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Región y sociedad

versión On-line ISSN 2448-4849versión impresa ISSN 1870-3925

Región y sociedad vol.18 no.37 Hermosillo sep./dic. 2006

 

Artículos

 

Clientelismo y exilio. José María Maytorena como "ego" de una red, 1915-1920

 

Laura Alarcón Menchaca*

 

* Investigadora de El Colegio de Jalisco. Calle 5 de Mayo # 321, C. P. 45100, Zapopan, Jalisco, México. Teléfono (33) 36 33 26 16. Correos electrónicos: laura.alarcon@coljal.edu.mx y lauraalarconmenchaca@yahoo.com.mx.

 

Recibido en marzo de 2006
Revisado en junio de 2006

 

Resumen

Los primeros cinco años de exilio del revolucionario sonorense José María Maytorena Tapia, se analizan según la perspectiva de la formación de redes egocéntricas y exocéntricas, centradas en un intercambio de recursos económicos y de información. Se examinan dos variables que condicionaron el entretejido de las redes: los vínculos de Maytorena con otros sujetos, con base en la ayuda económica y su oposición al gobierno de Venustiano Carranza. La modificación del escenario político de la nación, así como su relación con Estados Unidos profundizaban o mermaban la reciprocidad entre los miembros de la red, vista a la luz de un sujeto como "ego" de la misma, de la cual se plantean algunos ejemplos. El fracaso de la empresa de Felipe Ángeles, el asesinato de Carranza y la acendrada hostilidad entre Maytorena y Álvaro Obregón contribuyeron a entretejer vínculos nuevos en la siguiente etapa del exilio de Maytorena, que duró más de una década.

Palabras clave: exilio, redes, redes egocéntricas, redes exocéntricas, vínculo, amistad, clientela.

 

Abstract

The first five years of exile of the Sonoran revolutionary José María Maytorena Tapia are analyzed according to the perspective of egocentric and exocentric networks formation, focusing on financial resources and information exchange. Two variables that conditioned the networks' interweaving are analyzed: Maytorena's links to other individuals, based upon financial support, and his opposition to Venustiano Carranza's regime. Changes in the nation's political scenario, as well as its relationship to the United States, deepened or diminished the reciprocity among the network's members, seen in terms of one subject as the network's "ego," of which several examples are given. The failure of Felipe Ángeles' enterprise, Carranza's murder and the bitter hostility between Maytorena and Álvaro Obregón spurred the formation of new ties in the following stage of Maytorena's exile, which lasted more than a decade.

Key words: exile, networks, egocentric networks, exocentric networks, ties, friendship, clientele.

 

Introducción

La lucha revolucionaria de José María Maytorena no terminó como él y sus seguidores habían anhelado. El escenario revolucionario durante 1915 modificó sustancialmente las perspectivas para los maytorenistas: los tropiezos militares, la carencia de recursos y las divisiones internas, entre otros factores, generaron y acrecentaron las deserciones. Su periodo como gobernador constitucional de Sonora terminaba en agosto de 1915, pero permaneció en el cargo, según su testimonio, a solicitud de Francisco Villa. Al mes siguiente, Roque González Garza lo conminó a abandonar el cargo por congruencia con sus principios, y porque consideraba que las fuerzas de Sonora se comportaban de manera negativa. ya no había posibilidades de revertir el fracaso de los aliados maytorenistas.

La noticia del reconocimiento inminente de Venustiano Carranza por parte del Gobierno de Estados Unidos, le dio la pauta a Maytorena para concretar su salida del país. Cruzó la frontera por Nogales, Sonora, con el pretexto de asistir a las conferencias de paz panamericanas en Washington, a pesar de no contar con representación oficial (The New York Times, 2 de octubre, 1915). El general José Leyva informó a villa que Maytorena había abandonado el país, el 1 de octubre de 1915, y dejó a la población prácticamente sin autoridad civil y militar (The New York Times, 2 de octubre, 1915). La sospecha de que Maytorena "arregló" su retiro con las autoridades estadounidenses parece verosímil, ya que "al ponerse en territorio de los Estados Unidos, el automóvil ocupado por el Gobernador Maytorena fue escoltado por el coronel americano Frier y ocho soldados, los cuales le acompañaron hasta la casa que el citado Gobernador compró en esta ciudad", Nogales, Arizona (La Prensa, 2 de octubre, 1915).

Por otro lado, proliferaron los rumores de que el ex gobernador de Sonora había tenido problemas con los mandos del país vecino. No obstante, éstos se desvanecían con el apoyo que le ofrecieron para su traslado, además de que el general Hugh Scott, jefe del Estado Mayor del Ejército estadounidense, le había aconsejado que se retirara a Estados Unidos porque la causa villista estaba perdida. El apoyo que se le dio a Maytorena posiblemente iba encaminado a despejar el camino para los constitucionalistas, y a buscar la "aceptación" tácita de Maytorena al reconocimiento inminente de Carranza por parte de Washington. Aunque esto parece sobrevalorar a Maytorena, a las autoridades estadounidenses les convenía tener su anuencia, para legitimar su decisión y lograr "pacificar" más pronto a México. Maytorena se enteró del reconocimiento antes de que se hiciera público, ya que dialogó con autoridades del país vecino, y ello quizá contribuyó a que el revolucionario sonorense pudiera vivir "pacíficamente" en Estados Unidos.

Así inició un largo exilio, que entonces parecía voluntario, pues no tenía interés de continuar en el gobierno y tampoco de capitalizar el movimiento revolucionario. Al paso del tiempo, su salida de México fue forzosa, ya que fue expulsado por Plutarco Elias Calles, cuando regresó, en 1925.

Durante su estancia en Estados Unidos, José María Maytorena reconstruyó su red de relaciones, fundamentalmente con maderistas, villistas y algunos porfiristas. La procedencia diversa de los miembros de la red ocasionaba que los lazos entre ellos no tuvieran la misma intensidad; algunas veces fueron sólidos, sustentados en la amistad y en el clientelismo y otros efímeros. Resulta interesante pero a la vez complejo considerar el término red, para abordar el análisis sobre la forma en que Maytorena edificaba sus relaciones. Michel Forsé plantea que la red es un concepto amplio, ya que en ella se puede considerar una sociedad, empresa, asociación, familia o un grupo de amigos, esto significa que existen lazos más fuertes que otros, pero al fin y al cabo se puede hablar de una red, cuyas alianzas generalmente son informales y no tienen regulaciones, como en una organización (Forsé 1991). Larissa Adler de Lomnitz (1984) señala la existencia de redes egocéntricas y exocéntricas; las primeras son un conjunto de relaciones diádicas1 de intercambio recíproco, referidas a un individuo determinado y centradas en él; en cambio, las segundas son el conjunto de redes egocéntricas de intercambio que configuran un campo de relaciones que se extienden en todas direcciones; no es un ámbito homogéneo, y se caracterizan por la intensidad del intercambio de todos con todos.

En algunos casos, la red exocéntrica es al mismo tiempo un grupo social formalmente constituido, tal como una familia extensa; en otros casos, es simplemente un grupo de parientes o de vecinos unidos por una relación social de cooperación. Además cada miembro de una red exocéntrica puede mantener relaciones diádicas de intercambio con individuos fuera de esta red; en otras palabras, la red exocéntrica no coincide necesariamente con la red egocéntrica de cada uno de sus integrantes (Adler de Lomnitz 1984, 143).

La intensidad de intercambio marca la variable subyacente del campo social. El individuo puede ser el centro de una red y a su vez pertenecer a varias simultáneamente, pues éstas se construyen y fortalecen de acuerdo con la intensidad del intercambio, el cual puede ser de información, lealtad, favores y recursos económicos, entre otros. Aunque el intercambio busca la reciprocidad, ésta no necesariamente es diádica y bidireccional; ya que puede darse entre un sujeto que se considere el centro de la red con otro u otros individuos de la periferia. Además, puede ser de diferente índole, distinta intensidad y también carecer de reciprocidad.

