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Culturales

versión On-line ISSN 2448-539Xversión impresa ISSN 1870-1191

Culturales vol.2 no.1 Mexicali ene./jun. 2014

 

Artículos

 

Miradas desde el humedal. Fotografía participativa con pescadoras y pescadores del sistema lagunar de Alvarado

 

Mariana Báez Ponce y Erin I.J. Estrada Lugo

 

El Colegio de la Frontera Sur.

 

Fecha de recepción: 21 de enero de 2013
Fecha de aceptación: 7 de agosto de 2013

 

Resumen

Se muestran los resultados de una investigación cualitativa cuya herramienta principal fue fotovoz, enmarcada en el campo de la antropología visual y la fotografía participativa. El objetivo central fue explorar las percepciones y valoraciones relacionadas con el uso y manejo de un humedal, ubicado en la zona costera central de Veracruz, que tienen pescadoras y pescadores cooperativistas. Se estudiaron también los significados e impactos de las cooperativas en el entorno familiar y comunitario. El área de estudio es valiosa por su diversidad biológica, extensión de zonas inundables importantes para la conservación y la presencia de un mosaico étnico que ha construido una identidad estrechamente vinculada a este ecosistema. Por medio de un proceso de reflexión y construcción de historias con imágenes, mujeres y hombres describen percepciones, preocupaciones, sueños y pasiones sobre su territorio y cooperativas. Existe una diferenciación genérica en las fotografías construidas y perspectivas sobre este humedal. Concluimos describiendo las experiencias surgidas al usar esta metodología, que brindó un punto de vista diferente para observar y reconocerse.

Palabras clave: cooperativas pesqueras; fotografía participativa; fotovoz; género; humedal; percepciones; valoraciones; usos.

 

Abstract

We present the results of a qualitative research, in which the principal tool was photo voice, a methodology framed within visual anthropology and participatory photography. The main goal was to explore, from a gender perspective, the perceptions and valuations of fisherwomen and fishermen linked to the use and management of a wetland in the central coast of Veracruz. We also studied the meanings and impacts of cooperatives in their communities and families. The study zone is valuable because of its biological diversity, the importance of its extensive wetlands for conservation and the presence of an ethnical mosaic that has built an identity highly associated with this ecosystem. Through a reflection process and stories constructed with photographs taken by them, women and men described their perceptions, concerns, dreams and passions related to their natural environment and cooperatives. There is a gender-based differentiation both in the photographs made as well as in the perspectives related to the wetland. We finish providing a brief discussion around on the experience using a visual form of expression that allows a different way to observe and recognize.

Keywords: fishing cooperatives; gender; participatory photography; perception; photo voice; valuation; uses; wetland.

 

Introducción

El sistema lagunar de Alvarado (SLA) se ubica dentro de un área más extensa que se conoce como la cuenca del Papaloapan, en la zona costera central del estado de Veracruz, donde confluyen ríos como Acula, Blanco y Limón. Portilla (2006:1157) describe el SLA como "uno de los sistemas lagunares-estuarinos más importantes" de dicha entidad federativa. La misma región fue descrita por Aguirre (2008) como un mosaico étnico con un flujo indígena constante; señala que existen indicios de la presencia de pueblos totonacos, popolocas, mixtecos, nahuas y mexicas. Es importante mencionar que también se tienen registros arqueológicos de la cultura olmeca (Aguirre, 2008; González, 2004; González y Ramos, 1998; Silva, Vargas y Velasco, 1998). Además, junto con toda la carga social y cultural española llegaron esclavos negros africanos que, sin duda alguna, pintaron también su huella en la conformación de la identidad de la cuenca del Papaloapan.

De acuerdo con Portilla (2006:1158), "esta región fue identificada por nuestros antepasados indígenas como el lugar donde se ubica el Tlalocan, paraíso terrenal, fuente inagotable de satisfactores. La dinámica de ocupación de estas tierras en tiempos prehispánicos implicó la existencia de un abigarrado mosaico étnico sobre el cual vinieron a establecerse europeos, españoles y africanos, lo que derivó en una zona de gran mestizaje".

Este trabajo presenta, mediante el uso de la fotografía participativa, las miradas de mujeres y hombres pescadores, sus percepciones y valoraciones relacionadas con el uso y manejo del humedal1 del sistema lagunar de Alvarado, Veracruz. Para ello, se trabajó en cuatro comunidades del sistema lagunar, donde sus pobladores, en su mayoría, son pescadoras y pescadores y socios de cooperativas.

Este enorme humedal se encuentra en la cuenca baja del río Papaloapan y es reconocido como el tercero más importante en nuestro país por su dimensión. Considerado por la Convención Ramsar2 como un humedal de importancia internacional, guarda en su centenar de lagunas un caleidoscopio cultural y étnico asombroso.

La metodología conocida como fotovoz (Wang y Burris, 1997), que se usa en esta pesquisa, busca no sólo la creación artística de imágenes, sino explorar el significado que hay detrás de cada una, y no el que tienen por sí mismas, sino el que les da quien usa la cámara. Las narraciones, producto de la creación de fotografías que surgieron de este proceso, son resultado de la reflexión en torno a la vida cotidiana, intereses y problemáticas de las y los pobladores.

Desde hace varios años, los estudios y las propuestas que hacen uso de una visión incluyente y que contemplan las diferencias sexogenéricas en torno al uso, acceso y manejo de los recursos naturales, se han hecho más presentes en el trabajo científico y de las organizaciones civiles. Al respecto, autores como Bifani (2003) señalan que existen diferentes accesos, saberes, formas de apropiación y utilización de los recursos naturales si consideramos los roles de género. A pesar de ello, la mayoría de los planes de manejo y de conservación no toman en cuenta las diferentes formas de percibir, usar y conservar los recursos naturales entre varones y mujeres, lo cual influye de manera directa en el destino de dichos proyectos.

Por otro lado, la presencia de las cooperativas en la zona de estudio invita también a la reflexión en torno a los significados que ha tenido esta forma de organizar el trabajo y cómo esto ha impactado las dimensiones personal, familiar y comunitaria.

 

Contexto

El humedal: el sistema lagunar de Alvarado y sus pobladores

La Convención Ramsar y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) destacan al SLA como el segundo en extensión en la cuenca del golfo de México, y el tercero de mayor tamaño en el país. Este humedal tiene una extensión aproximada de 260 000 hectáreas y abarca seis municipios de la entidad veracruzana.

La alteración de las características hidrológicas del SLA, la reducción de las áreas de manglar, la presencia de DDT y mercurio en las lagunas, y la disminución de los volúmenes de pesca, son apenas algunos de los indicadores del deterioro de este territorio (Castañeda, Lango y Landeros, 2011; Guentzel et al., 2011; Pardío et al., 2012).

En cuanto a la principal actividad económica de sus pobladores, Moreno y colaboradores (2010:622) señalan que "en el humedal de Alvarado existen organizaciones pesqueras y permisionarios; sin embargo, se ha incrementado la práctica de la pesca libre, es decir, personas no registradas en el padrón oficial de pescadores. Esto quiere decir que existe una fuerte presión sobre los recursos pesqueros, ya de por sí escasos en el complejo humedal de Alvarado".

Adicional a esto, los estudios de Ortiz y Méndez (1999) indican que dentro de las zonas más vulnerables al cambio climático, en particular en lo que se refieres al incremento del nivel del mar en la línea costera del golfo de México, se encuentra, precisamente, la laguna de Alvarado. A este respecto, mencionan que un aumento en el nivel de ese cuerpo de agua repercutiría en otros cuerpos de agua del SLA.

Alrededor de las más de 200 lagunas se encuentran 232 localidades (Ramírez, Vázquez y Rodríguez, 2009), en su mayoría conformadas por familias que sostienen una relación estrecha con el humedal y con la actividad pesquera. Esos habitantes dependen de su entorno natural no sólo desde el punto de vista económico, sino también cultural.

En nuestro país, la pesca ribereña representa una de las principales actividades productivas y de la cual subsisten las familias costeras. Para el estado de Veracruz se tiene registrado que 90% de las actividades pesqueras son de ese tipo (Moreno et al., 2010; Silva, Vargas y Velasco, 1998). En el caso del SLA, Moreno y colaboradores (2010:637) indican que "la mayor parte de cooperativas (y por tanto de pesquerías) se ubican en la zona estuarina, decreciendo hacia el mar y hacia los ríos cuenca arriba. Como lo ha demostrado la literatura nacional e internacional, hay una fuerte dependencia entre los humedales, principalmente los manglares, y las pesquerías. En Alvarado ha habido un decremento de la captura, tanto por razones de sobreexplotación y pesca furtiva, como de contaminación y disminución de humedales".

Por su parte, Silva, Vargas y Velasco (1998) comentan que la organización social de las y los pescadores a lo largo del sotavento tiene su origen en un entorno sumamente rico y diverso, lo cual dio paso a una estructura mucho más libre que la de los hacendados de la misma región. Según estos autores, en el siglo XVI los pescadores asentados en las riberas tanto de los ríos como de las lagunas, hacían uso del suelo —sin títulos de propiedad— para construir sus hogares, y de las lagunas, para obtener recursos pesqueros.

En lo que corresponde al uso y manejo del entorno, apuntan que existieron diversas acciones que son prueba fiel del amplio conocimiento del territorio de sus pobladores, así como del deseo de optimizar la producción pesquera. De hecho, los mismos pescadores/pescadoras adecuaron las condiciones de salinidad —con la construcción de canales que conectaban las lagunas con el mar— para poder crear espacios aptos para la cría de especies marinas, sobre todo almeja, camarón y langostino, sin tener que salir al mar abierto. Adicionalmente, en la literatura sobre la región (Gatti, 1985; González, 2004; Ramos, 1977; Silva, Vargas y Velasco, 1998) se describen prácticas productivas pesqueras por demás antiguas y de bajo impacto ambiental.

La disputa por el control y uso de aguas, tierras y recursos ha enfrentado por muchos años a las y los pescadores y propietarios privados. Ambos encaran hoy la llamada tragedia de los comunes (Hardin, 1968), es decir, la destrucción de un bien común limitado por acciones e intereses individuales y/o colectivos, a pesar de que dicho recurso tiene importancia relevante para sus estrategias de producción económica y reproducción social.

No obstante que autores como el propio Hardin sostienen que la solución a esta tragedia requiere de la intervención de actores externos que impongan su racionalidad, estudiosos como Ostrom (1999) —y demás partidarios del movimiento cooperativo— confían en la capacidad de los actores locales para solucionar sus problemas con sus propios métodos de organización y estrategias de acción.

 

Las comunidades

Esta investigación se llevó a cabo con 21 habitantes de cuatro comunidades: Costa de la Palma (2), Costa de San Juan (6), Pajarillos (6) y El Nacaste (7), todas pertenecientes al municipio de Alvarado, Veracruz.

