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Revista mexicana de ciencias forestales
Print version ISSN 2007-1132
Rev. mex. de cienc. forestales vol.4 n.19 México Sep./Oct. 2013
Nota de investigación
Diagnóstico y caracterización del arbolado del bosque de San Juan de Aragón
Diagnosis and characterization of the trees of the San Juan de Aragón forest
Efraín Velasco Bautista1, Eunice Nayeli Cortés Barrera1, Antonio González Hernández1, Francisco Moreno Sánchez1 y Héctor M. Benavides Meza1
1Centro Nacional de Investigación Disciplinaria en Conservación y Mejoramiento de Ecosistemas Forestales. INIFAP. Correo-e: velasco.efrain@inifap.gob.mx
Fecha de recepción: 11 de abril de 2012;
Fecha de aceptación: 27 de mayo de 2013.
Resumen
Las ciudades son consideradas los ecosistemas más artificiales sostenidos por el hombre y se ha demostrado que en ellas se generan serios problemas ambientales. Por otra parte, la dasonomía urbana permite el estudio, manejo y mantenimiento de las especies arbóreas que se han establecido en áreas urbanas; por ello, se realizó un diagnóstico general del Bosque de San Juan de Aragón, mediante un inventario completo de su arbolado, en el que se incluyeron variables cuantitativas y cualitativas. Se contabilizaron 88 especies, de las cuales siete representan 73.67% de los árboles; la etapa de desarrollo más común corresponde a árboles maduros (58.33%), seguida por la etapa juvenil (41.18%); en cuanto a la condición de vigor, 59.95% corresponde a los individuos vigorosos y 28.72% a declinaciones incipientes, mientras que el estado físico y sanitario del tronco y copa están dominados por las categorías bueno y regular. Se registraron 5 252 ejemplares que requieren, al menos, algún tipo de poda: las de restauración y limpieza son las más necesarias. El arbolado con riesgo asociado fue de 7.9% y solo 3.14% presentó algún tipo de fauna. En general, los bosques urbanos muestran baja diversidad de especies; sin embargo, la condición general del Bosque de San Juan de Aragón se admite como buena.
Palabras clave: Áreas verdes urbanas, Bosque de San Juan de Aragón, dasonomía urbana, diagnóstico, inventario forestal, problemas ambientales.
ABSTRACT
Cities are considered the most artificial man-made ecosystems and have been shown to be the cause of serious environmental hazards. It is therefore crucial to preserve the urban green areas. On the other hand, urban forest science allows the study, management and maintenance of the tree species that have been established in the cities. For this reason, a general diagnosis of the San Juan de Aragón Forest (Bosque San Juan de Aragón, BSJA) was carried out by means of a complete inventory of its trees, in which both quantitative and qualitative variables were included. 88 species were identified, of which seven account for 73.67% of the trees. The most common stage of development of the trees is maturity (58.33%), followed by youth (41.18%). As for their vigor, 59.95% are vigorous trees, while 28.72% show an incipient decline; the physical and sanitary condition of the stem and crown are dominated by the "good" and "fair" categories. 5 252 specimens were found to require at least some type of pruning; restorative and hygienic pruning are the most needed. The proportion of trees with an associated risk was 7.9%, and only 3.14% had some type of fauna. Overall, urban forests show a low diversity of species; however, their general condition is considered to be good.
Key words: Urban green areas, San Juan de Aragón forest, urban forest science, general diagnosis, forest inventory, environmental issues.
INTRODUCCIÓN
Las ciudades constituyen un sistema social y físico, por lo tanto, su desarrollo produce cambios en el ambiente de la zona donde se establecen; asimismo, se consideran como los ecosistemas más artificiales sustentados por el hombre. En México, como en otros países, el crecimiento del área urbana carece de una planificación capaz de equilibrar los diversos aspectos de su crecimiento, lo cual origina los problemas ambientales que son padecidos dentro de las ciudades (Sarukhán, 1981; Sorensen, 1996; Carreiro et al., 2008; Santacruz, 2008).
