El título mismo de la obra sintetiza y sirve de pretexto para calificar una actividad político-militar de corte subversivo, que a raíz de condiciones tanto internas como externas, cobró relevancia para el actuar político de personajes y sectores sociales que hicieron suya y pusieron en práctica una visión del mundo que pretendía hacer política con las armas en la mano. El virus rojo de la revolución, en las épocas de las que se ocupa el libro, fue una especie de enfermedad que saturó las conciencias y los espíritus de cientos de personas en nuestro país; la investigación que nos presenta el autor Lucio Rangel, no sólo relata la historia, la mayoría de las veces trágica, inválida y putrefacta de aquellos que desafiaron el autoritarismo presidencialista mexicano, sino que coloca en su justa dimensión, con nombres y apellidos -incluso con fotografías-, a los actores principales, participantes y militantes de las diferentes organizaciones guerrilleras que dieron forma a la Liga Comunista 23 de Septiembre.
El conocimiento de que en algún momento de nuestra historia existió una organización guerrillera llamada Liga Comunista 23 de Septiembre es casi generalizado entre los estudiosos de las ciencias sociales en general y de los movimientos sociales en particular, sin embargo, varios de los estudios que han abordado el tema, quizás por carencias metodológicas o, principalmente, documentales, nos han legado visiones parciales de la liga, visiones plagadas de incertidumbre sobre lo que fue y lo que no fue, sobre lo que hizo o dejó de hacer. El tema de la guerrilla urbana es recurrente en literatura sobre movimientos sociales, la liga se menciona aquí y allá, en un libro o en otro, luego nos enteramos de que algunos políticos de izquierda actuales participaron activamente en dicha organización, pero no mucho más. Lo que nos encontramos en esta obra es un estudio pormenorizado de la estructuración y funcionamiento de la federación de grupos guerrilleros autonombrada Liga Comunista 23 de Septiembre, en el período que va de 1973 a 1981. Encontramos también delimitaciones geográficas de sus espacios de influencia y de las poblaciones en donde mayor presencia e impacto tuvo. Es un estudio integral, que fuera de mostrar que la organización fue una maquinaría cohesionada, homogénea y bien estructurada, en realidad siempre fue víctima de dificultades y divisiones internas no sólo logísticas sino principalmente políticas e ideológicas, las cuales fueron aprovechadas por los servicios de inteligencia mexicanos en su total desarticulación.
La obra nos relata, desde la historia por todos conocida de su origen mítico, es decir, el frustrado asalto al cuartel militar de Ciudad Madera, Chihuahua, el 23 de septiembre de 1965 -fecha simbólica de la cual toma su nombre- hasta su origen histórico, en diciembre de 1970, con la escisión al interior del Partido Comunista Mexicano (pcm) de un grupo llamado Los procesos, al considerar que la vía para "derrocar al gobierno y a sus instituciones vigentes" era la insurrección armada y la lucha clandestina afuera de los cauces institucionales. Los procesos, liderados por Arturo Ignacio Salas Obregón, dirigente histórico de la Liga, fue la primera organización que ideó una estrategia aglutinadora de grupos insurreccionales que proliferaron por toda la república, posterior a la represión del movimiento estudiantil de 1968 y del llamado halconazo en 1971. La historia menos conocida es la que develan las páginas de esta obra, se trata de la conformación de los comités político-militares en Sinaloa, Nuevo León, Chihuahua, Sonora, Guerrero, Oaxaca, Distrito Federal, Jalisco, haciendo una descripción detallada de su estructura organizacional, del actuar de sus integrantes y líderes, del bagaje teórico-ideológico que manejaban, de sus acciones, de sus innumerables tropiezos y de las actividades tanto pacíficas -fundamentalmente de propaganda y de adoctrinamiento político- como violentas -secuestros, robos, denominados por ellos mismo como "expropiaciones", de los que obtenían tanto el dinero para financiarse como armamento- que en aras de conseguir su objetivo fueron realizadas por esta agrupación. Es un estudio general que además documenta de forma sistemática las estrategias de inteligencia llevadas a cabo por el Estado en la lucha contra los grupos urbanos guerrilleros, nos encontramos con un relato frío pero certero de la "guerra sucia" en México: desapariciones, ejecuciones, detenciones arbitrarias, confesiones obtenidas bajo tortura y el desprecio total de los derechos humanos fundamentales de algunas de estas personas que fueron detenidas al auspicio de las instituciones supuestamente democráticas de nuestro país.
Existe atrás de esta obra un exhaustivo proceso de documentación de primera mano en materiales depositados en el Archivo General de la Nación (AGN) y otros repositorios, a ello ha contribuido la relativamente reciente desclasificación de los archivos de la extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS), en el año de 2002, como una de las acciones que la administración foxista puso en práctica para que la fallida Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP) emitiera juicios sobre quienes resultaran responsables por actos criminales durante la "guerra sucia".
La DFS fue una agencia del gobierno que tenía actividades de inteligencia y fungió como policía política durante el período relatado, dicha organización gubernamental se encargó de desarticular posibles movimientos subversivos y, valiéndose de estrategias al margen de la ley y de los derechos humanos, constituyó una pieza central para ejercer la represión de que ciertos grupos sociales fueron víctima durante las décadas de los setenta y ochenta del siglo pasado.
