Como la mayoría de los fenómenos del comportamiento humano, la conducta alimentaria (CA) es modulada por múltiples factores que operan de manera sincrónica desde las dimensiones individual, familiar y social. La preferencia y la selección de alimentos van moldeándose desde los primeros días de vida y evolucionan conforme el niño adquiere autonomía, al tiempo que socializa y expande su participación activa en diferentes contextos. Al inicio con su cuidador primario, regularmente la madre, y paulatinamente con la familia, las instituciones escolares y extraescolares, y los grupos sociales no institucionalizados. Cada uno de estos contextos de interacción está enmarcado por sistemas de creencias y costumbres que intervienen en la formación y consolidación de los hábitos alimentarios (HA). De manera simultánea, participan en el desarrollo del consumo regular de alimentos, entre otros factores, la disponibilidad física y cultural de ciertos productos, incluyendo los mensajes transmitidos a través de los medios de comunicación a los que está expuesto el menor.
Indagar sobre el papel que juegan distintos factores en la CA durante la infancia y la niñez es una prioridad ante el aumento acelerado de casos de obesidad en edades cada vez más tempranas, sin que se haya resuelto por completo el problema de la desnutrición infantil. Ahí radica también el valor de crear medidas sensibles que permitan generar mayor conocimiento sobre el desarrollo de los HA en la niñez, así como del análisis sistemático de los factores que afectan el estado nutricional (EN) en distintas poblaciones y contextos de influencia. Lo anterior posibilita el contar con un cuerpo sólido de conocimientos que sea útil en el diseño de intervenciones eficaces de prevención o atención de problemas relacionados con la CA en esta etapa vital.
El presente número monográfico de la Revista Mexicana de Trastornos Alimentarios (RMTA)/Mexican Journal of Eating Disorders (MJED) integra investigaciones sobre la CA desde la infancia temprana hasta la edad escolar, bajo distintas aproximaciones teórico-metodológicas. En este número se reúnen 10 artículos originales: seis de ellos orientados al estudio de factores sociales, culturales e individuales relacionados con las prácticas alimentarias (PA) maternas, y cuatro enfocados en la CA de niños en edad escolar.
Iniciando el primer bloque de artículos, Carolina Godoy y colaboradoras, de la Universidad de la Frontera (Chile), presentan una investigación cualitativa dirigida a analizar los significados de un grupo de madres en torno a la noción de cuerpo y las PA, encontrando diferencias entre los estratos sociales. Enseguida, Nora H. Campos y colaboradores, en un trabajo conjunto entre el Instituto Tecnológico de Sonora (México) y la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), describen el proceso de construcción y validación de una escala dirigida a evaluar la autoeficacia materna en la prevención del exceso de peso. A continuación, investigadoras de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala (FESI-UNAM) y de la Universidad de Sonora (México) examinaron las prácticas de crianza (PC) y su asociación con el desarrollo psicomotriz y mental de infantes con distinta condición nutricia procedentes de dos regiones de México, e identificaron -en función de esta procedencia- relaciones distintas entre las variables. Posteriormente, Raquel Balderrama-Díaz y colaboradoras, en tanto una investigación conjunta entre la FESI-UNAM y la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (México), exponen los resultados de un estudio descriptivo sobre las PA de madres indígenas y su relación con el EN y sexo de sus hijos. Estas autoras no apreciaron que dichas prácticas difirieran entre las madres de niños normopeso y con exceso de peso, pero si identificaron un sesgo en la percepción materna del EN, el cual se relacionó con el sexo del menor. Por su parte, Laura A. Castaño y colaboradoras, de la Pontificia Universidad Javeriana ([PUJ], Colombia), describen las PC de padres con hijos en la primera infancia y las comparan en función de si presentaban o no dificultades de alimentación, encontrando el empleo de prácticas no responsivas, indulgentes y negligentes en los padres de niños con dificultades. Después, Rosalia Vazquez-Arevalo y colaboradores, de la FESI-UNAM, estudiaron la percepción corporal de niños preescolares, así como la que de ellos tienen sus padres, e identificaron inconsistencias importantes, particularmente en términos de una subestimación de la condición corporal de sus hijos.
Entrando a los artículos del segundo bloque, que corresponden a investigaciones realizadas con niños en edad escolar, se encuentra el estudio de Keytel García, del Centro de Investigaciones Médico-Quirúrgicas (Cuba), quien al analizar variables psicológicas y familiares en niños con obesidad, identificó la existencia de ingesta alimentaria ante estados afectivos negativos, HA individuales y familiares inadecuados, además de sesgos en la percepción corporal. Posteriormente se presenta el artículo de Felipe Díaz-Reséndiz y colaboradores, resultado de un trabajo conjunto entre la Universidad de Guadalajara (México), la Universidad Autónoma del Estado de México y la Universidad de Playa Ancha (Chile), quienes examinan las propiedades psicométricas de un instrumento dirigido a evaluar la estimación de los alimentos y su frecuencia de consumo en niños. Enseguida se encuentra la investigación realizada por Andrea D. Valencia y colaboradoras, de la Universidad de Baja California (México), en la que usando un método etnográfico estudiaron los motivos de las preferencias alimentarias y el consumo de alimentos durante el recreo escolar. Estudio que muestra que si bien el consumo estuvo condicionado por la disponibilidad, las preferencias de los niños se inclinaron por alimentos no saludables, vinculadas éstas a las características del contexto familiar y a las emociones que dichos alimentos evocan. Cierran este número María T. Varela y colaboradores, de la PUJC, quienes presentan una propuesta metodológica, el análisis de conglomerados, para identificar niños saludables y no saludables a partir de indicadores de HA, de actividad física y de consumo de entretenimiento digital, propuesta que promueve la comprensión del tópico, una vez que permite organizar y sintetizar la información obtenida.
Esperamos que este número de la RMTA/MJED contribuya a que el lector encuentre nueva información sobre el desarrollo de la CA en la infancia y la niñez, y favorezca la ampliación del conocimiento sistemático de las variables participantes en este proceso, así como de las distintas aproximaciones metodológicas empleadas. Finalmente, agradecemos a los autores participantes por su valiosa contribución.