El 3 de septiembre del 2009 la tormenta tropical Jimena arribó a la región de Guaymas, Sonora, permaneciendo estacionaria durante 2 días, en los cuales llovió de manera continua. La precipitación de ese solo fenómeno alcanzó los 720 mm, superando el promedio anual del estado de Sonora, entre 405 (1971-2000) y 369 mm (2008) (CEA, 2008; SAGARPA, 2008) y causando graves daños a la infraestructura urbana, viviendas y propiedades (SAGARPA, 2009). Los cauces de antiguos arroyos acarrearon grandes cantidades de agua provenientes de la Sierra El Aguaje, fluyendo incluso meses después de la lluvia torrencial. El 8 de noviembre del 2009, en el arroyo del puente «La Marina», en San Carlos, fueron avistados 2 langostinos. Posteriormente, el 17 de noviembre se recolectó un par de ellos: una hembra ovígera hallada en una ramificación del arroyo y un macho, a unos 20 m de donde se encontró la hembra (coordenadas: 27°57.595′ N, 111°03.064′ O, 4 m snm, salinidad 4%, temperatura del agua 25 °C; GPS Garmin E-map®; Vista® Hand Refractometer A366ATC). Ambos se localizaron en una zona con lecho de canto rodado y una lámina de agua de aproximadamente 10 cm, fluyendo hacia el mar que se encontraba a una distancia aproximada de 660 m al sureste (Google Earth©).
Macrobrachium olfersii (Wiegmann, 1836) (fig. 1)
Material examinado. 1♂ LC 20.9 mm, LT 59.6 mm; 1♀ LC 16.5 mm, LT 55.0 mm; arroyo de la sierra El Aguaje (27°57.595′ N, 111°03.064′ W), San Carlos, municipio de Guaymas; 17/11/2009; Cols. J. P. Gallo y M. Pérez; CNCR 26305.
Diagnosis de la especie. Rostro recto, alcanzando el tercer artejo del pedúnculo antenular; margen dorsal con 12 a 16 dientes, de los cuales 3 a 6 se encuentran por detrás del margen orbital; margen ventral con 1 a 5 dientes. Segundo par de pereiópodos con las quelas desiguales en forma y tamaño; quela mayor con los dedos dejando un hueco amplio entre los bordes cortantes; carpo más corto que la palma y tan largo como el mero; palma tan alta como 1.5 a 2 veces su longitud, superficie externa con el área central lisa, rodeada por espinas y ornamentada con cerdas y pubescencia; dáctilo ligeramente más corto que la palma; bordes cortantes con numerosos dentículos y flecos de cerdas densos (tomada de Holthuis, 1952).
Descripción del macho (CNCR 26305). El rostro es recto o ligeramente inclinado hacia abajo, su punta alcanza la porción media del tercer artejo del pedúnculo antenular y algunas veces es algo estrecho, su largo es casi un tercio de la longitud del cefalotórax. El margen superior lleva 15 dientes muy desgastados, 5 de los cuales se encuentran sobre el caparazón atrás de la órbita, la distancia entre el margen orbital y el último diente postorbital es 1/5 de la longitud del cefalotórax, excluyendo el rostro; los dientes se encuentran separados regularmente sobre el rostro. El margen inferior lleva 4 dientes. El caparazón es liso, con la espina hepática más pequeña que la antenal. Ojos, anténulas y antenas, normales. El escafocerito tan largo como el triple de su anchura, con el margen lateral recto o algunas veces ligeramente cóncavo o convexo. Placa media del esternito torácico 4 (T4) con un proceso medio bien desarrollado, subtriangular y con la punta redondeada, su base se encuentra franqueada por 2 cúspides incipientes, de las cuales se encuentra separada por una muesca somera en forma de V. Placa esternal de la octava somita (T8) en el macho con lóbulos coxales contiguos. El abdomen es liso, con la pleura de la quinta somita rectangular, ligeramente aguda en el ángulo posterior. Sexta somita ligeramente más larga que la quinta. Esclerito interuropodal con una quilla preanal alta y redondeada, sin forma de gancho; borde dorsal con el esbozo de 2 cúspides redondeadas y sin cerdas. Telson casi tan largo como 1.5 veces la sexta somita abdominal, dorso con 2 pares de espínulas móviles, situadas en la mitad y en los ¾ de su longitud; el margen posterior termina en una punta aguda, la cual es sobrepasada por el par interno de los 2 pares de espinas posteriores; presenta numerosas setas plumosas entre dichas espinas.