Costa de la Palma. Posee acceso acuático y terrestre. En cuanto a la ruta pavimentada, se toma en Salinas y llega hasta el centro de la comunidad, la cual se convierte en terracería pasando por varios pequeños poblados, potreros, plantíos de caña, maíz y algunos acahuales. Uno que otro árbol de pochota (Ceiba pentandra) se asoma en el camino que es transitable sólo en época de secas. Por agua, los habitantes se embarcan en el poblado de Arbolillo, ubicado a diez minutos al norte de la cabecera municipal, para cruzar la laguna de Alvarado y llegar a la "playa" de Costa de la Palma, y de ahí caminar tres kilómetros hasta el centro del poblado. En el trayecto se aprecia, hacia el norte, la boca a la laguna conocida como Camaronera. El Censo de Población y Vivienda 2010 del INEGI estimó que su población total era de 304 personas. Los hogares cuentan con servicio de electricidad, y la mayoría con agua entubada proveniente de pozos artesianos. Algunas casas cuentan con fosas sépticas.

Las principales actividades económicas son la ganadería, pesca y agricultura. Es un ejido parcelado en donde la mayoría de los propietarios habita dentro de sus mismos terrenos; quienes cuentan con parcelas más grandes tienen ganado vacuno, ovino, gallinas y patos. Aunque son pocos aquellos terrenos dedicados a la agricultura, algunos habitantes comentan que hace cincuenta años se sembraban diversos productos (frijol, arroz y caña de azúcar) que fungían como alimentos básicos.

Hay tres escuelas: preescolar, primaria y telesecundaria. Es importante mencionar que son pocos los jóvenes que continúan estudiando la preparatoria debido a que no cuentan con medios económicos para vivir en la ciudad de Alvarado.

Costa de San Juan. Se accede únicamente por agua. Está ubicada al suroeste de Alvarado, a ocho kilómetros en línea recta. De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda de 2010 del INEGI, la población total era de 76 personas. Cuenta con el servicio de electricidad desde hace aproximadamente 12 años, pero no tienen agua entubada; de hecho, no existen fuentes de agua dulce o potable, por lo que algunos hogares almacenan agua de lluvia. Por delante de Costa de San Juan se extiende la laguna de Tlalixcoyan, que es salobre. La mayor parte de las actividades ligadas al aseo personal y limpieza se hacen con el agua de esta laguna.

La pesca y la ganadería son las actividades económicas principales. Tío Liko, adulto mayor de la comunidad, afirma que Costa de San Juan se constituyó como ejido hace 60 años, y hace diez años lograron parcelar (con el programa Procede).

El núcleo de la comunidad ocupa tierras de uso común. Las parcelas, que en su mayoría están dedicadas a la ganadería, se encuentran en los cerros —término usado localmente—, tierras más altas y alejadas de la orilla de la laguna (donde están las casas); muchas de ellas están todavía rodeadas por manglar y pequeños canales.

En el camino a las parcelas existe una laguna llamada Galafá, de uso común y altamente valorada por la abundancia de pesca y por ser un sitio utilizado para la recreación y esparcimiento de los pobladores. En los últimos años se ha iniciado la fabricación de artesanías con lirio acuático.

Cabe mencionar que sólo existe una escuela primaria multigrado con profesores —en su mayoría mujeres y hombres muy jóvenes— del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe).

Pajarillos. La única forma de acceso es la acuática. Se encuentra al sur de la cabecera municipal y aproximadamente a ocho kilómetros en línea recta. De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda de 2010 del INEGI, la población total era de 16 personas. No cuentan con servicio de electricidad ni agua, por lo que la que se usa para consumo humano se busca en Alvarado o se obtiene de la recolección de lluvia. El agua del río Pajarillos —como lo conocen los oriundos del lugar— es salobre y se usa para guisar, bañarse y lavar. Comentan que el manglar ha ido ganando cada vez más espacio debido al cuidado y poco uso que le dan. Las lagunas aledañas —Pajarillos y las Pintas— son muy valoradas por la abundancia de productos pesqueros. Algunos habitantes tienen patos y cerdos que consumen y, en ocasiones, venden. En los últimos años se ha iniciado la fabricación de artesanías con lirio acuático.

Los habitantes son en su mayoría miembros de una misma familia extendida y no poseen títulos de propiedad de la tierra. Habitan en zona federal y terrenos particulares. No existen escuelas que estén funcionando actualmente.

El Nacaste. La única forma de acceso también es la acuática. Se encuentra al sur de Alvarado, aproximadamente a 8.5 kilómetros en línea recta. De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda de 2010 del INEGI, tenía una población total de 38 personas. Carece del servicio de electricidad y agua entubada. Posee un sistema de captación de lluvia, por lo que el agua es almacenada en un aljibe y utilizada para el consumo humano. Para la higiene personal y de los hogares se usa el agua del río, la cual es salobre.

Las actividades económicas y de subsistencia son la pesca y la ganadería. El cuerpo de agua más utilizado para la obtención de productos pesqueros es la laguna Las Pintas. En los últimos años se ha iniciado la fabricación de artesanías con lirio acuático.

Los habitantes reconocen que la primera casa del lugar fue construida hace 70 años. Los hogares están localizados en zona federal, a unos cinco metros del río. Los terrenos que se usan para ganadería y leña son propiedades privadas, lo que representa un permanente conflicto con los dueños. Existe una escuela primaria multigrado atendida por un profesor del Conafe.

Cabe mencionar que una de las tantas singularidades compartida por estas cuatro comunidades es que existen mujeres pescadoras, actividad pocas veces desempeñada por este género, al menos en el área de Veracruz. La pesca ha sido una actividad femenina desde hace por lo menos tres generaciones, y ha resultado una forma de contribuir en la economía familiar pero también, en algunos casos, de empoderamiento e independencia.

 

De las cooperativas

En 2002, con el apoyo del Instituto de Investigaciones Biológicas (IIB) de la Universidad Veracruzana (UV), se crearon las cooperativas pesqueras Mujeres Experimentando y La Mujer Costeña, que surgen como una respuesta a la crisis de la pesquería, enfrentada ya por otras cooperativas como Laguna La Flota, conformada por esposos y familiares de las socias de Mujeres Experimentando. Es importante mencionar que desde antes de la conformación de las cooperativas, las mujeres ya realizaban actividades como pescadoras.

De la mano de estas cooperativas se crearon proyectos de acuacultura sustentable de almeja gallo, mojarra tilapia y pargo cerezo con el objetivo de brindar una fuente de ingresos alternativa. Asimismo, de acuerdo con Portilla y colaboradores (2007:260), la conformación de estas cooperativas buscaba "recuperar la autoestima, delegar responsabilidades y abrir un canal de participación de este sector de la población normalmente marginalizado".

Mujeres Experimentando. Está conformada por 12 mujeres, habitantes de El Nacaste, Pajarillos y Alvarado. En la actualidad producen almeja gallo dentro de un predio conocido como Las Clavellinas, cuyo cuidado y conservación comparten con la cooperativa Laguna La Flota. Buena parte de las socias tiene entre sí lazos de parentesco muy cercanos. Desde 2010 elaboran artesanías de lirio acuático. La mayor parte de sus labores pesqueras son de tipo extractivas. La captura y comercialización de recursos pesqueros las realizan de forma individual, junto con sus esposos o familiares, casi nunca por medio de la cooperativa. La venta de sus mercancías se concreta en Alvarado, de forma individual o familiar, en negocios conocidos como embasaderas, en donde les compran sus productos para luego revenderlos. En la fase final de esta investigación estaban, conjuntamente con los socios de Laguna La Flota, inaugurando un local propio para la venta de sus mercancías, en donde tienen sembradas muchas esperanzas para lograr más ganancias y no depender de intermediarios. Las mujeres de esta cooperativa también son amas de casa, algunas de las cuales producen y venden a pequeña escala aves de corral y cochinos.

La Mujer Costeña. Se creó en 2002 y surgió por el interés y deseo de las mujeres pescadoras de independizarse de sus esposos, no sólo en cuanto a los equipos de pesca, sino también en un sentido simbólico y de empoderamiento. Está integrada por siete mujeres y tres hombres de Costa de San Juan, quienes cultivan almeja gallo, pero enfrentan serios problemas para su comercialización por la competencia desleal y poca eficacia en la cobranza. El resto de sus actividades pesqueras son extractivas y las especies que capturan varían a lo largo del año. Al igual que las otras cooperativas, la mayor parte de sus actividades las realizan de forma individual en Alvarado. Cabe mencionar que también practican la ganadería de bovinos.

Laguna La Flota. Se creó en 1990 y la conforman nueve hombres y una mujer provenientes de El Nacaste, Pajarillos y Alvarado. Además del cultivo de almeja, que comparten con Mujeres Experimentando, realizan actividades pesqueras del tipo extractivas. Las especies que capturan varían a lo largo del año de acuerdo con la temporada. Venden sus productos en Alvarado, generalmente de forma individual a intermediarios. Asimismo, los socios realizan actividades vinculadas a la ganadería y también reciben pago de jornales por servicios prestados al Instituto de Ecología A.C. (Inecol) y la UV.

 

Metodología

Este trabajo se apoya en la investigación acción participativa (IAP) propuesta por autores como Lewin (1946, citado en Castedlen et al., 2008) y Fals-Borda y Rahman (1991, citado en Castedlen et al., 2008). Esta pesquisa pretende entablar lo que Agnes Heller nombró como reciprocidad simétrica, que, en palabras de Fals-Borda (1999:7), "significa que incluye respeto y aprecio mutuo entre los participantes y también entre los humanos y la naturaleza, con el fin de arribar a una relación horizontal de sujeto a sujeto". Dentro de la concepción de la IAP, Fals-Borda (1999:8) menciona que "se pudo comprobar la inutilidad de la arrogancia académica y en cambio se aprendió a desarrollar una actitud de empatía con el otro, actitud que se llamó vivencia. Fue fácil así, con el toque humano de la vivencia y la incorporación de la simetría en la relación social, escuchar bien aquellos discursos que provenían de orígenes intelectuales diversos o que habían sido concebidos en sintaxis culturales diferentes".

Al partir del concepto de género planteado por Lamas (2000:3), "conjunto de prácticas, creencias, representaciones y prescripciones sociales que surgen entre los integrantes de un grupo humano en función de una simbolización de la diferencia anatómica entre hombres y mujeres", en esta investigación realizamos el análisis de la información desde la perspectiva genérica, dando por sentado que las miradas y perspectivas de las y los pescadores sobre el humedal y cooperativas han sido determinadas por la construcción social y cultural.

 

Fotografía participativa y fotovoz

La fotografía participativa fue el vehículo para aplicar la AIP en este proceso, la cual se enmarca en la antropología visual que, de acuerdo con Melleiro y Gualda (2005), hace uso de recursos visuales, sobre todo en espacios socioculturales, y permite una mayor participación de los actores en el proceso de la investigación.

