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Revista Chapingo. Serie horticultura

versión On-line ISSN 2007-4034versión impresa ISSN 1027-152X

Rev. Chapingo Ser.Hortic vol.27 no.2 Chapingo may./ago. 2021  Epub 13-Dic-2021

https://doi.org/10.5154/r.rchsh.2020.06.015 

Artículos científicos

Efectos del volumen de contenedor y densidad de plántula sobre trasplante tardío y número de flores en jitomate

Felipe Sánchez-del Castillo1 
http://orcid.org/0000-0003-3607-1241

Lázaro Portillo-Márquez1 
http://orcid.org/0000-0003-1037-6311

Esaú del Carmen Moreno-Pérez1 
http://orcid.org/0000-0003-1964-4482

J. Jesús Magdaleno-Villar1 
http://orcid.org/0000-0002-9926-3382

José Cutberto Vázquez-Rodríguez1 

1Universidad Autónoma Chapingo. Carretera México-Texcoco km 38.5, Chapingo, Texcoco, Estado de México, C. P. 56230, MÉXICO.


Resumen

Con el manejo de jitomate en alta densidad de población, despunte al tercer racimo y trasplante a los 40 días después de la siembra (dds), el ciclo de trasplante a fin de cosecha dura cuatro meses, con lo cual se logran tres ciclos al año y un rendimiento potencial de 500 t·ha-1. Es posible incrementar dicho rendimiento con un ciclo más de producción anual mediante trasplantes a los 60 dds y fin de ciclo de cultivo en 90 días, o bien, con más flores y frutos por inflorescencia sin afectar el peso del fruto. El objetivo fue evaluar el efecto del volumen de contenedor y la densidad de población sobre la calidad de plántulas para trasplante a los 60 dds, así como el número de flores y frutos por planta. Se cultivó el híbrido ‘Bullseye’, tipo saladette, bajo invernadero. Se evaluaron dos volúmenes de contenedor (25 y 250 mL) y cuatro densidades (1,000, 750, 500 y 250 plántulas·m-2 para 25 mL, y 300, 200, 150 y 75 plántulas·m-2 para 250 mL). El diseño fue bloques completos al azar en parcelas divididas con cuatro repeticiones. Se midieron variables morfológicas, número de flores y rendimiento. Se realizó análisis de varianza y comparación de medias (Tukey, P ≤ 0.05). Las plántulas con características morfológicas adecuadas para el trasplante a los 60 dds fueron las desarrolladas en cavidades de 250 mL, a densidades de 75 y 150 plántulas·m-2. El volumen de cavidad y la densidad de plántula no influyeron en el número de flores o frutos por planta.

Palabras clave: Solanum lycopersicum L.; invernadero; hidroponía; densidad de población

Abstract

By managing tomato at a high population density, blunting to the third cluster and transplanting 40 days after sowing (das), the transplant to end-of-harvest cycle lasts four months, achieving three cycles per year and a potential yield of 500 t·ha-1. This yield can be increased with one more annual production cycle through transplants at 60 das and the end of the growing cycle in 90 days, resulting in more flowers and fruits per inflorescence without affecting fruit weight. The aim was to evaluate the effect of container volume and population density on the quality of seedlings to be transplanted at 60 das, as well as the number of flowers and fruits per plant. The saladette-type 'Bullseye' hybrid was grown in a greenhouse. Two container volumes (25 and 250 mL) and four densities (1,000, 750, 500 and 250 seedlings·m-2 for 25 mL, and 300, 200, 150 and 75 seedlings·m-2 for 250 mL) were evaluated. A split-plot randomized complete block design with four replicates was used. Morphological variables, number of flowers and yield were recorded. Analysis of variance and comparison of means (Tukey, P ≤ 0.05) were performed. Seedlings with morphological characteristics suitable for transplanting at 60 das were those grown in 250 mL cavities at densities of 75 and 150 seedlings·m-2. Cavity volume and seedling density did not influence the number of flowers or fruits per plant.

Keywords Solanum lycopersicum L.; greenhouse; hydroponics; population density

Introducción

Con la evolución de la agricultura se han creado tecnologías como los invernaderos y los sistemas hidropónicos, que bien manejados permiten aumentar la productividad de casi cualquier cultivo, y existen casos en los que se supera más de diez veces la producción respecto al mismo cultivo en campo abierto (Resh, 2013). Sin embargo, debido a los altos costos de instalación y operación, la rentabilidad económica de estos sistemas debe considerar un manejo eficiente del espacio y tiempo para maximizar el rendimiento y la calidad de los productos obtenidos (Sánchez-del Castillo & Moreno-Pérez, 2017).

