Introducción

El acceso a la educación superior (ES) es un tema de interés a nivel nacional por las implicaciones sociales y económicas que tiene para un país; sin embargo, existen sectores de la población indígena donde los índices de ingreso son alarmantes.

De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) se estima que casi dos de cada cinco hablantes de lengua indígena (38.1 %) están en condición de rezago educativo, cifra que equivale casi al doble de la población no indígena (18.6 %) en dicha condición ^{(UNICEF, 2020)}.

En los últimos años en la medición multidimensional de la pobreza: avances y retos en política social, el Consejo Nacional de Evaluación Política de Desarrollo Social (CONEVAL) reportó que la población indígena entre 12 y 29 años con rezago educativo, pasó en 2008 de 37.6 % a 31.1 % en 2018; pero estos índices son más altos cuando las poblaciones son hablantes de alguna lengua indígena, por lo que en el mismo periodo el rezago educativo de esta población, con el mismo rango de edad, pasó de 49.9 % a 43.4 % ^{(CONEVAL, 2019)}.

Aunque estas cifras reflejan una disminución en el rezago educativo, no dejan de ser alarmantes. El escenario de niños y jóvenes que no ingresan a la educación en el país se da desde el nivel básico; de acuerdo con el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) en el país existe una población de 4 762 863 niños y jóvenes de entre 3 y 17 años que no asisten a la escuela, 1 482 692 habitan en zonas rurales y 664 088 son indígenas ^{(INEE, 2019)}.

Tan solo en la educación superior durante el fin del ciclo escolar 2016-2017 e inicio del 2017-2018, de los 3 625 047 estudiantes del nivel superior en el país, sólo 1.1 % era indígena, por lo que sólo 34.2 % de los jóvenes indígenas continúa la educación superior ^{(INEE, 2019, p.97)}. Datos que exponen la gran proporción de jóvenes que, al concluir el nivel medio superior, no ingresa a la educación superior (ES) y desempeñan otras actividades. Esta decisión tiene relación con las percepciones y expectativas que han construido en su entorno social, en donde también su experiencia de vida juega un papel importante.

En México, cada sexenio se plantean reformas educativas para disminuir los índices de jóvenes que no pueden acceder a la educación superior; sin embargo, no logran completamente su objetivo, principalmente en las zonas rurales y/o indígenas en donde el número población en edad escolar y sin estudiar es aún mayor.

Una de las propuestas a la Ley General de Educación en la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, en la fracción X del artículo 3º es la obligatoriedad de la educación superior ^{(Diario Oficial de la Federación, 2019)}, pero a pesar de esto, los jóvenes se enfrentan a diversas situaciones que les impide acceder a este derecho.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía ^{(INEGI, 2019)}, la decisión de ingresar a la educación superior está relacionada con factores como el económico, problemas personales o académicos, por embarazo o hijos, porque nunca ha ido a la escuela, por discapacidad y, finalmente, porque el joven no quiso estudiar o considera que logró su meta educativa en el nivel medio superior pero, estos factores invisibilizan la realidad, las ideas y expectativas que las poblaciones indígenas se han creado de la educación superior ^{(Riviera-Mateos; Osuna-Rodríguez y Rodríguez-García, 2017)}.

A nivel nacional se han diseñado programas específicos para atender a la población indígena y los primeros indicios se dan desde 1982 por el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural (CESDER) que buscaba ofrecer una oportunidad a los jóvenes indígenas de Zautla, Puebla. A partir de ahí han surgido otros programas que buscan dar atención a esta población, por lo que en el año 2000 se abrieron las Universidades Interculturales e incluso instituciones u organismos como el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT) ofrecen becas o programas de apoyo para que los jóvenes del nivel superior no trunquen sus estudios.

