Antecedentes
Los estados hipertensivos del embarazo son una de las complicaciones más frecuentes de la gestación, pues aparecen entre 3 y 8% de todos los embarazos en el mundo.1
Los estados hipertensivos del embarazo incluyen diferentes padecimientos, cuyo nexo común es la hipertensión arterial: preeclampsia, eclampsia, hipertensión gestacional, hipertensión crónica e hipertensión crónica con preeclampsia sobreañadida.1,2,3 De este grupo, el más frecuente es la hipertensión gestacional, que complica incluso 5% de los embarazos, seguido de la preeclampsia en 1-2%.4 La importancia de estos diferentes síndromes no sólo radica en que aumentan el riesgo de morbilidad y mortalidad materna y neonatal inmediatas, sino que además, en la actualidad existe evidencia de los efectos a largo plazo de los estados hipertensivos del embarazo. Se han asociado con incremento del riesgo de enfermedad cardiovascular, con mayor incidencia de hipertensión crónica (hipertensión arterial), enfermedad cardiaca isquémica, infarto cerebral y tromboembolismo venoso; además, aumento de la mortalidad incluso a edades premenopáusicas.1,5
La mayor parte de los metanálisis recientes estima que las mujeres con preeclampsia tienen tres veces más riesgo de padecer hipertensión arterial que las mujeres embarazadas con tensión arterial normal.6 Así, la American Heart Association considera que los antecedentes de preeclampsia o hipertensión gestacional son factores de riesgo para el inicio posterior de enfermedad cardiovascular.7
En los últimos años se ha reportado un aumento de la tasa de hipertensión arterial en las mujeres del grupo de edad más joven. La hipertensión arterial constituye el principal factor de riesgo de enfermedad vascular cardiaca y cerebral.6 Se trata de un factor de riesgo modificable, por lo que el retraso diagnóstico y terapéutico de la hipertensión arterial supone un incremento de la probabilidad de que se produzca la enfermedad cardiovascular consecuente.8
El mecanismo por el que los estados hipertensivos del embarazo aumentan el riesgo de hipertensión arterial es multifactorial, aunque aún no esté debidamente dilucidado. Ambas afecciones comparten marcadores de riesgo y su clínica es muy parecida. Los estudios previos9 sugieren que se asocian con anomalías fisiopatológicas secundarias a la disfunción endotelial. El estrés metabólico del embarazo puede desencadenar esta predisposición a la enfermedad vascular, que inicialmente se manifiesta como estados hipertensivos del embarazo. Después de la gestación desaparece el estrés y las mujeres retornan a un estado de tensión normal, subclínica, que con el paso del tiempo reaparece como hipertensión arterial o evento cardiovascular.
Aún no se determina, por completo, qué factores predicen el inicio de la hipertensión arterial en mujeres con antecedente de estados hipertensivos del embarazo.9 Por lo tanto, el objetivo principal de nuestro estudio fue: valorar la incidencia de hipertensión arterial en los dos grupos más frecuentes de estados hipertensivos del embarazo (preeclampsia e hipertensión gestacional). El objetivo secundario: identificar los factores de riesgo gestacionales que puedan predecir el inicio posterior de hipertensión arterial en estas poblaciones, con la finalidad de establecer una cohorte con mayor riesgo en la que puedan iniciarse medidas preventivas y terapéuticas de forma temprana.
Materiales y métodos
Estudio de casos y controles anidados en una cohorte. Se incluyeron las pacientes que en nuestro centro, entre 2000 y 2010, recibieron el diagnóstico de estados hipertensivos del embarazo. Se excluyeron quienes tuvieron diagnóstico previo al embarazo de hipertensión arterial crónica.
Para fines de estudio se conformaron dos cohortes diferenciadas: Grupo de casos: pacientes con antecedente de estados hipertensivos del embarazo que durante el tiempo de seguimiento se les diagnosticó hipertensión arterial. Grupo control: pacientes con antecedente de estados hipertensivos del embarazo que durante el periodo de seguimiento no tuvieron hipertensión arterial.
