Introducción
En México se entiende que la vida silvestre constituye un patrimonio de incalculable valor; de hecho, su inmensa diversidad coloca al país como una región megadiversa. Por si fuera poco, el alto grado de endemismos que presentan las especies al interior de las fronteras nacionales, incrementa aún más la importancia de concentrar esfuerzos que den como resultado su conservación (Sarukhán, 2017).
El objetivo de la política nacional en materia de vida silvestre y su hábitat es la protección y conservación, mediante esquemas de aprovechamiento sustentable. De este modo, se pretende incrementar el bienestar de la población que vive en regiones de alta diversidad al tiempo que se mantienen y promueven la restauración y la integridad de los ecosistemas. En un esfuerzo porque la conservación de la biodiversidad y la atención a las necesidades de producción y desarrollo socioeconómico del sector rural de México sean compatibles y se refuercen mutuamente, el gobierno de la república ha implementado desde 1997 las Unidades de Manejo (UMA) para la Conservación de la Vida Silvestre (Semarnap, 1997).
Las UMA son predios o instalaciones que cuentan con un registro ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, con el propósito expreso de conservar el hábitat natural, mediante el manejo de poblaciones y ejemplares de especies silvestres. Así, las tareas de una UMA contemplan fines de restauración, protección, mantenimiento, recuperación, reproducción, repoblación, reintroducción, investigación, rescate, resguardo, rehabilitación, exhibición, educación ambiental y aprovechamiento sustentable (Semarnat, 2016).
El número y abundancia de los taxa de flora y fauna silvestre de un lugar son considerados como indicadores de biodiversidad, y sirven, también, como indicadores de calidad y salud de un sitio. Un indicador puede definirse como “una medida basada en datos verificables que transmite información más allá de si misma” (Alianza sobre Indicadores de Biodiversidad, 2011).
La conservación de especies silvestres enfrenta el reto de su mantenimiento frente a una realidad caracterizada por la presión antrópica sobre los ecosistemas terrestres, lo que amenaza con degradar, disminuir e incluso desaparecer los remanentes de hábitats nativos aún disponibles. Por esto, los sistemas naturales y su biota deben ser primeramente identificados y cuantificados para su comprensión y preservación; con el problema adicional de la carencia de recursos suficientes para catalogar toda la biodiversidad por proteger en estos ecosistemas. Al respecto, la comunidad internacional se ha organizado para discutir estrategias para la conservación de la biodiversidad y ha establecido criterios para determinar el nivel de riesgo de la misma (Sarukhán, 2017).
El objetivo del presente estudio fue realizar un diagnóstico de la condición de conservación de la fauna silvestre de las 14 cuencas hidrológicas de Nuevo León, por medio del análisis de variables ambientales para construir índices de aptitud, y con ello, jerarquizar su condición relativa desde las perspectivas biológicas y sociales. Asimismo, elaborar propuestas para reducir las brechas ambientales existentes.
Materiales y Métodos
Área de estudio
El estado de Nuevo León, con 63 556 km2, se localiza en una zona de transición entre las regiones biogeográficas Neártica y Neotropical, lo que determina la existencia de una rica y compleja biodiversidad. En su territorio predominan climas semiáridos extremosos en cuyos ecosistemas prosperan diversos matorrales xerófilos. Solo 11 % de su territorio está cubierto por bosques templados (principalmente de coníferas y encinos), lo que contribuye a que las actividades agropecuarias ocupen un lugar poco relevante en relación a los otros sectores de la economía. El estado presenta grandes contrastes climáticos, orográficos y geológico; tiene 14 cuencas hidrológicas distribuidas en cuatro regiones hidrológicas (RH): RH24 Bravo-Conchos, RH25 San Fernando-Soto la Marina, RH26 Pánuco y RH37 El Salado; cuya extensión total es de 234 442 km2; es decir, 3.7 veces el territorio de la entidad, e incluye los estados de Coahuila, Tamaulipas, San Luis Potosí, Zacatecas y Veracruz (Figura 1) (INEGI, 1986).
