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Revista iberoamericana de educación superior

versión On-line ISSN 2007-2872

Rev. iberoam. educ. super vol.1 no.1 Ciudad de México ene. 2010

 

Territorios

 

Equidad y educación superior en América Latina: el papel de las carreras terciarias y universitarias

 

Equidade e educação superior na América Latina: O papel das carreiras terciárias e universitárias

 

Equity and higher education in Latin America: The role of third education and university degree courses

 

Ana García de Fanelli*, Claudia Jacinto**

 

* Doctora en economía; investigadora de CONICET y directora del CEDES, Argentina; Temas de investigación: políticas de educación superior y financiamiento universitario; correo electrónico: anafan@cedes.org

** Doctora en Sociología-Estudios de América Latina; coordinadora de RedEtis de IIPE-UNESCO, investigadora del CONICET, Argentina; Temas de investigación: juventud, educación y trabajo; correo electrónico: cjacinto@redetis.iipe-ides.org.ar

 

Recepción: 27/01/2010.
Aprobación: 11/03/ 2010.

 

Resumen

Este artículo explora el grado de equidad educativa en la educación terciaria y universitaria en algunos países de América Latina. La investigación se basa en microdatos de las encuestas de hogares. Las principales conclusiones obtenidas pueden resumirse en cinco proposiciones: entre el 30% y 50% de los jóvenes que logran concluir sus estudios de nivel medio, acceden al nivel superior; en la mayoría de los países analizados existe equiparación de los géneros en el acceso a la educación superior; las tasas netas de escolarización según ingreso per capita de los hogares revelan que la cobertura es más equitativa en el nivel terciario que en el universitario; la estudiante típica del terciario constituye la primera generación de su familia que accede a la educación superior y en su mayoría trabaja al mismo tiempo que estudia; quienes acceden al terciario muestran mayores probabilidades de graduarse que los que lo han hecho en el nivel universitario.

Palabras clave: Equidad educación superior, educación terciaria, acceso y graduación.

 

Resumo

Este artigo explora o grau de equidade educativa na educação terciária e universitária em alguns países da América Latina. A investigação se apoia em microdados das pesquisas em lares. As principais conclusões obtidas podem resumir-se em cinco proposições: 30% a 50% dos jovens que conseguem concluir os estudos em nível médio têm acesso ao nível superior; na maioria dos países analisados existe equiparação de gênero no acesso à educação superior; as taxas nítidas de escolaridade segundo a renda per capita dos lares revelam que a cobertura é mais equitativa no nível terciário que no universitário; a estudante típica do nível terciário constitui a primeira geração de sua família com acesso à educação superior e a maioria trabalha ao mesmo tempo em que estuda; quem acede ao nível terciário mostra maiores probabilidades de formar-se do que os que o têm feito no nível universitário.

Palavras chave: equidade, educação superior, educação terciária, acesso, graduação.

 

Abstract

This paper examines the degree of educational equity in third and university education in some countries of Latin America. The research is based on microdata collected via household surveys. The main conclusions can be summarized in five proposals: from 30% to 50% of students who achieve to conclude their medium level studies gain access to higher education; in most of the analyzed countries there are equal opportunities for women and men with regard to access to higher education. The net rate of education in accordance with per capita income reveals that coverage is more equitable in the third level than at the university level; the typical female third-level student belongs to the first generation of their family to gain access to higher education and in most cases work while studying; those with access to the third –level evidence higher probabilities to graduate than those in university

Key words: equity, higher education, third-level education, access, graduation

 

Introducción

En las últimas décadas, la matrícula de educación superior en la mayoría de los países de América Latina ha crecido a un ritmo elevado, producto principalmente del avance en la escolarización y graduación en el nivel secundario. Como respuesta a esta demanda en ascenso, se han creado numerosas instituciones universitarias y otros tipos de instituciones de educación superior no universitarias que en este trabajo denominaremos genéricamente nivel "terciario". 

La expansión y diferenciación de los sistemas nacionales de educación superior se ha producido, básicamente, en dos dimensiones (Clark, 1983). En sentido horizontal, los sistemas no sólo están compuestos única o preferentemente por universidades estatales sino que incluyen ahora, además, un número variable pero en general significativo de universidades privadas. Asimismo, las instituciones de educación superior dejan de estar concentradas en las ciudades capitales y demás centros urbanos mayores de cada país para difundirse a lo ancho y largo del territorio nacional, ya sea mediante la instalación de nuevas instituciones o la apertura de sedes y programas de instituciones cuya sede principal se halla ubicada en otra ciudad. Esta diversificación horizontal de la oferta es aún mayor si tenemos además presente la expansión en la última década de la educación a distancia (Dirié, 2009). 