Los pioneros en este campo fueron Mead y Bateson con sus célebres investigaciones en Bali y Nueva Guinea durante la década de 1940. Feldman y Moreira (1998:11-12) afirman que "la utilización de lenguajes visuales acentúa la necesidad de redefinir las relaciones entre los investigadores y sus sujetos y ayuda a dirimir oposiciones reduccionistas entre la subjetividad y objetividad en la investigación. En vez de la postura neutra del observador participante, la investigación pasa a ser el resultado de la interacción entre investigadores, investigados, productos y contextos históricos".

Existen diversas y ricas experiencias del uso de la fotografía como elemento clave de la metodología, como la de Lykes (2001:3), donde su trabajo con mujeres indígenas en Guatemala señala que el uso de "las artes y la fotografía pueden servir de recurso en la acción de investigación participativa con mujeres de la comunidad que buscan mejorar la calidad de vida comunitaria, respondiendo a los efectos de la guerra y la pobreza extrema".

Por su parte, Singhal y colaboradores (en prensa) consideran que al dotar de cámaras a las personas, el investigador puede tener una aproximación muy cercana a las experiencias vividas que fueron pasadas por alto anteriormente, rechazadas o silenciadas. Así, analizar las imágenes y textualizarlas se convierte en un espacio participativo para una narrativa más amplia de cuentos, discusión comunitaria y de acción. En tanto que autores como Mcintyre (2003) sugieren la fotografía como herramienta poderosa para conocer las relaciones entre el territorio y los grupos sociales, utilizando las imágenes como vehículo para incitar a las y los entrevistados a reflexionar y discutir preguntas de investigación dentro del contexto de su propia experiencia.

Fotovoz, de acuerdo con sus creadoras (Wang y Burris, 1997), es un método que nace de experiencias en la promoción de la salud, cuyos ejes son la pedagogía de la conciencia crítica, la teoría feminista y la fotografía documental. Los conceptos clave que describen la fotovoz son: las imágenes enseñan, las fotografías pueden influir en la política y las personas de la comunidad deben participar en la creación y la definición de dichas imágenes que dan forma a políticas públicas más sanas (Wang, 1999).

Igual que en otros procesos participativos inspirados en los legados de Freire, en la fotovoz los objetivos que se buscan alcanzar son: promover que las personas se involucren en un proceso de diálogo activo, crear un ambiente seguro y confortable para generar reflexiones críticas, y motivar a la gente para realizar cambios y acciones (Carlson, Engebretson y Chamberlain, 2006).

 

Los grupos de trabajo y las sesiones

La idea inicial era trabajar únicamente con las socias y socios de las cooperativas, sin embargo, se unieron otros pobladores como hijos e hijas de cooperativistas y un matrimonio procedente de Costa de la Palma que viajaba 20 minutos en lancha para asistir a nuestros encuentros.

Como requisito indispensable para desarrollar fotovoz está el facilitar un proceso de entrenamiento para el uso y cuidado del equipo fotográfico, por tanto, en el desarrollo de este trabajo se hicieron pequeños talleres introductorios en el manejo de la cámara para brindar conocimientos mínimos de la técnica fotográfica. Posteriormente se estimuló la construcción de preguntas que guiaron el registro fotográfico. En equipos o de manera individual se hicieron las salidas necesarias para la toma de fotos. Con las imágenes, cada participante hizo una selección, misma que se proyectó ante el colectivo; así cada persona describió su serie fotográfica, su historia y significado. A continuación se describen con mayor detalle los procesos mencionados en este párrafo.

Se constituyeron los equipos de trabajo con la intención de poder abrir un espacio para dar voz y escuchar temas de interés para las y los participantes vinculados con el uso, problemáticas, valoraciones y perspectivas de su territorio. Las palabras de Messina (2011:13), quien afirma que el video y la fotografía son "otra forma para dialogar con la comunidad", inspiraron la idea de motivar en ellos y ellas una manera diferente de expresarse y darse a escuchar.

La conformación de los dos grupos de trabajo respondió a la filiación de cada cooperativa, lazos familiares y comunitarios fundados en la confianza para trabajar en equipo. Se eligieron las comunidades de Costa de San Juan y El Nacaste para tener los encuentros, con las cuales, durante cuatro meses, tuvimos sesiones semanales de trabajo. En la primera comunidad asistieron regularmente ocho personas: seis mujeres (cinco de ellas cooperativistas de La Mujer Costeña) y el matrimonio procedente de Costa de la Palma (socios de Barra Vieja y Club Playero). En el grupo de El Nacaste fueron regularmente 13 personas: cinco socias de Mujeres Experimentando, una socia y dos socios de Laguna La Flota, una mujer adulta y cuatro jóvenes hijos de socias y socios de cooperativas, habitantes de El Nacaste y Pajarillos. La mayor parte de los asistentes fueron adultos con edades entre 35 y 60 años. Se dedicaron aproximadamente 50 horas de trabajo a cada equipo, y si bien cada sesión tuvo una duración aproximada de tres horas y media, los participantes utilizaron más tiempo —que no se pudo contabilizar— en el proceso de la construcción de sus narraciones e imágenes, momentos en los cuales yo no estaba presente.

Las primeras cinco sesiones se dedicaron para trabajar y explorar los siguientes temas: usos de la fotografía, conocimiento, uso y cuidado de las cámaras y técnica fotográfica básica. Los encuentros subsecuentes fueron para explorar y poner en práctica la creación de imágenes para construir historias. También, se dialogó en torno a la posibilidad de expresar sentimientos y aprendizajes por medio de las fotografías. En parejas o pequeños equipos, detrás de un lente, intentábamos narrar temas vinculados a los intereses del grupo, con especial atención al uso y valoración del humedal y sus recursos, así como la importancia de las cooperativas. La mayor parte del tiempo nuestra "aula" resultaba ser la comunidad. Pasados los encuentros, las cámaras quedaban con cada grupo durante una semana en mi ausencia. Era vital que el ejercicio de la construcción de historias —por medio de las imágenes— se ubicara en un espacio íntimo o de la misma comunidad, en donde el mirar y sentir detrás de una cámara tuviera huellas de esos espacios y de quienes las hacían. Cada participante construía sus narraciones y fotografías de forma individual. Transcurrida la semana, nos reuníamos nuevamente y cada persona mostraba su trabajo al resto del grupo, narraba y describía sus fotografías y los significados detrás de ellas. Después de que cada uno exponía, realizábamos un círculo de discusión y reflexión de los temas tratados. La intención siempre fue dar las pautas para reflexionar críticamente en torno a las realidades que se describían tanto de manera individual como colectiva.

 

Las imágenes y sus narrativas

Los datos construidos en esta investigación proceden del análisis de imágenes y narraciones de cada una de las personas involucradas en los talleres. Para no perder ningún detalle de la diversidad de las expresiones, se realizó el registro de todas las sesiones por medio de una grabadora de voz, con el consentimiento de los participantes. Las grabaciones fueron transcritas de manera literal respetando la pronunciación y formas de expresión coloquial para conservar su riqueza. Otras herramientas utilizadas fueron la observación participante y entrevistas abiertas en las cuales el propósito era lograr una conversación libre, en donde ambas partes jugábamos un papel activo.

En las reuniones, además, se realizaron actividades como la elaboración de mapas comunitarios, dibujos, observación de imágenes en libros, círculos de reflexión y evaluaciones participativas de las que surgió también información importante para su análisis. Cabe mencionar que buena parte de la información transcrita proviene de discursos íntegros que versan sobre usos y valoración del humedal y los cambios percibidos desde el surgimiento de las cooperativas.

 

Usos y valoración del humedal

Las y los participantes narraron en sus fotografías historias que muestran el vínculo por demás importante e íntimo que mantienen con el humedal. La laguna, el mangle, los recursos pesqueros, entre otros, adquieren un significado vital para ellos y ellas no sólo por los usos alimentarios o de obtención de recursos económicos, sino también por las expresiones estéticas, emotivas, culturales y sociales. Si bien saltan a la vista diferencias entre los grupos de trabajo relacionadas con las características fisiográficas y biológicas de sus comunidades, las percepciones y valoraciones del humedal son bastante similares. Consideramos que dichas diferencias están vinculadas con el género y las formas de organización comunitaria ligadas esencialmente a su relación con el territorio que habitan, de forma específica a la propiedad de la tierra.

El ejercicio de profundizar y analizar qué de todo ese ecosistema usan y cómo lo hacen, no fue tarea fácil. Al principio, las narraciones eran generales, se insistía que hacían uso de todo, y no especificaban cuáles y cómo eran usados los bienes naturales. Si bien más adelante se realizaron series de imágenes en donde las narraciones fueron más detalladas, no podemos dejar de lado la importancia que nace de estas perspectivas, en donde el humedal en su totalidad adquiere un papel fundamental en la vida de cada una de ellas y ellos, surgiendo explicaciones como:

Uno vive a través de la naturaleza, vivimos por ella y a través de ella, aquí todo lo utilizamos. (Socia de Mujeres Experimentando)

Vivo de todo lo que hay alrededor. (Socia de Laguna La Flota)

Aunque las y los participantes tienen un amplio conocimiento geográfico del SLA en general, son sus comunidades, lagunas, ríos y tierras las que describen con mayor detalle y a las que les atribuyen diversos significados. Las imágenes creadas describen, precisamente, esos diversos espacios que resultan significativos y que se detallan a continuación.

Cuerpos de agua: lagunas, ríos, caños. Si bien estos espacios son de uso común, cada cooperativa y comunidad mantiene sus lugares exclusivos y preferidos para llevar a cabo acciones relacionadas con el uso del mismo humedal. A pesar de que las áreas para realizar actividades pesqueras por cooperativa están condicionadas en los permisos de pesca, la preferencia y utilización de estos espacios no sólo queda determinada por esta regulación, sino también por el significado social y cultural. De hecho, las y los pescadores hacen uso de ciertas lagunas y ríos que han sido frecuentadas por sus padres y madres, hermanos, hermanas, primos, primas, tíos y tías, en donde existen lugares cargados de significados, historias e identidades.