Sistema de Información Geográfica
Se construyó un Sistema de Información Geográfica (SIG) con los mapas digitales disponibles en los portales de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio, 2012), del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi, 2017), de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología del estado de Nuevo León (Sedesu, 2017), de la Dirección Técnica de la Cuenca Río Bravo de la Comisión Nacional del Agua (Conagua, 2017), del Fondo de Agua del Área Metropolitana de Monterrey (FAMM, 2017), y de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat,2017).
Los mapas sirvieron de base para calcular los índices de conservación de la riqueza de especies y de la conservación de ecosistemas. Todas las cubiertas digitales fueron combinadas y analizadas con base en los programas ArcGis® versión 10.4; se utilizaron mapas vectoriales y raster con la proyección Cónica Conforme de Lambert y el Datum WGS 84.
Fauna (Vertebrados)
Los índices de biodiversidad para especies de fauna se construyeron con los datos de los cinco grupos de vertebrados (peces dulceacuícolas, anfibios, reptiles, aves y mamíferos) obtenidos de bases de datos de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), del Instituto Nacional de Ecología de la UNAM, de las colecciones de fauna de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León, y de información procedente de la literatura especializada.
Normalización de datos
Los datos fueron normalizados, para ello el valor de cada variable se dividió entre su valor máximo, de tal forma que todos fluctuaron entre 0 y 1 (Inhabert, 1976) mediante la fórmula:
Donde:
Vn = Valor normalizado
Vvar= Valor de cada variable
VmáxVar = Valor máximo de la variable
Ponderación de datos
Una vez normalizados los datos fueron ponderados con base en los valores siguientes:
2 = Muy Bajo
4 = Bajo
6 = Medio
8 = Alto
10 = Muy Alto
Cada variable normalizada se multiplicó por el valor de ponderación asignado, con lo que se obtuvo su valor final, que fluctuó entre 0 y 10 (Inhabert, 1976). La fórmula utilizada para la ponderación de cada variable fue la siguiente:
Donde:
Vp = Valor ponderado
Vn = Valor normalizado
kp = Constante de ponderación asignada a la variable (entre 0 y 10)
A fin de que el valor de cada zona se ajuste entre los de 0 y 100 se normalizaron los datos al multiplicar el total de variables por el valor máximo de ponderación para obtener el índice. Para igualar el peso de todas las variables, se dividió 100 entre el resultado de la normalización, de lo que resultó una constante. Dicho número se multiplicó por el valor ponderado de cada zona, para calcular el índice de Infraestructura, según la fórmula siguiente:
Donde:
II = Índice de interés
VpV1 = Valor ponderado de la variable 1
VpV2 = Valor ponderado de la variable 2
VpV3 = Valor ponderado de la variable 3
VpVn = Hasta el valor ponderado de la variable n
Ki = Constante de interés
Índices analizados
Los índices analizados fueron: índice de riqueza de especies (fauna), índices de endemismos (fauna), índice de fauna en riesgo de extinción e índice de fauna exótica e invasora.
Meta análisis de los índices
Los modelos de los Índices de Aptitud de un área se pueden construir a partir de la información del historial de vida básico o la modificación de los modelos existentes; se define como un índice numérico que representa la capacidad de un hábitat dado para soportar y conservar la biodiversidad en ecosistemas acuáticos y terrestres, para ello se consideran variables físicas químicas y biológicas. En términos de Inhabert (1976) es la razón de un valor de interés dividido por un estándar de comparación. Para propósitos del Procedimiento de Evaluación de Áreas, el valor de interés es una estimación de la medida de las condiciones del ecosistema en el área de estudio, y el estándar de comparación es la condición óptima del hábitat para la misma. Por lo tanto:
Este índice tiene un valor mínimo de 0.0, que representa un hábitat totalmente inadecuado y un valor máximo de 1.0, bajo el supuesto de que existe una relación lineal directa entre el valor de índice de aptitud de un área y la capacidad de carga. Específicamente, el uso de este procedimiento de evaluación de ecosistemas parte de que, para cualquier evaluación, un cambio de unidad en el índice siempre tendrá el mismo significado; es decir, siempre corresponderá al mismo cambio de unidades de capacidad de carga (Inhabert, 1976).