El concepto de zonas verdes urbanas se refiere a los espacios arbolados de las ciudades, así como aquellos con arbustos y vegetación herbácea asociada, que se ubican en banquetas de calles, avenidas y camellones, y los jardines, parques y bosques remanentes que crecen en tierras baldías y abandonadas, las cuales son responsabilidad de los gobiernos municipales o delegacionales (Benavides, 1989; Kuchelmeister, 2000).
Estos bosques interactúan con el resto de los componentes bióticos y abióticos del ecosistema urbano y favorecen el aumento en la calidad de vida de la población y del ambiente citadino, pues brindan grandes beneficios ambientales y mantienen el equilibrio ecológico mejorando la calidad del aire; promoviendo alta humedad en el ambiente, induciendo que la lluvia se infiltre en los suelos; reteniendo y estabilizando la tierra, lo cual disminuye la erosión: absorbiendo gases tóxicos; reteniendo partículas de polvo suspendidas en el aire; reduciendo la contaminación por ruido; conservando fresca la ciudad; y mejorando la belleza del paisaje. Además de brindar áreas para el esparcimiento de la población; por estas razones es importante conocer las características y condiciones de las masas arboladas que componen el bosque urbano (Kuchelmeister, 2000; Tovar-Rodríguez, 2005; Carreiro et al., 2008; Suárez y Robles, 2008).
Para ello, la dasonomía urbana permite el estudio, manejo y conservación del arbolado mediante inventarios, pues facilita el reconocimiento de sus características, composición, densidad, estado físico y sanitario, a fin de determinar su situación actual, acciones necesarias de mantenimiento y, de ser posible, la elaboración de su programa de manejo (Sacksteder y Gerhold, 1979; Hitchings, 1981; Rivas-Torres, 2000).
La delegación Gustavo A. Madero se caracteriza por tener una alta densidad poblacional, donde solo 13% de su superficie es área verde y menos de 60% de su vegetación corresponde a los árboles, por ende, es una de las delegaciones con más bajos índices de vegetación. Su importancia radica en dos aspectos: es la segunda más grande del Distrito Federal y cuenta con la única superficie evaluada como suelo de conservación al norte de la ciudad (PAOT, 2010).
El Bosque de San Juan de Aragón (BSJA) es el área verde pública más importante en el norte de la Ciudad de México. Está ubicado en la delegación política Gustavo A. Madero y limita, al norte con las avenidas 412 y 510; al poniente con José Loreto Fabela y la 508, y al sur oriente con la 608. Tiene una extensión de 162.028 ha, de las cuales 70.94% son áreas arboladas o con vegetación. Su altitud promedio es de 2 240 m y una pendiente de 0 a 4%; precipitaciones anuales de 475 a 530 mm; y suelo de tipo Solonchak (GDF, 2001; SMA, 2003).
Por lo anterior, el objetivo de este trabajo fue identificar las especies presentes en el Bosque de San Juan de Aragón y realizar un diagnóstico general del arbolado, que proporcione la información necesaria para una buena gestión del bosque.
Con base en las áreas utilizadas por la Dirección del Bosque y a su Plan Maestro, se zonificó el BSJ en 14 parajes (Figura 1).
Se elaboró el inventario completo del arbolado presente en el BSJA a través del registro para cada individuo de las variables: especie (nombre científico y nombre común), altura (h), diámetro normal (DN); diámetro basal (DB); cobertura de copa (Cob), etapa de desarrollo (brinzal, juvenil, maduro, senil, muerto); condición de vigor (vigoroso, declinación: incipiente, moderada, avanzada, severa y muerto); estado sanitario de copa (ESC); y tronco (EST) afectados por plagas o enfermedades (bueno, regular, malo, pésimo, muerto), estado físico de copa (EFC) y tronco (EFT) debido a daños mecánicos y desbalances (bueno, regular, malo, pésimo, muerto); requerimiento de mantenimiento (poda, derribo, trasplante); riesgos asociados al árbol (afectación por banquetas, cableado aéreo, drenaje, mobiliario urbano); y presencia de fauna. Para el caso de la poda se consignaron seis tipos: reducción, restauración, aclareo, sanitaria, elevación y limpieza.