Primer par de apéndices torácicos esbeltos, alcanzando con la porción final del carpo el margen anterior del escafocerito, todos los artejos son lisos, con algunas cerdas esparcidas en la superficie; los dedos de la quela son tan largos o ligeramente más cortos que la palma; el carpo es el doble de largo que la quela y el mero es 4/5 de la longitud del carpo. Segundo par de apéndices torácicos muy diferentes en forma y tamaño. Apéndice mayor alcanzando con el tercio distal del mero y la totalidad del carpo el margen anterior del escafocerito; quela inflada, armada con espinas y cerdas esparcidas por la superficie externa; dedos arqueados, especialmente el dáctilo, para dejar un hueco amplio entre los bordes cortantes; palma hinchada y ligeramente comprimida, con los márgenes superior e inferior distinguiblemente convexos, su longitud es de casi 2 veces su altura y tan larga como los dedos, superficie externa con la porción central lisa, rodeada por espinas y ornamentada con cerdas y pubescencia; palma y dedos con hileras longitudinales de espinas y espínulas, estas últimas son pequeñas y muy pegadas entre sí en la porción superior; en la porción inferior son más grandes y más separadas, a lo largo del margen inferior se extiende otra hilera de espinas fuertes que van disminuyendo de tamaño de la palma hacia los dedos. El carpo está fuertemente inflado en la porción anterior y se constriñe rápidamente hacia la articulación con el mero; su largo es casi el doble de su anchura, un poco menor que la palma y que el del mero. El mero se encuentra hinchado en la porción media. Al igual que la palma, el carpo y el mero se encuentran armados con hileras longitudinales de espinas fuertes, las cuales son más pequeñas y densas en la porción dorsal de los artejos, y más grandes y espaciadas entre sí en la ventral. El isquio es la mitad del largo del mero. El quelípedo menor alcanza con la porción proximal del carpo el margen anterior del escafocerito; quela con los dedos curvados, dejando hueco entre los bordes cortantes y tan largos como 1.41 veces la palma; borde cortante de ambos dedos con un diente proximal y el resto entero, numerosas cerdas se presentan a lo largo de los bordes cortantes, llenan el espacio entre los dedos. Palma algo comprimida su longitud es 1.7 veces la altura, armada al igual que los dedos, con hileras longitudinales de espínulas. El carpo es más largo que la palma y que el mero, está moderadamente hinchado, similar al mero, y ambos artejos están provistos con espínulas. El isquio mide 3/4 del mero.
Descripción de la hembra (CNCR 26305). El segundo par de quelípedos es menos fuerte y estos son más similares entre sí que en el macho; el mayor no presenta un hueco entre los dedos de la quela, sino que los bordes cortantes permanecen en contacto en toda su longitud. La pubescencia y la espinulación es algo parecida a la quela mayor del macho adulto, aunque es menos evidente. La palma es ligeramente más larga que los dedos y ambos son esbeltos. El carpo es tan largo como la palma y como el mero, todos estos artejos son esbeltos, cuando se comparan con los del macho adulto. La espinulación también es como la del macho pero menos densa y evidente.
Ecología. Las especies del género Macrobrachium son diadromas y, por lo tanto, sensibles a periodos de lluvia y factores geomórficos como construcción de caminos, pendientes, canales sin ramificaciones y otras formas de desarrollo, en especial si no se mantiene la conexión entre océano y corrientes de agua dulce (Covich, Crowl, Hein, Townsend y McDowell, 2009; Covich, Crowl y Scatena, 2003; Hein et al., 2011). Por otra parte presentan gran dificultad para su identificación morfológica, siendo su clasificación motivo de polémica entre los especialistas. Las 2 especies que más suelen confundirse son M. faustinum y M. olfersii (Bowles, Aziz y Knight, 2000). Ambas pueden distinguirse por diferencias en el segundo par de pereiópodos en los machos adultos. La distancia entre las espinas proximal y distal de la hilera del margen inferior de la palma es menor en M. olfersii (Valencia y Campos, 2007). Estudios filogenéticos recientes han comprobado la complejidad geográfica, taxonómica y evolutiva de este género (García-Velazco et al., 2014). Algunos resultados interesantes apuntan a la sinonimia de M. birai y M. holthuisi con M. olfersii, así como a M. americanum como sinónimo de M. carcinus en especímenes de Costa Rica provenientes del litoral Pacífico y Atlántico, respectivamente (Murphy y Austin, 2004; Pileggi y Mantelatto, 2010).
M. olfersii se distribuye en la costa atlántica americana desde los Estados Unidos en Florida, Mississipi, Louisiana y Texas (Bowles et al., 2000), en México al norte de Tamaulipas, hasta Brasil (Villalobos-Figueroa, 1969, 1982); en el Pacífico oriental, su presencia se registró recientemente con curiosas variaciones morfológicas y ornamentación de la quela mayor (Villalobos-Hiriart, Cantú Díaz-Barriga y Lira-Fernández, 1993). Se puede encontrar desde la península de Baja California (Hernández, Murugan, Ruiz-Campos y Maeda-Martínez, 2007) hasta El Naranjo, Chiapas (Wicksten y Hendrickx, 2003). Los registros más norteños en la costa del Pacífico ubican a M. olfersii en la cuenca del río Mayo, en La Primavera, Huatabampo, Sonora (García-Velazco, 2014), en el lado este del golfo de California, y del lado oeste en las cuencas Santa Rita, las Pocitas-San Hilario y Alfredo V. Bonfil, municipio de La Paz, en Baja California Sur (Campos-Torres, 2013; Hernández et al., 2007).
Los especímenes recolectados en este trabajo constituyen el primer registro de M. olfersii en esta área de Sonora. Su hallazgo deja abierta una vía para posteriores investigaciones en la sierra El Aguaje, una zona que previamente ha sido catalogada como un hábitat único en la región por varios autores (Bogan et al., 2008; Gallo-Reynoso y González-Martínez, 2003; Pfeiler y Markow, 2008).