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Desacatos

versión On-line ISSN 2448-5144versión impresa ISSN 1607-050X

Desacatos  no.62 Ciudad de México ene./abr. 2020  Epub 27-Ene-2025

https://doi.org/10.29340/62.2206 

Testimonios

La creación de Oaxacalifornia mediante tradiciones culturales entre jóvenes oaxaqueños de Los Ángeles, California

The Making of Oaxacalifornia as Seen through Expressive Cultural Forms of Second Generation Youth in Los Angeles, California

Xóchitl Consuelo-Chávez1 

1Departamento de Música, University of California Riverside, California, Estados Unidos. xochitl.chavez@ucr.edu


Introducción

Desde 2005 he trabajado y colaborado con varias comunidades oaxaqueñas en Estados Unidos -desde Santa Cruz hasta Los Ángeles- y en los lugares de origen en Oaxaca, México, en específico cerca de la ciudad de Oaxaca y en la Sierra Norte, mejor conocida como Sierra Juárez. En la investigación identifico cómo y por qué las comunidades migrantes oaxaqueñas producen sus prácticas culturales, como la Guelaguetza y las bandas filarmónicas.1 Estas producciones culturales cruzan la frontera entre México y Estados Unidos, y perviven en la región llamada Oaxacalifornia (Kearney, 1995). La música y la danza son ejemplo de cómo las tradiciones y formas de expresión cultural ayudan a recuperar una identidad comunitaria, a pesar de la inestabilidad económica y el conflicto político, y a superar los procesos desgarradores de la migración transnacional.

Dentro de los estudios de culturas populares, las fiestas y la música son algunas de las características constantes y más visibles de la vida de la comunidad urbana y rural en México. Por ejemplo, la Guelaguetza se organiza para representar la versión más “auténtica” de la vida de comunidades “étnicamente distintas” (Abrahams, 1993: 12). Muchos festivales se “enmarcan y presentan” para que quienes no son miembros de la comunidad oaxaqueña comprendan lo que está pasando (1993: 12). Como producción cultural, la Guelaguetza permite explorar las interrelaciones e identidades que se generan, experimentan y comunican en las localidades (Bauman, 1986; Geertz, 1973). La producción cultural incluye festivales, rituales, fiestas y danzas, o celebraciones comunales que emergen dentro y para la comunidad (Stoeltje, 1983; Cadaval, 1998). Las presentaciones culturales son sitios importantes para que los miembros de la comunidad entiendan, critiquen y hasta cambien el mundo en el que viven (Guss, 2000).

Testimonios

El género del testimonio tiene raíces en el registro y análisis de las tradiciones orales. En Latinoamérica, ha servido para dar voz a contextos políticos y sociales, en especial en fases inestables. En fechas recientes, se ha recurrido al testimonio en los estudios sobre latinas y chicanas en Estados Unidos para romper el silencio y crear solidaridad entre grupos étnicos (Moraga y Anzaldúa, 1981; Latina Feminist Group, 2001).

Este trabajo se basa en los testimonios de siete personas de herencia oaxaqueña, de entre 20 y 35 años de edad, que recibieron educación en el sistema universitario en California.2 Los testimonios se extrajeron de conversaciones individuales en español y se organizaron por tema. Se presentan de manera individual, en lugar de mostrar la jerarquía que por lo regular se crea entre las organizaciones y la época en la que surgieron. El análisis se enfoca en las experiencias de cada individuo como productor de una práctica cultural y las comunidades representadas. El marco metodológico de este trabajo es el género testimonial. El acercamiento se concentra en estas voces para posicionarlas en los discursos de los estudios culturales. Todas las personas entrevistadas han participado como músicos, danzantes y organizadores de eventos culturales para promover y mantener las tradiciones oaxaqueñas en California. De los siete entrevistados, cuatro nacieron en Oaxaca y llegaron a Estados Unidos cuando eran pequeños. Se identifican como dreamers.3 Tres son descendientes de inmigrantes, de la segunda generación. Elegí a estas siete personas porque representan las voces de adultos que nacieron y crecieron durante la creación de Oaxacalifornia.

¿Qué es Oaxacalifornia?