Es por lo que resulta de interés conocer las percepciones que los propios jóvenes indígenas construyen sobre las posibilidades de acceso o no a este nivel educativo. El artículo se centra en jóvenes indígenas Yokot´an, del sexto semestre del Colegio de Bachilleres de Tabasco Colegio de Bachilleres de Tabasco (COBATAB) plantel 25. Estas percepciones son conceptualizadas desde la fenomenología de la percepción, planteada por ^{Merleau-Ponty (1945)} quien señala que:

[…] el hombre construye una concepción a partir de los elementos que intervienen en el espacio y el tiempo en que se sitúa. En este proceso también se elaboran expectativas y en el plano educativo de acuerdo con ^{Wells, Seifert y Saunders (2013)} se refiere a los logros o alcances que los estudiantes consideran pueden obtener basados en sus esfuerzos. La organización del artículo presenta en un primer momento una descripción sobre el contexto de la población indígena en Tabasco con respecto a la educación superior y media superior referida a la brecha educativa.

Posteriormente se describe el referente teórico de la fenomenología de la percepción y las expectativas que sustentó el estudio; el método utilizado; los resultados presentados por categorías de análisis para finalmente presentar la discusión, conclusión y las referencias del estudio.

Población indígena de Tabasco y educación superior (ES)

Tabasco cuenta con una población indígena diversa que se caracteriza no sólo por su lengua, sino por su cultura y tradición. El estado tiene 2 402 598 habitantes, de estos existe una población indígena de 155 175 y sólo 91 025 son hablantes de una lengua indígena ^{(INEGI, 2021)}.

Los pueblos con mayor presencia indígena en el estado son ayapanecos, choles, tzeltales y maya-chontales, éstos últimos se concentran principalmente en los municipios de Centla, Centro, Jonuta, Macuspana y Nacajuca ^{(Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas [INPI], s/f)}. Las lenguas indígenas más frecuentes son el chontal con 66.5 % y el Ch´ol 22.1 % ^{(INEGI, 2020)}.

Los yokot´anob, plural del yokot´an, comúnmente son conocidos como chontales y viven en municipio de Centro que integra 683 607 habitantes; representan una población de 11 410 indígenas ^{(INPI, s/f)}. En este municipio están localizados principalmente en la Villa Tamulté de las Sabanas, con una población de 6 522 personas y la Ranchería Buena Vista, primera sección con 3 342 habitantes. La población en edad escolar del nivel medio superior y superior de ambas localidades es de 1 768 jóvenes de entre 15 y 24 años ^{(INEGI, 2020)}. De esta población, sólo el 55 % estudia la educación media superior (EMS) y 24.2 % estudia en algún instituto de educación superior (IES), ^{(INPI, s/f)}.

El municipio de Centla concentra un número importante de indígenas, los Chontales con una población total es de 107 731 habitantes, de los cuales 11.76 % habla principalmente el chontal ^{(INEGI, 2020)}. Esta población indígena se concentra principalmente en las comunidades de Quintín Arauz, Vicente Guerrero, Allende, Cuauhtémoc, Simón Sarlat y Tabasquillo, éstas dos últimas colindantes con las comunidades indígenas del municipio de Centro ^{(Vásquez, 2000)}.

Los maya-chontales que habitan en Tabasco descienden de la familia maya, el nombre chontal se debe a que los aztecas nombraban así a las personas que no hablaban su lengua. A este grupo de indígenas que no pertenecían a su territorio y no hablaban la misma lengua, los llamaban chontalli que proviene del náhuatl y que significa extranjero ^{(Flores, 2006)}.

Educación media superior y superior en Tabasco

En el estado de Tabasco se ofrecen una variedad de modelos educativos en el nivel medio superior. Según la Secretaría de Educación Pública (SEP), en su Catálogo de Oferta Educativa del Nivel Medio Superior 2020 ^{(SEP, 2020)}, se cuenta con 240 planteles que atienden una población de 115 472 estudiantes.

Lo anterior no significa que todos los estudiantes que concluyen la educación media superior (EMS) ingresan a la educación superior (ES), debido a que en Tabasco este nivel educativo sólo tiene una cobertura de 27.4 %, ^{(Secretaría de Educación Pública del Estado de Tabasco [SEPTAB], 2020)}; es decir, gran proporción de jóvenes no continua sus estudios, por lo que generalmente se inserta al campo laboral.

Durante el periodo 2019-2020 la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), reportó que en Tabasco de los 85 715 estudiantes registrados en carreras técnicas y licenciatura, sólo 1 322 son hablantes de lengua indígena; 604 mujeres y 718 hombres, de éstos 215 eran de nuevo ingreso ^{(ANUIES, s/f)}.

