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Tzintzun. Revista de estudios históricos

On-line version ISSN 2007-963XPrint version ISSN 1870-719X

Tzintzun. Rev. estud. históricos  n.60 Michoacán Jul./Dec. 2014

 

Reseñas

 

Mateo del Pino, Ángeles, Ángeles Maraqueros. Trazos neobarroc-s-ch-os en las poéticas latinoamericanas

 

Guadalupe Sánchez Álvarez

 

Buenos Aires, Ediciones Kata-tay, 2013, 464 pp.

 

Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

 

 

Ángeles Maraqueros. Trazos neobarroc-s-ch-os en las poéticas latinoamericanas se titula el libro de ensayos recientemente editado por Ángeles Mateo del Pino. Título singular como singular su edición, ya que en pleno siglo XXI rememora el barroco, estilo arquitectónico rebasado por la modernidad hace ya más de dos siglos. Los enunciados, textual y gráficamente ángeles maraqueros, son los responsables de situarnos ipso facto en un tiempo, al parecer ya desentrañado por los historiadores, y en un espacio específico: América Latina. Se debe a que en todos sus tipos y rangos, los ángeles han estado presentes en las diversas áreas del quehacer humano, y en casi todas las edades y latitudes del mundo. Desde tiempos bíblicos los ángeles músicos han sido una, llamémosle, "casta" específica del género ángeles, empero, los ángeles maraqueros sólo pudieron existir en un tiempo-espacio específico, y fue en la arquitectura donde primero se manifestaron. Ser maraqueros los convierte en un tipo de ángeles aparte, bastardos acaso por no pertenecen a la genealogía divina, pero siendo optimistas, pensemos que fueron afortunados de nacer para tocar las maracas. Ese detalle les reivindica de algún modo con "los otros ángeles", que suelen situarnos en las épocas por medio del instrumento que poseen. Mateo del Pino arrancó alegóricamente esos ángeles maraqueros del friso que los porta, para con ellos titular su libro. De ese modo, aquellos ángeles barrocos en desuso, y confinados a formar parte de la historia de la arquitectura, obtienen de manera peculiar la oportunidad de la vigencia, sino hasta la permanencia, y se convierten en musas inspiradoras de autores como Ángeles Mateo del Pino.

No es la primera vez que alguien decide extraer los ángeles de la piedra, la propia autora de la sección con que se inicia la lectura del libro, "Estudio preliminar", informa haber tenido noticias sobre esos ángeles maraqueros por la pluma del escritor cubano Alejo Carpentier, y no directamente de la arquitectura. De algún modo, pensemos, Mateo del Pino arrancó los ángeles para convertirlos en palabra y texto, en ideas y noticia, en título; incluso en brújula literaria y plástica pues con su palabra inspira la pintura que, cual friso de una iglesia del siglo XVI, decora la portada del libro. Pareciera que los ángeles maraqueros de Ángeles Mateo fueron concebidos por un pintor, para aparecer figurativamente en la portada de su libro, como predestinados a la transmutación. A ser idea, concepto, objeto, idea y concepto otra vez, luego texto, ego, y finalmente una imagen preparada para iniciar otro ciclo de transformación y renovación, para ser llevados en tinta y texto a las páginas de algún libro, sea de arte, historia, arquitectura o literatura.

Mateo del Pino los reconceptualiza en el "Estudio preliminar" que antecede a diez y siete trazos neobarro...s, y junto a ellos configura un libro que, por su título, temática, estructura y contenido, se asemeja a una obra arquitectónica. Metafóricamente el "Estudio  preliminar" se muda en la cimentación y cada ensayo en una columna; por su composición, la portada viene a ser la envolvente y a su vez, la ornamentación de la obra, el ángel en el friso que recibe a quien se detiene frente a él, y le incita a entrar. El libro es profundamente atemporal, de ahí que sea posible nombrarle de estilo "barru", pero no por irregular, sino por la riqueza y variedad de los trazos que le dan forma, por las curvas que rompen la estética clásica de las perlas. Y del mismo modo que los ángeles maraqueros, Mateo del Pino, cual fantasma de Canterville, nos arrastra mentalmente a un bucle de tiempo que nos describe y explica páginas adentro, en ese estudio que hace las veces de introducción para el libro, y túnel del tiempo para el lector. Compacta diestramente tiempo-espacio en historia, y nos brinda un paseo que inicia en el periodo colonial y culmina en la actualidad.

