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Agricultura, sociedad y desarrollo

versión impresa ISSN 1870-5472

agric. soc. desarro vol.1 no.2 Texcoco jul./dic. 2004

 

Comparación de indicadores de desempeño de la producción agropecuaria: países de América Latina y de la Unión Europea

 

Comparison of performance indicators in agricultural production and animal husbandry: Latin America and European Union countries

 

João Luiz Cardoso1, María de Fátima Archanjo-Sampaio2, Bárbara Teruel-Menderos3 y Mariana Stella-Zibordi4

 

1 Universidade Estadual de Campinas (UNICAMP). Faculdade de Engenharia Agrícola (FEAGRI). CEP 13083-970 - Campinas - SP; Brasil; (cardoso@agr.unicamp.br).

2 FEAGRI/UNICAMP, (fatimafajardo@hotmail.com).

3 FEAGR/UNICAMP, (barbarat@agr.unicamp.br)

4 FEAGRI/ UNICAMP, Profesora CREUPI, CEP 13990-000 - Espirito Santo do Pinhal - SP; Brasil. (mszibordi@uol.com.br)

 

Resumen

El objetivo de este trabajo fue analizar, de forma comparativa, las características de la producción agropecuaria, en relación con su desempeño, fundamentalmente de tipo tecnológico, de los países de América Latina y de la Unión Europea (UE). En particular se consideraron la irrigación, mecanización, y mano de obra económicamente activa en la producción agrícola; así como los índices compuestos de los rendimientos de los productos agrícolas y ganaderos. La información para realizar los cálculos fue tomada del banco de datos estadísticos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAOSTAT), de los años 1996 a 1998. Se utilizaron métodos de análisis factorial y de componentes principales y la clasificación jerárquica, procesados con el software STAT - ITCF, del Institut Technique de Céréales et des Fourrages, (Francia). La metodología incluyó la división de los países en cinco grupos de América Latina y en cuatro grupos de la UE, lo que permitió la descripción y análisis detallado de su desempeño agropecuario.

Palabras clave: Desempeño tecnológico, mejoramiento agrícola y ganadero, rendimiento agrícola, rendimiento ganadero.

 

Abstract

The objective of this study was to conduct a comparative analysis of the characteristics of agricultural and livestock production, especially with respect to technological performance, between countries of Latin America and the European Union (EU). Specifically irrigation, mechanization, economically active agricultural labor force; as well as composed indices of the yields of important agricultural and livestock products were considered. The data source was the United Nations Food and Agriculture Organization statistics data bank (FAOSTAT), from the years 1996 to 1998. Factorial and principals components analyses, as well as herarchical clasification, were used, processed with the STAT -ITCF software from the Institut Technique de Céréales et des Fourrages, (France). The methodology included a division of the countries into five groups for Latin America and four for the EU, which allowed the description and detailed analysis of their farming and animal husbandry performance.

Key words: Technological performance, agriculture and livestock breeding, agricultural yield, livestock yield.

 

Introducción

Como consecuencia del progreso de las comunicaciones y la introducción de tecnologías nuevas, el sector agroalimentario de la mayoría de los países recibió la influencia de los acentuados cambios en la geopolítica mundial, derivados del proceso de globalización, apertura económica e interdependencia de mercados.

Con el proceso que se inició en la Unión Europea y con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), se formalizó el movimiento de formación de bloques y la integración comercial, a partir de enero de 1995, mediante el Mercado Común del Cono Sur (MERCOSUR), que incluye a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Recientemente se han integrado Chile y Bolivia, como asociados.

Según Montoro (1988), la integración de América Latina, a pesar de las dificultades que enfrenta, es un proceso histórico que está caminando. Esta unificación se hace más necesaria para enfrentar problemas cuya solución debe enfrentarse colectivamente, como el aprovechamiento de los recursos de la región, el problema de la deuda externa, el deterioro del precio de los productos de exportación, la defensa conjunta ante el proteccionismo de los países desarrollados y los capitales especulativos transnacionales, y la necesidad de crear mecanismos de cooperación en las áreas tecnológica, científica y de complementación económica. También se encuentra pendiente la propuesta de crear la Asociación de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que propone incluir a la mayor parte de los países del continente.