La mayor proporción de estudiantes indígenas se concentra en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT) 527, Universidad Intercultural de Tabasco (UIET) 203, Universidad Popular de la Chontalpa (UPCH) 142 y la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) 135 ^{(ANUIES, s/f)}. También están matriculados en otras instituciones como el Instituto Tecnológico Superior de Centla (ITSCE), Instituto Tecnológico de la Región Sierra (ITSS), Instituto Tecnológico Superior de Macuspana (ITSM), Universidad Autónoma de Chapingo, Universidad Politécnica de Centro (UPC), Universidad Tecnológica de Tabasco (UTT), Universidad Tecnológica del Usumacinta (UTU) y, se tiene el registro de cuatro estudiantes indígenas en una institución privada como la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG) ^{(ANUIES, s/f)}; sin embargo, para poder acceder a este nivel educativo en las distintas universidades de la entidad, los jóvenes se enfrentan a diversas circunstancias, por ello la ANUIES en su propuesta de visión y misión 2030, plantea el fortalecimiento de programas y acciones para eliminar las desigualdades de género en educación superior y garantizar la igualdad de oportunidades para el acceso a este nivel educativo principalmente para las personas con discapacidad y los pueblos indígenas ^{(ANUIES, 2018)}.

Actualmente el estado cuenta con la Universidad Intercultural del Estado de Tabasco (UIET), que busca dar atención principalmente a las poblaciones indígenas, por lo que está ubicada en las zonas indígenas cho´l y chontales. Tan solo durante el periodo agosto-diciembre 2021 su matrícula era de 1 353 estudiantes, de los cuales 57.39 % corresponden a la sede Oxolotán, Tacotalpa, 21.9 % de la Unidad Académica de Villa Vicente Guerrero, Centla y 24.9 % en la Villa Tamulté de las Sábanas, estas últimas zonas indígenas chontales (UIET, 2021).

De acuerdo con ^{Lloyd (2019)} la matrícula de las universidades interculturales presenta algunas fluctuaciones. El hecho de que las instituciones se sitúen en las zonas indígenas no significa que la mayor parte de la población decida continuar sus estudios en este nivel educativo y quienes lo hacen no siempre estas instituciones son su primera opción.

A pesar de que la institución mediante el programa Jóvenes escribiendo el futuro durante el periodo de agosto a diciembre de 2021, otorgó becas a 95.4 % de sus estudiantes (UIET, 2021, p.37), no todos los jóvenes de la zona indígenas en donde están asentadas deciden continuar sus estudios.

Por tanto, es de suma importancia conocer cuáles son las causas por las que estos jóvenes indígenas no ingresan a la educación superior, a pesar de que en algunos casos cuentan con una institución en sus localidades y les ofrecen becas para que continúen en este sistema educativo.

Brecha en la atención a la población indígena

Estos programas y la cercanía de las instituciones a las zonas indígenas no han podido lograr que la mayoría de los jóvenes que egresan del NMS continúen sus estudios superiores; es decir, si bien han tenido resultados, también se enfrentan a dificultades y retos que de acuerdo con ^{Mato (2019)} principalmente son:

Por tanto, de acuerdo con el INEE, en el país existe una brecha en la atención a la población indígena, debido a que durante el periodo 2012-2016 sólo 68.8 % de la población de 15 a 17 años asistía a la EMS, mientras que 80.6 % de los jóvenes sin condición indígena con el mismo rango de edad son atendidos. A diferencia de estudiantes en EMS, en las IES sólo 34.2 % ^{(INEE, 2019, p.97)} de una población de más de un millón de jóvenes (UNICEF e ^{INEE, 2019b}) en edad de cursar el nivel superior lo estaba haciendo.

Sin embargo, esta brecha se presenta desde el nivel básico en donde de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) al nivel primaria sólo asiste 93.6 % de las niñas y los niños de entre 6 a 11 años, descendiendo en el nivel secundaria y medio superior; es decir, de entre 12 a 17 años al 66 %; por lo que sólo 17.2 % de los jóvenes de entre 18 a 22 ingresa a la educación superior ^{(CONEVAL, 2022)}.

