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Therya
versión On-line ISSN 2007-3364
Therya vol.2 no.1 La Paz abr. 2011
https://doi.org/10.12933/therya-11-27
Sección especial
Premio "José Ticul Álvarez Solórzano" que otorga la AMMAC a José Ramírez Pulido
Hoy es un día significativo en la historia de la Asociación Mexicana de Mastozoología, A. C. Por primera vez, tenemos el honor de otorgarle a un miembro destacado de nuestra comunidad académica, el premio "José Ticul Álvarez Solórzano", galardón con el que a partir de ahora, distinguiremos a aquellos que han contribuido de manera notable a la Mastozoología Mexicana. Con este precedente también estamos sentando las bases de una cultura en el seno de nuestra asociación, pues en México se honra más frecuentemente a los líderes muertos que a los vivos y hoy estamos haciendo lo contrario.
Por ello, es un gran gusto para mí presentarles al primer galardonado y sus contribuciones al desarrollo y consolidación de la Mastozoología mexicana, el Dr. José Ramírez Pulido, ya que he sido partícipe de su obra académica en buena parte de mi desenvolvimiento profesional a través de más de 20 años, durante los cuales me ha inspirado un verdadero respeto al colega y al ser humano. A propósito de esto, podría haber sido alguno de los muchos colegas de diversas instituciones quien hoy estuviese frente a ustedes, un buen amigo y colega del Dr. Ramírez Pulido, alguien que hubiese también compartido con él experiencias académicas y vivencias en alguna etapa de su larga trayectoria, o alguien de la mesa directiva de nuestra Asociación. Por ello agradezco la invitación que me hizo Jorge Ortega, secretario de la AMMAC y espero que esta oportunidad me permita dibujarles la relevancia de la obra del Dr. Ramírez Pulido. Asimismo, por la entusiasta presencia de jóvenes estudiantes de mastozoología que seguramente han tenido contacto con su trabajo, pero no con la persona, me parece importante dar a conocer también al personaje detrás de ellos. Todo esto lo haré de manera breve, ya que así podremos dar oportunidad a que el mismo Dr. Ramírez Pulido nos deleite con su réplica.
Comenzaré diciendo que el Dr. Ramírez Pulido es miembro honorario de nuestra asociación desde 1994 y que en nuestra comunidad académica, se le reconoce como quien pavimentó los caminos de la mastozoología nacional, facilitando el tránsito de las generaciones de mastozoólogos que le sucedieron para abordar temas diferentes a los que se venían manejando, desde el surgimiento formal de la Mastozoología Mexicana contemporánea, esto es, a finales de la década de los años 30 en el S. XX. Por ello también se le considera como uno de lo principales pilares de la Mastozoología Mexicana, junto con el Dr. Bernardo Villa Ramírez † --a quien se le reconoce como su fundador-- el M. en C. José Ticul Álvarez Solórzano † --a quien se le atribuye haber abierto muchos de esos caminos y otros en herpetología y en paleozoología-- y con el Dr. Arturo Jiménez Guzmán, promotor de la mastozoología en el noreste del país. Todos ellos, alumnos del Dr. Raymond Hall, por lo que además, el Dr. Ramírez Pulido resulta ser, como él mismo afirma con orgullo, "un producto nacional".
Debido a sus altos estándares de exigencia, este reconocimiento tácito, emanado de la propia comunidad mastozoológica, le parece inmerecido a nuestro homenajeado, pues se cataloga a sí mismo como un "simple artesano" al que circunstancialmente le tocó asumir un papel. Pero ustedes díganme si no es precisamente la constancia y disciplina de un artesano que respeta, que le gusta, que conoce y domina bien su oficio, lo que lo distingue de un simple orfebre y lo hace excepcional. Sus trabajos sencillos, pero cuidadosamente presentados, son modelos pioneros en variados campos de la mastozoología, no sólo en taxonomía de mamíferos, sino en patrones de distribución, en biología y ecología reproductivas, en el manejo y mantenimiento de colecciones científicas, por mencionar algunos.
Además, a la circunstancia histórica de "haber estado en el lugar y tiempo adecuados", se suma que el Dr. Ramírez Pulido, se anticipó a la era de la comunicación al compartir sus datos e información procesada con colegas y, especialmente, con los estudiantes de mastozoología, dejando un valioso legado que, muy a pesar de la concepción que tiene de sí mismo, inevitablemente lo convierte en líder. Una especie de Prometeo que se da cuenta de la relevancia del fuego para el desarrollo del hombre, pero en este caso, para hacer accesible la información a los futuros mastozoólogos de entonces y de ahora.
Este "artesano de la mastozoología", nació el 18 de enero de 1940 en Zamora, Michoacán, pero debido a los negocios de su familia, transitó por diversas partes de la República hasta asentarse en Uruapan, Michoacán. Por eso, cuando se presentó a la Facultad de Ciencias de la UNAM, para estudiar la Licenciatura de Biología, ya tenía la ventaja que el añejamiento le confiere a un buen vino de mesa, en el conocimiento de las relaciones humanas y el respeto por sus semejantes. Por ello y por su desempeño académico, a su paso por la carrera, se le recuerda como un compañero serio, pero generoso y cordial, así como un miembro destacado de la numerosa generación 19621965 de Biología.