Aunque el agua de las lagunas tiene usos diversificados, desde la perspectiva de los habitantes de esta zona, el principal es el vinculado con la pesca. Y es que el agua es fuente de recursos pesqueros que no sólo se consumen como alimentos, sino también se convierten en productos que proporciona beneficios económicos que solventan las diversas necesidades de los hogares. Así podemos observar que las lagunas cercanas a sus comunidades —que fueron motivo de diversas fotografías— son las más frecuentadas, pues es de donde obtienen diversas especies de peces, moluscos y crustáceos:

De ahí sacamos el producto que nos da la vida, que es camarón, jaiba, pescao, nosotros agarramos el producto y lo llevamos a Alvarao, lo vendemos y venimos y traemos todo lo que nos hace falta. (Socia de Laguna Flota)

Esa es una laguna de donde sacamos todos los recursos que para comer, para vender, se llama Galafá. Andábamos agarrando pescao pues es lo que más hay... mojarra tenguayaca, picuda, chuchuma, sábalos, de todo. Ahí sacamos el pescao del agua, el pescao que nos da sustento y de ahí comemos, lo vendemos y pues seguimos sacando para los gastos de la casa. (Socia de La Mujer Costeña)

Adicionalmente, los recursos pesqueros obtenidos en las lagunas —en voz de las y los participantes— son la base de la alimentación para la familia, pero, sobre todo, representan la fuente de empleo principal no sólo de los miembros de las cooperativas, sino también de familiares y pobladores de estas comunidades:

Quería que se viera la laguna que es de donde se pesca, donde están los camarones, las jaibas, donde uno pesca para vivir. Y están los ostiones para comer en cocktelito. Ya si uno los quiere los vende, se los come, los hace frito, en ceviche, como tú quieras. (Socia de Club Playero)

Esas son jaibas hervidas que también salen de la laguna; son para comer o sacarla y hacerla en pulpa, eran de mi nuera. Esos son camarones blancos que mi hijo salió a pescar; son para vender y comer, hacerlos en ceviche, como quiera, son muy buenos. Son riquísimos. (Socia de La Mujer Costeña)

Los cuerpos de agua son el medio de subsistencia primordial, ya que de la pesca no sólo se obtienen alimentos, también se pagan medicamentos, reparación de equipo de pesca, celebraciones, ropa, artículos para el hogar, entre otros. Al respecto, algunas imágenes adquirieron estos significados:

De la laguna pues aprovechamos todo lo que es de la pesca, pescao, la jaiba, todo lo que es de pesca; el pez lo aprovechamos para comer y para vender, para comprar nuestros alimentos y pagar enfermedades. (Socia de Mujeres Experimentando)

Pues para alimentarse uno, para que tenga un recurso más, de comer y de hacer dinero también. (Socia de La Mujer Costeña)

En el SLA, cada laguna y comunidad tiene presencia de productos pesqueros diferentes. Las áreas de pesca están delimitadas para cada comunidad y cooperativa, sin embargo, es usual que las y los pescadores traspasen sus fronteras para extraer productos diferentes. Así surgieron imágenes que hablan sobre las diversas especies obtenidas a lo largo del año en diferentes lagunas y ríos (jaiba, robalo, chucumite, camarón blanco y negro, entre otros).

Adicional a esto, las y los cooperativistas han mantenido por varios años el cultivo de la almeja, y por eso la laguna fue descrita en sus fotografías como una fuente importante para el crecimiento y producción de esta especie:

Ahí tomé el corral de las almejas donde tenemos nuestra siembra, el agua nos sirve para sembrar y la tierra, abajo están las almejas y de ahí se alimentan del agua y del sustrato de la tierra. (Socia de La Mujer Costeña)

Otro uso reconocido es el vinculado con la transportación, debido a que las lagunas y ríos son los medios de movilidad para estos pobladores no sólo al exterior de sus comunidades, sino al interior de las mismas. El contar con una embarcación para poder salir del humedal resulta sumamente importante, sobre todo si consideramos la carencia de servicios médicos, educativos o de abastecimiento de alimentos. A continuación, algunas expresiones al respecto:

Es el agua, la que utilizo más, todo el tiempo para medio de transporte. (Socio de Barra Vieja)

Ahí está el agua y la utilizamos para andar en ella y, en esa transportamos para salir, para pescar, salimos hasta Alvarao, volvemos a regresar, entramos a trabajar, a ver las vacas o todos los animales. (Socia de La Mujer Costeña)

Las narraciones sobre el empleo del agua dentro del hogar fueron de origen femenino, ya sea para la limpieza de la casa y la higiene de la familia; asimismo, algunas familias la utilizan para beber y cocinar.

En diversas narraciones se enfatizó que el agua de las lagunas antes estaba limpia y era más seguro utilizarla para consumo e higiene personal:

También el agua me sirve para bañarnos, para lavar trastes, para mucho aseos personal y pues es un líquido vital. (Socia de La Mujer Costeña)

Los cuerpos de agua también son percibidos como fuente de obtención del lirio acuático, el cual se destina para la elaboración de artesanías y se percibe como una fuente de ingresos extra. Esta actividad resultó muy valorada por las mujeres y sus imágenes. Sólo para un hombre resultó relevante mencionar el uso de la laguna para obtener lirio:

Esas son mis artesanías de lirio acuático, que viene en el agua de la laguna y de los ríos. Ahí hay una bolsa, ahí está con lo que la hago. Eso sigue mis artesanías de los pantanos, son sombreros, gorras. (Socia de La Mujer Costeña)

La naturaleza nos da muchas cosas de las que nos podemos servir aquí, el lirio es uno de ellos, y aquí ya saben todos y que lo disecamos para poderlo trabajar y poder hacer artesanías. (Socia de Mujeres Experimentando)

El uso y valoración de las lagunas en un sentido recreativo y lúdico —como nadar— resultó importante de ser fotografiado. Y es que estos cuerpos de agua son espacios también de juego y diversión. En observaciones en campo se apreció cómo jóvenes, niños y adultos disponen de estos sitios no sólo para bañarse, sino también para jugar y convivir. Llaman la atención las narraciones de estos vínculos con el humedal, en donde se describen usos más allá de lo utilitario o de lo que brinda beneficios económicos. En el mismo tono nacieron otras narraciones que hablan de los usos de la laguna o el agua en un sentido estético o emocional. Así, resultaron fotografías que fueron creadas por el simple placer o gusto que les provocaba observar detrás de la cámara y de la composición de la laguna con el paisaje:

Ahí tomé el agua y la sombra del árbol; qué bonito me quedó, es el arroyo, donde vamos a trabajar. (Socia de La Mujer Costeña)

Está tan bonita la orilla del caño y se ve tan bonito verde verde, pero tomé más agua que pasto. (Socia de La Mujer Costeña)

Las lagunas son también un referente para la identidad comunitaria, esto expresado en algunas imágenes de habitantes de Costa de San Juan sobre la laguna Galafá:

Le han hecho canciones a la laguna; hay un grupo de música que se llama Galafá. (Socia de La Mujer Costeña)

El manglar. Este es otro bien natural empleado de formas diversas y que adquiere una alta valoración. En las imágenes se aprecia un amplio conocimiento de las diferentes especies de mangle, las cuales son utilizadas como leña, cercas de parcela y remos, entre otras cosas. Los participantes narraron que el mangle lo usan para pescar; es decir, el mangle es fuente de los productos pesqueros valiosos e importantes en su contexto social. Los habitantes de esta zona reconocen que el mangle les permite llevar cabo sus actividades como pescadores:

Hay mucho mangle, es mangle blanco o mangle colorado, todo está rodiado de puro mangle, que ahí se crían todas las especies. (Socia de La Mujer Costeña)

El mangle es una de las principales fuentes de alimentos para los peces, por eso es una de las especies que debemos cuidar mucho mucho, porque si no hay mangle, no tienen alimentación todos los organismos que hay en la laguna. Es importante para ellos porque ahí se crían, crecen, algunos se reproducen, otros no y también para nosotros, pues que de ahí agarramos la cadena alimenticia para nosotros recursos económicos y todo. (Socio de Barra Vieja)

Ahí está el uso también del mangle para hacer tarimas, muelles para estacionar la lancha. (Socio de Laguna La Flota)

La madera la uso para hacer barbacoas,3 para poner mis redes, para hacer remos. (Socia de Mujeres Experimentando)

Ahí tomé los recursos naturales como la madera; podemos ver ahí que hay como una estacado para amarrar jaibita. (Hijo de socia de Mujeres Experimentando)

El manglar también se utiliza como materia prima para la construcción. Sin embargo, cortarlo provoca temor entre los pobladores debido a la posibilidad de ser descubiertos y sancionados, ya que las tres especies presentes en el SLA, mangle rojo (Rhizophora mangle), mangle blanco (Laguncularia racemosa) y mangle negro (Avicennia germinans), se encuentran en la categoría "Amenazada" (A), de acuerdo con la NOM-059-Ecol-2010, por lo que su uso está penado y sancionado según el artículo 420 del Código Penal federal. Ello provoca miedo y conflicto entre los pobladores, ya que, bajo esta consideración, la utilización del mangle es un acto ilegal y, por lo tanto, quienes lleguen a cortarlo o usarlo, se convierten, conforme a la legislación, en delincuentes. Este contexto plantea la negación de uso y manejo local de recursos naturales que, sin duda, son referentes en la identidad de estas personas.

Adicional a esto, muchos de las y los pescadores consideran que las autoridades actúan de forma injusta y sin tener en cuenta que existe un manejo y cuidado del manglar en sus comunidades:

Ahí es un varal de puro mangle, es un buen de varas que esta enorme de grande, nosotros nos atrevemos porque ya está prohibido cortarlo, lo dejamos madurar y como nos hace falta agarramos y cortamos bastante para hacer la cerca, para nosotros es necesario porque tenemos que hacer colindantes de parcelas, necesitamos agarrarlo. (Socia de La Mujer Costeña)

Ahí están los estantes que podemos utilizar del mangle, y si te das cuenta, tenemos mangle suficiente para hacer el trabajo, pero ya no lo podemos hacer igual. (Socia de La Mujer Costeña)

La especie de mangle más buscada para la construcción, por su durabilidad, es la del mangle blanco (Laguncularia racemosa), que en voz de los habitantes de esta zona es la más abundante:

Ahí es uno de los usos que se le da al blanco para cercas, para muelle, para hacer corral es el que más se utiliza (en el agua). (Socio de Laguna La Flota)

De esos árboles sacan la cerca para cercar los patios y eso; esto es pura madera seca, de mangle blanco. Es más derecho el mangle blanco. (Socia de La Mujer Costeña)

Mi hijo, que vino de Estados Unidos, hizo su barbacoa para subir sus redes; después que vienen de pescar salen a Alvarado, limpian las lanchas y no tienen donde poner sus redes; en esa tabla seca ahí y ahí ponen las redes, es de mangle blanco. (Socia de La Mujer Costeña)

La madera de los mangles también es empleada en la construcción de infraestructura ligada a la ganadería:

Ahí estoy yo componiendo por donde se salieron las vacas; nos pusimos a ponerle unos palos de mangle porque no tuvimos otro recurso. (Socia de La Mujer Costeña)

