SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.21 número3Subsistema Nacional de Recursos Genéticos Acuáticos: uso de la criopreservación para la conservación de los recursos genéticos acuáticos en México índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Hidrobiológica

versión impresa ISSN 0188-8897

Hidrobiológica vol.21 no.3 Ciudad de México sep./dic. 2011

 

La pesca en México: estado de la explotación y uso de los ecosistemas

 

Fishing in Mexico: state of exploitation and use of ecosystems

 

Francisco Arreguín-Sánchez y Enrique Arcos-Huitrón

 

Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas del IPN. Apartado Postal 592, La Paz, Baja California Sur, México. e-mail: farregui@ipn.mx, francisco.arreguinsanchez@gmail.com

 

Recibido: 28 de junio de 2011.
Aceptado: 22 de noviembre de 2011.

 

RESUMEN

A partir de información de las estadísticas oficiales de capturas comerciales de la pesca en México para el periodo de 1956 al 2009, se realizó un análisis de la situación actual de la pesca en términos de la explotación de los recursos objetivo y de los niveles tróficos utilizados por la pesca. Se usaron dos criterios; una clasificación basada en los porcentajes de captura a partir del mayor valor histórico registrado, definiendo el estado de la pesca en cinco categorías: colapso, sobre-pesca, máximo aprovechamiento, en desarrollo y subdesarrollada. También se utiliza el nivel trófico de las diferentes especies capturadas para estimar el nivel trófico medio de las capturas (NTMC) en diferentes regiones del país y a partir de esas estimaciones interpretar el uso y potencial impacto en los ecosistemas. La pesca ribereña domina la actividad del sector, sin embargo es de la que menos información disponible existe. De 250 especies registradas en las estadísticas oficiales para los últimos 50 años, para cerca de 75 la información es insuficiente para efectuar algún análisis. El estado global de la pesca ha permanecido aproximadamente igual desde finales de los 1990's, sin embargo se identificó una proporción mayor de recursos que tienden a la sobrepesca. 46.3% de los recursos están aprovechándose al máximo, se considera sobre-pesca en el 28.6%, en desarrollo 6.9%, y 18.3% colapsados. A excepción de la región norte de la Península de Yucatán, en todo el país predomina el uso de las especies de niveles tróficos bajos (de 2.0 a 3.0). En el norte de la Península de Yucatán, desde la década de los 1970's, el NTMC es superior a 3.25, y para la década de 1990 fue superior a 3.5. En la última década se ha observado un decremento importante que se interpreta como riesgo potencial para el ecosistema, aun cuando el origen parece no ser sólo por efecto de la pesca. La región que muestra mayor proporción de recursos deteriorados es la costa central del Pacífico, y la que menos deterioro muestra es la región oriental del Golfo de California. Se advierte de la importancia del registro de estadísticas pesqueras y del control de la pesca ribereña ya que de impactar en el ecosistema los efectos serían negativos más allá de los recursos objetivo, puesto que las zonas de operación son típicamente áreas someras donde abundan juveniles de diversas especies.

Palabras clave: Pesca, flota ribereña, nivel trófico, México.

 

ABSTRACT

Based on information from official catch statistics of commercial fisheries in Mexico, for the period 1956 to 2009, an analysis is developed of the current state of the fisheries in terms of resource exploitation and of target trophic levels used by fishing. Two criteria were used: a classification based on the annual percent of catch volumes, considering the largest historical value as reference, to define the state of exploitation in five categories: collapse, over-fishing, maximum use, developing and underdeveloped. Also, trophic levels of species caught were used to estimate the mean trophic level of catches (NTMC) in different regions of the country, and from these estimates the use and potential impact on ecosystems was analyzed. Small scale fisheries dominate fishing activity; however, it is where less information is available. From 250 species recorded in the official statistics over the last 50 years, for 75 the information is insufficient for any analysis. The overall state of the fisheries has remained roughly unchanged since the late 1990's, however a higher proportion of resources tending to over-fishing were identified. For 46.3% of the resources their use is maximum; over-fishing is considered for 28.6%, 6.9% in development stage, and 18.3% collapsed. With the exception of the northern Peninsula of Yucatan, the use of species of low trophic levels dominates across the country (2.0 to 3.0). In the northern Peninsula of Yucatan, since the early 1970's, the NTMC was higher than 3.25, and for the early 1990's it was over 3.5. In the last decade however, a significant decrease is observed which is interpreted as a potential risk for the ecosystem, even when the main source of such decrement in the NTMC appears not to be only an effect of fishing. The region with higher proportion of deteriorated resources was the central Pacific coast, and the lowest the eastern Gulf of California region. The importance of maintaining a robust recording of catch statistics is highlighted, as well as a good control of the small scale fisheries since the potential impact on the ecosystems would be negative beyond the target resource, because areas of operation are typically shallow waters where juveniles of various species inhabit.

Key words: Fishing, small scale fishery, trophic level, Mexico.

 

INTRODUCCIÓN

La pesca como actividad del sector productivo primario requiere de generación de conocimiento como soporte a la administración del uso de los recursos pesqueros, y como política general, se define como objetivo el uso sustentable de los mismos. En este sentido no es extraño que se hayan generado diversos documentos técnicos y científicos que tratan sobre el estado de las pesquerías en México, siendo la preocupación general el decremento de las capturas de algunos recursos objetivo (DOF, 2010), la mención cada vez más generalizada del deterioro de las pesquerías en el contexto mundial (FAO, 2010) y por extensión en el nacional, así como sobre el efecto negativo de la pesca en los ecosistemas (FAO, 2008), todo esto dentro del marco de referencia de los acuerdos internacionales (y nacionales, ya que México es signatario de los mismos) para la pesca responsable (FAO, 1995), el enfoque precautorio (FAO, 1996) y el manejo basado en el ecosistema (FAO, 2008); y desde luego, con el objetivo global de una pesca sustentable.

El documento oficial que define el estado de la pesca en México es la Carta Nacional Pesquera, CNP (DOF, 2010), el cual es el instrumento, con bases técnicas y científicas, de carácter legal que sirve como referencia al Gobierno Federal para establecer la condición de las pesquerías en el país, y a partir de ello formular acciones de administración de la pesca. Álvarez et al. (2000) describen las características de la CNP, su concepción y expectativas de uso como documento referente a nivel nacional. Con base en la información de la CNP Arreguín-Sánchez (2006) compara el estado de la pesca en México en contraste con el diagnóstico realizado por la FAO (Fig. 1). En términos generales el diagnóstico fue que cerca del 20% de las pesquerías están deterioradas, 70% en explotación plena y 10 en desarrollo. Cabe hacer notar en este contexto que la información científica que soporta el diagnóstico del estado de los recursos pesqueros que a su vez da lugar a la CNP es muy detallada, y es sintetizada en el denominado "libro rojo" Sustentabilidad y Pesca Responsable en México bajo responsabilidad del Instituto Nacional de la Pesca (Arreguín-Sánchez et al. 2006).