De hecho, a finales de 1963, cuando era estudiante del curso de Anatomía Animal Comparada que impartía el Dr. Bernardo Villa Ramírez †, éste lo invita a trabajar en la Colección de Mamíferos del Instituto de Biología como técnico de medio tiempo (1964-1966) y llega a ser investigador asociado de tiempo completo (1967-1974), cumpliéndose así el refrán de que es el maestro quien descubre al alumno y no al contrario. También, comienza su carrera docente en la Facultad de Ciencias como pasante de la licenciatura en 1966, primero como profesor asistente y luego como profesor de asignatura hasta 1989. Es cuando varios de los colegas que ahora son exitosos líderes en diversas instituciones del país o de la iniciativa privada, lo conocen en las aulas de la Facultad de Ciencias, en donde además se distinguió por representar una alternativa docente al sistema tradicional, en favor de sus inquietos discípulos.
La defensa de su tesis profesional "Contribución al Estudio de los Mamíferos del Parque Nacional "Lagunas de Zempoala", Morelos México", le mereció obtener mención honorífica en 1967 y para 1969 publica dos trabajos relacionados con ella. Algo inusitado todavía hoy en día, pues siguen siendo pocos los que publican los resultados de su tesis profesional en un lapso breve y que comienzan a hacerlo antes de cumplir los 30 años. De hecho, el año anterior, ya había producido los primeros registros de comadreja para Quintana Roo con Allan R. Phillips y de Diclidurus virgo en Nayarit con el Dr. Villa, además de describir la subespecie michoacana infernatus de Spermophilus adocetus con el M en C. Ticul Álvarez. Entre 1968 y 1974, fue curador de la colección del IBUNAM, hoy CNM, y sus trabajos hasta 1979 se caracterizan por la colaboración con sus colegas (Ticul Álvarez, Cornelio Sánchez Hernández, William López Forment, Guillermina Urbano Vidales y Antonio Martínez Guerrero), lo que ilustra muy bien su espíritu de colaboración en equipo. Aún cuando los grupos que más aborda son los roedores y los quirópteros en sus trabajos, también contribuye al conocimiento de otros mamíferos.
En medio de todo esto, continúa con sus estudios de maestría en su alma mater y se recibe por examen general de conocimientos en 1970, pues ya se gestaba su tesis doctoral: "Aspectos Biológicos de Cuatro Especies de Filostomátidos Neotropicales (Mammalia: Chiroptera) de la Costa Grande de Guerrero, México", la cual defiende en 1975. Además de los registros consecuentes, producto de esta tesis fue el trabajo que publicó con Miguel Ángel Armella sobre patrones de actividad en estos murciélagos en 1987, ya que el retomar el camino andado, también es una característica del Dr. Ramírez Pulido, la cual le ha motivado a abordar otros aspectos de la historia natural de los murciélagos en la década pasada y en lo que va de esta. Pero además, le ha servido para darle continuidad a las inquietudes visionarias que desarrolló durante su juventud profesional para hacerlas útiles como mencionaré más adelante.
Quienes lo han conocido de la mitad de los años 80 para acá, tal vez no puedan imaginárselo en mangas de camisa, con sombrero de paja; es decir, sin traje y corbata, además de zapatos perfectamente lustrados. Pero los años de 1968 a 1973 fueron para él de arduo trabajo de campo con el fin de recolectar mamíferos en Coahuila, Distrito Federal, Guerrero, Jalisco, México, Michoacán, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Sonora, Tamaulipas, Veracruz y hasta Arizona. No sólo se trataba de registros e inventarios, sino de diagnosticar daños a plantíos como el caso de Sciurus sobre los cocoteros, o de problemas de zoonosis como la encefalitis equina. En sus salidas al campo se gana la confianza y amistad de sus habitantes y no es raro verlo fotografiado rodeado de los niños y jovencitos, habitantes del área.
A la llegada del año de 1974, se marca un parteaguas en la vida del Dr. Ramírez Pulido y de la Mastozoología Mexicana. Nuevamente, por sus cualidades personales y su destacada labor profesional, es invitado por el Dr. Eucario López Ochoterena y el Dr. Carlos Beyer Flores, a fundar la Universidad Autónoma Metropolitana, que nacería con la Unidad Iztapalapa. Su inclinación por los retos le lleva a aceptar y comienza su carrera como profesor-investigador titular, jefe y fundador del Departamento de Biología, fundador del plan de estudios de la licenciatura en biología, que por mucho se adelantaba a su tiempo, entre otras cosas. Siendo un hombre de palabra y compromiso, se mantiene hasta la fecha en la Casa Abierta al Tiempo, mientras que sus anfitriones regresaron a la UNAM o al CINVESTAV, IPN, respectivamente.
Su obra pionera se desarrolla en la UAM por diferentes motivos, pero especialmente por la necesidad de contar con elementos para realizar su trabajo, para promover el interés de sus alumnos en la Mastozoología y para que desarrollaran "obras de buena factura" como suele calificar a lo bien hecho. Desde un principio, define sus líneas de investigación en las que concibe una visión panorámica e integrada, más que puntual de la Mastozoología Mexicana, poniendo atención al bosque más que a los árboles. Estas líneas de investigación que trascienden las fronteras institucionales son;
* Sistemática y Zoogeografía de los Mamíferos de México.
* Documentación y recuperación de información sobre los mamíferos terrestres nativos de México.
* Manejo y mantenimiento de un acervo científico de germoplasma mastozoólgico.
* Biología de especies endémicas en condiciones de laboratorio y de campo.
Las publicaciones del Dr. Ramírez en estas líneas son prolíficas, muchas de ellas combinándolas. La trascendencia de su obra y de sus líneas de investigación estriba en los siguientes hechos:
1. Sus trabajos sobre registros, taxonomía e inventarios son un lugar obligado para comenzar o para actualizar estudios mastofaunísticos. Como la mayoría de los mastozoólogos nacionales y extranjeros contemporáneos, ha contribuido mayormente al entendimiento de la politipia y a los cambios nomenclaturales derivados, que a designar especies nuevas. Es de los primeros y pocos colegas nacionales, de su generación, y de las que le sucedieron en los años 70, que abordaron análisis morfométricos de la variación intra e interpoblacional en mamíferos, especialmente de roedores y soricomorfos. El estilo de sus obras sigue siendo un modelo para las generaciones actuales.