Es importante considerar que en las ultimas décadas las modificaciones en la sociedad y en los subsistemas que la componen (económico, político, cultural y biológico) han ocurrido en función de la modernización y de la industrialización de los procesos (modelos) productivos y de consumo.

En relación con la introducción de nuevas tecnologías en la agricultura, es evidente la dificultad de incorporar al patrimonio cultural de los países en desarrollo tecnologías importadas, que muchas veces se suministran a través de paquetes tecnológicos no modificables. El gasto en investigación y desarrollo es modesto, y se limita a buscar mejoras en el proceso de producción, sin grandes innovaciones. Dado que los segmentos más modernos permanecen bajo el control de las empresas extranjeras, sólo se modernizan (marginalmente), los procesos y productos que son de interés de las multinacionales.

Esta situación se torna más preocupante en la medida en que las tecnologías relevantes son cada vez menos objeto de compra y venta en el mundo actual. Ellas son el resultado de las actividades de cooperación entre empresas que mantienen la capacidad de innovación propia. El acceso a las fuentes de tecnología exige, cada vez más, capacidad tecnológica y conocimiento. Además, las empresas del mundo desarrollado concentran las actividades de investigación en sus países de origen, donde mantienen relaciones antiguas y profundas con los sistemas de innovación ya constituidos, gracias a la acción de sus respectivos gobiernos. En términos de tecnología, quiénes no tienen competencia propia no se establecen.

Especialmente en los países en vías de desarrollo, es muy importante difundir la tecnología (aun la tradicional), lo más ampliamente posible en los sectores del sistema económico, induciendo la modernización relativa de los sectores más atrasados. Para ésto son decisivos los factores institucionales y culturales.

En lo que se refiere a las áreas agropecuaria y de alimentación, es importante señalar que aún existen problemas de hambre y desnutrición, conviviendo con la producción y la oferta excesivas. El patrón actual de producción y consumo pone en riesgo a poblaciones específicas, y también regiones enteras.

En la cúpula del milenio, en la reunión de jefes de Estado y de Gobierno, celebrada en Nueva York, (Folha de Sáo Paulo, 2000), se establecieron los principios y valores esenciales para el desarrollo de las relaciones internacionales en el siglo XXI. Entre los aspectos considerados se encuentra la protección de la naturaleza, y que los patrones actuales no sustentables de producción y consumo deben modificarse. La homogenización de los hábitos alimentarios, visualizada en los modelos de consumo, es extremadamente preocupante, no sólo por la heterogeneidad de las condiciones de producción, sino también por el riesgo de la anulación cultural de los países subdesarrollados.

A escala mundial existen grupos privilegiados, y amplias capas no favorecidas, que muestran cuán relevantes son los problemas de producción y consumo alimentario. Estas diferencias son mucho mayores entre naciones avanzadas y las menos desarrolladas, como ocurre entre los países de la UE y los de América Latina.

Sampaio (2001), utilizando el banco de datos estadísticos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAOSTAT), observó que, en general, el consumo alimentario de los países de América Latina, tanto de proteínas como de calorías, es más bajo que el de la UE, y es inferior, inclusive, a los de todo el mundo (medias de 1997, 1998 y 1999). También destaca que la diferencia esencial entre los dos modelos de consumo está relacionada con los productos pecuarios (carne, leche y huevo). El consumo de estas fuentes de proteínas de origen animal en la UE es más del doble de la consumida en los países de América Latina.

Evidentemente las naciones menos favorecidas aspiran al perfil vigente en los países más desarrollados. Por otro lado los patrones actuales exigen cambios urgentes, haciendo que, en la mayoría de los casos, sea inconveniente el simple proceso de difusión e imitación en los países menos desarrollados.

Por lo anterior es necesario realizar diagnósticos detallados del problema alimentario, que puedan contribuir a aminorar los problemas, proponiendo directrices eficientes para la producción agrícola, y para entender mejor las necesidades del consumo de alimentos.

