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Región y sociedad

versión On-line ISSN 2448-4849versión impresa ISSN 1870-3925

Región y sociedad vol.16 no.31 Hermosillo sep./dic. 2004

 

Reseñas

 

María Luisa Tarrés (coord.) (2001), Observar, escuchar y comprender. Sobre la tradición cualitativa en la Investigación social

 

Anabel H. Ley*, Olga Barragán Hernández**

 

México, Porrúa, El Colegio de México, FLACSO, 409 pp.

 

 

* Egresada de la Maestría en Ciencias Sociales, especialidad Salud, de El Colegio de Sonora. Correo electrónico: leyanabel@yahoo.com.mx

** Maestra en Ciencias Sociales, especialidad Salud, por El Colegio de Sonora. Correo electrónico: barragan@enfermeria.uson.mx

 

La curiosidad llevó a María Luisa Tarrés a coordinar un seminario sobre métodos cualitativos; la temática tuvo una acogida inusitada y el curso fue una oportunidad para sistematizar las exposiciones y los materiales divulgados. De esta manera, curiosidad y necesidad de respuestas favorecieron una interlocución y una búsqueda que rebasó el manejo tradicional para debatir los métodos cualitativos en el marco de la investigación social contemporánea. El fruto de dicho seminario son los trabajos que constituyen los capítulos de este libro.

Comprender la especificidad histórica, la revaloración del sujeto, la diversidad y la significación de la palabra son algunos de los rasgos fundamentales del debate en torno a lo cualitativo; aunado a ello, precisar cualidades, alcances y acoplamiento de estos métodos cualitativos para la interpretación de hechos sociales, configuran la vía por la cual se conforma su base teórica y epistemológica.

Dos son los puntos cruciales de la obra; el primero es la reflexión sobre la crisis de paradigmas científicos de fin de siglo, denominado enfoque macro-micro, y el segundo es el desarrollo del dilema metodológico contemporáneo, opciones cuantitativa-cualitativa en las ciencias sociales. Ambos puntos críticos comparten como característica principal la presencia de una disputa entre vías científicas que parecen opuestas: la que da prioridad al universalismo y a la generalización del conocimiento y la que privilegia la diferencia de los hallazgos.

El material está formado por un apartado inicial no numerado y cinco partes. Por medio de la presentación, el prólogo y el capítulo "Lo cualitativo como tradición", la autora nos introduce con estilo deductivo al contenido de la obra. En este primer capítulo, Tarrés señala que el debate metodológico presente en las tradiciones científicas es un problema de valores, es decir, que a través de las concepciones implícitas en los paradigmas, las comunidades de investigadores se adhieren a la defensa de la metodología cuantitativa o a la cualitativa. Esta discusión se polariza y se hace evidente a partir de las conductas explícitas de los grupos que juzgan la realidad como verdadera o falsa; parece exponer una lógica de comportamiento humano que trasciende a las ciencias, sin embargo, la autora se circunscribe al marco de las sociales.

Reconoce esta dicotomía de valores en diferentes planos sistémicos, esto es, a nivel del objeto de conocimiento lo describe entre las ciencias naturales y las sociales; a nivel de la metodología lo plantea entre la opción cuantitativa y la cualitativa, y en el nivel cronológico lo ubica desde el siglo pasado hasta nuestros días. Para ello utiliza los antecedentes clásicos de la sociología a partir de las aportaciones de Durkheim y Weber que todavía permean el pensamiento social contemporáneo, con el objetivo de mostrar la complementariedad de las opciones y la relatividad de la controversia, ya que sus contribuciones, si bien contemporáneas, son distintas tanto teórica como metodológicamente.

La primera parte, "Los procedimientos básicos de recolección como técnica y método", incluye dos capítulos: "Un acto metodológico básico de la investigación social: la entrevista cualitativa", de Fortino Vela Peón, y "La observación participante como escenario y configuración de la diversidad de significados", de Rolando Sánchez Serrano. Los autores presentan las dos técnicas cualitativas de uso más frecuente en las ciencias sociales, las cuales comparten como objetivo la definición de problemas y la elaboración de explicaciones teóricas desde los procesos sociales mismos, así como el uso de la triangulación como estrategia de validación de resultados.

La parte segunda, "Desde los individuos a lo social", consta de dos capítulos: "Biografía: procesos y nudos teórico-metodológicos", de Ramón R. Reséndiz García, y "Lo biográfico en la sociología", de Martha Luz Rojas Wiesner. Ambos describen la técnica biográfica con fines individuales y colectivos cuyo objetivo es mostrar las historias de vida para reflejar cómo el individuo construye y da sentido social a su vida. Con la ejemplificación de etapas o procedimientos de algunas investigaciones, reconocen que la biografía es un recurso metodológico en el que teoría, método y realidad son elementos que se corresponden y apoyan mutuamente y que el sentido común como material de análisis científico en un periodo pluralista, requiere de la imaginación sociológica para el estudio de la realidad social compleja.