Las mediciones de campo se efectuaron entre octubre de 2010 y junio de 2011. Las variables dasométricas examinadas: diámetro normal (cm) y diámetro basal (cm) con cinta diamétrica, altura (m) con pistola Haga y cobertura de copa (m2) que se midió con cinta métrica en dos dimensiones perpendiculares y siempre de una línea de goteo a otra; además, se georreferenciaron todos los ejemplares (Rivas-Torres, 2000).
Se registró un total de 27 756 árboles dentro de los 14 parajes del Bosque de San Juan de Aragón (Cuadro 1).
Los árboles muertos en pie o tocones constituyen a 2.72% (755) y 97.2% (26,998) son ejemplares vivos pertenecientes a 88 especies, de las cuales 73.67% está constituido por: Casuarina equisetifolia L. (25.63%), Eucaliptus camaldulensis Dehnh. (12.26%), Cupressus lusitanica Mill. (8.92%), Schinus molle L. (8.52%), Fraxinus uhdei (Wenz.) Lingelsh. (8.15%), Cupressus sempervirens L. (5.75%) y Grevillea robusta A. Cunn. ex R. Br. (4.43%).
Esta condición se ha reproducido tanto en las áreas verdes del Distrito Federal como en otros estados del país; por ejemplo, Zamudio (2001) reconoció en la ciudad de Linares, Nuevo León, 39 taxa para 1995 y 49 para 1999. En ambos periodos la dominancia estuvo representada por Fraxinus americana L., Fraxinus uhdei, Ligustrum japonicum (Thunb.) Spach, Sapium sebiferum (L.) Roxb. y Ficus benjamina L. Suárez y Robles (2008) registraron que 52.98% de las áreas verdes urbanas del municipio de Oaxaca de Juárez estaba integrado por: Ficus benjamina, Jacaranda mimosifolia, Ficus retusa L., Cnidoscolus chamayamansa McVaugh, Populus tremuloides Michx. y Casuarina equisitefolia. Ese mismo año, Santacruz (2008) determinó que en el conjunto formado por la Plaza de la Constitución y la Plaza Xicohténcatl, en el centro de la ciudad de Tlaxcala, 84.1% de la población arbórea analizada pertenecía a tres especies: Ligustrum lucidum, Fraxinus uhdei y Ficus retusa. En las áreas verdes del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, existen 47 especies arbóreas y arbustivas, de las que 60.8% está conformado por Ficus microcarpa L. f. y Jacaranda mimosifolia. Chacalo y Arriaga (2011) identificaron 93 taxa en las áreas verdes de la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco; de ellas, 61.2% corresponde a: Jacaranda mimosifolia, Fraxinus uhdei, Ficus retusa, Erythrina americana Mill, Ficus benjamina, Eucalyptus camaldulensis, Thuja occidentalis L. y Ligustrum lucidum W. T. Aiton. A partir de las revisiones anteriores, es evidente que las áreas verdes urbanas tienen una diversidad florística pobre, lo cual significa un riesgo potencial ante el ataque de plagas y enfermedades, pues se ha recomendado que ninguna especie esté presente por encima del 5% del total de las especies.
La etapa de desarrollo más abundante corresponde a árboles maduros (58.36%), seguida de la juvenil (41.18%). En cuanto a la condición de vigor, 59.95% del arbolado se ubica en la categoría de vigoroso, 28.72% en declinante incipiente, 7.12% en declinante moderado y 4.12% muestra una condición declinante avanzada o severa. En la Figura 2 se observa la condición física y sanitaria tanto de tronco como de copa, donde las condiciones dominantes son regular: EFT 46.08%, EFC 63.5%, y buena: EST 80.95, ESC 74.32.