Este trabajo se enfocó a un aspecto específico: el desempeño de los países con respecto a la producción agropecuaria. Este tipo de estudios pueden generar indicadores para mejorar la producción agropecuaria, identificando productos mejor adaptados a las necesidades y posibilidades económicas de la población que los consume.

El objetivo general de este trabajo fue analizar, comparativamente, las características de la producción agropecuaria, referidas a los desempeños, sobre todo de naturaleza tecnológica, entre los países de América Latina y de la UE.

 

Metodología

Datos

Los datos fueron tomados de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAOSTAT) (FAO, 2001). Éstos fueron analizados separadamente, agrupando los países de América Latina y los de la Unión Europea. Como los productos agrícolas están directamente relacionados con la naturaleza, y son propensos a riesgos provocados por hechos aleatorios, se calculó la media de los indicadores de tres años consecutivos (1996, 1997 y 1998).

Los países de América Latina con una población inferior a un millón de habitantes no se consideraron, para disminuir la heterogeneidad de las observaciones. Los datos para Irlanda y Puerto Rico no se encontraron en la base de datos (para el cálculo de V01 y V02, variables presentadas abajo). Por este motivo estos países se excluyeron del análisis.

Los países de América Latina incluidos en el análisis, fueron: Argentina (ARG), Bolivia (BOL), Brasil (BRA), Chile (CHI), Colombia (COL), Costa Rica (COS), Cuba (CUB), El Salvador (ELS), Ecuador (EQU), Guatemala (GUA), Haití (HAI), Honduras (HON), Jamaica (JAM), México (MEX), Nicaragua (NIC), Panamá (PAN), Paraguay (PAR), Perú (PER), República Dominicana (REP), Trinidad y Tobago (TRI), Uruguay (URU) y Venezuela(VEN).

Los países de la Unión Europea fueron: Alemania (GER), Austria (AUS), Bélgica y Luxemburgo (BLU), Dinamarca (DEN), España (SPA), Finlandia (FIN), Francia (FRA), Grecia (GRE), Italia (ITA), Países Bajos (NET), Portugal (POR), Reino Unido (UK) y Suecia (SWE).

Variables

Las variables se establecieron bajo la forma de indicadores sintéticos que, en números pequeños fueran capaces de representar, de manera satisfactoria los desempeños, fundamentalmente tecnológicos, de los diferentes países. Las variables fueron:

- V01: [área irrigada / (área de tierra arable + área cultivada permanentemente)] x 100; en porciento.

- V02: [número de tractores en uso/área de tierra arable]; en número de tractores/1000 ha.

- V03: índice compuesto de rendimientos de productos agrícolas.

- V04: índice compuesto de rendimientos de productos ganaderos.

- V05: población económicamente activa en la agricultura (%).

El índice compuesto de los rendimientos de productos agrícolas fue obtenido considerando 18 cultivos: algodón (Gossypium sp.), cacahuate (Arachis hypogaea, L.), arroz (Oryza sativa, L.), avena (Avena sativa, L.), platano (Musa paradisiaca), papa (Solanum tuberosum, L.), caña de azúcar (Saccharum officinarum, L.), café (Coffea arabiga, L.), cebada (Hordeum vulgare, L.), frijoles (Phaseolus vulgaris), girasol (Helianthus annus, L.), naranja (Citrus sinensis, L. ), yuca (Manihot sculenta), maíz (Zea mays, L.), soya (Glycine max, L.), sorgo (Sorghum vulgare Pers), tomate (Lycopersicum esculentum, L.) y trigo (Triticum aestivum, L. ).

La obtención de este índice requirió una gran cantidad de datos. Se logró obtener un indicador único para cada país, representando un conjunto de productos agrícolas, lo que facilitó el análisis de los resultados.

Para obtener el valor final de los índices, el cálculo incluyó los datos sobre área cosechada, cantidad producida y productividad (rendimiento del cultivo).

En la primera etapa para cada país, el rendimiento por hectárea de cada producto fue relacionado con el respectivo rendimiento medio a escala mundial dividiendo los dos rendimientos y multiplicando por 100, obteniendo así el índice relativo.