Las razones o factores por lo que las poblaciones indígenas ven truncados sus estudios pueden ser diversas y no pueden ser generalizadas, dependen del contexto, las experiencias y las expectativas que muchas veces no se cumplen, por quienes ya han decidido continuar sus estudios ^{(López y Reyes, 2017)}.

La educación superior ha sido considerada como un elemento importante para el progreso de las familias y sus comunidades; sin embargo, los jóvenes indígenas construyen sus propias percepciones y expectativas de este nivel educativo derivado del contexto en el que desenvuelven.

Para los jóvenes de comunidades indígenas y sus familias, acceder a la educación superior tiene un significado particular y aunque no deja de representar una posibilidad, de mejorar su condición económica, ^{2019 (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico OCDE)}, los obstáculos a los que se enfrentan tienen mucho que ver con las condiciones económicas, sociales y culturales que enfrentan en sus contextos.

En algunos casos la familia juega un papel importante, debido a que los jóvenes toman decisiones en pro de los miembros que integran su núcleo familiar, asumiendo una responsabilidad como parte de ese clan. Las decisiones educativas se toman de acuerdo con el escenario que enfrentan como miembros, en donde no sólo fortalecen valores, sino también enfrentan desafíos y responsabilidades ^{(Sánchez-Arias y Callejas-Callejas, 2020)}.

Por tanto, las decisiones de ingresar a la educación superior están sujetas a una serie de percepciones que son construidas de acuerdo con las experiencias de su propio entorno y el escenario familiar. Y aunque se crean muchas expectativas sobre este nivel educativo, cobra mayor relevancia la familia y las condiciones que enfrentan y ante las pocas posibilidades de ingreso a la educación superior por parte de los jóvenes indígenas, existen políticas institucionales que ofrecen becas para que puedan sostener sus estudios. De acuerdo con ^{Arias-Ortega y Quintriqueo-Millán (2020)}, estos programas no son suficientes para cubrir las necesidades que enfrentan los jóvenes indígenas, sobre todo cuando se sienten con la responsabilidad de apoyar en el núcleo familiar; aunado a problemas intrafamiliares que los desmotiva a continuar su educación.

Bourdieu (1994) considera que es importante profundizar en los espacios sociales donde las personas experimentan una realidad pura, construyen ideas, percepciones y viven diversas circunstancias que influyen en la toma de decisiones dentro y fuera de ese espacio social, sobre todo en el aspecto educativo.

En este sentido, existe poca literatura que aborde o busque profundizar la realidad que experimentan y las expectativas que se forman los jóvenes indígenas para ingresar a este nivel educativo. Además, la mayoría de estas investigaciones se abordan con jóvenes que ya ingresaron a este nivel educativo y no con estudiantes del nivel medio superior.

Tal es el caso de los estudios realizados por ^{Reyes y López (2015)} con indígenas de la Universidad del Mar (UMAR), Campus Huatulco; ubicado en la región Costa del estado de Oaxaca; ^{Segura y Chávez (2016)} con estudiantes indígenas en la Universidad Autónoma Chapingo y; ^{Macarena (2020)} con jóvenes indígenas wichí, en donde los resultados coinciden en que los jóvenes ven la educación superior como la posibilidad de mejorar su condición económica; sin embargo, cabe destacar que los jóvenes de estos estudios se encontraban insertos en una institución de educación superior, mismos que manifestaban todas las dificultades a las que se tienen que enfrentar para cursar este nivel educativo.

Por su parte, ^{Ventura (2012)} destaca que los estudios sobre el joven universitario indígena permiten acercase a las situaciones que enfrentan para llegar a este nivel educativo, pero también se considera importante considerarlos desde el nivel medio superior para conocer las interpretaciones que los jóvenes se han construido sobre la educación superior, para conocer cuáles son las situaciones sociales, económicas y familiares a las que se enfrentan para ingresar o no a este nivel educativo.