Resultados y Discusión
Índice de Riqueza de Especies de Fauna
Para la construcción de este índice se utilizaron cinco variables, entre las que destacan: la riqueza de especies de peces dulceacuícolas y de anfibios, ya que para estos dos grupos la presencia, disponibilidad y calidad de agua es el requerimiento vital más importante para su supervivencia, permanencia y reproducción. Es obvio que, para todos los grupos de vertebrados, el agua es una variable muy importante, pero su escasez no repercute tanto como en peces y anfibios. Para el listado de la avifauna solo se consideraron los taxa residentes, y se excluyó a los invernales, veraniegos, migratorios y ocasionales.
Es importante mencionar que, para el estado, se tienen registradas 713 especies de vertebrados (peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos), cifra que lo coloca en el primer lugar en diversidad, en particular del grupo de las aves con 339, lo que representa 47.5 %. El segundo lugar correspondió a los mamíferos con 176 taxones, equivalente a 24.7 %. En tercer lugar, estuvieron los reptiles, con 102 especies y 14.3 % de la diversidad de vertebrados de Nuevo León. Finalmente, los peces dulceacuícolas y los anfibios son los grupos menos numerosos con 74 y 25 especies, respectivamente, que suman 10.4 % y 3.5 % del total de los vertebrados (Cuadro 1).
Núm. | Variables | a | b | c | d |
---|---|---|---|---|---|
1 | Peces dulceacuícolas | 74 | 15 | 11 | 18 |
2 | Anfibios | 25 | 01 | 03 | 07 |
3 | Reptiles | 102 | 03 | 09 | 36 |
4 | Aves | 337 | 12 | 04 | 33 |
5 | Mamíferos | 176 | 49 | 04 | 30 |
Total de especies | 713 | 80 | 31 | 124 |
a = Riqueza de especies de fauna silvestre; b = Fauna exótica; c = Fauna endémica; d = Fauna en riesgo de extinción.
Las cuencas con los valores de índices positivos más altos de riqueza de especies de fauna silvestre fueron la cuenca del Río Bravo-San Juan, con un valor de 94.6; la del Río San Fernando, con un índice de 86.5; y la Presa Falcón-Río Salado con 83.9 puntos. Por el contrario, las cuencas Río Soto la Marina, Sierra Madre Oriental y Sierra Madre obtuvieron valores de 70, 53.5 y 49 puntos, respectivamente. En la Figura 2, los índices de riqueza de especies de las cuencas de Nuevo León, se muestran en colores verdes; los tonos más intensos, se refieren a las cuencas con mayor riqueza de especies y los más tenues a los valores más bajos.
Los tonos verdes representan a las cuencas con valores positivos; mientras que los tonos rojos a los valores negativos.
Dada la gran extensión territorial del país y en especial del estado de Nuevo León, no es de extrañar que muchas de las especies presenten una considerable variabilidad genética, y otras no; por lo tanto, estas últimas requieren un cuidado especial.
Los grupos mejor conocidos son los vertebrados terrestres. En lo que se refiere a mamíferos, en México habitan 535 especies, de las cuales 488 son terrestres y 47 marinas (Ramírez et al., 2005, 2008); para 2014, Ramírez et al. (2014) reconocen 496 taxa. Ceballos et al. (2005) suponen un total de 525 mamíferos, de los cuales 485 son terrestres y 40 marinos. En el estado de Nuevo León se consigna un total de 176 taxones (un poco más de 30 % del total registrados para México), pero 49 de ellos corresponden a especies exóticas, principalmente de mamíferos cinegéticos (Contreras et al., 1995).
Las aves registradas para Nuevo León, de acuerdo con Avibase-Lista de Aves del Mundo, País o Región: Nuevo León, reúne un total de 490 especies, aunque incluyen tanto migratorias, como veraniegas, invernales, etcétera. (Avibase-lista de aves del mundo, 2008). Navarro et al. (2014) explican que México cuenta con alrededor de 1 123 a 1 150 especies de aves, cerca de 11 % del total citado para el mundo. Nuevo León cuenta con 337 especies de aves residentes, aproximadamente, lo que es equivalente a 30 % de las aves registradas en todo el territorio nacional.