En ambas cohortes se estudiaron factores clínicos y bioquímicos de la gestación índice que pudieran ser predictivos de la evolución a hipertensión arterial. Cuadro 1
Al inicio se realizó un análisis descriptivo en el que las variables cualitativas se expresaron como frecuencia y porcentaje. Las variables continuas se expresaron como media ± desviación estándar, mediana y mínimo-máximo. Para conocer la normalidad de las variables se aplicaron las pruebas de Kolmogorov- Smirnov-Shapiro-Wilk.
Para determinar la potencial asociación entre las variables de estudio y la hipertensión arterial posterior se efectuaron pruebas paramétricas y no paramétricas (χ2, t de Student, U de Mann-Whitney) y para detectar la relación o interacción entre las diferentes variables se estudiaron las correlaciones.
Mediante el estudio de supervivencia de Kaplan Meier (prueba de Log-Rank) se obtuvo la influencia de las diferentes variables gestacionales en el inicio posterior de hipertensión arterial en función del parámetro tiempo y los modelos de COX (proportional hazards model) para las variables categóricas.
En todos los análisis se consideraron estadísticamente significativas las diferencias con p<0.05. Los análisis se realizaron con los programas SPSS15.0, Epidat 4.1 y el libre R (http://www.r-project.org) -library survival, library smoothHR-.
Definiciones
Gestación índice: embarazo complicado con estados hipertensivos del embarazo.
Estados hipertensivos del embarazo: hipertensión gestacional, preeclampsia, eclampsia y síndrome HELLP.5
Hipertensión gestacional: hipertensión de nueva aparición en una embarazada con amenorrea mayor de 20 semanas o que desaparece en las 12 primeras semanas del puerperio en una paciente con tensión arterial previa normal, sin proteinuria asociada.5,10,11
Preeclampsia: tensión arterial sistólica ≥ 140 mmHg o tensión arterial diastólica ≥ 90 mmHg después de las 20 semanas de amenorrea asociada con proteinuria.5,12
Proteinuria: concentración de proteínas en orina mayor de 0.3 g/L en 24 horas o una tasa de proteinuria-creatinina ≥ 0.7 mg/mg, en ausencia de infección urinaria.5,15
Preeclampsia temprana: la que se diagnostica antes de la semana 34 de amenorrea.11
Preeclampsia tardía: la que se diagnostica a partir de las 34 semanas de amenorrea.11
Eclampsia: convulsiones antes, durante o después del parto en ausencia de trastornos neurológicos adicionales en una mujer con preeclampsia.11
Hipertensión arterial crónica: tensión arterial sistólica ≥ 140 mmHg o tensión arterial diastólica ≥ 90 mmHg en paciente no embarazada o en tratamiento con fármacos antihipertensivos.6
Prematurez: amenorrea al parto inferior a 37 semanas.13
Feto pequeño para la edad gestacional: peso fetal menor al percentil 10 para las tablas poblacionales de peso.13
Restricción del crecimiento intrauterino: peso fetal menor al percentil 3 o menor a un percentil 10 con alteraciones fluxométricas.15
RESULTADOS
Se estudiaron 134 pacientes y se eliminaron 13 por carencia de datos del diagnóstico posterior de hipertensión arterial (Figura 1): 50 embarazadas con antecedente de estados hipertensivos del embarazo que en el tiempo de seguimiento recibieron el diagnóstico de hipertensión arterial; y 71 pacientes con antecedente de estados hipertensivos del embarazo que durante el seguimiento no tuvieron hipertensión arterial.
La incidencia de hipertensión arterial fue de 41.3% (n=50) (IC 95%: 32.1-50.5), pero solo fue posible valorarla en 90.3% de los casos porque el resto de la muestra carecía de registros de tensión arterial. En la cohorte de mujeres con antecedente de preeclampsia la incidencia de hipertensión arterial fue de 40.4%; en el grupo de hipertensión gestacional alcanzó 46.6%.
