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Migraciones internacionales

On-line version ISSN 2594-0279Print version ISSN 1665-8906

Migr. Inter vol.4 n.4 Tijuana Jul./Dec. 2008

 

Reseña bibliográfica

 

La nación mexicana transfronteras. Impactos sociopolíticos en México de la emigración a Estados Unidos

 

Telésforo Ramírez García

 

Cecilia Imaz Bayona, México, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM, 2006

 

El Colegio de México

 

Cecilia Imaz Bayona —socióloga con posgrado en ciencias Sociales por la Facultad de ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y coordinadora del Seminario de Migración y Política de la misma institución– nos presenta en este libro un interesante y bien documentado análisis sobre la relación entre los migrantes y el gobierno mexicano, desde una perspectiva que ubica al estado–nación como una unidad que ha centrado la autoridad sobre un determinado territorio y población, y que ha tenido que adaptarse a los cambios impuestos por la globalización. El texto se apoya teóricamente en el enfoque de transnacionalismo y mediante un estudio etnográfico realizado con migrantes de los municipios de Jala, Nayarit, y Chinantla, Puebla, la autora examina el tránsito de los migrantes mexicanos de la invisibilidad a la arena política.

El texto, corto y de ágil lectura, se estructura en cuatro capítulos y una parte dedicada a las conclusiones. en el capítulo primero, la autora presenta un marco general sobre los patrones y tendencias de la migración mexicana a estados Unidos desde finales del siglo XIX hasta la época actual. Por un lado, hace hincapié en los diversos factores que causan la migración de mexicanos al vecino país del norte, ya sea para trabajar o establecerse de manera definitiva. Y por otro lado, describe los cambios en las características de los emigrantes en términos de sus orígenes y destinos, participación económica y tiempo de permanencia en Estados Unidos. Además de estas dos cuestiones complementarias, la autora analiza el impacto demográfico, económico, político y social que dicha migración ha traído consigo en ambos países. Este recorrido histórico permite al lector ubicar a la migración mexicana en una dimensión política transnacional, puesto que implica el cruce de fronteras nacionales, la transferencia de personas de la jurisdicción de un estado–nación a la de otro, y el cambio temporal o definitivo en la pertenencia a una comunidad social y política nacional.

En el capítulo segundo, Imaz realiza un minucioso y bien fundamentado análisis sobre las comunidades transnacionales y las diversas organizaciones de los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos. la investigadora enfoca el surgimiento de estas organizaciones a partir de tres factores previamente documentados en otras investigaciones: 1) una identidad compartida entre un grupo de migrantes; 2) un número suficiente de migrantes que integren una comunidad en el país receptor, y 3) el deseo y compromiso de mantener ligas en las comunidades de origen y de participar en las iniciativas de las organizaciones. dichos elementos, señala la autora, son determinantes en la proliferación y éxito de este tipo de organizaciones sociales (p. 66).

De igual manera, Imaz propone que las comunidades de migrantes "representan una forma simultánea de comunidad política", y sostiene que éstas han logrado reconocimiento y generado capital simbólico para preservar sus lazos y realizar acciones en beneficio de sus comunidades de origen, a través de su gestión social, la cual ha escalado de obras comunitarias a proyectos productivos y a su participación en instancias políticas. Dichas prácticas se llevan a cabo mediante la creación de clubes cívicos, comités sociales, fraternidades o federaciones, que operan en ambas comunidades, las de origen y las formadas en Estados Unidos. Un ejemplo interesante de este tipo de asociaciones u organizaciones son los clubes de migrantes de jala, Nayarit, en Los Ángeles, California, y los de Chinantla, Puebla, en Brooklyn, Nueva York. A través de estos dos estudios de caso, la autora da cuenta de la creciente contribución de los migrantes en distintas actividades comunales y la forma en que recrean sus costumbres y tradiciones en las sociedades de destino. En ambos casos, la ininterrumpida participación de los emigrados en la fiesta patronal constituye un vínculo transnacional que ha hecho posible el reforzamiento de una identidad comunitaria, expresada en el anhelo de pertenencia, lealtad e intereses en la comunidad de origen.