En Nuevo León, de acuerdo con Lazcano y Ramos (2017) existen 102 especies de reptiles y 24 de anfibios; en comparación con el presente estudio (25 especies) solo hay una especie de anfibio de diferencia, pero en reptiles, los autores consideran a los mismos taxones. Lemos-Espinal et al. (2015) reconocen 132 especies (23 anfibios y 109 reptiles); Nevárez et al. (2016) para el estado de Nuevo León describe la herpetofauna, la cual consiste de 139 especies; 22 anuros, cuatro salamandras, 106 squamatos, y siete tortugas. Esto se debe a que en dichos estudios se tienen registros que datan del siglo XIX; los más antiguos son de 1852. En la presente investigación solo se consignó información de los últimos 50 años.
En la primera lista oficial de la piscifauna de Nuevo León, Contreras (1967) incluyó 54 especies; seguida por aportaciones posteriores (Contreras et al., 1995), en las que documentaron 83 especies distribuidas en 46 géneros y 18 familias. De igual forma, Lozano et al. (2013) refieren 28 especies repartidas en 21 géneros y 11 familias, con nueve especies no nativas en el Área Natural Protegida Parque Nacional Cumbres de Monterrey, NL. (sección peces). En el estudio que aquí se documenta se calculó una diversidad de 74 especies de peces dulceacuícolas.
Índice de Fauna Exótica
Se contabilizaron 80 taxones de vertebrados exóticos e invasores; en el primer lugar se reportan los mamíferos, con 49 especies, que representa más de la mitad del total de las especies de fauna exótica del estado, con 61.3 %. Este grupo sobresale debido a que en muchas UMA ha sido una moda la introducción de mamíferos exóticos de origen africano y asiático, principalmente, las cuales son aprovechadas por los cazadores que desean obtener trofeos de estas especies.
Los peces dulceacuícolas, con 15 y las aves con 12 especies exóticas se ubicaron en el segundo y tercer lugar, respectivamente. Los individuos de ambos grupos son comprados como mascotas y, posteriormente, liberados por lo que se convierten en invasoras.
Finalmente, los reptiles y los anfibios resultaron los menos numerosos, con tres y un taxa, respectivamente, que representan 3.8 % y 1.3 % del total de vertebrados exóticos registrados en la entidad (Cuadro 1). Estas especies pueden ocasionar grandes efectos negativos, por la competencia interespecífica y la depredación sobre las especies nativas.
Las cuencas que presentaron los mayores índices de fauna exótica fueron: la cuenca del Río Bravo-San Juan, con un valor de 87.0, en segundo lugar, la cuenca Presa Falcón-Río Salado obtuvo un índice de 84.0, seguido de la cuenca Río Bravo-Sosa con 81.2 puntos. Por lo contrario, las cuencas Río Bravo-Matamoros-Reynosa, Río Bravo-Nuevo Laredo y Río San Fernando registraron valores de 78.1, 77.5 y 77.3 puntos, respectivamente (Figura 2b). Los índices de fauna exótica de las cuencas de Nuevo León están representados en colores rojos. Los tonos más intensos son las cuencas con mayor número de especies exóticas y los más tenues corresponden a valores más bajos.
El panorama es crítico para los peces, ya que de las 510 especies de agua dulce incluidas en la NOM-059-SEMARNAT-2010 (DOF, 2010), 31 % de las registradas en las cuencas estudiadas están en algún estatus de conservación, lo que responde a la presencia de especies exóticas-invasivas. La importancia relativa de los taxones introducidos es entendible, al considerar que su número en México, hasta 2004, era de 115 (Contreras et al., 2003).
El caso de los ecosistemas de agua dulce es impresionante; los lagos y los ríos son particularmente vulnerables a la introducción de especies exóticas. Estos ecosistemas albergan un elevado número de taxa endémicos (Contreras-Balderas et al., 2008). Nuevo León no es la excepción, y después de los mamíferos (49 especies), los peces ocupan el segundo lugar en cantidad de especies exóticas (15) que compiten con las nativas.