El análisis de la red de relaciones en torno a la figura de Maytorena debe considerar el carácter de éstas, y el contexto en el que se desenvolvía, pues él configuró sus redes con base en la amistad y el clientelismo. Las primeras suponen confianza, reciprocidad e intercambio de servicios. Como valor afectivo, la amistad cabe tanto en las relaciones entre semejantes como entre desiguales (Imízcoz 1993, 36). De acuerdo con el planteamiento de François-Xavier Guerra, la amistad se reserva para designar el lazo entre actores equivalentes; en cambio, la clientela es para designar relaciones entre personas desiguales. Imízcoz añade que la amistad está más próxima a la alianza, mientras que la clientela estaría más cerca de la dependencia.

El paisanaje, que se entrecruzaba con las relaciones de amistad y de clientela, desempeñó un papel importante en la red, pero en sentido amplio, pues los vínculos de Maytorena sobrepasaron su estado natal. Su trayectoria política le permitió configurar un capital social y político, que en la expatriación le sirvió para fortalecer una serie de vínculos con mexicanos interesados en bloquear al nuevo gobierno.

Vale la pena resaltar que en este análisis se considera al sujeto como un actor social que responde a las condiciones del momento y del lugar, es decir, el estudio se enfoca a analizar el capital social y el relacional de Maytorena. No se pretende explicar a los actores en categorías sociales, sino a las acciones en la realidad del exilio. José María Imízcoz (1996, 17) propone un estudio que aborde a la sociedad en términos de relación "que parta de lo que vincula y no de lo que separa". Además, sugiere integrar el análisis de la red social a una visión más global de los actores sociales, ya que los sujetos no solamente se mueven por intereses conscientes, sino también por sus atributos y valores (Imízcoz, en prensa).

Desde un punto de vista egocéntrico, se analizará la red de relaciones de Maytorena como actor central, y se enfocará una perspectiva a partir del sujeto y su relación con los distintos miembros de ella, en un contexto de destierro. Aunque el punto de partida es Maytorena, es importante resaltar que las redes exocéntricas tenían distintos puntos de intersección en otros sujetos. Entonces, parece que éstas se hicieron formando pequeños círculos, que a su vez se relacionaban con otros sujetos. Los vínculos se dieron por las relaciones de amistad, clientela y paisanaje, centradas en la ayuda económica, el intercambio político y en el intento de formación de un grupo más formal para derrocar al gobierno revolucionario. También hay que considerar la distinta intensidad de las conexiones entre los miembros de la red; los más sólidos con raíces en la fidelidad a la figura y al movimiento revolucionario de Maytorena, y los de "reciente" creación se forjaron por el interés de mantener viva una llama de oposición al grupo en el poder. La coexistencia de una multitud de lazos supone una coordinación entre los diversos mundos, y a su vez hace más complejo trazar su dirección, intensidad y duración (Moutoukias 1998).2

El papel de Maytorena tenía un carácter especial, por un lado era la figura egocéntrica de una red bidireccional, y por el otro significaba un punto de intersección dentro de las redes exocéntricas. Lo procuraban diversas personas para que se incorporara a algún grupo estable, y aunque él negaba su participación formal, mantenía fuertes vínculos con la red; de ahí su carácter "informal". Sus nexos con los miembros se originaron en el movimiento revolucionario, aunque algunos de ellos no necesariamente habían sido aliados de Maytorena. El punto de coincidencia de los integrantes de las redes fue fundamentalmente su oposición al régimen de Venustiano Carranza. El capital social que aún poseía Maytorena le permitía entablar lazos con antiguos correligionarios; de alguna manera simbolizaba la vertiente enemiga del grupo en el poder.

Alberto B. Piña, quien mantuvo una estrecha relación con Maytorena desde que fue diputado local de Sonora de 1911 a 1913, constituyó un eslabón clave entre el centro de la red (Maytorena) y la periferia, pues era el intermediario entre éste y el campo social. Como señala Imízcoz, los lazos débiles "sirven de puentes para acceder a instancias o recursos a los que habitualmente no se tiene acceso a través de los lazos fuertes, que suelen configurar un ámbito (de recursos e información) más estrecho. De ahí la expresión de Granovetter sobre 'la fuerza de los lazos débiles'" (Imízcoz, en prensa). De tal manera, Piña se convirtió en un interlocutor importante en la red.

Aunque Maytorena se resistía a ser el sujeto promotor de la red, es importante destacar que ocupaba un lugar central. No quería vivir en el ostracismo, pero a la vez eludía el compromiso de participar en un grupo formal; de esto deriva la relevancia del análisis, desde el punto de vista de la configuración de la red de relaciones. La actitud de Maytorena oscilaba entre la negativa a participar en organizaciones formales y el fortalecimiento de los vínculos de la red. como Señala Moutoukias, las relaciones sociales son una construcción cambiante en que los actores tienen tal margen de libertad que reactualizan las reglas y las representaciones, por ello no pueden subestimar el conflicto y la negociación (Imízcoz, en prensa). Antiguos revolucionarios en su intento por crear grupos políticos para retomar el poder en México buscaban apoyo de Maytorena. No en vano había creado un capital político, que si bien se desvaneció, en el exilio le dio peso por ser considerado uno de los más acérrimos enemigos del grupo triunfante.

El análisis de los lazos que entabló Maytorena de 1915 a 1920 obliga a centrarnos en dos variables subyacentes: la configuración de la red en torno de la solicitud de ayuda económica de varios correligionarios y la oposición política al Gobierno de Venustiano Carranza. Reconstruir estas redes implica una limitante, pues se han reedificado con base en sus testimonios escritos. Por tanto, se enfocarán las redes construidas fuera de su lugar de residencia y con las dos variables señaladas. Sin embargo, Imízcoz considera que la correspondencia epistolar es necesaria y útil para conocer las redes sociales, ya que aporta información privilegiada, "tanto para un análisis de las características estructurales de la red como para conocer los contenidos cualitativos de las relaciones entre actores sociales" (Imízcoz, en prensa).

El rasgo esencial de la red es que los sujetos emigraron de su patria por motivos políticos. victoria Lerner (2001, 110) señala al exiliado político como "aquél que por su actividad política tuvo que salir obligatoriamente de su país con el fin de salvar su vida o evitar la prisión —que no puede regresar a él mientras siga en el poder el gobierno que es su férreo opositor". El retorno de expatriados políticos con la caída del Gobierno de Carranza, en 1920, modificó las redes de exiliados en Estados Unidos. Sin embargo, a Maytorena todavía le quedaba un destierro largo.

Las ciudades fronterizas de Laredo y El Paso fueron los lugares preferidos por los desterrados que entablaron una relación con Maytorena. Además, San Antonio fue un espacio de mucho contacto, así como Tucson, Arizona, y poblaciones de california tales como Los Ángeles y Caléxico. Nueva Orleans sirvió de refugio a algunos de ellos, pero Nueva york fue de los lugares más representativos de la organización de los exiliados. Las redes de intercambio se profundizaban o se diluían de acuerdo con diversos factores, sobre todo por las condiciones específicas de México y por su relación con el país vecino. "El análisis de las redes sociales permite reconstruir esta diversidad, no porque suponga otra improbable forma de coherencia, sino porque quienes actuaban eran hombres y mujeres vinculados unos con otros" (Moutoukias 2002, 102).

 

Una red sustentada en la ayuda pecuniaria

El capital que José María Maytorena logró amasar durante su vida en Sonora, aunado al heredado de sus padres, le había permitido acumular una fortuna considerable que según él le truncó la revolución y, sobre todo la intervención de sus bienes y de la testamentaría de sus padres. A pesar de esta situación, la posición económica de Maytorena en los primeros años de su exilio debió ser desahogada, ya que le permitió vivir con decoro, y proporcionar ayuda pecuniaria a varios de los antiguos revolucionarios.

En esta red, Maytorena era la figura egocéntrica: a él le pedían ayuda económica, que era una forma de pagar por la fidelidad política durante el movimiento revolucionario (Moutoukias 1997). Los amigos y antiguos colaboradores le solicitaban los recursos para instalar negocios o cubrir sus gastos personales urgentes. En tal sentido, se puede señalar la reciprocidad como elemento central; sin embargo, por el carácter temporal de la red, así como por su fin específico (Moutoukias 1998), la relación funcionaba como una red unidireccional, sustentada en vínculos de amistad y de clientela. Cuando la capacidad económica del sujeto se vio mermada, los vínculos se desvanecieron.