El término Oaxacalifornia representa un espacio público transfronterizo que los migrantes indígenas zapotecos y mixtecos, en su mayoría, han atravesado de manera continua durante casi 60 años, en busca de empleo y estabilidad económica. El territorio reclamado en este espacio socialmente construido abarca el estado de Oaxaca, los estados mexicanos de la costa del Pacífico, y el estado de California en Estados Unidos. Estudios recientes han descrito la forma en la que los migrantes oaxaqueños han creado la comunidad desterritorializada de Oaxaca al participar de manera activa en “los compromisos sociales, cívicos y culturales” y “unir sus vidas en Estados Unidos con sus comunidades de origen” (Fox, 2006: 41). Se ha prestado mucha atención a la participación cívica y el activismo político de los oaxaqueños, no así a sus compromisos culturales emergentes, como las tradiciones populares. El festival de la Guelaguetza en California es un ejemplo de que las tradiciones y otras expresiones culturales basadas en una identidad común son una forma de resistencia frente a la inestabilidad económica y el conflicto político, y contribuyen a superar los procesos angustiosos de la migración transnacional.4 Mi análisis hace hincapié en la infraestructura social y los procesos de organización colectiva, y en algunos casos, en las fracturas dentro de las producciones de la cultura expresiva, que colocan a Oaxaca como una red binacional en la que los inmigrantes oaxaqueños en Estados Unidos mantienen vínculos con sus paisanos en México. Aunque la palabra Oaxacalifornia se ha empleado en la literatura académica desde hace varios años, es importante comprender cómo la entiende y usa la comunidad oaxaqueña. El propósito de este texto es ilustrar cómo estos jóvenes manejan el concepto de Oaxacalifornia, en especial en un clima antiinmigrante.

SOMOS OAXACALIFORNIA

Para mí significaría la comunidad oaxaqueña radicada en California tratando de unir fuerzas [para] mostrar a la gente toda la riqueza cultural de los oaxaqueños y nuestras costumbres y tradiciones (entrevista con Katalina Jiménez, Santa Cruz, California, diciembre de 2017).

¡Cuando vienen sus familias a visitar o amistades de otros países, he escuchado y también les he dicho a nuestras amistades “están en Oaxacalifornia”! Para mí, Oaxacalifornia significa comunidad. Estando en un país donde nos vemos obligados a acostumbrarnos a nuevas normas y formas de vivir, a veces nos pone barreras hacia nuestras costumbres. Al tener paisanos, podemos convivir y sentirnos en casa cuando celebramos nuestras fiestas patronales. Nosotros, oaxaqueños, hemos establecido lo que hoy en día es Oaxacalifornia. ¿Cómo? Celebrando nuestras fiestas patronales, trasladando nuestros platillos típicos, nuestro lenguaje, ropa típica, música, danza, arte y mucho más. En fin, nosotros aportamos mucho a la diversidad que se encuentra en California (entrevista con Yulissa Maqueos, Los Ángeles, California, enero de 2018).

Sí. La primera vez que vi esa palabra fue en un artículo de Michael Kearney, en el 2012. Al principio los escuchaba más en un contexto académico, pero recientemente me he dado cuenta que esta palabra está trascendiendo espacios académicos y se está usando más en nuestras comunidades y con la juventud. Para mí es un término que permite expresar mi dualidad como Californiana y de descendencia oaxaqueña. Creo que es una palabra que reclama y reconoce la producción y mantenimiento de tradiciones culturales oaxaqueñas en California, y representa una conexión cultural no interrumpida. Demuestra la resistencia de nuestras comunidades de no perder esta conexión cultural, porque reproducir una fiesta, mayordomía, fiesta patronal, una comida, una banda o Guelaguetza en California o Estados Unidos es un gran esfuerzo. También demuestra ya la larga trayectoria de la presencia de oaxaqueños en California y como comunidad migrante. Pero también es problemática, porque no reconoce que estamos en territorios indígenas estadounidenses, que también han enfrentado políticas racistas y de opresión por parte del gobierno estadounidense (entrevista con Perla Miranda, San José, California, diciembre de 2017).

La primera vez que escuché esta palabra fue en la universidad, cuando comencé mis investigaciones sobre la comunidad oaxaqueña en Los Ángeles. Aparte de la literatura académica, veo o escucho esta palabra en las redes sociales y con amistades o colegas. La palabra Oaxacalifornia significa la comunidad oaxaqueña que vive en el estado de California. Es representante de todas las personas oaxaqueñas y el espacio que ellos toman no sólo para vivir, [también para] expresar elementos específicos de su descendencia (entrevista con Melissa Mesina, Palo Alto, California, enero de 2018).