Cuando se examina la diferenciación vertical, se observa la emergencia de nuevas carreras de pregrado (títulos intermedios y técnicos), grado y posgrado. Las universidades ofrecen principalmente programas académicos del tipo que la Clasificación Internacional Normalizada de Educación denomina de nivel 5A y 6, mientras que las instituciones no universitarias o terciarias ofrecen, en general, programas técnico vocacionales de nivel 5B (CINDA, 2007). Cabe resaltar de todos modos que en varios países de la región, la diferenciación vertical no se ha dado siguiendo la especialización funcional impuesta por esta estructura estrictamente binaria. En efecto, varias universidades de la región ofrecen actualmente títulos intermedios o de nivel técnico superior. Un ejemplo de ello es el caso de Argentina. De igual modo, los institutos tecnológicos otorgan títulos de licenciatura, profesionales (como ingeniero) e incluso de posgrado. Éste es el caso, por ejemplo, de México. Conviven, por tanto, dos modelos de organización académica de la educación superior: el sistema binario, integrado por un sector de universidades y otro de instituciones terciarias, cuyas carreras están escasamente articuladas entre sí, y el sistema de oferta integrada (al estilo de España), donde son las propias universidades las que brindan ambos tipos de títulos. En numerosos países de América Latina ambos modelos de organización coexisten dentro de un mismo sistema de educación superior (García de Fanelli y Trombetta, 1996).

El objetivo de este artículo es dar cuenta de las características de este proceso de diferenciación de la educación superior en América Latina en términos de la equidad en el acceso y la graduación, diferenciando entre la situación de los estudiantes y graduados del nivel terciario (o superior no universitario) y el universitario.1 Dadas las limitaciones de los datos disponibles, el análisis de la equidad se enfocará en comparar el acceso y la graduación en relación al origen socioeconómico y al sexo, ya que lamentablemente no es posible abordar las diferencias por condición étnica ni por el lugar de residencia (urbano-rural). En particular, el propósito de este trabajo es dar un primer paso en la exploración del grado de equidad educativa en la cobertura de la educación terciaria y la universitaria, se otorga especial énfasis a la primera, por su importancia estratégica para brindar oportunidades educativas y laborales a los jóvenes de niveles socioeconómicos más bajos. Para ello utilizaremos la información provista por las encuestas de hogares de los países de la región.2 Esta tarea, empero, presenta una serie de restricciones debido a las características de las fuentes de información. En primer lugar, sólo en las encuestas de hogares de algunos países se encuentra disponible la información de asistencia escolar distinguiendo entre el nivel terciario y el universitario; los países seleccionados en este estudio corresponden a aquellos dentro de los cuales esta distinción es posible.3 En segundo lugar, el estudio de ciertas dimensiones analíticas de interés no siempre resulta factible debido al bajo número de casos en algunas celdas, lo cual eleva el error muestral por encima de valores aceptables.4 Dadas las limitaciones de las fuentes disponibles para estudiar la equidad de los estudiantes y el logro en términos de la graduación en el nivel terciario y el universitario, consideramos este estudio como una primera aproximación a este tema de alta relevancia para la política pública de educación superior.

La presentación y el análisis de la información se realizan en tres secciones. En la primera, a modo de contexto del tema central del estudio, realizamos una breve presentación de las principales características socioeconómicas y educativas de los países seleccionados en este trabajo. En la segunda, examinamos el alcance de la oferta institucional y de la matrícula en el nivel terciario y universitario en los países seleccionados, analizando además el avance del sector privado en ellos. Finalmente, en la tercera, abordamos la cuestión de la equidad en el acceso a la educación terciaria y universitaria y los logros en términos de graduación en estos niveles.

 

Características de los países seleccionados

Como podemos apreciar en el cuadro 1, los países de América Latina seleccionados para esta investigación pueden agruparse en tres categorías, teniendo presente su grado de desarrollo económico (medido por el Producto Interno Bruto (PIB) per capita en dólares según el PPC —paridad de poder de compra—) y el nivel de urbanización de su población. El primer grupo está comprendido por los países con mayor grado de desarrollo económico y porcentaje de población urbana: Argentina, Chile y México. El segundo grupo lo integra un país cuyo PIB per capita en PPC es equivalente a un cuarto del valor correspondiente al primer grupo y con niveles de urbanización por debajo de 70%: Bolivia. Finalmente, en una posición intermedia entre los dos grupos de países encontramos el caso de Perú, cuyo PIBper capita se ubica levemente por encima de los 7 000 dólares PPC y con el 73% de su población urbana.