Del total de árboles, 93.18% (25 860) demanda algún tipo de mantenimiento, de ellos, 78.38% requiere poda, 20.31% debe ser derribado y, por último, 1.30% que requiere trasplante. Respecto a la poda, se asignaron dos características: 1) poda por mantenimiento, y 2) poda necesaria por indicar alto riesgo: 35.03% y 64.97%, respectivamente. Las cifras con base en el tipo de poda, para la cual se consideraron dos o más por árbol, se muestran en la Figura 3.
De la misma forma, 7.9% del arbolado expresa algún riesgo asociado a cables de luz, rejas, banquetas y construcciones como bardas o jardineras, que interfieren con mayor frecuencia en el crecimiento de los árboles (Cuadro 2).
Se observó fauna asociada en 3.14% del arbolado, mediante la observación de nidos, madrigueras, hormigueros, panales, refugios de lagartijas y árboles que se usan como percha (Figura 4). Del total de estos ejemplares, 1.58% corresponde a árboles muertos.
Las características dasométricas generales del arbolado vivo se resumen en el Cuadro 3.
Maass (2007) y Carreiro et al. (2008) señalan que en los últimos 100 años han ocurrido cambios importantes en la sociedad humana, como la introducción de especies vegetales urbanas utilizadas para ornato y que, además, cumplen funciones de regulación ambiental, atenuación de ruidos, depuración del aire, aportación de humedad y sombra, entre otras (Iguiñiz-Agesta, 2008). En general, no existen datos referentes a dónde, cuándo y cómo llegaron las plantas a cada ciudad, pues después del proceso de urbanización, la vegetación original subsiste como remanentes aislados en parques, aceras, camellones, terrenos baldíos y vías férreas (Rapoport et al., 1983).
En las áreas verdes urbanas se encuentra una gran diversidad de especies; sin embargo, dominan solo unas cuantas, pertenecientes, en general a los géneros Ficus, Jacaranda, Fraxinus, Casuarina y Ligustrum, comúnmente de origen exótico. Alanís-Flores et al. (2004). Alvarado-Vázquez et al. (2004) mencionan que la falta de información, el crecimiento lento, los costos elevados y la dificultad para conseguir las especies nativas son algunos motivos por los cuales se prefieren especies exóticas.
Los resultados del estudio aquí descrito indican que 99% del arbolado corresponde a ejemplares maduros y juveniles con un vigor entre vigoroso y declinación incipiente; un estado físico y sanitario de tronco y copa entre bueno y regular, y menos de 10% con algún riesgo asociado.
El tipo de mantenimiento requerido en mayor medida en el bosque es la poda de restauración y limpieza, circunstancia similar a la de otras áreas verdes como las del municipio de Oaxaca de Juárez, Oaxaca; el Parque Nacional Xicohténcatl, Tlaxcala; la ciudad de Linares, N L y la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (Zamudio, 2001; Santacruz, 2008; Suárez y Robles, 2008).
Las áreas verdes urbanas no cuentan con un mantenimiento uniforme y un programa de vigilancia adecuado. No obstante, mantener el arbolado en buenas condiciones es indispensable a fin de evitar daños a otros árboles, a la infraestructura e incluso a la vida humana (Rivas-Torres, 2001; Fischesser, 2009).
En el Bosque de San Juan de Aragón existe una gran diversidad de especies; sin embargo, 73.67% de la población está representada por sólo siete de ellas, característica que lo hace propenso al ataque de plagas y enfermedades. Las etapas de desarrollo más frecuentes son árboles maduros y juveniles con estado físico y sanitario bueno o regular en tronco y copa. El principal requerimiento de manejo son las podas, en especial las de restauración y limpieza. En menos de 10% de los árboles en pie se observan signos de la presencia de fauna, y de daños que ponen en riesgo su permanencia. Por lo tanto, la condición del arbolado del bosque es buena.
La integración de estos datos a un Sistema de Información Geográfica (SIG) permitirá conocer la ubicación de cada árbol (Zamudio, 2001).
REFERENCIAS
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