En México, la producción de jitomate (Solanum lycopersicum L.) creció a una tasa promedio anual de 3.6 % entre 2007 y 2017. En ese mismo periodo, la superficie cultivada en campo abierto se redujo a una tasa promedio anual de 5.9 %, al pasar de 64,663 a 35,175 ha, mientras que con agricultura protegida (malla sombra e invernadero) pasó de 1,973 a 15,198 ha, que corresponde a una tasa de crecimiento promedio anual de 22.7 %. Así, la producción obtenida con el uso de estas tecnologías pasó de 0.9 % en 2003, 32.2 % en 2010, hasta 63.3 % del volumen total en 2017 (Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), 2018).

El manejo convencional de jitomate bajo invernadero consiste en establecer solamente 3 plantas·m-2 de variedades indeterminadas que se dejan crecer más de 7 m de longitud para cosechar de 20 a 25 racimos por planta en un solo ciclo de cultivo por año (Castellanos & Borbón, 2009). En general, el sistema ocupa invernaderos de mediana a alta tecnología de costo elevado, y exige un estricto manejo técnico debido a las prácticas culturales como el bajado de plantas, el mantenimiento de índice de área foliar constante y el control fitosanitario que se requiere; todo ello derivado del ciclo largo que se maneja (Sánchez-del Castillo, Moreno-Pérez, & Contreras-Magaña, 2012; Sánchez-del Castillo & Moreno-Pérez, 2017).

Un sistema de manejo alternativo al mencionado anteriormente fue desarrollado en la Universidad Autónoma Chapingo. Dicho sistema consiste en el despunte temprano del ápice de las plantas, para dejar sólo tres racimos en cada planta, y el trasplante de plántulas a los 40 días después de la siembra (dds), lo cual acorta el ciclo de trasplante a fin de cosecha a aproximadamente cuatro meses, esto posibilita obtener tres ciclos de cultivo al año. El menor rendimiento por planta se compensa, parcialmente, al aumentar la densidad de población hasta 8 o 9 plantas·m-2. Con esta tecnología relativamente sencilla, se pueden obtener rendimientos anuales mayores que con el sistema convencional (Sánchez-del Castillo et al., 2014), al obtener alrededor de 16 kg·m-2 por ciclo de cultivo, con potencial de casi 500 t·ha-1·año-1 al establecerse tres ciclos (Sánchez-del Castillo et al., 2012). Aunque este rendimiento es alto, es posible incrementarlo significativamente mediante dos estrategias: 1) hacer el trasplante con plántulas de mayor edad (50 a 60 días) y con ello acortar el tiempo de trasplante a fin de cosecha a menos de 90 días, lo que haría posible cuatro ciclos por año y un rendimiento anual 25 % mayor, y 2) promover un mayor número de flores y frutos en cada inflorescencia sin que disminuya el peso medio por fruto. Por la alta densidad de población que se maneja (8 plantas·m-2 en invernadero), con un fruto más por racimo y cuatro ciclos de cultivo al año se podría obtener un incremento potencial en el rendimiento anual de 10 kg·m-2 (100 t·ha-1).

La factibilidad técnica de hacer el trasplante a los 60 dds ya ha sido comprobada experimentalmente con contenedores (macetas) de 500 a 750 mL (López-Valencia, Sánchez-del Castillo, & Contreras-Magaña, 2002; Sánchez-del Castillo et al., 2012). No obstante, a nivel comercial, este tamaño de contenedor ocupa mucho espacio en el semillero y el costo de mano de obra para el trasplante resulta elevado, esto debido a que se manejan altas densidades de población y plántulas con cepellones muy grandes que hacen difícil y costosa esta labor.

En cuanto a la formación de más flores y frutos por inflorescencia, Heuvelink, Li, y Dorais (2018) mencionan que, aunque este carácter tiene un componente genético, dicho incremento se puede promover mediante modificaciones temporales del ambiente o con el manejo de las relaciones fuente-demanda, esto al lograrse una mayor distribución de azúcares hacia el meristemo en el momento en que se está llevando a cabo la diferenciación floral. Con un mayor espaciamiento entre plántulas (por una menor densidad de población) se espera que cada plántula reciba más radiación fotosintéticamente activa e incremente su tasa de fotosíntesis, lo cual dejaría más azúcar disponible para los primordios de flor en desarrollo y daría lugar a más flores por inflorescencia (Heuvelink & Okello, 2018).

