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Región y sociedad

versión On-line ISSN 2448-4849versión impresa ISSN 1870-3925

Región y sociedad vol.26 no.61 Hermosillo sep./dic. 2014

 

Reseñas

 

Ernesto Aguayo Téllez, Gloria L. Mancha Torres y Erick Rangel González (2013), Descifrando a los NINIS. Un estudio para Nuevo León y México

 

Rosana Méndez Barrón*

 

Monterrey, Universidad Autónoma de Nuevo León, 167 pp.

 

* Doctora en ciencias sociales, asistente de investigación en El Colegio de Sonora. Correo electrónico: rosanamb00@hotmail.com.

 

El famoso término sociedad del riesgo, acuñado por Ulrich Beck (1998, 25), más que una crítica es la descripción de la vida moderna; nos hemos constituido en "una sociedad que experimenta una constante inseguridad, sea económica, social o institucional". En parte, esta sensación es resultado de las problemáticas medioambientales, ventiladas en las últimas décadas del siglo pasado -contaminación, calentamiento global-, la inestabilidad política que se vive en varios países, las crisis económicas recurrentes, la flexibilización de las relaciones laborales y la consecuente pérdida de beneficios e ingresos. El trasfondo es que nos hemos acostumbrado a este entorno de incertidumbre, sin conocer realmente los alcances de estos hechos. Un aspecto preocupante de la situación es la perspectiva de vida que se perfila para los jóvenes, quienes recién se integran a los espacios de decisión económica y política. Parecería que en especial para ellos el horizonte es más incierto.

En la actualidad, el grupo poblacional constituido por los jóvenes es esencial. En 2010 había 20.4 millones en México, entre 15 y 24 años de edad; de éstos, 7.2 millones estudiaban; 6.9, trabajaban; 2.2, estudiaban y trabajaban y los restantes 4.2, no estudiaban ni trabajaban (Instituto Nacional de Estadística y Geografía, inegi 2010). A estos últimos se les conoce como NINI (que ni estudian ni trabajan), y son un grupo cuya situación de inactividad trae consigo una serie de implicaciones económicas y sociales, tanto para ellos mismos como para la sociedad en su conjunto.

Los antecedentes del fenómeno NINI y el interés de la academia y de los hacedores de política sobre él se remontan a 1999 en el Reino Unido, donde se acuñó el término "NEET" (not in employment, education or training), para señalar a los jóvenes que no trabajaban, ni estudiaban, ni se encontraran en capacitación laboral en un momento determinado. Es tanta su fama, que el término se erige como plataforma para otras definiciones en diversos países de la Unión Europea, así como para algunas derivaciones en Japón, Taiwán, Hong Kong, Corea y Nueva Zelanda. Fue a raíz de la crisis económica de finales de 2008 cuando NEET se adoptó ampliamente en Europa, en especial en España, donde se tradujo como NINI. En México se popularizó en 2010; aunque no fue la primera ocasión en que se oyó hablar de él, a partir de entonces se le atribuyó el carácter de problema social.

Debido a que los jóvenes constituyen cerca de una quinta parte de la población mundial, junto con el fenómeno de los NINIS se vuelven asuntos de actualidad. Sin embargo, la investigación en torno a ellos es muy incipiente, y qué decir de su inclusión en las agendas de política. En México, en los últimos años el tema de la juventud ha empezado a tomar interés, pero el acercamiento se ha hecho básicamente desde el enfoque sociológico o psicológico, y no existen los estudios según uno económico.

Esta ausencia es reconocida en el libro Descifrando a los NINIS. Un estudio para Nuevo León y México de Ernesto Aguayo, Gloria Mancha y Erick Rangel. Los autores, con el objetivo de hacer un llamado social para ponerle atención a esta problemática, se dieron a la tarea de analizar quiénes y cuántos son estos jóvenes, así como de aportar elementos teórico-conceptuales para establecer una definición concreta de ellos. En este sentido, constituye un punto de referencia sobre su realidad, así como sus implicaciones y los efectos que esta situación causa en ellos mismos, en sus familias, en la economía y en la sociedad. Trabajos como estos cobran gran relevancia y, sobre todo, los referidos a los jóvenes catalogados como NINI.

La publicación se compone de dos grandes apartados. En el primero se incluye una caracterización de la población juvenil, donde se detallan las particularidades de la considerada NINI, tanto para Nuevo León, como para todo el país. Se inicia con el planteamiento conceptual, se describe quiénes son, cuántos hay y qué riesgo representan, para después indagar sobre sus principales características sociodemográficas -sexo, edad, estado civil, fecundidad y mortalidad, entre otras-, y catalogar los rasgos que los definen en la actualidad. En la segunda parte se discuten los factores que propician que una persona se convierta en NINI, y si existe una relación entre éstos y la delincuencia. Esta deliberación se hace a partir de una exploración exhaustiva, que aporta elementos clave para entender la problemática, sus alcances y posibles estrategias para solventarla.