En el contexto académico en donde los migrantes oaxaqueños han creado una diáspora fuera de su estado natal, para mí la palabra Oaxacalifornia significa un término de identidad. Ya que muchos oaxaqueños, como yo, no tenemos el privilegio de regresar a nuestra tierra natal cuando se nos pegue la gana. Adoptamos este término porque hicimos de California nuestro Oaxaca lindo y querido. Mientras sigan existiendo oaxaqueños en California siempre seguirá viva nuestra Oaxacalifornia (entrevista con Erik Ramos, Los Ángeles, California, diciembre de 2017).

Sí, he escuchado de la palabra Oaxacalifornia. Lo he escuchado de algunos estudiantes. Para mí la palabra Oaxacalifornia significa partes en Estados Unidos donde reside una gran [población] de oaxaqueños que celebra su cultura. Aquí donde resido, por mid downton, lo considero como Oaxacalifornia (entrevista con Violeta Marcos, Los Ángeles, California, enero de 2018).

Las organizaciones oaxaqueñas en California

La afiliación comunitaria oaxaqueña se fortalece por medio de la organización colectiva de una producción cultural. Participar en estos eventos culturales es una oportunidad para que los miembros de las agrupaciones expresen su identidad étnica. Para muchos, ser parte de una organización o club de oriundos -Home Town Associations (HTA)- es una forma de reconocer su identidad y comunidad indígena por medio del idioma, las danzas, la música, deportes como el baloncesto y la pelota mixteca, y el consumo de alimentos:

La organización Senderos, en Santa Cruz, California, es una de ellas. Nuestro propósito es poder invitar a nuestra comunidad oaxaqueña a ayudarnos a difundir nuestras tradiciones y costumbres con paisanos y que logremos que no se pierdan, aunque estemos en un país diferente, pero lo importante es que nuestras nuevas generaciones se llenen de toda nuestra riqueza cultural (entrevista con Katalina Jiménez, Santa Cruz, California, diciembre de 2017).

Claro. Creo que ésa es una de las cosas impresionantes de la comunidad oaxaqueña migrante, que se ha organizado para reproducir fiestas tradicionales y cultura oaxaqueña en los Estados Unidos. Los Ángeles, California, tiene unas de las poblaciones oaxaqueñas más grandes en Estados Unidos y una larga trayectoria de organizaciones culturales y políticas. Yo he estado involucrada con Senderos, de 2010 a 2012, y más reciente desde septiembre de 2017. Senderos existe en una ciudad donde la mayoría de la población es anglosajona, sin embargo, ha organizado una Guelaguetza por 13 años en Santa Cruz. Para mí, esta organización no sólo me dio la oportunidad por primera vez de conocer más a fondo sobre diferentes tradiciones y comunidades oaxaqueñas, pero también una oportunidad de liderazgo. Yo me involucré en el 2010 para practicar los bailes, pero yo expresé mi intención de aportar ayuda en cuestiones de organización. La maestra Fe me dijo: “no, usted va a bailar y organizar”. Poder aprender sobre tradiciones y bailes oaxaqueños y [a] la misma vez desarrollarme como líder dentro de esta comunidad, fue una oportunidad que no hubiera sido posible en ningún otro espacio profesional o académico (entrevista con Perla Miranda, San José, California, diciembre de 2017).

Cada evento oaxaqueño es un sitio dinámico que brinda la oportunidad de seleccionar, ampliar y analizar los procesos de migración y la formación de la comunidad en curso, dada la expansión de las fiestas patronales y la música más allá de la frontera con Estados Unidos (Chávez, 2015). El estudio de las tradiciones populares en Santa Cruz y Los Ángeles muestra cómo la Guelaguetza y las bandas filarmónicas en el contexto estadounidense fortalecen los lazos de la comunidad con su estado natal y afirman su ciudadanía cultural a ambos lados de la frontera política:

Sí, [alguna] de las organizaciones son ORO, Organización Regional de Oaxaca; Lazos Oaxaqueños; Focoica, Federación de Organizaciones y Comunidades Indígenas de California, entre otras más (entrevista con Yulissa Maqueos, Los Ángeles, California, enero de 2018).