^{Guerrero, Sugimaru, Cussianovich, De Fraine y Cueto (2016)}, señalan que existe una gran distancia entre las aspiraciones de los jóvenes indígenas y la probabilidad de que ingresen a la educación superior. Situación que también merece indagarse debido a que es importante conocer la realidad de quienes posiblemente tuvieron el interés de continuar sus estudios, pero por diversas circunstancias no lo hicieron.

Lo cierto es que se requiere verificar la realidad de los jóvenes indígenas que están por concluir el nivel medio superior para conocer las causas por las que solo algunos pocos ingresan a la educación superior. ^{Mato (2019)} señala que en muchas ocasiones las investigaciones relacionadas con la educación superior de jóvenes indígenas, ayuda a la generación de conocimientos e incluso son de importancia para las instituciones de educación superior en busca de mejorar sus planes o programas de estudios. Aunque también no sólo debe mirarse desde este sentido, sino desde la profundidad que se requiere para conocer los retos y problemáticas a las que se enfrentan los jóvenes desde el nivel medio superior para continuar sus estudios.

^{Guerrero et al. (2016)} señalan la importancia de estudiar las expectativas educativas de los jóvenes, tanto de las zonas urbanas como de las rurales, ya que en sus investigaciones encontraron que el interés de los jóvenes de las ciudades por estudiar la educación ha sido el reconocimiento social, mientras que para los jóvenes de comunidades rurales es la esperanza para mejorar su condición económica, e incluso existen diferencias claras entre las aspiraciones y logros de los jóvenes de comunidades indígenas que habitan en zonas rurales y urbanas.

De acuerdo con el ^{CONEVAL (2022)} 14.9 % de los jóvenes indígenas entre 18 y 22 años de las localidades rurales asiste a la escuela, mientras 21.1 % de quienes habitan en el ámbito urbano lo hacen; es decir, a pesar de que los índices no dejan de ser bajos, el lugar en el que residen también influye en el acceso, debido a la cercanía de los planteles educativos.

Marco teórico conceptual

Los estudios sobre las percepciones de los individuos se deben al interés de analizar y conocer la interpretación que se asume sobre los elementos que intervienen en el contexto de los actores sociales. Para Merleau-Ponty, las percepciones se crean a partir de un espacio en el que el sujeto interacciona y, a través de los sentidos que mantiene en contacto con un objeto al que le da una explicación. Es a partir de sus referentes o conocimientos que el individuo crea una percepción, por lo que ^{Merleau-Ponty (1945, p.34)} señala, la significación de lo percibido no es más que una constelación de imágenes que empiezan a reaparecer sin razón alguna.

Esta constelación de información que emanan del propio individuo incide en sus actitudes y generan un comportamiento, por lo que ^{Vargas (1994)} plantea que, en el proceso de percepción se manifiesta la ideología y la cultura de los actores sociales para explicar la existencia de los elementos que intervienen en su realidad.

Por tanto, el escenario que experimentan los jóvenes les permite asumir una percepción sobre la educación superior. A partir de la realidad que viven se han realizado una serie de estudios que indagan a través de las percepciones la interpretación que asume la sociedad sobre el acceso, la calidad, el compromiso y las expectativas para acceder o no a otro nivel educativo. Entre los estudios que se han realizado se encuentran:

Método

El desarrollo de la investigación estuvo basado en el paradigma interpretativo que se centra en entender la ideas o concepciones que construyen los individuos en sus contextos ^{(Creswell, 2014)}. Por tanto, esta investigación es de tipo cualitativo con el método estudio de caso de tipo único debido a que se abordará un caso particular en el que busca profundizar ^{(Yin, 2014)}.

En este caso se trata de jóvenes indígenas Yokot´an también conocidos como Chontales, de nivel medio superior que cursaban el sexto semestre en el Colegio de Bachilleres del Estado de Tabasco Plantel 25 (COBATAB), localizado en la Villa Tamulté de las Sabanas, Centro.

La muestra es intencional y con sujetos voluntarios, por lo que se eligieron a diez participantes, cinco hombres y cinco mujeres. El criterio de inclusión es la accesibilidad a los sujetos y con la finalidad de abordar a los diez grupos que cursaban el sexto semestre se decidió extraer de cada grupo dos estudiantes.