A pesar de que Maytorena señalaba que el exilio le había impuesto dificultades económicas, de alguna manera tenía recursos para cubrir sus gastos personales y requerimientos de amigos. No obstante, las fuentes no permiten tener la certeza de la forma en que Maytorena obtenía sus recursos aunque, según él escasos, que le permitieron ayudar a antiguos colaboradores y vivir desahogadamente en Estados Unidos. Lo más probable es que conservó propiedades a nombre de otras personas o que previno los sucesos y envió dinero, tanto propio como ajeno, al vecino país. En algún momento refirió que tenía ahorros en oro; no en vano las suspicacias aumentaban en torno a la apropiación de dinero durante su carrera política.

Algunos ejemplos de esta red egocéntrica resultan ilustrativos, como los favores solicitados por Roque González Garza, Rafael Buelna, Felipe Ángeles y Salvador Camacho. González Garza, quien había sido representante de Villa en la Convención Revolucionaria y mantenido una relación cercana con Maytorena, aunque no siempre de cordialidad, le solicitó en abril de 1916, un préstamo de 500 dólares, ya que pensaba irse a vivir a Sudamérica, debido a la persecución de que era objeto a raíz de la invasión de Villa a Columbus. Se dirigió a Cuba (Lerner 2001, 134), aunque la correspondencia con Maytorena no refleja su salida de Estados Unidos. En agosto de 1918 le escribió de San Antonio, Texas; se lamentaba porque éste no podía invertir en la compañía que representaba, mas no aclaraba a cuál se refería. Además, señalaba que "[...] cada día se acerca más a un éxito definitivo y completo. No obstante, no pierdo la esperanza de que mañana o pasado, como es de justicia, esa situación de Ud. cambie y en tal caso me será posible hacer con Ud. una operación que desde todos puntos de vista la considero buena para Ud.".3

En cuanto a la ayuda económica, fue representativa la relación que entabló en el exilio con Rafael Buelna, sinaloense de nacimiento, quien decidió expatriarse cuando las fuerzas villistas presentaban franca decadencia. A pesar de que villa le había pedido continuar en Tepic y más tarde en Durango, adonde había llegado en septiembre de 1915, Buelna se dirigió a conferenciar con Villa quien, después de reclamarle en tono "cariñoso" su desobediencia, accedió a platicar con "Buelnita" (Valadés 1987, 115-119). Después de varias horas de conversación, y de despedirse de villa, Buelna decidió irse a Estados Unidos. Le comentó a su hermano Miguel: "yo entré a la revolución a pelear por ideales, y villa no me puede convencer con sus ambiciones" (Valadés 1987, 120). Después de algunas peripecias, incluso logró burlar una orden de villa para que fuera aprehendido y fusilado, cruzó la frontera y salió rumbo al exilio. Buelna buscó de qué vivir, compró un restaurante en El Paso, Texas. Pronto se convirtió en una fuente de empleo para excombatientes, además de proporcionar alimento sin cobro a antiguos correligionarios.

A principios de 1916 "se vio en la necesidad de recurrir a algunos ricos exiliados, pidiéndoles ayuda pecuniaria, resolviéndose a clausurar el restorán y pensando en otro género de actividades mercantiles" (Valadés 1987, 122).Tras los malos resultados empresariales y para aprovechar las malas relaciones entre México y Estados Unidos por la expedición punitiva de Pershing, Buelna le ofreció a Carranza, igual que otros exiliados, defender a la patria del país vecino. Éste se lo agradeció, pero no le permitió el regreso a México. En septiembre de 1916, Buelna se dirigió a Los Ángeles, California, intentó trabajar como jardinero o emprender un negocio algodonero nuevo, que no tuvo los resultados esperados. Solicitó ayuda a Maytorena, quien ya le había prestado dinero para comprar un automóvil usado del que se quejaba constantemente por su deterioro. En diciembre volvió a pedirle dinero para trasladarse a San Salvador, donde pretendía abrir un negocio de representación para ventas de máquinas de coser. Maytorena le respondió que "[...] mis gastos han sido últimamente muy fuertes y han venido agotando las reservas en oro que tenía aquí para atender a mis necesidades, al grado que quizá por mi falta de previsión y por la forma en que he atendido a mis amigos y a nuestros correligionarios, he expuesto a mi familia a futuras privaciones".4

En mayo de 1917, Maytorena le envió cincuenta dólares, y un mes más tarde Buelna le solicitaba ayuda de nuevo, a cambio de la sociedad en un negocio agrícola en Caléxico, California, pero Maytorena se negó a participar. Sin embargo, José C. Valadés señala que Buelna decidió marcharse a La Habana con ayuda de sus suegros, aunque sin buenos resultados. En los últimos meses de 1919 obtuvo el permiso de Carranza para regresar a México. Pese a que algunos amigos le consiguieron el nombramiento de administrador de Rastros y Mercados (Valadés 1987, 124), Buelna no resistió la tentación de regresar a la lucha y sofocar el movimiento que abanderaba la candidatura de Álvaro Obregón. No sólo eso, incluso se resolvió a publicar un folleto escrito por José María Maytorena (Valadés 1987, 124).5 Buelna fue comisionado para combatir a los alzados primero en Sinaloa y después en los límites de Jalisco y Nayarit, pero llegó a Guadalajara y se dirigió a Zacatecas "con intenciones de encontrarse a la columna rebelde que a las órdenes del general Enrique Estrada, avanzaba sobre Jalisco, al que se unió",Valadés (1987, 124-125).

Con el triunfo de la rebelión de 1920, Buelna quedó comisionado en la comandancia militar de Jalisco. De esta manera se explica que en octubre de 1921 Maytorena le reclamara la falta de atención a dos cartas que le había enviado desde agosto de 1920. Un mes después, Maytorena le mandó el duplicado de la carta, y no recibió respuesta. Además, le reiteró su difícil situación económica, y le solicitaba dinero, pues debía pagar un préstamo. Maytorena calculó que le había facilitado a Buelna 1 052.35 dólares, entre 1915 y 1917. En consecuencia, le pedía que lo ayudara como él lo había hecho: "Usted ahora se encuentra en buena posición, con un elevado puesto que sin duda alguna le proporcionará la oportunidad de hacer negocios que le dejarán buenos rendimientos, mientras que yo continúo en el exilio, sin ninguna entrada y sí con fuertes compromisos a los que tengo que hacer frente".6

Este caso contribuyó a que se fuera gestando en Maytorena una gran desilusión, por la falta de reciprocidad de antiguos correligionarios. A fin de cuentas, no debía extrañarse de la actitud de Buelna, ya que éste de alguna manera se fue acomodando políticamente con distintos grupos en el poder.7 La relación entre Maytorena y Buelna era de clientela más que de amistad, pues los favores políticos tenían un precio; Buelna cobró y Maytorena no pudo recuperar.

La figura de Felipe Ángeles guarda un lugar especial en esta red, con él Maytorena forjó vínculos de amistad basados en el respeto y la admiración; la preocupación por ayudarle económicamente estuvo acompañada de un gran intercambio de ideas y de intentos por unirse políticamente. Aquí, es difícil distinguir las dos variables, ya que Ángeles fue uno de los lazos fuertes que entabló Maytorena en los dos aspectos: ayuda económica y relación política sólida.

Ángeles compró un rancho cerca de El Paso, Texas, el cual implicaba mucho trabajo. En enero de 1916, Maytorena le sugirió venderlo, pues la cercanía con la frontera le acarreaba muchos problemas políticos. A fines de ese mes, Ángeles refería con cierto optimismo la buena producción de leche en su rancho, pues pensaba que en dos años podía ser un buen negocio. Dicho entusiasmo pronto se esfumó, debido a que en junio las perspectivas del negocio cambiaron radicalmente; entonces pidió ayuda a Maytorena, quien le envió tres mil dólares, los cuales le pagaría cuando vendiera el rancho.8 Las malas condiciones de éste incidieron en su partida a Nueva York, donde se dedicó a un trabajo manual, según Friedrich Katz.

Esto no le importaba, ya que, le daba la posibilidad de establecer contacto con las clases bajas. 'Me hacía entender muy bien de la gente decente, pero ni entendía ni me hacía entender con el pueblo. En fin, que tengo mucho amor por el pueblo, pero que no tengo muchos puntos de contacto con él'. Pocos meses después, Ángeles pensaba que había superado ese defecto. 'Tengo mis amigos entre los indios de aquí, entre los humildes, entre los negritos', escribía desde Nueva York (Katz 1998, t.2, 276).