En el capítulo tercero, apoyándose en conceptos como "ciudadanía" y "pertenencia política", Imaz analiza el paso de los migrantes mexicanos de la invisibilidad a la arena política. Sostiene que el arraigo cultural y comunitario, las aportaciones económicas y el deseo de los migrantes por influir y participar en la vida política de sus comunidades, llevaron al estado mexicano a ampliar sus límites de acción y reconocer a la población emigrada como parte de la nación mexicana. Esta proclamación —como señala la autora— permitió a los migrantes y a sus líderes comunitarios establecer relaciones más estrechas con sus gobiernos natales y participar en espacios sociales y políticos en pos de la defensa de su ciudadanía, derechos humanos, identidad nacional y pertenencia política local.

Con base en su experiencia y en el trabajo de campo realizado con los clubes de Jala, Nayarit, y Chinantla, Puebla, la autora profundiza en la participación política de los migrantes en diversas instituciones públicas de sus estados y en la forma en que éstos han participado y apoyado a sus candidatos políticos en las contiendas electorales locales y estatales. casos similares a los de jala y chinantla suceden en varios municipios de los estados de Zacatecas, Oaxaca, Guanajuato, Jalisco y Michoacán, donde los gobiernos de los estados y los partidos políticos han aceptado a sus emigrados como participantes políticos iguales, y cuyo asentamiento en Estados Unidos no constituye un obstáculo para participar como ciudadanos en su tierra natal.

En este sentido, en el penúltimo capítulo, Imaz analiza la relación construida entre el estado mexicano y los migrantes, y ofrece, en una primera parte, un análisis sobre las distintas acciones que ha impulsado el gobierno mexicano para dar respuestas a las necesidades y demandas de la población emigrada. entre ellas se menciona la creación del Programa de las Comunidades Mexicanas en el Extranjero (PCME), el Consejo Nacional para las Comunidades Mexicanas en el Exterior (CNCME) y el Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME), a través de los cuales se ha activado una serie de programas destinados a apoyar a los migrantes, sus familias, asociaciones y líderes comunitarios, tales como los grupos de protección llamados "beta", la Iniciativa 3x1, el Programa Paisano, el Sistema binacional de Salud, por mencionar algunos. Cada una de estas iniciativas es estudiada con detalle y se muestra a lo largo del capítulo la estrategia política seguida por el gobierno mexicano para establecer vínculos y atender a los migrantes mexicanos y mexicanoestadounidenses residentes en Estados Unidos.

En ese mismo capítulo, la autora examina dos de las iniciativas más trascendentales que permitieron a los migrantes no sólo ser considerados como parte de la nación mexicana, sino también ejercer sus derechos políticos: la reforma a la Ley de nacionalidad mexicana y el reconocimiento al derecho del voto desde el exterior. Para Imaz, estas dos iniciativas dan cuenta de cómo el tema migratorio ha ido acaparando cada vez más la atención de los gobiernos federal y estatales, y cómo las áreas de interrelación entre estado, gobierno y emigrado se han ampliado en los últimos 15 años.

Finalmente, el libro se cierra con un apartado sobre conclusiones. Ahí se señalan y acentúan los aspectos más sobresalientes de la investigación, como el papel que desempeñaron los migrantes, sus organizaciones y líderes comunitarios para hacer válidos sus derechos y participar en la vida pública y en la toma de decisiones en sus comunidades de origen. También se discuten las diferentes estrategias que el estado mexicano y los últimos gobiernos han implementado para incorporar a la población mexicana que se encuentra transfronteras, "vía la atención de sus requerimientos más apremiantes y la defensa de sus derechos humanos" (p. 244).

Imaz concluye señalando que, a pesar de que el estado mexicano ha reconocido la importancia de crear una política integral basada en los derechos humanos y en las demandas sociales de la población migrante, aún persisten patrones y prácticas gubernamentales en el terreno migratorio desfavorables y que violan los derechos fundamentales de quienes migran, pese a que éstos han sido señalados por distintos organismos internacionales —como la organización internacional para las migraciones—, por miembros de la academia y organizaciones civiles.

En resumen, estamos frente a una obra interesante por la diversidad de sus aportaciones, por su interdisciplinariedad, por mostrar las líneas de investigación en boga y resaltar la importancia de cuestiones tan relevantes del fenómeno migratorio, como las prácticas políticas transnacionales de los migrantes y la postura que han asumido los gobiernos nacionales ante el incremento de los flujos migratorios en el mundo. Por ello, me gustaría recomendar ampliamente la lectura de esta obra, no sólo a los estudiosos e investigadores del fenómeno migratorio, sino a todos aquellos interesados en la problemática actual y futura de la migración mexicana.

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