El tiempo promedio transcurrido hasta el diagnóstico de hipertensión arterial fue de 11.7 años (IC95%: 10.6-12.9). Se estimó que a los 15.3 años 50% de las mujeres con antecedente de estados hipertensivos del embarazo tendrían hipertensión arterial.
Se comparó si diferentes factores clínicos, determinados en el episodio de estados hipertensivos del embarazo, pueden funcionar como factores de riesgo de inicio posterior de hipertensión arterial. La comparación de las variables continuas entre los casos y controles se encuentra en el Cuadro 2; ninguna de las variables estudiadas tuvo asociación con mayor riesgo posterior de padecer hipertensión arterial.
Al analizar las variables gestacionales categóricas, solo la multiparidad tuvo significación estadística para el posterior inicio de hipertensión arterial (Cuadro 3).
IMC: índice de masa corporal; TAd: tensión arterial diastólica determinada en la semana 11-13; TAs: tensión sistólica determinada en la semana 11-13; GOT: valor máximo de transaminasa glutámicooxalacética; GPT: valor máximo de transaminasa glutámico-pirúvica; RCIU: retraso del crecimiento intrauterino
Estudio de supervivencia de Kaplan-Meier (prueba de Log-Rank)
Las embarazadas multíparas, en la gestación índice, tuvieron un tiempo medio para el inicio de hipertensión arterial de 10.7 ± 0.7 años (IC 95%: 9.2-12.2), mientras que en las primíparas el tiempo medio para el inicio fue de 12.7 ± 0.7 años (IC 95%:11.25-14.3). Las primíparas iniciaron con hipertensión arterial más tardíamente que las multíparas, con significación estadística (p=0.05). Figura 2
Cuando el IMC en la gestación índice fue inferior a 30, el tiempo medio para el inicio de hipertensión arterial fue de 12.6 ± 0.9 años (IC 95%: 10.8-14.4); por el contrario, cuando el IMC fue ≥ 30 este tiempo se acortó a 10.8 ± 1.0 años (IC 95%: 8.8-12.9). La diferencia estadística entre ambos grupos no fue significativa (p = 0.2). Figura 3
Cuando el valor máximo de la transaminasa glutámico-oxalacética en la gestación índice fue menor de 100 UI/L, este grupo de pacientes inició con hipertensión arterial a los 11.9 ± 0.6 años (IC 95%: 10.6-13.1); si el valor de la transaminasa glutámico-oxalacética fue mayor o igual a 100 UI/L el cuadro se inició a los 10.4 ± 0.9 años (IC 95%: 8.6-12.2). Aunque estos resultados carecen de significación estadística (p = 0.92), cuando la transaminasa glutámico-oxalacética es superior a 100 UI/L parece determinar un inicio más temprano de la hipertensión arterial.
Al igual que sucede con la transaminasa glutámico-oxalacética, cuando el valor de la transaminasa glutámico-pirúvica fue mayor o igual a 100 UI/L, el inicio de la hipertensión arterial posterior ocurrió 1.3 años antes que si su valor fue menor de 100 UI/L: 10.8 ± 1.1 (IC 95%: 8.5-13.0) vs 12.1 ± 0.63 años (IC 95%: 10.8-13.3). Aunque la determinación de la transaminasa glutámico-pirúvica superior a 100 UI/L parece determinar un inicio más temprano de la hipertensión arterial, tampoco tuvo significación estadística (p=0.43).
Durante la gestación índice se evaluó si el valor máximo registrado de tensión arterial diastólica se comporta como un factor pronóstico para el inicio posterior de hipertensión arterial. Se observó que si la tensión diastólica permanecía inferior a 110 mmHg, el tiempo medio al inicio de la hipertensión arterial fue de 12.1 ± 0.6 años (IC 95%: 10.9-13.4), mientras que cuando el valor máximo de tensión diastólica alcanzó o superó 110 mmHg, el tiempo se redujo a 10.1 ± 1.0 años (IC 95%: 8.0-12.2). Aunque en los casos en los que la tensión diastólica alcanzó valores de gravedad, la hipertensión arterial inició más tempranamente, esta diferencia no fue significativa (p=0.15). Lo mismo se observó al estudiar la tensión arterial sistólica máxima.
