupuestal para poder realizarla y los expertos pierden el interés en realizarla.

Es importante que el conocimiento llegue a la mayor cantidad de gente posible, pero siempre se debe tener claridad desde un inicio a quién estará dirigido el contenido de la información, porque en ese tenor será el lenguaje usado. El divulgador tiene que conocer ampliamente el tema, para que pueda expresar correctamente y de manera simple los conocimientos a una diversidad de público receptor. Las principales características de los contenidos de divulgación científica es que la información debe ser de lectura agradable, puntual, concisa, explicada en pocas palabras para no perder la atención de quienes están recibiendo la información, de este modo el aprendizaje resulta más sencillo y eficiente. En el caso de la divulgación científica escrita, no se debe dejar de lado la formalidad de una buena escritura (consultar fuentes científicas, tener buena ortografía y puntuación, estructura, no ser redundante en las ideas que se plasman, etc.).

En México una de las revistas más representativas de la divulgación científica y además fue de las primeras en surgir, fue el Boletín de la Sociedad Mexicana de Física, que después de algunos cambios de nombre en 1969, se convierte en la revista “Naturaleza” que se publicó durante 15 años. Actualmente, existe el Índice de Revistas Mexicanas de Divulgación Científica y Tecnológica, administrado por la Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), en el que aparecen 18 revistas, con temas de ciencia en general o multidisciplinarias, solamente tres de ellas son de temas especializados (ciencias sociales y humanidades, inteligencia artificial y robótica y psicología). Existen pocas opciones de medios consolidados y serios para que los investigadores divulguen sus conocimientos y muchas menos opciones cuando se trata de temas especializados como lo es la mastozoología. No existe en el país una revista específica sobre ciencias naturales y menos de mamíferos que contribuya a que la población en general, niños y jóvenes puedan consultar y aprender sobre ellos.

Sería de gran utilidad a la sociedad en general, que académicos y estudiantes en formación contaran con un medio digital donde pudieran divulgar sus conocimientos, descubrimientos y aportaciones en el área de los estudios relacionados con los mamíferos. Es por ello que se debe de contar con una revista formal que impulse la divulgación de las ciencias con una fuerte base científica y de difusión internacional.