Del mangle también se obtiene leña. El empleo de la madera para cocinar resulta importante porque representa un ahorro en el consumo de gas. La mayoría de las casas tienen estufa de gas y fogón; en este último se cocinan las jaibas para extraer y vender la pulpa, los camarones y los frijoles. Resulta importante no sólo por el ahorro, sino por el gusto del sabor a leña en los alimentos. Fueron en su mayoría mujeres las que crearon series de fotos y narraciones al respecto:

Cuando se cae un árbol uno lo aprovecha para la leña; por decir, si se cae, lo aprovechamos; adelante hay otra foto donde ya está hecho en leña para traerlo a casa para cocinar, para cocer frijoles, jaiba, camarones, tamalitos; lo que demore mucho lo hace uno en leña para no gastar tanto gas que está muy caro. (Socia de La Mujer Costeña)

Este nos sirve para utilizarlo de otra manera, aquí cortando el palo ya seco para lo que lo voy a usar. Ahí ya lo tumbó y lo está trozando ya en leñita. Y ahí está recogiendo la leña para cuando vamos empezar a cocinar; ahí está ya juntando la lumbre; para eso le damos el uso a la madera cuando ya está seca ya está muerto el árbol, porque mientras está vivo no lo utilizamos para cocinar, pues no se puede hasta que este el árbol muerto. (Mujer habitante de El Nacaste)

El único hombre que mencionó la obtención de leña del mangle fue un adolescente, que si bien reconoció su empleo para fines relacionados con la elaboración de alimentos, quiso dejar muy en claro que su rol no estaba ligado a la cocina:

Esa es leña que buscamos en el monte y la usamos pa' guisar comida, cocer jaiba, yo no guiso, a veces la busco. (Joven de 17 años, hijo de socia de Mujeres Experimentando)

Las imágenes que narraron los usos del manglar y su importancia en un sentido emocional o estético, resultaron de mucho interés para el análisis. El entorno adquiere relevancia más allá de brindar sólo beneficios materiales o económicos. Fueron mujeres quienes describieron árboles de mangle como importantes en sus vidas y memorias, así como espacios vinculados al placer y diversión:

A mí me inspira mucho ese arbolito porque cuando éramos niñas nos bañábamos en la laguna y estaba muy fuerte el sol y ya veníamos corríamos a la sombra del arbolito y estábamos en el agua y estábamos en el arbolito; también mis hijas se bañaron abajo del arbolito y hacían lo mismo que nosotros porque ya tiene muchos años. Me da mucho sentimiento este árbol, como si fuera de la familia. (Socia de La Mujer Costeña)

Aquí tomé un árbol porque siento que nos da mucha vida y pues traté de tomar que detrás de los árboles están las casas me daban un bonito panorama de ahí. (Mujer habitante de Costa de San Juan)

Sus narraciones describen el mangle como proveedor de vida y belleza. Surgieron también descripciones de sitios de manglar preferidos para la pesca:

Ese mangle lo vi frondosito y bonito. (Socia de La Mujer Costeña)

Una mata de colorado que yo ahí me gusta mucho tanziar4 porque cae mucha mojarra chuchuma; ahí siempre que tanseo en esa mata siempre agarro mojarra, me gusta. (Socia de Mujeres Experimentando)

Se construyeron imágenes en donde se describe la valoración de los servicios ambientales que brinda el manglar. Las narraciones fueron amplias y detalladas, y tanto hombres como mujeres reconocen que da protección ante los vientos, brinda sombra, retiene las orillas de los deslaves, produce oxígeno y sirve de criadero para larvas de diversas especies que se pescan:

Para mí el mangle protege la orilla. Antes, cuando se empezó a deslavar toda la orilla, no estaban los mangles; esos mangles tienen aproximadamente 32 años de estar sembrados apenas, porque yo me acuerdo cuando mis 15 aquí no había ningún árbol de estos y empezaron a sembrar mi papá y los señores de ahí, porque ya era mucho lo que estaba deslavando, y desde que ellos crecieron ya no permitieron que se deslavara la orilla; entonces a mí el mangle me da protección para las casas. (Socia de La Mujer Costeña)

Ahí está el caño. Nosotros también nos refugiamos de los nortes en la parte de adentro del caño, nos metemos por ahí, por esa parte del lado del caño para cubrirnos de los vientos hacia la casa; ahí está el caño hacia afuera donde venimos entrando. (Socio de Laguna La Flota)

Si te das cuenta, hay mangle blanco, colorao, y sus raíces sirven para que se oxigene el agua y sirven para que reproduzcan los peces. (Socia de La Mujer Costeña)

La tierra. Si bien el agua es un componente abundante e importante dentro del territorio del SLA, que ha adquirido significados diversos y de gran valoración en la vida de los habitantes de este ecosistema, la tierra también es un espacio de gran relevancia y muy utilizado. Se le reconoce como un lugar para la ganadería, siembra, construcción de casas en un sitio alejado del agua y para jugar, sobre todo beisbol.5

Muchos de las y los participantes expresaron que el ganado representa una significativa fuente de ingresos y se le vincula con los ahorros de las familias; en este sentido, en una urgencia o necesidad se tiene la certeza de que vendiendo una vaca se sacan rápido cinco o seis mil pesos.

De igual manera, el poder contar con una porción de tierra resulta primordial en la mayor parte de los hogares. Si bien en la comunidad de El Nacaste existen serios problemas relacionados con la propiedad de la tierra, ellos dejaron clara la importancia de contar con un espacio para tener sus animales:

Esa es donde aprovecho la tierra ahí es donde tenemos las vacas, con eso aprovecho la tierra para los animales, para aprovechar la leche y la carne de esos animales. (Socia de La Mujer Costeña)

Es importante la tierra porque ahí ese se mantiene el ganado. (Socio de Barra Vieja)

Actualmente, la agricultura no es una actividad económica de peso, sin embargo, en varias sesiones los habitantes de esta zona recordaron que cuando eran pequeños se sembraban muchas cosas, casi todo lo necesario para el consumo en el hogar. Hoy se siembran algunos productos en los traspatios de sus casas o, en su caso, en las parcelas. El sembrar pareciera que brinda satisfacción en un sentido simbólico, al mantener un vínculo con la tierra y consumir algo de su territorio:

Ahí está la tierra, también la usamos para sembrar calabaza, cuando menos ahí todo lo que compras en Alvarao riegas las semillas ahí y nace; ahorita hay como unas quince calabazas en el patio de lado de atrás de la casa; también hay otra mata que ya también se cultivó que también dio unas diez o doce y ahorita, hay más de quince calabazas, o sea que la tierra, a pesar de que es humedal, es productiva para sembrar. (Socio de Laguna La Flota)

La tierra es valorada ampliamente por los significados ligados a la posibilidad de contar con un sitio donde vivir y donde tener sus hogares, ranchos y parcelas. Vivir en un espacio en donde el recurso más abundante es el agua y en el cual las inundaciones son periódicas, hace que la tierra se perciba como un espacio seco y habitable sumamente valorado. Para los habitantes de Costa de la Palma la tierra es fuente de agua dulce, vital para sus hogares y vidas cotidianas. Sobre la tierra surgieron explicaciones como las siguientes:

La tierra para tener nuestras cosas y para nuestras casas, tener el rancho, si no hubiera tierra no tendríamos nada de eso. (Socia de Mujeres Experimentando)
Ese es un pozo artesiano que también tiene gran importancia, pos sale de la tierra el agua, y el agua es un recurso no renovable y hay que cuidarla también mucho. (Socio de Barra Vieja)

Adicional a esto, para la tierra fue descrito el uso para juego y como espacio recreativo. En todas las comunidades existe un área conocida como el cuadro, en donde se practican diversos deportes como el beisbol y futbol. Las mujeres también consideraron este aspecto, lo cual resulta interesante desde la perspectiva de género, debido a que estos deportes por lo general están vinculados a lo socialmente considerado como masculino; a pesar de ello, la participación de las mujeres en los juegos de beisbol es común. En lo que respecta a los adolescentes, fue un lugar muy fotografiado, ya que está reconocido como un área que brinda placer y diversión:

Esta es la tierra, el cuadro de la casa, es donde jugamos futbol, beisbol, beisbol playero, beisbol caliente y ahí jugamos. (Adolescente, hijo de socia de Mujeres Experimentando)

Y la tierra nos sirve mucho: jugamos, todos, hasta mi mamá juega. (Niño de 10 años, hijo de socia de Mujeres Experimentando)

Este recurso es valorado en un sentido emocional y estético, ya que se describió como un área que brinda la posibilidad de que nazcan flores o animales que son hermosos, es decir, que son apreciados más allá de lo utilitario o económico:

Y pues porque da la tierra cosas muy bellas como flores, animalitos. (Adolescente, hijo de socia de Mujeres Experimentando)

Animales silvestres. El consumo de algunos animales silvestres no se reconoce como una práctica frecuente, pero sí como parte de la dieta familiar. Lo anterior no niega la importancia que adquieren estas especies de fauna para las mujeres y hombres desde un punto de vista ecológico y biológico, quienes, durante las sesiones de fotovoz, realizaron reflexiones profundas sobre cómo se ha disminuido el consumo de estas especies, e incluso mencionaron que algunas personas ya no las consumen. Y es que la presencia de la fauna silvestre se valora no sólo por su empleo dentro de la alimentación familiar, sino también como parte del bienestar del humedal.

Naturaleza, entorno. Resultaron interesantes aquellas apreciaciones e imágenes vinculadas con el entorno, percibido como una unidad o un todo. Las valoraciones al respecto brindan un sentido de pertenencia y de identidad a los pobladores de este humedal, por lo que el cuidado y conservación de este territorio es elemental para sus vidas cotidianas:

Todo eso indica el entorno, no vivimos sin él. Eso que vieron todo ahí es lo que me ha hecho un ser como soy, pues de ahí me alimente, de ahí vivo, de ahí todo lo que tengo proviene de esos lugares, es nuestro medio de vida. A mí la naturaleza me da libertad, me hace sentir libre. (Socia de Mujeres Experimentando)

En resumen, las imágenes creadas exponen claramente las diferentes formas que tienen de mirar el humedal los habitantes de esta zona (ver cuadro I). El primer contraste evidente es el referente a los roles de género. En este sentido, las participantes mostraron y describieron usos del humedal vinculados al cuidado e higiene del hogar y de sus familias, lo cual no aparece en las fotografías de los hombres. Las fotografías en donde se narraban significados y valoraciones vinculadas a lo estético y emotivo fueron de autoría femenina únicamente. En el manglar, sus lagunas y en general en su entorno, existen espacios cargados de recuerdos y sentimientos para las pescadoras.


 

De los significados e impactos que han generado las cooperativas

La conformación de las cooperativas de pesca ha resultado ser, para las mujeres, un espacio de valoración, autorreconocimiento, aprendizaje y libertad, lo que no quedó plasmado en las fotografías de los varones (ver gráfica 1). Suponemos que esto se debe a que tal vez estas conquistas ya habían sido obtenidas, y para ellos la cooperativa ha generado la posibilidad de acceder a apoyos económicos para obtener equipos y permisos de pesca. Las imágenes creadas y sus narraciones versaron en relación con diversos aspectos percibidos y que se describen a continuación.