En agosto de 1917, Ángeles planeaba trabajar en una mina en Uniontown, Pensilvania. Dudaba de su resistencia para el trabajo, pero decía que con voluntad podría sacarlo adelante. A fines de septiembre había desistido de ese proyecto, porque un sobrino le advirtió de la dificultad del mismo. Se cambió de domicilio "a un cuartito" del sur de la ciudad, ya que antes vivía en downtown. En octubre de ese año se dirigió a Washington por un empleo que le habían ofrecido al coronel Julio de la Cerna en la Casa Du Pont de Nemours; éste, a su vez, se lo ofreció a Ángeles, pero le fue negado porque, como expresaba éste, "era mucho hombre para el empleíto y demasiado sabio para mis jefes, a pesar de que yo soy humilde y estoy dispuesto a trabajar hasta con la pala".9 La situación empeoró aún más, Maytorena lo invitó a Los Ángeles, donde trataría de conseguirle un empleo, y le envió cien dólares para ayudarle en la manutención. Felipe Ángeles le agradeció su ofrecimiento, pero sus planes eran claros: quería emprender la lucha política que se había propuesto.

Por su parte, el ejemplo de Salvador Camacho parece aislado, ya que no logró entablar lazos fuertes con otros emigrados. Sin embargo, es un caso típico de vínculo de clientela, pues buscó cobrar un favor político; así a mediados de 1916 le agradeció a Maytorena el dinero enviado para atenderse una enfermedad pulmonar. Camacho había colaborado con Maytorena en la publicación del periódico LaVoz de Sonora, que se imprimía en Hermosillo y era considerado órgano oficial del maytorenismo en dicho estado, y había tenido que abandonar la entidad en 1914, debido a que los colaboradores cercanos a Maytorena fueron perseguidos por los constitucionalistas. Camacho fue uno de los vínculos de Maytorena para publicar "sus logros" y "desenmascarar" al grupo enemigo, según sus versiones, durante la revolución. Entonces, de alguna manera Camacho reclamaba un "favor" prestado, y le solicitó 200 dólares para iniciar un negocio; en junio reiteró su petición aludiendo que había aportado dinero para comprar papel para LaVoz de Sonora. Insistía en que durante dos meses no percibió su sueldo porque no había recursos en la Tesorería General de Sonora, y pese a la orden de pagarle en la aduana de Nogales, no recibió nada, porque todos habían huido.10 Como Maytorena no le prestó el dinero y, según otro informe, Camacho se dedicó a desprestigiarlo por medio de la prensa, con información u opiniones adversas.

La campaña de desprestigio de Camacho en distintos periódicos de Estados Unidos, incluía a Alberto B. Piña y a Maytorena como los causantes del rompimiento de Villa con Carranza. En agosto de 1916, Maytorena envió a Piña varias cartas de Camacho para que sustentara la defensa de su actuación política. Así, un mes más tarde, Piña envió a Ignacio Lozano, director del periódico La Prensa (de San Antonio, Texas) la réplica sustentada en que ambos consideraban esto difamación, pues la ruptura se debía a las condiciones mismas del conflicto entre ambas fuerzas.

Los cuatro ejemplos anteriores reflejan cómo la red egocéntrica, sustentada en la petición de ayuda económica, se diluyó cuando Maytorena ya no pudo proporcionarla. Puede hablarse de una red por su carácter informal y su construcción cambiante: se mezclaban la discusión y participación política en el exilio y la solicitud de ayuda económica. Estos vínculos combinaban relaciones de amistad, clientela y paisanaje. En cuanto el lazo de amistad, fue indudable la importancia de Ángeles. En cambio, las otras relaciones eran del tipo clientelar, en que los favores políticos tenían un costo. Cuando Maytorena buscó la reciprocidad económica, la decepción fue mayúscula, especialmente con Rafael Buelna.

 

Una red exocéntrica en el exilio

La formación de la red exocéntrica tiene varios puntos de intersección. Un elemento sustancial fue la unión de los sujetos con base en la oposición al régimen de Carranza, que a la vez fortalecieron los vínculos a causa de los conflictos entre Estados Unidos y México. Parecía que Maytorena no era el promotor de esos lazos; sin embargo, ocupaba un lugar especial, ya que de alguna manera simbolizaba la oposición más fuerte al grupo que capitalizó la Revolución Mexicana; este lugar especial en la red obedecía a su historia personal, a su trayectoria política (Moutoukias 1998, 232), a ese capital que no se había desvanecido del todo.

Los Nexos entre las redes de exiliados se crearon o fortalecieron por su antigua militancia en el maderismo, convencionismo y en el villismo; aunque el lazo más fuerte terminó siendo su enemistad con el grupo en el poder. Esto los hacía ser sujetos de vigilancia por parte de las autoridades estadounidenses.

La intensidad de las conexiones entre los miembros de las redes era distinta. Maytorena ocupaba un lugar central, pero su actitud cautelosa parecía reflejar a un sujeto que estaba más en la periferia; sin embargo, era una fuente necesaria de "legitimación", y un punto de intersección en la red exocéntrica.

Algunos de los exiliados temían convertirse en sospechosos. En un principio Ángeles y Maytorena se aconsejaban mutuamente sobre la necesidad de pasar inadvertidos para las autoridades de Estados Unidos; el consejo era alejarse de cualquier sospechoso. Así, Ángeles recomendó a Maytorena que no se exhibiera con antiguos convencionistas como Miguel Díaz Lombardo, para que lo creyeran alejado de los asuntos políticos.11 Pero, a la vez, Maytorena consideraba que la cercanía del rancho de Ángeles con la frontera acrecentaba las suspicacias y conflictos con las autoridades. En enero de 1916, "se presentaron dos hombres como representantes de Zapata para ofrecerle el mando militar de la campaña en el sur, y quedó convencido de que eran espías carrancistas que trataban de complicarlo, junto con Maytorena, a quien también fueron a ver, en un problema" (Katz 1998, t.2, 275). Un mes después, Ángeles comentaba que lo había visitado George Carothers, quien fuera agente confidencial del Gobierno de Estados Unidos ante Villa. Sospechaba que deseaba indagar sobre sus condiciones de vida, ya que corría el rumor en la prensa de que en un rancho cercano a la frontera se conspiraba en contra del Gobierno constitucional de México.12 Carothers comentó a Felipe Ángeles que buscaría a Maytorena en Los Ángeles, por ello este último recomendó al ex gobernador de Sonora que tuviera cuidado al hablar con el estadounidense.

La invasión de Francisco Villa a Columbus y la expedición punitiva de Pershing, en marzo de 1916, intensificaron los vínculos entre los miembros de la red. Federico y Roque González Garza vertieron opiniones en contra de la invasión; porque según Katz, no criticaba el hecho desde el punto de vista moral, ya que posiblemente estaba justificado por la actitud de Estados Unidos en el reconocimiento a Carranza. No obstante, consideraba que entonces villa perdía la posibilidad de ser el líder de la oposición al Gobierno de Carranza (Katz 1998, t.2, 269-270). Sin embargo, suscitó una actitud que Villa había contemplado: unir a los exiliados y al pueblo de México contra Carranza pero, a la vez gestar en los expatriados un sentimiento nacionalista por defender la soberanía, ante la actitud invasora de Estados Unidos. De los exiliados, algunos ofrecieron sus "servicios" a Carranza —entre ellos Maytorena— en el caso de que se desatara una guerra, actitud que propició severas críticas. Maytorena se defendió señalando que se debían contextualizar esas declaraciones, ya que un conflicto con Estados Unidos motivaba la defensa de la patria. Empero, las circunstancias entre los dos países no tomaron el rumbo esperado y por lo menos el enfrentamiento se entibió.

Con este incidente, Estados Unidos acentuó la presión y el hostigamiento hacia ciertos exiliados. Algunos fueron arrestados por la sospecha de sus vínculos con villa. Maytorena señalaba reiteradamente que las autoridades estadounidenses lo perseguían. No obstante, "permaneció en Los Ángeles, cambiando de casa o mudándose a un hotel en marzo de 1916" (Lerner 2001, 135). El Gobierno de Estados Unidos suponía una posible relación entre la invasión de villa a Columbus y las redes de exiliados villistas. Cuando esta sospecha perdió fuerza, se intensificó la comunicación entre los desterrados, con el fin de formar grupos opositores al gobierno establecido. Los intentos por constituir una oposición institucional no siempre se lograron, pues algunas relaciones se dieron de manera informal con una comunicación recíproca, pero de pocos alcances específicos.