Recientemente han surgido dos documentos con información relevante para el diagnóstico de la pesca en México. Arreguín-Sánchez (2006) sintetiza el estado de explotación de los recursos, incorpora conceptos sobre la utilización de modelos de ecosistemas para definir estados de pesca sustentables, describe el uso de algunos de estos modelos en el diagnóstico del estado actual de algunos recursos; menciona tendencias y el desarrollo potencial de algunas pesquerías en el país, documentando en este último caso especies, regiones, tallas y distribución.

En México, salvo las pesquerías de atún, sardina y camarón que son industriales, la pesca se lleva a cabo por las flotas ribereñas, artesanales o de pequeña escala. Fernández et al. (2011) describen en detalle las pesquerías de México, artes de pesca, embarcaciones, especies que se capturan como pesca incidental, aspectos socioeconómicos y de mercado; los conflictos en la pesca, aspectos legales, administrativos e institucionales; así como la participación de las organizaciones no-gubernamentales y de agencias internacionales en el sector pesquero. También se discute el enfoque basado en el ecosistema e identifica retos tales como la necesidad de integración en los estudios de evaluación, carencia de visión de largo plazo, debilidad de las políticas pesqueras y falta de transparencia; uso de derechos de pesca, interdependencia de la pesca industrial y de pequeña escala con otros sectores y los subsidios a la pesca.

En este contexto, el presente documento no pretende re-describir los aspectos que contienen los documentos anteriores (CNP, Arreguín-Sánchez, 2006; Fernández et al. 2011); en cambio se intentará ofrecer una perspectiva del diagnóstico de la pesca basada en las tendencias de las capturas y del uso del ecosistema visto a través de los cambios en el nivel trófico de las capturas. A partir de esta información se analiza el estado de la pesca en México.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

Tendencia de las capturas comerciales y estado de la pesca. Un problema común en muchos países es la insuficiencia de información clave y continua para la aplicación de modelos que permitan realizar un diagnóstico confiable del estado de la pesca y representar escenarios de manejo con niveles de incertidumbre y riesgo calculables. Por lo general, el único dato que parece ser relativamente consistente son las capturas registradas. En este sentido, un aspecto también en común con muchos países se refiere a la preocupación sobre la precisión y confianza de la información de las capturas en la cual, cuando se trata de pesca ribereña, suele ser un proceso complejo. En este sentido, la carencia y baja precisión de información suele ser considerablemente mayor para la flota ribereña que para las flotas industriales, debido generalmente a que los sitios de desembarco se encuentran altamente dispersos a lo largo de los más de 12,000 km de litoral nacional. Bajo este escenario, aún con las deficiencias que pudieran señalarse para los registros de captura de las flotas ribereñas, la tendencia de las capturas, especialmente cuando se trata de recursos plenamente explotados, suele ser un indicador relativo de la abundancia del recurso y la tendencia puede ofrecer información sobre el estado de la pesca; pero aún más, es en muchos casos la única información disponible.

Froese y Kesner-Reyes (2002) sugirieron un enfoque básico para el diagnóstico del estado de la pesca basado en las estadísticas históricas de las capturas. Este enfoque considera los criterios señalados en la Tabla 1.

Nivel trófico medio de las capturas. Pauly et al. (1998) analizan los cambios históricos del nivel trófico medio de las capturas (NTMC) y de su tendencia decreciente sugieren efectos importantes de la pesca en los ecosistemas por efecto de la sobrepesca de predadores tope, la consecuente búsqueda de especies objetivo en niveles tróficos inferiores y, como resultado, el decremento del NTMC. Si bien se ha discutido sobre otras razones del decremento del NTMC aparte de la pesca (Caddy et al. 1998), como por ejemplo el periodo creciente de la abundancia de recursos masivos de bajo nivel trófico como sardinas y anchovetas y su consecuente efecto en la reducción del NTMC, el concepto, con una adecuada interpretación y redefinido como índice trófico marino (ITM) (Pauly y Watson, 2005), ha sido adoptado en algunas regiones como un indicador del efecto de la pesca en los ecosistemas (i.e. Cotter et al. 2008). Esta nueva definición, para evitar los efectos de la alta variabilidad de especies con niveles tróficos bajos, considera el ITM como nivel trófico medio de las capturas de especies cuyo nivel trófico medio es mayor de 3.25 suponiendo que los efectos anteriores son despreciables. En este trabajo se presentan tendencias de las capturas del nivel trófico medio global y por nivel trófico como una forma de evaluar los posibles efectos de la pesca en los ecosistemas en las ultimas cinco décadas.

El nivel trófico de una especie se calcula de acuerdo con la siguiente relación:

donde NTj es el nivel trófico de la presa j, y CDij es la fracción de j en la dieta del predador i (Christensen y Pauly 1992), donde los niveles tróficos son tomados de la literatura para los ecosistemas mexicanos (www.ecopath.org) y el nivel trófico medio de las capturas es calculado como:

donde Cik es la captura de la especie i y k es el indicador del año.

Para el análisis de ambos indicadores se utilizan los registros oficiales de capturas de la pesca marina comercial de México, para cada estado, para el periodo de 1956 a 2009, la cual ha sido registrada de diferentes fuentes según lo describen Arreguín-Sánchez y Arcos-Huitrón (2007). Esta información se refiere a captura descargada y registrada en cada estado.

 

RESULTADOS

Tendencia de las capturas comerciales y estado de la pesca.

Con el objeto de facilitar el análisis, a continuación se describe la situación de la pesca por regiones del litoral Mexicano Tabla 2. En términos de los datos disponibles debe considerarse que para varias especies, particularmente las de menor importancia económica y que no son los objetivos primarios de la pesca ribereña, hay carencia de información para algunos años, mientras que para otros simplemente se dejó de registrar dicha información de manera explícita. En estos casos la interpretación sobre el estado de estos recursos no es factible ya que los cambios o la ausencia de las capturas podría deberse a esta falta de registro y no a cambios del recurso. Por este motivo el diagnóstico se hace esencialmente en base a las especies cuyos registros son continuos para todo el periodo o al menos para las últimas décadas. El supuesto básico para este enfoque es que la tendencia de las pesquerías sobre recursos objetivo, una vez que alcanzan los niveles máximos de explotación, reflejan la abundancia del recurso.

