El cultivo de ajo Allium sativum (Liliales: Liliaceae) es una hortaliza de gran importancia económica en México, con una producción de 59 014 84 toneladas durante el año 2013, producidas principalmente en los estados de Zacatecas, Guanajuato, Sonora, Baja California, y Aguascalientes (SAGARPA-SIAP, 2014) . En este cultivo los problemas con plagas son escasos, pero deben atenderse oportunamente para evitar reducciones en la calidad y cantidad de ajo cosechado, dentro de las plagas asociadas a este cultivo destaca el nematodo de los bulbos Ditylenchus dipsaci (Tylenchida: Anguinidae), especie más común y de mayor importancia económica en la agricultura por los daños y pérdidas que ocasiona (Cepeda, 1996; Doucet y De Doucet, 1997).
El nematodo D. dipsaci es uno de los parásitos de plantas más devastadores y ampliamente distribuido, principalmente en las zonas templadas; motivo por el cual es de gran importancia económica a nivel mundial y se encuentra en la lista de organismos cuarentenados de muchos países (APPS, 2011; SENASICA, 2013), en el caso de México la mayor incidencia de este nematodo se encuentra en las principales regiones productoras de ajo y cebolla de los estados de Guanajuato, Aguascalientes, Puebla y Veracruz (SENASICA, 2013).
Los hábitos ecto y endoparásitos migratorios de este nematodo aumentan su rango de plantas hospederas, atacando partes aéreas, bulbos y tubérculos de plantas (Greco et al., 1991) en 450-500 hospederos conocidos, encontrándose especies de importancia como el ajo, cebolla, zanahoria, frijol, avena, cebada, centeno, maíz, trigo, papa, fresa, betabel, gladiolas, y pinos donde se encuentra Dendroctonus sp., entre otros (Cepeda, 1996; Bohm y Apablaza, 2005; SENASICA, 2013).
Este organismo se alimenta en los tejidos parenquimatosos en tallos y bulbos, inyectando en los tejidos enzimas que disuelven la lámina media del parénquima, provocando deformación en tejidos del bulbo, distorsión de tallos, pecíolos, hojas y semillas y deformación en tejidos foliares que forman pequeñas y grandes cavidades llenas de nematodos, ocasionando raquitismo por grandes pérdidas de almidones y de otros compuestos (Potter y Olthof, 1993; Cepeda, 1996; Perry y Wright, 1998). Los daños ocasionados por el nematodo en el cultivo y el aumento del área de diseminación han convertido a este patógeno en un grave problema en zonas donde se ha cultivado ajo y principalmente en el uso de semilla (dientes/bulbillos) infestada, que sin duda desempeña una función importante en la diseminación del nematodo. A ello agregamos la capacidad de este organismo de entrar en anhidrobiosis, lo cual le permite sobrevivir bajo condiciones adversas de humedad y permanecer viable por muchos años en semillas infestadas y residuos de plantas (Guerrero, 2011; SENASICA, 2013).
Las poblaciones de D. dipsaci son de gran importancia para iniciar medidas preventivas. Se considera que 20 nematodos por 100 gramos de suelo, pueden producir daños considerables a las plantas. Todas las variedades de ajo que se cultivan en México son susceptibles a este patógeno, por lo cual, la forma de controlarlo es el uso de semilla libre del problema, o bien tratamiento de semilla y aplicaciones de nematicidas al suelo infestado (Guerrero, 2011).
La acción de control más socorrida es la aplicación de nematicidas químicos; sin embargo, el costo, la residualidad y fitotoxicidad de los nematicidas para el cultivo, limitan su aplicación, por lo que es imprescindible buscar alternativas para combatir nematodos fitopatógenos, que afectan considerablemente la producción. Ante esto, el control biológico con microorganismos y a partir de extractos vegetales se presentan como una alternativa muy prometedora, por lo cual se han formulado nematicidas de uso comercial a partir de microorganismos, vegetales y otros componentes que tienen la capacidad de regular poblaciones de nematodos.