2. Es precursor del análisis cuantitativo de los patrones de distribución de los mamíferos terrestres mexicanos por sus trabajos publicados entre 1987 y 1994. Además de mostrar las zonas geográficas con contenido mastozoológico notable y las áreas con mayor endemicidad, la integración que hizo de la información dispersa, también permitió ubicar, en su momento, la distribución general de las familias de mamíferos. Lo cual no se ha hecho a la fecha para ningún otro grupo de vertebrados en el país. Sus trabajos descriptivos sobre la localización de todas las especies y subespecies en México, con base en cuadrantes y análisis de agrupamiento, se adelantan a los trabajos macroecológicos y cladísticos de mastogeografía, por lo que resultan antecedentes de sendos enfoques ecológico e histórico, aún cuando no hay que olvidar que se perseguían objetivos diferentes a los que abordan esos estudios: Reconocer los patrones para indagar sobre las causas.
En su momento, estos trabajos fueron únicos en el país porque, a diferencia, de considerar la regionalización biogeográfica en regiones y en provincias que ya habían hecho West, Smith u otros colegas extranjeros para establecer patrones de riqueza y de afinidad mastozoologica (diversidad alfa y beta), se trató de identificar estas divisiones con base en la distribución de los todos mamíferos terrestres conocidos en el país. Recuerdo haber regresado a Texas A&M, en donde realicé mi maestría, para asombrar con este trabajo a colegas y a estadísticos. Esta regionalización biogeografía, junto con la de los reptiles, las aves y las provincialización morfotectónica de México, sirvió de base para la propuesta oficial de la CONABIO.
3. Hoy por hoy, los mamíferos son uno de los grupos zoológicos mejor conocidos en México no porque mucha más gente se dedique a estudiarlos, como podría ser el caso. Sino porque a diferencia de otros vertebrados, es a partir de 1981 que la serie de artículos y de libros que publicó el Dr. José Ramírez Pulido con sus colaboradores sobre la biodiversidad de mamíferos terrestres nativos de México, permitió conocer la riqueza de este grupo a nivel nacional y estatal, así como sintetizar los datos elementales sobre nomenclatura vigente, sinonimia, localidades tipo, temas abordados, grupos estudiados, quienes y en donde lo hicieron. Fue el comienzo para hablar de historia de la disciplina, sobre patrones de distribución, de megadiversidad, entre otros temas, además de convertirse en guías obligadas para saber qué falta hacer en la Mastozoología Mexicana. Es a partir del análisis de esta información que los mastozoólogos nacionales cobramos identidad como individuos, grupos, escuelas e instituciones; el corolario es que se ha fomentado el estudio de los mamíferos en México por más colegas y estudiantes en todo el territorio nacional. Asimismo, estas obras han inspirado la formación de bases de datos oficiales sobre mamíferos y otros grupos en la CONABIO, institución gubernamental, que le ha conferido el rango de autoridad para establecer la nomenclatura oficial mastozoológica, la cual será usada en cualquier estudio o actividad relacionada con el status de las especies, entre otras cosas.
4. Para 1976, inicia dos proyectos con los que arrancaría oficialmente la colección científica de mamíferos de la UAM, se trataba del inventario, los patrones zoogeográficos y el estado de conservación de los mamíferos de los estados de Puebla y Tlaxcala. Con el tiempo, este acervo mastozoológico ha llegado a ser la tercera colección más importante del país, debido a su representatividad, pero especialmente al excelente estado de curación de su material y a las diferentes medidas de manejo y mantenimiento que se tienen en ella para asegurar que la consulta sea satisfactoria para los usuarios. Esta colección fue la primera a nivel nacional y en Latinoamérica por estar computarizada y georreferenciada, estado que mantiene a la fecha en la totalidad de sus especímenes. En su momento, como sucedía de manera sincrónica con algunas de las grandes colecciones de los Estados Unidos, el Dr. Ramírez Pulido hasta participó en la creación un programa en lenguaje C para levantar el catálogo electrónico de la colección. Hoy, la colección es administrada a través de Biótica de la CONABIO, así como de bases comerciales de fácil manejo. También fue la primera colección en que se generó un libro para operar una colección científica de mamíferos, el cual aún sigue siendo un punto de partida para el entrenamiento de recursos humanos en el manejo y mantenimiento de colecciones mastozoólgicas. En esta línea también se encuentran los trabajos recientes sobre la historia de los acervos científicos y, en particular, sobre la colección que fundó.
5. Aún cuando ha contribuido con menor énfasis, comparado con sus otros trabajos, a la historia natural y a la biología reproductiva de los mamíferos, dada su formación e i ntereses, también ha promovido el desarrollo profesional de sus colaboradores y estudiantes en este campo como es el caso de Ricardo López Wilchis, Jorge Olivera y Cristóbal Galindo. Con el sello característico de la mastozoología en que se formó, dentro de esta línea se cuentan sus notas sobre características del hábitat, estado reproductivo y otros datos sobre la historia natural de las especies con que trabajó o que capturó en sus trabajos de registros o de faunística. Las colaboraciones con otros colegas en que aborda algunas especies de roedores y de quirópteros, revelan su interés primario por la fisiología y se han convertido en estudios clásicos como es la descripción del ciclo estral de Neotomodon alstoni. En esta línea también entran sus trabajos de regurgitaciones de lechuza con Cornelio Sánchez, daños a cocoteros por ardillas con William López Forment, o las anomalías dentales en murciélagos con Carolina Müdespacher, los cuales resultan ser antecedentes de los estudios modernos sobre depredación de mamíferos, manejo de roedores nocivos o sobre las enfermedades de los mamíferos, respectivamente.