Se comparó la probabilidad de padecer hipertensión arterial a lo largo del tiempo entre las pacientes con diagnóstico de preeclampsia e hipertensión gestacional. Las primeras iniciaron con hipertensión arterial en una media de 11.6 ± 0.6 años (IC 95%: 9.4-21.2) y las de hipertensión gestacional en 11.6 ± 1.2 años (IC 95%: 5.2-26.4). No se encontraron diferencias para el inicio posterior de hipertensión arterial entre ambos padecimientos (p=0.98).
Las pacientes con diagnóstico de preeclampsia temprana iniciaron con hipertensión arterial en un tiempo medio de 11.1 ± 0.84 (IC 95%: 7.7-16.9), mientras que las que iniciaron con preeclampsia tardía la tuvieron en un tiempo medio de 12.2 ± 0.7 (IC 95%: 7.0-24.6). No se encontró significación estadística entre ambos grupos (p=0.55). Figura 4
Las mujeres con antecedente de síndrome HELLP tuvieron hipertensión arterial en un tiempo medio de 11.4 ± 1.0 años (IC 95%: 9.4-13.4), mientras que cuando se valoró un recuento normal en la concentración de plaquetas en la gestación índice, el periodo transcurrido para el inicio de hipertensión arterial fue similar, de 11.7 ± 0.6 años (IC 95%: 10.5-13.0), con p=0.97.
Del mismo modo se valoró si el antecedente de prematurez asociado con estados hipertensivos del embarazo modifica la probabilidad de padecer posteriormente hipertensión arterial. El tiempo medio para el inicio de hipertensión arterial en las mujeres con antecedente de estados hipertensivos del embarazo y prematurez fue de 12.0 ± 0.8 (IC 95%: 5-26.7). En el grupo de mujeres sin prematurez asociada el tiempo medio fue de 11.4 ± 0.7 años (IC 95%: 8.4-16.1), con p=0.81. Figura 5
Al realizar el mismo estudio, pero en el grupo de mujeres con grandes prematuros (amenorrea al parto menor de 34 semanas), tampoco se alcanzó la significación estadística (p=0.18).
Las mujeres con diagnóstico de estados hipertensivos del embarazo asociado con feto pequeño para edad la gestacional iniciaron con hipertensión arterial en un tiempo medio de 10.4 ± 0.8 (IC 95%: 8.8-12.0). Cuando el peso fetal estuvo dentro de los límites de la normalidad en la gestación índice, el tiempo medio encontrado fue de 12.4 ± 0.7 (IC 95%: 11.0-13.9). Aunque el tiempo de inicio de la hipertensión arterial en las mujeres con antecedente de feto pequeño para la edad gestacional fue inferior al de las pacientes con fetos de peso normal, esta diferencia no tuvo significación estadística (p=0.11). Figura 6
Al analizar la asociación de estados hipertensivos del embarazo y el retraso en el crecimiento intrauterino se obtuvo el mismo resultado: el retraso en el crecimiento intrauterino acorta el tiempo transcurrido para el diagnóstico de hipertensión arterial, pero carece de significación estadística (p=0.27).