La cobertura educativa alcanzada por estos países en el nivel medio y el superior, empero, no sigue el mismo patrón de ordenamiento que los indicadores económicos y demográficos. Argentina se destaca por sus altos niveles de cobertura en el nivel secundario y en el superior, siguiendo en importancia Bolivia, Chile y Perú. México se ubica en una situación intermedia, con una alta Tasa Bruta de Escolarización (TBE) media, pero una más reducida TBE superior (cuadro 2).

Más adelante se examinará la cobertura específicamente en el nivel terciario, y su relación con la del nivel universitario, pero el cuadro alcanza para realizar una primera observación. La cobertura en el nivel terciario es limitada en todos los países, ya que en ninguno supera el 10% y es particularmente baja en México.

 

Niveles terciario y universitario en los sistemas de educación superior de los países seleccionados

Como señalamos previamente, la expansión de la educación superior en América Latina ha dado lugar a sistemas de educación superior altamente diferenciados en términos de la variedad y amplitud de sus instituciones y con grados diversos de absorción de la demanda educativa de nivel superior en carreras de nivel terciario y universitario, por un lado, y del sector estatal y privado, por el otro.

Dentro de las instituciones terciarias encontramos dos tipos centrales: los institutos de formación docente (maestros y profesores para los niveles inicial, primario y secundario) y los institutos de formación técnica de nivel superior (técnicos y tecnólogos en las especialidades científicas, artísticas y humanísticas). Ésta es la composición institucional en los países analizados con la excepción de México, dónde actualmente los estudios de formación docente son de nivel de licenciatura.

Una característica que diferencia al sector terciario del universitario en América Latina es la mayor cantidad de instituciones, normalmente de tamaño pequeño, distribuidas a lo largo de las distintas regiones de estos países (González, 2006). Como se puede apreciar en el cuadro 3, el número de instituciones terciarias es particularmente elevado en Argentina, Bolivia y Perú. El sector terciario de México, por el contrario, es mucho más pequeño.

No obstante, como señalamos previamente, el concepto de "terciario" resulta confuso si miramos exclusivamente la distribución de instituciones debido al avance del terciario dentro del sector universitario. En primer lugar, las universidades ofertan también títulos de nivel terciario, tanto para la formación docente como para la técnica. En segundo lugar, las universidades, particularmente las privadas, han creado numerosos títulos intermedios en sus carreras profesionales de grado, los cuales integran también el nivel terciario. En tercer lugar, en distintas regiones de América Latina se han creado universidades tecnológicas, que brindan títulos de técnicos superiores o títulos intermedios de nivel terciario. En suma, para analizar la dimensión del terciario en América Latina resulta más relevante ver la distribución de la matrícula que la distribución de las instituciones.5

En el cuadro 4 hemos obtenido información sobre la matrícula terciaria y universitaria según sector estatal y privado en los países seleccionados.

Como podemos apreciar, el nivel terciario en la matrícula de educación superior es muy relevante en Perú y Chile, siguiéndole en importancia Argentina. Finalmente, es poca la atracción que ejercen los estudios de nivel terciario en Bolivia y México.

Un dato también de interés, por sus consecuencias sobre la equidad y la pertinencia en la formación de nivel terciario, es la composición de la matrícula según sector público o privado. Como podemos apreciar en la gráfica 1, en los dos países cuya matrícula de terciario es muy elevada (Chile y Perú), la totalidad, en el primer caso, y la mayoría, en el segundo, corresponden al sector privado. En Argentina, casi la mitad de la matrícula es absorbida por el sector privado, en particular en el terciario de formación técnica.

En términos de equidad, el impacto puede ser relevante en tanto los estudiantes que son atraídos por los estudios con orientación técnica provienen centralmente de hogares de nivel socioeconómico bajo o medio-bajo y todas estas instituciones terciarias son aranceladas. En cuanto a la pertinencia, el sector privado raramente tiene capacidad financiera para desarrollar laboratorios y talleres donde formar técnicos en los campos de conocimiento de las ciencias tecnológicas. Por tanto, la mayoría de la oferta de los títulos de terciario del sector privado suele corresponder a carreras de servicios (por ejemplo administración, comercio) o a las tecnológicas de menor costo por alumno (informáticas, diseño) (García de Fanelli y Trombetta, 1996 y 2004; Castro, 2004; González, 2006; Díaz, 2008).