Por otra parte, a los días de iniciado su exilio, el ingeniero Manuel Bonilla, con quien Maytorena había mantenido un contacto estrecho durante la contienda revolucionaria, le solicitó recursos para un fin político. Su trayectoria era amplia: administrador durante el régimen porfirista, pero cayó de la gracia del líder porque apoyó a un candidato a la gubernatura de Sinaloa no grato a Díaz; seguidor fiel de Madero, logró dirigir los ministerios de Comunicaciones y después de Fomento, además de ocupar un escaño en el Congreso durante el primer gobierno revolucionario. Posteriormente, se incorporó a las filas villistas, convirtiéndose en el responsable principal del proyecto de ley agraria para el estado de Chihuahua.13 En cierto momento le proporcionó información útil a Maytorena sobre los movimientos e inquietudes de algunos exiliados. A principios de octubre de 1915, Bonilla comentó a Maytorena el fracaso de su gira proselitista en busca de recursos para sostener el periódico El Legalista, por lo que le pedía una aportación mensual entre ochenta a cien dólares por uno o dos meses. Él le respondió que no podía satisfacer su demanda, pues eso significaba acuerdo y solidaridad con la empresa, aunque sí le ofreció un cheque por cien dólares "para demostrar que mi actitud no está inspirada en sentimiento egoísta".14 Maytorena no estaba dispuesto a pactar un compromiso para avalar la publicación.

Los lazos entre Maytorena y Miguel Díaz Lombardo se intensificaron durante el exilio, ya que éste último se involucró con varios actores centrales en la red de exiliados. Díaz Lombardo era un abogado de familia conservadora, sobrino del general Miramón quien estuvo al lado de Maximiliano, y con amplia carrera política en el maderismo; además, fungió como representante de los constitucionalistas en París. Desilusionado del carrancismo, se unió al movimiento de villa, con un papel fundamental en materia ideológica. Asimismo, encabezó el gobierno civil de villa en el norte del país, y guardó fidelidad al líder hasta el final. Ya en el exilio, Díaz Lombardo estaba convencido de la viabilidad del establecimiento de un régimen villista (Katz 1998, t.2, 270). Consideraba que, a pesar de la invasión en Columbus, villa podía recuperar el liderazgo entre los ex revolucionarios. Los vínculos entre ambos se fortalecieron aún más cuando villa lo nombró su representante principal en Estados Unidos.

Estaba encargado de movilizar a la opinión pública, obtener recursos financieros, establecer relaciones con las facciones del exilio y distinguir entre los simples estafadores y los estadounidenses que proponían tratos legítimos. Su devoción por Villa era total y no hay pruebas de que jamás intentara utilizar su relación con él en provecho propio. En la medida en que podía confiar en alguien, villa confiaba en él y nunca trató de sustituirlo por ningún otro intermediario (Katz 1998, t.2, 272).

Pero Díaz Lombardo "no estuvo involucrado en las negociaciones más importantes que hubo entre villa y las compañías estadounidenses en ese tiempo, es decir, el pago de protección, ni participó al parecer en el contrabando de armas" (Katz 1998, t.2, 274). Según Katz, tanto los hermanos González Garza como Díaz Lombardo no tenían una base verdadera e influencia genuina en México, lo cual contrastaba con la posición de Felipe Ángeles. No obstante, Díaz Lombardo desempeñó un papel central en la vinculación entre los ex revolucionarios. Su relación con Ángeles guardaba un lugar especial, que se originó en 1913 cuando éste salió a París en una "misión de investigación militar"; le ofreció sus servicios a cambio de dos mil dólares para sostener a su familia (Katz 1998, t.1, 319).

Los vínculos entre los exiliados no siempre eran armónicos. La comunicación cautelosa y las discrepancias entre ellos afectaban las relaciones de Maytorena. En 1916, Miguel Díaz Lombardo y Manuel Bonilla se enfrentaron, situación que deterioró la relación entre Maytorena y Bonilla, éste último, al regresar de un viaje proselitista por La Habana, publicó un artículo en la revista El Legalista, para atacar a Díaz Lombardo. Cuando apareció la publicación, Bonilla ya se encontraba en Nueva Orleans; en la crítica, Esteban Maqueo Castellanos se le unió. Ambos acusaban a Díaz Lombardo de intransigente, pero éste se defendió de la imputación señalando que él buscaba que Carranza dirigiera un régimen constitucional sustentado en el voto popular. En cambio, añadía que el grupo "legalista" trataba de disfrazar "el nacionalismo a través del felicismo".15 No satisfecho con ello, Bonilla hizo las mismas declaraciones en el periódico La Nación, de La Habana.Varios exiliados se involucraron en la discusión; tal fue el caso de Francisco Vázquez Gómez y Carlos Randall. El primero reprobó la actitud de Bonilla y Castellanos; en cambio Randall, quien había sido uno de los más allegados a Maytorena durante su carrera política, comentó con Piña que el silencio de Maytorena ante ellos era una prueba de su complicidad con los "científicos". Piña defendió a "su jefe", aunque dejó entrever que no estaba de más hacer las aclaraciones pertinentes.16 A todo ello Maytorena le comentaba a su amigo:

No me preocupan las opiniones de Randall, ni el juicio que se haya formado de mi conducta. Es un hombre estérico [sic], desleal e ingrato, que solamente busca la manera de causarme daño y es muy posible que al conversar con usted sobre mí no tenga más objeto que ver lo que saca, para difamarme después. Por lo tanto le recomiendo que en la primera ocasión en que Randall quiera tratar con usted de asuntos míos, le cierre usted la puerta.17

La comunicación y las reuniones de los exiliados despertaban suspicacias tanto entre ellos mismos, en la prensa estadounidense, así como en algunas autoridades, lo cual hacía que los rumores a veces tomaran sesgos irrisorios en Estados Unidos. En Washington, según lo señalaba Maytorena, se manejaba la idea de que Ángeles y Manuel Bonilla habían ido a Nueva York a conferenciar con miembros del Partido Republicano sobre asuntos de México, y añadía que con intención de desprestigiarlos, ya que se aproximaban las elecciones en Estados Unidos y el presidente en funciones, Thomas W. Wilson, pertenecía al Partido Demócrata. También se decía que Ángeles se había asociado con Félix Díaz,18 pero él tranquilamente respondía que los rumores no tenían ningún sustento. Ángeles consideraba que éstos eran fruto de las intrigas de sus enemigos, y de que Washington no les daba importancia. Además, fue categórica su afirmación: "Si cree Ud. necesario desmentiré la noticia de mi asociación con Félix Díaz, aunque ese mentís solo sea necesario para los tontos: desgraciadamente el mundo está lleno de ellos [...]".19

La formación del grupo legalista, llamado más tarde Alianza Liberal (Katz 1998, t.2, 270),20 logró fortalecer los lazos entre los miembros de la red de exiliados de antiguos maderistas y villistas. Maytorena fue invitado a participar el 30 de septiembre de 1916 mediante una circular proveniente de El Paso, Texas, según su propio testimonio, y reforzada por una carta privada de Emiliano G. Sarabia,21 quien lo conminó a colaborar por una cuestión de patriotismo, y agregaba haber recibido cartas de villa en las cuales "hacía ofrecimientos de regeneración y promesas de que obedecería incondicionalmente a los directores de la nueva agrupación".22 Katz (1998, t.2, 270) señala que los hermanos González Garza, sobre todo Roque, mantenían comunicación con Maytorena y participaron en la formación del grupo: "Para los González Garza, la organización sería un grupo de presión que, a través de la propaganda y tal vez por otros medios, procuraría modificar la política de Carranza".