Por cuanto al Formador de Mastozoólogos, el Dr. Ramírez Pulido ha instruido a muchos alumnos en la Colección de Mamíferos de la Universidad Autónoma Metropolitana, incluyendo a los técnicos administrativos, Juan Patiño Rodríguez y Benjamín Vieyra Rosas. En su momento, ellos dos se convirtieron en sendos brazos para entrenar en el trabajo de campo y en la preparación de mamíferos a generaciones de estudiantes que pasaron por la colección. Muchos de los estudiantes de licenciatura y posgrado que se formaron con el Dr. Ramírez Pulido, entre los que me cuento, ocuparon o han ocupado cargos importantes en sus instituciones y son reconocidos dentro y fuera del país por su trabajo. Este espíritu nos fue alimentado por su generosidad para hacernos participar en coautoría cuando apenas brotábamos del capullo. Ha dirigido 17 tesis y servicios sociales de licenciatura, contando alumnos de la UAMI, la UNAM, la UAA y la UAEMx. Los maestros en ciencias que se han formado con él, son principalmente de la UNAM y de la UAMI, mientras que sus alumnos de doctorado además de estas instituciones, incluyen dos colegas en la Universidad de Barcelona y de la Universidad Hispalense de Sevilla.
Pero el impacto del Dr. Ramírez Pulido va más allá del quehacer de trinchera. Sus intervenciones en comités de evaluación de artículos y proyectos científicos, de planes y programas de estudios, se han traducido en una mayor calidad y habilitación en la biología mexicana. También es un zoólogo convencido de la importancia de las ciencias naturales y por ello ha sido convocado para apuntalar el reconocimiento de éstas entre las ciencias aplicadas y experimentales. Su juicio razonable y crítico, así como su interés en la formación de los biólogos nacionales a nivel de licenciatura y posgrado, le han valido el reconocimiento de sus pares en otras disciplinas. Con su apoyo generoso y objetivo, alejado de toda mezquindad competitiva, ha contribuido al desarrollo profesional de sus colegas y a la formación de cuadros académicos en diferentes instituciones como el CIBNOR, el INECOL, la UAEMx, la UNAM, la ENCB y, por supuesto, en la UAM, en donde ha logrado concluir la difícil tarea de darle luz propia a otra alternativa para la educación superior con un sello personal. Por estas y otras cosas, a modo de ejemplo, los reconocimientos que ha recibido el Dr. José Ramírez Pulido incluyen distinciones nacionales y extranjeras como sigue:
* Fue llamado a impartir una Cátedra Patrimonial en la UAEMx de 1996 a 1998.
* Es investigador asociado en el American Museum of Natural History en Nueva York desde 1985.
* Fue nombrado Miembro de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, el 20 de abril de 2007. Esta distinción sólo la han recibido seis investigadores de los Estados Unidos de América, 11 de Francia, uno de Georgia, tres de Gran Bretaña, uno1 de Hong Kong, dos de Polonia, uno de Rusia, cuatro de Suiza y con el Dr. José Ramírez Pulido, sólo uno de México.
* Profesor con calidad PROMEP 2003-2009.
* Ha sido merecedor de todas las distinciones que otorga la UAM, además de ser fundador e Investigador Distinguido.
* En el 2004 le dedicamos un libro, "Homenaje a la Trayectoria Mastozoológica de José Ramírez Pulido", distinción otorgada el 10 de diciembre en el marco del XXX Aniversario de la UAM. En este libro participaron muchos mastozoólogos nacionales y algunos extranjeros.
* Por supuesto, es Miembro Honorario de la Asociación Mexicana de Mastozoología, A. C. Distinción otorgada en el marco del III Congreso Mexicano de Mastozoología. Cuernavaca, Morelos. Marzo 13 de 1996.
* Además, el Dr. Ramírez Pulido es miembro de la Sociedad Mexicana de Historia Natural, una de las más antiguas en México, desde 1969, de la cual ha fungido como Secretario y Vicepresidente. También pertenece a la American Society of Mammalogists. desde 1969, a la Southwestern Association of Naturalists y a la Society of Systematic Zoology desde 1970. A la Biological Society of Washington desde 1979 y a la Texas Society of Sciences desde 1993. Pertenece a la AMMAC desde 1985, año en que fue consultor científico de la Sociedad Latinoamericana de Teriología, mientras que participa en la Asociación Mexicana para la Conservación y el Estudio de los Lagomorfos desde 1990.
* Tiene 823 citas documentales a sus trabajos, 548 en libros y revistas nacionales, 275 en libros y revistas del extranjero, 534 en bases de datos nacionales e internacionales, 116 en tesis de licenciatura y posgrado de la UNAM y del IPN, lo que integrado hace un total de 1473 referencias a su obra.
A. Alondra Castro Campillo
Autlán de la Grana, Jalisco, a 25 de septiembre, 2008
Aula Magna, Centro Universitario de la Costa Sur, Universidad de Guadalajara
13:00 - 14:00 hrs.
Dra. SONIA GALLINA TESSARO. Presidenta Entrante.
Dr. EDUARDO ESPINOZA MEDINILLA. Presidente Saliente.
Asociación Mexicana de Mastozoología. Honorable Mesa Directiva. Estimados colegas. Jóvenes estudiantes.