En la segunda etapa, el índice relativo de cada producto fue ponderado de acuerdo con el área respectiva cultivada, multiplicando esos dos valores para obtener el valor ponderado.

En la tercera, se sumaron los valores ponderados obtenidos de los productos, y se dividió por la suma de las hectáreas cosechadas de cada cultivo en cada país. De esta forma se obtuvo el índice compuesto de los rendimientos agrícolas para cada país. Mayores detalles sobre a metodología usada pueden encontrarse en Hoffmann et al. (1978).

De manera similar se calcularon los índices compuestos de los rendimientos para tres productos de origen animal: carne bovina, carne de porcino y leche de vaca. En este caso, el cálculo se hizo en cuatro etapas.

En la primera, para cada país, el rendimiento de cada producto se dividió por el rendimiento medio mundial y se multiplicó por 100, obteniendo el índice relativo.

En la segunda, se calculó el número de unidades animales de carne porcina y bovina, utilizando el coeficiente de conversión de animales efectivos en unidades animales, con el valor de 0.27 para porcinos y 1.00 para bovinos (Cordonnier et al., 1977) y multiplicando por el número de cabezas.

En la tercera etapa, el valor ponderado se obtuvo multiplicando el índice relativo y el número de unidades animales respectivas.

En la cuarta y última etapa, el índice compuesto de rendimientos de los productos ganaderos fue obtenido dividiendo la suma de los valores ponderados de los productos ganaderos por el número total de unidades animales de los productos considerados para el país.

 

Análisis de los datos

Para analizar los datos, que son multivariados, se empleó el análisis factorial de componentes principales y, de forma complementaria, la clasificación automática jerárquica, para identificar grupos de países con características homogéneas.

La técnica de componentes principales permite modificar la matriz de datos, para caracterizar las observaciones con un número reducido de variables no correlacionadas, llamadas factores. En general las variables son cuantitativas, utilizando frecuentemente variables centradas y reducidas (Judez, 1989).

Generalmente el primer factor no es suficiente para representar la variabilidad, por lo que se incluye un segundo factor, menos importante que el primero, y así sucesivamente.

En el análisis de un problema es común utilizar apenas los primeros componentes principales, los cuales explican generalmente, gran parte de la varianza. Alguna información se pierde cuando se substituyen las variables por un número menor de componentes principales, aunque hay ventajas obvias en sustituir un número relativamente grande de variables, con problemas de multicolinearidad, por un número relativamente pequeño de componentes principales no correlacionadas (Hoffmann, 1992).

El análisis de cada factor se basa en sus correlaciones con las variables (Marsal, 1973). Los primeros factores se analizan siempre, y los otros se eliminan por orden decreciente de importancia.

En cuanto al análisis jerárquico, el objetivo de una clasificación es separar los individuos en grupos, o clases, homogéneos, de tal forma que cada grupo esté bien diferenciado de los otros. Normalmente, el resultado es una jerarquía representada por un árbol jerárquico o dendrograma.

Conociendo el árbol de clasificación es más fácil deducir partes en un número mayor o menor de clases (Bouroche y Saporta, 1989). El nivel de corte del dendrograma es realizado de forma tal que se busquen alteraciones significativas de los niveles de semejanza entre las fusiones sucesivas obtenidas (Bussab et al., 1990).

El examen del árbol induce el privilegio de que ciertas particiones se juzguen como buenas, y otras puedan ser rechazadas. Una regla para obtener buenas particiones es cortar las ramas más largas (Volle, 1993). Es decir, buscar las mayores alteraciones a los niveles de semejanza.

De esta forma, obteniendo los grupos de países, es posible verificar los parámetros que evidencian las características homogéneas de los países dentro de un grupo y también las principales diferencias entre los grupos.

Utilizando el mismo método adoptado por Cardoso, 1991, los datos básicos para la clasificación jerárquica fueron las coordenadas de los individuos en los componentes principales, obtenidas con el empleo de este método.

Tanto para los componentes principales como para la clasificación jerárquica se utilizó el software STAT - ITCF, del Institut Technique de Céréales et des Fourrages, de Francia.