La tercera parte del libro, "La búsqueda de lo colectivo: intervención en grupos", contiene dos trabajos, el de Geyser Margel, "Para que el sujeto tenga la palabra: presentación y transformación de la técnica de grupo de discusión desde la perspectiva de Jesús Ibáñez", y "Buscando al actor. La intervención sociológica", de Velia Cecilia Bobes León. En ambos casos se requiere que el investigador diseñe una situación controlada para el estudio de un tema definido; comparten también la base teórica de la sociología y tienen como objetivo la búsqueda de una nueva relación entre objeto y sujeto de conocimiento por medio de técnicas colectivas de investigación social; donde el tipo de intervención del investigador (directiva/no directiva), la relación previa de los participantes (nula/estrecha), el tema de interés (conocido/desconocido) y el proceso de involucra-miento de los miembros de los grupos son las características que toman matices distintos.

En la cuarta parte, "Dos métodos que traspasan fronteras", se encuentra "El método de los estudios de caso", de Hans Gundermann Kröll, y "Un acercamiento al método tipológico en sociología", de Laura Velasco Ortiz. Dos son los aspectos comunes de este apartado; el primero es la disponibilidad de utilizar técnicas cuantitativas en complemento de los métodos cualitativos y el segundo es la variedad de posturas propias de cada método. Sin embargo, con fines didácticos, ambos autores dividen cada uno en dos tipos; para Gundermann, la división de los estudios de caso tiene sentido a partir de la diferencia conceptual con que son concebidos, es decir, la importancia del significado del caso mismo y la importancia del objetivo que se persigue; mientras que la división rescatada por Velasco está guiada por el uso de las alternativas metodológicas, esto es, el margen de combinación de técnicas estadísticas e historiográficas.

La quinta y última parte, llamada "Las aplicaciones de una tradición: lo cualitativo como espacios de ideas", integra el texto de Jorge Peña Zepeda y Osmar Gonzáles, "La representación social. Teoría, método y técnica", e "Innovación metodológica en una época de ruptura. Apuntes para su comprensión", de Jorge Ramírez Plascencia. El aporte de estos trabajos es regresarnos al punto de partida que sustenta el contenido del libro. Nos referimos al debate de lo micro y lo macro y en él, la dificultad histórica de conciliar las metodologías cuantitativas y cualitativas.

Para ello, Peña y González muestran las dos vertientes científicas de la representación social; por un lado, el cognitivismo social que encuentra sus raíces filosóficas en Durkheim, quien parte de los hechos sociales y otorga así mayor importancia a la estructura social que a la acción individual; y por otro lado, lo simbólico identificado filosóficamente con Weber, quien considera medular la acción social sobre la estructura, es decir, un enfoque de análisis inductivo.

Los autores exponen el estudio de las representaciones sociales como un ejemplo claro de cómo un objeto de conocimiento puede ser abordado desde lo cuantitativo o desde lo cualitativo y lo sugieren como una epistemología prometedora en cuanto paradigma en desarrollo para la reconciliación de discusiones centradas en el dualismo.

Por otro lado, Ramírez hace una revisión de diversas disciplinas convergentes en el campo de los estudios sociales dentro del debate vigente sobre la obsesión en el uso del método de corte positivista y la búsqueda de claridad en supuestos epistemológicos y ontológicos, bajo la paradoja del método como enigma teórico.

La posmodernidad, de acuerdo con Ramírez, otorga condiciones que favorecen el planteamiento de investigaciones cualitativas. En este contexto, son cruciales las nuevas nociones de lenguaje, de razón y de validez; el plano de legitimidad que adquieren al margen de su definición y la acentuación en la rigurosidad científica. Es sobre esta coyuntura que el autor culmina con la exposición de las características de la investigación cualitativa, resumiéndolas de la manera siguiente: adopción filosófica y literaria; operación de marcos epistemológicos no restrictivos del trabajo científico; centralidad que se asigna al análisis lingüístico, concepción eminentemente interpretativa del investigador (labor que no se diferencia en esencia del crítico o el escritor de obras literarias) y formulación de orientaciones metodológicas.

El común denominador a lo largo de la obra es la insistencia en el mejoramiento de los procedimientos de confiabilidad y validez que otorgan legitimidad y rigor científico, mismos que son valorados en su avance actual dentro de la tradición cualitativa y defendidos como el reto futuro de la investigación social. A partir de esta insistencia, la autora sugiere que la situación actual de los métodos cualitativos atraviesa por un periodo transitorio, que a nuestro juicio derivará en una consolidación cuyo proceso no podemos precisar. Sin embargo, la historia de las ciencias sociales nos muestra tanto su permanente presencia como su incalculable aporte.

Es así que la coordinadora de la edición reconoce, en un lenguaje accesible, las disputas científicas como un problema de valores al que la tradición cualitativa puede contribuir en el objetivo de retomar de uno o de otro enfoque los elementos para conocer la representatividad de ciertos hechos en una población determinada, a través del desarrollo metodológico y del pensamiento mediador que la identifica. La problematización que la autora hace llama la atención, considerando que su definición epistemológica está centrada en las metodologías cuantitativas, lo que constituye una diferencia relevante con respecto a otros trabajos de índole cualitativa.

La lectura de Observar, escuchar y comprender. Sobre la tradición cualitativa en la investigación social es recomendable para los estudiosos de las ciencias sociales y la metodología del conocimiento, así como para los interesados en la interpretación de significados, pues reúne una selección de posibilidades de trabajo y de análisis disponibles y reconoce la preponderancia del planteamiento teórico.

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