En muy poco tiempo puede provocarse una extinción por depredación o degradación de un hábitat por completo, por efecto de sobrepastoreo. Este problema se agrava por la amplitud e intensidad del proceso de movilización de especies por parte de los humanos, que no tiene precedente en la escala geológica. Las introducciones, tanto intencionales como accidentales, que ha realizado la civilización moderna son enormes. Los momentos más intensos han ocurrido, primeramente, durante el descubrimiento y la colonización de América y, el más reciente, con la globalización (Manson et al., 2009).
Índice de Fauna Endémica
En el estado se dentificaron 31 especies de vertebrados endémicos, de los cuales los peces dulceacuícolas, con 11 especies comprenden más de la tercera parte de la totalidad de endemismos (35.48 %). Este grupo sobresale debido a que muchos de ellos tienen requerimientos y características específicos de sus hábitats, lo que significa que fuera de donde habitan es casi imposible encontrarlos, pues viven aislados y restringidos a áreas muy pequeñas; la mayoría de sus poblaciones están catalogadas como en peligro de extinción (Cuadro 1).
El segundo lugar, correspondió a los reptiles, con nueve especies, lo que representa 29 % del total de las especies de vertebrados de la entidad. En tercer lugar, se ubicaron las aves y mamíferos con cuatro especies cada uno, que equivalen a 12.9 % de todos los taxones de fauna endémicas descritos para el estado; finalmente, los anfibios son los menos numerosos con tres especies, que representan 9.7 % del total de los vertebrados endémicos de Nuevo León.
Las cuencas con los índices más altos de fauna endémica fueron: Río Bravo-San Juan (73.7); Río San Fernando (65); y Sierra Madre Oriental (56.6) (Figura 2c).
En 1961, se reconocían 11 especies de peces en peligro de extinción y siete extintas en el país. Cuatro décadas después estas cifras ascendieron a 83 y 25 especies, respectivamente (Contreras et al. 2003). En consecuencia, México ocupa uno de los primeros lugares del mundo como región de alto nivel de riesgo o vulnerabilidad para los peces de agua dulce (Torres-Orozco y Pérez-Hernández, 2011). Nuevo León no es la excepción, ya que ese grupo es el más afectado en términos de pérdida de especies endémicas de su territorio.
Lazcano y Contreras (1995) citan una lista preliminar de la herpetofauna del estado, en la que relacionan 131 especies de reptiles, de las cuales 12 son endémicas; y 27 especies de anfibios, de ellas solo dos son mencionadas como endémicas para la entidad. En el presente estudio se registraron nueve reptiles y tres anfibios como endémicos.
Ceballos y Oliva (2005) consignaron 525 mamíferos para México, 161 son endémicos y para el estado de Nuevo León, 91 especies; Jiménez-Guzmán (1966) determinó 103 especies; y González y Moreno (1995) elaboraron una lista de 116 especies de mamíferos, que incluye especies exóticas e introducidas, así como cuatro endémicas (principalmente roedores y murciélagos), igual que las presentadas en este trabajo.
En el contexto de la Estrategia Nacional para la Vida Silvestre (INE, 2000), la Semarnat ha diseñado planes estratégicos para diversos grupos de flora y fauna silvestre que, no solo contemplan su conservación y manejo en las áreas protegidas, sino en todo el territorio nacional. Entre los instrumentos desarrollados por el gobierno mexicano se pueden mencionar los proyectos de recuperación de especies prioritarias conocidos como PREP, y las UMA o Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre; actualmente, la Conanp maneja los llamados programas de acción para la conservación de especies en riesgo (PACE), enfocados a la conservación de las denominadas “especies prioritarias”.
Índice de Fauna en Riesgo de Extinción
Se contabilizó un total de 124 especies de vertebrados en algún riesgo de extinción, pertenecientes a los cinco grupos estudiados; el primer lugar en diversidad correspondió a los reptiles, con 36 especies (29 %); el segundo, a las aves con 33 especies catalogadas con algún estatus (27 %); el tercer lugar a los mamíferos con 30 especies (24 %); finalmente, los peces dulceacuícolas con 18 (14 %) y los anfibios con siete (6 %) (Cuadro 1).