A continuación examinamos específicamente la equidad en los niveles terciario y universitario. 

Equidad en la educación superior

El alcance de la meta de equidad en educación frecuentemente se asocia con la igualdad de oportunidades en el acceso a los recursos educativos, con independencia del origen socioeconómico de los estudiantes, su sexo o pertenencia étnica.

En general, se observa que las políticas públicas desarrolladas en América Latina han puesto mayor énfasis en políticas de inclusión que contribuyan con esta meta social dentro de la educación primaria y secundaria, que en la educación superior. Si bien es razonable que ello sea así, pues alcanzar estos niveles de escolarización básica constituye en la actualidad un requisito indispensable para salir o evitar caer en la condición de pobreza, asistir a la educación superior abre a los jóvenes posibilidades de movilidad social ascendente vía la mejora de su condición laboral, sus ingresos y su calidad de vida.

Los estudios sobre el mercado laboral en la región muestran además que la brecha de ingresos a favor de los trabajadores con educación superior se ha ido incrementando en las últimas décadas y también les brinda mayores posibilidades de acceder a empleos de calidad (sector formal, registrado) (Beccaria y Maurizio, 2005; Carlston, 2002; Gasparini, 2007; Llamas, 2003). Es por tanto pertinente comenzar por preguntarnos en qué medida existe equidad en el acceso a la educación superior, con especial énfasis en la educación terciaria. Para ello utilizaremos el indicador de tasas de escolarización según origen socioeconómico de los estudiantes y sexo.

Cabe suponer que este acceso diferencial a los recursos educativos de nivel superior se refleja además en diferentes perfiles socioeconómicos y laborales de los estudiantes. Con el fin de corroborar esta proposición, examinaremos, en segundo lugar, el perfil promedio de los estudiantes del terciario frente al de los jóvenes que asisten a la universidad.

No obstante, cabe tener presente que el concepto de equidad en educación está asociado no sólo con el acceso a los recursos sino también con el logro de resultados educativos. En particular, un tema de la agenda pública de gran relevancia en América Latina es el alto nivel de abandono entre los jóvenes que asisten a instituciones de educación superior sin haber obtenido el título correspondiente. Lamentablemente, tal como señalamos en la introducción, la disponibilidad de datos sobre las variables necesarias para estimar la equidad en el resultado educativo es escasa. Los indicadores que analizaremos constituyen sólo una exploración inicial de esta cuestión en función de la información disponible.

En suma, a continuación analizaremos comparativamente entre los países seleccionados, la equidad del nivel terciario en lo que hace al acceso y a los logros educativos de los jóvenes según su origen socioeconómico y su sexo, brindando una breve caracterización de su perfil sociodemográfico y laboral.

Acceso a la educación superior

Previo a analizar el grado de equidad en la cobertura de la educación terciaria y universitaria en los países seleccionados, comenzaremos por examinar la probabilidad de concluir los estudios secundarios —requisito legal para ingresar a la educación superior— así como las oportunidades que tienen los graduados de este nivel de continuar estudios de educación superior en sus respectivos países.

Como observamos en el cuadro 5, entre poco más de un tercio y la mitad de la población mayor de 19 años en los países seleccionados posee al menos educación secundaria completa. Esta proporción es notablemente más reducida en las zonas rurales frente a las urbanas, no se observa una brecha importante en términos de sexo, con la excepción de Bolivia y Perú. En estos casos es menor la proporción de las mujeres que de los varones que han alcanzado estos niveles.

El paso siguiente es preguntarnos por la proporción de esta población que ha logrado acceder a la educación superior. Para ello hemos construido un indicador que relaciona la población urbana entre los 18 y 24 años que ha accedido a la educación superior, respecto del total de población urbana en igual edad con estudios secundarios completo y más.

Dentro de este grupo de países seleccionados (véase gráfica 2), Argentina es el país cuyos egresados de nivel secundario tienen mayor probabilidad de acceder a los estudios de nivel superior y Perú el que muestra el menor valor. Aproximadamente entre el 30% y 50% de los egresados de nivel secundario urbanos logran continuar estudios superiores en los países seleccionados. Cabe destacar que estos guarismos presentan un sesgo por exceso, pues no se cuenta con información de estas variables para la población rural, la cual es particularmente importante en algunos de los países, como Bolivia.