 

Resultados y Discusión

Países de América Latina

En el análisis de los componentes principales (ACP) de los países de América Latina, se consideraron cinco variables y 22 observaciones (países). Se analizaron los dos primeros factores, que explicaron 74.6% de la variabilidad total de los datos (Cuadro 1). El primer factor (F1) presenta correlaciones elevadas y negativas con las variables V02, V03 y V04. También presenta correlación elevada y positiva con la variable V05.

El primer factor (F1) representa 54.9% de la variablilidad total, y contrasta los países con mejores rendimientos con aquellos en que la población económicamente activa en la agricultura es grande. El segundo factor (F2) presenta correlación elevada y positiva con la variable V01, explicando 19.7% de la variabilidad total.

A continuación se hizo la clasificación automática jerárquica, con objeto de separar los países en grupos relativamente homogéneos. Se consideraron las coordenadas en los cinco primeros ejes factoriales del ACP, formándose cinco grupos (Figura 1).

El grupo 1 incluye seis países: Argentina, Brasil, Jamaica, Panamá, Uruguay y Venezuela. Presenta valores abajo de la media general para América Latina para las variables V01 y V05.

Hamada et al. (1999), en un trabajo desarrollado específicamente para América del Sur, señalaron que las técnicas de irrigación aún son poco utilizadas, sobre todo en Brasil, por lo que existe un gran potencial para el desarrollo de estas técnicas, a fin de la eficiencia del sector. El número de tractores por 1000 ha (V02), tiene un valor muy próximo a la media general para el índice compuesto de los rendimientos de los productos agrícolas y es un poco mayor que el índice compuesto de los rendimientos de los productos ganaderos (94.2 y 105.2, respectivamente) (Cuadro 2).

El grupo 2 está compuesto por cinco países: Colombia, México, República Dominicana, Ecuador y Perú. Este grupo tiene un área irrigada ( 24%) mayor que la media general (19.97%). El número de tractores es muy inferior a la media general de América Latina (Cuadro 2).

Específicamente en México, los valores de las variables (V01 a V05) son 24, 7, 95, 96 y 23. Por tanto, considerando la media del grupo 2, en el que está incluido, así como del conjunto de países de América Latina, los resultados son bastante positivos en área irrigada y el índice de rendimiento de los productos animales (V04). Aunque el país tenga valores relativos a la mecanización (V02, tractores en uso) hasta superiores a la media del grupo 2, la mecanización de la agricultura mexicana se sitúa debajo de la media de América Latina.

Por otro lado, datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), muestran que el crecimiento de la agricultura en México (sobre la base de cifras a precios constantes de 1995), entre los años 1997, 1998 y 1999, fue 0.2%, 3.0% y 1.5%. (CEPAL, Anuario Estadístico, 2002).

El grupo 3 está formado solamente por dos países: Trinidad y Tobago, y Cuba. Este grupo presenta el menor porcentaje de población económicamente activa en la agricultura (12%). También se puede observar que el índice de rendimiento agrícola es el más bajo de todos los grupos (66%), y que el índice de rendimiento ganadero está por debajo de la media para América Latina.

El grupo 4 también está integrado por dos países: Chile y Costa Rica, evidenciando, relativamente, su elevada eficiencia tecnológica. Es el grupo con mayor porcentaje de área irrigada, y con un número de tractores superior al valor medio de América Latina. El índice de rendimiento agrícola es él más alto (167.50), y el de rendimiento ganadero está por encima de la media general, apenas un poco por debajo del grupo 1. En este grupo se destacan las variables agropecuarias. El porcentaje de la población económicamente activa tiene un valor inferior a la media general. En general, aquellos países con bajos niveles de mano de obra en la agricultura tienen niveles relativamente altos de desarrollo global (Cuadro 2).

El grupo 5 está compuesto por siete países: Bolivia, Guatemala, Paraguay, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Haití. Este grupo tiene un alto porcentaje de población económicamente activa en el sector (40%). El número de tractores y el área irrigada son inferiores a la media general de América Latina. Los índices de rendimiento agrícola y ganadero están por debajo de la media, por lo que el grupo se caracteriza por ser débil en el desarrollo de las actividades agropecuarias (Cuadro 2).