La realidad y las condiciones de la vida cotidiana en Oaxacalifornia y por qué las tradiciones son importantes

La discriminación racial y étnica que los migrantes indígenas oaxaqueños han vivido fuera de Oaxaca se ha reconocido y documentado como un aspecto importante para la organización basada en la etnia y la creación de grupos panétnicos. La identidad étnica se agudiza en el proceso migratorio a Estados Unidos, pues se utiliza para distinguirse de otros mexicanos y grupos de habla hispana:

Las tradiciones son algo que nos identifica. Como nueva generación, nosotros tenemos que seguir creciendo el árbol de costumbres del cual nuestros antepasados ya sembraron raíz (entrevista con Yulissa Maqueos, Los Ángeles, California, enero de 2018).

Desde el sur al norte del estado, tenemos a oaxaqueños en ciudades y en los valles, en una variedad de empleo y de diferentes niveles de organización. Si la gente oaxaqueña quiere expresar su cultura, que no es idéntica a la cultura nacional mexicana que muchos piensan, nosotros tenemos el derecho [de] hacer eso mismo. Porque hay muchas experiencias positivas en nuestras comunidades, me he inspirado a encontrar una manera de poder colaborar con comunidades para documentar y entender sus tradiciones. Ahora estoy en mi tercer año de doctorado y quiero encontrar una manera de incluir a nuestras comunidades en la literatura académica para demostrar la riqueza y experiencias oaxaqueñas, y ayudar a entender que hay bastante diversidad dentro del país mexicano (entrevista con Melissa Mesina, Palo Alto, California, enero de 2018).

Creciendo en los Estados Unidos, yo aprendí a asimilarme a la cultura, música y todo aspecto de la vida cotidiana estadounidense. Me asimilé tanto, que hubo un pequeño punto que empecé a rechazar mi identidad oaxaqueña. A mí siempre me gustó la música y el baile, pero por vergüenza a lo que mis amigos dijeran siempre reprimí el escuchar la música oaxaqueña. Cuando me transferí a la Universidad de California Santa Cruz, en el 2009, fue cuando empecé a retomar mi identidad oaxaqueña. Por medio de mi TA [profesora adjunta] en ese entonces, “Ermalinda Alires” me contacté con un grupo de baile llamado Grupo Centéotl o Vive Oaxaca, en donde empecé a ir para aprender a bailar danzas de la Guelaguetza. En el año 2010 participé en mi primera Guelaguetza en Santa Cruz, California. Ahora soy un organizador sindical que se dedica a organizar a los trabajadores que luchan por el derecho a tener un sindicato. Por medio de la cultura e identidad de cada persona he podido ser más efectivo en hacer una conexión con estos trabajadores. Para mí, el mantener las tradiciones, no importa de dónde vengas, es el conservar su identidad. En este país la asimilación puede ser algo muy peligroso. Esto lo vemos con el español, ya que los hijos de emigrantes no les están enseñando a sus propios hijos la lengua materna. Si ése es el caso del típico mexicano, qué es de esperar del paisano oaxaqueño que a veces por vergüenza reprimen su lengua materna (entrevista con Erik Ramos, Los Ángeles, California, diciembre de 2017).

Esto fue muy importante para mí porque veía y escuchaba muchos jóvenes rechazar su identidad oaxaqueña. Desde entonces fue muy importante para mí demostrar que la cultura indígena es hermosa y tiene que ser valorada. Una forma para representar mi cultura era a través de bailables, en especial durante la Guelaguetza, cuando nuestra comunidad de San Bartolomé Quialana representamos la boda zapoteca. También todos los días que hablo zapoteco y me ponga parte de nuestra ropa tradicional es una forma de resistencia y orgullo (entrevista con Violeta Marcos, Los Ángeles, California, enero de 2018).

Porque para mí es importante que la diversidad cultural del mundo sea aceptada y respetada. Hay muchos oaxaqueños que se sienten intimidados y avergonzados por venir de un pueblo indígena. Como oaxaqueña, me da mucha tristeza cuando la gente niega ser oaxaqueños […], al contrario, deberían de sentirse muy orgullosos por tener sangre indígena y sobre todo muy afortunados si hablan algún dialecto, ya que nuestras nuevas generaciones lo están perdiendo y no debería de ser así. Al menos yo, como madre de un niño que tuvo la oportunidad de nacer en este país, me encantaría que él pueda conocer de nuestras tradiciones y sentirse muy orgulloso de ellas (entrevista con Katalina Jiménez, Santa Cruz, California, diciembre de 2017).