Por tanto, considerando las oportunidades diferenciales de conclusión del nivel secundario y de pasaje a la educación superior en los países seleccionados, a continuación analizaremos el grado de cobertura en el nivel terciario y en el universitario según el origen socioeconómico de los estudiantes6 y su sexo.

Si utilizamos como indicador de acceso a la educación la Tasa Neta de Escolarización (TNE),7 podemos observar que existe igualdad de oportunidades de cobertura según sexo en casi todos los países analizados, tanto en el nivel terciario como en el universitario (véase cuadro 6). Las pocas excepciones al respecto corresponden, en primer lugar, al caso argentino, con mayor representación femenina en el terciario, atribuible a la presencia mayoritariamente de mujeres en la carrera docente. En segundo lugar, en México los varones tienen mayor participación en la educación universitaria que las mujeres. En suma, en términos de acceso a la educación terciaria y universitaria en los países analizados existe en general una equiparación de la situación de los sexos en términos educativos.

La desigualdad en el acceso a la educación superior es por el contrario importante cuando se analiza el indicador de TNE según origen socioeconómico de los estudiantes. Para analizar más claramente este fenómeno, hemos construido para los niveles terciario y universitario un indicador calculando el cociente entre las tasas netas de escolarización de los jóvenes de origen socioeconómico alto y bajo.

En la gráfica 3 se pueden apreciar algunos rasgos de interés. En primer lugar, si comparamos la equidad en el acceso al nivel terciario y al universitario, encontramos que la cobertura es más igualitaria en el primero que en el segundo. La brecha en la TNE de nivel terciario entre el grupo socioeconómico alto y bajo es poco más que el doble en Argentina y Chile, algo menor en México e igualitaria en Perú (la relación en este caso es cercana a uno).8

En segundo lugar, en el nivel universitario los estudiantes argentinos, chilenos y mexicanos de origen socioeconómico alto tienen una TNE entre tres y cuatro veces superior que la de los de ingreso más bajo, siendo el caso de Perú el único del grupo que presenta una situación de mayor igualdad educativa en el acceso a la universidad.

 

Perfil de los estudiantes

En los sistemas de educación superior binarios de los países industrializados, los estudiantes del terciario suelen provenir de hogares de menores ingresos que sus pares universitarios (García de Fanelli y Trombetta, 1996). Esto se aprecia también en el grupo de países analizados en América Latina. Al respecto, la gráfica 4 da cuenta del porcentaje de estudiantes cuyo origen socioeconómico es alto en el sector universitario y en el terciario.

En todos los países seleccionados, la mitad o más de los estudiantes universitarios pertenecen al estrato social alto, mientras que en Bolivia, México y Perú, los jóvenes del terciario de este estrato social son apenas un cuarto del total. Dentro de este grupo de países, Chile presenta una composición de estudiantes de nivel socioeconómico alto más elevada que el resto, tanto en el sector universitario como en el terciario. Ello es consistente con el grado de selectividad que tiene la educación superior en este país, tanto por el cobro de altos aranceles como por la selección (vía la prueba de admisión) que se aplica especialmente en el sector universitario.

Como podemos apreciar, las carreras terciarias suelen atraer especialmente a estudiantes de origen socioeconómico de nivel más bajo que las carreras universitarias. Ello se explica por diversos factores. En primer lugar, en la mayoría de los países de la región se accede a la educación universitaria a través de exámenes de admisión y en algunos casos, con existencia de vacantes por carrera (por ejemplo Brasil, Bolivia, Chile, Perú).9 Normalmente los jóvenes de origen socioeconómico bajo que han finalizado los estudios medios y que aspiran a continuar formándose en la educación superior, no han tenido oportunidad de asistir a escuelas secundarias estatales o privadas de calidad, constituyen además la primera generación de su familia que asistirá a la universidad. Todo ello genera desigualdad en las oportunidades para acceder a la educación universitaria frente a los jóvenes de clase media y media-alta. En segundo lugar, las instituciones de educación terciaria están mejor distribuidas regionalmente, con lo que se evita los altos costos que supone para los jóvenes el traslado a las grandes ciudades urbanas, donde se ubican la mayoría de las universidades. Finalmente, la educación terciaria resulta atractiva tanto por su menor duración, lo cual disminuye los costos de oportunidad de invertir en educación superior para los estudiantes y sus familias, como por su orientación vocacional o técnica.