Norma de urbanidad obligada es agradecer los dones recibidos y en este sentido, mis primeras palabras son para expresar mi más profundo agradecimiento a Usted en calidad de Presidenta de la AMMAC, al Consejo Directivo y a todos los Ex Presidentes que dieron su conformidad para que en mi persona recayera el "Premio a la Trayectoria Profesional de la Mastozoología en México, Ticul Alvarez", galardón que por primera ocasión otorga la AMMAC.
Mi agradecimiento quedaría incompleto si no lo hiciera extensivo al Dr. Jorge Ortega, por quién en funciones de Secretario, fue el amable conducto para entregarme la comunicación oficial, de la feliz noticia tan celosamente guardada por los juramentados.
Por supuesto que esa noticia me sorprendió. Los que me conocen, podrán atestiguar que esta distinción me abruma, más aún cuando en repetidas ocasiones me han escuchado; decir que las distinciones son para personalidades de excepción, que no es mi caso, pero también conocen que con profunda humildad y gratitud la acepto. No lo digo como un hecho retórico de falsa modestia o de vanidad contenida. Admito, que es una manera de ser o de ver la vida, tal vez pueblerina, pero a fin de cuentas cada persona tiene su sello personal.
También quiero agradecer al Centro Universitario de la Costa Sur, de la Universidad de Guadalajara, que hoy se viste de gala para recibirnos en este espléndido recinto y al Comité Local que en un derroche de organización y cortesía oriental, han hecho el color de su divisa.
Cuando Jorge me entregó el documento del Acuerdo que la AMMAC había tomado en torno a mi persona, vino a mi mente la historia del portanombre de la presea que se me entrega, y recordé el prefacio de la obra "Hylid frogs of Middle America", de William E. Duellman, que escribió en Santa Cecilia del Río Aguarico, Ecuador, en 1970; la primera razón, por las vivencias que tuvo cuando trabajó en el campo, y la segunda, cuando se refiere a que "quizá la presente generación de estudiantes de biología, no sea tan afortunada para caminar por los senderos de la selva y de esta manera, ver los resultados de miles de años de selección natural y por la mente de muchos científicos con una aproximación más mundana, varios problemas biológicos ahora serán historia. Sin embargo, para aquel estudiante que en 1950 su profesor de biología de secundaria lo inspiró para estudiar ranas arborícolas, no se arrepiente al no vestir bata blanca y trabajar en la síntesis de proteínas o en la fragmentación del código genético, o con la mente ocupada seguramente en analizar los resultados de la computadora, en vez de los de la naturaleza".
¿Por qué pensé en esas palabras? Porque Ticul es un referente obligado de esa generación de profesionales que privilegiaron el trabajo de campo para la recolección del material que estudiarían, muy por encima de la comodidad del examen de los ejemplares de las colecciones y museos, y aunque Ticul y yo compartimos mucho trabajo de campo, sólo muchos años después comprendí la razón que le animó en esa tarea.
El trabajo de campo nos refiere a vivencias personales, nos muestra tal y como somos en convivencia de aislamiento; lo que en el medio urbano nos divierte, en el campo nos enfada, nos volvemos intolerantes con la gente que apreciamos, mostramos facetas no siempre conocidas y menos comprendidas. Decidimos el sitio de muestreo, establecemos relación con lugareños, pensamos en rendimiento por unidad de esfuerzo y en todas las actividades inherentes a la recolección, y siempre campea la idea que actuamos en escenarios minados de desastres potenciales. Decía Howard Carter en sus Memorias, con motivo de la excavación de la Tumba de Tut Ankh Amon, "pensaba trabajar 6 días de la semana, pronto comprendí que eso era imposible, ese día había que ordenar figuras, mapas, dibujos, notas de campo, material fotográfico, numerar y catalogar piezas y al mismo tiempo, ser juez en disputas personales de sus colaboradores. Más aún con la necesidad ineluctable de participar en la excavación, ¿por qué razón? Para el arqueólogo es obligatorio conocer y revisar el orden en que se alinean los objetos, cuáles están primero, en qué posición se encuentran los segundos, de qué manera se arreglan los siguientes, cuáles están al final de la cámara y cuáles son los que rodean a la ofrenda principal". Hace muchos años, en el desierto de Coahuila, a la orilla de un camino polvoriento y a la sombra de un huizache, Ticul y yo hablamos de la similitud con nuestro trabajo de campo.
Es en este sentido, cuanto más aprecio y magnifico este reconocimiento, en tanto que es la AMMAC, en un acto de generosa amistad, es quien la otorga, Sociedad que en no pocas ocasiones, algunos de sus agremiados y en algún momento han sufrido los embates de silencio, hecho de envidia, ignorancia, ninguneo y mala fe, o por una combinación de ellos. Pero dicho sea, esa actitud jamás ha doblegado su espíritu y menos el de la AMMAC, ni cancelado su actitud de trabajo infatigable. Todo lo contrario, la AMMAC ha sabido sobreponerse a esas vicisitudes y carencias ancestrales, que tal pareciera que trabajamos con ahínco para continuarlas heredando. Pero la AMMAC, refractaria a esos avatares, desde hace mucho tiempo emprendió una labor callada, discreta y quizá sin que fuera un objetivo concreto, estimular a una comunidad ahora madura, para contribuir de manera vigorosa a la formación de profesionales responsables e inquisitivos, no de súbditos indiferentes, o como lo diría Kant, "No faltará gente que vea todo muy claro, una vez que se le indique hacia donde hay que mirar".