Cabe señalar que el espacio disponible y el tiempo de uso del semillero son factores importantes en la eficiencia de producción, por lo que normalmente se aumenta la cantidad de plántulas por unidad de superficie mediante el uso de bandejas (charolas) con mayor número de cavidades y, por lo tanto, de menor volumen individual. Sin embargo, la consecuencia es que las plántulas establecidas a mayor densidad, a medida que permanecen más tiempo en el semillero, compiten más por la radiación solar incidente y pierden calidad, ya que se forman plántulas etioladas (Wien, 1999) que resultan débiles y susceptibles a enfermarse durante o después del trasplante (Kozai, 2016). Por el contrario, con el uso de charolas con mayor volumen se incrementa la cantidad de raíces formadas, lo cual favorece una mayor absorción de agua y nutrimentos (Urrestarazu, 2015; Wien, 1999). Un mayor volumen de contenedor, combinado con un mayor espacio entre plántulas, favorece tanto el ambiente de la raíz como de la parte aérea, factores que pueden incrementar el rendimiento final (Heuvelink & Okello, 2018; Sánchez-del Castillo et al., 2012).

Por lo anterior, la presente investigación tuvo como objetivo evaluar el efecto del volumen de contenedor y la densidad de población sobre la calidad de plántulas de jitomate para trasplante a los 60 dds, así como el número flores, número de frutos y rendimiento por planta. La finalidad es contribuir en el desarrollo de un método práctico y de bajo costo para acortar el ciclo de trasplante a fin de cosecha a menos de 90 días, dejando tres racimos en cada planta.

Materiales y métodos

El estudio se llevó a cabo bajo condiciones de invernadero e hidroponía en el campo experimental de la Universidad Autónoma Chapingo (19° 29’ 35” latitud norte y 98° 52’ 21” longitud oeste, a 2,250 m s. n. m.).

Los invernaderos utilizados, tanto en la fase de semillero como la de producción, estaban cubierto con polietileno térmico de alta dispersión de luz. La temperatura en el día se mantuvo entre 15 y 25 °C, y en la noche entre 10 y 16 °C, con humedad relativa de 60 y 80 % durante el día y la noche, respectivamente; esto mediante la apertura y cierre de ventanas con cortinas de polietileno y mallas antiáfido, así como con un sistema de calefacción. Además, el semillero contó con enfriamiento evaporativo a través de un muro húmedo con extractores.

Se usó el híbrido de tomate ‘Bullseye’ (de la empresa Seminis) tipo saladette y con hábito de crecimiento semideterminado. La siembra de la semilla se hizo en julio de 2018 en charolas de poliestireno rellenas con una mezcla de peat-moss, perlita y arena fina de tezontle como sustrato en proporción 1:1:1. Desde la siembra hasta los primeros 10 días, las plántulas se irrigaron sólo con agua. Los siguientes 15 días, el riego se hizo con una solución nutritiva que contenía los siguientes nutrimentos (mg·L-1): nitrógeno (100), fósforo (25), potasio (100), calcio (125), magnesio (25), azufre (75), hierro (2), manganeso (1), boro (0.5), cobre (0.1) y zinc (0.1). Posteriormente, y hasta fin de cosecha, se aplicó el doble de concentración de cada macronutrimento y la misma concentración de micronutrimentos (solución nutritiva completa).

Las plántulas se trasplantaron a camas de cultivo rellenas con una capa de 25 cm de arena de tezontle rojo, con granulometría de 1 a 3 mm de diámetro. El ancho de las camas fue de 1 m, y las distancias establecidas fueron de 33 cm entre hileras y 25 cm entre plantas, lo cual resultó en una densidad de población de 12 plantas·m-2 útil (8 plantas·m-2 de invernadero si se consideran pasillos de 0.5 m de ancho). Previo al trasplante, en cada cama se instaló un sistema de riego por goteo, el cual consistía de cintillas con goteros integrados a cada 20 cm para aportar el riego con solución nutritiva completa. Según las condiciones ambientales, se daban de cinco a siete riegos diarios a dosis de 1 L·m-2 por riego.