En el caso del Golfo de California, la región más productiva del país desde el punto de vista pesquero, no es posible realizar el análisis global como región dado que los estados de Baja California y Baja California Sur reportan en sus estadísticas anuales las especies de ambos litorales mezcladas, siendo pocas las especies exclusivas de un solo litoral, como es el caso del abulón que solo se explota en la costa del Pacífico de la Península de Baja California. Sin embargo, a manera representativa de esta región se analizan las capturas de los estados de Sonora y Sinaloa que representan la región oriental del Golfo de California.

En la costa oriental del Golfo de California (Fig. 2) se presentan dos pesquerías en la categoría de colapsadas, el mero (Serranidae) y la macarela (Scombridae), la primera con una tendencia progresiva clara mientras que la segunda fluctúa después de haber alcanzado la condición de aprovechamiento máximo. Doce especies entran en la categoría de sobre-explotadas, ronco (Haemulidae), pulpo (Octopus sp.), ostión (Crassostrea spp.), lisa (Mugil sp.), langosta (Panulirus sp.), cazón (Triakidae), cabrilla (Serranidae), bonito (Sarda sp.) y atún (Thunnus spp.). Para el último año la sardina cae dentro de esta categoría, no obstante que la máxima captura en cinco décadas se obtuvo en el 2006 (la mínima en 2008). Las capturas de esta especie a lo largo de su historia muestran grandes fluctuaciones, típicas de estos recursos. En general, por la tendencia, se considera que el recurso se encuentra en estado de máximo aprovechamiento. En esta misma categoría se encuentran tiburón (Alopiidae, Carcharhinidae, Sphyrnidae, Echinorhinidae, Lamnidae, Squatinidae), sierra (Scomberomorus sp.), rayas (Dasyatidae, Gymnuridae), pargos (Lutjanus sp.), mojarra (Gerreidae), lenguado (Paralichthydae), huachinango (Lutjanus sp.), jaiba (Callinectes sp.), camarón (Penaeus sp.), calamar (Dosidicus gigas), barrilete (Scombridae), bagres ( Aridae) y almejas (Arcidae, Pectinidae, Spondylidae y Veneridae). Para 26 recursos no se dispuso de suficiente información para establecer su estado de explotación.

Para la costa central del Pacífico, se identifican en la categoría de pesquerías colapsadas la sardina (Engraulidae, Clupeidae), esmedregal (Seriola rivoliana), constantino (Centropomus sp.), calamar (Loligo sp.), lenguado (Paralichthydae) y cabrilla (Serranidae). El barrilete aparece en esta categoría sólo en el 2009, y los tres años anteriores en la categoría de sobre-explotada; antes de esto, hace cinco años y hacia años previos aparecía como plenamente explotada (un año) o como pesquería en desarrollo. Las especies determinadas como sobre-explotadas fueron 14: tiburón (Carcharhinidae, Sphyrnidae, Echinorhinidae, Lamnidae, Squatinidae), sierra (Scomberomorus sp.), pulpo (Octopus spp.), mero (Epinephelussp.), lisa (Mugilcephalus), langosta (Panulirus spp.), jaiba (Callinectes spp.), huachinango (Lutjanus peru), corvina (Sciaenidae), cazón (Triakidae), caracol (Melongenidae, Muricidae, Thaididae), bagre ( Aridae) y almeja (Arcidae, Veneridae). Las especies aprovechadas al máximo fueron 14; el robalo (Cen-tropomus sp), camarón (Penaeus spp.), berrugata (Menticirrhus sp.), bandera (Ariidae) y atún (Thunnus spp.); por su tendencia, especies como pámpano (Carangidae), ostión (Crassostrea spp.), pargo (Lutjanidae) y mojarra (Gerreidae) parecen estar cerca del límite de sobre-pesca. El bonito (Sarda sp.), jurel (Carangidae) y la lebrancha (Mugil sp.), registraron su captura máxima histórica en los últimos 3 años (Fig. 3). En este caso se registran 15 especies con pocos datos que no permiten realizar un diagnóstico. En el caso del Golfo de Tehuantepec (Fig. 4), las especies que pueden considerarse como severamente explotadas o en colapso son las de lisa (Mugil spp.), langosta (Panulirus spp.), caracol (Melongenidae, Muricidae, Strombidae, Thaididae, Turbinidae), almeja (Arcidae, Pectinidae, Spondylidae y Veneridae), bonito (Sarda sp.) y calamar (Loligo sp.). Las pesquerías consideradas como sobre-explotadas son: barrilete (Scombridae), baqueta (Epinephelus sp.), bandera (Ariidae), corvina (Sciaenidae), lebrancha (Mugil sp.), lenguado (Paralichthydae sp.), mero (Epinephelus sp.), pargo (Lutjanidae), pulpo (Octopus spp.), ronco (Haemulidae). Las pesquerías de camarón (Penaeus spp.), cazón (Triakidae) y huachinango (Lutjanus sp.) han caído en los últimos años en esta misma categoría de sobre-explotadas. El caso ostión (Crassostrea spp.), que pasó de un estado de colapso a sobre-pesca, podría considerarse una tendencia de recuperación, sin embargo sigue en una categoría no deseada de sobre-explotación.

En general, las especies como robalo (Centropomus sp.) y pámpano (Carangidae) se pueden considerar en un estado de aprovechamiento máximo, mientras que el Tiburón (Alopiidae, Carcharhinidae, Sphyrnidae, Echinorhinidae, Lamnidae, Squatinidae) y la mojarra (Gerreidae), aunque están en este estado, la tendencia sugiere que se aproximan a una posible sobrepesca. El jurel (Carangidae), la jaiba (Callinectes spp.) y berrugata (Menticirrhus spp.) son especies que hace pocos años aún estaban en condición de desarrollo, y ahora se encuentran en aprovechamiento máximo.