La AMMAC es grande y tiene mucho, pero mucho de que enorgullecerse; pero enorgullecerse es malo, no es recomendable; el orgullo conduce fácilmente a la vanidad y a la soberbia, que es el peor defecto o pecado en el que podemos incurrir. Decir lo que se ha logrado es un deber, es una obligación que cumplir y un quehacer ilimitado que debe continuar. Por ello, en un acto de estricta justicia, a mi manera de ver, creó la presea Ticul Álvarez, en reconocimiento a una figura respetable y respetada de la mastozoología mexicana.
Hoy, cuando la confusión, la desconfianza, la ausencia de autocrítica seria, la falta de valores y de figuras señeras dignas de imitar; tiempo en que se magnifica la importancia de tener, muy por encima del valer o de ser, signo de la mercadotecnia y globalización de nuestros días; a todo y a todos le ponemos etiqueta, que por lo general, es más emocional que racional. Con qué frivolidad nos conducimos al emitir a priori una calificación que casi siempre es negativa. Qué importante es rescatar los grandes valores que son el basamento en donde se edifica la profesión que cultivamos.
Actualmente hablamos de proyectos, de recursos financieros, de publicaciones, ¡ah!, pero siempre y cuando lo sean en revistas de alto impacto, del número de citas, del nivel que se ocupa en el SNI del que, en no pocas ocasiones, algunos colegas lo ven como un título nobiliario, ¡pero cuidado!, nobleza no siempre es sinónimo de fortuna, como tampoco lo es de buena crianza, especialmente en una comunidad como la nuestra, siempre azotada por presiones económicas. Como olvidar que antes de la emigración masiva del pueblo polaco al Continente Americano, la mitad de la población pertenecía a la nobleza y la otra era campesina, ¡qué paradoja! Mundos sociales tan distantes, pero hermanados por orfandad de hacienda. También se habla de estudiantes de posgrado, de los recursos humanos que formamos. Y como nunca hablamos de los que deformamos, con el puntaje acumulado otorgamos un juicio de valor, que tampoco debe sorprendernos, pues independientemente de la calificación que se obtenga, por lo general también es negativa. Sin embargo, flota una pregunta en el aire ¿Cómo valorar aquellas cualidades que no se plasman en un formato curricular? En ambientes diferentes al nuestro, esos adjetivos se valoran con largueza. No se mal entienda, no sugiero un cambio en la evaluación objetiva o que se convierta en laxa, sólo llamo la atención sobre este punto. La ciencia demanda, cada vez con mayor intensidad que se publiquen los resultados, pues con ellos se tienen que justificar los fondos recibidos, los cargos que se ocupan y las expectativas de una promoción laboral o, al menos, la del ámbito social.
Un joven pragmático, de esos que deambulan por la vida, siempre con mucha prisa por llegar, quizá a ninguna parte, diría: ¿Por qué tan largo circunloquio? Desde luego no es mi intención parlotear, como tampoco llenar el tiempo que me obsequian. Por el privilegio del uso de la palabra, quiero de manera particular dirigirme a los jóvenes, quienes con toda seguridad no conocen y, por ello, no saben quién fue José Álvarez Solórzano. Supongo que por una decisión estrictamente personal incorporó el patronímico Ticul, nombre con el que la comunidad lo conoce y hoy, es día oportuno para recordarlo.
Ticul estudió la licenciatura en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del IPN y la maestría en la Universidad de Kansas, bajo la dirección del Dr. E. Raymond Hall, eminencia de quien aprendió el rigor científico, el sentido práctico y no la verborrea académica; la autocrítica profunda al trabajo personal y a las instituciones académicas.
A su regreso a México se incorporó como profesor de tiempo parcial en la ENCB, época en la que esa institución sólo contrataba su personal por horas, y aun cuando el origen de Ticul fue de casa noble, tuvo por norma vivir de su trabajo. Para completar sus gastos familiares, laboró de tiempo parcial en el Instituto de Biología de la UNAM, cobró por honorarios con cargo a un donativo que la NHI le otorgó al Mtro. Villa; ahí se desempeñó por obra determinada. Uno o dos años después de su regreso a México, se incorporó al Depto. de Prehistoria del INAH bajo la dirección del Prof. José Luis Lorenzo y de la Dra. Lorena Mirambell, con quienes estableció una imperecedera amistad. En esa institución fundó el Laboratorio de Paleozoología, actualmente Arqueozoología "M. en C. Ticul Álvarez Solórzano", que hoy con talento y sabiduría engrandece el Dr. Joaquín Arroyo Cabrales.
Como investigador fue autor de 125 trabajos, entre libros, capítulos y memorias, repartidos en mamíferos, reptiles y Paleozoología, disciplinas que con ahínco cultivó y en el SNI siempre ocupó el Nivel III. Cuando el Dr. BernardoVilla Ramírez ocupó la Dirección General de la Fauna Silvestre, entonces incorporada en la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG), en ningún momento dudó para que Ticul ocupara la Subdirección. Al salir el Maestro Villa, Ticul continuó en el cargo con la nueva administración.
Si bien es cierto que las líneas anteriores dibujan, aunque de manera imperfecta, los logros del hombre de ciencia, y como tal, sabemos del impacto y respeto internacional que se le tiene, pero ¿Qué hay más allá del hombre de ciencia?, ¿Quién es o cómo fue la persona de quien hablo?; sabemos que la ciencia proyecta a la fama, al reconocimiento internacional y, en algunos casos, los menos por cierto, a la fortuna, pero también sabemos que la verdadera trascendencia del hombre se logra por la grandeza de su espíritu.