La negativa de Maytorena a participar en el grupo ocasionó un nuevo ataque, en octubre de 1916; se le imputó la sugerencia de eliminar a villa, versión negada por el ex gobernador de Sonora, quien añadió que debido a eso lo acusaron de traidor. Este asunto provocó la indignación de Maytorena, compartida por Ángeles y Díaz Lombardo. Maytorena argumentó que eso era imposible, mientras el territorio mexicano estuviera ocupado por una fuerza extranjera; en el caso de que eso ya no fuera así, debía cerciorarse de que el Gobierno de Washington le hubiera retirado su apoyo incondicional a Carranza. No soslayaba insistir en la necesidad de tener recursos suficientes para promover el éxito del grupo.23 En la prensa se manejó el rumor de la participación de Maytorena en esa agrupación, por lo que tuvo que hacer unas rectificaciones en The NewYork Herald y en El Paso Morning Times.

Según Alberto B. Piña, los miembros propietarios de la junta directiva del Partido Legalista Mexicano eran Manuel Bonilla, Miguel Díaz Lombardo, Felipe Ángeles, José María Maytorena, Emilio G. Sarabia, Ignacio Borrego, E. Bordes Mangel, Francisco Lagos Cházaro y Francisco Vázquez Gómez. vale la pena anotar que para Piña los hermanos González Garza no estaban en la junta directiva; en tanto que Maytorena era parte de ella, aunque él reiteraba lo contrario.

Nueva York ocupó un sitio central en el activismo de los desterrados. No escaparon de estas redes grupos ligados a sectores más conservadores como Manuel Calero, quien mantenía vínculos con Felipe Ángeles y Maytorena, con especial interés por unir a exiliados villistas. Calero era un hombre de mala reputación por su cambiante "fidelidad" política y por sus fuertes asociaciones con compañías petroleras de Estados Unidos. Sus alianzas encubiertas con representantes del Gobierno de Washington le daban peculiaridad a su vida de exilio. La relación de Calero con Ángeles posiblemente se originó cuando lo defendió de las acusaciones del asesinato de un niño durante la "decena trágica" (Katz 1998, t.1, 319). Sus ligas con compañías petroleras que operaban en México, el apoyo al golpe de Victoriano Huerta y su alianza con conservadores como Eduardo iturbide quizá acrecentaron la duda de Maytorena para involucrarse con él en un movimiento de oposición. Calero, según la opinión de Katz, era uno de los dirigentes conservadores que más defendía la idea de llegar a un acuerdo con villa y los ex villistas.

Era un camaleón político que se había volteado contra cada uno de los líderes a quienes había apoyado: Reyes, Madero y Huerta. Para muchos revolucionarios, sólo había una causa a la que había permanecido fiel durante toda su carrera política: la de las compañías petroleras, de las que era representante desde mucho antes de que empezara la revolución (Katz 1998, t.2, 268).

Los conflictos entre México y Estados Unidos reavivaron ciertos ímpetus en algunos exiliados; en el verano de 1916, Calero invitó a Maytorena a participar en una junta informal para comentar sobre la grave situación de México y formar un grupo opositor al gobierno. Los asistentes fueron Pedro Lascuráin, Ernesto Madero, Rafael L. Hernández, Francisco Xavier Gaxiola, Ricardo Molina, Julián Aznar, Eduardo Iturbide, Óscar J. Braniff, Emiliano López Figueroa y Jesús Flores Magón.24 La actitud cautelosa de Maytorena y de Ángeles obedecía a la desconfianza que les inspiraba Calero, un hombre de "fácil" acomodo político. Maytorena aseguraba que "estoy procurando obrar de acuerdo con el general Ángeles, que ha asumido una actitud muy discreta y que no se ha ligado con ninguno de los grupos que están en actividad".25

A pesar de su actitud precavida, Maytorena se dirigió a Nueva York en julio de 1916 para asistir a la reunión, en la cual varios de sus amigos proyectaban la formación de la Liga Nacionalista Mexicana, pero rechazó la invitación a participar en ella por dos motivos fundamentales:

1° Que no debería de obrarse entre tanto las tropas americanas permanecieran en territorio mexicano; y 2° Que una vez desaparecido aquel inconveniente, debería de contarse en primer término con que Estados Unidos hubiera retirado su apoyo incondicional al Sr. Carranza, y en segundo lugar que se dispusiera de los elementos necesarios para la organización y fomento de la revolución.26

En agosto, Maytorena expresaba a Calero su coincidencia en el sentido de la necesidad de restablecer el orden y el régimen constitucional en México, pero reiteraba que continuaba creyendo "que no se debe obrar activamente mientras permanezcan las tropas americanas en territorio mexicano". Añadía que era importante la comunicación entre los diversos grupos como los organizados en San Antonio y El Paso, Texas. Además, resaltaba la importancia de acabar con los personalismos en México

[...] y desterrar de nuestra política los procedimientos que han empleado todas las facciones, sin lo cual es imposible acabar con la anarquía actual y abrir una nueva era de paz para nuestro país. Estas ideas no son nuevas para mí, pues durante mi gobierno en Sonora, procuré llevarlas a cabo, a pesar de todos los obstáculos que se me presentaron y de que se me llegó a acusar de que no era revolucionario [...]27

Calero publicó un folleto donde precisaba que la revolución debía suspender la preferencia a determinadas clases, promover la creación de la pequeña propiedad y la protección a los obreros industriales, así como la difusión de la educación popular y la soberanía nacional. Por supuesto, censuraba al carrancismo y atacaba a Estados Unidos.28 Las contradicciones entre sus ideas y sus actos repercutieron en que Felipe Ángeles y Maytorena reiteraran que no era conveniente participar en la Liga Nacionalista Mexicana. Ángeles proponía darle razones falsas para que ya no los molestara.29 No obstante, poco después Díaz Lombardo comentaba que Ángeles, de acuerdo con la versión de Castellanos, pertenecía a la liga. Ángeles confirmó la falsedad de las declaraciones de Díaz Lombardo, y señaló que éste había tratado públicamente a los de la liga como sus enemigos.30 Sin embargo, Ángeles "aceptó a regañadientes reunirse con él" (Katz 1998, t.2, 285). Tanto Ángeles como Maytorena negaban su afiliación; pero tal actitud ambivalente se prestaba a conjeturas, y lejos de unir a los exiliados, los separaba.

Por otra parte, Ángeles no desistía en los intentos por formar un grupo que promoviera el retorno a la patria, y la configuración de un movimiento en contra de Carranza. Ya en algún momento de 1916, denunciaba la poca cohesión entre ciertos exiliados que mantenían alguna esperanza de recuperar "la revolución". Maytorena añadía que quien cruzaba la frontera con la idea de hacer un movimiento, lo hacía con planes personales, lo cual impedía el éxito. Opinaba que se necesitaban conjuntar disimulo y dinero, aunque Ángeles exaltaba más la unión entre el grupo. En marzo de 1917, Ángeles temía que conforme avanzara el tiempo se complicara aún más el regreso a México, porque se apreciaba mayor conformidad de los ciudadanos con el Gobierno de Carranza. Pese a ello, no cejaba en su deseo de retornar a la patria e intentar algún plan para "rescatarla"; insistía en que era válido siempre y cuando cumpliera con aspiraciones nacionales.

El temor de un conflicto entre México y Estados Unidos fortaleció todavía más el deseo de Ángeles de abanderar un movimiento, al respecto añadía:

Tendremos especial cuidado de no asociarnos, es decir, de no admitir en nuestro grupo a la plebe, porque una dolorosa experiencia nos ha enseñado, que aunque debemos pelear o trabajar por el adelanto de la clase baja, no debemos admitirla en nuestras filas, porque seremos cómplices o culpables de sus desmanes. Si usted aprueba mi idea, escríbame para que nos pongamos de acuerdo en los medios de ejecución, llegado el caso.31

En octubre de 1917, Ángeles reiteraba a Maytorena la decisión que había tomado:

[...] porque necesito pelear esta batalla de la vida, aunque mis tropas estén harapientas y en la media. Lo más malo es que tenemos que combatir en pleno invierno y que por la guerra europea los alimentos van a subir mucho.Yo no puedo olvidar que cada quien tiene su batalla propia y que Ud. tiene sus grandes preocupaciones.32