Adquisición de equipo de pesca. Mujeres y varones crearon fotos en donde el pertenecer a estas formas de organización social les ha brindado diferentes cambios, y el más significativo y más mencionado es el haber podido adquirir un motor y una embarcación para pescar y llevar sus productos a vender a "Alvarao" y tener mayor facilidad de transportación. Y es que la importancia de tener una lancha con motor resulta transcendental y brinda facilidades a las actividades laborales, lo cual permite la obtención de mayores beneficios económicos.

Si bien es cierto que los socios y socias ya contaban con embarcaciones, para algunos resulta más significativo porque antes andaban a remo, y si recordamos la magnitud del SLA o la distancia que existe entre las comunidades y Alvarado (30 minutos en lancha), el contar con motor se vuelve necesario. También expresaron la facilidad de poder trasladar a la familia y materiales para la construcción de casas. Un buen ejemplo de lo anterior resulta la serie de imágenes de una socia de la cooperativa Laguna La Flota:

Los cambios de la cooperativa pues que antes mi juventud se me fue a remo, y ahí está la embarcación, que cuando andábamos a remo contra viento y marea por ahí andábamos y pescábamos y jaibeábamos, camaroneábamos y puro a remo. El cambio es que ahora a través de la cooperativa es que ahora tenemos una lancha y un motor para cuando lo necesitamos, que cemento, que arena, y cuando hay norte se embarca la familia y se va a Alvarao y viene para acá y vuelve a ir.

Otro aspecto que destaca es que el tener una embarcación con motor adquiere un gran significado desde el punto de vista de la movilidad en las mujeres cooperativistas más que en los varones. En diversas fotografías relativas a este tema fue narrada la posibilidad de viajar, de trasladarse e ir a Alvarado cuando lo deseen, solas o acompañadas. Para ellas, el hecho de tener un motor, una chalupa o lancha propia, es sinónimo, por ejemplo, de mayor libertad y menor dependencia de sus esposos e hijos. De hecho, según una socia de La Mujer Costeña, la cooperativa nació por la necesidad de esa libertad:

La cooperativa primero inició por el deseo de tener una lancha para poder ir a Alvarado sin que el marido nos quisiera o no llevar.

Permisos de pesca. Se reconoció que el ser parte de una cooperativa ofrece facilidades para la obtención de permisos de pesca. El contar con dicho "papel" brinda tranquilidad ya que el SLA, de acuerdo con las mismas perspectivas de los grupos de trabajo, cada vez está siendo más vigilado por autoridades de pesca. Al respecto, un socio de la cooperativa Laguna La Flota atribuyó a sus imágenes:

Ahí como cooperativa lo importante como pescador es el permiso de pesca, porque ahorita como está la vigilancia de pesca, pues sin un permiso no eres pescador. El pescador anda por todos lados.

Resulta relevante anotar que las y los pescadores mencionaron en diversas ocasiones el abuso de autoridad y la corrupción por parte de los inspectores6 de pesca.

Transformación de sus hogares. La construcción y remodelación de sus casas fue también un tema común y presente en las series de imágenes creadas por las socias, mientras que para los varones no fue un cambio o logro necesario de capturarse con las cámaras. Para ellas, la apariencia de sus casas es interpretada como una mejor forma de vida o incluso símbolo de prosperidad:

La cooperativa pues poco a poco sí nos ha apoyado mucho en salir adelante en la manera de vivir porque antes sí ganábamos, pero teníamos más dificultá pa' trabajar porque no teníamos con qué trabajar y ahora pues ya tenemos, ya tenemos nuestra casita ya mejor hecha. (Socia de Mujeres Experimentando)

Por decir antes de la cooperativa uno vivía más humilde. La cooperativa igualmente cuando nosotros empezamos teníamos; después que hicimos la casita hicimos la que está de este costado, que era chiquita y de madera y de lámina de cartón, y con el tiempo y el trabajo y la unión se hizo esa otra de material; ahí fuimos prosperando. (Socia de La Mujer Costeña)

En síntesis, se puede apreciar que la posibilidad de transformar sus casas es interpretada como mejoramiento y progreso.

Adquisición de bienes materiales y ganado. La adquisición de artículos para sus hogares —como una lavadora— es también una referencia de mejoría, de estatus y de facilitación de la carga de trabajo doméstico. Ellas, en diversas fotografías, vieron a la cooperativa como la vía de adquisición de ganado que en estas comunidades —como en muchas otras del tipo rural en México— se toma como un ahorro o una inversión importante para cada familia.

Experiencias significativas. Otro factor que se describió de manera amplia y únicamente por las socias como un cambio o impacto generado por la cooperativa y las actividades vinculadas a ésta, fue el que tiene que ver con experiencias vividas fuera de la cotidianidad de sus comunidades. Son recuerdos de momentos y vivencias atesorados en sus memorias, almas y corazones, aunque si bien no todos precisamente llenos de alegría, pero sí de huellas que han quedado en su mirar, y ahora, en sus fotografías. Las socias, al crear estas imágenes, las cargan de significados amplios y diversos:

Hemos aprendido a través de muchos talleres muchas cosas muy importante que eso nadie nos lo va a poder quitar, o sea, son experiencias propias y cada quien va haciendo su propio criterio de las cosas. (Socia de Mujeres Experimentando)

Casi desde que quedé viuda entré a la cooperativa y significa todo... la lancha y empezar a tener muchos beneficios. He aprendido demasiado y tengo otra familia y la familia son ellos, los socios, para mí es muy importante. Y algo increíble: me subí a un avión. (Socia de La Mujer Costeña)

Como se aprecia en las perspectivas, la cooperativa en la vida de estas mujeres ha traído vivencias lejos de los espacios de sus poblaciones, hogares, familias, hijos y esposos. Ello les ha permitido obtener reconocimiento, independencia y valoración, y les ha brindado apoyo en momentos difíciles de sus vidas por parte del resto del grupo, espacios para distraerse, para adquirir trabajo o experiencias nunca antes vividas, como es el caso de viajar en avión y de salir solas lejos de los espacios cotidianos.

Si bien consideramos que esas experiencias les han permitido vivir procesos de empoderamiento y ejercicio de su libertad, para buena parte de estas mujeres este proceso no ha sido muy bien aceptado dentro de sus hogares ni entornos comunitarios. Socias de Mujeres Experimentando y La Mujer Costeña manifestaron que al principio, cuando se conformaron sus grupos de trabajo, se hicieron muchos comentarios al respecto, siempre en un tono despectivo. En general, los varones dudaban de la capacidad de ellas para emprender y mantener un proyecto como la cooperativa.

Fuente de empleo e ingresos. La creación de las cooperativas se visualiza como una fuente de trabajo y de ingresos, es por ello que adquiere un carácter relevante para los y las socias. Sin embargo, en las narraciones sólo las mujeres especificaron estas figuras asociativas como fuente de empleo y de apoyos económicos. El estar organizadas en estas formas asociativas permite el acceso a diversos apoyos para la compra de motores, equipos de pesca, así como a proyectos vinculados con el sector pesquero.

Capacitación y adquisición de nuevos saberes. Por su relación cercana con la Universidad Veracruzana, el Inecol y Pronatura, A.C., han podido acceder a diversos talleres de capacitación. Tal es el caso de las artesanías de lirio acuático y el cultivo de almejas, lo cual adquiere un significado importante dentro de la diversificación de actividades laborales para generar entradas alternativas de recursos económicos a los hogares. Para ellas, la cooperativa incluso brinda posibilidades de empleo para los jóvenes de la comunidad. En sus narraciones podemos apreciar que la posibilidad de adquirir ganancias económicas diversificadas es vista como un beneficio por ser generadora de ingresos, y es valorada como símbolo de mejoría, de adelanto:

Dar empleo a los jóvenes sacando almeja y repoblar las lagunas con larvas, y así las personas que trabajan en ella ganen más y vivan mejor. (Socia de La Mujer Costeña)

Eso es lo que hacemos con el lirio acuático, que a través de apoyos de la Universidad tuvimos talleres, y pues sí hemos tenido beneficios y cambio porque nos ha dado más solvencia económica. (Socia de Mujeres Experimentando)

Las transformaciones resultan altamente valoradas por las mujeres, sobre todo aquellas que además de los "beneficios" económicos, les permitieron adquirir nuevas capacidades, conocimientos y habilidades. Tal es el caso de las artesanías de lirio acuático, que aparece como una actividad nueva, creativa y laboral, sobre todo para las mujeres. Si bien las ganancias aún no se consideran cuantiosas, su valor se atribuye al haber tenido acceso a los talleres y procesos de aprendizaje. Asimismo, la vivencia de enfrentarse a los trámites burocráticos para la conformación de la cooperativa les dio seguridad y experiencia para conformar otros grupos de trabajo. Basta mencionar el caso de algunas socias de La Mujer Costeña que están a cargo de la tienda comunitaria de Diconsa. La adquisición de conocimientos, habilidades y capacidades ajenas a las cotidianas significa, en la vida de estas mujeres, una experiencia por demás rica y necesaria de fotografiarse y narrarse debido a que les ha permitido entrar a espacios en donde tienen comprensión de los temas de conversación y experiencias que compartir. A continuación se citan narraciones al respecto:

Pues que antes no tenía yo la experiencia cuando hablaban de cooperativa, de proyecto, y hablaban, pero yo no sabía de lo que hablaban porque no sabía yo nada; ahora cuando se ponen hablar que de proyectos, de papel, del contador, que vamos a hacienda, porque los años me han hecho aprender. (Socia de Laguna La Flota)

La tienda de Diconsa, porque gracias a que la cooperativa ya estaba formada, decidimos formar la tienda. (Socia de La Mujer Costeña)

Reconocimiento y valoración. Otro cambio generado por las cooperativas, apreciado por las socias, es aquella que les ha dado valor y reconocimiento a su trabajo, pero antes que nada, la posibilidad de que se les mire. Estos colectivos enfrentan retos y problemas grandes, aun así, siguen siendo una fuente que alimenta la libertad, el empoderamiento, los buenos recuerdos, más para las mujeres que para los varones. Se citan algunas narraciones que acompañaron a las imágenes:

En mi familia empezaron a valorar más lo que uno es, se empezaron a dar cuenta como mujer cómo vales, se siente más valor. En la comunidad trajo enseñanza de que la mujer puede superarse. (Socia de La Mujer Costeña)

Servir como ejemplo para otras cooperativas y así todos tengamos mejor manera de vida. (Socia de La Mujer Costeña)

