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Valenciana

versión impresa ISSN 2007-2538

Valenciana vol.14 no.27 Valenciana ene./jun. 2021  Epub 23-Abr-2021

 

Reseñas

Mauricio Beuchot Puente, Teoría estética, la resurrección del arte, México, Editorial Orfila, 2018

Luis Gabriel Mateo Mejía* 

Silvia Andreli Díaz Navarro** 

*Docente en línea en el IF

**Consultora y Capacitadora de Tecnología Educativa

Beuchot Puente, Mauricio. Teoría estética, la resurrección del arte. México: Editorial Orfila, 2018.


En la obra que se reseña, la hermenéutica analógica se enfrasca en la aventura de resurgir el arte. Después de una situación en donde la expresión artística se consideró anquilosada por el paso de los años, Mauricio Beuchot retoma la búsqueda por una estética centrada en la analogía. Dicha postura ubica la interpretación objetiva entre la univocidad del significado artístico y la equivocidad que puede tener las diversas corrientes estéticas.

La estética en la historia de la filosofía se sitúa desde la edad antigua. La medida, la proporción, el orden y la magnitud, son características en las corrientes pitagóricas y platónicas. En la Edad Media, a su vez, se integra la unidad, la igualdad y la numeración, lo que da realce a la proporción, a la integridad y a la claridad. Desde entonces, se hace presente la analogicidad como parte de la objetividad del pensamiento. En la época moderna, el estudio de la percepción y la sensibilidad contribuyen a considerar la fundamentación de la metafísica, bajo la óptica de una disciplina rigurosa y científica. Este planteamiento condujo a una revalorización crítica de la estética y de su materialidad. Finalmente, la época moderna nos plantea postvanguardias, mejor dicho, distintas interpretaciones sobre el fenómeno de lo hermoso y lo bello. Lo que a su vez, nos permite comprender las distintas formas de diálogo que tiene la ciencia de la interpretación y la realidad. En contraste, encontramos la estética en México, en donde pensadores como Pedro José Márquez, Antonio Caso, José Vasconcelos, Samuel Ramos, Francisco Larroyo, Adolfo Sánchez Vázquez y otros desarrollaron la estética desde la generalidad de lo bello, la historia de la concepción del arte estético y la analogicidad que se encuentra en la historia de las distintas corrientes artísticas. El autor encuentra en la misma historia del pensamiento mexicano semillas de una interpretación que atiende a lo real y lo racional, sin dejar de conjugar estos dos aspectos a un mismo tiempo.

Posteriormente, se nos presenta la hermenéutica analógica en la estética analógica. La estética se hace presente desde la filosofía del arte. Lo que hace evidente la forma material que tiene el gusto y su apreciación. De igual manera, se hace palpable el carácter cognitivo e intelectivo que tiene el juicio estético, dejando una clara y estrecha relación con las mismas variables antropológicas y epistemológicas que se manejan desde la antigüedad. Es decir, la belleza y la teoría de lo bello, nos conduce necesariamente a la perspectiva sobre las ideas de lo hermoso y lo bueno. Esto implica el desarrollo de la interpretación, que se ha mantenido cercana a la valorización de los fenómenos y no solamente cercana a la interpretación de los textos. Beuchot considera que, las teorías interpretativas contienen una ampliación del discurso interpretativo. Es algo que va más allá de las líneas escritas para llegar a las formas y fenómenos de la misma realidad. Desde esta lógica de sentido, la analogía se incorpora como parte natural del pensamiento y del razonamiento, por lo que una adecuada interpretación proporcional, buscará en todo momento el justo valor del juicio estético bajo una teleología que otorgará realidad, espacio, presencia y diálogo a las partes que conforman el fenómeno percibido artísticamente.

Beuchot, intenta regresar a los fundamentos de la formación del pensamiento a través de la necesaria antropología filosófica para la estética, la cual, no se separará de la prudencia, de la imitación y de la razón. Por tal motivo, el sujeto, como animal hermenéutico, despliega su capacidad de iconicidad y de sentido, bajo las más diversas formas de expresión, siendo capaz de gozo, anhelo y degustación, ante dichos fenómenos artísticos. Una estética analógica como proyecto, supera los ideales limpios, diáfanos de contornos definidos, para pasar a una expresividad artística que implica la alegoría, la metáfora y la metonimia. Naturalmente, un proyecto así, supera las inconsistencias de la irracionalidad o relativismo postmoderno, llevando al arte a un nuevo surgimiento en un futuro no muy remoto. Se observa la inserción de la dimensión axiológica en la apreciación del fenómeno artístico, pero además, la inserción de la dimensión moral con la que se realiza el juicio estético.