Discusión
En la bibliografía médica se encuentra suficiente evidencia científica que asocia los estados hipertensivos del embarazo con el incremento del riesgo, a largo plazo, de padecer hipertensión arterial, diabetes mellitus, síndrome metabólico y, consecuentemente, incremento de las enfermedades cardiovasculares.16,17 La incidencia de hipertensión arterial se encuentra incrementada en los primeros años posparto luego de una gestación complicada con estados hipertensivos del embarazo.1,18,19 Las mujeres con antecedente de estados hipertensivos del embarazo parecen llegar a padecer hipertensión arterial a menor edad, aproximadamente 6-8 años antes que las que tuvieron tensión arterial normal durante sus embarazos.20
El objetivo principal de nuestro estudio fue: determinar si se podría seleccionar durante la gestación o inmediatamente después, a un grupo de mujeres con diagnóstico de estados hipertensivos del embarazo con una serie de características clínicas o bioquímicas que pudieran predecir un incremento del riesgo de hipertensión arterial futura, de tal modo que se pudieran centrar en ellas los recursos clínicos y económicos para establecer estrategias de control, seguimiento y educación en salud. La gestación podría definirse como una “prueba de esfuerzo” para el inicio posterior de enfermedad cardiovascular y pretender establecer si existe un grupo de pacientes en las que esta sobrecarga gestacional tenga mayor valor predictivo positivo para desencadenar hipertensión arterial.
De todos los factores clínicos y bioquímicos analizados mediante estudio univariante, así como con modelos de Kaplan-Meier que pretenden predecir el inicio de un evento relacionado con la variable tiempo (Cuadros 1 y 2), solo se encontró significación estadística para el posterior inicio de hipertensión arterial en la multiparidad. Cuando los estados hipertensivos del embarazo aparecen en la gestante “no primípara”, ésta tiene mayor riesgo de padecer a posteriori hipertensión arterial, independientemente de otros factores clínicos. Además, las multíparas tendrán hipertensión arterial antes que las nulíparas (10.7 vs 12.7 años). Este hallazgo nos planteó la duda acerca de si las multíparas realmente ya eran hipertensas antes de la gestación índice, pero en nuestros criterios de inclusión se habían eliminado todas las mujeres con dicho diagnóstico y, además, se había valorado en toda la cohorte el valor de tensión arterial sistólica y diastólica entre las semana 11-13 y, en nuestro grupo de multíparas, no encontramos ninguna que cumpliera con los criterios de hipertensión arterial crónica antes de las 20 semanas.
Shopen y su grupo,12 en su trabajo publicado en 2016, luego de estudiar 108 mujeres con antecedente de estados hipertensivos del embarazo y compararlas con 87 que tuvieron tensión arterial normal en su gestación, con un seguimiento medio de 23 años, coinciden con nuestros resultados: la multiparidad asociada con estados hipertensivos del embarazo representa un factor de riesgo de inicio posterior de hipertensión arterial. Refieren que 61.8% de las pacientes multíparas tendrán hipertensión arterial posterior, comparado con 18.8% de las nulíparas (p<0.001). Pero no les fue posible calcular el índice de riesgo por tratarse de una muestra pequeña. La multiparidad como factor de riesgo de hipertensión arterial posterior también la estudiaron otros autores(20-24 que llegaron a las mismas conclusiones.
Por lo que se refiere al IMC, se llevó a cabo el estudio con variable continua y categórica, con punto de corte en 30 puesto que es el que define la obesidad, según los criterios de la OMS. Se observó que si cuando el IMC es ≥ 30, el tiempo medio de inicio de la hipertensión arterial se acortaba 1.7 años respecto de las pacientes con IMC < 30, sin que estas diferencias tuvieran significación estadística. Varios estudios han investigado a la obesidad como factor predictor independiente de hipertensión arterial crónica posterior en mujeres con estados hipertensivos del embarazo y algunos de ellos, como el estudio israelí de Shopen y su grupo12 y el estudio retrospectivo de Hwang y sus coautores,25 demostraron ese mayor riesgo con índices de masa corporal elevados.12 En la revisión de Shopen y su equipo12 existen diferencias entre las dos cohortes con respecto al IMC, por lo que no serían comparables y, por lo tanto, los resultados no son concluyentes.
El análisis del tipo de estados hipertensivos del embarazo como factor de riesgo de hipertensión arterial futura es controvertido.12 Algunos autores encuentran varias asociaciones entre el tipo de trastorno hipertensivo gestacional (preeclampsia, hipertensión gestacional) e hipertensión arterial posterior. Veerbeek y sus colaboradores26 encuentran que la prevalencia de hipertensión arterial es de 25% en la preeclampsia tardía y de 39% en la hipertensión gestacional.