Las cuencas con los índices de fauna exótica más altos fueron: la cuenca del Río Bravo-San Juan, con un valor de 90.2; Presa Falcón-Río salado, con 71.5; Soto La Marina, con 71.2 puntos; las cuencas Río Bravo-Sosa, Río Tamesí y Río Bravo-Nuevo Laredo tuvieron valores de 66.2, 62.7 y 61.5 puntos, respectivamente. (Figura 2d).
En la NOM-059-SEMARNAT-de 2010 (DOF, 2010) se mencionan 221 animales en peligro de extinción. Entre ellos, destacan 43 especies de mamíferos, 72 de aves, 14 de reptiles, seis de anfibios, 70 de peces y 16 de invertebrados. Cabe señalar que la lista es un intento para aproximarse a la realidad, pues existe una revisión continua de acuerdo con un mayor y mejor conocimiento de la flora y la fauna de México (Naranjo et al., 2009).
Las 124 especies de vertebrados en algún riesgo de extinción para la entidad se explican, principalmente, por los cambios de uso de suelo que origina la fuerte fragmentación de los ecosistemas. Otro factor clave es el aprovechamiento excesivo de los recursos naturales que afecta a estas especies de manera directa e indirecta, al modificar sus hábitats (Santos y Tellería, 2006).
Por otra parte, la contaminación ambiental de los cuerpos de agua por desechos domésticos e industriales ha impactado las poblaciones de animales en gran medida. Esto ha sido registrado mediante el monitoreo de miles de poblaciones de decenas de especies de fauna silvestre, en las que se ha reconocido que en la última década las densidades de las poblaciones de las especies terrestres se han reducido 50 % en promedio, y 80 % para el caso de las acuáticas (WWF, 2016).
Índices de porcentajes positivos y negativos de las cuencas
Los índices positivos de diversidad para la fauna silvestre en las cuencas hidrográficas se estimaron mediante la confrontación del índice de riqueza de especies y el índice de fauna endémica. Las cuencas con los valores promedio más altos de índices positivos obtenidos por la media de estas dos variables fueron: la cuenca del Río Bravo-San Juan (84.15); la del Río San Fernando (75.78); y la del Río Soto la Marina (57.77) (Cuadro 2).
Clave Región Hidrológica | Nombre Región Hidrológica | ID Cuenca | Clave de Cuenca | Nombre de Cuenca | Superficie de cada Cuenca/ Región (ha) | Índice de Riqueza de fauna | Índice de Endemismos de fauna | Valor Promedio del total de Índices |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
RH24 | Bravo-Conchos | 1 | RH24A | Río Bravo-Matamoros-Reynosa | 100 159.9 | 62.7 | 23.4 | 43.01 |
2 | RH24B | Río Bravo-San Juan | 1 967 347.3 | 94.6 | 73.7 | 84.15 | ||
3 | RH24C | Río Bravo-Sosa | 374 743.1 | 73.7 | 31.9 | 52.84 | ||
4 | RH24D | Presa Falcón-R. Salado | 1 328 504.4 | 83.9 | 49.7 | 66.83 | ||
5 | RH24E | Río Bravo-Nuevo Laredo | 156 378.6 | 62.8 | 31.9 | 47.39 | ||
RH25 | San Fernando | 6 | RH25B | Río Soto La Marina | 255 413.1 | 70.0 | 45.6 | 57.77 |
7 | RH25C | Laguna Madre | 2 975.1 | 64.9 | 23.4 | 44.15 | ||
8 | RH25D | Río San Fernando | 883 886.8 | 86.5 | 65.0 | 75.78 | ||
RH26 | Pánuco | 9 | RH26B | Río Tamesí | 46 977.2 | 72.1 | 53.2 | 62.62 |
RH37 | El Salado | 10 | RH37A | Sierra Madre Oriental | 860 138.1 | 53.5 | 56.6 | 55.03 |
11 | RH37B | Matehuala | 60 484.7 | 43.2 | 51.5 | 47.37 | ||
12 | RH37C | Sierra de Rodríguez | 12 340.9 | 44.9 | 53.5 | 49.21 | ||
13 | RH37G | Presa San José-Los Pilares y otras | 26 210.0 | 46.9 | 43.6 | 45.25 | ||
14 | RH37H | Sierra Madre | 280 326.5 | 49.0 | 50.1 | 49.57 |
Al igual que los índices de diversidad de especies y ecosistemas positivos, los índices de diversidad de especies y ecosistemas negativos resultaron de la comparación de las variables siguientes: el índice de fauna en riesgo de extinción y el índice de fauna exótica. Las cuencas que presentaron los valores promedios más altos de índices negativos fueron: Río Bravo-San Juan (88.60), Presa Falcón Río Salado (77.74) Río Bravo-Sosa (73.69) (Cuadro 3).