En cuanto a cuestiones teóricas, la propuesta del autor aclara confusiones en lo que concierne a la conceptualización de este tipo de movimientos sociales. Por ejemplo, al hablar de "organizaciones de izquierda revolucionaria guerrillera", como usualmente se ha tratado el tema, cambia la orientación conceptual para tratar de delimitar perfectamente el objeto de estudio y lo denomina como "movimiento armado socialista en México". Con ello, nos arroja varias hipótesis sobre el origen y la configuración de este movimiento en México, entre otras cosas señala como sus detonantes:
la dureza del Estado mexicano en cuanto a la imposibilidad de la mínima expresión de disidencia; la represión de movimientos sociales, sindicales y estudiantiles durante los sesenta y principio de los setenta y, la influencia de la revolución cubana y los movimientos de liberación nacional alrededor del planeta.
Pero el estudio no sólo se encuadra en el análisis de la realidad histórica de nuestro país en esas décadas y de la liga como tal, sino que contextualiza a esta organización en el panorama internacional, sobre todo en lo correspondiente al papel que jugó el anticomunismo de Estados Unidos de América y sus políticas de seguridad nacional en la conformación de dichas agrupaciones, todo ello enmarcado en las dinámicas mundiales que la guerra fría suscitó.
Como resultado de su tesis doctoral en historia es que Lucio Rangel Hernández nos presenta esta obra, la cual, por ello mismo, se presenta con una estructura propia de una disertación académica de este estilo. Se divide en tres capítulos, antecedidos por una introducción y sucedidos por un apartado de conclusiones.
En el capítulo I, se analiza el proceso tanto de lucha como ideológico, en sus distintas etapas, del triunfo de la Revolución cubana y del cómo fue que éste influyó en el surgimiento de movimientos armados socialistas en América Latina. También describe las medidas coercitivas que a través de la Agencia Central de Inteligencia (CIA por sus siglas en inglés), Estados Unidos de América introdujo en todo el subcontinente americano como consecuencia del acercamiento cubano con la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS) y la lucha, iniciada por el presidente John F. Kennedy, en el combate y control del avance del comunismo mundial. Luego acude a definir y caracterizar el sistema político mexicano para con ello analizar el proceso de distanciamiento y de pretensiones de autonomía de algunos sindicatos con respecto al gobierno y de cómo fueron disueltos, conflictos caracterizados por los movimientos ferrocarrilero y magisterial. Finalmente, analiza los factores que dieron cuerpo al surgimiento de la guerrilla rural en los estados de Chihuahua y Guerrero, para terminar con la descripción del movimiento estudiantil de 1968 y de su impronta en el origen de la guerrilla urbana de la cual la liga fue su expresión más acabada.
El capítulo II, el más extenso, es en el que el autor trata de sistematizar un caudal de información contenida en expedientes de la dfs, en la prensa de la época, en tesis de grado y pregrado, así como en bibliografía especializada. A través de dicha información, se va articulando un relato que describe y analiza el origen, consolidación y posterior extinción de la liga. El discurso, sin embargo, se torna en ocasiones confuso y repetitivo. Situación provocada por la gran cantidad de nombres y de información sobre formaciones guerrilleras en distintas partes del país; nombres de militantes y de los -a veces innumerables- seudónimos que utilizaban por seguridad y logística los integrantes de estos grupos. A pesar de ello, el capítulo cumple en términos generales con su objetivo de análisis pormenorizado de todas y cada una de las acciones de la organización guerrillera y de la participación de sus integrantes.
El capítulo III, finalmente, desentraña las estrategias estaduales de contención de la guerrilla urbana. Da cuenta de la creación de cuerpos policiacos especiales como la "brigada blanca", creada ex profeso para eliminar a la liga. Este capítulo además nos muestra, aunque de forma breve, cómo el sistema político mexicano mantenía, por un lado, un discurso internacional de apoyo a los movimientos nacionalistas y revolucionarios y, por otro, al interior del país, materializaba una férrea lucha contra grupos similares.
En la conclusión de la obra que ahora reseñamos, resulta relevante la caracterización y el entendimiento de que la guerrilla urbana en México estuvo constituida por organizaciones fundamentalmente conformadas por individuos de la clase media, la mayoría de ellos estudiantes universitarios y normalistas, integradas por elites políticas y sociales desprovistas, sin embargo, de una base de masas, las cuales, casi desde el inicio de su conformación, pretendieron el establecimiento de un sistema socialista, influenciadas más por las experiencias chinas y vietnamitas de guerra popular prolongada y de guerra civil revolucionaria de matriz leninista que por el foquismo castro-guevarista.
Finalmente, el estudio da pie a que se realicen más trabajos con una perspectiva histórica sobre la Liga Comunista 23 de Septiembre, entendida como un movimiento social y abre aristas a explotar, por ejemplo, aquella que se desprendería de un análisis del discurso sobre la evolución política, intelectual e ideológica que, a través de su órgano de difusión el periódico Madera, experimentaron sus distintos líderes y que en mayor o menor medida modificaron la estructura de la propia organización a través de su período de existencia.