En el metanálisis efectuado por Bellamy y sus colegas20 mostró que el riesgo relativo de hipertensión arterial posterior a una gestación complicada con preeclampsia fue de 3.7 (IC 95%: 2.7-5.0) y en caso de hipertensión gestacional de 3.3. Lykke y sus colaboradores,24 en un gran estudio poblacional danés donde compararon mujeres con gestación índice complicada con estados hipertensivos del embarazo versus un grupo poblacional de mujeres con tensión arterial normal, observaron una graduación del riesgo en función del tipo y gravedad de los estados hipertensivos del embarazo. Así, la hipertensión gestacional tendrá un riesgo posterior de hipertensión arterial de 5.3, la preeclampsia leve de 3.6 y la preeclampsia grave de 6.0. Marín y su grupo,27 en su estudio que comparó pacientes con estados hipertensivos gestacionales versus embarazadas con tensión arterial normal, encontraron resultados similares: la hipertensión arterial fue más frecuente después de la hipertensión gestacional (54%) que en la preeclampsia (38%), eclampsia (14%) o gestaciones con tensión arterial normal (14%) (razón de momios para la hipertensión gestacional versus tensión arterial normal = 7.2; IC 95%: 3.4-14.8; p <0.001, y razón de momios para la preeclampsia versus normotensos = 3.7; IC95% = 1.7-7.9; p <0.001). Entre sus datos destaca que las mujeres con eclampsia tenían el mismo riesgo de hipertensión arterial posterior que las de tensión arterial normal durante la gestación.
Forest y sus colaboradores28 no encontraron esa asociación (como ocurre en el análisis de nuestra cohorte). Estos autores no encontraron diferencias estadísticas al comparar la preeclampsia e hipertensión gestacional: compararon un grupo control de tensión arterial normal durante la gestación con mujeres con estados hipertensivos del embarazo y observaron una prevalencia de hipertensión arterial de 13% a favor de los estados hipertensivos del embarazo, que fue de 16% en mujeres que padecieron preeclampsia versus 11% con hipertensión gestacional.28
En relación con la preeclampsia temprana o tardía tampoco se encontraron diferencias estadísticamente significativas para la incidencia posterior de hipertensión arterial, similar al trabajo de Shopen y su grupo12 y Behrens y colaboradores.29 Por el contrario, Veerbeek y sus colegas26 describen que el porcentaje de mujeres con hipertensión arterial fue de 25% en el grupo de preeclampsia tardía versus 45% de aparición temprana con un seguimiento de cinco años y con significación estadística. Así, en UpToDate30 se refiere que las mujeres que han padecido preeclampsia temprana son quienes tienen mayor riesgo cardiovascular posteriormente y de forma temprana durante el periodo premenopáusico.30
En los estudios que encontraron diferencias entre la preeclampsia de aparición temprana y tardía se sugiere que se deben a la diferente fisiopatogénesis que las origina,21 por ejemplo: la preeclampsia temprana puede iniciar por disfunción placentaria severa, mediante la implantación trofoblástica anormal, mientras que el daño placentario de la preeclampsia tardía es menos severo y por tanto con menores consecuencias maternas.21 Sin embargo, aunque la mayoría de los autores31,32 coinciden en plantear una fisiopatología diferente para la preeclampsia de inicio temprano y tardío, quienes argumentan que se trata de alteraciones distintas, con un punto de corte en la semana 34,32 en algunos artículos recientes, como el publicado por el grupo de Triche,33 donde siguen el modelo matemático propuesto por el Profesor Nicolaides,34 consideran que en realidad la preeclampsia temprana y tardía representan estadios temporales de una misma enfermedad, cuyo hecho apoya nuestros resultados al no encontrar diferencias entre ambas cohortes en cuanto al riesgo posterior de padecer hipertensión arterial.