Dos meses después, Ángeles, deseoso de tener el apoyo de su amigo Maytorena, le pidió que regresara con él para unir a todas las facciones en contra de Carranza. Le comentaba que Roque González Garza, quien originalmente había aceptado unírsele "ha desistido, pero tengo asegurado otro compañero. Si usted viene a verme luego se sentirá inclinado a unirse" (Katz 1998, t.2, 284). Abundaba: "Lo que yo le platicaría [a Maytorena] no sería gran cosa, ninguna complicada o maravillosa inversión, sino una sencillísima que naturalmente está formada de dos partes: la primera de ideas, la segunda de acción".33 La sospecha de estar vigilado le impedía ser más explícito con Maytorena en la correspondencia. "Todos los negocios de la naturaleza de éste son al principio inciertos; pero éste, en mi opinión, tiene el mínimo de incertidumbre. Ya sabe Ud. que yo no soy optimista, ni veo nunca las cosas color de rosa, y que me decido a hacer algo por deber y sin ilusiones".34 Ángeles estaba consciente de la dificultad de su empresa y de la oposición justificada que sus amigos mostraban. Maytorena insistía en que los recursos económicos eran de vital importancia para el triunfo de esa hazaña. Ángeles, obstinado en la viabilidad de su negocio, agregaba:

Usted es hombre de muy buen sentido; comprende usted que dadas las circunstancias y sabiendo cómo es la gente no voy a emprender el negocio con los millones de Morgan o los millares del señor Hurtado,35 o con los centenares de Rafael Hernández o con las decenas de Llorente, o con los dólares del señor Bonilla. ¿Por qué? Porque conseguir cualquier cosa es difícil. Usted dirá entonces que emprender un negocio cualquiera sin capital es ir al fracaso. Yo niego, porque sé de muchos que han prosperado a pesar de haber empezado así (Katz 1998, t.2, 284-285).

Ángeles cortó por entonces comunicación con Maytorena, según testimonios y la reanudó en julio de 1918. En el verano de ese año, Maytorena se alegraba de que Ángeles no pudiera llevar a cabo su plan, por los medios inadecuados con los que contaba. El silencio de Ángeles sobre sus pretensiones hizo pensar a Maytorena que había desistido de su "negocio". Sin embargo, la actividad política de Ángeles continuó durante 1918, y además aumentó su participación en diversos periódicos como La Prensa, El Heraldo de México, publicado en Los Ángeles, y El Tucsonense.

La inquietud de Ángeles de formar un grupo político se materializó con la creación de la Alianza Liberal Mexicana, cuyas bases fueron juntas locales en ciudades de Estados Unidos y México. Los informes sobre el año de su fundación resultan inexactos, según algunas fuentes fue en 1917 (Gilly 2000, 327), otros consideran que fue en 1918. Se creó en Nueva York y, según una carta de Ángeles a Maytorena, se formó un comité ejecutivo general el 5 de febrero de 1919.36 Sin embargo, en una carta de Leopoldo Hurtado Espinosa a Maytorena, se menciona la formación del comité ejecutivo en noviembre de 1918.37 Según algunas referencias, la creación de este grupo no revolucionario y "con elementos de distintas procedencias"38 estaba asesorado por la American Federation of Labor, la cual había hecho un análisis de la situación de México. El 8 de noviembre de 1918 se realizaron las elecciones para el comité ejecutivo local de la junta de NuevaYork, y los vocales fueron Felipe Ángeles, Antonio Villarreal y Enrique Llorente; tesorero, Federico González Garza; secretarios Enrique Santibáñez, Ignacio Peláez y Joaquín Valle (Guilpain 1991, 95).39 Según Adolfo Gilly, Miguel Díaz Lombardo también participó en la organización nueva. Además, señala que su punto central era el restablecimiento de la Constitución de 1857, la destitución de Carranza y que el cargo de presidente no estuviera en manos de un militar (Gilly 2000, 327). Maytorena estaba inquieto, y le pedía a Ángeles que le comentara el "credo" de las juntas. Según Leopoldo Hurtado Espinosa, la Alianza Liberal Mexicana:

[...] se formó por sugestión de un señor Iglesias,40 español, delegado según tengo entendido de Gompers, cabeza de la American Federation of Labor y a quien nos presentó nuestro amigo D. Antonio j. Villarreal, y quien, iglesias, nos dijo que todos los mexicanos debíamos unirnos sin distinción de partidos si queríamos evitar una intervención.41

Hurtado añadía que surgió el descontento por los procedimientos para la formación de las juntas, ya que "se están haciendo invitaciones a individuos que no pueden acarrear sino prejuicios".42 insistía en que las personas que estaban cooperando con el grupo no eran afines a los propósitos que ellos buscaban. El intento de Ángeles era congregar en la alianza a exiliados de diversa procedencia que buscaran el bien de México, por lo que afloraron resentimientos entre los que consideraban que no se podía aglutinar un grupo con facciones distintas y encontradas. Díaz Lombardo fue uno de los que expresó su oposición. A pesar del especial interés de Ángeles de involucrar a su amigo Maytorena, éste se mantuvo firme en su negativa. Katz (1998, t.2, 283) señala que:

En la recién formada Alianza Liberal, [Ángeles] trató de reunir a los enemigos radicales y conservadores de Carranza. Para ello, echó mano de la ayuda de antiguos villistas, incluidos los hermanos González Garza, de carrancistas radicales disidentes, como el socialista Antonio Villarreal, que había roto con el Primer Jefe en 1917, y de los conservadores encabezados por Manuel Calero que, desde la victoria carrancista, había intentado en vano algún tipo de acercamiento con los revolucionarios exiliados.

Una carta de Ángeles a Maytorena, de diciembre de 1918, demostró que desistía de regresar a su patria por la necesidad de salvar a México de la intervención; era una carta

[...] de despedida en que su amigo esbozaba un plan de acción política para Maytorena y otros exiliados mexicanos. Decía que regresaba a México 'a hacer propaganda entre los revolucionarios en armas para que se afilien a la Alianza'. Le pedía a su amigo y, a través de él, a otros miembros de la Alianza Liberal que hasta entonces habían limitado la participación y membresía a los antiguos revolucionarios que admitieran conservadores en sus filas (Katz 1998, t.2, 292).

Ángeles decidió cruzar la frontera y llevar a cabo un movimiento, aunque débil desde su origen, consideró que debía asumir el reto. Incluso sus compañeros de exilio percibían el fracaso de la campaña. Sin embargo, estaba convencido de lo que hacía ya que, como lo había expresado dos años atrás:

Una empresa política no conduce al éxito si no responde a una necesidad nacional, a un anhelo de toda la sociedad. En México, si el gobierno del Sr. Carranza no se consolida, será porque no satisface esas necesidades, porque no corresponde a ese anhelo. La tarea de hombres verdaderamente patriotas debe consistir en auscultar a la nación y en inferir o adivinar cuáles son esas necesidades y ese anhelo, y encontrar el momento más oportuno, el momento psicológico, para luchar por la realización de esos desiderata, teniendo cuidado de expresarlos claramente y de que la conducta de los luchadores inspire la más grande confianza a toda la nación.43

El 11 de diciembre de 1918 cruzó la frontera para unirse a villa, quien aceptó el programa de la Alianza; sin embargo, el optimismo de Ángeles fue mermando por la dificultad de poner en práctica su agenda militar, y sobre todo la formación de la alianza, que obedecía a la unión de facciones de exiliados de diversa procedencia. Las diferencias entre Villa y Ángeles se fueron acentuando debido a los conceptos negativos vertidos por el primero hacia Madero, pero en especial por la defensa que Ángeles hacía de Estados Unidos; además, se oponía al ataque a Ciudad Juárez, iniciado en junio de 1919. Los conflictos con los estadounidenses fomentaban el distanciamiento entre ambos. Se separaron, pero no antes de que villa advirtiera a Ángeles que si no se quedaba con él, los carrancistas lo capturarían (Katz 1998, t.2, 307). Así, Ángeles emprendió la marcha hacia la muerte, que no veía lejana, pero que valía la pena por una causa benéfica para su patria.

Unos meses después del fusilamiento de Ángeles, fue asesinado Carranza, el hecho modificó la red de los expatriados, ya que varios de ellos regresaron a México. Maytorena no volvió, por tanto, tuvo que emprender un nuevo acomodo en las redes que había forjado. Aunque las figuras de Ángeles y Calero eran las que parecían tener mayor fuerza, Maytorena representó un sujeto "codiciado" por los grupos en el destierro, un personaje emblemático para los opositores al grupo en el poder. Ello pudo deberse a su capital político, económico y social; lo que sí se puede señalar es que su capital relacional fue un elemento que siempre lo caracterizó. Maytorena se resistía a vivir en el ostracismo; buscaba estar presente ante cualquier eventualidad política de México. Sin embargo, temía involucrarse en una situación que afectara sus intereses personales.