Así, el "Estudio preliminar" se transfigura en el argumento del libro, en él se sintetizan premisa y conclusión de los trazos neobarroc-s-ch-os. La autora rescata, propone, interpreta, inserta y reinterpreta para, de nueva cuenta, revertir y proponer. Seduce e invita a otros a rescatar, significar y ofrecer pasajes literarios, teóricos e históricos, para en conjunto conseguir un trabajo historiográfico importante, una semiótica y hasta una hermenéutica de las transformaciones del término barroco, en el sentido de su aplicación, conceptualización y re-conceptualización, si no filológico, propio de la especialidad de los ensayistas. Ángeles maraqueros, Ángeles Mateo del Pino y los Trazos neobarroc-s-ch-os se conjugan, compilan y ubican, de manera inteligente e interesante, los neologismos del neobarroco como continuidad del barroco, o bien, de los ángeles maraqueros.

Y ya que de algún modo consideramos que los ángeles maraqueros enunciados en el título representan la premisa sobre la que Ángeles Mateo del Pino construyó su "Estudio Preliminar", con él a su vez nutrió los 17 ensayos que precede, para posteriormente retroalimentarse de ellos. "Estudio Preliminar" se convierte en un interesante y propositivo silogismo del concepto neobarroco latinoamericano y sus derivaciones, más aún, continúa de algún modo escribiendo teoría, ya no sólo del neobarroco como estilo literario, sino que también contribuye a la escritura de la teoría de la arquitectura barroca. En este sentido, sabemos en términos generales que el barroco arquitectónico surgió como un movimiento contra-reformista directamente ligado a la religión judeocristiana. A partir de ello el barroco embulló todas las áreas de expresión y forma de vivir: música, teatro, literatura, pintura, vestido, calzado, maquillaje, peinado, comida, jardinería, hasta influir directamente en el modo de existir, de ser y estar en... Se extendió hasta convertirse prácticamente en un estilo total y totalizador. Posteriormente, después de una interrupción temporal por parte del neoclásico y otros estilos y corrientes, la arquitectura neobarroca surgió como reacción a la displicencia académica imperante, caracterizándose por poseer "un caos ordenado"; casi a la par, y siguiendo la pauta de la arquitectura, surgió la escultura neobarroca a finales de siglo XIX.  Como estilo arquitectónico, el neobarroco no goza de prestigio o reconocimiento consolidado y, al igual que otras corrientes como el posmodernismo, su existencia y existir provocan ciertas contradicciones, en el sentido de que, al ser consideradas "continuidades" de estilos anteriores, la escritura de la historia de la arquitectura se desestructura y entra en un caos que atenta contra la cronología. Me refiero a que, en un sentido estricto, ni neobarroco ni posmodernismo pueden existir en un orden histórico-geográfico donde no existió su precedente lógico. Si en una determinada sociedad no se "vivió" o experimentó mínimamente algún aspecto del barroco, resulta difícil aceptar que en ese mismo sitio pudiese germinar un modo de neobarroco. No pretendo aclarar este punto en esta reseña, simplemente expondré que la teoría de la arquitectura neobarroca no está agotada, por la simple y sencilla razón de que continúa edificándose, y se edifica, como siempre ocurre con la arquitectura, funcionando simultáneamente como receptáculo y espejo del devenir histórico, de las ideas que la conceptualizan y de las mentalidades que la generan. Es decir, la propia arquitectura neobarroca, al igual que la literatura, se encuentra en constante metamorfosis debido a que se alimenta de los cambios y sucesos. Mientras que el arquitecto diseña a partir de las tendencias ideológicas colectivas o particulares del momento, los filólogos escriben, de modo que el texto escrito explica una parte del contenido que posee oculto, acaso solo intangible para algunos, el texto en piedra.