En la costa de Tamaulipas a Tabasco, las especies que caen dentro de la categoría de colapsadas son Langosta (Palinuridae, Scyllaridae), rubia (Ocyurus sp.), sardina (Clupeidae), berrugata (Menticirrhus spp.) y recientemente barrilete (Katsuwonus sp.). Las que se encuentran sobre-explotadas son 19 especies, entre las que destacan bagres (Aridae), pargos (Lutjanidae), bonito (Sarda sp.), cabrilla (Serranidae), calamar (Loliginidae), cazón (Carcharhinidae, Sphyrnidae, Squalidae, Triakidae), caracol (Fasciolariidae, Melongenidae, Strombidae, Turbinellidae), pulpo (Octopus spp.), rayas (Dasyatidae, Gymnuridae, Rajidae) y tiburón (Carcharhinidae, Sphyrnidae). En estado de máximo aprovechamiento se encuentran 15 especies: almeja (Arcidea, Cardidae, Corviculidae, Lucinidae, Mactridae), atún (Thunnus spp.), camarón (Penaeidae), huachinango (Lutjanus campechanus), jaiba (Callinectes spp.), jureles (Carangidae), peto (Scomberomorus cavalla), robalo (Centropomusspp.), ronco (Haemulidae) y sierra (Scomberomorus maculatus) (Fig. 5). En este litoral aparecen 11 especies con registros parciales o discontinuos cuyo estado de explotación no es posible determinar.

En el caso del Banco de Campeche varias especies se encuentran en la categoría de colapso como son tiburón (Carcharhinidae, Sphyrnidae), ostión (Crassostrea spp.), calamar (Loliginidae), bagre (Ariidae) y almeja (Corviculidae, Lucinidae, Mac-tridae). Como estado de sobrepesca se encuentran 14 recursos: sierra (Scomberomorus maculatus), ronco (Haemulidae), pámpano (Carangidae), mojarra (Gerreidae), lisa (Mugil spp.), langosta (Palinuridae), huachinango (Lutjanus campechanus), corvina (Cynoscion spp.), cazón (Carcharhinidae, Sphyrnidae, Squalidae, Triakidae), caracol (Fasciolariidae, Melongenidae, Strombidae, Turbinellidae), camarón (Penaeidae), besugo (Rhomboplites sp.), berrugata (Menticirrhus spp.) y atún (Thunnus spp.); y en máximo aprovechamiento pero con tendencia a sobrepesca de el bonito (Sarda sp.) y el mero (Epinephelus morio), y en máximo aprovechamiento diez recursos: bandera (Bagre sp.), cintilla (Trichiarus lepturus), esmedregal (Seriola spp.), jurel (Carangidae), lebrancha (Mugilidae), peto (Scombridae), pargo (Lutjanidae), robalo (Centropomus spp.), pulpo (Octopus spp.), rubia-canané (Ocyurus sp.) (Fig. 6).

Nivel trófico medio de las capturas. El análisis sobre el uso de los niveles tróficos de los recursos pesqueros explotados en México, para las mismas regiones anteriores, se realizó con base en dos tendencias; la evolución histórica por nivel trófico, y el nivel trófico promedio de las capturas. Para el primer caso se establecieron intervalos de nivel trófico de 0.5 iniciando en consumidores primarios (NT = 2.0). Típicamente el intervalo correspondiente a los mayores niveles tróficos fue definido como NT > 4.0.

Tendencia histórica por nivel trófico. Para la región oriental del Golfo de California (Fig. 7) el nivel trófico 2.5 a 3.0 destaca con los mayores volúmenes de captura y variabilidad, lo cual es determinado por el comportamiento del recurso sardina. El nivel 3.0 a 3.5 muestra un patrón de variación similar al anterior aunque los volúmenes de captura son notablemente menores, comportamiento que probablemente obedezca a la variación de las presas del nivel trófico inferior. Con menor volumen de captura que los casos anteriores, los niveles 2.0 a 2.5 y 3.0 a 4.0 muestran tendencias crecientes, particularmente a partir de los años 1980's, mientras que el nivel trófico correspondiente a predadores tope, con los menores volúmenes de captura, alcanzó las valores mas elevados hacia 1980, mostrando una tendencia decreciente desde entonces, presentando actualmente una magnitud de aproximadamente 30% del mayor valor histórico.

Para la región central del Pacífico (Fig. 8), las categorías de niveles tróficos 2.5 a 3.0 y 3.5 a 4.0 son las que predominan en las capturas por sus volúmenes históricos de magnitud similar. Un aspecto notorio es que el nivel trófico 2.5 a 3.0 alcanzó sus máximos volúmenes de captura a inicios de los 1990's, mientras que el 3.5 a 4.0 a inicios de la década de los 2000's, en lo que pareciera reflejar una sucesión en las especies objetivo de la pesca comercial dirigida hacia niveles tróficos altos. El nivel trófico de 2.0 a 2.5 le sigue en magnitud, de aproximadamente 50% de las anteriores. Con respecto a los predadores tope (NT > 4.0), presentan dos picos de captura, uno en los 1980's y otro más reciente, a mitad de los 1990's, ambos con cerca de 4,000 t, mostrando actualmente un decremento de poco más del 50% de estas cifras. En las capturas de esta región la pesca ribereña tiende a especies objetivo de altos niveles tróficos.

En el Golfo de Tehuantepec (Fig. 9) presenta capturas únicamente en tres categorías de niveles tróficos, en un intervalo global de 2.0 a 3.5. Si bien las capturas muestran variabilidad se mantienen razonablemente estables a lo largo del periodo de tiempo analizado, predominando la categoría de nivel trófico 2.0 a 2.5, dominado principalmente por el recurso camarón. El nivel trófico 2.5 a 3.0, muestra capturas consistentes a partir de los 1980's, mientras que el nivel trófico 3.0 a 3.5 duplica en promedio sus capturas a partir de la última década. En términos de volumen esto resulta importante siendo mayores las capturas que el nivel trófico 2.0 a 2.5. Esto pareciera indicar una diversificación importante en la pesca con una tendencia a capturar especies de niveles tróficos más altos.

La región occidental del Golfo de México, de Tamaulipas a Tabasco (Fig. 10), muestra un incremento sostenido de las capturas de las categorías de niveles tróficos de 2.0 a 2.5 y 2.5 a 3.0, prácticamente desde el inicio del periodo estudiado y desfasadas las capturas pico por una década (1990 y 2000). Los niveles tróficos mayores, excepto los predadores tope (NT > 4.0), muestran los picos de mayor producción también hacia la década de los 1990's, pero sus magnitudes fueron cerca del 30% de las anteriores. Los predadores tope, mantuvieron sus capturas más altas por casi una década, de 1980 a 1990, con magnitudes cercanas a las 7000 t, mientras que en la actualidad la magnitud es poco menor al 40% de esta cantidad.