De las muchas tradiciones de Tlacochahuaya, la que más me llama la atención es la lengua zapoteca. Fue una oportunidad perdida de no aprender el zapoteco cuando estaba creciendo, pero ahora me doy cuenta que este rasgo cultural fue una de los más marginadas y atacada por la sociedad y educación pública de México. Cuando empecé la universidad, investigué más sobre mi identidad zapoteca y me daba cuenta que mi mamá se incomodaba con estas pláticas. Ahora, de más adulta y madura, entiendo que una de las razones de su incomodidad era precisamente por la discriminación y prohibición del hablar el zapoteco que sus maestros de primaria le impusieron a su generación, y de hecho a generaciones anteriores. Y poco a poco, después de 12 años de preguntas y conversaciones, mimamá está sobrepasando esa experiencia de violencia educativa y se está abriendo más a mis preguntas sobre la historia, tradiciones del pueblo y del gran valor de la lengua zapoteca. Creo que mi pasión por la lengua zapoteca viene de mi habilidad bilingüe. Me da tanto orgullo poder comunicarme con mi familia en México por hablar el español, y el saber este idioma he podido participar a fondo en fiestas y compromisos familiares. Por eso estoy comprometida a aprender el zapoteco de Tlacoy mi pasión es poder contribuir a la revitalización de las lenguas indígenas de Latinoamérica (entrevista con Perla Miranda, San José, California, diciembre de 2017).

Las tradiciones y cultura Oaxaqueña [son] única[s]. Oaxaca es un estado rico en cultura tanto en música, danzas y bailes, idiomas, su comida, historia y mucho más. Sin embargo, no muchos saben esto de Oaxaca, por ser estado indígena, no le dan un reconocimiento cultural. Y hoy en día, lamentablemente muchas de las tradiciones oaxaqueñas se están perdiendo, tanto en Oaxaca y aquí en California. Por eso es importante tratar de preservar, mantener e inculcar nuestra cultura y tradiciones oaxaqueñas en todos lados que estemos (entrevista con Jessica Hernández, Los Ángeles, California, enero de 2018).

Cómo llegaron a promover y participar en una tradición cultural en Oaxacalifornia

Los siguientes testimonios ilustran el proceso de cada una de las entrevistadas y sus motivos para participar en sus tradiciones culturales. Al estar rodeadas de sus tradiciones o lejos de su comunidad, coinciden en señalar la importancia de no tener miedo por su estatus ni apenarse por su origen, sino de estar orgullosas de ser oaxaqueñas:

Yo crecí en una ciudad bastante concentrada, con la población de migrantes zoochileños. Cada reunión familiar, ya sea planeada o espontánea, estaba llena de personas oaxaqueñas, donde se comía platillos tradicionales, como mole o chapulines, y se escuchaba zapoteco, el idioma nativo de mis familiares. Durante mis 18 años que viví con mi familia, cada día escuché el zapoteco. Nunca aprendí el idioma, pero siempre fue un elemento importante en mi vida porque era la manera de comunicación de mi mamá y familiares. Mi mamá fue la fuente primaria de mi inculcación a nuestras tradiciones oaxaqueñas. Como todos nuestros familiares eran descendientes de Zoochila, el zapoteco existía en nuestras experiencias diarias. Y los eventos familiares y de la comunidad siempre integraban tradiciones de nuestra cultura. Mi participación en los bailables folclóricos me enseñó que yo me identificaba con nuestras tradiciones y sentía sentimientos positivos hacia mi cultura. Una de mis memorias favoritas fue crecer con mis primos que también disfrutaban de cómo convivíamos.