Dijo Juan Soriano, una de las grandes figuras del arte universal, oriundo de Guadalajara, Jalisco. "Como en esta vida todo se olvida, le entra a uno la angustia que la obra se vaya a perder y por eso debo pintarla" y en lo particular, me asalta la duda razonable de que en la comunidad, la faceta personal de Ticul al no ser conocida se pierda, y por ello, metafóricamente hablando, quiero bosquejar algunos rasgos de la personalidad del Ticul.
Quizá sin proponérselo, y mucho menos sin creer en ello, Ticul logró la idea platónica de capturar el alma, realizó acciones trascendentes, y aunque se fue, queda su ejemplo y su espíritu. En la esencia de Ticul, permanece la idea de Platón. A mi manera de ver, alcanzó un logro difícil de igualar; fundó de la nada y con recursos estrictamente personales la Colección de Mamíferos de la ENCB; fui testigo de privaciones y limitaciones familiares en aras de sufragar las necesidades, siempre en aumento, que la incipiente colección le demandaba.
Cuando se profesionalizó la investigación científica en México, en la década de los 70's, la colección, ya contaba con cerca de 13,000 ejemplares, pero las limitaciones de infraestructura y para el manejo y mantenimiento continuaban. Es cierto que se le compraron un par de microscopios y se le pagó el salario a una secretaria, pero la secretaria no lo fue para la colección, se compartía con el personal y necesidades académicas del Departamento de Cordados. Fuera de estos apoyos, no recuerdo uno más.
Sabemos que ante todo, fue un hombre bueno, lejos de la petulancia, atribuible a la gama de valores que cultivó. En mi tierra lo definirían como un hombre noble, decente, amigo leal, directo, sagaz; un crítico adusto, filoso, de carácter áspero, pero tengan la seguridad que sus intervenciones y comentarios nunca fueron mal intencionados o que hubiese actuado de mala fe; no fue un hombre protagónico, como tampoco de mala entraña.
Formó una importante colección de sobretiros, animado quizá por la sempiterna carencia de recursos económicos para las grandes bibliotecas de nuestro país. Por ello, emprendió la tarea de coleccionar, leer y codificar en forma manuscrita los registros de la fauna mastozoológica mexicana. En este tiempo, cualquier estudiante de secundaria podría decir, más por ignorancia que por mala fe ¡Qué anticuado! Usó una tecnología medieval; cierto es, pero no había otra.
Fundó una biblioteca personal de referencias, citas y registros, que fue integrando con infinita paciencia a lo largo de su vida. Su extraordinaria base de datos, para su uso exclusivo, fue ejemplar para su tiempo.
Para que mis escuchas tengan una muestra de esto, cómo me gustaría que pudieran consultar la copia que hizo del sobretiro de:
Thomas, O. 1898. On new mammals from western Mexico and Lower California.
Annals and Magazine of Natural History; including Zoology, Botany and Geology,
series 7, 1: 40-46.
Al final del texto, a pie de página, escribió: "copiado al pie de la letra por Ticul Álvarez S. el 28 de diciembre de 1960". Se trata pues de una transcripción fiel que hizo en una máquina de escribir; las máquinas eléctricas no se popularizaban todavía y menos aún las fotocopiadoras, por ese tiempo sólo existentes en las grandes empresas.
Ticul tuvo la curiosidad insaciable y la perseverancia, el espíritu para sistematizar el conocimiento, la precisión para el análisis de caracteres cualitativos, seriedad y laboriosidad para hacer su trabajo de manera solitaria e individual. Fue un hombre severo y sabio. Su legado histórico podría resumirlo como una lección moral de pulcritud, objetividad y decencia, en un medio propenso a las ideas hechas y a la simulación.
Por muchos años compartimos la comida los jueves de cada semana, buen pretexto para disfrutar de mesas bien puestas y mejor dispuestas. En ese ambiente relajado compartimos buenos y malos momentos de la vida, la amistad se estrechó, siempre un sendero de doble y ancha vía; se compartieron conocimientos, métodos de trabajo, resultados, logros personales y ante todo la amistad como valor supremo. En esa relación se expresaron dudas, fracasos, pérdida de seres queridos, indiferencia del medio, arrogancia en otros, y en no pocas ocasiones, hablamos de la pérdida o carencia de valores, pero también hablamos de los grandes valores, en la más pura esencia axiológica y que son los que dan sentido a la vida y la justa dimensión del hombre.
Del trato frecuente y sostenido, pude conocer que en Ticul nunca anidó el rencor o la avaricia, jamás oí queja ni lamento alguno: tampoco aspiró y menos inspiró el favor de afecto y comprensión a su condición de oscuridad. Y aunque jamás lo expresó así, es mi convicción que su mayor orgullo, fuera de su núcleo familiar, fue su pertenencia a la comunidad del Politécnico.
Un joven ingenuo podría pensar que una vida así es un ornamento; sin embargo, en realidad en su persona fue una cualidad invariable de su actitud ante la vida. Ticul fue un hombre de su tiempo, vivió para el trabajo formal sin esperar ventaja personal alguna. Adusto, con sentido estricto de justicia. Generoso, siempre dispuesto a compartir y, en no pocas ocasiones, los escasos recursos materiales de que dispuso y, por encima de todo jamás dosificó el caudal de su experiencia profesional. Humilde, nunca festinó logros, ni buscó reconocimiento con honores. Enemigo del halago, de la simulación y de la chabacanería, trabajador exigente y crítico severo con el trabajo propio y el ajeno, intolerante ante lo corriente y lo fútil. Profesional distinguido que con humildad aceptó sus errores y, cuando fue preciso, no escatimó el comentario apropiado para reconocer el trabajo bien elaborado y algo sorprendente, jamás menospreció la institución de donde procedía el trabajo de colega alguno. Artista consumado con el lápiz y el pincel, reticente a desprenderse de sus obras, con orgullo puedo mencionar que soy poseedor, quizá, de la última obra que realizó en su vida; poco después perdió la vista. Se trata de un dibujo al carbón de un Macrotus. Tengo la convicción de que siempre tuvo la medida exacta del valer y del valor. Vio a la ciencia como un estímulo para la búsqueda de la verdad y la libre propagación del conocimiento, sin tratar jamás de ver al conocimiento como un artículo de comercio para obtener beneficio alguno.