La composición socioeconómica de los estudiantes explica también la mayor proporción de estudiantes que trabajan mientras estudian. Entre los estudiantes del terciario de Argentina, Bolivia y Perú, aproximadamente la mitad trabaja. Además de su origen socioeconómico, otro factor con probable incidencia sobre la tasa de actividad (gráfica 5) es el costo directo de la enseñanza. En Argentina, por ejemplo, 45% de los estudiantes de terciario asisten a instituciones privadas en las cuales deben pagar arancel por sus estudios. Esta proporción es todavía mayor entre los que estudian en instituciones de formación técnica, comprendiendo en este caso a 68% de los estudiantes (DINIECE, 2005).10

Finalmente, es posible apreciar una brecha importante en términos del capital cultural —en el sentido de Bourdieu (2008)—11 de los hogares de los estudiantes del terciario frente a los de la universidad. Esta brecha es particularmente de gran importancia en el caso de Perú (véase gráfica 6)

En efecto, casi tres cuartos de los estudiantes del nivel terciario constituyen la primera generación de su familia que accede a la educación superior. Aun más notable, en Bolivia se hallan en esta situación el 90% de los estudiantes del nivel terciario. Por el contrario, entre los estudiantes universitarios, entre el 35 y 50% tienen padres con educación superior completa. En suma, estos datos reflejarían que el nivel terciario estaría permitiendo a estos jóvenes una mayor movilidad educativa respecto a sus familias de origen que el universitario.

La graduación en el nivel terciario y en el universitario

En relación con la dimensión específica de la graduación en el nivel superior según nivel socioeconómico, los datos que presentamos a continuación nos permiten aproximarnos a la cuestión pero no realizar un cálculo preciso. En primer lugar, dentro la población comprendida entre los 18 y 30 años que hemos analizado, un número importante de jóvenes aún se encuentra estudiando. Por tanto, el nivel global de graduación es mucho mayor al que brindan nuestros datos. En segundo lugar, contamos con información de la ubicación socioeconómica de los graduados al momento de realizarse la encuesta. Sin embargo no es posible inferir su origen socioeconómico previo. Sólo si contáramos con esta información podríamos analizar en qué medida estos individuos han experimentado un proceso de movilidad social ascendente en términos de ingresos, o bien si son producto de la reproducción social de su condición socioeconómica de origen. Debe tenerse en cuenta que el graduado de nivel terciario o universitario se inserta en el mercado laboral y con ello puede elevar su posición socioeconómica. A partir de la remuneración que comienza a percibir en calidad de graduado de nivel superior, y como jefe o cónyuge, puede llegar a conformar un hogar con un nivel socioeconómico familiar per capita superior al que pertenecía cuando era hijo y estudiante. Es por ello que una corroboración apropiada de la asociación entre nivel socioeconómico y graduación requiere poder controlar adecuadamente la incidencia de este factor. Sin embargo, al tomar exclusivamente al grupo de 18 a 30 años, disminuimos notablemente la incidencia de esta dificultad.12

En el cuadro 7 se puede apreciar que la mayor probabilidad de graduación hasta los 30 años de edad se concentra en los jóvenes de origen socioeconómico alto. Además de la mayor participación de los sectores socioeconómicos más altos en la matrícula de nivel terciario y universitario, este indicador puede estar reflejando tanto una mayor incidencia del abandono entre los jóvenes de hogares más pobres, como una prolongación de la duración normal de los estudios en éstos. Cabe de todos modos resaltar que la brecha entre los hogares de nivel socioeconómico alto y bajo es mucho menor en el nivel terciario que en el universitario. Por otra parte, como vimos al analizar el perfil promedio de los estudiantes del terciario, más de la mitad trabaja y estudia al mismo tiempo. Por tanto, es lógico que demoren más años en graduarse.

Con el fin de aproximarnos a la medición del nivel de graduación, e indirectamente del grado de abandono en el nivel terciario y el universitario, hemos construido un indicador que relaciona el total de la población urbana mayor de 25 años que ha concluido sus estudios terciarios o universitarios, respecto del total de los que asisten y asistieron a estos niveles.13 El cuadro 8 muestra que la probabilidad de graduarse en el nivel terciario es mayor a la del nivel universitario en casi todos los países analizados, con la excepción de Perú, en el cual la situación en ambos niveles es muy similar.