A partir del trasplante, se tutoraron las plantas sujetándolas del tallo con un anillo de plástico que soportaba un cordón de rafia amarrado a alambres colocados a lo largo de las camas a 1.5 m de altura. De los 60 dds en adelante, se podaron los brotes laterales de las plantas para dejarlas a un solo tallo. Entre los 70 y 80 dds se eliminaron las tres hojas inferiores de cada planta, y a los 80 dds, ya formada la tercera inflorescencia, se despuntaron las plantas (eliminación de la yema apical) para dejar únicamente dos hojas por encima del tercer racimo. La polinización se hizo en forma manual; para ello, todos los días durante la antesis se sacudieron las plantas para liberar el grano de polen y ocasionar su depósito en el estigma.

Se evaluaron ocho tratamientos, los primeros cuatro correspondieron a plántulas manejadas en charolas de poliestireno de 200 cavidades con 25 mL de capacidad por cavidad y trasplantadas a los 35 dds; los otros cuatro fueron en charolas de poliestireno de 60 cavidades con 250 mL de capacidad por cavidad y trasplante a los 60 dds. Dentro de cada volumen de contenedor se manejaron cuatro densidades de población, de manera que los tratamientos quedaron de la siguiente forma: 1) 1,000 plántulas·m-2 en charolas de 200 cavidades, 2) 750 plántulas·m-2 en charolas de 200 cavidades, 3) 500 plántulas·m-2 en charolas de 200 cavidades, 4) 250 plántulas·m-2 en charolas de 200 cavidades, 5) 300 plántulas·m-2 en charolas de 60 cavidades, 6) 200 plántulas·m-2 en charolas de 60 cavidades, 7) 150 plántulas·m-2 en charolas de 60 cavidades y 8) 75 plántulas·m-2 en charolas de 60 cavidades.

Se utilizó un diseño experimental de bloques al azar con arreglo en parcelas divididas y cuatro repeticiones. En la parcela grande los tratamientos fueron el número de cavidades por charola (200 o 60, correspondientes a 25 o 250 mL por cavidad, respectivamente), y en las parcelas chicas los tratamientos de densidad de población (250, 500, 750 y 1,000 plántulas·m-2 para charolas de 200 cavidades, y 75, 150, 200 y 300 plántulas·m-2 para charolas de 60 cavidades). El tamaño de la unidad experimental en parcela chica fue 15 plántulas.

Las siguientes variables fueron evaluadas a los 30, 45 y 60 dds:

Altura de plántula (cm): se midió desde la base de la planta hasta el meristemo apical con una cinta métrica.

Diámetro de tallo (mm): se midió a la altura del entrenudo de la tercera y cuarta hoja con un vernier electrónico.

Área foliar por plántula (cm2): se determinó con un integrador de área foliar (LI-3100, LI-COR®, EUA).

Peso seco total por plántula (g): se obtuvo de las mismas plántulas utilizadas para obtener el área foliar; para ello, las plántulas se colocaron dentro de bolsas de papel y se secaron en una estufa a 70 °C hasta peso constante.

Razón de área foliar (cm2 área foliar·g-1 de peso seco): se estimó como el área foliar formada por gramo de peso seco total de la plántula.

También se determinaron variables de rendimiento y sus componentes: número de flores por planta, número de frutos cosechados por planta, peso de fruto (g) y rendimiento por planta (g·planta-1).

Los datos obtenidos se sometieron a análisis de varianza y comparación de medias de Tukey (P ≤ 0.05), para lo cual se utilizó el programa estadístico SAS versión 9.1 (SAS Institute, 2002).

Resultados y discusión

Variables morfológicas y peso seco en plántula

El análisis de varianza (datos no mostrados) indicó que a los 30 y 45 dds hubo diferencias altamente significativas entre volúmenes de cavidad en todas las variables morfológicas y peso seco, mientras que a los 60 dds hubo diferencias altamente significativas para área foliar y razón de área foliar, y diferencias significativas para altura de plántula y diámetro de tallo, pero no para peso seco de plántula.

Las pruebas de comparación de medias (Cuadro 1) muestran que a los 30 dds las plántulas que crecieron en charolas con cavidades de 250 mL tenían 1.41 cm más de altura, tallos con 0.88 mm más gruesos, un incremento en área foliar de 140 %, el doble de peso seco y 15 cm2 más área foliar por cada g de peso seco total formado respecto a las plántulas producidas en charolas con cavidades de 25 mL; dichas diferencias fueron significativas. A los 45 dds, las diferencias entre ambos tratamientos se acentuaron aún más: la altura de plántula en contenedores de 250 mL fue 13.8 cm mayor, el diámetro de tallo fue 1.42 mm más grueso, el área foliar fue 96 cm2 mayor y tuvieron el doble de peso seco; únicamente la razón de área foliar fue 13.1 cm2 menor.