También se practicaban las tradiciones patronales del pueblo cada año, cuando la comunidad era invitada a compartir en la celebración de Santiago Apóstol. Las bandas filarmónicas, bailables folclóricos, comida oaxaqueña y una misa o rosario se organizaban a través de la asociación de nuestro pueblo. El hecho que mi mamá me llevaba a estos eventos me demostró la riqueza de nuestra comunidad. Yo participé en los bailables folclóricos durante mi adolescencia. Mi hermano y prima fueron nuestros maestros y con otros jóvenes oaxaqueños presentamos Fandango Xóchitl y Sones y Jarabes. Hace unos años participé en la mesa directiva de la asociación, antes de comenzar el doctorado. Mi experiencia fue muy impactante porque pude convivir con miembros de comunidad en una posición de liderazgo y servicio para nuestro pueblo y comunidad en Los Ángeles. Ahora que estoy un poco retirada de mi ciudad natal, trato de atender a los eventos anuales o las posadas para poder convivir con paisanos y preservar nuestras tradiciones (entrevista con Melissa Mesina, Palo Alto, California, enero de 2018).

Desde pequeña crecí rodeada de mis tradiciones y costumbres de mi bello estado. Mi madre, quien fue la que me permitió aprender esto, es quien desde siempre me ha enseñado a sentirme muy orgullosa de donde venimos y de nuestras raíces zapotecas. En lo personal me gustan todas nuestras tradiciones y trato de llevar a cabo cada una de nuestras costumbres, no sé si se considere una tradición, pero yo soy bailarina de folclor mexicano, en especial oaxaqueño. La profesora Silvina Robles Vásquez, quien es maestra jubilada de educación primaria y actualmente miembro del Instituto de Investigación y Difusión de la Danza Mexicana, me inculcó el amor a la danza y a todas nuestras tradiciones oaxaqueñas, tratando de enseñar a otras personas, quien guste saber más sobre las tradiciones oaxaqueñas y haciendo saber a la gente que debemos de sentirnos orgullosos de nuestros orígenes indígenas (entrevista con Katalina Jiménez, Santa Cruz, California, diciembre de 2017).

Desde niña, recuerdo que mi papá siempre ponía sus casetes de sones y jarabes y música de las bandas de los pueblos. Yo crecí escuchando música de Oaxaca y conforme fueron formando las bandas oaxaqueñas aquí en California, en las fiestas de los pueblos, es lo que más recuerdo. Todo empezó con la música y de allí poco a poco fui aprendiendo sobre las danzas, bailables y las tradiciones y costumbres del pueblo. Aunque yo practico la música, la música también inculca danzas, bailables y varias tradiciones. No sé por qué la música me llamó la atención. Tal vez porque fue a lo que fui expuesta de niña o porque vengo de familia de músicos, o como muchos dicen, “la música ya está en mi sangre”. Yo trato de aportar enseñando y compartiendo la música oaxaqueña. Como directora y maestra de música, particularmente cuando trabajo y enseño a niños y jóvenes, no sólo les enseño música, también les cuento el significado y las historias de la música oaxaqueña, lo que son los sones y jarabes, chilenas, boleros, danzones, la misa oaxaqueña y mucho más. Y más que nada, les digo que sean orgullosos de ser oaxaqueños y que nunca se apenen de ser oaxaqueños o de tocar su música tradicional (entrevista con Jessica Hernández, Los Ángeles, California, enero de 2018).

Mi papá y varios de nuestros paisanos se juntaron un día y se les ocurrió el proyecto de formar una banda de nuestro pueblo aquí, en la ciudad de Los Ángeles. Mi papá se dedicó a enseñar un grupo de jóvenes, al cual yo unos años después integré. Se presentó la Banda Juvenil Solaga USA-Oaxaca en el 2002 y de ahí empezamos a participar en eventos de nuestro pueblo y otras comunidades. Fue así como aprendí de nuestras tradiciones. A la edad de cinco años, mi papá me empezó a enseñar el arte de la música. Trece años después, como dreamer, ingresé en la Universidad Estatal de California en Los Ángeles, en la cual me enfoco en el perfeccionamiento para poder enseñar música. En la academia Maqueos Music, escuela en donde mi papá se dedica a enseñar a niños, jóvenes y adultos lo básico de la música, estoy yo como directora asistente. Antes de ir a nuestras presentaciones, preparo las piezas musicales con la Banda Filarmónica Maqueos Music y el mero día soy yo quien lleva la batuta en varias ocasiones. Como mujer, el público lo ve como algo extraño, ya que vivimos entre el machismo. Un hombre siempre es visto como un líder entre grupos, pero en esta carrera soy yo la que tiene el poder con la banda. Para sobresalir en una presentación se requiere mucha práctica, paciencia, disciplina y dedicación en los ensayos. La meta de esta banda es poder trascender nuestra cultura oaxaqueña y algún día lucirnos en escenarios de renombre como lo es Walt Disney Concert Hall, Hollywood Bowl y Dolby Theatre. La idea de esta academia y banda que mi familia y yo estamos trabajando es para el futuro. Queremos que las nuevas generaciones aprendan y nunca pierdan sus costumbres. Adonde un oaxaqueño habita, está una riqueza cultural que nadie nos lo quita. En la actualidad, se están viendo más directoras y es un cambio que ha causado un efecto positivo. Esto les ha dado la luz verde a muchas mujeres y han tomado liderazgo en sus carreras y es así como el mundo a nuestro alrededor va cambiando en un lugar aún más diverso. Gracias a la música y a mis raíces soy quien soy. Una mujer directora, líder, maestra y dreamer. ¡Sin documentos, pero con la frente en alto y rompiendo barreras! ¡Pa’ delante, mujeres! (entrevista con Yulissa Maqueos, Los Ángeles, California, enero de 2018).