En este mismo tenor de reflexiones vinieron recuerdos dolorosos y gratos que evocaron el llanto de una socia y fotógrafa que exponía su narración, en donde ella y su hija (finada) eran el tema central de la imagen:

Ahí es cuando ya veníamos de un evento que tuvimos en Alvarado, se llama un encuentro de las experiencias; veníamos todas contentas de ese encuentro que nosotras fuimos las que nos tocó ser las anfitrionas, y pues también son apoyos que nos ha dado la UV para que mucha gente nos reconozca. (Socia de Mujeres Esperimentando)

Actitudes para el cuidado y conservación del humedal. Otro tema explorado y considerado producto de las cooperativas fue la modificación de actitudes encaminadas al cuidado y conservación del humedal. Se refirieron a talleres, actividades y pláticas orientadas a reforestar y recoger la basura, en las que sintieron que adquirieron una mayor responsabilidad con su entorno natural:

Nos enseñó a cuidar un poco más y a saber lo necesario que es para vivir. Gracias a la cooperativa vinieron los de la universidad, nos empezaron a dar talleres y empezamos a tener una responsabilidad más hacia el medio ambiente. (Socia de La Mujer Costeña)

También describen que los impactos llegaron hasta sus hijas e hijos al recibir talleres sobre cuidado y conservación del humedal, lo cual, en voz de las socias, ha generado actitudes respetuosas y de conservación del entorno natural:

Con cambios en mi familia. a los niños desde chiquitos se les ha enseñado a mantener limpia la comunidá, a respetar las especies que están en peligro de extinción y les han dado educación de lo que es mantener limpio el medio ambiente y cómo cuidarlo. (Socia de Mujeres Experimentando)

Un socio de 61 años de edad de Laguna La Flota, hizo una serie de imágenes y reflexión que lo llevó a comentar cómo antes él cazaba animales silvestres y ahora ha cambiado esa práctica desde que ha recibido pláticas y talleres. En las siguientes líneas él mismo narra su experiencia al construir las imágenes y su análisis:

Una tortuga que me encontré en un tanque y le saqué la foto, es una tortuga pinta. Es un recurso que yo agarré cantidá eh! Pa' que más que la verdá, tortuga, chachahua, mapache, iguana hace mucho tiempo, ya que empezamos con la cuestión de la cooperativa y que empezamos a recibir talleres de conservación y esto pues he visto que realmente no tenemos necesidá de matar tanto bicho que no vamos a utilizar. ¿Por qué lo digo? Porque yo salía a ver los mapaches, y si encontraba cinco o seis mapaches, los mataba, nos comíamos uno en la casa, es un desperdicio que hace uno, pero es una naturaleza que trae el ser humano de matar por gusto, porque si traes cincuenta cartuchos y hay cincuenta mapaches, los cincuenta le tiras. Es algo que traemos adentro de toda la vida que no medimos el alcance de nuestros actos. Aquí había de todo y ya no hay nada, tanto por los desmontes como la caza. Hay mapache y tejón en cantidá, viven y duermen arriba de los árboles.

 

Conclusiones

La pesca y sus significados

Sin duda, los vínculos más fuertes con el humedal y los frecuentemente descritos por los habitantes de esta zona son las actividades relacionadas con la pesca. Esta labor no sólo es clave para la supervivencia y manutención de las familias, sino también representa una de las pocas oportunidades de obtención de ingresos en estas comunidades. Ser pescadores y pescadoras permite, a diferencia de otros empleos, mayor libertad, no tener horarios, ser sus propios patrones y poder estar en contacto con la naturaleza. En diversas fotografías esta actividad adquirió significados emotivos y estéticos. Sobre esto, algunos autores (Gatti, 1986, y Albores, 2000, citados en Vázquez-García, 2007:100) ya han profundizado y comentado que "la pesca adquiere una dimensión estética en la vida los pescadores".

Esta labor, además, fue descrita como un punto álgido en nuestros encuentros, al mencionar que ya no se pesca como antes, no sólo por la disminución de la cantidad de productos que extraen, sino también por las estrategias de vigilancia y multas establecidas por los inspectores quienes, desde su perspectiva, actúan injustamente en numerosas ocasiones e incluso los califican como corruptos.

Asimismo, describen que son pescadores y pescadoras del SLA quienes han tenido también responsabilidad en la crisis que hoy enfrentan. La problemática asociada a la pesca fue de los grandes temas que nacieron en los ejercicios de fotovoz como urgente y preocupante de atenderse, pues miran esta actividad a futuro como imposible de realizarse. De igual manera, manifestaron que actualmente resulta imposible vivir sólo de lo que la pesca da, por lo que la mayoría tiene ganado vacuno del cual obtienen leche y carne para consumo familiar. Además, estos animales representan un ahorro, pues en caso necesario se puede vender una vaca para obtener dinero rápidamente.

La crisis que enfrentan las pesquerías en el SLA apuntan hacia la tragedia de los comunes señalada por Hardin (1968). Las percepciones de estos hombres y mujeres sobre el uso y valoración de este humedal pueden ofrecer estrategias para su manejo integral y sustentable. Es claro que no podemos dejar sólo en las manos de sus pobladores la responsabilidad del bienestar de este gran territorio, pero el escucharlos y vincularlos con las diversas autoridades que confluyen en la zona puede generar procesos conjuntos para la construcción de propuestas locales para el uso y conservación de este maravilloso humedal. Al respecto, Basurto y Ostrom (2009) mencionan que los indígenas comcaac mantienen vínculos milenarios en un sentido económico y cultural con sus recursos pesqueros, lo que los ha llevado a diseñar reglas y formas de organización para el acceso y uso común de estos bienes naturales, y han sido capaces de cumplir estos acuerdos a nivel comunitario, lo cual se ve reflejado en la salud de las pesquerías en su territorio. Esto, entre otras cosas, aunado a los derechos de exclusividad por decreto federal de uso de ciertas áreas de pesca, ha contribuido a mitigar la tragedia de los comunes en estas áreas. Lo anterior lo mencionamos con la intención de reforzar que las narraciones de este grupo de personas dan cuenta de la valoración de su patrimonio histórico vinculado a la pesca, lo cual, sin duda, es pieza clave para crear estrategias integrales y sustentables para garantizar el uso y conservación por muchos años más de este ecosistema.

 

Humedal, cooperativas, género y generaciones

El análisis desde la perspectiva de género permitió establecer que sí existen diferencias entre hombres y mujeres para usar, mirar y valorar un territorio. Varios autores (Alvarado, 1995; Bifani, 2003; García y Abramovay, 2005: Inmujeres, 2008; Lazos, 2009; Oliveira y Suely, 1999; Poats, 2000; Vázquez, 2003) ya han señalado la importancia que ha adquirido el estudio de las relaciones de género con respecto al medio ambiente, considerándolo como un eje para explicar problemáticas relacionadas con sistemas de manejo y conservación de la naturaleza.

En esta pesquisa fueron las mujeres quienes reconocieron los usos del humedal ligados a cuestiones del hogar: leña para cocinar, agua para lavar y bañarse. Apenas un hombre adolescente consideró importante destacar que el agua se utiliza para higiene personal y de la casa:

Para bañarme, yo no lavo trastes, y para tomar. (Niño de 10 años, hijo de socia de Mujeres Experimentando)

Las mujeres plasmaron en sus historias e imágenes usos y valoraciones relacionados con cuestiones estéticas y emocionales. Desde la mirada de los varones, el humedal es un espacio de trabajo para obtener recursos pesqueros y madera para construcción. Aunque para ellas también significa eso, tiene, además, usos recreativos y de placer. Al explicar por qué en sus fotografías ellas resaltaban ciertos espacios, la respuesta era que les daba un sentido estético, emotivo.

Las imágenes e historias de quienes participaron en la investigación evidencian formas diversas de darle uso y significado al humedal, mas para comprenderlas es necesario conocer las miradas de las y los pescadores. Lo anterior puede ayudarnos a encontrar pistas en el camino de la conservación del SLA, como bien apuntan Maya y Ramos (2006:60), "la conservación de los ecosistemas implica el análisis de la relación entre naturaleza y las comunidades usuarias del recurso. Estas relaciones dependen y están mediadas por condiciones culturales, por procesos de decisión y por la percepción que estas comunidades tienen de la situación del recurso mismo". Cabe mencionar que los conflictos entre la legislación ambiental y el uso de este humedal son un tema urgente de atender, ya que los vínculos con este territorio van más allá de lo económico. Navarro, Tapia y Garduño (2010:72) mencionan que "las lógicas que dan origen a nuevas legislaciones muchas veces están desconectadas de las dinámicas locales donde deben aplicarse, circunstancia que hace imposible su implementación".

Por otra parte, la presencia de mujeres pescadoras en la zona resulta un tema sin explorarse, por lo que conocer su opinión sobre sus actividades y cooperativas brindarían un primer acercamiento en este ámbito. Y es que debido a que la conformación de las cooperativas femeninas ha permitido el reconocimiento y valoración de su trabajo, siendo apreciado esto en sus hogares y comunidades, es evidente la apreciación genérica diferenciada respecto al cambio social ligado a estas cooperativas.

Con estas acciones, las mujeres tienen más facilidad para reflexionar y profundizar en experiencias o cambios significativos en sus vidas, poseen mayor apertura al diálogo, y a compartir sus historias por la necesidad de tener voz delante del grupo y la comunidad. Asimismo, la creación de estas formas asociativas ha tenido un fuerte impacto en las pescadoras, así como en las relaciones o dinámicas que establecen con su entorno familiar y comunitario. En voz de algunas de las socias, los beneficios y ganancias de estar organizadas formalmente están en los espacios conquistados, los procesos de empoderamiento, vivencias significativas, el reconocimiento de sus esposos, hijos/as y de sus comunidades pero, sobre todo, en la autovaloración. En relación con esto, los hombres no crearon una sola imagen en donde narraran el impacto de la cooperativa en un sentido personal o de cómo esta figura asociativa les hubiera dado reconocimiento, valoración o posibilidades de capacitación y aprendizaje. Para ellos, la cooperativa pareciera ser un espacio laboral cotidiano, en donde hay algunos beneficios de acceso a proyectos y equipo de pesca. Resultan, entonces, diversas las formas de percibir los cambios que han traído estas figuras asociativas entre ellas y ellos.

En suma, por medio de la cooperativa, las mujeres han ganado espacios de poder que resultan de vital importancia en sus experiencias y percepciones. La conquista de su libertad a través de viajes y adquisición de medios de transporte propios tiene un lugar importante en sus fotos y narrativas. Los hombres tal vez ya tenían ganado este espacio y, por lo tanto, no fue relevante para ellos plasmarlo en fotografías.