En el plantel los grupos se dividen de acuerdo con los perfiles de terminación de los colegios de bachilleres de Tabasco, diseño gráfico, físico matemático, informática, administración y puericultura; es decir, por cada perfil de terminación había dos grupos de sexto semestre, uno matutino y otro vespertino.

La información se obtuvo a través de una entrevista semiestructurada. A los informantes se les proporcionó la carta de consentimiento informado y se les aseguró guardar el anonimato de los informantes como parte del protocolo de ética que todo trabajo de investigación debe aplicar.

Resultados

En lo que se refiere a la categoría:

Expectativas de la educación superior

Teoría de la expectativas de Vroom

Narraciones de los estudiantes del sexto semestre del COBATAB, número 25

Percepción de los estudiantes sobre la educación superior

Percepción de los estudiantes sobre la educación superior y la familia

Obstáculos para cursar la educación superior

Las decisiones de ingresar o no a la educación superior se ven envueltas por factores que los propios jóvenes consideran prioritarios meditar para decidir o no ingresar a este nivel educativo.

Los jóvenes manifiestan cuáles son las causas por las que ven limitadas sus posibilidades de ingresar a la educación superior, donde la categoría de la familia juega un papel importante en la toma de decisiones, por lo que al considerarse parte del núcleo familiar asumen una responsabilidad.

El núcleo familiar juega un papel importante para sus miembros y una de sus características es la solidaridad y la protección según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia ^{(FNUAP, 1996, p.14)}, por lo que para los jóvenes la familia es un elemento importante que considerar para la toma de decisiones. En este caso, al hablar de obstáculos los jóvenes sobreponen las condiciones económicas en las que vive la familia y en algunos casos ven limitadas sus posibilidades de ingresar a la educación superior (ES).

Asimismo, algunos señalan que para cursar este nivel educativo se requiere mucho esfuerzo intelectual y consideran que debido a que estudiaron en una zona rural comparados con jóvenes de las zonas urbanas, no cuentan con el conocimiento ni las capacidades para ingresar a este nivel educativo.

A pesar de los obstáculos a los que se enfrentan, las narraciones muestran la decisión e interés de algunos jóvenes por estudiar la educación superior:

Las limitaciones que los jóvenes plantean para el ingreso a la educación superior tienen que ver con el factor económico como limitante para ingresar tanto al grado académico o cualquier otro nivel educativo, principalmente en contextos urbanos donde los padres de familia carecen de recursos económicos para apoyar a sus hijos (Herrera y Rivera, 2020); sin embargo, a pesar de estas condiciones los jóvenes tienen la expectativa que pueden acceder a través de su propio esfuerzo.

Otra de las restricciones son las competencias que adquieren en el nivel medio superior, pues consideran que en comparación con otros jóvenes están en desnivel debido a la formación que tuvieron en sus centros escolares. Por lo tanto, el clima escolar y la calidad de este también influyen en las expectativas que de los estudiantes al decidir continuar sus estudios de educación superior ^{(Hernández y Padilla, 2019)}.

La función de la familia para ingresar a la educación superior

Las decisiones de continuar la universidad son tomadas en torno a la familia; es decir, de acuerdo con las necesidades, los problemas intra-familiares y economía de la misma. Por lo que para decidir continuar sus estudios no sólo es importante que deseen los padres, sino que los jóvenes analizan la situación económica de la familia para tomar esta decisión. En algunos casos señalan que para estudiar la universidad ni siquiera piensan en la posibilidad de depender económica de sus padres, debido a que el salario que obtienen de las actividades laborales que desarrollan es mínimo y en ocasiones apenas y alcanza para la alimentación de sus miembros.

Por tanto, para continuar consideran que tienen que buscar un empleo que les permita organizarse para realizar sus estudios de educación de superior. La familia representa para los jóvenes un elemento central que deben analizar antes de tomar una decisión. Por lo que al ser parte del núcleo y al cumplir la mayoría de edad, que se presenta cuando concluyen el nivel medio superior, asumen la responsabilidad de colaborar en la economía del hogar, principalmente cuando hay hermanos menores.