Para el Banco de Campeche (Fig. 11) el comportamiento de las capturas por categoría comercial ha variado más que en cualquier otra región; las capturas de la categoría de nivel trófico 2.0 a 2.5 alcanzó los valores máximos en los 1980's, con cerca de 20,000 t, para decrecer en la actualidad en un 50%. La categoría 2.5 a 3.0 muestra oscilaciones, con valores picos poco mayores a las 10,000 t a mitad de los 1980's y de los 2000's, con valores menores en años intermedios de cerca de 40% de esas magnitudes. Las categorías de niveles tróficos 3.0 a 3.5 y 3.5 a 4.0 muestran picos de similar magnitud (mayores a 25,000 t) desfasados por una década, el primero de ellos a mitad de los 1980's. Para los predadores tope (NT > 4.0) se presenta una oscilación en las capturas con picos en los 1970's y los 1990's, este último de poco más de 17,000 t, para decrecer en la actualidad al 60% de esa magnitud. La tendencia global desde inicio del periodo total analizado muestra una clara orientación a capturas de niveles tróficos altos.

Por lo que se refiere a los cambios históricos en el nivel medio de las capturas, con excepción del Banco de Campeche, y recientemente el centro del Pacífico Mexicano, las regiones muestran un comportamiento similar, donde predomina la categoría de nivel trófico promedio de 2.5 a 3.0. En la costa oriental del Golfo de California (Fig. 12A) predominó la categoría de nivel trófico 2.0 a 2.5 por cuatro décadas, aumentando al nivel promedio de la siguiente categoría de nivel trófico a partir de inicios de los 1990's. Es claro que esto se debe a la influencia histórica de las pesquerías de camarón y sardina. Sólo en las últimas dos décadas se muestra una cierta diversificación de la pesca, tendiéndose a capturar especies de niveles tróficos superiores, y de manera notoria el calamar gigante.

El Centro del Pacífico Mexicano (Fig. 12B) muestra predominio de la categoría de nivel trófico de 2.5 a 3.0, sólo a partir de inicios de los 1990's predomina el nivel trófico de 3.0 a 3.5. Dado que en esta región los recursos como camarón y sardina son escasos, el comportamiento observado sugiere una clara orientación de las flotas hacia especies de niveles tróficos mayores. Para el Golfo de Tehuantepec (Fig. 12C) el nivel trófico de 2.5 a 3.0 predomina desde inicios de los años 1980's lo que parece consecuencia del escaso desarrollo de la pesca. Antes de esta época predominaba el nivel trófico 2.0 a 2.5 como consecuencia de la pesquería de camarón que en esa época se encontraba bien desarrollada, decreciendo sustancialmente a nivel de colapso, predominando actualmente la pesca ribereña de peces de escama.

La región de Tamaulipas a Tabasco (Fig. 12D), es la más estable en cuanto al nivel trófico promedio de sus capturas, manteniéndose todo el periodo dentro de la categoría 2.5 a 3.0. Esto es reflejo del predominio de la pesca de camarón en combinación con la pesca ribereña que tiende a operar en zonas costeras. Por lo que corresponde al Banco de Campeche (Fig. 12E), es la zona con mayores contrastes en cuanto a la variación del nivel trófico promedio de las capturas a lo largo de su historia; cambiando progresivamente de la categoría de nivel trófico de 2.5 a 3.0 desde inicio del periodo estudiado, para cambiar a la siguiente categoría de mitad de los 1960's a inicios de los 1990's, predominando los predadores tope en la década de mitad de los 1980's a mitad de los 1990's, para decrecer posteriormente hasta la fecha. Este comportamiento ha sido gobernado en gran medida por el comportamiento y las magnitudes de los volúmenes de captura de la pesquería de mero y en la última década la pesca del pulpo.

A nivel global, se obtuvo el nivel trófico promedio de las capturas para los diferentes estados del país para mitad de la década de los 2000's, donde puede observarse como tendencia global, cuando se relacionan con los volúmenes de captura, que el nivel trófico promedio es más alto se presenta en entidades como Yucatán y Colima, las cuales de alguna manera tienden a especializarse en la captura de especies de niveles trófico altos; en cambio, la presencia de niveles tróficos bajos se asocia fuertemente a los estados donde predomina la actividad pesquera industrial; tal es el caso de los estados aledaños a la Península de Baja California (Fig. 13).

 

DISCUSIÓN

Con respecto a la fuente de información, se emplea en el análisis las estadísticas de captura oficiales de la pesca comercial en México. En este sentido necesariamente el análisis está sujeto a esta condición. No obstante, como se menciona mas adelante, se hacen consideraciones al respecto en cuanto a la interpretación de algunas pesquerías específicas, tales como las sardinas que presentan de manera natural grandes fluctuaciones. Así mismo, la información está circunscrita al ámbito de registro; así por ejemplo no es posible hacer un análisis sobre regiones como la costa occidental de la Península de Baja California, debido a que la estadística oficial se concentra a nivel estatal y no por región. Una situación análoga ocurre cuando se captura el recurso en una región y se registra en otra, situación que se discute de manera particular en casos como la pesca de sardina o calamar en el Golfo de California.

Una consideración de importancia en el contexto del análisis realizado con el enfoque propuesto por Froese y Kesner-Reyes (2002) (Tabla 1) es que las estadísticas por estado en las que se basa el presente análisis no necesariamente corresponden a las estadísticas que se utilizan para el estudio de las pesquerías individuales; especialmente en recursos como la sardina cuya distribución espacial involucra más allá de los límites políticos de cada estado, o incluso, ambos litorales de la Península de Baja California. Una situación análoga se presenta cuando se intenta una perspectiva regional; así por ejemplo, el límite sur del Golfo de California se circunscribe al límite sur de los estados de Baja California Sur y Sinaloa, agrupándose el estado de Nayarit en la región central del Pacífico de México. En las costas del estado de Nayarit confluyen algunos recursos típicos de la región Centro Sur, pero también del Golfo de California, y la manera como se registra la producción anual por estado no permite desagregar las capturas a este nivel de detalle. El mismo recurso sardina, típico del Golfo de California, es un ejemplo; encontrando su límite sur de distribución, como recurso, hacia la costa norte del estado de Nayarit. En este contexto la interpretación que se deriva de los análisis realizados corresponde más al estado local de las comunidades biológicas de los litorales de los estados.

En el mismo sentido de la perspectiva de la interpretación, deben de considerarse las especies que se registran genéricamente con el mismo nombre común en diferentes regiones. Así por ejemplo, el registro de calamar en los estados del Pacífico norte se refiere al casi exclusivamente al calamar gigante (Dosidiscus gigas), mientras que en la región central corresponde, bajo la misma denominación a otras especies como el calamar (Loligo opalescens). Para estos casos habrá que considerar particularmente las especies presentes en las diferentes regiones.