Cuadro 1 Comparaciones de medias de variables morfológicas y peso seco en plántulas de jitomate desarrolladas en dos volúmenes de contenedor. 

Volumen de contenedor (mL) Altura (cm) Diámetro de tallo (mm) Área foliar (cm2) Peso seco (g) Razón de área foliar (cm2·g-1)
30 dds
25 7.15 bz 2.55 b 24.48 b 0.42 b 55.9 b
250 8.56 a 3.43 a 58.83 a 0.84 a 70.7 a
DMSH 0.25 0.20 4.71 0.10 4.57
45 dds
25 18.60 b 4.38 b 123.02 b 0.88 b 140.0 a
250 32.45 a 5.80 a 219.40 a 1.79 a 126.9 b
DMSH 1.24 0.32 19.70 0.19 11.48
60 dds
25 42.56 b 5.81 b 628.67 a 5.62 a 111.7 a
250 47.90 a 6.26 a 461.71 b 5.41 a 86.8 b
DMSH 3.05 0.39 92.09 0.87 10.59

dds = días después de la siembra; DMSH = diferencia mínima significativa honesta. zMedias con la misma letra dentro de cada columna y fecha de evaluación no difieren estadísticamente (Tukey, P ≤ 0.05).

Los resultados obtenidos, tanto a los 30 como a los 45 dds, se pueden explicar porque en los tratamientos con mayor volumen de contenedor (250 mL por cavidad), durante los primeros 35 dds (momento en que se realizó el trasplante de las plántulas en cavidades de 25 mL), la raíz creció con menos limitaciones de agua, oxígeno y nutrimentos que las plántulas que crecían en 25 mL de sustrato, como también lo han señalado Ruff, Krizek, Mirecki, y Inouye (1987) y Wien (1999) en el cultivo de tomate. De acuerdo con Sakurai, Ogawa, Kawashima, y Chino (2007), también influyó que las densidades relativamente bajas con que se manejaron las plántulas en cavidades de 250 mL (entre 75 y 300 plántulas·m2) permitieron una mayor intercepción de radiación solar por planta. Lo anterior se tradujo en una mayor tasa de producción de fotoasimilados y, en consecuencia, de materia seca (peso seco) acumulada para un mayor crecimiento y desarrollo de las plántulas en comparación con las manejadas en charolas de 25 mL a densidades de población mayores (entre 250 y 1,000 plántulas·m-2).

A los 60 dds, las plántulas desarrolladas en charolas de 60 cavidades, con volumen de contenedor de 250 mL, también tenían mayor altura (5.3 cm) y mayor diámetro de tallo (0.45 cm) respecto de las plantas desarrolladas en charolas de 200 cavidades, a pesar de que estas últimas ya llevaban 25 días de haber sido trasplantadas y, por lo tanto, estaban en un ambiente menos limitado tanto en la parte aérea como en la raíz. Por el contrario, el área foliar por planta en las charolas de 60 cavidades fue menor en 167 cm2, pero en peso no se observaron diferencias estadísticas. Con el mayor volumen de contenedor, la razón de área foliar siguió siendo significativamente menor en 25 cm2 (Cuadro 1).

Respecto a las densidades de población en cada volumen de cavidad, los análisis de varianza (datos no mostrados) indican que a los 30 dds se encontraron diferencias altamente significativas para altura de plántula, área foliar y razón de área foliar, pero no para diámetro de tallo ni peso seco de plántula. A los 45 dds, se tuvieron diferencias altamente significativas en altura de plántula, y con el contenedor de 250 mL hubo diferencias significativas en razón de área foliar. A los 60 dds, sólo se detectaron diferencias altamente significativas en altura de plántula.

En el Cuadro 2 se presentan las comparaciones de medias de los tratamientos de densidad de población (1,000, 750, 500 y 250 plántulas·m-2) que se evaluaron en charolas de 200 cavidades de 25 mL y que se trasplantaron a los 35 dds.

Cuadro 2 Comparaciones de medias de variables morfológicas y peso seco en plántulas de jitomate desarrolladas en contenedores de 25 mL a diferentes densidades de población. 