Las posibilidades de ingresar a la educación superior por parte de los jóvenes indígenas están supeditadas por las condiciones que se viven en el entorno familiar, que van desde las condiciones económicas hasta problemas familiares causados principalmente por el alcoholismo.

De acuerdo con un estudio realizado a los indígenas chontales del estado de Tabasco, en esta zona el consumo de alcohol se inicia en menores de edad, por lo que existe un problema con el consumo excesivo ocasional de alcohol en la población conforme aumenta la edad ^{(Camacho, López, Guzmán, Alonso y González, 2022)}.

En las familias tienen expectativas de la educación superior y desean que sus hijos ingresen a este nivel educativo; sin embargo, éstas no influyen satisfactoriamente en todos los jóvenes ^{(Wells, Seifert y Saunders., 2013)}, aunque sí tiene un peso importante para que el estudiante analice qué es lo más conveniente para los miembros de su familia. Y es que la familia representa un acompañamiento importante en su formación, por lo que al ver elementos externos que interfieren entre el logro de las expectativas y la estabilidad familiar, optan por este último.

Discusión

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Inserción Laboral de los Egresados de la Educación Media Superior (ENILEMS) existen tres importantes causas por las que jóvenes entre 18 y 20 años no continúan sus estudios en las instituciones de educación superior (IES). Una de las principales, es la falta de recursos económicos (32.0 %), seguida por no aprobaron el examen (19.9 %), y finalmente con el (10 %) los jóvenes que definitivamente no les interesó o no quisieron seguir estudiando ^{(INEGI, 2019)}.

En este caso, la causa principal por la que los jóvenes indígenas consideran no podrían ingresar a la educación superior es el económico, debido a que las actividades laborales de sus padres son eventuales e informales y el recurso que obtienen a penas y les alcanza para los gatos del hogar. Además de que, en algunos casos, sólo dependen de sus madres que son quienes sostienen el hogar.

Por tanto, la situación que experimentan los jóvenes indígenas son diferentes por el contexto, la economía y la cultura en la que se desarrollan ^{(Sánchez-Arias y Callejas-Callejas, 2020)}. Ante este escenario, toman decisiones pensando en el beneficio familiar, sobreponiendo el bien familiar sobre sus intereses personales.

Es así como jóvenes que pertenecen a familias de escasos recursos tienen que renunciar a sus anhelos y expectativas educativas, debido a la falta de solvencia económica para lograr concluir una profesión ^{(Hernández y Padilla, 2019)}. Aunque en este contexto existen otros factores que también predominan como el abandono de los padres y el alcoholismo.

Si bien, la Ley General de Educación, Artículo 6, garantiza una educación gratuita para todos, el ingreso a la escuela implica, pagos y cuotas de inscripción, transporte, materiales escolares, alimentación, que muchas veces no puede pagar una familia indígena ^{(INPI, 2020)}, debido a que su condición económica, en la mayoría de los casos es precaria. De acuerdo con el ^{CONEVAL (2020)}, 69.5 % de la población indígena vive en situación de pobreza y 27.9 % se encuentran en pobreza extrema.

A pesar de esto, la de educación superior no deja de ser una alternativa de desarrollo para los jóvenes, por lo que muchos consideran que, aunque sus padres no cuentan con el recurso económico para apoyarlos, la única alternativa para seguir continuando sus estudios es trabajar y estudiar. Realizar estas dos actividades se suman a las demandas familiares de las que muchas veces los jóvenes se sienten responsables debido a la situación económica de sus padres, lo que genera tensión en los jóvenes ^{(Barreto, Celis y Pinzón, 2019)}, llevándolos en algunos casos a truncar sus estudios en este nivel educativo.

Conclusiones

Se considera importante tratar el tema del acceso a la educación superior en la población indígena, puesto que, aunque se han creado programas que buscan reducir los índices de exclusión y ofrecer oportunidades a todos los jóvenes, aún hay jóvenes sin poder acceder a este nivel educativo. La percepción de que la educación superior tiene un impacto social y económico para los estudiantes y sus familias no es una idea aislada de los yokot´anob, los hallazgos coinciden con los encontrados por ^{Reyes y López (2015)}; ^{Segura y Chávez (2016)}, ^{Hernández y Padilla (2019)} y ^{Blanco (2021)} en poblaciones indígenas y no indígenas quienes refieren este nivel educativo como el medio para alcanzar un mejor futuro.