Países de la UE

Para los países de la Unión Europea se consideraron cinco variables y 13 observaciones (países). Se analizaron los tres primeros factores, explicando 92.8% de la variabilidad total (Cuadro 3). El primer factor (F1), que explica 50% de la variabilidad total, presenta correlaciones elevadas y positivas con las variables V01 y V05; así como elevadas y negativas con las variables V03 y V04. El factor 1 (F1) compara países con un mayor porcentaje de población económicamente activa en la agricultura con los de mayores rendimientos.El factor 2 (F2) no tiene correlación alta con ninguna variable. El tercer factor (F3) presentó correlación elevada y negativa con la variable V02, explicando 17.2% de la variabilidad total.

Para la clasificación automática jerárquica se adoptaron los mismos procedimientos utilizados en el análisis de los países de América Latina, formando cuatro grupos (Figura 2).

El grupo 1 está formado por Alemania, Bélgica y Luxemburgo, Francia, Reino Unido y Suecia. Tiene la menor área irrigada y la menor población económicamente activa en la agricultura. También presenta un número de tractores inferior a la media general. A pesar de ésto, los índices de rendimiento agrícola y ganadero están muy por encima de la media, colocándolo en una posición destacada en el desarrollo de las actividades agropecuarias (Cuadro 4).

El grupo 2 está formado por tres países: Austria, Finlandia e Italia. El índice de rendimiento agrícola es 163.0 y el ganadero 146.3. El comportamiento de estos valores es un poco abajo de la media general para V03 y superior para V04.

El grupo 3, formado por Dinamarca y los Países Bajos se caracteriza, principalmente, por el elevado porcentaje de área irrigada. También es el grupo con mayor rendimiento agrícola, con un índice de 256.0; muy por encima de la media general de la Unión Europea (195.57). A pesar de ésto, es el grupo con menor índice de rendimiento ganadero. El porcentaje de población económicamente activa en la agricultura tiene un valor inferior al de la media general de la Unión Europea (3.97 y 6.65%, respectivamente).

El grupo 4 está compuesto por tres países: España, Grecia y Portugal. Tiene el mayor porcentaje de población económicamente activa en la agricultura (13.7%). Su área irrigada está por encima de la media general de la UE pero, a pesar de ésto, es el grupo con menor rendimiento agrícola, siendo también el que presenta la menor cantidad de tractores por 1 000 ha. Los resultados indican que, comparativamente, los desempeños tecnológicos son inferiores en este grupo.

 

Conclusiones

La elaboración de los índices compuestos de rendimiento facilitó la utilización de un número grande de datos para representar, de forma resumida, la influencia de los rendimientos agrícolas y ganaderos en el análisis del desempeño tecnológico.

Se pudo comprobar la existencia de grandes diferencias, las cuales fueron más acentuadas para el caso de América Latina. Particularmente el grupo 4, formado por Chile y Costa Rica, presenta altos índices de desempeño, de acuerdo con el conjunto de parámetros analizados, mientras que en el grupo 5 (Bolivia, Guatemala, Paraguay, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Haití), es necesario perfeccionar los aspectos analizados en este trabajo, para permitir el desarrollo rural. En el grupo 3 (Trinidad y Tobago y Cuba) es necesario implementar planes para elevar la productividad en la agricultura. Se encontró también que en el grupo 1 (Argentina, Brasil, Jamaica, Panamá, Uruguay y Venezuela) existe un amplio potencial para fomentar el uso de la irrigación.

Los países de la UE presentan porcentajes inferiores de población económicamente activa en la agricultura, y los indicadores de desarrollo agrícola son mucho más elevados, comparados con los de América Latina. Hay elevados rendimientos agropecuarios en el grupo 1 (Alemania, Bélgica y Luxemburgo, Francia, Reino Unido y Suecia). Los mayores rendimientos agrícolas se obtuvieron en el grupo 3 (Dinamarca y Países Bajos). Como se esperaba, Portugal, España y Grecia formaron un grupo bastante homogéneo, con indicadores de desarrollo agrícola relativamente inferiores a los de los demás países de la UE.

 

Literatura citada

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