Densidad (plántulas·m-2) Altura (cm) Diámetro de tallo (mm) Área foliar (cm2) Peso seco (g) Razón de área foliar (cm2·g-1)
30 dds
1,000 7.95 az 2.77 a 34.25 a 0.52 a 63.7 a
750 7.70 a 2.52 a 22.30 ab 0.35 a 62.1 ab
500 7.50 a 2.55 a 24.25 ab 0.45 a 52.4 bc
250 5.47 b 2.35 a 17.15 b 0.37 a 45.2 c
DMSH 0.90 0.64 13.08 0.24 10.69
45 dds
1,000 20.82 a 4.32 a 134.05 a 0.90 a 146.75 a
750 18.82 b 4.45 a 116.40 a 0.80 a 144.75 a
500 19.50 ab 4.60 a 125.23 a 0.92 a 135.50 a
250 15.27 c 4.17 a 116.40 a 0.90 a 133.00 a
DMSH 1.97 0.86 50.81 0.25 27.97
60 dds
1,000 45.2 a 5.65 a 696.4 a 6.12 a 114 a
750 42.9 ab 5.62 a 673.3 a 6.12 a 110 a
500 44.5 ab 5.97 a 573.3 a 5.27 a 109 a
250 37.7 b 6.02 a 571.8 a 4.97 a 114 a
DMSH 7.15 0.73 340.95 3.08 29.20

dds = días después de la siembra; DMSH = diferencia mínima significativa honesta. zMedias con la misma letra dentro de cada columna y fecha de evaluación no difieren estadísticamente (Tukey, P≤ 0.05).

En el Cuadro 2 se observa que a los 30 dds la altura de plántula con la menor densidad (250 plántulas·m-2) fue significativamente menor al testigo (1,000 plántulas·m-2); lo mismo ocurrió con el área foliar y la razón de área foliar. En diámetro de tallo y peso seco no se detectaron diferencias estadísticas. A los 45 y 60 dds, las diferencias en altura entre dichos tratamientos fueron más notables y estadísticamente significativas (5.5 cm de diferencia entre ambos tratamientos a los 45 dds, y 7.5 cm de diferencia a los 60 dds). Estos resultados sugieren que con densidades altas en el semillero existe competencia por luz, lo cual favorece la elongación de las plántulas (Higuchi, Sumitomo, Oda, Shimizu, & Hisamatsu, 2012). Por ello, el tratamiento con menor densidad de población (250 plántulas·m-2) redujo el efecto de competencia por luz, lo cual se manifestó como una disminución en la altura de plántula.

Por lo anterior, se puede inferir que la menor densidad de población genera un patrón de calidad de la luz que permite que las hojas inferiores del dosel, que normalmente son las más desfavorecidas por la radiación natural, también reciban luz suficiente (Jishi, 2018). Además, hay que considerar que la luz dentro del dosel es más rica en rojo y azul, colores que cuando predominan reducen la elongación (Tewolde et al., 2018). De acuerdo con Taiz, Zeiger, Møller, y Murphy (2015), a partir de cierto umbral de densidad de población, la competencia por luz ocasiona síntomas de etiolación, siendo la elongación del tallo el más visible.

Las demás variables evaluadas no presentaron diferencias estadísticas entre densidades a los 45 y 60 dds.

La comparación de medias de las densidades de población de plántulas cultivadas en charolas de 60 cavidades de 250 mL de capacidad (Cuadro 3) muestra que a los 30 dds las plántulas con mayor densidad (300 plántulas·m-2) tuvieron una altura significativamente mayor con respecto al resto de las densidades; en donde la altura disminuyó conforme se redujo la densidad de plántula. También se encontraron disminuciones significativas en área foliar y en razón de área foliar al reducirse la densidad de población. El diámetro de tallo y el peso seco de planta no mostraron diferencias significativas.

Cuadro 3 Comparaciones de medias de variables morfológicas y peso seco en plántulas de jitomate desarrolladas en contenedores de 250 mL a diferentes densidades de población. 

Densidad (plántulas·m-2) Altura (cm) Diámetro de tallo (mm) Área foliar (cm2) Peso seco (g) Razón de área foliar (cm2·g-1)
30 dds
300 10.57 az 3.77 a 59.47 ab 0.82 a 70.4 ab
200 8.77 b 3.47 a 72.40 a 0.87 a 85.4 a
150 7.52 c 3.30 a 52.57 b 0.80 a 66.9 b
75 7.37 c 3.17 a 50.90 b 0.87 a 60.1 b
DMSH 0.74 0.63 15.64 0.35 15.78
45 dds
300 44.47 a 6.05 a 230.60 a 1.52 a 158 a
200 35.90 b 5.95 a 239.35 a 1.82 a 130 ab
150 28.67 c 5.60 a 215.48 a 1.80 a 123 bc
75 20.75 d 5.62 a 192.18 a 2.02 a 96.5 c
DMSH 4.41 0.68 70.93 0.77 31.78
60 dds
300 58.1 a 5.77 a 428.00 a 4.85 a 91.1 a
200 54.8 a 6.37 a 541.28 a 5.90 a 93.2 a
150 42.1 b 6.42 a 457.05 a 5.12 a 90.0 a
75 36.6 b 6.50 a 420.53 a 5.77 a 73.1 a
DMSH 7.30 0.74 132.58 2.18 31.42