Uno de los principales atributos del libro es el aporte de información científica. Mientras abona al reconocimiento de los NINIS, al presentar las estadísticas representativas de éstos y en general de los jóvenes de México y de Nuevo León. También introduce herramientas de análisis económico-econométrico y espacial, lo cual constituye un esfuerzo académico de alta envergadura, que es interesante porque conjunta el análisis sociodemográfico con el territorial, al hacer un comparativo nacional-estatal.

De acuerdo con lo presentado por los autores, Baja California y Guanajuato son los estados con más NINIS: 9.1 y 7.9 por ciento respectivamente. No obstante, Nuevo León posee tasas de desempleo juvenil -entre personas de 15 y 24 años- de prácticamente el doble de las correspondientes a la población nacional. Tanto en esta entidad como en el país hay un bono demográfico, es decir, existe una gran proporción de población en edad de trabajar y producir y con potencial para ahorrar e invertir, y menos personas que requieren de inversiones o gastos en educación y salud. Ambas situaciones justifican la realización de este análisis conjunto en México y Nuevo León.

Una vez aclarados los alcances geográficos, el libro inicia con las definiciones operativas de joven y de NINI, utilizadas en la investigación, así como con algunas estadísticas recientes sobre el volumen en cada uno de estos grupos, tanto para México como para Nuevo León. En términos generales, los autores definen a los NINIS como

todas aquellas personas entre 15 y 24 años de edad que no estudian o están matriculados en una institución educativa, no trabajan o realizan alguna actividad productiva, ya sea de manera formal o informal, de tiempo completo o parcial, con paga o sin ella, no se encuentran de vacaciones, en huelga o paro laboral, o afectados por alguna regulación temporal de empleo, no buscan empleo o manifiestan tener intención de hacerlo en el corto plazo, no son el o la principal responsable de las actividades domésticas de su hogar, no están enfermos o discapacitados de manera temporal o permanente, no tienen a su cargo el cuidado de un familiar, pariente o conocido y no participan en labores comunitarias o de asistencia social sin pago (p. 25).

La adopción de este rango de edad (15 a 24 años) se justifica porque en México, hasta la reforma constitucional de 2012, la educación obligatoria terminaba al concluir la secundaria, es decir, alrededor de los 15 años, y era entonces cuando la mayoría de las personas decidía seguir estudiando, iniciar la vida laboral o, en el peor de los escenarios, no estudiar, ni trabajar. De la misma forma, hay antecedentes de que es en este periodo cuando se produce la inserción laboral juvenil en las sociedades contemporáneas.

Más que la definición técnica, un elemento clave en la obra es la consideración de que el fenómeno NINI es más complejo que el hecho de ser joven que no estudia ni trabaja. El verdadero problema lo constituye la pérdida de intención de realizar alguna actividad con valor económico o social y el desinterés por integrarse a la estructura económica, al entorno social. Los autores agregan a su definición técnica que un NINI es "un joven que no tiene expectativas, que ha perdido la esperanza en su entorno económico y social" (p. 25). Estos jóvenes no estudian porque no creen que estudiando van a mejorar su situación; no trabajan porque piensan que los salarios que les ofrecen son insuficientes para llevar una vida digna, y tampoco creen que haciendo una carrera laboral van a mejorar su situación en el futuro. Este desánimo, que se extrapola al resto de la sociedad, es lo que en su opinión está detrás de ellos.

Más que la existencia de NINIS, es el desánimo en la población juvenil el que puede traer problemas en el futuro. La conducta de un joven inactivo puede derivar en situaciones de riesgo, tanto para él como para los que lo rodean, que en muchos casos se pueden tornar irreversibles. Asimismo, hay evidencia de que una persona que no logra integrarse de manera formal a las actividades económicas y sociales en una etapa temprana de su vida, es difícil que pueda hacerlo en las posteriores. Los autores sostienen que cuando las personas abandonan prematuramente su formación educativa, y no se integran a las actividades laborales de manera formal se debilita la posibilidad de convertirse en un adulto funcional e integrado a la estructura de la sociedad, y sus redes sociales de inclusión a la educación y al trabajo se deterioran generándose un círculo vicioso de exclusión social. Los resultados se resumen en tres costos, asumidos por la sociedad en su conjunto: a) personales y éticos, relacionados con el desarrollo humano, pobreza y costos familiares; b) sociales, derivados de la pérdida de los jóvenes como activo social, así como la baja participación en la vida institucional, la estabilidad y paz social y c) económicos, relacionados con el progreso, la competitividad y el bienestar.