En el nivel terciario, la tasa de abandono se aproxima a 25-30%, siendo en el nivel universitario cercana a 50% en Argentina y México.14 Estos resultados son consistentes con la mayor duración, dificultad y costo de las carreras universitarias frente a las terciarias.

 

Conclusiones

El camino a la educación superior supone en primer lugar concluir el nivel secundario. Alcanzar esta meta se torna más difícil para los jóvenes de las zonas rurales y las mujeres en algunos países, tales como Bolivia y Perú. Sólo entre un tercio y la mitad de los individuos mayores de 19 años logran superar esta primera etapa de sus estudios.

Traspasada la barrera de la finalización del nivel medio, las principales conclusiones respecto a la equidad en el acceso y en la graduación en los estudios de nivel superior según género y nivel socioeconómico, pueden resumirse en cinco proposiciones. En primer lugar, entre el 30% y 50% —variable según los países analizados— de los jóvenes que logran concluir sus estudios de nivel medio, acceden al nivel superior. En segundo lugar, existe prácticamente una situación de equiparación de los géneros en el acceso a la educación superior en la mayoría de los países estudiados. En tercer lugar, la tasa neta de escolarización según ingreso per capita familiar muestra que la cobertura es más equitativa en el nivel terciario que en el nivel universitario. En efecto, mientras que la mitad de los estudiantes universitarios proviene de hogares de ingresos medios-altos, los jóvenes del terciario en igual situación son apenas 10% o 25% del total, dependiendo del país analizado. En cuarto lugar, la estudiante típica del terciario constituye la primera generación de su familia que accede a la educación superior y en su mayoría trabaja al mismo tiempo que estudia. Si bien combinar trabajo y estudio es un patrón común también en el nivel universitario, adquiere mayores proporciones entre los estudiantes del terciario. Finalmente, aquellos que han accedido al terciario presentan mayores probabilidades de graduarse que los que acceden al nivel universitario.

Como ya se ha dicho, serían necesarias encuestas más específicas para poder abordar otras dimensiones de la equidad en el nivel, como las diferencias de oportunidades por lugar de residencia o etnicidad.

Los resultados preliminares expuestos en nuestra investigación permiten corroborar la relevancia del nivel terciario para el acceso de los jóvenes de niveles socioeconómicos de nivel bajo y medio-bajo a la educación superior. En el contexto de la expansión educativa de la región y con mercados de trabajo donde el título de nivel medio tiende a ser un requisito mínimo para el acceso a empleos formales, la educación terciaria representa una alternativa de importancia para aquellos que aspiran a seguir estudiando. En particular lo es para los que no logran acceder a la universidad, los que no pueden afrontar los costos de los estudios universitarios, o para los que se inclinan por la docencia o las carreras técnicas cortas, anticipando por este medio un acceso más rápido al mercado de trabajo.

Sin embargo, en prácticamente todos los países estudiados, el pasaje desde el terciario al universitario es difícil, faltan claros puentes de uno a otro subsistema. Al mismo tiempo, como el título terciario no está tan bien posicionado como el universitario en el mercado laboral, ésa puede ser una de las razones por las que resulta poco atractivo. Tal parece ser el caso, por ejemplo, de México.

En este contexto, sería recomendable que la política pública de educación superior se orientara a fortalecer la equidad en el nivel terciario en sus múltiples dimensiones. No sólo impulsando mayor acceso y graduación a través de distintos tipos de incentivos, sino también mejorando la calidad y la pertinencia de los estudios en este nivel. Pero también es crítico que en el marco de la conformación de sistemas de educación para toda la vida se facilite claramente su articulación con el nivel universitario, tal como ocurre en algunos países industrializados. Estos fortalecimientos probablemente permitirían aumentar la valoración social de estos títulos, y favorecer el acceso y graduación en el nivel.

 

Referencias

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SITEAL (2009), El tránsito del nivel medio al superior y el acceso diferenciado a carreras terciarias y universitarias, datos destacados, marzo.         [ Links ]

 

Notas

1 Los resultados analizados en este artículo forman parte de una investigación más amplia realizada en el marco del proyecto del Instituto Internacional de Planeamiento Educativo-UNESCO, París en América Latina titulado: La educación terciaria no universitaria en América Latina: equidad e inserción en el mercado de trabajo en países seleccionados.

