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Revista de la Sociedad Química de México

versión impresa ISSN 0583-7693

Rev. Soc. Quím. Méx vol.48 no.4 Ciudad de México oct./dic. 2004

 

Reseña

 

XXXIX Congreso Mexicano de Química y XXIII Congreso Nacional de Educación Química*

 

Víctor M. Loyola Vargas

 

Unidad de Bioquímica y Biología Molecular de Plantas. Centro de Investigación Científica de Yucatán. Calle 43 No. 130. Col. Chuburná de Hidalgo. CP 97200. Mérida, Yucatán. E-mail: vmloyola@cicy.mx Tel: (999)-981-3900

 

C. Gobernador Constitucional del Estado de Yucatán, Patricio Patrón Laviada, señores rectores y directores, directivos de nuestra Sociedad, amigos invitados, compañeros académicos y estudiantes que nos acompañan en esta inauguración.

La ciencia es una actividad creativa, cuyo objetivo es la comprensión de la naturaleza y de las leyes que gobiernan a los procesos naturales, y cuyo producto es el conocimiento; en tanto que la tecnología es una actividad transformadora, igualmente creativa, mas su objetivo es el aprovechamiento de la naturaleza, y sus productos son bienes de consumo o de servicio. Por ello, la ciencia está indisolublemente unida a la tecnología, así como a la educación, a las humanidades y a la cultura. Adicionalmente haciendo ciencia se forman a los nuevos científicos y a los profesionales que se requieren para crear las nuevas tecnologías y asimilar las nuevas metodologías.

La Química es una ciencia que ayuda al hombre a comprender la naturaleza y transformarla en su beneficio. La Química es tan antigua como la humanidad misma. Las primeras evidencias bien documentadas que se tienen del desarrollo de la química nos las proporcionaron los egipcios. El embalsamamiento de los cadáveres, el uso de jabones y perfumes, así como de pigmentos de origen vegetal y mineral que empleaban, el uso de aditivos en los alimentos y la fabricación de pan, vino y cerveza, muestran cuan profundo era su conocimiento químico.

En México la Química ha tenido una larga tradición. Los habitantes de Mesoamérica y de la Península de Yucatán tenían un profundo conocimiento del uso de las plantas como agentes medicinales. Pero también las empleaban para la tinción de telas y el trazado y pintado de murales y como adhesivo para mantener la pintura sobre los muros.

En todos los casos este conocimiento requería que se conocieran los métodos de extracción, preparación, y aplicación de los principios activos contenidos en las plantas y en las demás fuentes de las cuales eran obtenidos estos compuestos. En otras palabras de la Química.

Ya en el siglo XIX la Química toma una forma más sistemática, gracias a dos glorias de la Ciencia Mexicana: los químicos Andrés Manuel del Río y Leopoldo Río de la Loza. Del primero, nuestra Sociedad tomó prestado el nombre para el premio que se otorga a los investigadores mexicanos más sobresalientes en esta área del conocimiento. Don Andrés descubrió el vanadio en 1801 en un mineral de plomo. Primero lo denominó pancromo, debido a que los colores eran parecidos a los del cromo, y luego eritronio debido al color de sus sales. Don Leopoldo Río de la Loza, realizó importantes aportaciones, principalmente por sus trabajos en química de productos naturales, y por la creación de cátedras y nuevas instituciones. Entre sus obras, la elaboración de la Nueva Farmacopea Mexicana en 1874 sentó las bases científicas de todas las que le siguieron. Su nombre ha sido perpetuado de diversas formas, entre otras en el premio en Ciencias que otorga el estado de Querétaro.

Ya en el siglo pasado, con la llegada de los químicos españoles que vinieron a refugiarse a nuestro país, nace el Instituto de Química de la UNAM, Institución que junto con la Escuela de Química de la misma universidad, se convirtieron en la base del desarrollo químico del país.

El desarrollo de las técnicas de extracción y síntesis de los compuestos esferoidales al final de la década de los 40's del siglo pasado por el grupo de químicos encabezados por el Dr. Carl Djerassi y entre los que se encontraban un numeroso grupo de jóvenes y talentosos investigadores mexicanos, llevó a la química mexicana a los primeros planos de la investigación química mundial.

Hoy en día, la química mexicana, y a pesar de las carencias presupuestales que ha estado viviendo la ciencia mexicana en los últimos años, sigue generando conocimiento de frontera que se publica en las mejores revistas del campo y apoyan el desarrollo de la industria química nacional.

Sin embargo, necesitamos mejores químicos para desarrollar los combustibles del futuro, para sustituir a los petroquímicos, producir nuevos plásticos y medicinas, sanear el medio ambiente y contribuir al conocimiento de los genomas de los seres vivos.

La ciencia es la única solución que tenemos para resolver nuestros problemas. Es la base del desarrollo tecnológico, y ésta es la forma de adicionar riqueza a nuestras materias primas. Para ello necesitamos científicos. Formar científicos requiere de tiempo y requiere de nuestros jóvenes más talentosos, por ello debemos iniciar su preparación tan temprano como sea posible.

Hace unos días el escritor Carlos Fuentes decía que es necesario "mantener la imaginación y el lenguaje. Sin imaginación y sin lenguaje, una sociedad no prospera, no funciona", yo me permitiría añadir a la imaginación y al lenguaje, la ciencia.

Nuestra Sociedad fue constituida el 16 de marzo de 1956 y organizó su primer congreso en el año de 1965. Hoy se inicia la XXXIX edición de nuestro congreso. Somos una de las sociedades científicas más antiguas y de mayor tradición de México.

Tuve la fortuna de iniciar mi participación en los congresos de la Sociedad cuando aún era estudiante, y de presentar mi primer trabajo científico, el de mi tesis de licenciatura, en el VI Congreso, en la ciudad de Culiacán, en abril de 1970. Esta reunión anual ha sido un foro muy importante para mi labor científica, así como para conocer el avance de la Química en México. Hoy tenemos un congreso que reúne casi 600 trabajos entre trabajos libres e invitados y esperamos contar con una asistencia de cerca de 900 colegas.

Durante el solsticio de verano los esquimales se reúnen para su ceremonia más importante del año. Dan a conocer a los demás miembros de las familias los niños nacidos durante el año, se forman las nuevas parejas, se eligen nuevos líderes, se intercambian información. Es una reunión llena de simbolismo y vital para la sobrevivencia de la tribu. Los antropólogos que se dedican al estudio de las comunidades como la nuestra, el de las tribus científicas, nos dicen que nuestros congresos, seminarios, y reuniones como ésta, tienen el mismo significado tribal que las de los esquimales y otras tribus alrededor del mundo. Estoy seguro que durante los siguientes días habremos conocido a nuevos colegas, establecido alianzas, adquirido nuevos conocimientos, cambiado nuestra visión de como enseñar la ciencia a nuestros estudiantes y como la Química está contribuyendo al desarrollo de nuestro país.

Espero que para los jóvenes que hoy nos acompañan y están participando por primera vez en una reunión científica, o están presentando los resultados de sus trabajos de investigación por primera vez, sea el inicio de una fructífera labor científica. En ustedes está la continuidad de nuestra Sociedad Química de México, del avance de la Química y del futuro de México.

 

Nota

* Palabras pronunciadas en la inauguración del XXXIX Congreso Mexicano de Química y XXIII Congreso Nacional de Educación Química. Mérida, Yucatán. 3 de Octubre del 2004.

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