Así, desde mi punto de vista, la literatura se transmuta además en un espejo de la arquitectura, guarda algunos de sus secretos, por supuesto no en su totalidad ya que en el diseño y edificación arquitectónica entran en juego muchas más variantes que las ideológicas; no obstante, debe reconocerse la importancia del texto escrito para entender el contenido ideológico del texto en piedra, oculto siempre en la arquitectura, en este caso neobarroca. De ahí el valor y la importancia plus que le doy a este libro Ángeles Maraqueros. Trazos neobarroc-s-ch-os, sobre todo si tenemos en cuenta que el neobarroco literario surgió mucho después que la arquitectura de ese estilo. Los detalles, tintes y matices de inicio de la literatura neobarroca, su metamorfosis y la del término que la califica y cualifica se desvelan en este libro, así como las variantes que ha tenido y las formas nuevas a las que ha llegado: neobarroco, neobarroso, neobarroco... Y  sin que éste sea su único aporte, este libro se revela en sí mismo como una pieza importante del nuevo neobarroco que se germina en la actualidad, el cual, por supuesto, se diferencia del primer neobarroco arquitectónico del siglo XX. Como pieza de estilo, los ensayos que lo conforman se definen por contener, tanto en su temática como en el modo de escritura, cierta lujuria, morbo, exuberancia y desestructuración, aspectos que en términos generales se aplican a la arquitectura neobarroca. Ya que ésta si bien es cierto surgió a mediados del siglo XIX y actualmente se la relaciona con edificios deconstructivistas, opino que este libro debe incluirse en las estanterías y catálogos que alojan textos relacionados con arquitectura religiosa, teoría de la arquitectura y teoría de la restauración, por mencionar algunas áreas; música y religión también podrían incluirle en su acervo. Son precisamente los ángeles maraqueros los tiquetes de entrada a esas estanterías, pero en general, es un libro que abre fronteras de conocimiento, que traspasa miradas y barreras disciplinarias, es una propuesta trans-disciplinaria y trans-disciplinar, tran-histórica y trans-territorial. O bien, un libro neobarroco neodisciplinar.

Las diez y siete miradas íntimas que recoge este libro, más que una impronta, presentan la esencia actual del neobarroco, el neobarroso y el neobarrocho, acaso neoberrueco siguiendo las reflexiones de Ángeles Mateo del Pino. Miradas todas, esencia de la tendencia barroca que ha traspasado barreras y fronteras de tiempo, que ha trascendido los distintos ámbitos de creación, actuación y reflexión humana, quedan perpetuadas en las páginas de este libro, tal como los ángeles maraqueros en el tiempo de la roca, en un tiempo sin tiempo. Cada ensayo completa magistralmente esta obra que se me antoja pensar como friso de iglesia, este libro, acaso arquitectura de papel, los agrupa en cuatro recintos. Uno a uno se levanta ante nosotros ólectoresó como retablos que narra una temática particular, que no por particular se separa del discurso principal del recinto que lo acoge y al mismo tiempo explica. Con sus textos, los autores caminan y nos arrastran a situaciones peculiares, complejas y hasta perturbadoras, nos transporta a mundos de sensaciones. En conjunto, cada sección del libro es una sorpresa, que nos sitúa en espacios territoriales y tiempos distintos, de ahí que se pueda afirmar que definitivamente se trata de una obra intelectual, amplia, espléndidamente pensada y estructurada.

Desde el campo de la restauración de monumentos, el barroco y el neobarroco pueden transportarnos a espacios de tiempo histórico determinados, pero también situarnos en el momento presente, al estado actual del patrimonio arquitectónico, específicamente a los edificios y a los elementos que los componen. Cada uno representa una identificación con uno o varios momentos históricos y diversos horizontes culturales, de ahí que el libro Ángeles maraqueros me parezca además, un objeto de restauración, en el sentido de que en un momento dado, su contenido facilitará la conservación de un elemento pues, para realizar el ejercicio de la restauración, es necesaria la información histórica. Al mismo tiempo, el libro puede considerarse una importante pieza patrimonial que sorpresivamente puede ser leída por personas de diversas disciplinas. Ya sea una pieza barroca o neobarroca integrada por elementos que particularmente guardan una historia propia que posee valor y riqueza en sí mismo, tal como ocurre con el ángel maraquero aislado de un friso que enmarca una iglesia. Esta apreciación no está fuera de lugar, realmente este libro puede incluirse en la documentación histórica previa que se requiere para intervenir un edifico, ya que en su contenido incluye los campos formales del estilo neobarroco, desde la arquitectura hasta la novela, la poesía, el cine y las religiosidades.

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