dds = días después de la siembra; DMSH = diferencia mínima significativa honesta. zMedias con la misma letra dentro de cada columna y fecha de evaluación no difieren estadísticamente (Tukey, P ≤ 0.05).

A los 45 dds, la altura de plántula con la mayor densidad (300 plántulas·m-2) aumentó 24 cm con respecto a la menor densidad (75 plántulas·m-2). Asimismo, la razón de área foliar disminuyó significativamente al reducir la densidad, pero en las variables diámetro de tallo, área foliar y peso seco no se encontraron diferencias estadísticas entre densidades. A los 60 dds, también hubo diferencias significativas en altura entre el tratamiento con mayor y menor densidad, mientras que en el resto de las variables no se observaron diferencias estadísticas. Las diferencias en altura se explican por la mayor competencia de las plántulas por la luz conforme aumenta la densidad de población, competencia que se acentúa en las etapas tardías de semillero y que provoca elongación (Kozai, 2016; Wien, 1999).

Todos los tratamientos en charolas de 60 cavidades con 250 mL de capacidad permitieron el trasplante hasta los 60 dds, requisito indispensable para lograr cuatro ciclos de cultivo al año en lugar de los tres que se pueden alcanzar con trasplantes de menor edad (Sánchez-del Castillo et al., 2012). Sin embargo, la labor del trasplante fue más complicada con las plántulas que se manejaron a alta densidad (300 y 200 plántulas·m-2), debido a que presentaban mayor altura (58.1 y 54.8 cm, respectivamente) y entrenudos largos, por lo que requirieron tutoreo inmediato para evitar daños físicos a las plántulas. Esto no ocurrió en las plántulas que crecieron con la menor densidad (75 plántulas·m-2), las cuales tuvieron una altura al trasplante de 36.6 cm. Con la densidad de 150 plántulas·m-2, la altura de plántula a los 60 dds fue 5.5 cm más que con 75 plántulas·m-2, sin registrarse diferencia estadística. Además, con 150 plántulas·m-2, el espacio que se ocupa en semillero es 50 % menor, por lo que esta densidad también puede ser recomendada para lograr cuatro ciclos de cultivo al año sin que se afecte la calidad de plántula al trasplante.

Variables de rendimiento y sus componentes

De acuerdo con los análisis de varianza (datos no mostrados) y las comparaciones de medias, las variables de rendimiento y sus componentes (número de flores, número de frutos y peso por fruto) no fueron estadísticamente diferentes entre tratamientos en cuanto a los volúmenes de cavidad estudiados (Cuadro 4). Lo anterior indica que extender el trasplante hasta los 60 dds en charolas de 60 cavidades con 250 mL de capacidad permite acortar el ciclo de trasplante a fin de la cosecha a menos de 90 días, con lo que se pueden obtener cuatro ciclos de cultivo al año con plantas de jitomate manejadas a tres racimos sin que se afecte el peso de fruto y el rendimiento por planta.

Cuadro 4 Comparaciones de medias del rendimiento y sus componentes en plántulas de jitomate desarrolladas en dos volúmenes de contenedor. 

Volumen de contenedor (mL) Número de flores por planta Número de frutos por planta Peso de frutos (g) Rendimiento (g·planta-1)
25 19 az 18 a 124 a 2249 a
250 19 a 17 a 127 a 2200 a
DMSH 1.1 1.2 8.1 137.8

DMSH = diferencia mínima significativa honesta. zMedias con la misma letra dentro de cada columna no difieren estadísticamente (Tukey, P ≤ 0.05).

Normalmente, si las plántulas crecen en charolas con cavidades de 25 mL y se trasplantan a los 35 dds se tiene un ciclo de trasplante a fin de cosecha de entre 110 y 115 días, por lo que sólo se pueden lograr tres ciclos completos por año con el sistema de despunte a tres racimos por planta.