Las pesquerías de atún, sardina y camarón son las únicas en México que se pueden considerar industrializadas, el resto de la actividad descansa en la operación de las flotas ribereñas. Los registros de las capturas aún cuando pueden sugerir un estado aproximado de la pesca, son poco precisos en cuanto a la situación particular de la explotación de recursos (especies) individuales. Esto se debe a que los sistemas de colecta de información de las pesquerías ribereñas tienen que confrontar la gran dispersión de la flota y con las características un tanto inciertas pero propias de la actividad. No obstante, esta información, debidamente interpretada, puede utilizarse como un indicador de la evolución de las pesquerías hasta no contar con información suficientemente detallada que permita otro tipo de análisis.

De las poco más de 250 especies registradas en las estadísticas históricas de pesca en las regiones de México analizadas, no hay información que permita hacer un diagnóstico del estado de la pesca en 75 de ellas (30%), y a partir de las restantes se realizó un análisis genérico sobre el estado de a explotación. La Tabla 3 sintetiza de manera gruesa la situación para cada región analizada. De manera global se sugiere que cerca del 13.6% de los recursos se encuentran severamente deteriorados, 26% sobre-explotados, 25.6% en aprovechamiento máximo, 5% en desarrollo, y para el 30% no existe información que permita realizar un diagnóstico. De las estadísticas entre regiones destacan dos aspectos, la región con menos casos de pesquerías deterioradas es el Golfo de California, siendo esta la que también presenta más casos de pesquerías en desarrollo; y en sentido contrario, la región central del Pacífico de México es, en proporción, la más deteriorada.

Las cifras mostradas en la Tabla 3 contrastan con las reportadas por Arreguín-Sánchez (2006) mostradas en la figura 1, especialmente en los altos porcentajes de pesquerías deterioradas, que en el presente caso consisten tanto de los recursos colapsa-dos como los diagnosticados en estado de sobrepesca.

Un aspecto que debe observarse con cuidado son los diagnósticos relativos a algunas de las pesquerías en cada una de las regiones, donde el diagnóstico basado meramente en los datos de captura pudiera ser engañoso si no se considera información adicional. En el caso del Golfo de Tehuantepec, por ejemplo, el atún aparece en estado de sobrepesca, sin embargo esto es debido a que el grueso de las capturas y de las operaciones se centran en la costa del Pacífico de la Península de Baja California. Un caso también de interés es la sardina donde, siguiendo los criterios de la Tabla 1, en los últimos cuatro años alcanzó los máximos volúmenes históricos de pesca registrados, el colapso y el estado de sobrepesca, situación que se debe a las características típicas de poblaciones con grandes fluctuaciones naturales. Ambos recursos, basados en estudios más detallados e informativos (IATCC 2010; Lluch, 2010), se consideran en estado de máximo aprovechamiento. Entre los recursos donde parece haber correspondencia con un diagnóstico de deterioro destacan por su importancia los serránidos (cabrillas y meros) y algunos pargos, el cazón, y la langosta. Todos ellos considerados especies objetivo de primera (por el valor económico) por la flota ribereña. En el caso del Centro del Pacífico Mexicano pareciera no haber mucha discrepancia entre lo reportado en la literatura y el diagnóstico presentado en este trabajo; el aspecto relevante en este caso es que es justamente la zona más deteriorada, y donde únicamente participa la pesca ribereña. De acuerdo con la figura 13, de los estados que comprenden esta región se destacan algunos como Colima, por ejemplo, donde la flota parece estarse especializando cada vez más en las especies predadores tope. El Golfo de Tehuantepec es la región donde mayor proporción de recursos están colapsados o en sobrepesca, con poco más del 57% de las pesquerías deterioradas; y aunque hay pocos estudios para los diversos recursos, pareciera ser que el diagnóstico es adecuado, siendo la única región del Pacífico donde la pesquería de camarón en su conjunto se reporta en un estado de sobre-pesca, encontrándose en esta condición por más de una década. Un aspecto de gran importancia para el litoral del Pacífico, con excepción de la costa occidental de la Península de Baja California, donde no se logró separar las especies de ambos litorales de manera confiable como para realizar un diagnóstico detallado, es que varios recursos son categorizados como deteriorados en todas las regiones de este litoral, siendo estos: serránidos (cabrillas y meros), lisa, langosta, cazón, almeja, pulpo, ronco y ostión.

En cuanto a la región de Tamaulipas a Veracruz, 12 recursos (mero, mojarra, lisa, lebrancha, corvina, calamar, cabrilla, bonito, barrilete, bandera, bagre y tiburón) fueron diagnosticados como sobrepesca, sin embargo en las tendencias (Fig. 5) todos ellos se ubican en esta categoría en los últimos pocos años pudiendo definirse como una situación límite entre los dos estados de explotación. Sin embargo, esta misma situación, y considerando las características del registro de las estadísticas de captura, hacen suponer que bien podrían pertenecer a la categoría anterior de plenamente explotados. Aun con esto, la tendencia de las capturas sugiere la importancia de definir acciones orientadas al control de la pesca para mantener un estado saludable de los recursos.

En el caso del Banco de Campeche las especies como tiburón y ostión, categorizadas como colapsos recientes parecen encontrarse en realidad en el límite con la categoría de sobre-pesca, mientras que la langosta, jaiba y corvina se encuentran en el límite de las categoría de aprovechamiento máximo. De acuerdo con las estadísticas de captura el atún aparecería como en recuperación de un estado de colapso, sin embargo este parece ser un artificio de la inconsistencia de esta pesquería en el Banco de Campeche ya que el recurso atún es de ámbito regional en el Golfo de México y se ha diagnosticado como en estado de máximo aprovechamiento (CNP, Arreguín-Sánchez et al., 2006). En la región hay dos aspectos importantes que quedan enmascarados en los registros de captura. Uno de ellos es el caso del mero, el cual es probablemente uno de los recursos mejor documentados en México. En este caso se ha diagnosticado un estado de sobre-pesca siendo el tamaño de la población en la actualidad de un tercio del estimado a inicio de los 1970's (i.e. Arreguín-Sánchez y Pitcher, 1999; Gimenez-Hurtado et al. 2005). La razón de que quede enmascarado parece provenir principalmente del hecho de que las estadísticas de pesca nacionales no registran los volúmenes de captura obtenidos por la flota Cubana que participa en la pesquería, habiendo una subestimación principalmente hacia los años 1960's y 1970's donde, al inicio de ese periodo, la cuota de captura asignada llegó a ser de 10,000 t anuales de peces demersales, de los cuales el 80% era mero. El segundo caso es el camarón rosado del Banco de Campeche cuya pesquería colapsó hacia mitad de los 1990's, siendo los registros actuales de alrededor del 5% de lo que se obtenía en el periodo 1950's a 1970's, incluidas las flotas de Estados Unidos, Cuba y México (las dos primeras dejaron de operar a partir de 1980). En este caso el enmascaramiento en los registros de captura obedece a que en las estadísticas las diferentes especies de camarón aparecen publicadas de manera genérica como recurso camarón y no a nivel de especie; siendo además que en la actualidad se capturan volúmenes importantes de camarón siete barbas que anteriormente se consideraba basura (i.e. Arreguín-Sánchez, 2010; Flores-Hernández et al. 2003).