Un ejemplo de ello son: el Nematrol PLUS; nematicida orgánico compuesto de quitosán (Poli-D-glucosamina) y se comparó con BIOXER 1 000; desinfectante orgánico de suelos, a base de diversos componentes orgánicos como fermentos de Larrea tridentata, fermentos de manzana, fermento de Lactobacillus, algas marinas, extractos acuosos de neem y crisantemo. Por lo anterior, el objetivo de esta investigación fue evaluar la actividad nematicida de dos productos orgánicos sobre el nematodo D. dipsaci, bajo condiciones de laboratorio.
La investigación inició en febrero-marzo de 2014 en el campo Agrícola Experimental “El Bajío” en la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN) en un cultivo de ajo, Var. Tacuascaro, ya establecido; donde se llevó a cabo un muestreo en forma dirigida hacia plantas de ajo, en manchones de plantas con síntomas por ataque de nematodos (reducción de tamaño, amarillamiento iniciando en la base de la planta y desprendimiento del tejido del bulbo y sistema radical muy reducido). Se colectaron sistemáticamente 25 submuestras de suelo en un perfil de 0-30 cm, las cuales se mezclaron para obtener una mezcla homogénea (4 kg) y se trasladó al laboratorio de Nematología, para obtener los nematodos mediante el método de embudo de Baerman (Cepeda, 1995). Después de 24 h de ser colocado el embudo de Baerman se procedió a realizar un conteo de la población inicial de nematodos e inmediatamente se regresaron al embudo de Baerman. A continuación se colocaron los tratamientos a evaluar directamente en el embudo. Se establecieron en total cinco tratamientos completamente al azar con cuatro repeticiones, quedando de la siguiente manera:
*400 L agua, recomendación de campo; ** 200 mL agua, base tratamiento en laboratorio; & Nematrol PLUS; ç BIOXER1 000.
La evaluación de la mortalidad se llevó a cabo a las siguientes 24 h de la aplicación de los tratamientos, para lo cual se realizó el conteo de la población final (contabilizando los vivos) y se obtuvo la mortalidad mediante la diferencia entre población inicial-población final y se analizó mediante un ANVA con separación de medias de Tukey (α= 0.05), usando el software estadístico SAS 9.0 (SAS, Institute, 2002).
En el Cuadro 2, se presenta la población al inicio de la investigación y la población final encontrada 24 después de la aplicación de los tratamientos para el control de D. dipsaci obtenidos de suelo de un cultivo de ajo con síntomas de daño. En éste se puede observar una reducción significativa de la población del nematodo, por efecto de la aplicación de los tratamientos, mientras que en el tratamiento testigo, se mantuvo la población muy similar, con una reducción en un rango de 1.0-3.75% de mortalidad.
El Cuadro 3, muestra la mortalidad de D. dipsaci, en el cual se aprecia la actividad nematicida de los productos comerciales a diferentes dosis; donde se aprecia que los productos a base de quitosán y componentes orgánicos, tienen un control eficiente de la población de nematodos.
Entre los tratamientos de prueba (1-4), para el control de D. dipsaci no se encontraron diferencias significativas, con un control que fluctuó entre 86.8 y 97.5%, y para el testigo se encontró una mortalidad significativamente menor, con una supervivencia promedio de 97.6 % (Cuadro 3). De estos tratamientos se observó un mayor control con el quitosán a una dosis de 2 mL (4 L ha-1) con 97.5% y el producto a base de componentes orgánicos a una dosis de 10 mL (20 L ha-1) con un control promedio de 97.3% (gl= 7,19; F= 162.06; p< 0.0001).
En la literatura no se menciona el efecto de este producto a base de quitosan para el control de D . dipsaci (SENASICA, 2013); además de que este producto no está indicado para el manejo de este organismo, lo que brinda una nueva opción para el control de este nematodo con una alta efectividad, de igual forma que el producto a base de componentes orgánicos, aunque este si está registrado para prevenir los daños causados por este nematodo, lo que se corrobora este estudio.
Conclusiones
El nematodo D. dipsaci puede llegar a ser un problema grave en el cultivo de ajo y es de gran importancia realizar un análisis de suelo para esta especie, así como llevar a cabo un control total antes de la plantación y utilizar productos alternativos a los fumigantes convencionales del suelo, como son productos a base quitosán y componentes orgánicos, que pueden ser probados en cualquier tipo de agricultura, por sus características de tipo orgánico-biológico, además de no ser contaminantes para el medio ambiente.