Ahora bien, a pesar de las expectativas y los esfuerzos que realizan los estudiantes las limitantes del acceso se dan debido a variables socioeconómicas, individuales y escolares ^{(Hernández y Padilla, 2019)}. Este escenario es más común en las zonas rurales donde las condiciones de las familias son diversas, en especial las que enfrentan los jóvenes indígenas en su vida cotidiana. Esto a pesar de contar con leyes que protegen su derecho al acceso a la educación universitaria se enfrentan a dificultades para acceder a la educación, (Salas, 2017).

El acceso a la universidad implica una variedad circunstancia a las que se tienen que enfrentar los indígenas, desde el analizar qué es lo más conveniente para la familia, hasta los desafíos que tienen que enfrentar para poder ingresar a este nivel educativo. Lo que para unos se trata de un proyecto al que tienen que apostarle doble esfuerzo porque trabajan y estudian, para otros se da de manera más accesible, debido a las condiciones económicas y sociales a las que pertenecen ^{(Macarena, 2020)}.

Por otra parte, la discusión del acceso a este nivel educativo no sólo debe estar limitado a cuestiones económicas y de infraestructura, sino también contextual y culturalmente. Porque de las ideas o percepciones que cada individuo construya sobre sus posibilidades de ingreso a la educación superior, también dependerá el esfuerzo que realice para ingresar a este nivel educativo, a pesar de los desafíos que muchas veces enfrenten para ingresar a la educación superior (ES).

Los jóvenes, si bien se crean importantes expectativas al querer ingresar a la educación superior, se ven limitadas por los obstáculos a los que a veces se enfrentan para poder acceder a este nivel educativo. En algunos aspectos, estos factores coinciden con el resto de los jóvenes, pero uno de los hallazgos es que los jóvenes indígenas asumen la responsabilidad de apoyar a sus padres en los gastos del hogar, debido a la condición económica en la que se encuentran. Esta responsabilidad es mayor sobre todo cuando son los hijos mayores, deciden sacrificar sus aspiraciones educativas para insertarse al campo laboral y no continuar sus estudios a fin de que sus hermanos menores sí continúen en la escuela. Aunado a ello, se suma la separación de los padres por lo que el joven se siente con la responsabilidad de apoyar a su madre en los gastos del hogar.

En primer término, siempre está la familia para los jóvenes y si bien algunos consideran que la educación superior les brindará oportunidades para mejorar sus condiciones económicas en ocasiones tienen que decidir entre continuar sus estudios o trabajar para apoyar a su familia.

Aunque para algunos la alternativa pudiera ser trabajar y estudiar, para no generarle gastos a sus padres, en algunos casos no es posible porque el recurso que generen de su empleo será destinado para los gastos del hogar. Además, existen otras problemáticas a las que se enfrentan los jóvenes como los problemas familiares principalmente causado por las adicciones de sus padres, lo que los desmotiva a proyectarse una vida profesional.

Entre las limitantes del estudio se encuentra el tamaño de la muestra, la cual consistió en diez sujetos voluntarios, se sugiere ampliar la muestra y realizar un estudio mixto aplicando un instrumento cuantitativo a la población que está por egresar, y posteriormente aplicar entrevistas más profundas de los estudiantes que no ingresaron al nivel superior.

El análisis contribuye al aporte teórico sobre la percepción de esta población sobre el acceso a la educación superior, donde se evidencian aspectos contextuales y culturales que impiden la continuidad de los estudios. En el plano metodológico, la investigación muestra que la investigación cualitativa y de estudio de casos es apropiada para conocer las percepciones de los sujetos. Un vacío que queda en este estudio fue profundizar en los núcleos familiares indígenas para visualizar los esfuerzos, pero también sus dificultades para ingresar a este nivel educativo. Es en el interior de las familias donde seguramente se encontrarán las verdaderas razones del por qué sus índices son menores en este nivel educativo, aún y cuando se diga que se les ofrecen una serie de programas o apoyos y en ocasiones hasta se les culpe por no aprovecharlos.