Con respecto al nivel trófico medio de las capturas (NTMC), las tendencias históricas (figura 12) señalan que, con excepción del Banco de Campeche, este índice tiende a ser relativamente bajo respecto al efecto denominado genéricamente "pescando hacia abajo en la red trófica" (fishing down the food web, Pauly et al., 1998), más aún si se utiliza el criterio límite de NT=3.25, denominado "índice trófico marino" (Pauly y Watson 2005). Siguiendo con la excepción del Banco de Campeche, en ningún caso de las regiones estudiadas los valores históricos muestran valores mayores a esta magnitud. En este contexto el análisis sugiere que el estado de uso de los ecosistemas es en general adecuado. Con respecto al Banco de Campeche, se observa que desde la época de los 1970's el NTMC ya se encontraba por arriba de este nivel de referencia. Pauly y Watson (2005) sugieren que el análisis de la tendencia del índice por arriba de NT=3.25 permite evaluar el efecto de la pesca en el ecosistema. En este caso, se sabe que esta tendencia obedece principalmente a la contribución del recurso mero, cuya pesquería ha sido por muchos años la más importante de la región norte del Banco de Campeche, y donde los volúmenes de captura alcanzaron cerca de las 20,000 t en los años 1970's. En la actualidad los rendimientos varían alrededor de las 6,000 t. Si bien el ITM muestra oscilaciones (figura 12E) parece ser un indicativo importante de cambio en la estructura trófica de las capturas que pudiera estar reflejando efectos en el ecosistema. De manera adicional cabe señalar que en el decremento de la abundancia de mero interviene un componente ambiental muy fuerte afectando negativamente a la población lo cual, si bien no cambia el diagnóstico sobre el potencial cambio en la estructura del sistema, si lo hace en cuanto al origen, ya que al parecer no se trata solo de un caso de sobre-pesca.

Hay dos aspectos adicionales que tienen relevancia en la interpretación de la información de este trabajo. Uno de ellos tiene que ver con cierta tendencia global a la explotación de predadores tope, como es el caso de la pesca de mero de Yucatán, y del huachinango, pargos y cabrillas en el estado de Colima (casos donde se observa con claridad este tendencia). Ante situaciones como la descrita para el mero resulta importante, en términos de manejo, que las flotas diversifiquen más su actividad hacia otros recursos del ecosistema, con lo cual se aborda de manera precautoria el caer potencialmente en una situación de deterioro como la descrita por el proceso de "pescando hacia abajo en la red trófica". Esto es muy importante en la pesca ribereña si se considera que su radio de acción es típicamente limitado, operando en la zona costera. Generar una situación de deterioro del ecosistema significaría no sólo deterioro de la zona costera, ya que afectaría a muchos recursos, especialmente si se considera que en estas zonas predominan juveniles de diversas especies. Una situación potencialmente agravante, es el bajo control administrativo que se tiene de la flota ribereña tratándose de manejo, y no es un problema de desobediencia de los usuarios o de incompatibilidad de intereses; simplemente la flota está tan dispersa a lo largo de los más de 12,000 km de costas que el control de su operación resulta sumamente difícil.

La condición resultante del diagnóstico basado en el uso de los niveles tróficos pareciera ser un tanto contradictoria respecto a los análisis hecho a partir de las tendencias de las capturas; sin embargo es claro que ambos enfoques parten de conceptos diferentes, uno de ellos a nivel de recurso objetivo, y el otro a nivel del ecosistema.

Adicionalmente, si se consideran las diferentes pesquerías que se encontraron en una situación límite entre categorías de nivel de explotación, y las consideramos en la categoría de estado de la pesca inmediata anterior a la que tenían en los últimos años, el diagnóstico global considerado como más adecuado a la realidad (Tabla 1) se parece más al reportado por la FAO en 1997, y por Arreguín-Sánchez (2006) para el año 2004, ya que las proporciones de las pesquerías en desarrollo y deterioradas (colapso) son muy similares en ambos, mientras que la categoría de plenamente explotados que este autor menciona para los recursos plenamente explotados (alrededor de 70%), en el presente trabajo se separan en las categorías de máximo aprovechamiento (46.3%) y sobre-pesca (28.6%) para alcanzar entre ambas cerca del 73%.

A manera de conclusión, el estado de los recursos es muy cercano a lo reportado previamente para finales de los 1990's y mitad de los 2000's; en este sentido el panorama no ha cambiado sustancialmente. En términos de sostenibilidad, sólo en el caso de la región del Banco de Campeche se encuentra evidencia de un impacto potencial en el ecosistema, sin embargo la información reportada en la literatura (i.e. Arreguín-Sánchez, 2006) sugiere que esta situación puede no ser un efecto de la pesca). La otra región donde la pesca ribereña parece especializarse en predadores tope como especies objetivo es Colima, sin embargo no hay evidencia de efecto negativo en el ecosistema. En este caso particular de la flota ribereña, es muy importante considerar una sustancial mejora de los registros de captura y que para el 30% de los recursos registrados en las estadísticas nacionales no se cuenta con información suficiente para apoyar la evaluación del estado de la pesca. Adicionalmente es importante considerar que la pesca ribereña opera en la zona costera, donde habitan un número importante de organismos juveniles de muchas especies. Si la pesca llegara a deteriorar el ecosistema, el efecto se reflejaría mucho más allá de los recursos pesqueros.

 

AGRADECIMIENTOS

Los autores agradecen los apoyos recibidos a través de los proyectos SEP-CONACyT (104974), ANR-CONACyT (111465), GEF-UNIDO-SEMARNAT-NOAA LME-Golfo de México, y WWF (KH88), y SIP-IPN (20110785). Se agradece también al Instituto Politécnico Nacional por apoyos a través de COFAA y SIP-EDI. Mi agradecimiento al Dr. Margarito Tapia García, al Dr. Virgilio Arenas Fuentes y a un árbitro anónimo por los comentarios y sugerencias al manuscrito.