Clave Región Hidrológica | Nombre Región Hidrológica | ID Cuenca | Clave de Cuenca | Nombre de la Cuenca | Superficie de cada Cuenca/ Región (ha) | Índice de fauna en Riesgo de Extinción | Índice de fauna Exótica-Invasora | Valor Promedio del total de Índices |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
RH24 | Bravo-Conchos | 1 | RH24A | Río Bravo-Matamoros-Reynosa | 100 159.9 | 47.0 | 78.1 | 62.57 |
2 | RH24B | Río Bravo-San Juan | 1 967 347.3 | 90.2 | 87.0 | 88.60 | ||
3 | RH24C | Río Bravo-Sosa | 374 743.1 | 66.2 | 81.2 | 73.69 | ||
4 | RH24D | Presa Falcón-R. Salado | 1 328 504.4 | 71.5 | 84.0 | 77.74 | ||
5 | RH24E | Río Bravo-Nuevo Laredo | 156 378.6 | 61.5 | 77.5 | 69.46 | ||
RH25 | San Fernando | 6 | RH25B | Río Soto La Marina | 255 413.1 | 71.2 | 44.9 | 58.08 |
7 | RH25C | Laguna Madre | 2 975.1 | 57.2 | 67.2 | 62.24 | ||
8 | RH25D | Río San Fernando | 883 886.8 | 58.0 | 77.3 | 67.64 | ||
RH26 | Pánuco | 9 | RH26B | Río Tamesí | 46 977.2 | 62.7 | 23.2 | 42.97 |
RH37 | El Salado | 10 | RH37A | Sierra Madre Oriental | 860,138.1 | 56.7 | 20.2 | 38.44 |
11 | RH37B | Matehuala | 60,484.7 | 48.0 | 16.5 | 32.27 | ||
12 | RH37C | Sierra de Rodríguez | 12,340.9 | 47.4 | 14.8 | 31.07 | ||
13 | RH37G | Presa San José-Los Pilares y otras | 26,210.0 | 45.2 | 20.8 | 32.99 | ||
14 | RH37H | Sierra Madre | 280,326.5 | 54.8 | 21.9 | 38.36 |
Comparación de Valores Positivos contra Negativos
Se contrastaron los porcentajes de valores positivos y negativos para jerarquizar las cuencas, respecto al grado de conservación de sus recursos. De ello resultó que las cuencas Río Tamesí y Sierra de Rodríguez (con valores positivos de 19.65 y 18.14), mostraron los números positivos más altos, pero al tener extensiones en Nuevo León tan restringidas (> 1 % de la extensión entre las dos, en el estado), sus valores altos no repercuten en la conservación de la fauna silvestre.
El tercer lugar fue ocupado por la cuenca de la Sierra Madre Oriental (con un valor de 16.59), y registró el mayor grado de conservación, en relación con los valores negativos que esta presenta, y representa 14 % del territorio del estado, sus valores positivos altos inciden, en gran medida, en la conservación de la fauna silvestre estatal (Cuadro 4 y Figura 3).
Clave Región Hidrológica | Nombre Región Hidrológica | ID Cuenca | Clave de Cuenca | Nombre de Cuenca | Superficie de cada Cuenca/ Región (ha) | Valores Positivos | Valores Negativos | Comparación de Valores Positivos vs Negativos |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
RH24 | Bravo-Conchos | 1 | RH24A | Río Bravo-Matamoros-Reynosa | 100 159.9 | 43.01 | 62.57 | -19.56 |
2 | RH24B | Río Bravo-San Juan | 1 967 347.3 | 84.15 | 88.60 | -4.45 | ||
3 | RH24C | Río Bravo-Sosa | 374 743.1 | 52.84 | 73.69 | -20.85 | ||
4 | RH24D | Presa Falcón-R. Salado | 1 328 504.4 | 66.83 | 77.74 | -10.91 | ||
5 | RH24E | Río Bravo-Nuevo Laredo | 156 378.6 | 47.39 | 69.46 | -22.07 | ||
RH25 | San Fernando | 6 | RH25B | Río Soto La Marina | 255 413.1 | 57.77 | 58.08 | -0.31 |
7 | RH25C | Laguna Madre | 2 975.1 | 44.15 | 62.24 | -18.08 | ||
8 | RH25D | Río San Fernando | 883 886.8 | 75.78 | 67.64 | 8.14 | ||
RH26 | Pánuco | 9 | RH26B | Río Tamesí | 46 977.2 | 62.62 | 42.97 | 19.65 |
RH37 | El Salado | 10 | RH37A | Sierra Madre Oriental | 860 138.1 | 55.03 | 38.44 | 16.59 |
11 | RH37B | Matehuala | 60 484.7 | 47.37 | 32.27 | 15.10 | ||
12 | RH37C | Sierra de Rodríguez | 12 340.9 | 49.21 | 31.07 | 18.14 | ||
13 | RH37G | Presa San José-Los Pilares y otras | 26 210.0 | 45.25 | 32.99 | 12.26 | ||
14 | RH37H | Sierra Madre | 280 326.5 | 49.57 | 38.36 | 11.22 |
A pesar de que la cuenca del Río Bravo-San Juan registró los valores de conservación más altos (84.15 de un máximo de 100 puntos), los valores negativos para su conservación son aún superiores (88.60 de un máximo de 100 puntos); por lo que tuvo valores negativos de -4.45 puntos, lo que significa que la cuenca experimenta degradación baja pero continua del recurso fauna silvestre.
Después de la confrontación de los porcentajes de valores positivos y negativos para jerarquizar las cuencas, respecto al grado de conservación de la fauna silvestre, se determinó que aquéllas con los valores negativos más altos fueron: Río Bravo-Nuevo Laredo (-22.07), Río Bravo-Sosa (-20.85) y Río Bravo-Matamoros-Reynosa (-19.56) (Cuadro 4, Figura 3).
Conclusiones
Las cuencas Río Tamesí y Sierra de Rodríguez presentan los valores positivos más altos, pero en conjunto suman menos de 1 % del total del estado, por lo que su efecto para la conservación del recurso fauna es insignificante.
La cuenca de la Sierra Madre Oriental ocupa casi 13 % del territorio estatal, le corresponde el mayor valor positivo, aunque por debajo de la cuenca del Río Bravo-San Juan que presenta los valores positivos más destacados; además es la cuenca hidrográfica más importante para la captación de agua y para la conservación de los recursos naturales (fauna silvestre) dela entidad.
La cuenca Presa Falcón-Río Salado, la Río Bravo-Sosa y la cuenca Río Bravo-Nuevo Laredo son principales en cuanto a su extensión y tienen más valores negativos que positivos, por lo que se concluye que los proyectos de recuperación de las áreas para una mayor captación de agua y conservación de los recursos naturales, deben orientarse prioritariamente, a esas cuencas.
Si se divide el estado en norte y sur, la parte norte es la sección con los valores negativos más altos, debido a la gran presencia de poblaciones humanas y, por lo tanto, con más actividades que provocan degradación tanto del hábitat como de la fauna silvestre; destacan el aumento de la frontera agropecuaria, la fragmentación, los cambios de uso de suelo, la contaminación ambiental y la sobreexplotación de los recursos, entre otras.
Estas cuencas pueden recuperar su nivel de calidad o, al menos, lograr que los atributos positivos sean mayores que los negativos, y con ello tener una mayor captación y calidad del agua y un mejor estado de conservación de los recursos.