2 Este documento fue realizado sobre la base de procesamientos especiales del Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina (SITEAL) del Instituto Internacional de Planeamiento Educativo-sede Buenos Aires y de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI). Agradecemos a Néstor López, su coordinador  y  a Vanesa d’Alessandre por el invalorable apoyo recibido.

3 En la investigación "La educación terciaria no universitaria en América Latina: equidad e inserción en el mercado de trabajo en países seleccionados" se incluyen también dos países no analizados en el presente artículo: El Salvador y Nicaragua. No se los ha considerado en el actual análisis de datos pues en el primer caso los datos para el análisis de equidad no son confiables por el bajo número de casos y en el segundo, la información de la asistencia según ingreso per capita familiar no estaba disponible en la encuesta  de hogares.

4 En los cuadros y gráficas de este trabajo se señala con un asterisco aquellos datos cuyo error muestral es alto debido al insuficiente número de casos.

5 Cabe aclarar que, teniendo en cuenta la particularidad de la región respecto a la oferta de carreras terciarias y universitarias en instituciones de diferente naturaleza, nuestras unidades de análisis en este trabajo serán los estudiantes y graduados de los estudios de nivel terciario y universitario, sin diferenciar la institución en que se asientan estas carreras.

6 Los hogares se los divide en tres grupos de ingresos per capita familiar: alto (30% de los mayores ingresos per cápita familiares), bajo (30% de los hogares de menores ingresos per cápita familiares) y el resto ubicado entre ambos extremos, es decir en el medio de la distribución (40% de los hogares).

7 La "Tasa neta de escolarización" expresa en qué medida la población que por su edad debiera estar asistiendo a un nivel efectivamente está escolarizada en el mismo. La TNE en el nivel superior es el cociente entre las personas escolarizadas en el nivel entre los 18 y los 24 años  y el total de población de ese grupo de edad, por cien.

8 No hemos incluido el caso de Bolivia en la gráfica 4 pues gran parte de los datos correspondían a celdas con pocos casos.

9 Aun en aquellos países como Argentina, en la cual las universidades estatales suelen tener un sistema de admisión sin restricciones, los procesos de selección tienen lugar a lo largo de los cursos que los estudiantes deben rendir durante los primeros años de la carrera.

10 En Chile, toda la matrícula terciaria es privada. Cabe de todos modos aclarar que en este país se abonan aranceles tanto en el  sector público como en el  privado. Sin embargo, las fuentes estatales de asistencia económica (becas y créditos educativos) parecen ser más importantes en el sector de universidades con aporte fiscal que en el sector privado terciario. En particular, los alumnos terciarios pueden acceder al Crédito con Aval del Estado a partir de la solicitud de la institución que se encuentran matriculados. También pueden optar a las becas Nuevo Milenio los estudiantes que ingresan al primer año de las carreras técnicas terciarias (García de Fanelli et al, 2007).

11 El capital cultural se lo ha medido en función del nivel de educación máximo alcanzado por el jefe del hogar para aquellos estudiantes que revisten la categoría de "hijos" dentro del grupo de los que asisten a la educación superior.

12 De tomar la información disponible correspondiente a los graduados mayores de 25 años, el sesgo en la imputación del nivel socioeconómico de origen del graduado hubiera sido mucho mayor. Por este motivo, nos hemos concentrado en el análisis del grupo de 18 a 30 años.

13 El indicador construido (entre los mayores de 25 años que residen en la población urbana) para el cálculo de la tasa de graduación en el nivel terciario es: [S(TC)/ S (TC + TA+ TI)] * 100, donde;
S: sumatoria.
TC: Los que ya no asisten y tienen terciario completo (se graduaron). 
TA: Los que asisten al terciario (estudiantes). 
TI: Los que ya no asisten pero asistieron al terciario y que no han concluido este nivel (los que abandonaron sin graduarse). 
 De modo equivalente, en el caso del nivel universitario se calculó: [S(UC)/ S (UC + UA+ UI)] * 100, donde;
UC: Los que ya no asisten y tienen universitario completo (se graduaron). 
UA: Los que asisten al universitario (estudiantes). 
UI: Los que ya no asisten pero asistieron al universitario y que no han concluido este nivel (los que abandonaron sin graduarse).

14 En el caso de Argentina, la tasa de abandono del nivel universitario es similar a la obtenida de aplicar este indicador sobre la base del Censo del 2001 en García de Fanelli (2006).

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