Si pensamos en las diferencias que se aprecian desde el punto de vista generacional, los y las jóvenes, y niños y niñas que participaron en el grupo de investigación, reconocieron muy vagamente el impacto de las cooperativas en sus vidas, familias y comunidades, pero narraron claramente que el cambio que habían traído era disponer ahora de motores, chalupas y equipos de pesca:

Yo no estoy en eso (cooperativa) y no sé ni qué cambios ha traído; cambios que trajo la cooperativa es que antes andaban a remo y ahora tienen motor, tienen otras chalupas y se hicieron de más equipo. (Joven de 11 años, hijo de socia de Mujeres Experimentando)

Antes mis papás y mis abuelos andaban a remo trabajando; esta es la chalupa nueva; ahorita ya andan en motor trabajando, ya no es como antes. (Joven de 17 años, hijo de socia de Mujeres Experimentando)

Con estas declaraciones, podemos observar que las cooperativas tienen poco reconocimiento de los jóvenes básicamente porque es una experiencia de generaciones anteriores que no tiene arraigo en ellos.

 

Nota metodológica

Los ejercicios de fotovoz, más allá de compartir técnicas para el uso de la cámara, composición de imágenes y manejo de la luz, se convirtieron en momentos para conversar, escuchar y reconocer a los demás, sus historias, sitios de interés, recuerdos, expectativas, sentimientos.

Al preguntar cómo se habían sentido usando el equipo fotográfico en mi ausencia, las respuestas denotaron signos evidentes de haber compartido momentos llenos de libertad, reflexión y autoconocimiento:

Me sentí tranquilita porque andábamos solas. En la historia de uno hay muchas cosas de reflexionar. (Socia de La Mujer Costeña)

Me sentí bien porque se me olvidó cómo hacer la maniobra para borrar las fotos, me retrocedí hasta atrás y como no tuve a quien decirle: "¡Mira! ¿cómo es?". Ya sé, porque como no tuve a quién preguntarle, solita me rompí el coco, ¡ya sé!. Yo me sentí muy bien. (Socia de La Mujer Costeña)

En diversas sesiones se sumaron hijos, nietos, esposos, primos, tíos o amigos de quienes regularmente asistieron. Los encuentros resultaron en diálogos sumamente enriquecedores que permitieron el surgimiento de pequeñas comunidades de aprendizaje donde "cada miembro es potencialmente un educador" (Torres, 2004:6), y en las que los conocimientos que se generaron fueron intergeneracionales/genéricos:

No hay edad para aprender a sacar fotos. (Socia de Mujeres Experimentando)

La mayor parte de los asistentes fueron adultos quienes no terminaron la primaria. Varios consideraban una gran sorpresa poder estar generando espacios de aprendizaje a su edad y estar compartiendo con sus nietos e hijos nuevos conocimientos.

A medida que pasaban las sesiones, el manejo de la cámara resultó más cotidiano y ligero, sin tanto temor a usarla y moverla junto con el cuerpo, ya que los niños invitaban a los abuelos a correr, subirse a los árboles y acostarse en el piso, y los mayores brindaban ideas cargadas de significados históricos. Los adolescentes, por su parte, exigían atención y respeto a sus propias perspectivas.

Debido a que la mayor parte de los participantes fueron mujeres y socias de alguna cooperativa, usaron nuestras reuniones para dialogar sobre temas no sólo vinculados con el uso de los bienes naturales, sino también con la comunidad, hijos, esposos, problemas económicos, anécdotas relativas al ejercicio de su sexualidad, etcétera:

Yo llegué contenta y me voy contenta; me sirvió de terapia, no me acordé de los enfermos jaja, me olvidé de ellos jaja. (Socia de La Mujer Costeña)

El uso de esta metodología despertó un proceso de reflexión muy profundo en las mujeres, produciendo fotografías cargadas de diversos significados. Salieron en sus voces historias personales y dolorosas asociadas con la cooperativa. Asimismo, la aplicación de fotovoz desencadenó procesos de comunicación intersubjetiva e intergeneracional con gran poder significante y afectivo:

A través de una foto puedo expresar cariño, recuerdo, amor y afecto. (Socia de Mujeres Experimentando)

Fotografía no es tomarla nomás por tomarla, es saber expresar. (Socio de Laguna La Flota) Por medio de las imágenes se puede lograr mucho. (Socio de Laguna La Flota)

La experiencia del uso de la fotografía como medio de expresión y reflexión en los grupos de trabajo representó algo novedoso y sorprendente. Si bien la mayoría de los participantes habían estado en contacto con una cámara fotográfica, para algunos fue el primer acercamiento a esta herramienta:

Sí he agarrado cámara, así... a lo ligero, ¿no? Y no la sé usar casi, y ahorita como que me han enseñado, pues ya la sé usar más... me siento más tranquila y más confianza en mí. (Socia de Mujeres Experimentando)

Me sentí confundido al llegar porque nunca había agarrado una cámara y ahorita me siento bien, tranquilo, y le puedo sacar todas las fotos que quiera. (Socio de Laguna La Flota)

Adicionalmente, fotovoz permitió enlazar individuos, grupos, géneros y generaciones a través de narrativas tejidas con imágenes. Esto nos resultó maravilloso: mirar sus rostros, sus sonrisas y sus caras de asombro; daba aliento imaginar que tal vez ahí se estaba gestando la reconstrucción de conciencias y, por lo tanto, un abanico de posibilidades ligadas a la vida, al mundo y a las realidades de estos pobladores del humedal de Alvarado.

Consideramos que el uso de un lenguaje visual, no escrito, brindó seguridad y libertad para la expresión de los participantes. La posibilidad de narrar y dar explicación a las fotografías por parte de sus autores y autoras permite que la interpretación de éstas sea un ejercicio apegado a la realidad e intereses individuales y colectivos. Así adquieren un carácter personalizado y comunitario, cargado de rasgos de identidad:

He conseguido tener más seguridad en mí misma, mantener mis sueños firmes y decisiones. (Mujer habitante de Costa de San Juan)

Puedo expresar cómo son las cosa que pienso y veo; he perdido el miedo al expresar. (Socia de La Mujer Costeña)

Asimismo, fotovoz abrió una ventana a la memoria de los participantes, a su visión y a su sentir:

He conseguido tomar fotos con el corazón. (Adolescente, hijo de socia de Mujeres Experimentando)

En los dos grupos hubo sesiones en las cuales comentaban que el ejercicio de salir a recorrer sus comunidades les daba la posibilidad de ver cosas nuevas o que habían cambiado. También recordaron momentos importantes al lado de familiares que habían fallecido o instantes de alegría relacionados con experiencias novedosas y fuera de lo común:

Me sentí contenta con todos ustedes y compartir todo lo que aprendemos, y me siento muy a gusto y con alegría y con amor hacia todo lo que me rodea. (Socia de La Mujer Costeña)

En nuestros últimos encuentros, haciendo una evaluación participativa y explorando los planes o sueños que tenían a futuro con respecto al uso de las cámaras, se escucharon algunas expresiones como la siguiente:

Quiero sacar fotos de lo poquito que queda del humedal para enseñar a los niños, los nietos tan siquiera en las fotos. (Socio de Laguna La Flota)

Es necesario reconocer que existen diversas formas de expresar, comunicar y dialogar más allá de las oraciones escritas o pronunciadas. El lenguaje visual da la posibilidad de crear formas más creativas y significativas de transmitir mensajes y sentires que podrían ayudar a la construcción de puentes de comunicación con autoridades y tomadores de decisiones relacionadas con este ecosistema.

Al escuchar a las y los pescadores, como sujetos creadores, hablando desde sus contextos y pasiones y mirar las fotografías creadas, escuchaba esa serie de voces diversas que nacieron de mujeres y hombres de distintas edades, con sueños, esperanzas y preocupaciones diferentes. Quienes no sólo narraron cómo se vive, usa, valora, siente y mira un territorio sino, encontraron a través de una cámara fotográfica una forma distinta de observar y reconocerse.

 

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Agradecimiento

Un agradecimiento especial a las cooperativas La Mujer Costeña, Mujeres Experimentando y Laguna La Flota; a Socorro y Gregorio, socios del Club Playero y Barra Vieja. A los pobladores de las comunidades Costa de San Juan, El Nacaste, Pajarillos y Costa de La Palma, por su amabilidad y hospitalidad. A las doctoras Patricia Moreno-Casasola, Silvia del Amo y Austreberta Nazar, quienes enriquecieron este trabajo con sus valiosos comentarios. Asimismo, a Ecosur, el Conacyt, el Inecol y el IIB-UV.

 

Notas

1 En esta investigación se define humedal como lo plantean Moreno-Casasola, López y Garza (2002:1): "espacio en donde el agua constantemente interactúa con la tierra y de esa manera controla el ambiente así como la vida vegetal y animal asociada". El SLA está mayormente conformado por manglar y lagunas costeras salobres; existen también otros ecosistemas representativos de la planicie costera del golfo de México (Portilla, 2003; Guentzel et al., 2011).

2 La Convención Ramsar es un tratado intergubernamental que sirve de marco para la acción nacional y la cooperación internacional en pro de la conservación y el uso racional de los humedales y sus recursos.

3 Nombre local que se refiere a estructura utilizada para colocar el equipo de pesca y evitar que queden en contacto con la tierra o el agua.

4 Pesca con hilo y anzuelo.

5 Deporte popular y muy jugado en las comunidades, incluso por mujeres; de hecho, hay equipos y competencias entre pobladoras de diversas localidades.

6 Término empleado por pescadoras/pescadores para referirse a las autoridades con atribuciones de vigilancia e inspección pertenecientes a la Conapesca.

 

Información sobre los autores

Mariana Báez Ponce. Mexicana. Maestra en ciencias en recursos naturales y desarrollo rural por El Colegio de la Frontera Sur, Unidad San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. Licenciada en biología por la Universidad Veracruzana Ha colaborado en diversos proyectos realizando actividades vinculadas a la divulgación científica y educación ambiental. Es autora de exposiciones colectivas de fotografía. Su área de interés está centrada en explorar herramientas visuales como formas diferentes para narrar voces y vínculos de comunidades con su entorno. Correo electrónico: marianabaezponce@gmail.com

Erin I. J. Estrada Lugo. Mexicana. Doctora en antropología social por la Universidad Iberoamericana con mención honorífica a la mejor tesis de doctorado 2005. Profesora-investigadora titular en El Colegio de la Frontera Sur, Unidad San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. Investigadora Nivel i del SNI. Áreas de interés: organización social y apropiación del territorio en el uso de los recursos naturales en las sociedades campesinas indígenas. Publicaciones recientes en coautoría: Uso de leña y conservación del bosque en el volcán Huitepec, Chiapas, México (2012); Cultivar el territorio maya. Conocimiento y organización social en el uso de la selva (2011), y Condiciones alimentarias de los mayas macehuales de Quintana Roo (2011). Correo electrónico: eestrada@ecosur.mx

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