En relación con el tipo de estados hipertensivos del embarazo y su momento de inicio gestacional (temprana o tardía), aún no se establece su asociación con el riesgo posterior de hipertensión arterial, donde se observan distintos resultados en la bibliografía. Probablemente, la consideración de criterios heterogéneos en la clasificación de los distintos estados hipertensivos del embarazo favorecen estas discrepancias, que funcionan como factor de confusión importante: la mayor parte de los artículos no definen cómo consideran la preeclampsia temprana y tardía, denominan preeclampsia severa cuando se asocia con complicaciones como restricción del crecimiento intrauterino o muerte fetal y no por criterios clínico-analíticos, ya sea el valor de la tensión arterial o la manifestación prodrómica concomitante (cefalea, fotopsias, etc.).
Brown y su grupo4 reportan una RM de enfermedades cardiovasculares, incluida la hipertensión arterial, pero no parecen aumentar si la preeclampsia se complica con parto pretérmino. Ese estudio muestra resultados similares a los nuestros, sin encontrar significación estadística al analizar la prematuridad asociada con los estados hipertensivos del embarazo, ni siquiera con grandes prematuros. Sin embargo, otros estudios no comparten estos resultados, por ejemplo: Lykke y sus colaboradores,24 quienes reclutaron pacientes de diferentes hospitales daneses, demostraron que las mujeres con preeclampsia y parto pretérmino tuvieron riesgo más alto de hipertensión arterial posterior (riesgo aumentado en 8.7), enfermedad cardiaca isquémica, insuficiencia cardiaca congestiva y diabetes mellitus tipo 2, comparadas con mujeres que tuvieron preeclampsia y parto a término.
Así, la Guía Canadiense de Obstetricia, publicada en mayo de 2014, recomienda que las mujeres con antecedente de preeclampsia grave (particularmente quienes iniciaron o parieron antes de las 34 semanas de gestación) deben examinarse en busca de hipertensión preexistente e insuficiencia renal subyacente (calidad de evidencia II-2 y grado de recomendación B).35
En contraposición a nuestros resultados, diversos estudios reportan una asociación entre bajo peso al nacimiento y mayor incidencia de hipertensión arterial y eventos cardiovasculares. Blondon y su grupo36 demuestran que el bajo peso al nacimiento incrementa el riesgo de hipertensión arterial a futuro, insuficiencia cardiaca congestiva, enfermedad renal, edema agudo de pulmón, incluso tromboembolismo venoso posparto. Lykke y sus coautores24 observaron que cuando la preeclampsia se asocia con fetos pequeños para la edad gestacional el riesgo posterior de hipertensión arterial es de 4.1.
La diferencia entre nuestro estudio y la mayor parte de las publicaciones radica en que: nosotros realizamos una investigación de casos y controles anidados en cohorte, es decir, todas las pacientes fueron diagnosticadas con estados hipertensivos del embarazo y para diferenciar ambos grupos se consideró el diagnóstico de hipertensión arterial posterior. Sin embargo, todos los artículos revisados comparan pacientes con estados hipertensivos del embarazo y normotensas en su gestación índice, sin encontrar trabajos similares al nuestro en la bibliografía médica.
En este estudio analizamos múltiples variables gestacionales, con la finalidad de encontrar las que pudieran funcionar como factor predictivo de evolución a hipertensión arterial: antecedentes familiares, edad, IMC, paridad, periodo intergenésico, gemelaridad, valor de la tensión sistólica y diastólica entre la semana 11 y 13 de amenorrea, preeclampsia-hipertensión gestacional, valor máximo de transaminasas (marcador de afectación hepática), proteinuria (marcador de afectación renal), asociación con plaquetopenia, amenorrea al inicio del episodio de estados hipertensivos del embarazo, alteraciones del peso fetal, necesidad de tratamiento intravenoso, amenorrea al parto, prematuridad espontánea, vía de finalización del embarazo, peso del recién nacido, entre otros, pero ninguno representó significación estadística con elevado riesgo de padecer, a posteriori, hipertensión arterial, excepto la multiparidad.