Conclusión

En estos siete testimonios, el uso del concepto de Oaxacalifornia entre la comunidad oaxaqueña refleja el desarrollo y la expansión del concepto académico. Los testimonios son de personas de la primera o segunda generación de inmigrantes en Estados Unidos y permiten constatar las rutas de migración, sus experiencias como migrantes legales o indocumentados, y los lugares en los que las comunidades se establecieron en California. Quienes compartieron sus testimonios no sólo aceptan el concepto, también lo critican, porque el término Oaxacalifornia omite a otros grupos indígenas que no son reconocidos por sus propias comunidades oaxaqueñas, a pesar de que atraviesan la misma región. Oaxacalifornia es ahora una palabra que describe las maneras en las que las familias y sus amistades conviven y mantienen sus prácticas tradicionales entre generaciones y espacios en el estado de California. Oaxacalifornia es un microcosmo, una ruta de migración de cuerpos humanos y también de ideas, lenguajes e identidades. Los entrevistados expresaron su orgullo por tener raíces oaxaqueñas y californianas en su participación en actividades culturales y cívicas. De esta manera, crean una identidad bicultural que reclama y constituye su ciudadanía cultural indígena en Oaxaca y California.

Bibliografía

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Entrevistas

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Yulissa Maqueos, Los Ángeles, California, enero de 2018. [ Links ]

1 Guelaguetza es una palabra zapoteca con tres significados: ofrenda; participación en una práctica de reciprocidad comunitaria, y ayuda mutua en tiempos de necesidad o celebración. Este sistema de reciprocidad une a las familias en redes informales que atraviesan clases económicas y sociales. En la etapa posrevolucionaria, el nuevo Estado mexicano inauguró un discurso racial para crear proyectos culturales y políticos para que intelectuales y artistas articularan una identidad regional distintiva de la diversidad étnica del estado. Oaxaca comenzó su propia política oficial revolucionaria del mestizaje con el programa “Oaxacanización”. En 1932, la ciudad de Oaxaca celebró su IV Centenario y presentó la Guelaguetza como un espectáculo comunal de música y danzas, que acentúa la diversidad de 17 etnias indígenas de Oaxaca con una elaborada exhibición de vestimenta tradicional, bailes, música, y el reparto de comida en el Cerro del Fortín. En 1951, la producción fue organizada y patrocinada por la Secretaría de Turismo del estado de Oaxaca (Pérez-Jiménez, 2003). En 1969, la dependencia reinventó tradiciones particulares, como el desfile de la diosa Centéotl para “culturalmente mejorar” la celebración. Se aprecia que el Estado ha cooptado esta práctica comunitaria en las últimas décadas. La afiliación comunitaria oaxaqueña se fortalece con la organización colectiva de una producción cultural, como la Guelaguetza, en California. La participación en estos eventos ayuda a los inmigrantes oaxaqueños en Estados Unidos a expresar su identidad étnica (Chávez, 2015).

2 Algunos nombres se modificaron para preservar el anonimato de los entrevistados.

3 Los soñadores o dreamers son jóvenes que han crecido en Estados Unidos sin estatus migratorio legal.

4 Para más información sobre la Guelaguetza en California, véase Chávez (2013).

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