 

Conclusiones

La salida de Ángeles de Estados Unidos, y el fracaso de su empresa modificó la red de los exiliados. Para Maytorena significó la pérdida de un amigo que merecía su respeto y admiración y de un gran interlocutor político; con ello se rompió un eslabón de la red de relaciones, y se reacomodó su tejido, pero sobre todo debido a la caída de Carranza y a la profunda hostilidad entre Obregón y Maytorena.

La red, sustentada en la ayuda pecuniaria, terminó en esta primera etapa del exilio de Maytorena, ya que su capital económico se vio mermado considerablemente; el periodo nuevo se caracterizó por la lucha infructuosa por recuperar sus bienes y los de la testamentaría de sus padres. La queja de Maytorena sobre la escasez de sus recursos fue creciendo y, en consecuencia, se incrementó la demanda de ayuda a sus familiares; además ya no podía responder a la solicitud de los miembros de la red.

La red exocéntrica, sustentada en los vínculos de una lucha política en contra del gobierno establecido, se diluyó, ya que la variable subyacente había desaparecido. Esto propició el retorno de varios exiliados y la conciliación con el nuevo grupo en el poder. Sin embargo, no era el caso de Maytorena, ya que su enconado enfrentamiento con Obregón canceló la posibilidad de terminar con el destierro. Por el contrario, propició el fortalecimiento de vínculos de la red de exiliados que había establecido, y entretejió lazos nuevos con el fin de lograr un arreglo en cuanto a sus bienes incautados. Esta siguiente etapa en el exilio de Maytorena es parte de otra historia.

 

Archivos

Archivo José María Maytorena (AJMM). Colecciones especiales. Honnold/Mudd Library. Claremont College, California.

Archivo José María Maytorena (AJMMcp). Colección particular. Propiedad de José Ramón Uribe Maytorena. Sin catalogar.

Archivo Alberto B. Piña (AAP). Universidad de Arizona en Tucson.

 

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Notas

1 Es importante remarcar que la relación diádica es entre dos individuos. Larissa Adler de Lomnitz (1984) plantea que la red egocéntrica es un conjunto de relaciones diádicas, en cuya intensidad intervienen cuatro factores: la distancia social formal, la física, la económica y la psicológica.

2 Para este análisis han sido fundamentales las aportaciones al estudio de redes de Zacarías Moutokias.

3 Carta de González Garza a Maytorena, San Antonio,Texas, 7 de agosto de 1918. Archivo José María Maytorena (AJMM), caja 6, carpeta 4-8.

4 Carta de Maytorena a Buelna, El Paso, 6 de diciembre de 1916. Archivo José María Maytorena (AJMMcp), carpeta: Correspondencia 1916.

5 El autor se refiere a la obra de José María Maytorena. 1920. Algunas verdades sobre el general Álvaro Obregón. California: Imprenta de El Heraldo de México. Maytorena respondió a las acusaciones que le hizo Obregón en su obra Ocho mil kilómetros de campaña. Sin embargo, no hay otra información que avale lo planteado por Valadés.

6 Carta de Maytorena a Buelna, Los Ángeles, 21 de octubre de 1921. AJMM, caja 6, carpeta 7-11.

7 Rafael Buelna perdió la vida en la rebelión de 1923, contra Álvaro Obregón.

8 Carta de Ángeles a Maytorena, El Paso, Texas, 8 de junio de 1916. AJMM, caja 6, carpeta 1-20.

9 Carta de Ángeles a Maytorena, Nueva York, 3 de octubre de 1917. AJMM, caja 6, carpeta 3-23.

10 Cartas de Camacho a Maytorena, 25 de mayo y 10 de junio de 1916. Archivo de Alberto B. Piña (AAP). Correspondencia agrupada en orden cronológico.

11 Carta de Ángeles a Maytorena, El Paso, Texas, 27 de enero de 1916. AJMM, caja 6, carpeta 1-4.

12 Carta de Ángeles a Maytorena, El Paso, Texas, 13 de febrero de 1916. AJMM, caja 6, carpeta 1-7.

13 Villa no siguió lo planteado en esta propuesta (Katz 1998, t. 1, 464 y ss.).

14 Correspondencia entre Maytorena y Bonilla, Los Ángeles, California, y El Paso, Texas, 7 y 10 de octubre de 1915. AAP.

15 Carta de Díaz Lombardo a Bonilla, Nueva Orleans, 14 de septiembre de 1916. AJMMcp.

16 Carta de Piña a Maytorena, 19 de septiembre de 1916. AAP.

17 Se desconoce por qué se distanciaron Randall y Maytorena, a pesar de que "habían sido de las personas más cercanas". Carta de Maytorena a Piña, Los Ángeles, California, 23 de septiembre de 1916. AAP.

18 Carta de Maytorena a Ángeles, Los Ángeles, 20 de septiembre de 1916. AJMM, caja 6, carpeta 2-11.

19 Carta de Ángeles a Maytorena, Nueva York, 21 de septiembre de 1916. AJMM, caja 6, carpeta 2-12.

20 No se ha encontrado en otra fuente la relación estrecha, aunque los actores centrales son los mismos.

21 Antiguo general y gobernador villista del estado de San Luis Potosí (Katz 1998, t. 2, 285).

22 AJMM, caja 7, núm. 31 B-31 A. s/fecha.

23 AJMM, caja 7, núm. 31B-31A.

24 Carta de Calero a Maytorena, Nueva York, 24 de junio de 1916. AJMM. Colecciones especiales, caja 6, carpeta 1-24.

25 Carta de Maytorena a Díaz Lombardo, Los Ángeles, California, 20 de septiembre de 1916. AJMMcp.

26 José María Maytorena. Algunos hechos importantes de mi actuación como mexicano y como revolucionario durante mi permanencia en el extranjero en calidad de exiliado, s/f y lugar, AJMM, caja 7, carpeta 7-31 A.

27 Carta de Maytorena a Calero, Los Ángeles, 5 de septiembre de 1916. AJMM, caja 6, carpeta 2-7.

28 Carta de Ángeles a Maytorena, Nueva York, 20 de agosto de 1916. AJMM, caja 6, carpeta 2-3.

29 Carta de Maytorena a Ángeles, Los Ángeles, California, 5 de septiembre de 1916. AJMM, caja 6, carpeta 2-6.

30 Carta de Ángeles a Maytorena, Nueva York, 28 de septiembre de 1916. AJMM. Colecciones especiales, caja 6, carpeta 2-14.

31 Carta de Ángeles a Maytorena, El Paso, Texas, 13 de marzo de 1916. AJMM, caja 6, carpeta 1-11.

32 Carta de Ángeles a Maytorena, Nueva York, 3 de octubre de 1917. AJMM, caja 6, carpeta 3-23.

33 Carta de Ángeles a Maytorena, Nueva York, 19 de diciembre de 1917. AJMM, caja 6, carpeta 3-35.

34 Carta de Ángeles a Maytorena, Nueva York, 19 de diciembre de 1917. AJMM, caja 6, carpeta 3-35.

35 Leopoldo Hurtado Espinosa era un revolucionario exiliado (Katz 1998, t.2:267).

36 Carta de Ángeles a Maytorena, Nueva York, 9 de noviembre de 1918. AJMM, caja 6, carpeta 4-28.

37 Carta de Hurtado a Maytorena. Nueva York, 24 de diciembre de 1918. AJMM, caja 6, carpeta 5-38.

38 Carta de Maytorena a Bonilla, Los Ángeles, 18 de noviembre de 1918. AJMM, caja 6, carpeta 4-30.

39 Coincide esto con el informe de Bonilla a Maytorena.

40 Santiago iglesias Pantín, socialista español y fundador del Partido Socialista Puertorriqueño (Guilpain, 1991, 95).

41 Carta de Hurtado a Maytorena, Nueva York, 24 de diciembre de 1918. AJMM, caja 6, carpeta 5-38.

42 ibid.

43 Carta de Ángeles a Maytorena, Nueva York, 28 de septiembre de 1916. AJMM, caja 6, carpeta 2-14.

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