En la actualidad se necesitan con urgencia científicos que no sean sólo diestros practicantes de su especialidad, sino que además, posean una elevada visión de la política y la ética, que estén preparados para cuestionar, demostrar, exponer y criticar las tendencias de la ciencia, pero sin olvidar jamás que primero ser humano y después hombre de ciencia.
Pero no se piense que en mi relación con Ticul todo fue miel sobre hojuelas ¡Qué va! Con él tuve muy serias diferencias; por ejemplo, no tomaba agua en el desierto; yo le decía que más bien parecía heterómido, en tanto que yo consumía litros; su comida siempre frugal, su figura magra lo atestigua; mi tonelaje muestra lo contrario; él tomaba Vodka mientras que yo disfrutaba del Whisky, bebida de la que Alejandro Rossi, el gran filósofo florentino, radicado en México desde hace muchos años, dijo: "el whiskey es una medicina disfrazada de bebida alcohólica"; por lo tanto, mientras él bebía yo me medicaba. Las otras diferencias fueron las propias de la concepción del mundo y de la vida.
Tengo la impresión que quizá la única carencia que tuvo en la vida, me la reveló en una de esas pláticas de amigos en donde se habla de todo y de nada; me dijo pocos meses antes de su muerte, palabras más o palabras menos: "en mi ya larga vida, nunca se acercó alguien con un interés profesional de conocerme". Yo le dije en tono de broma, no te preocupes, el único mundo en donde hay interés por la vejez es en el mundo de jazz, le comenté, pasajes y vivencias de grandes entre los grandes del mundo del jazz. Nunca olvidaré que fue la primera vez que lo vi reír de manera estentórea, como nunca antes lo había visto.
En este tiempo, cuando la competitividad, las presiones que en muchos casos entran en conflicto con ideales superiores, y la necesidad de refrenar la vanidad personal en épocas de crisis, que en nuestro México es una constante permanente desde hace muchísimos años, al distinguir el trabajo del que habla, inevitablemente viene a mi memoria el pensamiento aristotélico de la fama, quien al referirse a este punto dijo: "la fama es una red que se teje en torno a la amistad". Es por ello, que tengo la sensación de que en primer lugar se consideró la amistad que me liga con el gremio, y en segundo, tal vez se valoró la única virtud que cultivo, la constancia con la que este artesano de la ciencia se entregó a la única tarea que conoce; hoy puedo confesarlo sin pudor alguno, que aunque siempre he puesto mi mejor esfuerzo para hacerlo, es una tarea nunca cumplida, o como lo diría algún filósofo existencialista, se trata de un futuro sido, que en mi caso, se convierte en un presente permanente, y constante desafío, pero siempre con la premisa que el futuro será mejor.
Tampoco se piense que vengo de la nada. Me asomo al pensamiento de Jean-Paul Sartre en el "Ser y la Nada", para contrastar que pertenezco a una generación que gozó del consejo y disfrutó de momentos espléndidos con compañeros, amigos y maestros, recibí con generosidad apoyo profesional y moral. Reconozco que me han obsequiado con largueza todos aquellos dones, que quizá no he podido retribuir con la misma intensidad. A todos ellos mi agradecimiento.
Hoy que se me otorga esta distinción, nada más halagador que lleve el nombre de aquel amigo cercano que prematuramente nos abandonó, pero que, seguramente, como buen observador que fue, no dudo que atisbe el horizonte para ver la dignidad con que se porte esta distinción. Procuraré honrarla en todo momento.
Como hoy es un día muy especial para mí, espero contar con la benevolencia del gremio para expresar mi más profundo agradecimiento a un compañero y amigo que por 33 años me ha acompañado en las buenas y en las malas, dentro y fuera de la Universidad (UAMI). Y este año, por convenir así a su proyecto de vida personal se retira del trabajo universitario. Sería pretencioso y un exceso de mi parte, decir que deja un vacío en la mastozoología mexicana, pero tengan la seguridad que se trata de una pérdida personal, de verdad muy importante, me refiero a Juan Patiño Rodríguez. Vacío que si interpreto correctamente el sentir de mi familia, el de Alondra, Arturo, Noé, Luis y Gustavo, también es una pérdida para ellos, y a quienes hoy les agradezco infinitamente su presencia en este acto.
Es mi convicción que el trabajo, la unidad, la generosidad y la humildad, son la esencia y fortaleza de la AMMAC y el secreto de su superioridad sobre otros valores. Síganlos cultivando como si cada uno fuera el único responsable de ello.
Señora presidenta, para terminar, quiero hacerlo a la usanza tradicional de mi tierra, ahí se brinda, y se brinda bien, alzo mi vaso imaginario para brindar por Usted, por los presentes, por aquellos colegas y amigos que nos llevan distancia en el camino que inexorablemente hay que recorrer, pero muy por encima de todo, por el futuro de la AMMAC, joya de la corona de las sociedades que congregan a los profesionales de la biología organísmica en México.
Muchas gracias.
Autlán de Navarro, Jalisco. Septiembre 26 de 2008.
José Ramírez Pulido