La caracterización de los NINIS en el plano nacional -México- y estatal -Nuevo León- presentada aquí muestra que 4.5 por ciento de los jóvenes en el país lo son (906 549 personas) y 3.6 en Nuevo León (30 118). Aunque estas cifras parecerían alarmantes, Aguayo, Mancha y Rangel sostienen que, más que las cantidades, constituyen una bomba de tiempo, la cual podría explotar generando otros problemas: "migrantes internacionales, suicidios, alcohólicos y drogadictos, y/o delincuentes" (p. 158).

El libro identifica los elementos individuales que incluyen variables socioeconómicas (sexo, edad, estado civil, educación y condición migratoria, y los del entorno doméstico -hogar- (ingresos y las características del jefe de la familia), que hacen más propensos a los jóvenes a convertirse en NINI; los resultados varían para Nuevo León y México. Uno de los principales hallazgos es que a escala nacional existe un mayor porcentaje de mujeres que de hombres NINIS, mientras que en Nuevo León sucede lo contrario. Estas primeras diferencias marcan la pauta para el diseño de posibles políticas públicas encaminadas a combatir el fenómeno NINI que, para ser efectivas, deberán tomar en cuenta las diferencias interregionales y de género.

De la misma forma, los autores evaluaron la influencia del entorno; el impacto de las variables socioeconómicas en la probabilidad de convertirse en NINI. Este análisis se realizó por vecindarios, se tomó como unidad de análisis el área geoestadística básica (AGEB) en el área metropolitana de Monterrey (AMM). En el ejercicio se encontró que los vecindarios (AGEB) con mayor número de personas sin acceso a infraestructura -por ejemplo servicios médicos- hacen que los jóvenes que habitan en ellos sean más proclives a convertirse en NINIS. En este ejercicio se utilizaron modelos econométricos (binarios logit), para vincular la probabilidad de ser NINI a variables como edad, educación y condición migratoria, ingresos del hogar y características del jefe de familia.

Pero no todo es negativo, hay hallazgos positivos, como en el caso de la educación. Pese a que se encontró que los NINIS parecen poseer una escolaridad promedio inferior, en el análisis de vecindarios se descubrió que aquéllos cuyos habitantes tenían más estudios la propensión de los jóvenes a convertirse en NINI se redujo considerablemente. En ese sentido, la educación y el ingreso familiar parecerían ser elementos decisivos para que un individuo se convirtiera en NINI o no lo hiciera. Esta reflexión llevó a que se proponga como posible acción de política o medida de contención incluir a la educación preparatoria en el esquema escolar obligatorio.

Al analizar las repercusiones del entorno sobre la condición de actividad de los jóvenes en el AMM, para detectar si el vecindario influye sobre la probabilidad de ser NINI, se observa que este fenómeno tiene un "efecto contagioso"; "la presencia de NINIS en un AGEB contribuye a la existencia de más de este tipo en los AGEB aledaños" (p. 160). Incluso el porcentaje influye, esto es, entre más NINIS se ubiquen en un barrio o zona, habrá más de ellos en los alrededores.

Al relacionar la presencia de los NINIS con la delincuencia, se comprobó que hay una asociación positiva entre la probabilidad de ser víctima de algún delito y el porcentaje de individuos entre 15 y 24 años que no estudian ni trabajan en el área o vecindario. Ello es preocupante pues, si esto no se corrige, ya no sólo estaríamos hablando de jóvenes "desocupados", sino de condiciones de inseguridad futuras más graves a las actuales.

Ante estos resultados, los autores concluyen en la necesidad de que se canalicen más estrategias para la atención de problemas relacionados con los jóvenes, como drogadicción y fertilidad, así como el apoyo a familias disfuncionales. De igual forma, debe incentivarse la generación de empleos, así como mejores oportunidades de educación y salud. Es claro que no ha sido suficiente con reducir la pobreza y desigualdad o bien, con mejorar las condiciones en los vecindarios; es momento de enfocar acciones hacia los grupos vulnerables y, en especial, generar incentivos para una mayor integración familiar. Estas propuestas, aunque incipientes, pueden constituirse en una esperanza para estas personas, sus familias y para la sociedad en su conjunto.

En síntesis, el trabajo que engloba el libro de Aguayo, Mancha y Rangel es una investigación sólida y de gran importancia para los estudiosos del problema económico y en especial del laboral. Considero que su lectura es básica para todos: es una mirada a una realidad conocida por muy pocos.

 

Bibliografía

Ulrich, Beck. 1998. La sociedad del riesgo. En camino hacia otra sociedad moderna. Madrid: Paidós.         [ Links ]

INEGI. 2010. Encuesta nacional de ocupación y empleo. www.inegi.org.mx.         [ Links ]

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