La ausencia de significación estadística para la mayor parte de los factores gestacionales predisponentes de hipertensión arterial posterior nos hace pensar en un hallazgo sorprendente: todos los estados hipertensivos del embarazo se asociarían con mayor riesgo de hipertensión arterial posterior, independientemente de la ausencia o presencia de factores de riesgo antes y durante la gestación.
Hasta el momento no existen modelos de predicción de riesgo validados específicamente en el posparto en mujeres con estados hipertensivos del embarazo; sin embargo, la American Heart Association, en su guía de 2011, considera el antecedente de preeclampsia, hipertensión gestacional y diabetes gestacional como factores de riesgo mayores para hipertensión arterial y enfermedad cardiovascular en mujeres.7,37
Algunos investigadores proponen que la diabetes gestacional y los estados hipertensivos del embarazo pueden causar directamente la disfunción endotelial, ya sea por hiperglucemia, resistencia a la insulina (por ejemplo, en pacientes con diabetes gestacional y estados hipertensivos del embarazo ) o factores antiangiogénicos (en pacientes con estados hipertensivos del embarazo) que dañan el endotelio vascular sistémico materno, lo que acelera el proceso de aterosclerosis.38,39
Los criterios de la American Heart Association sugieren la implementación de las “Recomendaciones de Estilo de Vida de Clase I”, que incluyen el abandono del hábito tabáquico, dieta similar a la “dieta para detener o controlar la hipertensión” (DASH), actividad física regular y control de peso en todas las mujeres con antecedente de diabetes gestacional o estados hipertensivos del embarazo.7
Hasta el momento no se ha establecido el periodo óptimo de la implementación de programas de cambio en el estilo de vida; sin embargo, es probable establecerlo en el posparto inmediato.37
Aún se discute el tratamiento en mujeres con antecedente de estados hipertensivos del embarazo. Un estudio canadiense demostró que, aunque 50% de los médicos (especialistas y generales) implicados en el tratamiento obstétrico eran conscientes del aumento del riesgo de hipertensión crónica en las pacientes con preeclampsia, sólo 10% informó, realmente, a las pacientes este tipo de riesgos. Esto implica la pérdida para la prevención, detección y tratamiento oportunos de la enfermedad crónica.37,40 Además, los estudios han demostrado que las mujeres con diabetes gestacional, estados hipertensivos del embarazo, o ambos, sugieren un riesgo de enfermedad vascular a futuro y la mayoría carecen del conocimiento de las modificaciones del estilo de vida en la disminución de ese riesgo.37,41
En la actualidad no se han examinado específicamente ensayos a gran escala del efecto de las intervenciones del estilo de vida en pacientes con estados hipertensivos del embarazo, pues a pesar de la reciente evidencia, aún se subestima la enfermedad gestacional, específicamente la diabetes o los estados hipertensivos del embarazo, como factores de riesgo cardiovascular por las pacientes, los médicos y las políticas de salud.
Conclusiones
Los estados hipertensivos del embarazo se asocian con mayor riesgo de hipertensión arterial posterior, independientemente de la ausencia o no de factores de riesgo antes y durante la gestación.
De los factores clínicos y bioquímicos analizados durante la gestación índice, salvo la multiparidad, ninguno permite seleccionar un grupo de mayor riesgo de hipertensión arterial posterior.
Nuestros datos no permiten establecer subgrupos de riesgo después del embarazo; por tanto, todas las mujeres diagnosticadas con estados hipertensivos del embarazo deben permanecer en control y evaluarse de forma secuencial para establecer el diagnóstico temprano de hipertensión arterial posterior.
Debido al aumento de la enfermedad cardiovascular en las mujeres, existe la necesidad de efectuar estudios bien diseñados, con criterios diagnósticos homogéneos que establezcan un estándar de referencia en la prevención y detección temprana de hipertensión arterial en pacientes con antecedente de estados hipertensivos del embarazo.