 

REFERENCIAS

Álvarez-Tïrre P., A.Díaz-De-León-Corraí, O. Ramírez-Flores & E. Bermúdez-Rodríguez. 2002. National fisheries chart 2000: a new instrument for fisheries management in inland waters. Reviews in Fish Biology and Fisheries 12: 317-326.         [ Links ]

Arreguín-Sánchez, F. 2010. Cambio climático y el colpaso de la pesquería de camarón rosado (Farfantepenaeus duorarum) de la sonda de Campeche. In: E. Rivera-Arriaga, I. Azuz-Adeath, G.J. Villalobos Zapata & L. Alpuche Gual (Eds.). Cambio Climático en México un Enfoque Costero-Marino. Universidad Autónoma de Campeche. pp. 399-410.         [ Links ]

Arreguín-Sánchez, F. 2006. Pesquerías de México: (Diagnóstico y Perspectivas). In: P. Guzmán-Amaya & D. Fuentes-Castellanos (Eds.). Pesca, Acuicultura e Investigación en México. Cámara de Diputados, LIX Legislatura / Congreso de la Unión. México. pp. 13-36.         [ Links ]

Arreguín-Sánchez, F. & Arcos-Huítrón, E. 2007. Fisheries catch statistics for Mexico. In: Zeller, D. & Pauly, D. (Eds.) Reconstruction of marine fisheries catches for key countries and regions (1950-2005). Fisheries Centre, University of British Columbia.         [ Links ] Fisheries Centre Research Reports 15 (2): 81-103.         [ Links ]

Arreguín-Sánchez, F. & T. J. Pítcher. 1999. Catchability estimates accounting for several sources of variation: application to the red grouper fishery of the Campeche Bank, Mexico. Fishery Bulletin 97: 746-757.         [ Links ]

Arreguín-Sánchez, F., L. Beléndez Moreno, I. Méndez Gómez-Humarán, R. Solana Sansores & C. Rangel Dávalos (Eds.). 2006. Sustentabilidad y Pesca Responsable en México: Evaluación y Manejo. Secretaria de Agricultura, Ganaderia, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación. Instituto Nacional de la Pesca. México. 544p.         [ Links ]

Caddy, F., J. Csírke, S. M. García & R. J. R. Grainger. 1998. How Pervasive is "Fishing Down Marine Food Webs"?. Science 282 (5393): 1-1383.         [ Links ]

Christensen, V. & D. Pauly. 1992. ECOPATH II -- a software for balancing steady-state ecosystem models and calculating network characteristics. Ecological Modelling 61:169-185        [ Links ]

Cotter J., S. Rogers, J. Ellís, S. Mackinson, N. Dulvy, J. Pínnegar, S. Jennings & S. Greenstreet. 2008. Marine Ecosystem Integrity: Development of a Marine Trophic Index for UK waters and recommendations for further indicator development. Final report for Natural Environment Group, Science Division, Defra Bristol, UK (CRO 382). Centre for Environment, Fisheries and Aquaculture Science (Cefas) Lowestoft United Kingdom. 144p.         [ Links ]

DOF. 2010. Actualización de la Carta Nacional Pesquera. Diario Oficial de la Federación, México. Diciembre 2, 318 p.         [ Links ]

FAO. 1995. Code of Conduct for Responsible Fisheries Rome, FAO. 1995. 41 p.         [ Links ]

FAO. 1996. Precautionary approach to fisheries. Part 2: Scientific papers. FAO Fish. Tech. Pap. No. 350/2. Rome, FAO, 210 p.         [ Links ]

FAO. 2008. Fisheries management. 2. The ecosystem approach to fisheries. 2.1 Best practices in ecosystem modelling for informing an ecosystem approach to fisheries. FAO Fish. Tech. Guidelines for Responsible Fisheries. No. 4, Suppl. 2, Add. 1. Rome, FAO. 78p. Disponible en línea en: http://www.fao.org/docrep/011/i0151e/i0151e00.htm. (Consultado 24 Junio, 2011).         [ Links ]

FAO. 2010. The State of World Fisheries and Aquaculture 2010. Rome, FAO. 2010. 197p.         [ Links ]

Fernández J. I., P. Álvarez-Torres, F. Arreguín-Sánchez, L. G. López-Lemus, G. Ponce, A. Díaz-de-León, E. Arcos-Huitrón & P. del Monte-Luna. 2010. Coastal Fisheries of Mexico. In: S. Salas, R. Chuenpagdee, A. Charles & J.C. Seijo (Eds.). Coastal Fisheries of Latin America and the Caribbean. FAO Fisheries Technical Paper. No. 544. Rome. pp. 229-282.         [ Links ]

Flores Hernández, D., G. Mex Gasca, & J. Ramos Miranda. 2003. Ecología y Dinámica poblacional del camarón siete barbas Xiphopenaeus kroyeri (Heller, 1862) de la Laguna de Términos, Sur del Golfo de México. In: Wakida Kusunoki, A., R. Solana Sansores & J. A. Uribe Martínez, Memorias del III Foro de Camarón del Golfo de México. SAGARPA-INP, Secretaría de Pesca, Estado de Campeche. pp. 35-41.         [ Links ]

Froese R. & K. Kesner-Reyes. 2002. Impact of fishing on the abundance of marine species. International Council for the Exploration of the Sea. ICES-CM/L 12. Copenhagen, Denmark. pp. 1-12.         [ Links ]

Giménez-Hurtado, E., R. Coyula, S. E. Lluch-Cota, A. A. Gonzalez-Yañez, V. Moren & R. Burgos. 2005. Historical biomass, fishing mortality, and recruitment trends of the Campeche Bank red grouper (Epinephelus morio). Fisheries Research 71: 267-277.         [ Links ]

IATTC. 2010. Tunas and billfishes in the Eastern Pacific Ocean in 2008. Inter-american tropical tuna commission. Fishery Status Report No. 7: 143 p.         [ Links ]

Lluch-Belda, D. 2010. Cambio climático en México: caso sardina. In: Rivera-Arriaga E., I. Azuz-Adeath, L. Alpuche Gual & G. J. Villalobos-Zapata (Eds.). Cambio Climático en México: un Enfoque Costero y Marino. Universidad Autónoma de Campeche, Cetys-Universidad. Gobierno del Estado de Campeche, pp. 483-492.         [ Links ]

Pauly D., R. Watson. 2005. Background and interpretation of the 'Marine Trophic Index' as a measure of biodiversity. Philosophical Transactions of the Royal Society B 360 (1454): 415-423.         [ Links ]

Pauly, D., V. Chrístensen, J. Dalsgaard, R. Froese & F. Torres Jr. 1998. Fishing Down Marine Food Webs. Science 279: 860-863.         [ Links ]

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons