En las ciencias sociales el estudio de los llamados movimientos sociales es un fenómeno de estudio relativamente nuevo, problemática que se asocia con la emergencia de la sociedad industrial a finales del siglo XIX y que llega hasta nuestro presente. Para la historia es un objeto de estudio aún más novel, el cual, eso sí, en los últimos tiempos ha venido cobrando relevancia, prueba de ello es la obra que aquí reseñamos. Los movimientos sociales, generalmente han sido caracterizados como actores políticos que no necesariamente pretenden obtener el poder. Su objetivo principal ha sido defender un discurso y una praxis tendiente a obtener mejores condiciones de vida: regularización de la tierra y la vivienda, implementación y mejoras de los servicios básicos, mejores condiciones salariales, etcétera. Así lo propone Michel Foucault en una pequeña alusión del tema que hace en Microfísica del poder. Más allá del bien y del mal, en la década de los setenta del siglo pasado. Igualmente, pero bajo otras perspectivas teóricas tanto Manuel Castells como Alain Touraine, sugieren esta misma condición de los movimientos sociales en general y de los movimientos sociales urbanos en particular.1 El caso que Homero Avilés expone, no se aparta de esa tesitura.
En la obra Un camino a la utopía desde Baja California Sur. Historia del Grupo Acción Popular en la década de 1970, en una edición perfectamente cuidada auspiciada por el Instituto Sudcaliforniano de Cultura, más que reconstruir la historia de la agrupación Grupo Acción Popular (GAP), el autor propone la reconstrucción de ciertas movilizaciones sociales a las cuales se les pueden considerar movimientos sociales en Baja California Sur en la década de los setenta y ochenta de la centuria pasada. Movimientos alrededor de los cuales, ciertos sectores de la ciudadanía se organizaron para demandar más y mejores servicios urbanos, mejores condiciones salariales, mayor inversión en el campo y un espacio mayor de discusión de los asuntos públicos en la entidad. En donde, sólo al final de la vida de estas organizaciones, algunos de sus integrantes más conspicuos dieron el salto a la vida política partidaria, primero a través del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), posteriormente a través del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y, eventualmente, formando parte del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Más que una historia formal del surgimiento, los ideales, los propósitos, los documentos fundadores o las historias personales de los fundadores del GAP; el libro es un recorrido por las principales movilizaciones sociales acaecidas en La Paz luego del fin del Desarrollo Estabilizador, y después de la implementación de fallidos proyectos urbano-turísticos que provocaron, en todo el país, una inmigración masiva del campo a las ciudades durante los sexenios de Luis Echeverría Álvarez (1970-1976) y de José López Portillo (1976-1982).
En un período de transición en que Baja California Sur experimentaba el proceso de transición de su estatus político, de territorio federal ha estado libre y soberano de la federación (1974), y en una década en que primero el territorio y luego el estado experimentó fenómenos demográficos sin precedentes en su historia, es donde podemos ubicar el marco temporal y espacial en que se encuadra esta investigación. Así, como es de suponerse, las principales ciudades sudcalifornianas, La Paz y Ciudad Constitución, también comenzaron a experimentar dinámicas sociales sin precedentes pues en unos pocos años la media península —como la llama el autor— pasó de ser principalmente rural a eminentemente urbana, (pp. 130-131) y dichas ciudades fueron las que recibieron el mayor lujo de inmigrantes.
La investigación guarda además relación con un proceso nacional de finales de los sesenta y las dos décadas posteriores, en que el país, demográficamente hablando, cambió radicalmente, en un fenómeno poblacional en donde el grueso de la población se concentró en las ciudades. Es decir, el caso de Baja California Sur es un espejo, a nivel micro, de dinámicas sociales que se presentaron en toda la República en donde la emergencia de la clase media y su combatividad provocó algunos de los movimientos sociales que más impacto tuvieron en la realidad política nacional, de los cuales el más significativo fue el movimiento estudiantil de 1968.
Otro aspecto importante del estudio de Avilés, es no dar por hecho ciertos aspectos del contexto tanto nacional como internacional que incidieron fuertemente en la sociedad sudcaliforniana y que propiciaron su organización. En el plano internacional, la inversión turística y el establecimiento de un corredor fronterizo en donde diversas empresas —sobre todo de capital estadounidense— comenzaron a establecer maquiladoras (debido a los bajos salarios que debían pagar y a que la carga fiscal que debían solventar en nuestro país era menor que en sus países de origen), provocó que en algunas de estas se suscitaran desacuerdos laborales y los trabajadores se organizaran en sindicatos, estableciendo con ello una dinámica política, económica y social que, salvo la participación en la oficialidad del priismo y del sindicalismo de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), nunca antes se había experimentado. Aunado a estos factores que provocaban la organización social y el papel activo de estudiantes universitarios, maestros normalistas y líderes campesinos y sindicales, se adherían factores económicos como la crisis del petróleo de 1973, así como las crisis económicas nacionales de 1976 y 1982.
Así, el contexto político en el cual el discurso gastado de la Revolución iba perdiendo impulso por los altos índices de corrupción y por las crisis económicas recurrentes, venía a convertirse en el caldo de cultivo, dentro de la sociedad paceña, en que surge y se desarrolla el GAP, organización de matriz trotskista que desde su creación —en el verano de 1973— se desmarcó de la acción armada guerrillera de la ultra-izquierda que en el mismo período se popularizó en nuestro país, organización que, teniendo como núcleo la ciudad de La Paz, aglutinó a sindicatos, organizaciones de colonos, maestros y estudiantes, y que finalmente derivó en una partido político en 1980, el PRT.
El trabajo de Avilés es resultado de la investigación realizada para obtener el grado de maestro en historia moderna y contemporánea por el Instituto de Investigaciones “Dr. José María Luis Mora” en el año de 2007, es por ello que el libro que se reseña aquí, guarda todavía una estructura propia de un trabajo de ese tipo. Dividido en tres capítulos, el trabajo está prologado por Tito Fernando Piñeda Verdugo, abre con un apartado introductorio y finaliza con un apartado a manera de conclusión.
En la introducción, el autor plantea que la intención del trabajo es hacer “una interpretación histórica de la década de los 70 y de los movimientos sociales en la ciudad de La Paz” (p. 20), aduciendo que todos esos “movimientos sociales fueron encabezados y dirigidos desde la izquierda por el Grupo Acción Popular” (p. 20).
El contexto nacional e internacional en el cual llegó a desarrollarse el GAP es de suma relevancia para Homero Avilés quien le dedica dos capítulos a este aspecto de la investigación en donde, a mi parecer, pierde un poco de vista su objeto de estudio. El capítulo i, intitulado “Baja California Sur en 1970”, está dividido en cinco apartados los cuales tienen por objetivo primero, definir teóricamente qué es lo que en el trabajo se entenderá por movimiento social urbano, entendiéndolo como un fenómeno que “surge en condiciones de conflicto y se convierte en un desafío a la autoridad o al poder a través de una acción colectiva no institucionalizada para promover o provocar cambios” (p. 26), para posteriormente hurgar en la existencia de agrupaciones sociales que antecedieron al GAP. Así, coloca al Frente de Unificación Sudcaliforniano (FUS) de 1945 y al movimiento Loreto 70 —que proponía impulsar la conversión de territorio federal en estado bajo el principio de gobierno civil, nativo y con arraigo— como los probables movimientos sociales primigenios en la entidad. Finalmente, el capítulo presenta el panorama sociopolítico de la ciudad de La Paz en la década de los setenta.
El capítulo II, “La estructura del Estado se pone a prueba”, propone una visión, aunque sintética, bien estructurada del sistema político mexicano, del presidencialismo, del partido de Estado y del corporativismo característico de aquella época. En un segundo momento en este capítulo, se analizan los aspectos económicos, políticos y sociales tanto nacionales como internacionales que, según el autor, brindan las condiciones de posibilidad para que en la mayoría de las ciudades del país surjan los llamados Movimientos Urbano Populares (MUP) en los veinte años que transcurren entre 1as décadas de 1970 y 1980 (p. 120). En este sentido, se explican y analizan, tanto el surgimiento como la extinción de ciertas expresiones de este tipo, tales como el Consejo General de Colonias Populares de Acapulco, el Comité de Defensa Popular “General Francisco Villa” de Durango, la muy estudiada Unión de Colonias Populares del Valle de México y la Coordinadora Nacional del Movimiento Urbano Popular. En la parte final del capítulo, la obra se centra en el análisis de esas mismas condiciones económicas, sociales y políticas pero a nivel puramente local, específicamente en los años setenta sudcalifornianos y en la organización de ciudadanos en torno a problemas relacionados con el campo, el sindicalismo magisterial y la importancia de la casa de estudiantes en la ciudad de México llamada “Asociación de Estudiantes Sudcalifornianos en México”, en la cual se prepararon algunos de los cuadros que terminarían conformando el GAP.
“El Grupo Acción Popular y su labor organizativa en la sociedad paceña” es el título del tercer y último capítulo de la obra, en el cual finalmente se analiza al GAP y la influencia que tuvo este grupo en los habitantes de La Paz. Si bien los anteriores dos capítulos siempre están relacionando acontecimientos y movimientos sociales con la participación y acciones del GAP, es hasta esta parte de la investigación en que el autor centra su análisis únicamente en dicha organización. Es aquí donde se observa y analiza el proceso de formación del GAP, se describe quiénes fueron sus primeros integrantes y se explica cuál fue su órgano de difusión. En un segundo momento se explican las etapas por las cuales transcurrió la vida de dicha agrupación: primero como organización independiente, luego como miembro del Grupo Comunista Internacionalista (cgi) y finalmente su proceso de institucionalización al transformarse en el PRT en Baja California Sur. También se puede observar en esta parte del libro las intervenciones más importantes que como grupo tuvieron en la organización, ayuda y capacitación de organizaciones de colonos y sindicatos como el Sindicato 26 de Julio de la empresa “Confecciones de La Paz”.
En la conclusión del trabajo, el autor reflexiona sobre las repercusiones que a largo plazo el GAP tuvo en la sociedad sudcaliforniana y sobre el cómo los movimientos sociales de la entidad llegaron a tener ciertos logros frente a las autoridades tanto locales como federales.
La obra en general representa un acercamiento hacia un objeto de estudio poco estudiado en la investigación histórica como lo son los movimientos sociales en el siglo XX, por ello, resulta relevante el estudio que Homero Avilés presenta, pues este se sustenta en un buen aparato crítico conformado por fuentes bibliográficas, hemerográficas, de archivo e información de fuentes orales. En este sentido, la investigación de Avilés también es un ejemplo valioso de interdisciplinariedad, pues en ella podemos observar la implementación de métodos propios de la sociología, como el uso e interpretación de estadísticas y de la antropología, a través de la utilización de testimonios orales obtenidos en entrevistas realizadas por el autor a los principales actores de la propia historia que nos cuenta.