El rendimiento promedio obtenido en las plántulas provenientes de charolas de 60 cavidades y establecidas a la densidad de 8 plantas·m-2 de invernadero fue de 2,200 g (17.6 kg·m-2) en un ciclo que duró 85 días de trasplante a fin de cosecha. Con cuatro ciclos por año, a una escala comercial, se podrían obtener en invernadero (con tecnología relativamente sencilla) rendimientos de aproximadamente 700 t·ha-1·año-1. Dicho rendimiento es el doble de lo que normalmente se obtiene en un ciclo anual con un sistema de producción convencional bien manejado en México (Castellanos & Borbón, 2009), e incluso un poco mayor al reportado en otros países como Holanda con invernaderos de alta tecnología (Heuvelink et al., 2018). Rendimientos similares por ciclo, para jitomate saladette a tres racimos por planta en alta densidad de población, han sido reportados en otros trabajos (Sánchez-del Castillo et al., 2012; Sánchez-del Castillo et al., 2014; Sánchez-del Castillo, Moreno-Pérez, Vázquez-Rodríguez, & González-Núñez, 2017).

El trasplante a los 60 dds abre la posibilidad de establecer cuatro ciclos de cultivo al año, sin utilizar contenedores en semillero con mucho volumen de sustrato por plántula, lo cual reduce el espacio y facilita el manejo del semillero y el trasplante.

Las pruebas de comparación de medias de los tratamientos de densidad de población manejados en charolas con cavidades de 25 mL (Cuadro 5) muestran que no hubo diferencias significativas en las variables de rendimiento y sus componentes. Tampoco se encontraron diferencias estadísticas en dichas variables cuando las plántulas se manejaron en charolas de 60 cavidades con 250 mL de capacidad (Cuadro 6).

Cuadro 5 Comparaciones de medias del rendimiento y sus componentes en plántulas de jitomate desarrolladas en contenedores de 25 mL a diferentes densidades de población. 

Densidad (plántulas·m-2) Número de flores por planta Número de frutos por planta Peso de fruto (g) Rendimiento (g·planta-1)
1,000 19 az 19 a 117 a 2175 a
750 19 a 18 a 128 a 2305 a
500 20 a 18 a 129 a 2325 a
250 19 a 18 a 120 a 2202 a
DMSH 2.4 3.1 16.7 398.0

DMSH = diferencia mínima significativa honesta. zMedias con la misma letra dentro de cada columna no difieren estadísticamente (Tukey, P≤ 0.05).

Cuadro 6 Comparaciones de medias del rendimiento y sus componentes en plántulas de jitomate desarrolladas en contenedores de 250 mL a diferentes densidades de población. 

Densidad (plántulas·m-2) Número de flores por planta Número de frutos por planta Peso de fruto (g) Rendimiento (g·planta-1)
300 19 az 18 a 124 a 2232 a
200 19 a 16 a 133 a 2142 a
150 19 a 17 a 127 a 2160 a
75 19 a 18 a 126 a 2300 a
DMSH 3.0 2.3 26.2 257.9

DMSH = diferencia mínima significativa honesta. zMedias con la misma letra dentro de cada columna no difieren estadísticamente (Tukey, P ≤ 0.05).

Estos últimos resultados indican que, en el intervalo de las densidades de población evaluadas en semillero, es posible prolongar la edad de trasplante hasta los 60 dds sin efectos adversos en el rendimiento final. Lo anterior hace posible programar cuatro ciclos de cultivo al año e incrementar el rendimiento en 25 % en comparación con el sistema de tres ciclos.

En las densidades de población de 75 y 150 plántulas·m-2 es recomendable la primera debido a que se forman plantas de menor altura, lo que facilita la manipulación de las plantas al momento del trasplante.

Conclusiones

Bajo las condiciones en que se realizó el experimento, el volumen de cavidad de las charolas y las densidades de población no influyeron en el número de flores o frutos por planta, ni en el peso de fruto o el rendimiento final por planta.

En las densidades de población evaluadas en charolas de 60 cavidades con 250 mL de capacidad, las plántulas de 60 dds se trasplantaron con éxito, y sin efectos adversos en el crecimiento y el rendimiento por planta.

Por facilidad de manejo, las charolas de 60 cavidades con 250 mL de capacidad y la densidad de 75 plántulas·m-2 fueron las más adecuadas debido a que se desarrollaron plantas de menor altura.

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Recibido: 03 de Junio de 2020; Aprobado: 30 de Noviembre de 2020

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