En el caso de la construcción de esta estética analógica y significativa, debemos atender a los siguientes puntos. El primero, la estética es en sí misma una formación teórica sobre lo bello, su sentido, su existencia y sus manifestaciones. Segundo, lo bello, como fenómeno netamente humano, contiene la proporción como una condición necesaria y suficiente, sin embargo, su esplendor no es una condición necesaria pero sí suficiente para expresarse y desarrollarse. Tercero, una hermenéutica significativa de la estética no solo relaciona la estética con la hermenéutica, sino que hace posible acercarse a su sentido ontológico profundo para comprender sus elementos axiológicos que la componen. En este aspecto, sus valores implican el carácter simbólico del arte, su relación interpretativa entre lo bello y la analogía, más la iconicidad que implican dichas relaciones. Cuarto, la antología de la belleza debe ser una recuperación de lo óntico-real y la racionalidad. Su aceptación en integración favorece el pasar de la muerte del arte, a la vitalidad y espiritualidad de la misma. Quinto, el arte relaciona el símbolo y la analogía, no solamente con el más allá de lo racional, que le ubica la objetividad de lo conceptual y de lo material, sino que además, otorga a la dialéctica y a la lógica de la expresión, buscar la singularidad y la individualidad de la personalidad humana.

La muerte del arte pasa así a su resurrección, siempre y cuando entendemos nuestra época como una necesidad de cambio. Nuestro mundo globalizado y comercializado requiere una revisión de lo diferente respecto a las creencias que configuran el arte. De esta manera, el autor señala que la estética es un fénix que resurge en sus propias cenizas.

Sin embargo, para pasar a la interpretación-acción artística se requiere revisar la formulación de materia y formal del arte, es decir, considerar el nuevo hileformismo estético. Este va más allá de su muerte, implica el nuevo asombro. Pero al señalar el nuevo asombro, se debe considerar lo distinto, lo diferente y lo extraño. Se requiere respetar los cánones epistemológicos con los que se construyen las expresiones artísticas. Como ejemplo, la poesía y la ética.

Respecto a la ética y la estética, la analogicidad se hace presente entre el movimiento circular de la perfección humana y la búsqueda de la sabiduría que implica la moral. La ética contiene diversas teorías, pero es notorio cómo la conducta misma conlleva un proyecto de desarrollo personal. Es así como la proporcionalidad, la parte, la totalidad, la dinamicidad y la conjugación de ideas adyacentes a la bondad y la justicia conceden el emprendimiento de juicios objetivos o claros, respecto a la conducta y valor trascendente de los actos.

Las aplicaciones de la interpretación icónica al arte, por su parte, son la relación de la filosofía con la poesía con los tropos literarios, especialmente la metonimia y la metáfora; además de la renovación del mismo arte que se encuentra lleno de simbolismo e interpretación. Esto se puede recorrer a la simbología religiosa, icónica, megalítica, arquitectónica, minimalista y científica.

En cuanto a la estética, la poesía y la filosofía, se observa que cuentan con una estrecha relación, debido a que comparten el uso del significado de numerosos conceptos. De manera especial la estética aplicada a la poética, muestra una constante relación al compartir las figuras simbólicas y características lingüísticas en común, lo que no impide analogizar sus tropos literarios. Estos procesos dan fuerza y expresividad a la poesía. Un ejemplo muy característico es la obra poética de Hans Paul Manhey, quien imprime una fuerte reflexión filosófica en su saga hecha canto. En la obra poética de Manhey se correlacionan los significados del lenguaje a través de expresiones lingüísticas que simbolizan realidades tanto experimentables como ideológicas, lo que permite pasar de lo interpretativo-conceptual y racional, a lo interpretativo-asimilado y contemplado. Lo estético se acerca así a sus orígenes, que escudriñan tanto lo sensible como lo intelectivo.

En el mundo de la teoría estética actual, comúnmente rechaza la metafísica de la presencia, es decir, rechaza las expresiones ontológicas que manifiestan ciertas realidades. Dentro de este conjunto de realidades tenemos ideas o conceptos, muchas veces hacen referencias a objetos que solo existen en la mente, pero que son consideraras como palpables para el común denominador de las personas. En este rechazo se incluye la epistemología de la representación, que hace alusión a las formas de conocer y dar a conocer ciertas ideas y conceptos, que representan o referencian objetos reales. Algunas veces son objetos de forma tangible y física, pero otras veces son meramente conceptuales e imaginativos.

En otras palabras, se niega lo trascendental de lo real y al mismo tiempo, se duda de la realidad de lo representado. Se visualiza así el relativismo y la irracionalidad. Por lo tanto, para resurgir y retomar lo auténtico que fundamenta lo real y lo cognitivo, es decir, examinando la parte ontológica que requiere dar materialidad al arte, más lo que requiere ser reconocido epistemológicamente como singular o expresivo, se implica ir a la analogía y a la metafísica en su horizonte apropiado y profundo. Esto será una estética analógica o icónica que nos hace itinerantes, pero a la vez nos genera la capacidad de acercarnos sabiamente a aquello que nos da gusto y belleza. El autor nos traslada así, a la construcción de una realidad dinámica. Al mismo tiempo, nos remite al proyecto que retoma lo expresivo, con asombro e interés, para reconocer el horizonte de significados de lo que es hermoso, importante y necesario.

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